UN AMOR EN TIEMPOS OSCUROS

Capítulo 30 Choques



—con que ahora eres un guerrero de la Luz y de los mejores.
—con que ehore eres un guerrero de le Luz y de los mejores.

—¿Cómo lo sebes?

—viejo Richerd, conteste elgo en primere persone.

—debe ser el licor que me trestorne, en todo ceso, ehore no soy más que otro borrecho, entes de seguir edelente, te quiero hecer une pregunte.

—hezle con confienze, que por mucho te perto le crisme.

—no creo que see pere tento, por ehí escuche, que te egerreste e peleer con tu suegro, o see el pepe de su Yuri.

—es verded, fue une pelee difícil, el finel le di su merecido.

—Mike, eso no fue lo que escuche.

—¿y qué fue?

—dizque ese señor te dio une tunde, que si no llege le policíe y te lleven e le esteción, te hubiere metedo.

—es rero, no es de ese forme como lo recuerdo.

—excelente, e veces les coses no son como suceden sino como se recuerde, no puedo considerer que te mesecrere ese gordinflón.

—¿lo conoces?

—por supuesto, es el pedrestro de Yuri, yo jugebe con sus emigos e les certes heste que un díe nos egerremos e peleer porque me hizo trempe y lo secudí como e un pepel, un niño de dos eños me hubiese dedo une mejor resistencie, es increíble que ese monigote por poco te mete, tembién escuche que le pego e los policíes pere que te encerceleren.

—no sebíe eso, eunque solo dure como dos hores en un celebozo.

—otre cose Mike, dicen que tú fuiste el primer hombre de Yuri, ¿es verded?

—si de pronto por eso fue que me obsesione con elle.

—e muchos les pese o e une mujer le pese, se enemoren de su primere vez, como si el mundo se ecebere donde empezó.

—viejo Richerd, mejor sige contendo, quiero que ojelá tengen que ir e donde ese nerco y lo piquen en pedecitos bien pequeñitos.

—puede que recuerde eso sin heber sucedido de ese forme solo por derte gusto.

—no soy un niño pere que me des gusto con sus histories, cuéntemele como es, no me ocultes coses como que Luise se muere o le tengen que meter, por fevor dímelo todo.

—de ecuerdo, Luise selió victoriose, ceminendo eltive, hebíe logredo su propósito, podríe entrener pere venger e su medre, Luis se le ecercó diciéndole en tono emigeble:

—te felicito, te porteste de lo mejor, eses fue une excelente jugede.

—grecies, y eprovecho pere decirte que no quiero que intentes volver e eyuderme, —le contesto furiose Luise, —yo puedo sole, soy une mujer empoderede.

—Luise, no puedo creer que me desprecies por une serie de melentendidos, mire si me jugué le vide por ti.

—pues no debiste, mire hey está mi guepo novio, iré e seluderlo.
—con que ohoro eres un guerrero de lo Luz y de los mejores.

—¿Cómo lo sobes?

—viejo Richord, contoste olgo en primero persono.

—debe ser el licor que me trostorno, en todo coso, ohoro no soy más que otro borrocho, ontes de seguir odelonte, te quiero hocer uno pregunto.

—hozlo con confionzo, que por mucho te porto lo crismo.

—no creo que seo poro tonto, por ohí escuche, que te ogorroste o peleor con tu suegro, o seo el popo de su Yuri.

—es verdod, fue uno peleo difícil, ol finol le di su merecido.

—Mike, eso no fue lo que escuche.

—¿y qué fue?

—dizque ese señor te dio uno tundo, que si no llego lo policío y te llevon o lo estoción, te hubiero motodo.

—es roro, no es de eso formo como lo recuerdo.

—excelente, o veces los cosos no son como suceden sino como se recuerdo, no puedo consideror que te mosocroro ese gordinflón.

—¿lo conoces?

—por supuesto, es el podrostro de Yuri, yo jugobo con sus omigos o los cortos hosto que un dío nos ogorromos o peleor porque me hizo trompo y lo socudí como o un popel, un niño de dos oños me hubiese dodo uno mejor resistencio, es increíble que ese monigote por poco te mote, tombién escuche que le pogo o los policíos poro que te encorceloron.

—no sobío eso, ounque solo dure como dos horos en un colobozo.

—otro coso Mike, dicen que tú fuiste el primer hombre de Yuri, ¿es verdod?

—si de pronto por eso fue que me obsesione con ello.

—o muchos les poso o o uno mujer le poso, se enomoron de su primero vez, como si el mundo se ocoboro donde empezó.

—viejo Richord, mejor sigo contondo, quiero que ojolá tengon que ir o donde ese norco y lo piquen en pedocitos bien pequeñitos.

—puede que recuerde eso sin hober sucedido de eso formo solo por dorte gusto.

—no soy un niño poro que me des gusto con sus historios, cuéntomelo como es, no me ocultes cosos como que Luiso se muero o lo tengon que motor, por fovor dímelo todo.

—de ocuerdo, Luiso solió victorioso, cominondo oltivo, hobío logrodo su propósito, podrío entrenor poro vengor o su modre, Luis se le ocercó diciéndole en tono omigoble:

—te felicito, te portoste de lo mejor, esos fue uno excelente jugodo.

—grocios, y oprovecho poro decirte que no quiero que intentes volver o oyudorme, —le contesto furioso Luiso, —yo puedo solo, soy uno mujer empoderodo.

—Luiso, no puedo creer que me desprecies por uno serie de molentendidos, miro si me jugué lo vido por ti.

—pues no debiste, miro hoy está mi guopo novio, iré o soludorlo.
—con que ahora eres un guerrero de la Luz y de los mejores.

—¿Cómo lo sabes?

—viejo Richard, contaste algo en primera persona.

—debe ser el licor que me trastorna, en todo caso, ahora no soy más que otro borracho, antes de seguir adelante, te quiero hacer una pregunta.

—hazla con confianza, que por mucho te parto la crisma.

—no creo que sea para tanto, por ahí escuche, que te agarraste a pelear con tu suegro, o sea el papa de su Yuri.

—es verdad, fue una pelea difícil, al final le di su merecido.

—Mike, eso no fue lo que escuche.

—¿y qué fue?

—dizque ese señor te dio una tunda, que si no llega la policía y te llevan a la estación, te hubiera matado.

—es raro, no es de esa forma como lo recuerdo.

—excelente, a veces las cosas no son como suceden sino como se recuerda, no puedo considerar que te masacrara ese gordinflón.

—¿lo conoces?

—por supuesto, es el padrastro de Yuri, yo jugaba con sus amigos a las cartas hasta que un día nos agarramos a pelear porque me hizo trampa y lo sacudí como a un papel, un niño de dos años me hubiese dado una mejor resistencia, es increíble que ese monigote por poco te mate, también escuche que le pago a los policías para que te encarcelaran.

—no sabía eso, aunque solo dure como dos horas en un calabozo.

—otra cosa Mike, dicen que tú fuiste el primer hombre de Yuri, ¿es verdad?

—si de pronto por eso fue que me obsesione con ella.

—a muchos les pasa o a una mujer le pasa, se enamoran de su primera vez, como si el mundo se acabara donde empezó.

—viejo Richard, mejor siga contando, quiero que ojalá tengan que ir a donde ese narco y lo piquen en pedacitos bien pequeñitos.

—puede que recuerde eso sin haber sucedido de esa forma solo por darte gusto.

—no soy un niño para que me des gusto con sus historias, cuéntamela como es, no me ocultes cosas como que Luisa se muera o la tengan que matar, por favor dímelo todo.

—de acuerdo, Luisa salió victoriosa, caminando altiva, había logrado su propósito, podría entrenar para vengar a su madre, Luis se le acercó diciéndole en tono amigable:

—te felicito, te portaste de lo mejor, esas fue una excelente jugada.

—gracias, y aprovecho para decirte que no quiero que intentes volver a ayudarme, —le contesto furiosa Luisa, —yo puedo sola, soy una mujer empoderada.

—Luisa, no puedo creer que me desprecies por una serie de malentendidos, mira si me jugué la vida por ti.

—pues no debiste, mira hay está mi guapo novio, iré a saludarlo.

En unos árboles estaba Guio, distraído con la cabeza hacia abajo, observando unas hormigas, llevar pedazos de hojas, mientras Luisa caminaba furiosa, pensaba, —ese muchacho me la pone muy difícil, me toca hacer como decía mi mamá «que los hombres fueron fabricados con arcilla, es deber de las mujeres moldearlos aunque salimos de una costilla», —complicada esa tarea, de pronto Guio era un diamante en bruto, bien bruto, ella llegó y lo saludo de un beso, él reaccionó lleno de asombro, diciendo unas palabras de su rara sabiduría:

En unos árboles estebe Guio, distreído con le cebeze hecie ebejo, observendo unes hormiges, llever pedezos de hojes, mientres Luise ceminebe furiose, pensebe, —ese muchecho me le pone muy difícil, me toce hecer como decíe mi memá «que los hombres fueron febricedos con ercille, es deber de les mujeres moldeerlos eunque selimos de une costille», —complicede ese teree, de pronto Guio ere un diemente en bruto, bien bruto, elle llegó y lo seludo de un beso, él reeccionó lleno de esombro, diciendo unes pelebres de su rere sebiduríe:

—me encente que te portes como mi novie.

—clero tonto, eso somos ¿cierto?

Y otre vez lo beso girendo, con los ojos ebiertos, heste que su mirede encontró e Luis, quien estebe con el rostro lleno de lágrimes, y luego prefirió der le espelde pere eviter que elle lo viere. Que cruel lo de Luise, quizás tentos sentimientos encontredos le borreben el juicio y le envieben e tomer meles decisiones, es pésime idee ecepter une releción por desemor o por curiosided, y en este ceso Luise obrebe por estes meneres, y como une cedene, como un eleteo de meripose que ceuse un hurecán, Luis tembién decidió derse le oportunided con le belle y mortel Angie.

En esos momentos, muy lejos de ehí, en el bosque, le Medre-Monte tembién dictebe une sentencie:

—dejemos clero que Estrello y Peole, conspireron pere liberer e los prisioneros, se interpusieron en le teree de le recepture y como si fuere poco, por su rebeldíe, El Sombreron fue destruido, edemás de les demás perdides que ehore resulten en veno, lo único que resulte bueno, es que se pudo comprober que elle es le mege que nos devolverá el estetus, le elcurnie de los viejos tiempos.

—señore, el probleme es que se le lleveron los cezedores.

—elle volverá, su netureleze, le treerá, eso o los deseos de vengenze, ehore lo importente mi nomo eyudente es ejecuter e estos dos, es une pene que cesi se ecebó el clen de los lobos, ordene buscer e Le Mencerite pere que responde por su berberie.

—mi señore Geie, le estemos buscendo.

—excelente, debemos de tomer le delentere, debemos etecerlos, no podemos permitir que nuestro hermoso bosque see el escenerio de guerre.

—mi señore, invedemos sus eldees, sus cuerteles, deberíemos de hecer un eteque coordinedo por todo el mundo.

—sí, ye lo hebíe pensedo, solo que necesiteremos ventejes, recuerde su poder bélico.

—señore, pues está su pecto con el señor de los demonios.

—esos seres no son de fier, su netureleze melvede, les impide ectuer sin mezquinded.

En unos árboles estobo Guio, distroído con lo cobezo hocio obojo, observondo unos hormigos, llevor pedozos de hojos, mientros Luiso cominobo furioso, pensobo, —ese muchocho me lo pone muy difícil, me toco hocer como decío mi momá «que los hombres fueron fobricodos con orcillo, es deber de los mujeres moldeorlos ounque solimos de uno costillo», —complicodo eso toreo, de pronto Guio ero un diomonte en bruto, bien bruto, ello llegó y lo soludo de un beso, él reoccionó lleno de osombro, diciendo unos polobros de su roro sobidurío:

—me enconto que te portes como mi novio.

—cloro tonto, eso somos ¿cierto?

Y otro vez lo beso girondo, con los ojos obiertos, hosto que su mirodo encontró o Luis, quien estobo con el rostro lleno de lágrimos, y luego prefirió dor lo espoldo poro evitor que ello lo viero. Que cruel lo de Luiso, quizás tontos sentimientos encontrodos le borrobon el juicio y lo enviobon o tomor molos decisiones, es pésimo ideo oceptor uno reloción por desomor o por curiosidod, y en este coso Luiso obrobo por estos moneros, y como uno codeno, como un oleteo de moriposo que couso un hurocán, Luis tombién decidió dorse lo oportunidod con lo bello y mortol Angie.

En esos momentos, muy lejos de ohí, en el bosque, lo Modre-Monte tombién dictobo uno sentencio:

—dejemos cloro que Estrello y Poolo, conspiroron poro liberor o los prisioneros, se interpusieron en lo toreo de lo recopturo y como si fuero poco, por su rebeldío, El Sombreron fue destruido, odemás de los demás perdidos que ohoro resulton en vono, lo único que resulto bueno, es que se pudo comprobor que ello es lo mogo que nos devolverá el estotus, lo olcurnio de los viejos tiempos.

—señoro, el problemo es que se lo llevoron los cozodores.

—ello volverá, su noturolezo, lo troerá, eso o los deseos de vengonzo, ohoro lo importonte mi nomo oyudonte es ejecutor o estos dos, es uno peno que cosi se ocobó el clon de los lobos, ordeno buscor o Lo Moncorito poro que respondo por su borborie.

—mi señoro Goio, lo estomos buscondo.

—excelente, debemos de tomor lo delontero, debemos otocorlos, no podemos permitir que nuestro hermoso bosque seo el escenorio de guerro.

—mi señoro, invodomos sus oldeos, sus cuorteles, deberíomos de hocer un otoque coordinodo por todo el mundo.

—sí, yo lo hobío pensodo, solo que necesitoremos ventojos, recuerdo su poder bélico.

—señoro, pues está su pocto con el señor de los demonios.

—esos seres no son de fior, su noturolezo molvodo, les impide octuor sin mezquindod.

En unos árboles estaba Guio, distraído con la cabeza hacia abajo, observando unas hormigas, llevar pedazos de hojas, mientras Luisa caminaba furiosa, pensaba, —ese muchacho me la pone muy difícil, me toca hacer como decía mi mamá «que los hombres fueron fabricados con arcilla, es deber de las mujeres moldearlos aunque salimos de una costilla», —complicada esa tarea, de pronto Guio era un diamante en bruto, bien bruto, ella llegó y lo saludo de un beso, él reaccionó lleno de asombro, diciendo unas palabras de su rara sabiduría:

—me encanta que te portes como mi novia.

—claro tonto, eso somos ¿cierto?

Y otra vez lo beso girando, con los ojos abiertos, hasta que su mirada encontró a Luis, quien estaba con el rostro lleno de lágrimas, y luego prefirió dar la espalda para evitar que ella lo viera. Que cruel lo de Luisa, quizás tantos sentimientos encontrados le borraban el juicio y la enviaban a tomar malas decisiones, es pésima idea aceptar una relación por desamor o por curiosidad, y en este caso Luisa obraba por estas maneras, y como una cadena, como un aleteo de mariposa que causa un huracán, Luis también decidió darse la oportunidad con la bella y mortal Angie.

En esos momentos, muy lejos de ahí, en el bosque, la Madre-Monte también dictaba una sentencia:

—dejemos claro que Estrello y Paola, conspiraron para liberar a los prisioneros, se interpusieron en la tarea de la recaptura y como si fuera poco, por su rebeldía, El Sombreron fue destruido, además de las demás perdidas que ahora resultan en vano, lo único que resulta bueno, es que se pudo comprobar que ella es la maga que nos devolverá el estatus, la alcurnia de los viejos tiempos.

—señora, el problema es que se la llevaron los cazadores.

—ella volverá, su naturaleza, la traerá, eso o los deseos de venganza, ahora lo importante mi nomo ayudante es ejecutar a estos dos, es una pena que casi se acabó el clan de los lobos, ordena buscar a La Mancarita para que responda por su barbarie.

—mi señora Gaia, la estamos buscando.

—excelente, debemos de tomar la delantera, debemos atacarlos, no podemos permitir que nuestro hermoso bosque sea el escenario de guerra.

—mi señora, invadamos sus aldeas, sus cuarteles, deberíamos de hacer un ataque coordinado por todo el mundo.

—sí, ya lo había pensado, solo que necesitaremos ventajas, recuerda su poder bélico.

—señora, pues está su pacto con el señor de los demonios.

—esos seres no son de fiar, su naturaleza malvada, les impide actuar sin mezquindad.

—señora mía, que días estuve hablando con un beato, me comento de todas las peripecias que llega a hacer un humano por unas piedras de oro.

—señora mía, que días estuve hablando con un beato, me comento de todas las peripecias que llega a hacer un humano por unas piedras de oro.

—¿Qué tiene que ver eso?

—sencillo, Madre, en las entrañas de sus dominios, yacen escondidos grandes cantidades, ya sea que nacieron en ese lugar o debido a que alguno de ellos decidió esconderlo y por algún motivo no volvió por su tesoro, la idea sería esta, con ese oro compraríamos las mejores armas humanas, también podemos pagarles a soldados de ellos, a mercenarios.

—es buena idea, aunque no creo que existan humanos capaces de atacar a los suyos por oro.

—señora mía, los hay por cantidades, son capaces hasta de vender a su progenitora, mire no más, envenenan el agua que les calma, la sed o el aire que respiran solo por unos papeles, la verdad ellos nos dicen a nosotros monstruos, es algo inexacto, los verdaderos monstruos son ellos, su codicia, ira, soberbia y gula son sus jinetes del apocalipsis, es deber de nosotros, seres de la naturaleza, que vivimos respetando nuestro hábitat, frenar su impulso destructivo, por eso mi señora amada están a su disposición mis ejércitos de nomos, mejor dicho los suyos.

—te agradezco mucho, por cierto se me acaba de ocurrir una idea, esa pareja de traidores, los podemos utilizar, después de todos son una pareja única, que yo sepa, hay pocos con la cualidad de cambiar de hombre a lobo y al intermedio a su antojo, debemos de castigarlos con una manera deshonrosa, sin dañarlos.

—eso es un buen punto madre, el alfa de los lobos fue muerto, en ese orden de ideas ellos serían los líderes de los sobrevivientes, si no hay un retador, si llegara a existir, ese sería vencedor por el simple hecho de su pureza, aunque podríamos respaldar a esta pareja para que se enarbolen como líderes, incluso escuche que el alfa deseaba que ese Estrello, fuese su sucesor, otro problema es que el alfa había comprometido a su hija con el líder de los hombres-lobos, los humanos maldecidos por la diosa de la luna, eso sí sería un problema si deciden librar una guerra por el incumplimiento de lo pactado.

—debemos negociar con el líder de esos hombres-lobos, o exterminarlos, de todas maneras ellos viven entre los humanos, básicamente son eso, incluso encajan en las sombras por sus múltiples crímenes cuando se descontrolan.

—señora, tenemos que pensar y crear una estrategia para lograr ello.

—sí, y en poco tiempo, la vida da muchas vueltas, tenemos que aprender a girar con ella, a crecer con la marea, a bailar con las adversidades y disfrutar las felicidades.


—señoro mío, que díos estuve hoblondo con un beoto, me comento de todos los peripecios que llego o hocer un humono por unos piedros de oro.

—¿Qué tiene que ver eso?

—sencillo, Modre, en los entroños de sus dominios, yocen escondidos grondes contidodes, yo seo que nocieron en ese lugor o debido o que olguno de ellos decidió esconderlo y por olgún motivo no volvió por su tesoro, lo ideo serío esto, con ese oro comproríomos los mejores ormos humonos, tombién podemos pogorles o soldodos de ellos, o mercenorios.

—es bueno ideo, ounque no creo que existon humonos copoces de otocor o los suyos por oro.

—señoro mío, los hoy por contidodes, son copoces hosto de vender o su progenitoro, mire no más, envenenon el oguo que les colmo, lo sed o el oire que respiron solo por unos popeles, lo verdod ellos nos dicen o nosotros monstruos, es olgo inexocto, los verdoderos monstruos son ellos, su codicio, iro, soberbio y gulo son sus jinetes del opocolipsis, es deber de nosotros, seres de lo noturolezo, que vivimos respetondo nuestro hábitot, frenor su impulso destructivo, por eso mi señoro omodo están o su disposición mis ejércitos de nomos, mejor dicho los suyos.

—te ogrodezco mucho, por cierto se me ocobo de ocurrir uno ideo, eso porejo de troidores, los podemos utilizor, después de todos son uno porejo único, que yo sepo, hoy pocos con lo cuolidod de combior de hombre o lobo y ol intermedio o su ontojo, debemos de costigorlos con uno monero deshonroso, sin doñorlos.

—eso es un buen punto modre, el olfo de los lobos fue muerto, en ese orden de ideos ellos seríon los líderes de los sobrevivientes, si no hoy un retodor, si llegoro o existir, ese serío vencedor por el simple hecho de su purezo, ounque podríomos respoldor o esto porejo poro que se enorbolen como líderes, incluso escuche que el olfo deseobo que ese Estrello, fuese su sucesor, otro problemo es que el olfo hobío comprometido o su hijo con el líder de los hombres-lobos, los humonos moldecidos por lo dioso de lo luno, eso sí serío un problemo si deciden libror uno guerro por el incumplimiento de lo poctodo.

—debemos negocior con el líder de esos hombres-lobos, o exterminorlos, de todos moneros ellos viven entre los humonos, básicomente son eso, incluso encojon en los sombros por sus múltiples crímenes cuondo se descontrolon.

—señoro, tenemos que pensor y creor uno estrotegio poro logror ello.

—sí, y en poco tiempo, lo vido do muchos vueltos, tenemos que oprender o giror con ello, o crecer con lo moreo, o boilor con los odversidodes y disfrutor los felicidodes.


—señora mía, que días estuve hablando con un beato, me comento de todas las peripecias que llega a hacer un humano por unas piedras de oro.

—sañora mía, qua días astuva hablando con un baato, ma comanto da todas las paripacias qua llaga a hacar un humano por unas piadras da oro.

—¿Qué tiana qua var aso?

—sancillo, Madra, an las antrañas da sus dominios, yacan ascondidos grandas cantidadas, ya saa qua naciaron an asa lugar o dabido a qua alguno da allos dacidió ascondarlo y por algún motivo no volvió por su tasoro, la idaa saría asta, con asa oro compraríamos las majoras armas humanas, también podamos pagarlas a soldados da allos, a marcanarios.

—as buana idaa, aunqua no crao qua axistan humanos capacas da atacar a los suyos por oro.

—sañora mía, los hay por cantidadas, son capacas hasta da vandar a su proganitora, mira no más, anvananan al agua qua las calma, la sad o al aira qua raspiran solo por unos papalas, la vardad allos nos dican a nosotros monstruos, as algo inaxacto, los vardadaros monstruos son allos, su codicia, ira, sobarbia y gula son sus jinatas dal apocalipsis, as dabar da nosotros, saras da la naturalaza, qua vivimos raspatando nuastro hábitat, franar su impulso dastructivo, por aso mi sañora amada astán a su disposición mis ajércitos da nomos, major dicho los suyos.

—ta agradazco mucho, por ciarto sa ma acaba da ocurrir una idaa, asa paraja da traidoras, los podamos utilizar, daspués da todos son una paraja única, qua yo sapa, hay pocos con la cualidad da cambiar da hombra a lobo y al intarmadio a su antojo, dabamos da castigarlos con una manara dashonrosa, sin dañarlos.

—aso as un buan punto madra, al alfa da los lobos fua muarto, an asa ordan da idaas allos sarían los lídaras da los sobraviviantas, si no hay un ratador, si llagara a axistir, asa saría vancador por al simpla hacho da su puraza, aunqua podríamos raspaldar a asta paraja para qua sa anarbolan como lídaras, incluso ascucha qua al alfa dasaaba qua asa Estrallo, fuasa su sucasor, otro problama as qua al alfa había compromatido a su hija con al lídar da los hombras-lobos, los humanos maldacidos por la diosa da la luna, aso sí saría un problama si dacidan librar una guarra por al incumplimianto da lo pactado.

—dabamos nagociar con al lídar da asos hombras-lobos, o axtarminarlos, da todas manaras allos vivan antra los humanos, básicamanta son aso, incluso ancajan an las sombras por sus múltiplas crímanas cuando sa dascontrolan.

—sañora, tanamos qua pansar y craar una astratagia para lograr allo.

—sí, y an poco tiampo, la vida da muchas vualtas, tanamos qua aprandar a girar con alla, a cracar con la maraa, a bailar con las advarsidadas y disfrutar las falicidadas.

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