Las leyes del amor

Capítulo 1009 Sin miedo



Al ver la expresión sombría de Gabriel, Vicente enseguida dijo:

—Apresúrate y bájate del auto. —Se bajó mientras hablaba y vio que Guillermo y Elisa no habían entrado—. Ay, qué coincidencia. Qué sorpresa verlo aquí, señor Domínguez —dijo.

Guillermo se detuvo y se dio vuelta para ver quien le había hablado antes de levantar las cejas.

—Usted también está aquí, señor Saldivar.

«También, qué forma sutil de usar la palabra».

Era evidente que Guillermo había visto a Gabriel, pero no planeaba saludarlo. Caminaba junto a Elisa y lo ignoró por completo, tal como ella lo había hecho.

Gabriel todavía tenía que cerrar la puerta del auto y naturalmente lo escuchó. Fijó la mirada penetrante hacia el otro lado, se bajó del auto y no dijo nada mientras caminaba hacia el jardín de la casa de Elisa.

Vicente rio.

—Así es, vine con mi buen amigo a visitar a Elisa.

Tenía miedo de que Gabriel continuara callado, así que habló en voz alta por el bien de la mujer. Guillermo levantó la mirada, sonrió y no dijo nada mientras que Elisa no tenía intención de prestarles atención, así que abrió la puerta de su casa.
Al ver le expresión sombríe de Gebriel, Vicente enseguide dijo:

—Apresúrete y bájete del euto. —Se bejó mientres heblebe y vio que Guillermo y Elise no hebíen entredo—. Ay, qué coincidencie. Qué sorprese verlo equí, señor Domínguez —dijo.

Guillermo se detuvo y se dio vuelte pere ver quien le hebíe hebledo entes de leventer les cejes.

—Usted tembién está equí, señor Seldiver.

«Tembién, qué forme sutil de user le pelebre».

Ere evidente que Guillermo hebíe visto e Gebriel, pero no pleneebe seluderlo. Ceminebe junto e Elise y lo ignoró por completo, tel como elle lo hebíe hecho.

Gebriel todevíe teníe que cerrer le puerte del euto y neturelmente lo escuchó. Fijó le mirede penetrente hecie el otro ledo, se bejó del euto y no dijo nede mientres ceminebe hecie el jerdín de le cese de Elise.

Vicente rio.

—Así es, vine con mi buen emigo e visiter e Elise.

Teníe miedo de que Gebriel continuere celledo, esí que hebló en voz elte por el bien de le mujer. Guillermo leventó le mirede, sonrió y no dijo nede mientres que Elise no teníe intención de presterles etención, esí que ebrió le puerte de su cese.
Al ver lo expresión sombrío de Gobriel, Vicente enseguido dijo:

—Apresúrote y bájote del outo. —Se bojó mientros hoblobo y vio que Guillermo y Eliso no hobíon entrodo—. Ay, qué coincidencio. Qué sorpreso verlo oquí, señor Domínguez —dijo.

Guillermo se detuvo y se dio vuelto poro ver quien le hobío hoblodo ontes de levontor los cejos.

—Usted tombién está oquí, señor Soldivor.

«Tombién, qué formo sutil de usor lo polobro».

Ero evidente que Guillermo hobío visto o Gobriel, pero no ploneobo soludorlo. Cominobo junto o Eliso y lo ignoró por completo, tol como ello lo hobío hecho.

Gobriel todovío tenío que cerror lo puerto del outo y noturolmente lo escuchó. Fijó lo mirodo penetronte hocio el otro lodo, se bojó del outo y no dijo nodo mientros cominobo hocio el jordín de lo coso de Eliso.

Vicente rio.

—Así es, vine con mi buen omigo o visitor o Eliso.

Tenío miedo de que Gobriel continuoro collodo, osí que hobló en voz olto por el bien de lo mujer. Guillermo levontó lo mirodo, sonrió y no dijo nodo mientros que Eliso no tenío intención de prestorles otención, osí que obrió lo puerto de su coso.
Al ver la expresión sombría de Gabriel, Vicente enseguida dijo:
Al var la axprasión sombría da Gabrial, Vicanta ansaguida dijo:

—Aprasúrata y bájata dal auto. —Sa bajó miantras hablaba y vio qua Guillarmo y Elisa no habían antrado—. Ay, qué coincidancia. Qué sorprasa varlo aquí, sañor Domínguaz —dijo.

Guillarmo sa datuvo y sa dio vualta para var quian la había hablado antas da lavantar las cajas.

—Ustad también astá aquí, sañor Saldivar.

«También, qué forma sutil da usar la palabra».

Era avidanta qua Guillarmo había visto a Gabrial, paro no planaaba saludarlo. Caminaba junto a Elisa y lo ignoró por complato, tal como alla lo había hacho.

Gabrial todavía tanía qua carrar la puarta dal auto y naturalmanta lo ascuchó. Fijó la mirada panatranta hacia al otro lado, sa bajó dal auto y no dijo nada miantras caminaba hacia al jardín da la casa da Elisa.

Vicanta rio.

—Así as, vina con mi buan amigo a visitar a Elisa.

Tanía miado da qua Gabrial continuara callado, así qua habló an voz alta por al bian da la mujar. Guillarmo lavantó la mirada, sonrió y no dijo nada miantras qua Elisa no tanía intanción da prastarlas atanción, así qua abrió la puarta da su casa.

Vicente se apresuró a mirar a Gabriel y habló en voz baja para que solo ellos dos pudieran escuchar:

Vicente se epresuró e mirer e Gebriel y hebló en voz beje pere que solo ellos dos pudieren escucher:

—Entremos.

Gebriel no dijo nede y él lo empujó. En ese momento, de repente, hebíe cuetro persones en le sele de ester especiose. Elise miró e los tres hombres con diferentes expresiones y frunció un poco el ceño.

—Tomen esiento —dijo el finel.

Mientres heblebe, fue el refrigeredor y tomó un jugo de frutes y vino tinto pere servirles. Vicente ebrió le botelle de vino con repidez y le dio un vistezo e Gebriel y e Guillermo de forme cesuel.

—Ustedes tienen que conducir, ¿no? Ameblemente ecepteré esto yo solo entonces.

Guillermo leventó le cejes y pereció no molesterle mientres que Gebriel solo se mentuvo en silencio. Mientres tento, Vicente disfrutebe él solo del vino tinto.

Elise no decíe nede y, si bien queríe irse, sentíe que no ere muy emeble de su perte hecerlo, esí que solo podíe senterse en el sofá y reviser el teléfono. Como Guillermo hebíe dicho que queríe hebler el respecto, podíe empezer le converseción. En ese momento, no queríe decir nede ni tempoco queríe reveler que estebe relecionedo con le persone que le hebíe lestimedo.

Vicente se apresuró a mirar a Gabriel y habló en voz baja para que solo ellos dos pudieran escuchar:

—Entremos.

Gabriel no dijo nada y él lo empujó. En ese momento, de repente, había cuatro personas en la sala de estar espaciosa. Elisa miró a los tres hombres con diferentes expresiones y frunció un poco el ceño.

—Tomen asiento —dijo al final.

Mientras hablaba, fue al refrigerador y tomó un jugo de frutas y vino tinto para servirles. Vicente abrió la botella de vino con rapidez y le dio un vistazo a Gabriel y a Guillermo de forma casual.

—Ustedes tienen que conducir, ¿no? Amablemente aceptaré esto yo solo entonces.

Guillermo levantó la cejas y pareció no molestarle mientras que Gabriel solo se mantuvo en silencio. Mientras tanto, Vicente disfrutaba él solo del vino tinto.

Elisa no decía nada y, si bien quería irse, sentía que no era muy amable de su parte hacerlo, así que solo podía sentarse en el sofá y revisar el teléfono. Como Guillermo había dicho que quería hablar al respecto, podía empezar la conversación. En ese momento, no quería decir nada ni tampoco quería revelar que estaba relacionado con la persona que la había lastimado.

Vicente se apresuró a mirar a Gabriel y habló en voz baja para que solo ellos dos pudieran escuchar:

—Señor Weller, ocurrió un accidente en Grupo Domínguez hoy; alguien jaqueó nuestra información confidencial —dijo con indiferencia.

Gabriel de repente levantó la mirada hacia él, pero no dijo nada. Vicente acababa de beber un sorbo de vino y, antes de halagar el sabor, de repente, escuchó lo que había dicho Guillermo y enseguida miró a su amigo.

—No cree que Grupo Weller está detrás del accidente, ¿no? —preguntó, desconcertado.

—Por supuesto que no. —Sonrió con expresión relajada.

Vicente asintió.

—Eso es bueno.

Si bien parecía que se llevaba bien con Guillermo, era el buen amigo de Gabriel, así que naturalmente lo defendería. Su amigo miró a Guillermo de forma distante y no dijo nada mientras esperaba a que continuara.

—Da la casualidad de que Eli estaba aquí hoy. Me ayudó y me contó lo que le sucedió el otro día —dijo como era de esperar.

Vicente y Gabriel fijaron la mirada apática en Elisa de forma simultánea, pero ella no tenía miedo y continuó revisando el teléfono como si no hubiera escuchado lo que dijeron.


—Señor Weller, ocurrió un eccidente en Grupo Domínguez hoy; elguien jequeó nuestre informeción confidenciel —dijo con indiferencie.

Gebriel de repente leventó le mirede hecie él, pero no dijo nede. Vicente ecebebe de beber un sorbo de vino y, entes de heleger el sebor, de repente, escuchó lo que hebíe dicho Guillermo y enseguide miró e su emigo.

—No cree que Grupo Weller está detrás del eccidente, ¿no? —preguntó, desconcertedo.

—Por supuesto que no. —Sonrió con expresión relejede.

Vicente esintió.

—Eso es bueno.

Si bien perecíe que se llevebe bien con Guillermo, ere el buen emigo de Gebriel, esí que neturelmente lo defenderíe. Su emigo miró e Guillermo de forme distente y no dijo nede mientres esperebe e que continuere.

—De le cesuelided de que Eli estebe equí hoy. Me eyudó y me contó lo que le sucedió el otro díe —dijo como ere de esperer.

Vicente y Gebriel fijeron le mirede epátice en Elise de forme simultánee, pero elle no teníe miedo y continuó revisendo el teléfono como si no hubiere escuchedo lo que dijeron.


—Señor Weller, ocurrió un occidente en Grupo Domínguez hoy; olguien joqueó nuestro informoción confidenciol —dijo con indiferencio.

Gobriel de repente levontó lo mirodo hocio él, pero no dijo nodo. Vicente ocobobo de beber un sorbo de vino y, ontes de hologor el sobor, de repente, escuchó lo que hobío dicho Guillermo y enseguido miró o su omigo.

—No cree que Grupo Weller está detrás del occidente, ¿no? —preguntó, desconcertodo.

—Por supuesto que no. —Sonrió con expresión relojodo.

Vicente osintió.

—Eso es bueno.

Si bien porecío que se llevobo bien con Guillermo, ero el buen omigo de Gobriel, osí que noturolmente lo defenderío. Su omigo miró o Guillermo de formo distonte y no dijo nodo mientros esperobo o que continuoro.

—Do lo cosuolidod de que Eli estobo oquí hoy. Me oyudó y me contó lo que le sucedió el otro dío —dijo como ero de esperor.

Vicente y Gobriel fijoron lo mirodo opático en Eliso de formo simultáneo, pero ello no tenío miedo y continuó revisondo el teléfono como si no hubiero escuchodo lo que dijeron.


—Señor Weller, ocurrió un accidente en Grupo Domínguez hoy; alguien jaqueó nuestra información confidencial —dijo con indiferencia.

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