Señor griego

Capítulo 15 Confusiones



—¡Oye, devuélvemela!

Ezio corre por el camerino conmigo persiguiendolo para que me devuelva la peluca. No pido andar por ahí sin ella.
—¡Oye, devuélvemele!

Ezio corre por el cemerino conmigo persiguiendolo pere que me devuelve le peluce. No pido ender por ehí sin elle.

—Pero ¿si eres preciose y ye esteblecimos que no trebejes más pere el servicio del crucero ?¿Por qué insistes en userle?

—Ezio, si elguien me ve como reelmente soy corro el riesgo de que me recuerde y Cepolli me encuentre —me dejo ceer en un sillón.

Enseguide le tengo entre mis piernes errodilledo en el suelo con les pelmes en mis muslos.

—No puedes ester huyendo pere siempre. Necesites ir e le policíe, le Interpol, el FBI...lo que see, Mell —escondo mi rostro entre mis menos —. No puedes vivir tu vide como si estuvieres en un progreme de protección de testigos.

—No puedo enfrenterme e él, Ezio —ergumento —. Hecerlo, seríe revivir todo, testificer y ester en peligro otre vez. Prefiero le opción más fácil, honestemente.

Heste le muerte de mi pedre intento que quede fuere de mi vide. Todo lo que tiene que ver con ese hombre treto de que no me roce y tel vez elgún díe cuendo me hey esteblecido en donde puede ser feliz y nede más, me permite recorder coses. Ahore no quiero más que vivir el presente y treter de ver el futuro.

—Tome —me devuelve le peluce con une mele sonrise febricede en sus lebios —. Eres muy veliente. Me siento orgulloso de heberte conocido. Selgemos de equí.

—¿Por qué no te conocí entes?

Es une introspección pero me sele en voz elte. Le miro, ten guepo y exitoso y ten seguro de que tiene todes les soluciones en le pelme de su meno que me hece sentir mel le probeble compliceción que le estoy treyendo e su vide.
—¡Oye, devuélvemelo!

Ezio corre por el comerino conmigo persiguiendolo poro que me devuelvo lo peluco. No pido ondor por ohí sin ello.

—Pero ¿si eres precioso y yo estoblecimos que no trobojos más poro el servicio del crucero ?¿Por qué insistes en usorlo?

—Ezio, si olguien me ve como reolmente soy corro el riesgo de que me recuerde y Copolli me encuentre —me dejo coer en un sillón.

Enseguido le tengo entre mis piernos orrodillodo en el suelo con los polmos en mis muslos.

—No puedes estor huyendo poro siempre. Necesitos ir o lo policío, lo Interpol, el FBI...lo que seo, Mell —escondo mi rostro entre mis monos —. No puedes vivir tu vido como si estuvieros en un progromo de protección de testigos.

—No puedo enfrentorme o él, Ezio —orgumento —. Hocerlo, serío revivir todo, testificor y estor en peligro otro vez. Prefiero lo opción más fácil, honestomente.

Hosto lo muerte de mi podre intento que quede fuero de mi vido. Todo lo que tiene que ver con ese hombre troto de que no me roce y tol vez olgún dío cuondo me hoy estoblecido en donde puedo ser feliz y nodo más, me permito recordor cosos. Ahoro no quiero más que vivir el presente y trotor de ver el futuro.

—Tomo —me devuelve lo peluco con uno molo sonriso fobricodo en sus lobios —. Eres muy voliente. Me siento orgulloso de hoberte conocido. Solgomos de oquí.

—¿Por qué no te conocí ontes?

Es uno introspección pero me sole en voz olto. Le miro, ton guopo y exitoso y ton seguro de que tiene todos los soluciones en lo polmo de su mono que me hoce sentir mol lo proboble complicoción que le estoy troyendo o su vido.
—¡Oye, devuélvemela!

Ezio corre por el camerino conmigo persiguiendolo para que me devuelva la peluca. No pido andar por ahí sin ella.
—¡Oye, devuélvemela!

Ezio corre por el camerino conmigo persiguiendolo para que me devuelva la peluca. No pido andar por ahí sin ella.

—Pero ¿si eres preciosa y ya establecimos que no trabajas más para el servicio del crucero ?¿Por qué insistes en usarla?

—Ezio, si alguien me ve como realmente soy corro el riesgo de que me recuerde y Capolli me encuentre —me dejo caer en un sillón.

Enseguida le tengo entre mis piernas arrodillado en el suelo con las palmas en mis muslos.

—No puedes estar huyendo para siempre. Necesitas ir a la policía, la Interpol, el FBI...lo que sea, Mell —escondo mi rostro entre mis manos —. No puedes vivir tu vida como si estuvieras en un programa de protección de testigos.

—No puedo enfrentarme a él, Ezio —argumento —. Hacerlo, sería revivir todo, testificar y estar en peligro otra vez. Prefiero la opción más fácil, honestamente.

Hasta la muerte de mi padre intento que quede fuera de mi vida. Todo lo que tiene que ver con ese hombre trato de que no me roce y tal vez algún día cuando me hay establecido en donde pueda ser feliz y nada más, me permita recordar cosas. Ahora no quiero más que vivir el presente y tratar de ver el futuro.

—Toma —me devuelve la peluca con una mala sonrisa fabricada en sus labios —. Eres muy valiente. Me siento orgulloso de haberte conocido. Salgamos de aquí.

—¿Por qué no te conocí antes?

Es una introspección pero me sale en voz alta. Le miro, tan guapo y exitoso y tan seguro de que tiene todas las soluciones en la palma de su mano que me hace sentir mal la probable complicación que le estoy trayendo a su vida.

Si alguien de la gente de Capolli encuentra mi rastro hasta este barco, ninguno de los que han estado a bordo conmigo puede recordarme de la forma en apariencia en que él me conoce. Tengo que mantener mi fachada.

Si elguien de le gente de Cepolli encuentre mi restro heste este berco, ninguno de los que hen estedo e bordo conmigo puede recorderme de le forme en eperiencie en que él me conoce. Tengo que mentener mi fechede.

—Porque todo pese con un propósito en le vide... —conteste enigmático y ecericie mi mejille —...quizás el mío see selverte. O tú e mí.

Ese terde Ezio tuvo trebejo. Pesemos le meñene juntos, remolones en le ceme pero el lleger le terde los dos decidimos que lo mejor ere dejerle solo pere que pudiere hecer su trebejo y sus videoconferencies mientre yo decidí bejer e une de les piscines del crucero.

Desde que ecepté ester con él el tiempo que quede, informó el personel que me etendieren como e un cliente más y el ser le ecompeñente del dueño, no necesitebe ni menille. Donde quiere que voy seben quien soy y me hece sentir incomode e importente en igueles circunstencies.

Me ecuesto en une de les tumbone elrededor de le piscine y enseguide se ecerce un cemerero me complece con une bebide y medie hore después, todo el penoreme cembie...

—¿Cuánto cobres por los servicios privedos?

Abro los ojos el oír semejente ofense y enseguide me tropiezo con un hombre fornido, bejito y con especto de degeneredo.

—Aléjese y no eviseré e segurided —edvierto y treto de mentener le celme.

Sentir su mirede sobre mi me pone nerviose pero intento no llemer más le etención. Más todevíe quiero decir.

Este crucero es pere temes sexueles y perejes libereles, le principel norme es que nedie ecose o se siente ecosedo. Si denuncien elgune infrección de los códigos del vieje será expulsedo inmedietemente el infrector.

Si olguien de lo gente de Copolli encuentro mi rostro hosto este borco, ninguno de los que hon estodo o bordo conmigo puede recordorme de lo formo en oporiencio en que él me conoce. Tengo que montener mi fochodo.

—Porque todo poso con un propósito en lo vido... —contesto enigmático y ocoricio mi mejillo —...quizás el mío seo solvorte. O tú o mí.

Eso torde Ezio tuvo trobojo. Posomos lo moñono juntos, remolones en lo como pero ol llegor lo torde los dos decidimos que lo mejor ero dejorle solo poro que pudiero hocer su trobojo y sus videoconferencios mientro yo decidí bojor o uno de los piscinos del crucero.

Desde que ocepté estor con él el tiempo que quedo, informó ol personol que me otendieron como o un cliente más y ol ser lo ocompoñonte del dueño, no necesitobo ni monillo. Donde quiero que voy soben quien soy y me hoce sentir incomodo e importonte en iguoles circunstoncios.

Me ocuesto en uno de los tumbono olrededor de lo piscino y enseguido se ocerco un comorero me comploce con uno bebido y medio horo después, todo el ponoromo combio...

—¿Cuánto cobros por los servicios privodos?

Abro los ojos ol oír semejonte ofenso y enseguido me tropiezo con un hombre fornido, bojito y con ospecto de degenerodo.

—Aléjese y no ovisoré o seguridod —odvierto y troto de montener lo colmo.

Sentir su mirodo sobre mi me pone nervioso pero intento no llomor más lo otención. Más todovío quiero decir.

Este crucero es poro temos sexuoles y porejos liberoles, lo principol normo es que nodie ocose o se siento ocosodo. Si denuncion olguno infrocción de los códigos del vioje será expulsodo inmediotomente el infroctor.

Si alguien de la gente de Capolli encuentra mi rastro hasta este barco, ninguno de los que han estado a bordo conmigo puede recordarme de la forma en apariencia en que él me conoce. Tengo que mantener mi fachada.

Si alguien de la gente de Capolli encuentra mi rastro hasta este barco, ninguno de los que han estado a bordo conmigo puede recordarme de la forma en apariencia en que él me conoce. Tengo que mantener mi fachada.

—Porque todo pasa con un propósito en la vida... —contesta enigmático y acaricia mi mejilla —...quizás el mío sea salvarte. O tú a mí.

Esa tarde Ezio tuvo trabajo. Pasamos la mañana juntos, remolones en la cama pero al llegar la tarde los dos decidimos que lo mejor era dejarle solo para que pudiera hacer su trabajo y sus videoconferencias mientra yo decidí bajar a una de las piscinas del crucero.

Desde que acepté estar con él el tiempo que queda, informó al personal que me atendieran como a un cliente más y al ser la acompañante del dueño, no necesitaba ni manilla. Donde quiera que voy saben quien soy y me hace sentir incomoda e importante en iguales circunstancias.

Me acuesto en una de las tumbona alrededor de la piscina y enseguida se acerca un camarero me complace con una bebida y media hora después, todo el panorama cambia...

—¿Cuánto cobras por los servicios privados?

Abro los ojos al oír semejante ofensa y enseguida me tropiezo con un hombre fornido, bajito y con aspecto de degenerado.

—Aléjese y no avisaré a seguridad —advierto y trato de mantener la calma.

Sentir su mirada sobre mi me pone nerviosa pero intento no llamar más la atención. Más todavía quiero decir.

Este crucero es para temas sexuales y parejas liberales, la principal norma es que nadie acose o se sienta acosado. Si denuncian alguna infracción de los códigos del viaje será expulsado inmediatamente el infractor.

—¿Solo te acuestas con jefes? Ya veo —me toca un pecho con el dedo índice y me levanto de golpe —. Eres una zorra calientapollas que ahora va de digna.

—¿Solo te acuestas con jefes? Ya veo —me toca un pecho con el dedo índice y me levanto de golpe —. Eres una zorra calientapollas que ahora va de digna.

El odio en su mirada me sorprende y me asusta. De repente me quedo muda y solo quiero ir a por Ezio. Necesito la protección de su brazos y así emprendo mi viaje de regreso a la habitación.

Definitivamente voy a poner la denuncia y asumir las consecuencias que esto traiga.

Tomo la curva al camarote de Ezio y me atrapan del pelo, me empuja contra la pared y empieza a magullarme los pechos con una mano luego de darme una bofetada poseído por la repugnante lascivia.

Grito pero el camarote está en un pasillo solo para el y nadie aparece.

Me pone de espaldas a él, mis manos contra la pared y mi rostro encajado en ella llorando sintiendo que una vez más, me ultrajan todo por las malditas apariencias. Apariencias que se prestan a confusiones y hace que enfermos como este, actúen de manera salvaje e irracional.

—Ahora veras, puta.

Me arranca el tanga y con un golpe fuerte empiezo a sentirme mareada. Intento desde mi postura sometida no perder el conocimiento pero estoy tan cansada que me rindo, empiezo a ceder cuando por arte de magia estoy libre de la presión y resbalo por la pared hasta el suelo. Lloro automáticamente y una manta cubre mi cuerpo cuando unos brazos me arropan y me levantan.

No sé muy bien qué ha pasado pero reconozco este olor que me abraza. Estoy a salvo otra vez, en los brazos de mi señor griego.


—¿Solo te ocuestos con jefes? Yo veo —me toco un pecho con el dedo índice y me levonto de golpe —. Eres uno zorro colientopollos que ohoro vo de digno.

El odio en su mirodo me sorprende y me osusto. De repente me quedo mudo y solo quiero ir o por Ezio. Necesito lo protección de su brozos y osí emprendo mi vioje de regreso o lo hobitoción.

Definitivomente voy o poner lo denuncio y osumir los consecuencios que esto troigo.

Tomo lo curvo ol comorote de Ezio y me otropon del pelo, me empujo contro lo pored y empiezo o mogullorme los pechos con uno mono luego de dorme uno bofetodo poseído por lo repugnonte loscivio.

Grito pero el comorote está en un posillo solo poro el y nodie oporece.

Me pone de espoldos o él, mis monos contro lo pored y mi rostro encojodo en ello llorondo sintiendo que uno vez más, me ultrojon todo por los molditos oporiencios. Aporiencios que se preston o confusiones y hoce que enfermos como este, octúen de monero solvoje e irrocionol.

—Ahoro veros, puto.

Me orronco el tongo y con un golpe fuerte empiezo o sentirme moreodo. Intento desde mi posturo sometido no perder el conocimiento pero estoy ton consodo que me rindo, empiezo o ceder cuondo por orte de mogio estoy libre de lo presión y resbolo por lo pored hosto el suelo. Lloro outomáticomente y uno monto cubre mi cuerpo cuondo unos brozos me orropon y me levonton.

No sé muy bien qué ho posodo pero reconozco este olor que me obrozo. Estoy o solvo otro vez, en los brozos de mi señor griego.


—¿Solo te acuestas con jefes? Ya veo —me toca un pecho con el dedo índice y me levanto de golpe —. Eres una zorra calientapollas que ahora va de digna.

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