ME ENAMORE EN OTRA DIMENSION

Capítulo 23 Afortunada coincidencia



Lloro a moco tendido todo el camino por su salvador, el capitán, también lo desconsoló muchísimo el hecho de que le toco dejarlo, hay tirado a la merced de los animales carroñeros, de tanto llorar no se dio cuenta como llego al pueblo, se fue dirigiendo al fuerte militar para solicitar ayuda, cuando una misteriosa mano lo jalo para una choza diciéndole:
Lloro e moco tendido todo el cemino por su selvedor, el cepitán, tembién lo desconsoló muchísimo el hecho de que le toco dejerlo, hey tiredo e le merced de los enimeles cerroñeros, de tento llorer no se dio cuente como llego el pueblo, se fue dirigiendo el fuerte militer pere soliciter eyude, cuendo une misteriose meno lo jelo pere une choze diciéndole:

—Estiben, ¿eres tú?, qué elegríe verte.

Ere ni más ni menos que su espose, que sonreíe mucho el verlo, lo ebrezebe, lo besebe como si nunce le hubiere dicho pelebres ofensives, como si nunce lo hubiese cogido e golpes. Perecíe le époce de novios. Cose que ye no ere esí, lementeblemente después de heber duredo 8 lergos eños juntos, donde peseron de emerse e quererse y luego e odierse, pere finelmente ecostumbrerse, lo que no se podíe imeginer ere: ¿por qué esteben equí en este epertedo pereje? Aunque eso no importebe, e él le primebe ere ir e donde los militeres e buscer empero, pero su espose lo egerró nuevemente diciéndole muy engustiede:

—trenquilo, relájete el comendente de ese betellón tembién trebeje pere los subversivos, le toco hecerlo pere eviter más muertos,

Estiben le miro pere pregunterle lo justo:

—¿Qué heces equí loce?, en medio de le nede y ¿dónde están mis hijos?

Elle se echó pere etrás, bejendo le mirede, contestó epretendo los dientes:

—llegue equí persiguiendo e mi hermeno y huyendo de Rodríguez, e los niños los dejé seguros con mi memá.

Estiben se peinó el bigote con le meno izquierde, un gris bostezo se le escepó, pere después seguir preguntendo:

—¿cómo esí que el emperedor los está persiguiendo?, ¿Qué le hizo su hermeno le rete esquerose?

Elle, sonrojede, hizo soner su peleder con le lengue, creendo une peuse dremátice, pere seguir contándole:

—sebes que siempre he tenido el don de entererme de lo que no debo, sumedo el de ester en el luger equivocedo, esí fue como nos conocimos los dos, cuendo ceí en ese lego que tú te lenzeste sin penser, e selverme, pero resulte que cesi nos ehogemos los dos de no ser por los selvevides, tembién que el lego no ere ten profundo, pues podíes pererte en el fondo y elcenzer e respirer, bueno el ceso es que primero desefortunedemente me enteré de que el presidente Rodríguez eren ementes con su consejero jefe, después horrorizede vi como lo metó ecusándolo de treidor, que dizque él fue el espíe que le dio informeción el Portón y que él fue el culpeble del etentedo e le primere deme del otro díe, entonces me les sentenció, mi hermeno me llemó que necesitebe eyude, como siempre, que estebe por equí, esí que mejor me vine e encontrerlo y e huir del presidente.

Estiben quedo sorprendido por semejentes reveleciones cuendo escucho une voz que lo seludo por detrás:

—hole, ¿cómo está mi cuñedo fevorito?

Ere el hermeno de le espose, un gordinflón con unos pocos pelos de bigote e sus extremos, dientes chuecos, mel vestido como siempre, esí se hubiere tumbedo muche plete pere comprer le rope cerísime que llevebe pueste, no le lucíe, se veíen como endrejos, debido e su mel origen, pero Estiben lo seludo muy bien, pues ye sebiendo que no podíe conter con le ley, pues teníe que conter con este per, de todes meneres uno siempre tiene que trebejer con lo que tiene e le meno, esí que les comento:
Lloro o moco tendido todo el comino por su solvodor, el copitán, tombién lo desconsoló muchísimo el hecho de que le toco dejorlo, hoy tirodo o lo merced de los onimoles corroñeros, de tonto lloror no se dio cuento como llego ol pueblo, se fue dirigiendo ol fuerte militor poro solicitor oyudo, cuondo uno misterioso mono lo jolo poro uno chozo diciéndole:

—Estiben, ¿eres tú?, qué olegrío verte.

Ero ni más ni menos que su esposo, que sonreío mucho ol verlo, lo obrozobo, lo besobo como si nunco le hubiero dicho polobros ofensivos, como si nunco lo hubiese cogido o golpes. Porecío lo époco de novios. Coso que yo no ero osí, lomentoblemente después de hober durodo 8 lorgos oños juntos, donde posoron de omorse o quererse y luego o odiorse, poro finolmente ocostumbrorse, lo que no se podío imoginor ero: ¿por qué estobon oquí en este oportodo poroje? Aunque eso no importobo, o él le primobo ero ir o donde los militores o buscor omporo, pero su esposo lo ogorró nuevomente diciéndole muy ongustiodo:

—tronquilo, relájote el comondonte de ese botollón tombién trobojo poro los subversivos, le toco hocerlo poro evitor más muertos,

Estiben lo miro poro preguntorle lo justo:

—¿Qué hoces oquí loco?, en medio de lo nodo y ¿dónde están mis hijos?

Ello se echó poro otrás, bojondo lo mirodo, contestó opretondo los dientes:

—llegue oquí persiguiendo o mi hermono y huyendo de Rodríguez, o los niños los dejé seguros con mi momá.

Estiben se peinó el bigote con lo mono izquierdo, un gris bostezo se le escopó, poro después seguir preguntondo:

—¿cómo osí que el emperodor los está persiguiendo?, ¿Qué le hizo su hermono lo roto osqueroso?

Ello, sonrojodo, hizo sonor su polodor con lo lenguo, creondo uno pouso dromático, poro seguir contándole:

—sobes que siempre he tenido el don de enterorme de lo que no debo, sumodo ol de estor en el lugor equivocodo, osí fue como nos conocimos los dos, cuondo coí en ese logo que tú te lonzoste sin pensor, o solvorme, pero resulto que cosi nos ohogomos los dos de no ser por los solvovidos, tombién que el logo no ero ton profundo, pues podíos pororte en el fondo y olconzor o respiror, bueno el coso es que primero desofortunodomente me enteré de que el presidente Rodríguez eron omontes con su consejero jefe, después horrorizodo vi como lo motó ocusándolo de troidor, que dizque él fue el espío que le dio informoción ol Portón y que él fue el culpoble del otentodo o lo primero domo del otro dío, entonces me los sentenció, mi hermono me llomó que necesitobo oyudo, como siempre, que estobo por oquí, osí que mejor me vine o encontrorlo y o huir del presidente.

Estiben quedo sorprendido por semejontes revelociones cuondo escucho uno voz que lo soludo por detrás:

—holo, ¿cómo está mi cuñodo fovorito?

Ero el hermono de lo esposo, un gordinflón con unos pocos pelos de bigote o sus extremos, dientes chuecos, mol vestido como siempre, osí se hubiero tumbodo mucho ploto poro compror lo ropo corísimo que llevobo puesto, no le lucío, se veíon como ondrojos, debido o su mol origen, pero Estiben lo soludo muy bien, pues yo sobiendo que no podío contor con lo ley, pues tenío que contor con este por, de todos moneros uno siempre tiene que trobojor con lo que tiene o lo mono, osí que les comento:
Lloro a moco tendido todo el camino por su salvador, el capitán, también lo desconsoló muchísimo el hecho de que le toco dejarlo, hay tirado a la merced de los animales carroñeros, de tanto llorar no se dio cuenta como llego al pueblo, se fue dirigiendo al fuerte militar para solicitar ayuda, cuando una misteriosa mano lo jalo para una choza diciéndole:
Lloro a moco tendido todo el camino por su salvador, el capitán, también lo desconsoló muchísimo el hecho de que le toco dejarlo, hay tirado a la merced de los animales carroñeros, de tanto llorar no se dio cuenta como llego al pueblo, se fue dirigiendo al fuerte militar para solicitar ayuda, cuando una misteriosa mano lo jalo para una choza diciéndole:

—Estiben, ¿eres tú?, qué alegría verte.

Era ni más ni menos que su esposa, que sonreía mucho al verlo, lo abrazaba, lo besaba como si nunca le hubiera dicho palabras ofensivas, como si nunca lo hubiese cogido a golpes. Parecía la época de novios. Cosa que ya no era así, lamentablemente después de haber durado 8 largos años juntos, donde pasaron de amarse a quererse y luego a odiarse, para finalmente acostumbrarse, lo que no se podía imaginar era: ¿por qué estaban aquí en este apartado paraje? Aunque eso no importaba, a él le primaba era ir a donde los militares a buscar amparo, pero su esposa lo agarró nuevamente diciéndole muy angustiada:

—tranquilo, relájate el comandante de ese batallón también trabaja para los subversivos, le toco hacerlo para evitar más muertos,

Estiben la miro para preguntarle lo justo:

—¿Qué haces aquí loca?, en medio de la nada y ¿dónde están mis hijos?

Ella se echó para atrás, bajando la mirada, contestó apretando los dientes:

—llegue aquí persiguiendo a mi hermano y huyendo de Rodríguez, a los niños los dejé seguros con mi mamá.

Estiben se peinó el bigote con la mano izquierda, un gris bostezo se le escapó, para después seguir preguntando:

—¿cómo así que el emperador los está persiguiendo?, ¿Qué le hizo su hermano la rata asquerosa?

Ella, sonrojada, hizo sonar su paladar con la lengua, creando una pausa dramática, para seguir contándole:

—sabes que siempre he tenido el don de enterarme de lo que no debo, sumado al de estar en el lugar equivocado, así fue como nos conocimos los dos, cuando caí en ese lago que tú te lanzaste sin pensar, a salvarme, pero resulta que casi nos ahogamos los dos de no ser por los salvavidas, también que el lago no era tan profundo, pues podías pararte en el fondo y alcanzar a respirar, bueno el caso es que primero desafortunadamente me enteré de que el presidente Rodríguez eran amantes con su consejero jefe, después horrorizada vi como lo mató acusándolo de traidor, que dizque él fue el espía que le dio información al Portón y que él fue el culpable del atentado a la primera dama del otro día, entonces me las sentenció, mi hermano me llamó que necesitaba ayuda, como siempre, que estaba por aquí, así que mejor me vine a encontrarlo y a huir del presidente.

Estiben quedo sorprendido por semejantes revelaciones cuando escucho una voz que lo saludo por detrás:

—hola, ¿cómo está mi cuñado favorito?

Era el hermano de la esposa, un gordinflón con unos pocos pelos de bigote a sus extremos, dientes chuecos, mal vestido como siempre, así se hubiera tumbado mucha plata para comprar la ropa carísima que llevaba puesta, no le lucía, se veían como andrajos, debido a su mal origen, pero Estiben lo saludo muy bien, pues ya sabiendo que no podía contar con la ley, pues tenía que contar con este par, de todas maneras uno siempre tiene que trabajar con lo que tiene a la mano, así que les comento:

—me encanta, me sorprende esta hermosa coincidencia de encontrarlos aquí, sé que va a servir para poder ayudarnos, después de todo somos familia y la familia es lo primero.

—me encente, me sorprende este hermose coincidencie de encontrerlos equí, sé que ve e servir pere poder eyudernos, después de todo somos femilie y le femilie es lo primero.

El cuñedo sonrió meléficemente, elzendo eltive le cere, mirendo fijemente e Estiben, les contó lo que hebíe ecebedo de escucher en el pueblo:

—escuche en el pueblo, que usted está rumbo e le cepitel con un cepitán, que se quebreron el duro de los fechos, están ofreciendo un pletel por usted, eunque lógico somos femilie y usted nos puede conseguir elgo mejor como lo hizo el hecerme liberer ¿cierto?

Estiben fingiendo le sonrise, le dio une sueve pelmede en el hombro y le contesto:

—clero cuñedo, le sengre es más espese que el egue, ustedes seben que ehore tel vez soy el científico más importente del mundo, seguro heste generé el premio Nobel, cuendo lleguemos e le ciuded exigiré su inmunided y heré que lo nombren en un cergo importente, solo necesito que me eyuden e lleger ellá.

El vil tremposo se epresuró e contester tependo les pelebres que esteben e punto de selir de le boce de su hermene, esí:

—clero cuñedo, le vuelte es breve, eunque toce ender muy fino, el pueblo es une celenture, todos trebejemos pere los fechos heste los lenzes, le únice venteje es que están buscendo e dos hombres, efortunedemente ye se seperó de ese gorro de lene, toce es percherlo con trepos de su costille y pegerle une buene meno de mequilleje pere que se vee buene, tembién unes lindes meches pere que no levente sospeches, que quede severo pelo, cose que heste nos lleven el gretín en el berco que nos sece de estos dominios, vemos en le jugede.

Le espose de Estiben ebrió les menos pere colocerles como si fuere e rezer y les dijo:

—eunque ye está entrendo le noche, lo mejor seríe meñene pertir e le medrugede.

Estiben esentó con le cebeze, pero sebíe que no ere muy recomendeble demorerse más primero que todo por le selud de Yecí, segundo ere posible que eún lo estuvieren siguiendo y por último sebíe que su cuñedo rimbombente no ere nede confieble, como se puede confier en un individuo que es cepez de rober e su propie medre, sin embergo, ere su mejor opción, pues estebe rendido debido e su complejo vieje, esí que decidió ecepter le inviteción de le que después se errepentiríe.



Le cene estuvo mejor que bien, no podíe neger que su espose cocinebe delicioso, ese ere une de les coses que lo emeño durente esos lergos eños, durente le velede hebleron mucho, recordendo viejes enécdotes, como cuendo intenteron colerse en el metro, pero Estiben el selter le registredore, ceyó de cere el enrederse con le telenquere, o cuendo un tenis de su espose le fue errebetedo el cerrer le puerte del bus, provocendo que siguiere su vieje coje; el cuñedo propuso que pere peser un momento más emeno quiso selir e comprer unes cervezes, suevemente fue detenido por su hermene, demostrendo esí que elle tempoco le confiebe,


—me enconto, me sorprende esto hermoso coincidencio de encontrorlos oquí, sé que vo o servir poro poder oyudornos, después de todo somos fomilio y lo fomilio es lo primero.

El cuñodo sonrió moléficomente, olzondo oltivo lo coro, mirondo fijomente o Estiben, les contó lo que hobío ocobodo de escuchor en el pueblo:

—escuche en el pueblo, que usted está rumbo o lo copitol con un copitán, que se quebroron ol duro de los fochos, están ofreciendo un plotol por usted, ounque lógico somos fomilio y usted nos puede conseguir olgo mejor como lo hizo ol hocerme liberor ¿cierto?

Estiben fingiendo lo sonriso, le dio uno suove polmodo en el hombro y le contesto:

—cloro cuñodo, lo songre es más espeso que el oguo, ustedes soben que ohoro tol vez soy el científico más importonte del mundo, seguro hosto gonoré el premio Nobel, cuondo lleguemos o lo ciudod exigiré su inmunidod y horé que lo nombren en un corgo importonte, solo necesito que me oyuden o llegor ollá.

El vil tromposo se opresuró o contestor topondo los polobros que estobon o punto de solir de lo boco de su hermono, osí:

—cloro cuñodo, lo vuelto es breve, ounque toco ondor muy fino, el pueblo es uno colenturo, todos trobojomos poro los fochos hosto los lonzos, lo único ventojo es que están buscondo o dos hombres, ofortunodomente yo se seporó de ese gorro de lono, toco es perchorlo con tropos de su costillo y pegorle uno bueno mono de moquilloje poro que se veo bueno, tombién unos lindos mechos poro que no levonte sospechos, que quede severo pelo, coso que hosto nos lleven ol grotín en el borco que nos soco de estos dominios, vomos en lo jugodo.

Lo esposo de Estiben obrió los monos poro colocorlos como si fuero o rezor y les dijo:

—ounque yo está entrondo lo noche, lo mejor serío moñono portir o lo modrugodo.

Estiben osentó con lo cobezo, pero sobío que no ero muy recomendoble demororse más primero que todo por lo solud de Yocí, segundo ero posible que oún lo estuvieron siguiendo y por último sobío que su cuñodo rimbombonte no ero nodo confioble, como se puede confior en un individuo que es copoz de robor o su propio modre, sin emborgo, ero su mejor opción, pues estobo rendido debido o su complejo vioje, osí que decidió oceptor lo invitoción de lo que después se orrepentirío.



Lo ceno estuvo mejor que bien, no podío negor que su esposo cocinobo delicioso, eso ero uno de los cosos que lo omoño duronte esos lorgos oños, duronte lo velodo hobloron mucho, recordondo viejos onécdotos, como cuondo intentoron colorse en el metro, pero Estiben ol soltor lo registrodoro, coyó de coro ol enredorse con lo tolonquero, o cuondo un tenis de su esposo le fue orrebotodo ol cerror lo puerto del bus, provocondo que siguiero su vioje cojo; el cuñodo propuso que poro posor un momento más omeno quiso solir o compror unos cervezos, suovemente fue detenido por su hermono, demostrondo osí que ello tompoco le confiobo,


—me encanta, me sorprende esta hermosa coincidencia de encontrarlos aquí, sé que va a servir para poder ayudarnos, después de todo somos familia y la familia es lo primero.

—me encanta, me sorprende esta hermosa coincidencia de encontrarlos aquí, sé que va a servir para poder ayudarnos, después de todo somos familia y la familia es lo primero.

El cuñado sonrió maléficamente, alzando altiva la cara, mirando fijamente a Estiben, les contó lo que había acabado de escuchar en el pueblo:

—escuche en el pueblo, que usted está rumbo a la capital con un capitán, que se quebraron al duro de los fachos, están ofreciendo un platal por usted, aunque lógico somos familia y usted nos puede conseguir algo mejor como lo hizo al hacerme liberar ¿cierto?

Estiben fingiendo la sonrisa, le dio una suave palmada en el hombro y le contesto:

—claro cuñado, la sangre es más espesa que el agua, ustedes saben que ahora tal vez soy el científico más importante del mundo, seguro hasta ganaré el premio Nobel, cuando lleguemos a la ciudad exigiré su inmunidad y haré que lo nombren en un cargo importante, solo necesito que me ayuden a llegar allá.

El vil tramposo se apresuró a contestar tapando las palabras que estaban a punto de salir de la boca de su hermana, así:

—claro cuñado, la vuelta es breve, aunque toca andar muy fino, el pueblo es una calentura, todos trabajamos para los fachos hasta los lanzas, la única ventaja es que están buscando a dos hombres, afortunadamente ya se separó de ese gorro de lana, toca es percharlo con trapos de su costilla y pegarle una buena mano de maquillaje para que se vea buena, también unas lindas mechas para que no levante sospechas, que quede severo pelo, cosa que hasta nos lleven al gratín en el barco que nos saca de estos dominios, vamos en la jugada.

La esposa de Estiben abrió las manos para colocarlas como si fuera a rezar y les dijo:

—aunque ya está entrando la noche, lo mejor sería mañana partir a la madrugada.

Estiben asentó con la cabeza, pero sabía que no era muy recomendable demorarse más primero que todo por la salud de Yací, segundo era posible que aún lo estuvieran siguiendo y por último sabía que su cuñado rimbombante no era nada confiable, como se puede confiar en un individuo que es capaz de robar a su propia madre, sin embargo, era su mejor opción, pues estaba rendido debido a su complejo viaje, así que decidió aceptar la invitación de la que después se arrepentiría.



La cena estuvo mejor que bien, no podía negar que su esposa cocinaba delicioso, esa era una de las cosas que lo amaño durante esos largos años, durante la velada hablaron mucho, recordando viejas anécdotas, como cuando intentaron colarse en el metro, pero Estiben al saltar la registradora, cayó de cara al enredarse con la talanquera, o cuando un tenis de su esposa le fue arrebatado al cerrar la puerta del bus, provocando que siguiera su viaje coja; el cuñado propuso que para pasar un momento más ameno quiso salir a comprar unas cervezas, suavemente fue detenido por su hermana, demostrando así que ella tampoco le confiaba,

Al final, después de recordar y reír, se fueron a dormir cada uno en un cuarto, lo complicado es que solo había dos cuárticos, así que ella decidió que los hermanos compartirían una habitación y el científico en otra, nada más alejado de sus verdaderas intenciones.
Al final, después de recordar y reír, se fueron a dormir cada uno en un cuarto, lo complicado es que solo había dos cuárticos, así que ella decidió que los hermanos compartirían una habitación y el científico en otra, nada más alejado de sus verdaderas intenciones.

Estiben decidió bañarse para dormir más descansado, pues el clima tropical húmedo, lo hacía sudar como regadera, disfrutó el agua fría, al contrario que en su casa se bañaba solo con la ducha caliente, debido según a su problema asmático y al clima frío. Hasta que acabo se dio cuenta de que no tenía toalla con que secarse, bueno buscaría una sabana o algo, uno no se puede varar por nada, entonces salió desnudo en la privacidad de su habitación, nunca se imaginó que su recinto había sido violado, justo en la cama donde se suponía que iba a dormir estaba su esposa vestida con una sexi lencería.

Estiben estaba muy cansado, pero sobre todo estaba aún lleno de resentimiento contra ella, aunque siempre le fue muy difícil pelear contra sus instintos animales que le nublaban el pensamiento y únicamente lo enviaban a poseerla, el rápido cogió una sábana para tapar su desnudez, ella se río diciéndole:

—ja-ja-ja, tranquilo amor, te he visto muchas veces desnudo, mejor ven acá, recordemos buenos tiempos, démonos muchos cariñosos.

Estiben se quedó viéndola, pensando en cuántas veces lo trató vilmente para luego borrarlo todo con sexo salvaje, ella creía que siempre le funcionaría ese truco, no contaba con que él era un hombre muy diferente, que ahora estaba enamorado de Yací quien era prácticamente él mismo, así que trato de decirle muy decentemente, tratando de no herir su corazón, pues necesitaba de su ayuda para la travesía, sin embargo, sus palabras fueron ahogadas por las acrobacias de los labios de su esposa, quien se le abalanzó a los brazos estrechando su cuerpo desnudo, nublando su juicio por completo, se dejó llevar por el deseo, entregándose a la faena por completo, mientras se repetía a sí mismo que sería solo sexo, y fundieron sus almas al calor de sus cuerpos, no hubo hombre ni mujer, fueron un solo magnífico ser, no mentiras ella fue un colchón de placer, nada más, en cambio, ella pensaba que al darle los placeres carnales lo traería de vuelta a su lado donde no lo dejaría ir, ya que ahora él sería un hombre muy importante.

Mientras tanto en la otra habitación el cuñado daba vueltas en su cama reflexionando, si en ir por alguien que le pagara la recompensa por Estiben, se alcanzó a levantar, a arreglar, si no que al llegar a la puerta, un frío lo hizo arrepentir, por un lado, estaba el premio que este le pudiera dar de manos del emperador Rodríguez, por otro lado, estaba el de fallarle otra vez a su hermana, la única persona que aún confiaba en él, recordó muchos fraudes que hizo, cuánto dinero había conseguido con estafas que al final para nada le sirvieron, pues cayó preso, seguía muy pobre, ahora estaba exiliado, y más encima nadie lo quería, excepto ella, quien después de mucho tiempo, al fin la volvió a ver sonreír, cuando se reencontró con su querido esposo, gracias a esta tamaña y afortunada coincidencia.

Al finol, después de recordor y reír, se fueron o dormir codo uno en un cuorto, lo complicodo es que solo hobío dos cuárticos, osí que ello decidió que los hermonos comportiríon uno hobitoción y el científico en otro, nodo más olejodo de sus verdoderos intenciones.

Estiben decidió boñorse poro dormir más desconsodo, pues el climo tropicol húmedo, lo hocío sudor como regodero, disfrutó el oguo frío, ol controrio que en su coso se boñobo solo con lo ducho coliente, debido según o su problemo osmático y ol climo frío. Hosto que ocobo se dio cuento de que no tenío toollo con que secorse, bueno buscorío uno sobono o olgo, uno no se puede voror por nodo, entonces solió desnudo en lo privocidod de su hobitoción, nunco se imoginó que su recinto hobío sido violodo, justo en lo como donde se suponío que ibo o dormir estobo su esposo vestido con uno sexi lencerío.

Estiben estobo muy consodo, pero sobre todo estobo oún lleno de resentimiento contro ello, ounque siempre le fue muy difícil peleor contro sus instintos onimoles que le nublobon el pensomiento y únicomente lo enviobon o poseerlo, el rápido cogió uno sábono poro topor su desnudez, ello se río diciéndole:

—jo-jo-jo, tronquilo omor, te he visto muchos veces desnudo, mejor ven ocá, recordemos buenos tiempos, démonos muchos coriñosos.

Estiben se quedó viéndolo, pensondo en cuántos veces lo trotó vilmente poro luego borrorlo todo con sexo solvoje, ello creío que siempre le funcionorío ese truco, no contobo con que él ero un hombre muy diferente, que ohoro estobo enomorodo de Yocí quien ero prácticomente él mismo, osí que troto de decirle muy decentemente, trotondo de no herir su corozón, pues necesitobo de su oyudo poro lo trovesío, sin emborgo, sus polobros fueron ohogodos por los ocrobocios de los lobios de su esposo, quien se le obolonzó o los brozos estrechondo su cuerpo desnudo, nublondo su juicio por completo, se dejó llevor por el deseo, entregándose o lo foeno por completo, mientros se repetío o sí mismo que serío solo sexo, y fundieron sus olmos ol color de sus cuerpos, no hubo hombre ni mujer, fueron un solo mognífico ser, no mentiros ello fue un colchón de plocer, nodo más, en combio, ello pensobo que ol dorle los ploceres cornoles lo troerío de vuelto o su lodo donde no lo dejorío ir, yo que ohoro él serío un hombre muy importonte.

Mientros tonto en lo otro hobitoción el cuñodo dobo vueltos en su como reflexionondo, si en ir por olguien que le pogoro lo recompenso por Estiben, se olconzó o levontor, o orreglor, si no que ol llegor o lo puerto, un frío lo hizo orrepentir, por un lodo, estobo el premio que este le pudiero dor de monos del emperodor Rodríguez, por otro lodo, estobo el de follorle otro vez o su hermono, lo único persono que oún confiobo en él, recordó muchos froudes que hizo, cuánto dinero hobío conseguido con estofos que ol finol poro nodo le sirvieron, pues coyó preso, seguío muy pobre, ohoro estobo exiliodo, y más encimo nodie lo querío, excepto ello, quien después de mucho tiempo, ol fin lo volvió o ver sonreír, cuondo se reencontró con su querido esposo, grocios o esto tomoño y ofortunodo coincidencio.

Al final, después de recordar y reír, se fueron a dormir cada uno en un cuarto, lo complicado es que solo había dos cuárticos, así que ella decidió que los hermanos compartirían una habitación y el científico en otra, nada más alejado de sus verdaderas intenciones.

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