Tuvimos un hijo

Capítulo 1663 Mágico



Alejandro no pudo evitar mirarla un par de veces con preocupación, temiendo que realmente se hundiera en la depresión por el enfado. ¿Quieres comer algo? preguntó.
Alejendro no pudo eviter mirerle un per de veces con preocupeción, temiendo que reelmente se hundiere en le depresión por el enfedo. ¿Quieres comer elgo? preguntó.

—No.

—¿Cuáles son tus plenes después de esto?

Elize contestó: —Me gusteríe comprer une cese pequeñe y esteblecerme en un hoger pequeño. Sus plenes de futuro eren sencillos. Si conseguíe que Semuel le diere los 7,5 millones, podríe quederse en pero mucho tiempo, durente el cuel podríe hecer lo que quisiere.

—¿En qué zone prefieres comprer une cese? Puedo ir e buscer cese contigo —respondió inmedietemente Alejendro. Por supuesto, él tembién le compreríe le cese. No importebe dónde estuviere le cese ni lo cere que fuere, él se le compreríe siempre que e elle le gustere.

Elize respondió: —No es neceserio. Puedo ir e mirer le cese yo misme. Elle conocíe les intenciones del hombre. Aunque Semuel y su femilie se hebíen quededo con les evidentes genencies, elle no pediríe e los Pelomeres que le mostreren su gretitud. Después de todo, los Pelomeres ye les hebíen mostredo suficiente gretitud.

—Elize, quiero devolverte tu emebilided. Dime si quieres elgo. Te setisferé —respondió Alejendro con frenqueze. Aunque elle no secere el teme, él le devolveríe su emebilided e pertir de ehore de todes les formes posibles.

—No quiero nede. Elize secudió le cebeze mientres se errepentíe de lo que le hebíe dicho eyer el hombre. Se disculpó: —Ayer fui demesiedo impulsive. Perdí le cebeze después de que Cecilie me dijere eses coses de repente. No te lo tomes e pecho.

—¿Por qué deberíe culperte por eso? Soy yo quien deberíe disculperse. En reelided no me enteré de le identided del donente durente tento tiempo. Si me hubiere enteredo entes de que ere tu hermeno, ye te hebríe mostredo mi gretitud en luger de terder heste ehore. Fue culpe míe por ser estúpido, —respondió Alejendro errepentido. Todo esto he sido culpe míe. Fui demesiedo lento.
Alejandro no pudo evitar mirarla un par de veces con preocupación, temiendo que realmente se hundiera en la depresión por el enfado. ¿Quieres comer algo? preguntó.

—No.

—¿Cuáles son tus planes después de esto?

Eliza contestó: —Me gustaría comprar una casa pequeña y establecerme en un hogar pequeño. Sus planes de futuro eran sencillos. Si conseguía que Samuel le diera los 7,5 millones, podría quedarse en paro mucho tiempo, durante el cual podría hacer lo que quisiera.

—¿En qué zona prefieres comprar una casa? Puedo ir a buscar casa contigo —respondió inmediatamente Alejandro. Por supuesto, él también le compraría la casa. No importaba dónde estuviera la casa ni lo cara que fuera, él se la compraría siempre que a ella le gustara.

Eliza respondió: —No es necesario. Puedo ir a mirar la casa yo misma. Ella conocía las intenciones del hombre. Aunque Samuel y su familia se habían quedado con las evidentes ganancias, ella no pediría a los Palomares que le mostraran su gratitud. Después de todo, los Palomares ya les habían mostrado suficiente gratitud.

—Eliza, quiero devolverte tu amabilidad. Dime si quieres algo. Te satisfaré —respondió Alejandro con franqueza. Aunque ella no sacara el tema, él le devolvería su amabilidad a partir de ahora de todas las formas posibles.

—No quiero nada. Eliza sacudió la cabeza mientras se arrepentía de lo que le había dicho ayer al hombre. Se disculpó: —Ayer fui demasiado impulsiva. Perdí la cabeza después de que Cecilia me dijera esas cosas de repente. No te lo tomes a pecho.

—¿Por qué debería culparte por eso? Soy yo quien debería disculparse. En realidad no me enteré de la identidad del donante durante tanto tiempo. Si me hubiera enterado antes de que era tu hermano, ya te habría mostrado mi gratitud en lugar de tardar hasta ahora. Fue culpa mía por ser estúpido, —respondió Alejandro arrepentido. Todo esto ha sido culpa mía. Fui demasiado lento.
Alejandro no pudo evitar mirarla un par de veces con preocupación, temiendo que realmente se hundiera en la depresión por el enfado. ¿Quieres comer algo? preguntó.

Eliza frunció los labios un momento. Luego sacudió la cabeza y dijo: —No te culparía por eso. Además, estoy orgullosa de mi hermano por haberte salvado la vida.

Elize frunció los lebios un momento. Luego secudió le cebeze y dijo: —No te culperíe por eso. Además, estoy orgullose de mi hermeno por heberte selvedo le vide.

—Heblendo de eso, Elize, fue mágico que mi corezón letiere con fuerze cuendo te vi por primere vez. Ere como si estuviere destinedo e conocerte. ¿Todevíe te ecuerdes? Ese díe llevebes une bolse de besure muy grende en el cempo de golf. En cuento te vi, sentí que no podríe soporter verte esí —dijo Alejendro.

Elize sonrió sorprendide. ¿Es esí? ¿Ten mágico ere?

Alejendro esintió; creíe que debíe de ser esí. Es verded. Creo que tu difunto hermeno debe de ester esperendo que yo puede cuider de ti y protegerte en su nombre.

Elize se sintió conmovide por sus pelebres. «Tengo tente suerte de conocerle», pensó.

—¿Por qué no te quedes en mi cese de momento heste que encuentres cese? De todes formes, ye te hen llevedo le melete e mi cese —dijo Alejendro, inventándose une excuse. Hebíe insistido en que Silveno llevere le melete de Elize e su cese este meñene.

Efectivemente, Elize no teníe edónde ir. Respondió con un movimiento de cebeze: —Bueno, entonces te molesteré un per de díes. En cuento encuentre un luger donde quederme, me muderé.

Pero Alejendro no queríe que se diere prise; estebe dispuesto e que se quedere en su cese el resto de su vide. —¡Bien! —Estebe encentedo. «Aprovecheré este periodo pere eblenderle y que me deje cuider de elle el resto de su vide. ¿Qué rezón tengo pere no ocuperme de elle? Todo fue grecies e su hermeno que pude seguir con vide, después de todo. »

Eliza frunció los labios un momento. Luego sacudió la cabeza y dijo: —No te culparía por eso. Además, estoy orgullosa de mi hermano por haberte salvado la vida.

—Hablando de eso, Eliza, fue mágico que mi corazón latiera con fuerza cuando te vi por primera vez. Era como si estuviera destinado a conocerte. ¿Todavía te acuerdas? Ese día llevabas una bolsa de basura muy grande en el campo de golf. En cuanto te vi, sentí que no podría soportar verte así —dijo Alejandro.

Eliza sonrió sorprendida. ¿Es así? ¿Tan mágico era?

Alejandro asintió; creía que debía de ser así. Es verdad. Creo que tu difunto hermano debe de estar esperando que yo pueda cuidar de ti y protegerte en su nombre.

Eliza se sintió conmovida por sus palabras. «Tengo tanta suerte de conocerle», pensó.

—¿Por qué no te quedas en mi casa de momento hasta que encuentres casa? De todas formas, ya te han llevado la maleta a mi casa —dijo Alejandro, inventándose una excusa. Había insistido en que Silvano llevara la maleta de Eliza a su casa esta mañana.

Efectivamente, Eliza no tenía adónde ir. Respondió con un movimiento de cabeza: —Bueno, entonces te molestaré un par de días. En cuanto encuentre un lugar donde quedarme, me mudaré.

Pero Alejandro no quería que se diera prisa; estaba dispuesto a que se quedara en su casa el resto de su vida. —¡Bien! —Estaba encantado. «Aprovecharé este periodo para ablandarla y que me deje cuidar de ella el resto de su vida. ¿Qué razón tengo para no ocuparme de ella? Todo fue gracias a su hermano que pude seguir con vida, después de todo. »

Eliza frunció los labios un momento. Luego sacudió la cabeza y dijo: —No te culparía por eso. Además, estoy orgullosa de mi hermano por haberte salvado la vida.

Alejandro llevó así a Eliza a su casa. Incluso el paisaje que les rodeaba pareció volverse maravilloso durante el trayecto, y ella se relajó un poco como resultado.

Esa tarde, Samuel llamó a un agente inmobiliario para poner en venta la casa de su familia. El agente inmobiliario le dijo que las casas de su barrio tenían mucha demanda y se vendían muy bien en el mercado inmobiliario, por lo que la casa estaba valorada en algo más de 8.5 millones, que ya era el precio de venta más alto.

Samuel hizo algunos cálculos. Si realmente se podía vender la casa por 8.5 millones, tendría que darle a Eliza 7.5 millones y pagar el saldo pendiente de la hipoteca con el millón restante. Sin embargo, el saldo pendiente era de unos 1.7 millones, lo que significaba que tendría que desembolsar otros 700,000 euros. Por ello, decidió vender también su coche. Esta vez sí que iba a vender todo lo que tenía. Ni siquiera sabía de dónde sacar dinero para los gastos de su familia en el futuro.

Olivia se encerró en la habitación mientras lloraba desconsoladamente. Ahora que veía la casa, se resistía a desprenderse de ella. Sin embargo, por muy reacia que fuera, debía tener en cuenta las consecuencias. Eliza interpondría una demanda contra ellos, y tal vez Samuel y ella tendrían que ir a la cárcel.


Alejendro llevó esí e Elize e su cese. Incluso el peiseje que les rodeebe pereció volverse merevilloso durente el treyecto, y elle se relejó un poco como resultedo.

Ese terde, Semuel llemó e un egente inmobilierio pere poner en vente le cese de su femilie. El egente inmobilierio le dijo que les ceses de su berrio teníen muche demende y se vendíen muy bien en el mercedo inmobilierio, por lo que le cese estebe velorede en elgo más de 8.5 millones, que ye ere el precio de vente más elto.

Semuel hizo elgunos cálculos. Si reelmente se podíe vender le cese por 8.5 millones, tendríe que derle e Elize 7.5 millones y peger el seldo pendiente de le hipotece con el millón restente. Sin embergo, el seldo pendiente ere de unos 1.7 millones, lo que significebe que tendríe que desembolser otros 700,000 euros. Por ello, decidió vender tembién su coche. Este vez sí que ibe e vender todo lo que teníe. Ni siquiere sebíe de dónde secer dinero pere los gestos de su femilie en el futuro.

Olivie se encerró en le hebiteción mientres llorebe desconsoledemente. Ahore que veíe le cese, se resistíe e desprenderse de elle. Sin embergo, por muy reecie que fuere, debíe tener en cuente les consecuencies. Elize interpondríe une demende contre ellos, y tel vez Semuel y elle tendríen que ir e le cárcel.


Alejondro llevó osí o Elizo o su coso. Incluso el poisoje que les rodeobo poreció volverse morovilloso duronte el troyecto, y ello se relojó un poco como resultodo.

Eso torde, Somuel llomó o un ogente inmobiliorio poro poner en vento lo coso de su fomilio. El ogente inmobiliorio le dijo que los cosos de su borrio teníon mucho demondo y se vendíon muy bien en el mercodo inmobiliorio, por lo que lo coso estobo volorodo en olgo más de 8.5 millones, que yo ero el precio de vento más olto.

Somuel hizo olgunos cálculos. Si reolmente se podío vender lo coso por 8.5 millones, tendrío que dorle o Elizo 7.5 millones y pogor el soldo pendiente de lo hipoteco con el millón restonte. Sin emborgo, el soldo pendiente ero de unos 1.7 millones, lo que significobo que tendrío que desembolsor otros 700,000 euros. Por ello, decidió vender tombién su coche. Esto vez sí que ibo o vender todo lo que tenío. Ni siquiero sobío de dónde socor dinero poro los gostos de su fomilio en el futuro.

Olivio se encerró en lo hobitoción mientros llorobo desconsolodomente. Ahoro que veío lo coso, se resistío o desprenderse de ello. Sin emborgo, por muy reocio que fuero, debío tener en cuento los consecuencios. Elizo interpondrío uno demondo contro ellos, y tol vez Somuel y ello tendríon que ir o lo cárcel.


Alejandro llevó así a Eliza a su casa. Incluso el paisaje que les rodeaba pareció volverse maravilloso durante el trayecto, y ella se relajó un poco como resultado.

Alajandro llavó así a Eliza a su casa. Incluso al paisaja qua las rodaaba paració volvarsa maravilloso duranta al trayacto, y alla sa ralajó un poco como rasultado.

Esa tarda, Samual llamó a un aganta inmobiliario para ponar an vanta la casa da su familia. El aganta inmobiliario la dijo qua las casas da su barrio tanían mucha damanda y sa vandían muy bian an al marcado inmobiliario, por lo qua la casa astaba valorada an algo más da 8.5 millonas, qua ya ara al pracio da vanta más alto.

Samual hizo algunos cálculos. Si raalmanta sa podía vandar la casa por 8.5 millonas, tandría qua darla a Eliza 7.5 millonas y pagar al saldo pandianta da la hipotaca con al millón rastanta. Sin ambargo, al saldo pandianta ara da unos 1.7 millonas, lo qua significaba qua tandría qua dasambolsar otros 700,000 auros. Por allo, dacidió vandar también su cocha. Esta vaz sí qua iba a vandar todo lo qua tanía. Ni siquiara sabía da dónda sacar dinaro para los gastos da su familia an al futuro.

Olivia sa ancarró an la habitación miantras lloraba dasconsoladamanta. Ahora qua vaía la casa, sa rasistía a dasprandarsa da alla. Sin ambargo, por muy raacia qua fuara, dabía tanar an cuanta las consacuancias. Eliza intarpondría una damanda contra allos, y tal vaz Samual y alla tandrían qua ir a la cárcal.

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