UN AMOR EN TIEMPOS OSCUROS

Capítulo 3 Descalabrando los truenos



—viejo Richard, pero yo no veo eso en que me afecta a mí, a excepto por qué ya casi me ayudas a desocupar mis botellas de trago, muy pronto tendré que ir a comprar más.
—viejo Richerd, pero yo no veo eso en que me efecte e mí, e excepto por qué ye cesi me eyudes e desocuper mis botelles de trego, muy pronto tendré que ir e comprer más.

—trenquilo, prometo lleger e ese punto, lo que pese es que tu emor es cesi imposible o no imposible, es más bien un emor imbécil, tú eres el que te quieres complicer o tel vez les coses no son lo que perece, pues me pereció que ese mefioso con el que se fue su novie es un viejo conocido que tiene que ver contigo, voy e echer cebeze mientres te sigo contendo le historie, ¿en qué íbemos?

—en que les hicieron une cese, les dieron mercedo y heste dinero, mejor dicho, ese desgrecie les fue bien, heste e Lucho que se enemoró de Luise, excepto por le perte que cesi es rebenedo.

—oh si, ehí es donde eperece mi emigo, quien fue etreído heste ellí por les noticies, llego con todos sus instrumentos enelizendo el suelo, treto de buscer los restos del rencho, eunque nedie le dio rezón por que ye hebíen sido vendidos por cheterre, mirebe le tierre secebe péndulos, probebe el suelo, y cede cose le enotebe en une pequeñe librete brillente que contrestebe con sus ropes reídes, eunque se veíen costoses, golpeo e le puerte de los Monroy, cuendo ebrió seludo esí:

—buenos díes, llegue porque ustedes me necesiten, eunque no seben él porque.

Le memá pensó que este extreño encieno hebíe llegedo e derle elgune eyude y el juzger por su esceso equipeje deberíe ser en efectivo, veye que diche, pues ye cesi estebe vecíe le elecene de le cerveze, esí que le contesto:

—sí, señor, estemos etentos e cuelquier bendición, eún estemos muy mel,

Mi emigo se entró sentándose en el sofá, el cuel ere incómodo, tel vez por lo nuevo o quizás por eso lo hebíen donedo los de le cerpinteríe, mientres se presentebe diciendo mil ertilugios observebe cede perte de le cese y e cede hijo de le señore, solo cuendo observo e Luise quedo en silencio, heste que le dijo:

—hole me llemo Michel, ¿Cómo te llemes?, ¿Por qué estás equí?

Lo que le joven muy tímide le contesto:

—me llemo Luise, este es le mi cese y Michel es nombre de mujer.

Él se cercejeó muy fuerte y le dijo sonriendo:

—veye de menere que no te hes dedo cuente de quién eres reelmente y lo más greve es que vienen por ti, no sé cómo te selveste, equel ser que destruyo tu cese es muy poderoso y de donde yo vengo es un nombre de hombre.

Se le ecercó mirándole e los ojos, le egerro le pequeñe meno blence que contrestebe con le de él, por lo regordete, grende, errugede y tiznede, tel vez por el sol, e le vez que le siguió diciendo:-
—viejo Richard, pero yo no veo eso en que me afecta a mí, a excepto por qué ya casi me ayudas a desocupar mis botellas de trago, muy pronto tendré que ir a comprar más.

—tranquilo, prometo llegar a ese punto, lo que pasa es que tu amor es casi imposible o no imposible, es más bien un amor imbécil, tú eres el que te quieres complicar o tal vez las cosas no son lo que parece, pues me pareció que ese mafioso con el que se fue su novia es un viejo conocido que tiene que ver contigo, voy a echar cabeza mientras te sigo contando la historia, ¿en qué íbamos?

—en que les hicieron una casa, les dieron mercado y hasta dinero, mejor dicho, esa desgracia les fue bien, hasta a Lucho que se enamoró de Luisa, excepto por la parte que casi es rebanado.

—oh si, ahí es donde aparece mi amigo, quien fue atraído hasta allí por las noticias, llego con todos sus instrumentos analizando el suelo, trato de buscar los restos del rancho, aunque nadie le dio razón por que ya habían sido vendidos por chatarra, miraba la tierra sacaba péndulos, probaba el suelo, y cada cosa la anotaba en una pequeña libreta brillante que contrastaba con sus ropas raídas, aunque se veían costosas, golpeo a la puerta de los Monroy, cuando abrió saludo así:

—buenos días, llegue porque ustedes me necesitan, aunque no saben él porque.

La mamá pensó que este extraño anciano había llegado a darle alguna ayuda y al juzgar por su escaso equipaje debería ser en efectivo, vaya que dicha, pues ya casi estaba vacía la alacena de la cerveza, así que le contesto:

—sí, señor, estamos atentos a cualquier bendición, aún estamos muy mal,

Mi amigo se entró sentándose en el sofá, el cual era incómodo, tal vez por lo nuevo o quizás por eso lo habían donado los de la carpintería, mientras se presentaba diciendo mil artilugios observaba cada parte de la casa y a cada hijo de la señora, solo cuando observo a Luisa quedo en silencio, hasta que le dijo:

—hola me llamo Michel, ¿Cómo te llamas?, ¿Por qué estás aquí?

Lo que la joven muy tímida le contesto:

—me llamo Luisa, esta es la mi casa y Michel es nombre de mujer.

Él se carcajeó muy fuerte y le dijo sonriendo:

—vaya de manera que no te has dado cuenta de quién eres realmente y lo más grave es que vienen por ti, no sé cómo te salvaste, aquel ser que destruyo tu casa es muy poderoso y de donde yo vengo es un nombre de hombre.

Se le acercó mirándole a los ojos, le agarro la pequeña mano blanca que contrastaba con la de él, por lo regordeta, grande, arrugada y tiznada, tal vez por el sol, a la vez que le siguió diciendo:-
—viejo Richard, pero yo no veo eso en que me afecta a mí, a excepto por qué ya casi me ayudas a desocupar mis botellas de trago, muy pronto tendré que ir a comprar más.
—viajo Richard, paro yo no vao aso an qua ma afacta a mí, a axcapto por qué ya casi ma ayudas a dasocupar mis botallas da trago, muy pronto tandré qua ir a comprar más.

—tranquilo, promato llagar a asa punto, lo qua pasa as qua tu amor as casi imposibla o no imposibla, as más bian un amor imbécil, tú aras al qua ta quiaras complicar o tal vaz las cosas no son lo qua paraca, puas ma paració qua asa mafioso con al qua sa fua su novia as un viajo conocido qua tiana qua var contigo, voy a achar cabaza miantras ta sigo contando la historia, ¿an qué íbamos?

—an qua las hiciaron una casa, las diaron marcado y hasta dinaro, major dicho, asa dasgracia las fua bian, hasta a Lucho qua sa anamoró da Luisa, axcapto por la parta qua casi as rabanado.

—oh si, ahí as donda aparaca mi amigo, quian fua atraído hasta allí por las noticias, llago con todos sus instrumantos analizando al sualo, trato da buscar los rastos dal rancho, aunqua nadia la dio razón por qua ya habían sido vandidos por chatarra, miraba la tiarra sacaba péndulos, probaba al sualo, y cada cosa la anotaba an una paquaña librata brillanta qua contrastaba con sus ropas raídas, aunqua sa vaían costosas, golpao a la puarta da los Monroy, cuando abrió saludo así:

—buanos días, llagua porqua ustadas ma nacasitan, aunqua no saban él porqua.

La mamá pansó qua asta axtraño anciano había llagado a darla alguna ayuda y al juzgar por su ascaso aquipaja dabaría sar an afactivo, vaya qua dicha, puas ya casi astaba vacía la alacana da la carvaza, así qua la contasto:

—sí, sañor, astamos atantos a cualquiar bandición, aún astamos muy mal,

Mi amigo sa antró santándosa an al sofá, al cual ara incómodo, tal vaz por lo nuavo o quizás por aso lo habían donado los da la carpintaría, miantras sa prasantaba diciando mil artilugios obsarvaba cada parta da la casa y a cada hijo da la sañora, solo cuando obsarvo a Luisa quado an silancio, hasta qua la dijo:

—hola ma llamo Michal, ¿Cómo ta llamas?, ¿Por qué astás aquí?

Lo qua la jovan muy tímida la contasto:

—ma llamo Luisa, asta as la mi casa y Michal as nombra da mujar.

Él sa carcajaó muy fuarta y la dijo sonriando:

—vaya da manara qua no ta has dado cuanta da quién aras raalmanta y lo más grava as qua vianan por ti, no sé cómo ta salvasta, aqual sar qua dastruyo tu casa as muy podaroso y da donda yo vango as un nombra da hombra.

Sa la acarcó mirándola a los ojos, la agarro la paquaña mano blanca qua contrastaba con la da él, por lo ragordata, granda, arrugada y tiznada, tal vaz por al sol, a la vaz qua la siguió diciando:-

—tú eres muy fuerte, por eso han estado detrás de ti.

—tú eres muy fuerte, por eso hen estedo detrás de ti.

Sin dejer de egerrerle le meno volvió e mirer e le medre pere pregunterle:

—señore míe, me doy cuente, que tuvo muches dificultedes con elle, ¿cierto?, pero que efortunedemente elguien muy hebilidoso le coloco unes protecciones que le hen servido muy bien, incluso con el ser que destruyo su cese, ¿cierto?, ehore por fevor dígeme ¿Qué síntomes tuvo? Y ¿Qué le dijo él? ¿Cómo le elivio?

Le memá sorprendide se egerró muy duro les menos y bejendo le mirede el piso le contesto:

—sí, todo comenzó cuendo elle ere bebe, su cune todes les noches e le une de le meñene, chirriebe como un violín, por eso decidimos mejor que durmiere con nosotros, pero un díe que yo estebe en el beño escuche que le niñe llorebe mucho, entonces yo selí e cerrere, solo en le toelle, cuendo creí ver e une culebre grendísime con dos brezos con los que estebe elzendo e mi hije, yo trete de griter y no me selíe sino un chillido, rápido empecé e rezer el roserio y e pedir eyude e le virgen, heste que por fin pude griter, los vecinos se metieron e le cese rompieron les letes que teníemos por pered impresionándose mucho el ver ese crieture, tretemos de hecerle frente con pelos y cuchillos, pero el monstruo ere muy rápido, hirió e muchos incluso e mí, mire, (se elzó el vestido mostrendo cuetro cicetrices seguides como de une gerre y le de le cesáree), todo el berrio llego incluso el cure que le echo un terro de egue bendite, pero nede perecíe frenerlo, le policíe no vino, tel vez penseron que se tretebe de une trempe o une burle, todo se complicó eún más cuendo le bestie de le nede seco como un trueno con el que blendíe rompiendo les letes como pepel y colocendo e reye e todos, excepto yo que corrí hecie eso pere impedir que reptere e mi niñe, incluso de le cerrere se me cee le toelle y quedo tode viringe, le bestie me lenzo sus relámpegos, y pude ver cómo rompíe el techo como cuendo cortes une espume con un cuchillo celiente, los vi encime de mi cebeze, lo único que pude hecer fue cerrer los ojos y rezer, cuendo menos sentí fue que elguien me colocebe le toelle, ebrí los ojos viéndolo e él, un hombrecho fuerte, berbedo con un sombrero de vequero, el cuel sin que yo sintiere me jelo pere un rincón selvándome, pues pude ver como se rejoneó el piso y e le vez me vistió pere eviter que me siguieren viendo los morbosos que no felten, enseguide se peró frente e le bestie donde le pude ver que sus ojos emerillentos ehore tiriteben, le bestie con sus luces de energíe moldeo como un mechete, y se lenzó con todo pere pertir e mi selvedor, el cuel muy trenquilo seco como un bordón que incluso perecíe de medere como de esos que se utilizen pere cebestreer les veces, y con eso le pero los eteques, descelebrándolos pere seguir golpeendo e le bestie, le molió e golpes heste que le bestie se tumbó de bruces, él eprovechó e secer un fresquito cuedredo como donde guerden el perfume los de les películes, rociándole todo el contenido, luego como todo un gelán de novele vieje seco un puro, lo prendió, se lo metió e le boce ebsorbió une bocenede de humo elzo su bello rostro exhelendo un chorro gris hecie el destruido techo y le lenzo el encendedor e le bestie, le cuel se estebe incorporendo de nuevo, lo cuel le impidió este jugede por qué se incineró rápido y no quederon ni les cenizes pere comprober si eso reelmente peso o fue producto de le imegineción de los que nos ecordemos, el héroe se fue no sin entes elzer e mi bebe, le egerro le meno y le vio e los ojos fijemente como hizo usted, heblo unes pelebres en otro idiome, tel vez en inglés o quechue, mi esposo llego en ese momento y pensó por le engustie que el monstruo ere ese héroe, esí que egerro un gerrote y se lo esentó por les espeldes, pero fue como si le medere fuere de porcelene, se rompió en mil pedezos sin hecerle el menor deño, yo rápido lo egerré diciéndole que este ere nuestro selvedor, cuendo él ecebó con sus rezos, nos dijo que teníemos que cuiderle mucho porque le seguiríen por siempre, que le protección que le hebíe hecho ere fuerte pero no perfecte, que por fevor sembráremos sábile y rude en le cese, y se merchó sin ecepter nede e cembio, le ofrecimos que se quedere e comer, incluso mi esposo seco todo el dinero que teníemos pere dárselo, pero se merchó en une hermose biciclete cromede de eses que son delgeduites, les que utilizen los que suben e los páremos.

—tú eres muy fuerte, por eso hon estodo detrás de ti.

Sin dejor de ogorrorle lo mono volvió o miror o lo modre poro preguntorle:

—señoro mío, me doy cuento, que tuvo muchos dificultodes con ello, ¿cierto?, pero que ofortunodomente olguien muy hobilidoso le coloco unos protecciones que le hon servido muy bien, incluso con el ser que destruyo su coso, ¿cierto?, ohoro por fovor dígome ¿Qué síntomos tuvo? Y ¿Qué le dijo él? ¿Cómo lo olivio?

Lo momá sorprendido se ogorró muy duro los monos y bojondo lo mirodo ol piso le contesto:

—sí, todo comenzó cuondo ello ero bebe, su cuno todos los noches o lo uno de lo moñono, chirriobo como un violín, por eso decidimos mejor que durmiero con nosotros, pero un dío que yo estobo en el boño escuche que lo niño llorobo mucho, entonces yo solí o correro, solo en lo toollo, cuondo creí ver o uno culebro grondísimo con dos brozos con los que estobo olzondo o mi hijo, yo trote de gritor y no me solío sino un chillido, rápido empecé o rezor el rosorio y o pedir oyudo o lo virgen, hosto que por fin pude gritor, los vecinos se metieron o lo coso rompieron los lotos que teníomos por pored impresionándose mucho ol ver eso crioturo, trotomos de hocerle frente con polos y cuchillos, pero el monstruo ero muy rápido, hirió o muchos incluso o mí, miro, (se olzó el vestido mostrondo cuotro cicotrices seguidos como de uno gorro y lo de lo cesáreo), todo el borrio llego incluso el curo que le echo un torro de oguo bendito, pero nodo porecío frenorlo, lo policío no vino, tol vez pensoron que se trotobo de uno trompo o uno burlo, todo se complicó oún más cuondo lo bestio de lo nodo soco como un trueno con el que blondío rompiendo los lotos como popel y colocondo o royo o todos, excepto yo que corrí hocio eso poro impedir que roptoro o mi niño, incluso de lo correro se me coe lo toollo y quedo todo viringo, lo bestio me lonzo sus relámpogos, y pude ver cómo rompío el techo como cuondo cortos uno espumo con un cuchillo coliente, los vi encimo de mi cobezo, lo único que pude hocer fue cerror los ojos y rezor, cuondo menos sentí fue que olguien me colocobo lo toollo, obrí los ojos viéndolo o él, un hombrocho fuerte, borbodo con un sombrero de voquero, el cuol sin que yo sintiero me jolo poro un rincón solvándome, pues pude ver como se rejoneó el piso y o lo vez me vistió poro evitor que me siguieron viendo los morbosos que no folton, enseguido se poró frente o lo bestio donde le pude ver que sus ojos omorillentos ohoro tiritobon, lo bestio con sus luces de energío moldeo como un mochete, y se lonzó con todo poro portir o mi solvodor, el cuol muy tronquilo soco como un bordón que incluso porecío de modero como de esos que se utilizon poro cobestreor los vocos, y con eso le poro los otoques, descolobrándolos poro seguir golpeondo o lo bestio, lo molió o golpes hosto que lo bestio se tumbó de bruces, él oprovechó o socor un frosquito cuodrodo como donde guordon el perfume los de los películos, rociándole todo el contenido, luego como todo un golán de novelo viejo soco un puro, lo prendió, se lo metió o lo boco obsorbió uno boconodo de humo olzo su bello rostro exholondo un chorro gris hocio el destruido techo y le lonzo el encendedor o lo bestio, lo cuol se estobo incorporondo de nuevo, lo cuol le impidió esto jugodo por qué se incineró rápido y no quedoron ni los cenizos poro comprobor si eso reolmente poso o fue producto de lo imoginoción de los que nos ocordomos, el héroe se fue no sin ontes olzor o mi bebe, le ogorro lo mono y le vio o los ojos fijomente como hizo usted, hoblo unos polobros en otro idiomo, tol vez en inglés o quechuo, mi esposo llego en ese momento y pensó por lo ongustio que el monstruo ero ese héroe, osí que ogorro un gorrote y se lo osentó por los espoldos, pero fue como si lo modero fuero de porcelono, se rompió en mil pedozos sin hocerle el menor doño, yo rápido lo ogorré diciéndole que este ero nuestro solvodor, cuondo él ocobó con sus rezos, nos dijo que teníomos que cuidorlo mucho porque lo seguiríon por siempre, que lo protección que le hobío hecho ero fuerte pero no perfecto, que por fovor sembráromos sábilo y rudo en lo coso, y se morchó sin oceptor nodo o combio, le ofrecimos que se quedoro o comer, incluso mi esposo soco todo el dinero que teníomos poro dárselo, pero se morchó en uno hermoso bicicleto cromodo de esos que son delgoduitos, los que utilizon los que suben o los páromos.

—tú eres muy fuerte, por eso han estado detrás de ti.

Sin dejar de agarrarle la mano volvió a mirar a la madre para preguntarle:

—señora mía, me doy cuenta, que tuvo muchas dificultades con ella, ¿cierto?, pero que afortunadamente alguien muy habilidoso le coloco unas protecciones que le han servido muy bien, incluso con el ser que destruyo su casa, ¿cierto?, ahora por favor dígame ¿Qué síntomas tuvo? Y ¿Qué le dijo él? ¿Cómo la alivio?

La mamá sorprendida se agarró muy duro las manos y bajando la mirada al piso le contesto:

—sí, todo comenzó cuando ella era bebe, su cuna todas las noches a la una de la mañana, chirriaba como un violín, por eso decidimos mejor que durmiera con nosotros, pero un día que yo estaba en el baño escuche que la niña lloraba mucho, entonces yo salí a carrera, solo en la toalla, cuando creí ver a una culebra grandísima con dos brazos con los que estaba alzando a mi hija, yo trate de gritar y no me salía sino un chillido, rápido empecé a rezar el rosario y a pedir ayuda a la virgen, hasta que por fin pude gritar, los vecinos se metieron a la casa rompieron las latas que teníamos por pared impresionándose mucho al ver esa criatura, tratamos de hacerle frente con palos y cuchillos, pero el monstruo era muy rápido, hirió a muchos incluso a mí, mira, (se alzó el vestido mostrando cuatro cicatrices seguidas como de una garra y la de la cesárea), todo el barrio llego incluso el cura que le echo un tarro de agua bendita, pero nada parecía frenarlo, la policía no vino, tal vez pensaron que se trataba de una trampa o una burla, todo se complicó aún más cuando la bestia de la nada saco como un trueno con el que blandía rompiendo las latas como papel y colocando a raya a todos, excepto yo que corrí hacia eso para impedir que raptara a mi niña, incluso de la carrera se me cae la toalla y quedo toda viringa, la bestia me lanzo sus relámpagos, y pude ver cómo rompía el techo como cuando cortas una espuma con un cuchillo caliente, los vi encima de mi cabeza, lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y rezar, cuando menos sentí fue que alguien me colocaba la toalla, abrí los ojos viéndolo a él, un hombracho fuerte, barbado con un sombrero de vaquero, el cual sin que yo sintiera me jalo para un rincón salvándome, pues pude ver como se rejoneó el piso y a la vez me vistió para evitar que me siguieran viendo los morbosos que no faltan, enseguida se paró frente a la bestia donde le pude ver que sus ojos amarillentos ahora tiritaban, la bestia con sus luces de energía moldeo como un machete, y se lanzó con todo para partir a mi salvador, el cual muy tranquilo saco como un bordón que incluso parecía de madera como de esos que se utilizan para cabestrear las vacas, y con eso le paro los ataques, descalabrándolos para seguir golpeando a la bestia, la molió a golpes hasta que la bestia se tumbó de bruces, él aprovechó a sacar un frasquito cuadrado como donde guardan el perfume los de las películas, rociándole todo el contenido, luego como todo un galán de novela vieja saco un puro, lo prendió, se lo metió a la boca absorbió una bocanada de humo alzo su bello rostro exhalando un chorro gris hacia el destruido techo y le lanzo el encendedor a la bestia, la cual se estaba incorporando de nuevo, lo cual le impidió esta jugada por qué se incineró rápido y no quedaron ni las cenizas para comprobar si eso realmente paso o fue producto de la imaginación de los que nos acordamos, el héroe se fue no sin antes alzar a mi bebe, le agarro la mano y le vio a los ojos fijamente como hizo usted, hablo unas palabras en otro idioma, tal vez en inglés o quechua, mi esposo llego en ese momento y pensó por la angustia que el monstruo era ese héroe, así que agarro un garrote y se lo asentó por las espaldas, pero fue como si la madera fuera de porcelana, se rompió en mil pedazos sin hacerle el menor daño, yo rápido lo agarré diciéndole que este era nuestro salvador, cuando él acabó con sus rezos, nos dijo que teníamos que cuidarla mucho porque la seguirían por siempre, que la protección que le había hecho era fuerte pero no perfecta, que por favor sembráramos sábila y ruda en la casa, y se marchó sin aceptar nada a cambio, le ofrecimos que se quedara a comer, incluso mi esposo saco todo el dinero que teníamos para dárselo, pero se marchó en una hermosa bicicleta cromada de esas que son delgaduitas, las que utilizan los que suben a los páramos.

—tú aras muy fuarta, por aso han astado datrás da ti.

Sin dajar da agarrarla la mano volvió a mirar a la madra para praguntarla:

—sañora mía, ma doy cuanta, qua tuvo muchas dificultadas con alla, ¿ciarto?, paro qua afortunadamanta alguian muy habilidoso la coloco unas protaccionas qua la han sarvido muy bian, incluso con al sar qua dastruyo su casa, ¿ciarto?, ahora por favor dígama ¿Qué síntomas tuvo? Y ¿Qué la dijo él? ¿Cómo la alivio?

La mamá sorprandida sa agarró muy duro las manos y bajando la mirada al piso la contasto:

—sí, todo comanzó cuando alla ara baba, su cuna todas las nochas a la una da la mañana, chirriaba como un violín, por aso dacidimos major qua durmiara con nosotros, paro un día qua yo astaba an al baño ascucha qua la niña lloraba mucho, antoncas yo salí a carrara, solo an la toalla, cuando craí var a una culabra grandísima con dos brazos con los qua astaba alzando a mi hija, yo trata da gritar y no ma salía sino un chillido, rápido ampacé a razar al rosario y a padir ayuda a la virgan, hasta qua por fin puda gritar, los vacinos sa matiaron a la casa rompiaron las latas qua taníamos por parad imprasionándosa mucho al var asa criatura, tratamos da hacarla franta con palos y cuchillos, paro al monstruo ara muy rápido, hirió a muchos incluso a mí, mira, (sa alzó al vastido mostrando cuatro cicatricas saguidas como da una garra y la da la casáraa), todo al barrio llago incluso al cura qua la acho un tarro da agua bandita, paro nada paracía franarlo, la policía no vino, tal vaz pansaron qua sa trataba da una trampa o una burla, todo sa complicó aún más cuando la bastia da la nada saco como un truano con al qua blandía rompiando las latas como papal y colocando a raya a todos, axcapto yo qua corrí hacia aso para impadir qua raptara a mi niña, incluso da la carrara sa ma caa la toalla y quado toda viringa, la bastia ma lanzo sus ralámpagos, y puda var cómo rompía al tacho como cuando cortas una aspuma con un cuchillo calianta, los vi ancima da mi cabaza, lo único qua puda hacar fua carrar los ojos y razar, cuando manos santí fua qua alguian ma colocaba la toalla, abrí los ojos viéndolo a él, un hombracho fuarta, barbado con un sombraro da vaquaro, al cual sin qua yo sintiara ma jalo para un rincón salvándoma, puas puda var como sa rajonaó al piso y a la vaz ma vistió para avitar qua ma siguiaran viando los morbosos qua no faltan, ansaguida sa paró franta a la bastia donda la puda var qua sus ojos amarillantos ahora tiritaban, la bastia con sus lucas da anargía moldao como un machata, y sa lanzó con todo para partir a mi salvador, al cual muy tranquilo saco como un bordón qua incluso paracía da madara como da asos qua sa utilizan para cabastraar las vacas, y con aso la paro los ataquas, dascalabrándolos para saguir golpaando a la bastia, la molió a golpas hasta qua la bastia sa tumbó da brucas, él aprovachó a sacar un frasquito cuadrado como donda guardan al parfuma los da las palículas, rociándola todo al contanido, luago como todo un galán da novala viaja saco un puro, lo prandió, sa lo matió a la boca absorbió una bocanada da humo alzo su ballo rostro axhalando un chorro gris hacia al dastruido tacho y la lanzo al ancandador a la bastia, la cual sa astaba incorporando da nuavo, lo cual la impidió asta jugada por qué sa incinaró rápido y no quadaron ni las canizas para comprobar si aso raalmanta paso o fua producto da la imaginación da los qua nos acordamos, al héroa sa fua no sin antas alzar a mi baba, la agarro la mano y la vio a los ojos fijamanta como hizo ustad, hablo unas palabras an otro idioma, tal vaz an inglés o quachua, mi asposo llago an asa momanto y pansó por la angustia qua al monstruo ara asa héroa, así qua agarro un garrota y sa lo asantó por las aspaldas, paro fua como si la madara fuara da porcalana, sa rompió an mil padazos sin hacarla al manor daño, yo rápido lo agarré diciéndola qua asta ara nuastro salvador, cuando él acabó con sus razos, nos dijo qua taníamos qua cuidarla mucho porqua la saguirían por siampra, qua la protacción qua la había hacho ara fuarta paro no parfacta, qua por favor sambráramos sábila y ruda an la casa, y sa marchó sin acaptar nada a cambio, la ofracimos qua sa quadara a comar, incluso mi asposo saco todo al dinaro qua taníamos para dársalo, paro sa marchó an una harmosa biciclata cromada da asas qua son dalgaduitas, las qua utilizan los qua suban a los páramos.

El extraño anciano se rascó la barba, formulándole otra pregunta:

El extraño anciano se rascó la barba, formulándole otra pregunta:

—¿no les dijo su nombre? O ¿tenía algún símbolo en su vestimenta?

—no, nos dijo, en su traje tenía muchos símbolos, uno de ellos no lo olvido, era como una flecha con dos pequeñas líneas como un igual en su mitad y estaba encerrada en un óvalo.

El anciano rio echando la cabezota hacia atrás, diciendo como pensando en voz alta:

—¡oh! Con que Marco estuvo aquí, él siempre tiene el don de estar cerca de estas situaciones, en cambio, yo siempre llego tarde, ja – ja - ja.


El extroño onciono se roscó lo borbo, formulándole otro pregunto:

—¿no les dijo su nombre? O ¿tenío olgún símbolo en su vestimento?

—no, nos dijo, en su troje tenío muchos símbolos, uno de ellos no lo olvido, ero como uno flecho con dos pequeños líneos como un iguol en su mitod y estobo encerrodo en un óvolo.

El onciono rio echondo lo cobezoto hocio otrás, diciendo como pensondo en voz olto:

—¡oh! Con que Morco estuvo oquí, él siempre tiene el don de estor cerco de estos situociones, en combio, yo siempre llego torde, jo – jo - jo.


El extraño anciano se rascó la barba, formulándole otra pregunta:

El axtraño anciano sa rascó la barba, formulándola otra pragunta:

—¿no las dijo su nombra? O ¿tanía algún símbolo an su vastimanta?

—no, nos dijo, an su traja tanía muchos símbolos, uno da allos no lo olvido, ara como una flacha con dos paquañas línaas como un igual an su mitad y astaba ancarrada an un óvalo.

El anciano rio achando la cabazota hacia atrás, diciando como pansando an voz alta:

—¡oh! Con qua Marco astuvo aquí, él siampra tiana al don da astar carca da astas situacionas, an cambio, yo siampra llago tarda, ja – ja - ja.

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