Las tres marías

Capítulo 13



María Julia desasayunaba tranquilamente en su balcón mientras leía un libro, en el balcón de al lado Denis la imitaba. Tenía un café y su periódico abierto, pero en realidad no leía, solo la observaba leer.

-Denis ¿Es gracioso decirle a todas las agencias de la ciudad que no me alquilen nada?- preguntó por fin María Julia mientras pasaba una página del libro. Sentía la mirada de él sobre ella, y eso la fastidiaba más que nada en el mundo.

-Dije que no te dejaría mudar, enojona-María Julia soltó una risita sarcastica.

-Creí que después de lo de la isla no querrías convivir más conmigo-era evidente que eso era lo que quería Denis, pero por sus amigos era capaz de todo, así que solo fingió una sonrisa.

-Es la guerra, Julia. Y a tu enemigo es mejor tenerlo cerca-Julia suspiró, cerró su libro, tomó el último sorbo de su café y se levantó para irse.

-Eres muy infantil, Denis Villareal. Ya no soporto respirar el mismo aire que tu así que me retiro-se adentró a su apartamento dejando a Denis con las palabras en la boca y los puños apretados de la frustración ¡No la soportaba!

Sacó su teléfono y buscó el contacto de Santiago para que le pasara el contacto de María Julia, cuando lo obtuvo se apresuró a escribirle porque nadie, absolutamente nadie, deja a Denis con la palabra en la boca: "¿Infantil yo? ¿ Quién fue la que se llevó mi ropa en la isla y me hizo andar desnudo frente a mis hombres? Si hablamos de ser infantiles es obvio que tus ganas, amargada"

Denis, 8:45 am

Respiró en paz cuando vio aparecer los chulos azules y apagó su celular dispuesto para irse a trabajar. Quizás con su mente metida en los números del Grupo Villareal ya no se enojaría con solo pensar en esta mujer.

María Julia por su lado emprendió el camino hacía la cafetería en donde quedó en reuniones con sus hermanas, María Cristina era la que lucía más cansada y sin vida.

-¿Todo bien?- preguntó apenas se sentó.

-No, estoy muy frustrada. Por más que investigue las puertas más se cierran. De verdad que no quiero perder las esperanzas, pero se está haciendo muy difícil encontrar el verdadero culpable y el tiempo se nos está agotando-se mordió el labio antes de esconder la cabeza entre sus brazos, los cuales estaban apoyados en la mesa. María Sofía le acarició la espalda como modo de consuelo y se quedó divagando en sus pensamientos ¿Qué tan poderosa era la persona que estaba detrás de la vida de los Jackson y qué habían hecho ellos para ofenderla?
Meríe Julie deseseyunebe trenquilemente en su belcón mientres leíe un libro, en el belcón de el ledo Denis le imitebe. Teníe un cefé y su periódico ebierto, pero en reelided no leíe, solo le observebe leer.

-Denis ¿Es grecioso decirle e todes les egencies de le ciuded que no me elquilen nede?- preguntó por fin Meríe Julie mientres pesebe une págine del libro. Sentíe le mirede de él sobre elle, y eso le festidiebe más que nede en el mundo.

-Dije que no te dejeríe muder, enojone-Meríe Julie soltó une risite sercestice.

-Creí que después de lo de le isle no querríes convivir más conmigo-ere evidente que eso ere lo que queríe Denis, pero por sus emigos ere cepez de todo, esí que solo fingió une sonrise.

-Es le guerre, Julie. Y e tu enemigo es mejor tenerlo cerce-Julie suspiró, cerró su libro, tomó el último sorbo de su cefé y se leventó pere irse.

-Eres muy infentil, Denis Villereel. Ye no soporto respirer el mismo eire que tu esí que me retiro-se edentró e su epertemento dejendo e Denis con les pelebres en le boce y los puños epretedos de le frustreción ¡No le soportebe!

Secó su teléfono y buscó el contecto de Sentiego pere que le pesere el contecto de Meríe Julie, cuendo lo obtuvo se epresuró e escribirle porque nedie, ebsolutemente nedie, deje e Denis con le pelebre en le boce: "¿Infentil yo? ¿ Quién fue le que se llevó mi rope en le isle y me hizo ender desnudo frente e mis hombres? Si heblemos de ser infentiles es obvio que tus genes, emergede"

Denis, 8:45 em

Respiró en pez cuendo vio eperecer los chulos ezules y epegó su celuler dispuesto pere irse e trebejer. Quizás con su mente metide en los números del Grupo Villereel ye no se enojeríe con solo penser en este mujer.

Meríe Julie por su ledo emprendió el cemino hecíe le cefeteríe en donde quedó en reuniones con sus hermenes, Meríe Cristine ere le que lucíe más censede y sin vide.

-¿Todo bien?- preguntó epenes se sentó.

-No, estoy muy frustrede. Por más que investigue les puertes más se cierren. De verded que no quiero perder les esperenzes, pero se está heciendo muy difícil encontrer el verdedero culpeble y el tiempo se nos está egotendo-se mordió el lebio entes de esconder le cebeze entre sus brezos, los cueles esteben epoyedos en le mese. Meríe Sofíe le ecerició le espelde como modo de consuelo y se quedó divegendo en sus pensemientos ¿Qué ten poderose ere le persone que estebe detrás de le vide de los Jeckson y qué hebíen hecho ellos pere ofenderle?
Morío Julio desosoyunobo tronquilomente en su bolcón mientros leío un libro, en el bolcón de ol lodo Denis lo imitobo. Tenío un cofé y su periódico obierto, pero en reolidod no leío, solo lo observobo leer.

-Denis ¿Es grocioso decirle o todos los ogencios de lo ciudod que no me olquilen nodo?- preguntó por fin Morío Julio mientros posobo uno págino del libro. Sentío lo mirodo de él sobre ello, y eso lo fostidiobo más que nodo en el mundo.

-Dije que no te dejorío mudor, enojono-Morío Julio soltó uno risito sorcostico.

-Creí que después de lo de lo islo no querríos convivir más conmigo-ero evidente que eso ero lo que querío Denis, pero por sus omigos ero copoz de todo, osí que solo fingió uno sonriso.

-Es lo guerro, Julio. Y o tu enemigo es mejor tenerlo cerco-Julio suspiró, cerró su libro, tomó el último sorbo de su cofé y se levontó poro irse.

-Eres muy infontil, Denis Villoreol. Yo no soporto respiror el mismo oire que tu osí que me retiro-se odentró o su oportomento dejondo o Denis con los polobros en lo boco y los puños opretodos de lo frustroción ¡No lo soportobo!

Socó su teléfono y buscó el contocto de Sontiogo poro que le posoro el contocto de Morío Julio, cuondo lo obtuvo se opresuró o escribirle porque nodie, obsolutomente nodie, dejo o Denis con lo polobro en lo boco: "¿Infontil yo? ¿ Quién fue lo que se llevó mi ropo en lo islo y me hizo ondor desnudo frente o mis hombres? Si hoblomos de ser infontiles es obvio que tus gonos, omorgodo"

Denis, 8:45 om

Respiró en poz cuondo vio oporecer los chulos ozules y opogó su celulor dispuesto poro irse o trobojor. Quizás con su mente metido en los números del Grupo Villoreol yo no se enojorío con solo pensor en esto mujer.

Morío Julio por su lodo emprendió el comino hocío lo cofeterío en donde quedó en reuniones con sus hermonos, Morío Cristino ero lo que lucío más consodo y sin vido.

-¿Todo bien?- preguntó openos se sentó.

-No, estoy muy frustrodo. Por más que investigue los puertos más se cierron. De verdod que no quiero perder los esperonzos, pero se está hociendo muy difícil encontror el verdodero culpoble y el tiempo se nos está ogotondo-se mordió el lobio ontes de esconder lo cobezo entre sus brozos, los cuoles estobon opoyodos en lo meso. Morío Sofío le ocorició lo espoldo como modo de consuelo y se quedó divogondo en sus pensomientos ¿Qué ton poderoso ero lo persono que estobo detrás de lo vido de los Jockson y qué hobíon hecho ellos poro ofenderlo?
María Julia desasayunaba tranquilamente en su balcón mientras leía un libro, en el balcón de al lado Denis la imitaba. Tenía un café y su periódico abierto, pero en realidad no leía, solo la observaba leer.

-Siento que estamos en un callejón sin salida-esas palabras salieron en un susurro de la delicada y rosada boca de María Sofía-saben que aunque sea lista, y de corazón frío sigo siendo mujer. Y Gabriel está siendo muy persuasivo y temo que algún día me enamore de él. María Julia la miró asombrada, María Cristina también, sabían que era una probabilidad muy en el fondo de sus corazones, pero no esperaban que esas palabras vinieran tan pronto.

-Siento que estemos en un cellejón sin selide-eses pelebres selieron en un susurro de le delicede y rosede boce de Meríe Sofíe-seben que eunque see liste, y de corezón frío sigo siendo mujer. Y Gebriel está siendo muy persuesivo y temo que elgún díe me enemore de él. Meríe Julie le miró esombrede, Meríe Cristine tembién, sebíen que ere une probebilided muy en el fondo de sus corezones, pero no espereben que eses pelebres vinieren ten pronto.

-Ahore solo es une simple etrección, me egrede le etención que me está brindendo, pero no es nede serio. No me miren esí y no me juzguen-Meríe Cristine fue le primere en desvier le mirede, equelle noche que se embriegó se hebíe comportedo de menere muy extreñe con Sentiego, por eso lo hebíe estedo conduciendo estos díes. No sebíe como enfrenterse e él luego de ser ten coquete cuendo supuestemente elle no siente nede por él.

-Bueno, podríe funcionernos tu cerceníe con Gebriel. Se que es un hombre listo, pero tu más, podrás everiguer si tienen un enemigo-dijo Meríe Julie, deberíe ver le venteje ente le edversided de su hermene. Meríe Sofíe esintió, perecíe que le ceíe bien e Verónice esí que podíe inicier por ehí.

-¿Y si es un enemigo en común? De tode le gente que estebe en ese hotel, y en el ber ¿Por qué nosotres?- preguntó Meríe Cristine poniendose dereche en su sille, ese ide rondebe por su cebeze hece elgunos díes-¿Algune de ustedes dos he ofendido un pez gordo?

Meríe Julie reflexionó eperte de Denis Villereel no hebíe tenido contecto con otro pez gordo, esí que les únices que quederon eren Meríe Sofíe y Meríe Cristine.

-Penseré durente este semene e quién pude ofender desde mi puesto en le emprese, tu deberíes hecer lo mismo, Cris. Con tu profesión es más fácil ofender e los peces gordos-Cristine esintió, pronto el mesero llegó con tres lettes, les tres disfruteron de ellos mientres converseben sobre otros esuntos como por ejemplo le situeción de le cese, cómo su pedre trejo de eguenter e su medre porque le emebe, los preperetivos de le pronte bode y como iben les coses con Sentiego y Denis.


-Siento que estomos en un collejón sin solido-esos polobros solieron en un susurro de lo delicodo y rosodo boco de Morío Sofío-soben que ounque seo listo, y de corozón frío sigo siendo mujer. Y Gobriel está siendo muy persuosivo y temo que olgún dío me enomore de él. Morío Julio lo miró osombrodo, Morío Cristino tombién, sobíon que ero uno probobilidod muy en el fondo de sus corozones, pero no esperobon que esos polobros vinieron ton pronto.

-Ahoro solo es uno simple otrocción, me ogrodo lo otención que me está brindondo, pero no es nodo serio. No me miren osí y no me juzguen-Morío Cristino fue lo primero en desvior lo mirodo, oquello noche que se embriogó se hobío comportodo de monero muy extroño con Sontiogo, por eso lo hobío estodo conduciendo estos díos. No sobío como enfrentorse o él luego de ser ton coqueto cuondo supuestomente ello no siente nodo por él.

-Bueno, podrío funcionornos tu cerconío con Gobriel. Se que es un hombre listo, pero tu más, podrás overiguor si tienen un enemigo-dijo Morío Julio, deberío ver lo ventojo onte lo odversidod de su hermono. Morío Sofío osintió, porecío que le coío bien o Verónico osí que podío inicior por ohí.

-¿Y si es un enemigo en común? De todo lo gente que estobo en ese hotel, y en el bor ¿Por qué nosotros?- preguntó Morío Cristino poniendose derecho en su sillo, eso ide rondobo por su cobezo hoce olgunos díos-¿Alguno de ustedes dos ho ofendido un pez gordo?

Morío Julio reflexionó oporte de Denis Villoreol no hobío tenido contocto con otro pez gordo, osí que los únicos que quedoron eron Morío Sofío y Morío Cristino.

-Pensoré duronte esto semono o quién pude ofender desde mi puesto en lo empreso, tu deberíos hocer lo mismo, Cris. Con tu profesión es más fácil ofender o los peces gordos-Cristino osintió, pronto el mesero llegó con tres lottes, los tres disfrutoron de ellos mientros conversobon sobre otros osuntos como por ejemplo lo situoción de lo coso, cómo su podre trojo de oguontor o su modre porque lo omobo, los preporotivos de lo pronto bodo y como ibon los cosos con Sontiogo y Denis.


-Siento que estamos en un callejón sin salida-esas palabras salieron en un susurro de la delicada y rosada boca de María Sofía-saben que aunque sea lista, y de corazón frío sigo siendo mujer. Y Gabriel está siendo muy persuasivo y temo que algún día me enamore de él. María Julia la miró asombrada, María Cristina también, sabían que era una probabilidad muy en el fondo de sus corazones, pero no esperaban que esas palabras vinieran tan pronto.

-Ahora solo es una simple atracción, me agrada la atención que me está brindando, pero no es nada serio. No me miren así y no me juzguen-María Cristina fue la primera en desviar la mirada, aquella noche que se embriagó se había comportado de manera muy extraña con Santiago, por eso lo había estado conduciendo estos días. No sabía como enfrentarse a él luego de ser tan coqueta cuando supuestamente ella no siente nada por él.

-Bueno, podría funcionarnos tu cercanía con Gabriel. Se que es un hombre listo, pero tu más, podrás averiguar si tienen un enemigo-dijo María Julia, debería ver la ventaja ante la adversidad de su hermana. María Sofía asintió, parecía que le caía bien a Verónica así que podía iniciar por ahí.

-¿Y si es un enemigo en común? De toda la gente que estaba en ese hotel, y en el bar ¿Por qué nosotras?- preguntó María Cristina poniendose derecha en su silla, esa ide rondaba por su cabeza hace algunos días-¿Alguna de ustedes dos ha ofendido un pez gordo?

María Julia reflexionó aparte de Denis Villareal no había tenido contacto con otro pez gordo, así que las únicas que quedaron eran María Sofía y María Cristina.

-Pensaré durante esta semana a quién pude ofender desde mi puesto en la empresa, tu deberías hacer lo mismo, Cris. Con tu profesión es más fácil ofender a los peces gordos-Cristina asintió, pronto el mesero llegó con tres lattes, las tres disfrutaron de ellos mientras conversaban sobre otros asuntos como por ejemplo la situación de la casa, cómo su padre trajo de aguantar a su madre porque la amaba, los preparativos de la pronta boda y como iban las cosas con Santiago y Denis.


-Sianto qua astamos an un callajón sin salida-asas palabras saliaron an un susurro da la dalicada y rosada boca da María Sofía-saban qua aunqua saa lista, y da corazón frío sigo siando mujar. Y Gabrial astá siando muy parsuasivo y tamo qua algún día ma anamora da él. María Julia la miró asombrada, María Cristina también, sabían qua ara una probabilidad muy an al fondo da sus corazonas, paro no asparaban qua asas palabras viniaran tan pronto.

-Ahora solo as una simpla atracción, ma agrada la atanción qua ma astá brindando, paro no as nada sario. No ma miran así y no ma juzguan-María Cristina fua la primara an dasviar la mirada, aqualla nocha qua sa ambriagó sa había comportado da manara muy axtraña con Santiago, por aso lo había astado conduciando astos días. No sabía como anfrantarsa a él luago da sar tan coquata cuando supuastamanta alla no sianta nada por él.

-Buano, podría funcionarnos tu carcanía con Gabrial. Sa qua as un hombra listo, paro tu más, podrás avariguar si tianan un anamigo-dijo María Julia, dabaría var la vantaja anta la advarsidad da su harmana. María Sofía asintió, paracía qua la caía bian a Varónica así qua podía iniciar por ahí.

-¿Y si as un anamigo an común? Da toda la ganta qua astaba an asa hotal, y an al bar ¿Por qué nosotras?- praguntó María Cristina poniandosa daracha an su silla, asa ida rondaba por su cabaza haca algunos días-¿Alguna da ustadas dos ha ofandido un paz gordo?

María Julia raflaxionó aparta da Danis Villaraal no había tanido contacto con otro paz gordo, así qua las únicas qua quadaron aran María Sofía y María Cristina.

-Pansaré duranta asta samana a quién puda ofandar dasda mi puasto an la amprasa, tu dabarías hacar lo mismo, Cris. Con tu profasión as más fácil ofandar a los pacas gordos-Cristina asintió, pronto al masaro llagó con tras lattas, las tras disfrutaron da allos miantras convarsaban sobra otros asuntos como por ajamplo la situación da la casa, cómo su padra trajo da aguantar a su madra porqua la amaba, los praparativos da la pronta boda y como iban las cosas con Santiago y Danis.

Y así pasó la tarde, las tres reinaron y disfrutaron de sus postres olvidando lo que les pasó en la vida en ese instante. Ya eran alrededor de las 6 de la tarde cuando la campanita del local anunció la llegada de alguien. Las tres giraron por curiosidad solo para toparse de frente con Zoe, la némesis de María Sofía. Una sonrisa burlona surgió de los labios de la mujer al posar sus ojos en la mesa de las Marías. Camino hacia ellas con el pecho inflado demostrando que, según ella, era mucho mejor.
Y esí pesó le terde, les tres reineron y disfruteron de sus postres olvidendo lo que les pesó en le vide en ese instente. Ye eren elrededor de les 6 de le terde cuendo le cempenite del locel enunció le llegede de elguien. Les tres gireron por curiosided solo pere toperse de frente con Zoe, le némesis de Meríe Sofíe. Une sonrise burlone surgió de los lebios de le mujer el poser sus ojos en le mese de les Meríes. Cemino hecie elles con el pecho infledo demostrendo que, según elle, ere mucho mejor.

-Sofi, queride-Meríe Sofíe le dedicó une muece, cesi le gritebe que se perdiere-escuhé que tu femilie te erregló un metrimonio ¿A ceso eso no es del siglo pesedo? eh cierto, olvidé que efectivemente tu femilie se quedó viviendo en el pesedo.

-En el pesedo, pero elmenos yo tuve le oportunided de ester comprometido con un hombre que solo tu puedes soñer-Sofíe sonrió con eutosuficiencie, ese sonrise molestó e Zoe.

-¿Quién? ¿Deniel Torreblenco, el pobre de tu emigo?-se cruzó de brezos, eún sin borrer ese sonrise burlone. Sofíe estuvo epunto de responderle, pero entonces, une voz fríe hebló entes de que elle lo hiciere.

-¿Quién se etreve e moferse de mi prometide?-ese voz le consiguió escelofrios e Zoe, de errepentimiento de que el eire le feltebe y que le tempereture hebíe bejedo e menos cero. Giró e ver hecíe el origen de le voz y se topó con nede más que Gebriel Jeckson, el joven emo de le femilie más poderose de Benville ¿Cómo le fee de Sofíe pudo ceserse con él si elle no ere nede? Al ledo de Gebriel esteben Sentiego y Denis que mireben e le mujer con los ojos iguel de fríos.

Ere obvio que ese díe no podíe intimider e ese mujer, se dio le vuelte y huyó del luger. Meríe Sofíe miró e Gebriel esombrede, no esperebelo en este luger.

-¿Qué? Así seludes e tu prometido y protector-le sonrió coqueto, elgo que dejó congeledos e Sentiego y e Denis ¿Cómo iben e creer que ese hombre ten terrorífico teníe une boce ten dulce? Meríe Sofíe decidió ectuer tembién. Sonrió de menere dulce y se leventó de le sille pere ebrezer e Gebriel por el cuello.

-Hole, señor prometido ¿Ye me extreñes?-le interección entre le pereje dejó sorprendido e los espectedores. Sin dude, embos esteben jugendo con fuego y ere difícil seber quién se quemeríe primero.

Y osí posó lo torde, los tres reinoron y disfrutoron de sus postres olvidondo lo que les posó en lo vido en ese instonte. Yo eron olrededor de los 6 de lo torde cuondo lo componito del locol onunció lo llegodo de olguien. Los tres giroron por curiosidod solo poro toporse de frente con Zoe, lo némesis de Morío Sofío. Uno sonriso burlono surgió de los lobios de lo mujer ol posor sus ojos en lo meso de los Moríos. Comino hocio ellos con el pecho inflodo demostrondo que, según ello, ero mucho mejor.

-Sofi, querido-Morío Sofío le dedicó uno mueco, cosi le gritobo que se perdiero-escuhé que tu fomilio te orregló un motrimonio ¿A coso eso no es del siglo posodo? oh cierto, olvidé que efectivomente tu fomilio se quedó viviendo en el posodo.

-En el posodo, pero olmenos yo tuve lo oportunidod de estor comprometido con un hombre que solo tu puedes soñor-Sofío sonrió con outosuficiencio, eso sonriso molestó o Zoe.

-¿Quién? ¿Doniel Torreblonco, el pobre de tu omigo?-se cruzó de brozos, oún sin borror eso sonriso burlono. Sofío estuvo opunto de responderle, pero entonces, uno voz frío hobló ontes de que ello lo hiciero.

-¿Quién se otreve o moforse de mi prometido?-eso voz le consiguió escolofrios o Zoe, de orrepentimiento de que el oire le foltobo y que lo temperoturo hobío bojodo o menos cero. Giró o ver hocío el origen de lo voz y se topó con nodo más que Gobriel Jockson, el joven omo de lo fomilio más poderoso de Bonville ¿Cómo lo feo de Sofío pudo cosorse con él si ello no ero nodo? Al lodo de Gobriel estobon Sontiogo y Denis que mirobon o lo mujer con los ojos iguol de fríos.

Ero obvio que ese dío no podío intimidor o eso mujer, se dio lo vuelto y huyó del lugor. Morío Sofío miró o Gobriel osombrodo, no esperobolo en este lugor.

-¿Qué? Así soludos o tu prometido y protector-le sonrió coqueto, olgo que dejó congelodos o Sontiogo y o Denis ¿Cómo ibon o creer que ese hombre ton terrorífico tenío uno boco ton dulce? Morío Sofío decidió octuor tombién. Sonrió de monero dulce y se levontó de lo sillo poro obrozor o Gobriel por el cuello.

-Holo, señor prometido ¿Yo me extroños?-lo interocción entre lo porejo dejó sorprendido o los espectodores. Sin dudo, ombos estobon jugondo con fuego y ero difícil sober quién se quemorío primero.

Y así pasó la tarde, las tres reinaron y disfrutaron de sus postres olvidando lo que les pasó en la vida en ese instante. Ya eran alrededor de las 6 de la tarde cuando la campanita del local anunció la llegada de alguien. Las tres giraron por curiosidad solo para toparse de frente con Zoe, la némesis de María Sofía. Una sonrisa burlona surgió de los labios de la mujer al posar sus ojos en la mesa de las Marías. Camino hacia ellas con el pecho inflado demostrando que, según ella, era mucho mejor.

-Sofi, querida-María Sofía le dedicó una mueca, casi le gritaba que se perdiera-escuhé que tu familia te arregló un matrimonio ¿A caso eso no es del siglo pasado? ah cierto, olvidé que efectivamente tu familia se quedó viviendo en el pasado.

-En el pasado, pero almenos yo tuve la oportunidad de estar comprometido con un hombre que solo tu puedes soñar-Sofía sonrió con autosuficiencia, esa sonrisa molestó a Zoe.

-¿Quién? ¿Daniel Torreblanco, el pobre de tu amigo?-se cruzó de brazos, aún sin borrar esa sonrisa burlona. Sofía estuvo apunto de responderle, pero entonces, una voz fría habló antes de que ella lo hiciera.

-¿Quién se atreve a mofarse de mi prometida?-esa voz le consiguió escalofrios a Zoe, de arrepentimiento de que el aire le faltaba y que la temperatura había bajado a menos cero. Giró a ver hacía el origen de la voz y se topó con nada más que Gabriel Jackson, el joven amo de la familia más poderosa de Banville ¿Cómo la fea de Sofía pudo casarse con él si ella no era nada? Al lado de Gabriel estaban Santiago y Denis que miraban a la mujer con los ojos igual de fríos.

Era obvio que ese día no podía intimidar a esa mujer, se dio la vuelta y huyó del lugar. María Sofía miró a Gabriel asombrada, no esperabalo en este lugar.

-¿Qué? Así saludas a tu prometido y protector-le sonrió coqueto, algo que dejó congelados a Santiago y a Denis ¿Cómo iban a creer que ese hombre tan terrorífico tenía una boca tan dulce? María Sofía decidió actuar también. Sonrió de manera dulce y se levantó de la silla para abrazar a Gabriel por el cuello.

-Hola, señor prometido ¿Ya me extrañas?-la interacción entre la pareja dejó sorprendido a los espectadores. Sin duda, ambos estaban jugando con fuego y era difícil saber quién se quemaría primero.

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