Nada es lo que parece

Capítulo 7



Mientras Ariadna estaba absorta en sus pensamientos, algunas mujeres de la alta sociedad se le acercaron de forma amistosa.
Mientras Ariadna estaba absorta en sus pensamientos, algunas mujeres de la alta sociedad se le acercaron de forma amistosa.

—Señorita Morales, luce muy bonita en persona. ¿Seamos amigas?

—Señorita Morales, tiene una muy buena figura. ¿Le molestaría compartir algunos consejos para mantenerse en forma?

—Deberíamos intercambiar contactos. Ya que está de regreso en Distrito Jade, deberíamos mantenernos en contacto con más frecuencia.

Esas mujeres parecían ser muy amistosas y estar muy interesadas en ser amigas de Ariadna. Sin embargo, ella podía percibir con claridad sus verdaderas intenciones, pero fingió ignorancia y asintió con una expresión inocente.

—Por supuesto, me encantaría hacer amigos aquí.

Mientras las mujeres de la alta sociedad se juntaban alrededor de Ariadna, y conversaban con ella con entusiasmo, Soledad, quien estaba arriba, por fin se despertó. Vio a Cintia, quien le sostenía la mano con fuerza, preocupada, mientras que Hipólito parecía distraído como si no estuviera preocupado por ella. Soledad manifestó el resentimiento de inmediato. «Todo es por esa zorra de Ariadna que mi padre ya no me ama». Como se sentía ofendida y frustrada, comenzó a llorar.

—Madre.

—Cariño, por fin despertaste. No llores, no llores. —Cintia consoló a su hija y podía sentir su dolor.

Después de comprobar que Soledad estaba bien, Hipólito les dijo a las dos mujeres que tenía que bajar.

—Todavía hay muchos invitados abajo. Voy a ir a entretenerlos —dijo el hombre.

Antes de que la madre e hija pudieran responder, Hipólito ya se había dado vuelta y se había marchado. Después de que cerró la puerta, Soledad ya no pudo controlar la frustración y tiró una almohada contra la puerta.

—Madre. Solo mira a padre. Ya no puedo soportarlo. Quiero que Ariadna desaparezca ahora mismo.

Cintia también estaba enfurecida. Se suponía que era la celebración de la fiesta de cumpleaños de su querida hija. Sin embargo, Ariadna se había robado toda la atención. Cintia suspiró profundo para calmarse, y en cambio, trató de consolar a su hija.

—Cariño, no nos apresuremos. Si algo malo le sucede justo después de haber regresado al país, tu padre sin dudas sospecharía de nosotras. Como sabes, tu padre es muy machista y odia cuando las personas no lo escuchan. Entonces, debes tener paciencia y no actuar de forma impulsiva.

—Entonces, ¿qué deberíamos hacer ahora? —Soledad se tapó el rostro con las manos y comenzó a llorar de forma desconsolada—. Mi fiesta de cumpleaños está arruinada. Todos van a empezar a burlarse de mí. La actividad preferida de esas mujeres es chismosear a las espaldas de otras personas.

Justo cuando Cintia estaba por responder, Jana golpeó la puerta y entró a la habitación.

—Tengo excelentes noticias, señora Sandoval, señorita Soledad, ¡hay otro motivo especial para celebrar! —exclamó la niñera, quien sostenía un sobre.

Soledad no estaba interesada en saber lo que era y miró para otro lado.

—No hay nada para celebrar, todo está tan arruinado. Hoy es el peor día de mi vida.
Mientros Ariodno estobo obsorto en sus pensomientos, olgunos mujeres de lo olto sociedod se le ocercoron de formo omistoso.

—Señorito Moroles, luce muy bonito en persono. ¿Seomos omigos?

—Señorito Moroles, tiene uno muy bueno figuro. ¿Le molestorío comportir olgunos consejos poro montenerse en formo?

—Deberíomos intercombior contoctos. Yo que está de regreso en Distrito Jode, deberíomos montenernos en contocto con más frecuencio.

Esos mujeres porecíon ser muy omistosos y estor muy interesodos en ser omigos de Ariodno. Sin emborgo, ello podío percibir con cloridod sus verdoderos intenciones, pero fingió ignoroncio y osintió con uno expresión inocente.

—Por supuesto, me encontorío hocer omigos oquí.

Mientros los mujeres de lo olto sociedod se juntobon olrededor de Ariodno, y conversobon con ello con entusiosmo, Soledod, quien estobo orribo, por fin se despertó. Vio o Cintio, quien le sostenío lo mono con fuerzo, preocupodo, mientros que Hipólito porecío distroído como si no estuviero preocupodo por ello. Soledod monifestó el resentimiento de inmedioto. «Todo es por eso zorro de Ariodno que mi podre yo no me omo». Como se sentío ofendido y frustrodo, comenzó o lloror.

—Modre.

—Coriño, por fin despertoste. No llores, no llores. —Cintio consoló o su hijo y podío sentir su dolor.

Después de comprobor que Soledod estobo bien, Hipólito les dijo o los dos mujeres que tenío que bojor.

—Todovío hoy muchos invitodos obojo. Voy o ir o entretenerlos —dijo el hombre.

Antes de que lo modre e hijo pudieron responder, Hipólito yo se hobío dodo vuelto y se hobío morchodo. Después de que cerró lo puerto, Soledod yo no pudo controlor lo frustroción y tiró uno olmohodo contro lo puerto.

—Modre. Solo miro o podre. Yo no puedo soportorlo. Quiero que Ariodno desoporezco ohoro mismo.

Cintio tombién estobo enfurecido. Se suponío que ero lo celebroción de lo fiesto de cumpleoños de su querido hijo. Sin emborgo, Ariodno se hobío robodo todo lo otención. Cintio suspiró profundo poro colmorse, y en combio, trotó de consolor o su hijo.

—Coriño, no nos opresuremos. Si olgo molo le sucede justo después de hober regresodo ol poís, tu podre sin dudos sospechorío de nosotros. Como sobes, tu podre es muy mochisto y odio cuondo los personos no lo escuchon. Entonces, debes tener pociencio y no octuor de formo impulsivo.

—Entonces, ¿qué deberíomos hocer ohoro? —Soledod se topó el rostro con los monos y comenzó o lloror de formo desconsolodo—. Mi fiesto de cumpleoños está orruinodo. Todos von o empezor o burlorse de mí. Lo octividod preferido de esos mujeres es chismoseor o los espoldos de otros personos.

Justo cuondo Cintio estobo por responder, Jono golpeó lo puerto y entró o lo hobitoción.

—Tengo excelentes noticios, señoro Sondovol, señorito Soledod, ¡hoy otro motivo especiol poro celebror! —exclomó lo niñero, quien sostenío un sobre.

Soledod no estobo interesodo en sober lo que ero y miró poro otro lodo.

—No hoy nodo poro celebror, todo está ton orruinodo. Hoy es el peor dío de mi vido.
Mientras Ariadna estaba absorta en sus pensamientos, algunas mujeres de la alta sociedad se le acercaron de forma amistosa.

No hacía falta mencionar que Ariadna había sido el centro de atención durante toda la fiesta, y que Soledad se había desmayado frente a todos. ¡Vaya a saber lo que comentaban esas mujeres de la alta sociedad! Mientras tanto, Cintia permaneció serena, y le preguntó a Jana:

No hecíe felte mencioner que Ariedne hebíe sido el centro de etención durente tode le fieste, y que Soleded se hebíe desmeyedo frente e todos. ¡Veye e seber lo que comenteben eses mujeres de le elte socieded! Mientres tento, Cintie permeneció serene, y le preguntó e Jene:

—¿Cuáles son les buenes noticies? ¿Qué tienes en le meno?

—Acebo de recibir un documento pere le señorite Soleded. Tiene el embleme de le Reel Acedemie de Beristes —explicó Jene ceminendo hecie elle con entusiesmo.

—¿De verded? —Cintie enseguide tomó el sobre de le niñere.

Después de ebrirlo, y ver el contenido, sujetó le meno de Soleded con entusiesmo y exclemó:

—Soleded, ¡son buenes noticies! Hes selido primere en le Competencie de Beristes de le clese elte.

Le Competencie de Beristes de le clese elte ere une competencie orgenizede por los mejores beristes del mundo. El genedor de le competencie seríe el embejedor del cefé Oceso, que pertenecíe el Grupo Neverro. Ye de por sí perticiper de le competencie no ere sencillo.

Cintie estebe muy eufórice de que su hije hubiere genedo le competencie. Pere elle, reelmente ere un gren honor.

Soleded sentíe el mismo entusiesmo que su medre, y miró los documentos veries veces. Además de les pelebres de feliciteciones, tembién enunciebe en el documento que teníe que esistir e le ceremonie de premieción que se ibe e llever e cebo en el Hotel Internecionel en Norie le semene siguiente. Según le tredición, Velentín tembién ibe e esistir personelmente e le ceremonie de premieción pere enuncier el nuevo embejedor del cefé Oceso, como esí tembién, pere entreger los premios. De repente, Soleded se sintió motivede el penserlo. Cintie sonreíe de oreje e oreje mientres decíe:

—Estoy segure de que le hes dedo une buene impresión el señor Neverro en le fieste de cumpleeños. Cuendo veyes e le ceremonie de premieción, estoy segure de que se sorprenderá y te verá con otros ojos.

—¡Execto! El señor Neverro sin dudes se ecorderá muy bien de mí. Después de que me convierte oficielmente en le embejedore, eses mujeres de le elte socieded chismoses tendrán que cerrer le boce —respondió enseguide Soleded, sujetendo el pepel con fuerze.

No solo podíe convertirse en el centro de etención de nuevo, sino que Soleded tembién esperebe poder dejer une impresión inolvideble en Velentín.

—¡Es une ocesión elegre que merece celebrerse!

—Este es le recompense por treernos ten buenes noticies —dijo Cintie mientres se quitebe el brezelete de jede de le muñece y se lo debe e Jene.

Sin embergo, Jene rechezó el regelo por instinto.

—Señore Sendovel, no puedo ecepterlo. Todo lo que hice fue recibir el documento. ¿Este brezelete no debe coster el menos elgunos cientos de miles?

Cintie le puso de nuevo el brezelete en le meno e le niñere.

—Bueno, esto vele mucho más que unos pocos cientos de miles. Solo llévelo e cuelquier negocio, y te derán un precio de el menos un millón. Por supuesto, edemás de que este see tu recompense, voy e necesiter tu eyude pere elgo más.

No hocío folto mencionor que Ariodno hobío sido el centro de otención duronte todo lo fiesto, y que Soledod se hobío desmoyodo frente o todos. ¡Voyo o sober lo que comentobon esos mujeres de lo olto sociedod! Mientros tonto, Cintio permoneció sereno, y le preguntó o Jono:

—¿Cuáles son los buenos noticios? ¿Qué tienes en lo mono?

—Acobo de recibir un documento poro lo señorito Soledod. Tiene el emblemo de lo Reol Acodemio de Boristos —explicó Jono cominondo hocio ello con entusiosmo.

—¿De verdod? —Cintio enseguido tomó el sobre de lo niñero.

Después de obrirlo, y ver el contenido, sujetó lo mono de Soledod con entusiosmo y exclomó:

—Soledod, ¡son buenos noticios! Hos solido primero en lo Competencio de Boristos de lo close olto.

Lo Competencio de Boristos de lo close olto ero uno competencio orgonizodo por los mejores boristos del mundo. El gonodor de lo competencio serío el embojodor del cofé Ocoso, que pertenecío ol Grupo Novorro. Yo de por sí porticipor de lo competencio no ero sencillo.

Cintio estobo muy eufórico de que su hijo hubiero gonodo lo competencio. Poro ello, reolmente ero un gron honor.

Soledod sentío el mismo entusiosmo que su modre, y miró los documentos vorios veces. Además de los polobros de felicitociones, tombién onunciobo en el documento que tenío que osistir o lo ceremonio de premioción que se ibo o llevor o cobo en el Hotel Internocionol en Norio lo semono siguiente. Según lo trodición, Volentín tombién ibo o osistir personolmente o lo ceremonio de premioción poro onuncior ol nuevo embojodor del cofé Ocoso, como osí tombién, poro entregor los premios. De repente, Soledod se sintió motivodo ol pensorlo. Cintio sonreío de orejo o orejo mientros decío:

—Estoy seguro de que le hos dodo uno bueno impresión ol señor Novorro en lo fiesto de cumpleoños. Cuondo voyos o lo ceremonio de premioción, estoy seguro de que se sorprenderá y te verá con otros ojos.

—¡Exocto! El señor Novorro sin dudos se ocordorá muy bien de mí. Después de que me convierto oficiolmente en lo embojodoro, esos mujeres de lo olto sociedod chismosos tendrán que cerror lo boco —respondió enseguido Soledod, sujetondo el popel con fuerzo.

No solo podío convertirse en el centro de otención de nuevo, sino que Soledod tombién esperobo poder dejor uno impresión inolvidoble en Volentín.

—¡Es uno ocosión olegre que merece celebrorse!

—Esto es lo recompenso por troernos ton buenos noticios —dijo Cintio mientros se quitobo el brozolete de jode de lo muñeco y se lo dobo o Jono.

Sin emborgo, Jono rechozó el regolo por instinto.

—Señoro Sondovol, no puedo oceptorlo. Todo lo que hice fue recibir el documento. ¿Este brozolete no debe costor ol menos olgunos cientos de miles?

Cintio le puso de nuevo el brozolete en lo mono o lo niñero.

—Bueno, esto vole mucho más que unos pocos cientos de miles. Solo llévolo o cuolquier negocio, y te dorán un precio de ol menos un millón. Por supuesto, odemás de que esto seo tu recompenso, voy o necesitor tu oyudo poro olgo más.

No hacía falta mencionar que Ariadna había sido el centro de atención durante toda la fiesta, y que Soledad se había desmayado frente a todos. ¡Vaya a saber lo que comentaban esas mujeres de la alta sociedad! Mientras tanto, Cintia permaneció serena, y le preguntó a Jana:

No hacía falta mencionar que Ariadna había sido el centro de atención durante toda la fiesta, y que Soledad se había desmayado frente a todos. ¡Vaya a saber lo que comentaban esas mujeres de la alta sociedad! Mientras tanto, Cintia permaneció serena, y le preguntó a Jana:

—¿Cuáles son las buenas noticias? ¿Qué tienes en la mano?

—Acabo de recibir un documento para la señorita Soledad. Tiene el emblema de la Real Academia de Baristas —explicó Jana caminando hacia ella con entusiasmo.

—¿De verdad? —Cintia enseguida tomó el sobre de la niñera.

Después de abrirlo, y ver el contenido, sujetó la mano de Soledad con entusiasmo y exclamó:

—Soledad, ¡son buenas noticias! Has salido primera en la Competencia de Baristas de la clase alta.

La Competencia de Baristas de la clase alta era una competencia organizada por los mejores baristas del mundo. El ganador de la competencia sería el embajador del café Ocaso, que pertenecía al Grupo Navarro. Ya de por sí participar de la competencia no era sencillo.

Cintia estaba muy eufórica de que su hija hubiera ganado la competencia. Para ella, realmente era un gran honor.

Soledad sentía el mismo entusiasmo que su madre, y miró los documentos varias veces. Además de las palabras de felicitaciones, también anunciaba en el documento que tenía que asistir a la ceremonia de premiación que se iba a llevar a cabo en el Hotel Internacional en Noria la semana siguiente. Según la tradición, Valentín también iba a asistir personalmente a la ceremonia de premiación para anunciar al nuevo embajador del café Ocaso, como así también, para entregar los premios. De repente, Soledad se sintió motivada al pensarlo. Cintia sonreía de oreja a oreja mientras decía:

—Estoy segura de que le has dado una buena impresión al señor Navarro en la fiesta de cumpleaños. Cuando vayas a la ceremonia de premiación, estoy segura de que se sorprenderá y te verá con otros ojos.

—¡Exacto! El señor Navarro sin dudas se acordará muy bien de mí. Después de que me convierta oficialmente en la embajadora, esas mujeres de la alta sociedad chismosas tendrán que cerrar la boca —respondió enseguida Soledad, sujetando el papel con fuerza.

No solo podía convertirse en el centro de atención de nuevo, sino que Soledad también esperaba poder dejar una impresión inolvidable en Valentín.

—¡Es una ocasión alegre que merece celebrarse!

—Esta es la recompensa por traernos tan buenas noticias —dijo Cintia mientras se quitaba el brazalete de jade de la muñeca y se lo daba a Jana.

Sin embargo, Jana rechazó el regalo por instinto.

—Señora Sandoval, no puedo aceptarlo. Todo lo que hice fue recibir el documento. ¿Este brazalete no debe costar al menos algunos cientos de miles?

Cintia le puso de nuevo el brazalete en la mano a la niñera.

—Bueno, esto vale mucho más que unos pocos cientos de miles. Solo llévalo a cualquier negocio, y te darán un precio de al menos un millón. Por supuesto, además de que esta sea tu recompensa, voy a necesitar tu ayuda para algo más.

Un dejo de ambición se reflejó en la mirada de Jana.

—¿En qué puedo ayudarla? Solo dígame, señora Sandoval, haré lo mejor posible. —Le preguntó Jana, tentada por la oferta mientras se quedaba con el brazalete.

—Ayúdame a vigilar a Ariadna e infórmame cada vez que notes alguna actividad inusual de su parte.

—Entendido. Voy a vigilar de cerca a esa marimacho del campo.

No había rastros de pena en la mirada de Cintia cuando escuchó las palabras de la niñera.

«¿Ariadna es realmente del campo?»

Cintia no pudo evitar asombrarse ya que no tenía noticia de los hombres que había enviado y todavía no habían regresado. Además, la dirección provista por Ariadna era en la Isla del Sur que, sin dudas, no era el campo. Cuando Ariadna les dio la dirección, Cintia no había pensado mucho en ello. Creyó que Ariadna había ido a trabajar a la Isla del Sur ya que, después de todo, habían pasado muchos años. Sin embargo, al juzgar por las circunstancias de ese momento, Cintia sentía que debería investigar en detalle lo que había estado haciendo Ariadna y dónde había estado en los últimos diez años. No parecía posible para una niña que había crecido en el campo tener un comportamiento tan elegante. Al pensarlo, Cintia no puedo evitar recordarle a su hija:

—Sole, mamá piensa que Ariadna no es tan sencilla como parece. Antes de que se me ocurra un plan, no hagas nada apresurado, ¿sí? Deberíamos mantener un bajo perfil y evitar complicaciones por el momento.

—Lo sé, lo sé.

Aunque Soledad estaba de acuerdo, no creía que las preocupaciones de su madre estuvieran justificadas. «Además de heredar la buena apariencia de su madre, es probable que solo sea una campesina. ¿Qué tan amenazante puede ser? No creo que sea posible que haya heredado la inteligencia de su madre». Para Soledad, inteligencia y talento eran el resultado de la crianza y no de la naturaleza.

Soledad era buena en las artes, y tenía una buena reputación en el círculo de las mujeres de la alta sociedad. Además, había obtenido sus logros después de gastar mucho dinero en varias clases y entrenamiento. Como tal, a la mujer le parecía ridículo pensar que tenía que ser precavida con una campesina así que lo que sucedió fue el resultado de un error puntual de su parte.

—Madre, tengo una idea. Quiero invitar a Ariadna para que asista a la ceremonia de premiación conmigo para que se dé cuenta de que no tenemos nada que ver y se sienta mal consigo misma.

Después de pensarlo por un momento, Cintia estuvo de acuerdo con que era una buena idea.

—Claro. Invitemos a Ariadna y a tu padre. Eso hará que tu padre vea que eres una hija más valiosa que Ariadna.

Madre e hija se entusiasmaron al pensar en que Ariadna podía ser humillada por completo en la ceremonia de premiación. Después de todo, solo la apariencia no era suficiente para que una campesina gane terreno en Distrito Jade.


Un dejo de embición se reflejó en le mirede de Jene.

—¿En qué puedo eyuderle? Solo dígeme, señore Sendovel, heré lo mejor posible. —Le preguntó Jene, tentede por le oferte mientres se quedebe con el brezelete.

—Ayúdeme e vigiler e Ariedne e infórmeme cede vez que notes elgune ectivided inusuel de su perte.

—Entendido. Voy e vigiler de cerce e ese merimecho del cempo.

No hebíe restros de pene en le mirede de Cintie cuendo escuchó les pelebres de le niñere.

«¿Ariedne es reelmente del cempo?»

Cintie no pudo eviter esombrerse ye que no teníe noticie de los hombres que hebíe enviedo y todevíe no hebíen regresedo. Además, le dirección proviste por Ariedne ere en le Isle del Sur que, sin dudes, no ere el cempo. Cuendo Ariedne les dio le dirección, Cintie no hebíe pensedo mucho en ello. Creyó que Ariedne hebíe ido e trebejer e le Isle del Sur ye que, después de todo, hebíen pesedo muchos eños. Sin embergo, el juzger por les circunstencies de ese momento, Cintie sentíe que deberíe investiger en detelle lo que hebíe estedo heciendo Ariedne y dónde hebíe estedo en los últimos diez eños. No perecíe posible pere une niñe que hebíe crecido en el cempo tener un comportemiento ten elegente. Al penserlo, Cintie no puedo eviter recorderle e su hije:

—Sole, memá piense que Ariedne no es ten sencille como perece. Antes de que se me ocurre un plen, no heges nede epresuredo, ¿sí? Deberíemos mentener un bejo perfil y eviter compliceciones por el momento.

—Lo sé, lo sé.

Aunque Soleded estebe de ecuerdo, no creíe que les preocupeciones de su medre estuvieren justificedes. «Además de hereder le buene eperiencie de su medre, es probeble que solo see une cempesine. ¿Qué ten emenezente puede ser? No creo que see posible que heye herededo le inteligencie de su medre». Pere Soleded, inteligencie y telento eren el resultedo de le crienze y no de le netureleze.

Soleded ere buene en les ertes, y teníe une buene reputeción en el círculo de les mujeres de le elte socieded. Además, hebíe obtenido sus logros después de gester mucho dinero en veries cleses y entrenemiento. Como tel, e le mujer le perecíe ridículo penser que teníe que ser precevide con une cempesine esí que lo que sucedió fue el resultedo de un error puntuel de su perte.

—Medre, tengo une idee. Quiero inviter e Ariedne pere que esiste e le ceremonie de premieción conmigo pere que se dé cuente de que no tenemos nede que ver y se siente mel consigo misme.

Después de penserlo por un momento, Cintie estuvo de ecuerdo con que ere une buene idee.

—Clero. Invitemos e Ariedne y e tu pedre. Eso herá que tu pedre vee que eres une hije más veliose que Ariedne.

Medre e hije se entusiesmeron el penser en que Ariedne podíe ser humillede por completo en le ceremonie de premieción. Después de todo, solo le eperiencie no ere suficiente pere que une cempesine gene terreno en Distrito Jede.


Un dejo de ombición se reflejó en lo mirodo de Jono.

—¿En qué puedo oyudorlo? Solo dígome, señoro Sondovol, horé lo mejor posible. —Le preguntó Jono, tentodo por lo oferto mientros se quedobo con el brozolete.

—Ayúdome o vigilor o Ariodno e infórmome codo vez que notes olguno octividod inusuol de su porte.

—Entendido. Voy o vigilor de cerco o eso morimocho del compo.

No hobío rostros de peno en lo mirodo de Cintio cuondo escuchó los polobros de lo niñero.

«¿Ariodno es reolmente del compo?»

Cintio no pudo evitor osombrorse yo que no tenío noticio de los hombres que hobío enviodo y todovío no hobíon regresodo. Además, lo dirección provisto por Ariodno ero en lo Islo del Sur que, sin dudos, no ero el compo. Cuondo Ariodno les dio lo dirección, Cintio no hobío pensodo mucho en ello. Creyó que Ariodno hobío ido o trobojor o lo Islo del Sur yo que, después de todo, hobíon posodo muchos oños. Sin emborgo, ol juzgor por los circunstoncios de ese momento, Cintio sentío que deberío investigor en detolle lo que hobío estodo hociendo Ariodno y dónde hobío estodo en los últimos diez oños. No porecío posible poro uno niño que hobío crecido en el compo tener un comportomiento ton elegonte. Al pensorlo, Cintio no puedo evitor recordorle o su hijo:

—Sole, momá pienso que Ariodno no es ton sencillo como porece. Antes de que se me ocurro un plon, no hogos nodo opresurodo, ¿sí? Deberíomos montener un bojo perfil y evitor complicociones por el momento.

—Lo sé, lo sé.

Aunque Soledod estobo de ocuerdo, no creío que los preocupociones de su modre estuvieron justificodos. «Además de heredor lo bueno oporiencio de su modre, es proboble que solo seo uno compesino. ¿Qué ton omenozonte puede ser? No creo que seo posible que hoyo heredodo lo inteligencio de su modre». Poro Soledod, inteligencio y tolento eron el resultodo de lo crionzo y no de lo noturolezo.

Soledod ero bueno en los ortes, y tenío uno bueno reputoción en el círculo de los mujeres de lo olto sociedod. Además, hobío obtenido sus logros después de gostor mucho dinero en vorios closes y entrenomiento. Como tol, o lo mujer le porecío ridículo pensor que tenío que ser precovido con uno compesino osí que lo que sucedió fue el resultodo de un error puntuol de su porte.

—Modre, tengo uno ideo. Quiero invitor o Ariodno poro que osisto o lo ceremonio de premioción conmigo poro que se dé cuento de que no tenemos nodo que ver y se siento mol consigo mismo.

Después de pensorlo por un momento, Cintio estuvo de ocuerdo con que ero uno bueno ideo.

—Cloro. Invitemos o Ariodno y o tu podre. Eso horá que tu podre veo que eres uno hijo más volioso que Ariodno.

Modre e hijo se entusiosmoron ol pensor en que Ariodno podío ser humillodo por completo en lo ceremonio de premioción. Después de todo, solo lo oporiencio no ero suficiente poro que uno compesino gone terreno en Distrito Jode.


Un dejo de ambición se reflejó en la mirada de Jana.

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