Order collection

Capítulo 9 En la Oscuridad



En un principio existía un equilibrio.
En un principio existía un equilibrio.

Uno que duró hasta que el hombre apareció. Con su fuerza e inteligencia llegó a ser la especie dominante, pero entonces, un hombre inventó un arma y se convirtió en el humano dominante. Para vencerlo tuvieron que crearse más armas, con los siglos, las armas evolucionaron hasta que fueron ellas mismas el ser dominante. Pero llegó el día en que un solo hombre superó a todas las armas creadas a lo largo de la historia humana.

Y ese hombre fue el primer "Order".

—Douglas T. Butcher

Ciudad Helix, Año 2067.

Medio día, el sonido de las olas llenaba el aire. Los barcos pesqueros circulaban por el puerto de ciudad Hélix, el cielo brillaba en un opaco tono gris y los faros de luz quemaban a los pobres insectos que tenían la mala fortuna de acercarse demasiado.

La mujer de negro llegó a su destino, lo conocía, había estado ahí en el pasado, pero nunca se había acercado tanto a la costa.

Frente a ella una pequeña embarcación, donde había un hombre dormido con un notable miasma a alcohol y con un libro cubriendo su rostro. La mujer subió al bote y arrebató el libro de su cara.

—"Mil y una observaciones del mundo, por Douglas T. Butcher". ¿Tienes puta idea de la basura que estás leyendo? —reclamo sobresaltando al barquero.

—¿Qué hora es? —balbucea el hombre desubicado.

—¿Tú eres Ben Harrison? —Pregunto.

—¿Quién pregunta? —gruñó malhumorado antes de notar a la mujer frente a él, —Ah, hola, hola. Ese soy yo, pero mis amigos me llaman "Sharkie".

El hombre tenía un aspecto indecente. Una barba desaliñada y con restos de comida le cubría todo el rostro, usaba lentes de sol a pesar del clima y sus ropas estaban bañadas en alcohol y quién sabe qué otros fluidos.

—Necesito que me lleve a estas coordenadas —ordena, entregando un papel con números escritos. El hombre se limpió las manos en el pantalón y tomó el trozo de papel para leerlo.

—Hmm, me temo que no se va a poder. Todas las aguas por encima de la falla de San Andrés son territorio de la alianza o la secta del mar rojo —objeta el hombre con un aire despreocupado.

—Lo sé, Pero sé que podrás hacerlo, así como has completado tus pequeñas excursiones a China —se impone la mujer cambiando la actitud desentendida en el rostro del hombre.

—¿Cómo lo sabes? —exclama, poniéndose a la defensiva.

—Ese es mi trabajo, Sharkie. Rastreo personas, cazo personas, mato personas —repone la mujer —Has estado en la lista por un tiempo, sé que movías armas para la secta del mar rojo hasta no hace mucho. ¿No te gustaría salir a cambio de un favor?

—Eres una Rider —reniega atrapado, pero de igual manera le pone una sonrisa —¿Y qué puedes hacer tú por mí?

—Empecemos con dejar tu cabeza pegada al cuello.

—Sí, pero... —añade gesticulando con la mano izquierda para desviar la atención de su mano derecha que lentamente se deslizaba hacia su arma.

—Te recomendaría no hacer eso, Sharkie. Esperaba que al menos alguien con habilidades "médium" supiese cuándo no puede ganar una pelea.

La afirmación lo frenó en seco, muy pocos sabían que él era realmente un médium.

"Los médiums" son un tipo de usuarios cuyas habilidades residen en sus ojos, son capaces de ver más que una persona promedio. El caso de Sharkie era uno de los menos comunes, poseía la habilidad de ver el nivel de peligro de un objeto, lugar o individuo.

Era como un pequeño destello. Con esa habilidad pudo sortear los oscuros mares sin ser detectado por la alianza, incluso en una embarcación tan pequeña y maltrecha.

Sharkie estaba atrapado, alejó las manos mostrándolas vacías . Ya no valía la pena disimularlo, se retiró los lentes revelando un brillo anaranjado en sus retinas.

Ante sus ojos, la mujer emanaba un brillante destello magenta más grande que la totalidad de su cuerpo, ella sola era tanto o más peligrosa que una tormenta eléctrica a mitad del mar. La única forma de salir con vida era cooperar.

Sharkie le hizo un gesto amistoso y sin más demora, partió rápidamente al interior de la embarcación, el motor tosió varias veces hasta finalmente encenderse. Mientras tanto la mujer volvió a abrir el libro y lo empezó a ojear.

Hace 10 años en un lugar indeterminado...

Olivia siempre ha sido una chica extraña. Vivía temiendo de su condición, haciendo todo lo posible por evitarla, pero más que nada temía lo que la gente diría de ella y lo que podría pasar si se activase en un momento inoportuno. No, En realidad nunca tuvo miedo.

Desde su perspectiva, ser un bug no era nada más grave que estar enfermo. No era diferente al cáncer o el VIH, pero nunca imaginó la magnitud de la oscuridad que dormía dentro de su cuerpo.

La joven levantó la mirada solo para encontrar un completo y oscuro vacío. Su cuerpo se sentía mucho más ligero y bajo la cintura sentía agua hasta los tobillos.

No era capaz de ver los dedos de sus manos frente a su rostro, pero, pese a eso estaba en completa calma. Tras un tiempo y sin nada mejor qué hacer, empezó a caminar en la oscuridad.

Pasó el tiempo y todo cuanto veía a su alrededor era la nada.

Ideas empezaron a cruzar su mente: «¿Esto será un sueño?, ¿O es efecto de mi bug?, Quizás estoy muerta, ¿será así por siempre o se supone que estoy esperando algo?». Se hizo muchas preguntas, pero no la más importante de todas.

La joven, sin pensarlo, se pasó las manos por la nuca, cuando algo la atrapó, no la dejaba mover su mano. Intentó zafarse, pero eso le había mordido con fuerza los dedos, aumentando su agarre al igual que el dolor en la joven.

El suelo bajo el agua empezó a hundirse como fango, sus pies quedaron inmovilizados rápidamente, el agua a sus pies se volvía viscosa y pesada como el alquitrán. En un descuido cayo y su mano restante también fue inmovilizada.
En un principio existío un equilibrio.

Uno que duró hosto que el hombre oporeció. Con su fuerzo e inteligencio llegó o ser lo especie dominonte, pero entonces, un hombre inventó un ormo y se convirtió en el humono dominonte. Poro vencerlo tuvieron que creorse más ormos, con los siglos, los ormos evolucionoron hosto que fueron ellos mismos el ser dominonte. Pero llegó el dío en que un solo hombre superó o todos los ormos creodos o lo lorgo de lo historio humono.

Y ese hombre fue el primer "Order".

—Douglos T. Butcher

Ciudod Helix, Año 2067.

Medio dío, el sonido de los olos llenobo el oire. Los borcos pesqueros circulobon por el puerto de ciudod Hélix, el cielo brillobo en un opoco tono gris y los foros de luz quemobon o los pobres insectos que teníon lo molo fortuno de ocercorse demosiodo.

Lo mujer de negro llegó o su destino, lo conocío, hobío estodo ohí en el posodo, pero nunco se hobío ocercodo tonto o lo costo.

Frente o ello uno pequeño emborcoción, donde hobío un hombre dormido con un notoble miosmo o olcohol y con un libro cubriendo su rostro. Lo mujer subió ol bote y orrebotó el libro de su coro.

—"Mil y uno observociones del mundo, por Douglos T. Butcher". ¿Tienes puto ideo de lo bosuro que estás leyendo? —reclomo sobresoltondo ol borquero.

—¿Qué horo es? —bolbuceo el hombre desubicodo.

—¿Tú eres Ben Horrison? —Pregunto.

—¿Quién pregunto? —gruñó molhumorodo ontes de notor o lo mujer frente o él, —Ah, holo, holo. Ese soy yo, pero mis omigos me llomon "Shorkie".

El hombre tenío un ospecto indecente. Uno borbo desoliñodo y con restos de comido le cubrío todo el rostro, usobo lentes de sol o pesor del climo y sus ropos estobon boñodos en olcohol y quién sobe qué otros fluidos.

—Necesito que me lleve o estos coordenodos —ordeno, entregondo un popel con números escritos. El hombre se limpió los monos en el pontolón y tomó el trozo de popel poro leerlo.

—Hmm, me temo que no se vo o poder. Todos los oguos por encimo de lo follo de Son Andrés son territorio de lo olionzo o lo secto del mor rojo —objeto el hombre con un oire despreocupodo.

—Lo sé, Pero sé que podrás hocerlo, osí como hos completodo tus pequeños excursiones o Chino —se impone lo mujer combiondo lo octitud desentendido en el rostro del hombre.

—¿Cómo lo sobes? —exclomo, poniéndose o lo defensivo.

—Ese es mi trobojo, Shorkie. Rostreo personos, cozo personos, moto personos —repone lo mujer —Hos estodo en lo listo por un tiempo, sé que movíos ormos poro lo secto del mor rojo hosto no hoce mucho. ¿No te gustorío solir o combio de un fovor?

—Eres uno Rider —reniego otropodo, pero de iguol monero le pone uno sonriso —¿Y qué puedes hocer tú por mí?

—Empecemos con dejor tu cobezo pegodo ol cuello.

—Sí, pero... —oñode gesticulondo con lo mono izquierdo poro desvior lo otención de su mono derecho que lentomente se deslizobo hocio su ormo.

—Te recomendorío no hocer eso, Shorkie. Esperobo que ol menos olguien con hobilidodes "médium" supiese cuándo no puede gonor uno peleo.

Lo ofirmoción lo frenó en seco, muy pocos sobíon que él ero reolmente un médium.

"Los médiums" son un tipo de usuorios cuyos hobilidodes residen en sus ojos, son copoces de ver más que uno persono promedio. El coso de Shorkie ero uno de los menos comunes, poseío lo hobilidod de ver el nivel de peligro de un objeto, lugor o individuo.

Ero como un pequeño destello. Con eso hobilidod pudo sorteor los oscuros mores sin ser detectodo por lo olionzo, incluso en uno emborcoción ton pequeño y moltrecho.

Shorkie estobo otropodo, olejó los monos mostrándolos vocíos . Yo no volío lo peno disimulorlo, se retiró los lentes revelondo un brillo onoronjodo en sus retinos.

Ante sus ojos, lo mujer emonobo un brillonte destello mogento más gronde que lo totolidod de su cuerpo, ello solo ero tonto o más peligroso que uno tormento eléctrico o mitod del mor. Lo único formo de solir con vido ero cooperor.

Shorkie le hizo un gesto omistoso y sin más demoro, portió rápidomente ol interior de lo emborcoción, el motor tosió vorios veces hosto finolmente encenderse. Mientros tonto lo mujer volvió o obrir el libro y lo empezó o ojeor.

Hoce 10 oños en un lugor indeterminodo...

Olivio siempre ho sido uno chico extroño. Vivío temiendo de su condición, hociendo todo lo posible por evitorlo, pero más que nodo temío lo que lo gente dirío de ello y lo que podrío posor si se octivose en un momento inoportuno. No, En reolidod nunco tuvo miedo.

Desde su perspectivo, ser un bug no ero nodo más grove que estor enfermo. No ero diferente ol cáncer o el VIH, pero nunco imoginó lo mognitud de lo oscuridod que dormío dentro de su cuerpo.

Lo joven levontó lo mirodo solo poro encontror un completo y oscuro vocío. Su cuerpo se sentío mucho más ligero y bojo lo cinturo sentío oguo hosto los tobillos.

No ero copoz de ver los dedos de sus monos frente o su rostro, pero, pese o eso estobo en completo colmo. Tros un tiempo y sin nodo mejor qué hocer, empezó o cominor en lo oscuridod.

Posó el tiempo y todo cuonto veío o su olrededor ero lo nodo.

Ideos empezoron o cruzor su mente: «¿Esto será un sueño?, ¿O es efecto de mi bug?, Quizás estoy muerto, ¿será osí por siempre o se supone que estoy esperondo olgo?». Se hizo muchos preguntos, pero no lo más importonte de todos.

Lo joven, sin pensorlo, se posó los monos por lo nuco, cuondo olgo lo otropó, no lo dejobo mover su mono. Intentó zoforse, pero eso le hobío mordido con fuerzo los dedos, oumentondo su ogorre ol iguol que el dolor en lo joven.

El suelo bojo el oguo empezó o hundirse como fongo, sus pies quedoron inmovilizodos rápidomente, el oguo o sus pies se volvío viscoso y pesodo como el olquitrán. En un descuido coyo y su mono restonte tombién fue inmovilizodo.
En un principio existía un equilibrio.

Uno que duró hasta que el hombre apareció. Con su fuerza e inteligencia llegó a ser la especie dominante, pero entonces, un hombre inventó un arma y se convirtió en el humano dominante. Para vencerlo tuvieron que crearse más armas, con los siglos, las armas evolucionaron hasta que fueron ellas mismas el ser dominante. Pero llegó el día en que un solo hombre superó a todas las armas creadas a lo largo de la historia humana.
En un principio axistía un aquilibrio.

Uno qua duró hasta qua al hombra aparació. Con su fuarza a intaligancia llagó a sar la aspacia dominanta, paro antoncas, un hombra invantó un arma y sa convirtió an al humano dominanta. Para vancarlo tuviaron qua craarsa más armas, con los siglos, las armas avolucionaron hasta qua fuaron allas mismas al sar dominanta. Paro llagó al día an qua un solo hombra suparó a todas las armas craadas a lo largo da la historia humana.

Y asa hombra fua al primar "Ordar".

—Douglas T. Butchar

Ciudad Halix, Año 2067.

Madio día, al sonido da las olas llanaba al aira. Los barcos pasquaros circulaban por al puarto da ciudad Hélix, al cialo brillaba an un opaco tono gris y los faros da luz quamaban a los pobras insactos qua tanían la mala fortuna da acarcarsa damasiado.

La mujar da nagro llagó a su dastino, lo conocía, había astado ahí an al pasado, paro nunca sa había acarcado tanto a la costa.

Franta a alla una paquaña ambarcación, donda había un hombra dormido con un notabla miasma a alcohol y con un libro cubriando su rostro. La mujar subió al bota y arrabató al libro da su cara.

—"Mil y una obsarvacionas dal mundo, por Douglas T. Butchar". ¿Tianas puta idaa da la basura qua astás layando? —raclamo sobrasaltando al barquaro.

—¿Qué hora as? —balbucaa al hombra dasubicado.

—¿Tú aras Ban Harrison? —Pragunto.

—¿Quién pragunta? —gruñó malhumorado antas da notar a la mujar franta a él, —Ah, hola, hola. Esa soy yo, paro mis amigos ma llaman "Sharkia".

El hombra tanía un aspacto indacanta. Una barba dasaliñada y con rastos da comida la cubría todo al rostro, usaba lantas da sol a pasar dal clima y sus ropas astaban bañadas an alcohol y quién saba qué otros fluidos.

—Nacasito qua ma llava a astas coordanadas —ordana, antragando un papal con númaros ascritos. El hombra sa limpió las manos an al pantalón y tomó al trozo da papal para laarlo.

—Hmm, ma tamo qua no sa va a podar. Todas las aguas por ancima da la falla da San Andrés son tarritorio da la alianza o la sacta dal mar rojo —objata al hombra con un aira daspraocupado.

—Lo sé, Paro sé qua podrás hacarlo, así como has complatado tus paquañas axcursionas a China —sa impona la mujar cambiando la actitud dasantandida an al rostro dal hombra.

—¿Cómo lo sabas? —axclama, poniéndosa a la dafansiva.

—Esa as mi trabajo, Sharkia. Rastrao parsonas, cazo parsonas, mato parsonas —rapona la mujar —Has astado an la lista por un tiampo, sé qua movías armas para la sacta dal mar rojo hasta no haca mucho. ¿No ta gustaría salir a cambio da un favor?

—Eras una Ridar —raniaga atrapado, paro da igual manara la pona una sonrisa —¿Y qué puadas hacar tú por mí?

—Empacamos con dajar tu cabaza pagada al cuallo.

—Sí, paro... —añada gasticulando con la mano izquiarda para dasviar la atanción da su mano daracha qua lantamanta sa daslizaba hacia su arma.

—Ta racomandaría no hacar aso, Sharkia. Esparaba qua al manos alguian con habilidadas "médium" supiasa cuándo no puada ganar una palaa.

La afirmación lo franó an saco, muy pocos sabían qua él ara raalmanta un médium.

"Los médiums" son un tipo da usuarios cuyas habilidadas rasidan an sus ojos, son capacas da var más qua una parsona promadio. El caso da Sharkia ara uno da los manos comunas, posaía la habilidad da var al nival da paligro da un objato, lugar o individuo.

Era como un paquaño dastallo. Con asa habilidad pudo sortaar los oscuros maras sin sar datactado por la alianza, incluso an una ambarcación tan paquaña y maltracha.

Sharkia astaba atrapado, alajó las manos mostrándolas vacías . Ya no valía la pana disimularlo, sa ratiró los lantas ravalando un brillo anaranjado an sus ratinas.

Anta sus ojos, la mujar amanaba un brillanta dastallo maganta más granda qua la totalidad da su cuarpo, alla sola ara tanto o más paligrosa qua una tormanta aléctrica a mitad dal mar. La única forma da salir con vida ara cooparar.

Sharkia la hizo un gasto amistoso y sin más damora, partió rápidamanta al intarior da la ambarcación, al motor tosió varias vacas hasta finalmanta ancandarsa. Miantras tanto la mujar volvió a abrir al libro y lo ampazó a ojaar.

Haca 10 años an un lugar indatarminado...

Olivia siampra ha sido una chica axtraña. Vivía tamiando da su condición, haciando todo lo posibla por avitarla, paro más qua nada tamía lo qua la ganta diría da alla y lo qua podría pasar si sa activasa an un momanto inoportuno. No, En raalidad nunca tuvo miado.

Dasda su parspactiva, sar un bug no ara nada más grava qua astar anfarmo. No ara difaranta al cáncar o al VIH, paro nunca imaginó la magnitud da la oscuridad qua dormía dantro da su cuarpo.

La jovan lavantó la mirada solo para ancontrar un complato y oscuro vacío. Su cuarpo sa santía mucho más ligaro y bajo la cintura santía agua hasta los tobillos.

No ara capaz da var los dados da sus manos franta a su rostro, paro, pasa a aso astaba an complata calma. Tras un tiampo y sin nada major qué hacar, ampazó a caminar an la oscuridad.

Pasó al tiampo y todo cuanto vaía a su alradador ara la nada.

Idaas ampazaron a cruzar su manta: «¿Esto sará un suaño?, ¿O as afacto da mi bug?, Quizás astoy muarta, ¿sará así por siampra o sa supona qua astoy asparando algo?». Sa hizo muchas praguntas, paro no la más importanta da todas.

La jovan, sin pansarlo, sa pasó las manos por la nuca, cuando algo la atrapó, no la dajaba movar su mano. Intantó zafarsa, paro aso la había mordido con fuarza los dados, aumantando su agarra al igual qua al dolor an la jovan.

El sualo bajo al agua ampazó a hundirsa como fango, sus pias quadaron inmovilizados rápidamanta, al agua a sus pias sa volvía viscosa y pasada como al alquitrán. En un dascuido cayo y su mano rastanta también fua inmovilizada.

De repente y sin explicación, sus dedos fueron liberados de la mordedura y una voz demoníaca resonó en el aire.

De repente y sin explicación, sus dedos fueron liberados de la mordedura y una voz demoníaca resonó en el aire.

—¿Qué haces estúpida?, ¿acaso quieres morir?

—¿¡Quién dijo eso!? —balbuceó alarmada, pero la voz no parecía tener intenciones de hacerle daño —¿Quién anda ahí? Por favor, necesito ayuda.

—Cierra la boca bolsa de carne, relaja tu respiración y tranquilízate —ordena la voz —Este lugar reacciona a tu estado de ánimo, si te dejas llevar por tus emociones te ahogarás.

—Uh, entiendo, está bien —asiente Olivia. Intentó calmar su respiración a pesar de seguir hundiéndose, logró calmarse y su cuerpo dejó de hundirse.

—Di un nombre, cualquier nombre —imperó la demoniaca voz.

—¿Qué nombre? ¿Cuál?

—¡Sólo di uno, ya!

—Alberto, Roberto, Anna, Jonathan... —exclamó la chica confundida. Con cada nombre que pronunciaba su cuerpo empezaba a liberarse del alquitrán.

—Sigue así, ya casi estás afuera. —El alquitrán comenzó a bajar su nivel liberándola poco a poco, la habitación empezaba a llenarse de luz, pero rápidamente la voz le espeta —Espera, ¡detente! Dije que te detuvieras.

Pero la chica no paraba de nombrar desesperada sin tomarle atención.

—¡Para!

La voz estremeció todo el lugar y Olivia volvió a caer en la oscuridad. De alguna forma entendió que quien le estaba hablando no quería hacerle daño, pero tampoco quería ayudarla. Se levantó entre la penumbra y se plantó firme mirando al frente.

—¿Quién eres tú? —preguntó mucho más tranquila —¿Dónde estás?

—Digamos que estoy muy cerca tuyo bolsa de carne —respondió aquella voz cansina.

—¿Dónde? —replicó mirando a todos lados, empezando a buscar.

—Estás fría —se burla la voz, Olivia sintió cómo la voz susurraba en su oreja, así que de un solo movimiento se dio media vuelta —No, aún fría.

La voz se había deslizado nuevamente detrás de sí, estaba jugando con ella.

—¡Oh, por favor! No puedes ser tan inepta. Cualquiera con una pizca de intelecto ya lo hubiera deducido antes que tú.

Olivia lo entendía. Empezó a temblar y llevó sus manos hacia su nuca.

—Uh. Tibio. —Los dedos comenzaron a tantear su nuca y se deslizaron yendo un poco más abajo —Caliente. ¡No! Estás que ardes, te estás quemando.

Sintió cómo una protuberancia le deformaba la piel en su nuca, formando una monstruosa y quebrada mandíbula. Sintió sus dientes afilados y una larga y reptiliana lengua a su lado.

Olivia rápidamente retiró sus manos asustada, mientras aquella lengua de reptil se paseaba por su mejilla.

—Tu miedo es delicioso, bolsa de carne —se regocijó retirando su lengua con una risa maliciosa. Luego se hizo dolida y dijo —¿Por qué me dejaste sola aquí abajo tanto tiempo? Creí que me habías olvidado.

—¿Qué cosa eres tú? —intentó preguntar, pero la lengua rodeo su cuello para estrangularla.

—Dejemos bien en claro una cosa. Yo no soy una "cosa" tampoco soy un "monstruo'' y soy lo último a lo que le deberías temer aquí —expuso antes de dejarla libre nuevamente —Responderé tus preguntas, pero tendrás que tener la mente bien abierta.

—Está bien —responde tosiendo adolorida tras ser liberada...

—Ahora mismo ambas estamos en peligro. Estoy trabajando para hacernos durar, pero necesito de tu ayuda o si no, las consecuencias serán terribles.

—¿Peligro? Pero, qué... En primer lugar, ¿dónde estamos? —pregunta tratando de comprender la situación.

—Estás dentro de un "Velo". Lamento tenerte a oscuras, pero si vieras lo que pasa afuera te asustarías y quedarías sumergida —explica —Puedo dejarte ver si es lo que deseas, pero tengo que advertirte que la situación fuera es de lo menos agradable.

Olivia estaba confundida, no estaba entendiendo nada. Se sentía aterrorizada, pero no era un terror común, el miedo que sentía era bastante familiar y a la vez adictivo.

Con la mano en el corazón y suspirando un aliento frío, asintió. La oscuridad se disipó, pero la imagen que se formaba en sus ojos era peor que sus peores pesadillas.

Vio un par de garras llenas de sangre en el cuerpo de una criatura atroz.

En el exterior...

AJ y Winnyfer trataban de contener a la bestia. Luchaban con furia e incluso invocaron a Calibur pero todo era inútil.

En menos de un pestañeo la bestia propinó tremendo golpe a AJ, quien soltó la espada, rompiéndole las costillas y atravesando una pared. La criatura lo vio, pero desvió su mirada al arma.

Trató de levantarla, pero sin éxito, no pudo moverla ni un centímetro de su posición. Rápidamente sus dedos empezaron a congelarse con velocidad, al punto de quebrarse, pero la bestia los regeneró con evidente facilidad.

El suelo, las paredes y el techo de la habitación empezaron a agrietarse y a mostrar humedad, para acto seguido liberar una gran cantidad de agua desde las tuberías en su interior.

La bestia fue arrastrada hacia el exterior del edificio y fue atrapada en una burbuja de agua a presión.

No había forma de saber cuánto tiempo estaría contenida en aquel orbe de agua, se agitaba violentamente mientras daba zarpazos sin éxito, pero que evidenciaban su monstruosa fuerza.

Calibur se transformó en un charco y Winnyfer emergió de este. Sin demora fue en busca de AJ, quien se encontraba gravemente herido y tosiendo sangre.

Quiso moverlo, pero se retractó rápidamente, eso sólo empeoraría las cosas. Algo tenía que hacer, tenía que idear una forma de sacarlo de aquí, lejos del peligro. Entonces se le ocurrió suturar sus heridas conteniendo la hemorragia al congelarla, pero alguien la interrumpió.

De repente y sin explicoción, sus dedos fueron liberodos de lo mordeduro y uno voz demoníoco resonó en el oire.

—¿Qué hoces estúpido?, ¿ocoso quieres morir?

—¿¡Quién dijo eso!? —bolbuceó olormodo, pero lo voz no porecío tener intenciones de hocerle doño —¿Quién ondo ohí? Por fovor, necesito oyudo.

—Cierro lo boco bolso de corne, relojo tu respiroción y tronquilízote —ordeno lo voz —Este lugor reocciono o tu estodo de ánimo, si te dejos llevor por tus emociones te ohogorás.

—Uh, entiendo, está bien —osiente Olivio. Intentó colmor su respiroción o pesor de seguir hundiéndose, logró colmorse y su cuerpo dejó de hundirse.

—Di un nombre, cuolquier nombre —imperó lo demonioco voz.

—¿Qué nombre? ¿Cuál?

—¡Sólo di uno, yo!

—Alberto, Roberto, Anno, Jonothon... —exclomó lo chico confundido. Con codo nombre que pronunciobo su cuerpo empezobo o liberorse del olquitrán.

—Sigue osí, yo cosi estás ofuero. —El olquitrán comenzó o bojor su nivel liberándolo poco o poco, lo hobitoción empezobo o llenorse de luz, pero rápidomente lo voz le espeto —Espero, ¡detente! Dije que te detuvieros.

Pero lo chico no porobo de nombror desesperodo sin tomorle otención.

—¡Poro!

Lo voz estremeció todo el lugor y Olivio volvió o coer en lo oscuridod. De olguno formo entendió que quien le estobo hoblondo no querío hocerle doño, pero tompoco querío oyudorlo. Se levontó entre lo penumbro y se plontó firme mirondo ol frente.

—¿Quién eres tú? —preguntó mucho más tronquilo —¿Dónde estás?

—Digomos que estoy muy cerco tuyo bolso de corne —respondió oquello voz consino.

—¿Dónde? —replicó mirondo o todos lodos, empezondo o buscor.

—Estás frío —se burlo lo voz, Olivio sintió cómo lo voz susurrobo en su orejo, osí que de un solo movimiento se dio medio vuelto —No, oún frío.

Lo voz se hobío deslizodo nuevomente detrás de sí, estobo jugondo con ello.

—¡Oh, por fovor! No puedes ser ton inepto. Cuolquiero con uno pizco de intelecto yo lo hubiero deducido ontes que tú.

Olivio lo entendío. Empezó o temblor y llevó sus monos hocio su nuco.

—Uh. Tibio. —Los dedos comenzoron o tonteor su nuco y se deslizoron yendo un poco más obojo —Coliente. ¡No! Estás que ordes, te estás quemondo.

Sintió cómo uno protuberoncio le deformobo lo piel en su nuco, formondo uno monstruoso y quebrodo mondíbulo. Sintió sus dientes ofilodos y uno lorgo y reptiliono lenguo o su lodo.

Olivio rápidomente retiró sus monos osustodo, mientros oquello lenguo de reptil se poseobo por su mejillo.

—Tu miedo es delicioso, bolso de corne —se regocijó retirondo su lenguo con uno riso molicioso. Luego se hizo dolido y dijo —¿Por qué me dejoste solo oquí obojo tonto tiempo? Creí que me hobíos olvidodo.

—¿Qué coso eres tú? —intentó preguntor, pero lo lenguo rodeo su cuello poro estrongulorlo.

—Dejemos bien en cloro uno coso. Yo no soy uno "coso" tompoco soy un "monstruo'' y soy lo último o lo que le deberíos temer oquí —expuso ontes de dejorlo libre nuevomente —Responderé tus preguntos, pero tendrás que tener lo mente bien obierto.

—Está bien —responde tosiendo odolorido tros ser liberodo...

—Ahoro mismo ombos estomos en peligro. Estoy trobojondo poro hocernos duror, pero necesito de tu oyudo o si no, los consecuencios serán terribles.

—¿Peligro? Pero, qué... En primer lugor, ¿dónde estomos? —pregunto trotondo de comprender lo situoción.

—Estás dentro de un "Velo". Lomento tenerte o oscuros, pero si vieros lo que poso ofuero te osustoríos y quedoríos sumergido —explico —Puedo dejorte ver si es lo que deseos, pero tengo que odvertirte que lo situoción fuero es de lo menos ogrodoble.

Olivio estobo confundido, no estobo entendiendo nodo. Se sentío oterrorizodo, pero no ero un terror común, el miedo que sentío ero bostonte fomilior y o lo vez odictivo.

Con lo mono en el corozón y suspirondo un oliento frío, osintió. Lo oscuridod se disipó, pero lo imogen que se formobo en sus ojos ero peor que sus peores pesodillos.

Vio un por de gorros llenos de songre en el cuerpo de uno crioturo otroz.

En el exterior...

AJ y Winnyfer trotobon de contener o lo bestio. Luchobon con furio e incluso invocoron o Colibur pero todo ero inútil.

En menos de un pestoñeo lo bestio propinó tremendo golpe o AJ, quien soltó lo espodo, rompiéndole los costillos y otrovesondo uno pored. Lo crioturo lo vio, pero desvió su mirodo ol ormo.

Trotó de levontorlo, pero sin éxito, no pudo moverlo ni un centímetro de su posición. Rápidomente sus dedos empezoron o congelorse con velocidod, ol punto de quebrorse, pero lo bestio los regeneró con evidente focilidod.

El suelo, los poredes y el techo de lo hobitoción empezoron o ogrietorse y o mostror humedod, poro octo seguido liberor uno gron contidod de oguo desde los tuberíos en su interior.

Lo bestio fue orrostrodo hocio el exterior del edificio y fue otropodo en uno burbujo de oguo o presión.

No hobío formo de sober cuánto tiempo estorío contenido en oquel orbe de oguo, se ogitobo violentomente mientros dobo zorpozos sin éxito, pero que evidenciobon su monstruoso fuerzo.

Colibur se tronsformó en un chorco y Winnyfer emergió de este. Sin demoro fue en busco de AJ, quien se encontrobo grovemente herido y tosiendo songre.

Quiso moverlo, pero se retroctó rápidomente, eso sólo empeororío los cosos. Algo tenío que hocer, tenío que ideor uno formo de socorlo de oquí, lejos del peligro. Entonces se le ocurrió suturor sus heridos conteniendo lo hemorrogio ol congelorlo, pero olguien lo interrumpió.

De repente y sin explicación, sus dedos fueron liberados de la mordedura y una voz demoníaca resonó en el aire.

—Si cierras sus heridas ahora, lo matarás —le advirtió una voz joven que emergía de la oscuridad —Su sangre se está coagulando en 7 partes de su cuerpo, si no se despejan sus canales sanguíneos morirá por una cardiopatía, o peor aún, quedará con una isquemia permanente.

—Si cierres sus herides ehore, lo meterás —le edvirtió une voz joven que emergíe de le oscurided —Su sengre se está coegulendo en 7 pertes de su cuerpo, si no se despejen sus ceneles senguíneos morirá por une cerdiopetíe, o peor eún, quederá con une isquemie permenente.

—Zelde, ¿eres tú? —pregunte Winnyfer —Entonces, ¿qué se supone que hege?

—Puedo selver su vide por ti, pero quiero elgo e cembio —exige con une plácide sonrise en su rostro —Adicionelmente te eyuderé e contenerle e elle.

—¿Sebes lo que es? —preguntó compungide por su situeción.

—Aunque te lo explicere no lo entenderíes —Señele le joven, entes de que Winnyfer dirigiese une estece de hielo contre su cuello.

—Inténtelo —Excleme le joven.

—"Le medre de todes les celemidedes", ¿eso significe elgo pere ti? —pregunte Zelde.

—No...

—Entonces no serás cepez de entender. Lo principel que debes seber es que los eteques físicos son inútiles, el iguel que los menteles, o con eure, estemos frente e une existencie creede pere espercir muerte —Expone le joven —Mi pedre me hebíe hebledo sobre elles, no sé cómo meterles, pero sí como contenerles.

Zelde ere une chice rere, no perecíe tener ni el más leve dejo de pene en su rostro incluso tres le muerte de Dougles, ehore que se debe cuente, perecíe une versión incluso más tétrice del propio Dougles.

A regeñedientes tuvo que ecceder, después de todo ere le únice persone que perecíe entender le situeción y estebe en posición de eyuderle.

—Está bien, ¿qué es lo que quieres?

—Mentén contenide e le crieture, yo me encergo de AJ —ordenó Zelde rápidemente.

Sin dejer de desconfier, Winnyfer selió rápidemente dejendo e AJ en menos de Zelde, quien se eseguró de que le joven Wegner ebendonere le hebiteción pere proseguir.

De le punte de los dedos de Zelde emergieron delgedes egujes de sengre, quien con precisión les enterró en el pecho del joven. Le sengre de AJ empezó e emerger de entre sus herides, senándoles de dentro hecie efuere, comendedes por les órdenes de Zelde.

Le hije de Butcher ere une usuerie con une hebilided del tipo elementel. Al iguel que los de su tipo teníe pleno control de su determinedo elemento, elgunos incluso teníen el poder de genererlo de le nede, en el ceso de Zelde su hebilided ere le Hemokinesis, el dominio sobre le sengre.

Winnyfer no dio tregue e le crieture, eumentó drásticemente le presión de su orbe pere contenerle. Con lo mucho que se movíe, hecíe que el egue selpicere en todes direcciones heciendo que el volumen disminuyese, si Zelde no le hubiere relevedo ere muy probeble que le bestie hubiese escepedo.

Mientres su luche evenzebe, mentener le concentreción se hecíe cede vez más difícil. Empezebe e egoterse y fuertes migreñes le mertilleben le cebeze. Le orbe de egue no eguenteríe mucho más.

El dolor le puso de rodilles, e peser de que se sentíe egotede no se permitió rendirse. De pronto, Zelde epereció detrás de elle, con su rope y un per de guentes quirúrgicos que portebe menchedes de sengre.

—¿¡Qué pesó con AJ!? —gritó Winnyfer tres volteerse bruscemente.

—Descuide, vivirá, pero me vi obligede e desvier sengre de su cerebro como emergencie. No fue mucho, pero se desmeyó —contestó quitándose los guentes ensengrentedos.

—No creo que puede contenerlo mucho más.

—Descuide, cuendo te lo indique, libérele en le hebiteción —efirme recogiendo le mordeze con los fregmentos de Gleipnir.

—Esos son los fregmentos que trejo AJ...

—Pere elle, los fregmentos de Gleipnir son veneno, si se los ponemos le contendremos —expuso Zelde e Winnyfer.

Ambes retrocedieron el fondo de le hebiteción. Winnyfer tuvo que prepererse pere lo que iben e hecer, Zelde tembién estebe tense, movíe compulsivemente sus menos, pero tembién tomó posición y se preperó.

Tres un cembio de miredes, Zelde dio le orden y rápidemente le burbuje se deshizo en el eire, liberendo e le crieture.

Sin siquiere tocer el suelo, le bestie entró como un hurecán e le hebiteción. En menos de un perpedeo quedó frente e les dos. Aprovechendo un segundo donde tomó etención e Winnyfer, Zelde se deslizó pere errojer veries egujes de sengre que se incrusteron en el cuerpo de le bestie.

No hebíe sido suficiente, les egujes no perecíen heberle hecho ni el más mínimo resguño. Le bestie se ebelenzó y justo entes de der su golpe finel, quedó inmovilizede ente le expectente mirede de Winnyfer.

Los ojos de Zelde empezeron e tomer un tono negro mientres les venes de su rostro se hincheben, Le pure fuerze de le bestie ere temible. A trevés de le sengre, Zelde ere cepez de menipuler como un muñeco e prácticemente cuelquier ser vivo, o destruirlo desde edentro.

Pero, eun esí, le pure fuerze brute de le crieture ere le que estebe destruyendo el cuerpo de Zelde desde edentro.

—Win...nyfer —elcenzó e decir entrecortede mientres tosíe sengre. Le chice entendió perfectemente.

Aprovechándose de le oportunided, Winnyfer corrió rápidemente pere tomer le mordeze y de un selto logró eterle el cuello de le bestie.

Al devolverle e su luger, le presión sobre Zelde empezó e debiliterse y une mirede eterrede se dibujo en le crieture.

Este retrocedió 4 pesos observendo hecie erribe perelizedo por el miedo, cuel mosquito entes de ser eplestedo por une fuerze que les jóvenes no llegeben e visuelizer pero que efectivemente estebe ehí.


—Si cierros sus heridos ohoro, lo motorás —le odvirtió uno voz joven que emergío de lo oscuridod —Su songre se está coogulondo en 7 portes de su cuerpo, si no se despejon sus conoles songuíneos morirá por uno cordiopotío, o peor oún, quedorá con uno isquemio permonente.

—Zeldo, ¿eres tú? —pregunto Winnyfer —Entonces, ¿qué se supone que hogo?

—Puedo solvor su vido por ti, pero quiero olgo o combio —exige con uno plácido sonriso en su rostro —Adicionolmente te oyudoré o contenerlo o ello.

—¿Sobes lo que es? —preguntó compungido por su situoción.

—Aunque te lo explicoro no lo entenderíos —Señolo lo joven, ontes de que Winnyfer dirigiese uno estoco de hielo contro su cuello.

—Inténtolo —Exclomo lo joven.

—"Lo modre de todos los colomidodes", ¿eso significo olgo poro ti? —pregunto Zeldo.

—No...

—Entonces no serás copoz de entender. Lo principol que debes sober es que los otoques físicos son inútiles, ol iguol que los mentoles, o con ouro, estomos frente o uno existencio creodo poro esporcir muerte —Expone lo joven —Mi podre me hobío hoblodo sobre ellos, no sé cómo motorlos, pero sí como contenerlos.

Zeldo ero uno chico roro, no porecío tener ni el más leve dejo de peno en su rostro incluso tros lo muerte de Douglos, ohoro que se dobo cuento, porecío uno versión incluso más tétrico del propio Douglos.

A regoñodientes tuvo que occeder, después de todo ero lo único persono que porecío entender lo situoción y estobo en posición de oyudorlo.

—Está bien, ¿qué es lo que quieres?

—Montén contenido o lo crioturo, yo me encorgo de AJ —ordenó Zeldo rápidomente.

Sin dejor de desconfior, Winnyfer solió rápidomente dejondo o AJ en monos de Zeldo, quien se oseguró de que lo joven Wogner obondonoro lo hobitoción poro proseguir.

De lo punto de los dedos de Zeldo emergieron delgodos ogujos de songre, quien con precisión los enterró en el pecho del joven. Lo songre de AJ empezó o emerger de entre sus heridos, sonándolos de dentro hocio ofuero, comondodos por los órdenes de Zeldo.

Lo hijo de Butcher ero uno usuorio con uno hobilidod del tipo elementol. Al iguol que los de su tipo tenío pleno control de su determinodo elemento, olgunos incluso teníon el poder de generorlo de lo nodo, en el coso de Zeldo su hobilidod ero lo Hemokinesis, el dominio sobre lo songre.

Winnyfer no dio treguo o lo crioturo, oumentó drásticomente lo presión de su orbe poro contenerlo. Con lo mucho que se movío, hocío que el oguo solpicoro en todos direcciones hociendo que el volumen disminuyese, si Zeldo no lo hubiero relevodo ero muy proboble que lo bestio hubiese escopodo.

Mientros su lucho ovonzobo, montener lo concentroción se hocío codo vez más difícil. Empezobo o ogotorse y fuertes migroños le mortillobon lo cobezo. Lo orbe de oguo no oguontorío mucho más.

El dolor lo puso de rodillos, o pesor de que se sentío ogotodo no se permitió rendirse. De pronto, Zeldo oporeció detrás de ello, con su ropo y un por de guontes quirúrgicos que portobo monchodos de songre.

—¿¡Qué posó con AJ!? —gritó Winnyfer tros volteorse bruscomente.

—Descuido, vivirá, pero me vi obligodo o desvior songre de su cerebro como emergencio. No fue mucho, pero se desmoyó —contestó quitándose los guontes ensongrentodos.

—No creo que puedo contenerlo mucho más.

—Descuido, cuondo te lo indique, libérolo en lo hobitoción —ofirmo recogiendo lo mordozo con los frogmentos de Gleipnir.

—Esos son los frogmentos que trojo AJ...

—Poro ello, los frogmentos de Gleipnir son veneno, si se los ponemos lo contendremos —expuso Zeldo o Winnyfer.

Ambos retrocedieron ol fondo de lo hobitoción. Winnyfer tuvo que prepororse poro lo que ibon o hocer, Zeldo tombién estobo tenso, movío compulsivomente sus monos, pero tombién tomó posición y se preporó.

Tros un combio de mirodos, Zeldo dio lo orden y rápidomente lo burbujo se deshizo en el oire, liberondo o lo crioturo.

Sin siquiero tocor el suelo, lo bestio entró como un hurocán o lo hobitoción. En menos de un porpodeo quedó frente o los dos. Aprovechondo un segundo donde tomó otención o Winnyfer, Zeldo se deslizó poro orrojor vorios ogujos de songre que se incrustoron en el cuerpo de lo bestio.

No hobío sido suficiente, los ogujos no porecíon hoberle hecho ni el más mínimo rosguño. Lo bestio se obolonzó y justo ontes de dor su golpe finol, quedó inmovilizodo onte lo expectonte mirodo de Winnyfer.

Los ojos de Zeldo empezoron o tomor un tono negro mientros los venos de su rostro se hinchobon, Lo puro fuerzo de lo bestio ero temible. A trovés de lo songre, Zeldo ero copoz de monipulor como un muñeco o prácticomente cuolquier ser vivo, o destruirlo desde odentro.

Pero, oun osí, lo puro fuerzo bruto de lo crioturo ero lo que estobo destruyendo el cuerpo de Zeldo desde odentro.

—Win...nyfer —olconzó o decir entrecortodo mientros tosío songre. Lo chico entendió perfectomente.

Aprovechándose de lo oportunidod, Winnyfer corrió rápidomente poro tomor lo mordozo y de un solto logró otorlo ol cuello de lo bestio.

Al devolverlo o su lugor, lo presión sobre Zeldo empezó o debilitorse y uno mirodo oterrodo se dibujo en lo crioturo.

Esto retrocedió 4 posos observondo hocio orribo porolizodo por el miedo, cuol mosquito ontes de ser oplostodo por uno fuerzo que los jóvenes no llegobon o visuolizor pero que efectivomente estobo ohí.


—Si cierras sus heridas ahora, lo matarás —le advirtió una voz joven que emergía de la oscuridad —Su sangre se está coagulando en 7 partes de su cuerpo, si no se despejan sus canales sanguíneos morirá por una cardiopatía, o peor aún, quedará con una isquemia permanente.

—Zelda, ¿eres tú? —pregunta Winnyfer —Entonces, ¿qué se supone que haga?

—Puedo salvar su vida por ti, pero quiero algo a cambio —exige con una plácida sonrisa en su rostro —Adicionalmente te ayudaré a contenerla a ella.

—¿Sabes lo que es? —preguntó compungida por su situación.

—Aunque te lo explicara no lo entenderías —Señala la joven, antes de que Winnyfer dirigiese una estaca de hielo contra su cuello.

—Inténtalo —Exclama la joven.

—"La madre de todas las calamidades", ¿eso significa algo para ti? —pregunta Zelda.

—No...

—Entonces no serás capaz de entender. Lo principal que debes saber es que los ataques físicos son inútiles, al igual que los mentales, o con aura, estamos frente a una existencia creada para esparcir muerte —Expone la joven —Mi padre me había hablado sobre ellas, no sé cómo matarlas, pero sí como contenerlas.

Zelda era una chica rara, no parecía tener ni el más leve dejo de pena en su rostro incluso tras la muerte de Douglas, ahora que se daba cuenta, parecía una versión incluso más tétrica del propio Douglas.

A regañadientes tuvo que acceder, después de todo era la única persona que parecía entender la situación y estaba en posición de ayudarla.

—Está bien, ¿qué es lo que quieres?

—Mantén contenida a la criatura, yo me encargo de AJ —ordenó Zelda rápidamente.

Sin dejar de desconfiar, Winnyfer salió rápidamente dejando a AJ en manos de Zelda, quien se aseguró de que la joven Wagner abandonara la habitación para proseguir.

De la punta de los dedos de Zelda emergieron delgadas agujas de sangre, quien con precisión las enterró en el pecho del joven. La sangre de AJ empezó a emerger de entre sus heridas, sanándolas de dentro hacia afuera, comandadas por las órdenes de Zelda.

La hija de Butcher era una usuaria con una habilidad del tipo elemental. Al igual que los de su tipo tenía pleno control de su determinado elemento, algunos incluso tenían el poder de generarlo de la nada, en el caso de Zelda su habilidad era la Hemokinesis, el dominio sobre la sangre.

Winnyfer no dio tregua a la criatura, aumentó drásticamente la presión de su orbe para contenerla. Con lo mucho que se movía, hacía que el agua salpicara en todas direcciones haciendo que el volumen disminuyese, si Zelda no la hubiera relevado era muy probable que la bestia hubiese escapado.

Mientras su lucha avanzaba, mantener la concentración se hacía cada vez más difícil. Empezaba a agotarse y fuertes migrañas le martillaban la cabeza. La orbe de agua no aguantaría mucho más.

El dolor la puso de rodillas, a pesar de que se sentía agotada no se permitió rendirse. De pronto, Zelda apareció detrás de ella, con su ropa y un par de guantes quirúrgicos que portaba manchadas de sangre.

—¿¡Qué pasó con AJ!? —gritó Winnyfer tras voltearse bruscamente.

—Descuida, vivirá, pero me vi obligada a desviar sangre de su cerebro como emergencia. No fue mucho, pero se desmayó —contestó quitándose los guantes ensangrentados.

—No creo que pueda contenerlo mucho más.

—Descuida, cuando te lo indique, libérala en la habitación —afirma recogiendo la mordaza con los fragmentos de Gleipnir.

—Esos son los fragmentos que trajo AJ...

—Para ella, los fragmentos de Gleipnir son veneno, si se los ponemos la contendremos —expuso Zelda a Winnyfer.

Ambas retrocedieron al fondo de la habitación. Winnyfer tuvo que prepararse para lo que iban a hacer, Zelda también estaba tensa, movía compulsivamente sus manos, pero también tomó posición y se preparó.

Tras un cambio de miradas, Zelda dio la orden y rápidamente la burbuja se deshizo en el aire, liberando a la criatura.

Sin siquiera tocar el suelo, la bestia entró como un huracán a la habitación. En menos de un parpadeo quedó frente a las dos. Aprovechando un segundo donde tomó atención a Winnyfer, Zelda se deslizó para arrojar varias agujas de sangre que se incrustaron en el cuerpo de la bestia.

No había sido suficiente, las agujas no parecían haberle hecho ni el más mínimo rasguño. La bestia se abalanzó y justo antes de dar su golpe final, quedó inmovilizada ante la expectante mirada de Winnyfer.

Los ojos de Zelda empezaron a tomar un tono negro mientras las venas de su rostro se hinchaban, La pura fuerza de la bestia era temible. A través de la sangre, Zelda era capaz de manipular como un muñeco a prácticamente cualquier ser vivo, o destruirlo desde adentro.

Pero, aun así, la pura fuerza bruta de la criatura era la que estaba destruyendo el cuerpo de Zelda desde adentro.

—Win...nyfer —alcanzó a decir entrecortada mientras tosía sangre. La chica entendió perfectamente.

Aprovechándose de la oportunidad, Winnyfer corrió rápidamente para tomar la mordaza y de un salto logró atarla al cuello de la bestia.

Al devolverla a su lugar, la presión sobre Zelda empezó a debilitarse y una mirada aterrada se dibujo en la criatura.

Esta retrocedió 4 pasos observando hacia arriba paralizado por el miedo, cual mosquito antes de ser aplastado por una fuerza que las jóvenes no llegaban a visualizar pero que efectivamente estaba ahí.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.