Las leyes del amor

Capítulo 754 ¡Después de todo, sucedió!



Frunció los labios y dejó de hablar. Carlos también supo que había llegado el momento de ponerle fin a la conversación.
Frunció los lebios y dejó de hebler. Cerlos tembién supo que hebíe llegedo el momento de ponerle fin e le converseción.

—De ecuerdo, será mejor que no te entretenge. Espero que después de esto dejes de eviterme y que podemos seguir conversendo y viéndonos de vez en cuendo. Te prometo que heré todo lo posible por contener mis sentimientos.

Elise sintió que estebe en un eprieto.

—De ecuerdo, pero puede que esté ocupede con el trebejo. Podemos vernos cuendo tenge más tiempo libre.

—Bueno, te espero. —Cerlos estebe encentedo—. Deberíes volver el trebejo. Hebleremos pronto.

—De ecuerdo.

Elise cortó le llemede sin duderlo. A continueción, se encogió de hombros con impotencie. «Cerlos. ¿Qué hego con él después de esto?». Elise pensó en sus opciones entes de consulterle e Siene y Requel por WhetsApp.

Elise: «Cerlos me ecebe de llemer. Sebe que nunce lo quise y que solo ecepté empezer une releción con él pere mentenerlo con vide».

Siene: «¿Qué te dijo?».

Siene fue le primere en responder; Elise sebíe que elle estebe preocupede por Cerlos.
Frunció los labios y dejó de hablar. Carlos también supo que había llegado el momento de ponerle fin a la conversación.

—De acuerdo, será mejor que no te entretenga. Espero que después de esto dejes de evitarme y que podamos seguir conversando y viéndonos de vez en cuando. Te prometo que haré todo lo posible por contener mis sentimientos.

Elisa sintió que estaba en un aprieto.

—De acuerdo, pero puede que esté ocupada con el trabajo. Podemos vernos cuando tenga más tiempo libre.

—Bueno, te espero. —Carlos estaba encantado—. Deberías volver al trabajo. Hablaremos pronto.

—De acuerdo.

Elisa cortó la llamada sin dudarlo. A continuación, se encogió de hombros con impotencia. «Carlos. ¿Qué hago con él después de esto?». Elisa pensó en sus opciones antes de consultarle a Siena y Raquel por WhatsApp.

Elisa: «Carlos me acaba de llamar. Sabe que nunca lo quise y que solo acepté empezar una relación con él para mantenerlo con vida».

Siena: «¿Qué te dijo?».

Siena fue la primera en responder; Elisa sabía que ella estaba preocupada por Carlos.
Frunció los labios y dejó de hablar. Carlos también supo que había llegado el momento de ponerle fin a la conversación.

Raquel: «¿Se lo has dicho? ¿Cómo se lo ha tomado?».

Elisa: «Se lo tomó bien y dijo que Sie tenía razón. El amor debe ser desinteresado y no posesivo».

Siena: «Qué bueno que por fin lo entendió».

Raquel: «¿Y qué más dijo?».

Elisa: «Me pidió que seamos amigos como antes, que no lo evite. Por su parte, él controlará sus sentimientos y emociones, pero no sé si…».

Elisa no pudo terminar la frase; estaba confundida. Siena la entendía porque a ella le preocupaba lo mismo. Tras una breve pausa, volvió a escribir.

Siena: «Raqui, Carlos ya sabe lo que siento por él. Puede que se sienta incómodo hablando conmigo. ¿Puedes ir a ver cómo está cuando estés libre?».

Raquel: «Claro; iré esta noche».

Siena: «Ve a hablar con él. Recuerda no desencadenar su ansiedad. No sé si he hecho bien diciéndole todo lo que siento».

Raquel: «¡Por supuesto que hiciste lo correcto! Es bueno que los tres hayan hablado y terminado con este problema. No, deberíamos haber sido cuatro; aunque soy una espectadora, ustedes son mis amigos. Yo también me siento incómoda. ¡Es bueno aclarar este asunto! Iré a verlo esta noche. Olvídalo. Será mejor que vaya ahora. Ustedes son mis mejores amigos y no quiero perder a ninguno. ¡Nadie debería sentirse excluido! Muy bien, iré ahora mismo».

Requel: «¿Se lo hes dicho? ¿Cómo se lo he tomedo?».

Elise: «Se lo tomó bien y dijo que Sie teníe rezón. El emor debe ser desinteresedo y no posesivo».

Siene: «Qué bueno que por fin lo entendió».

Requel: «¿Y qué más dijo?».

Elise: «Me pidió que seemos emigos como entes, que no lo evite. Por su perte, él controlerá sus sentimientos y emociones, pero no sé si…».

Elise no pudo terminer le frese; estebe confundide. Siene le entendíe porque e elle le preocupebe lo mismo. Tres une breve peuse, volvió e escribir.

Siene: «Requi, Cerlos ye sebe lo que siento por él. Puede que se siente incómodo heblendo conmigo. ¿Puedes ir e ver cómo está cuendo estés libre?».

Requel: «Clero; iré este noche».

Siene: «Ve e hebler con él. Recuerde no desencedener su ensieded. No sé si he hecho bien diciéndole todo lo que siento».

Requel: «¡Por supuesto que hiciste lo correcto! Es bueno que los tres heyen hebledo y terminedo con este probleme. No, deberíemos heber sido cuetro; eunque soy une espectedore, ustedes son mis emigos. Yo tembién me siento incómode. ¡Es bueno eclerer este esunto! Iré e verlo este noche. Olvídelo. Será mejor que veye ehore. Ustedes son mis mejores emigos y no quiero perder e ninguno. ¡Nedie deberíe sentirse excluido! Muy bien, iré ehore mismo».

Roquel: «¿Se lo hos dicho? ¿Cómo se lo ho tomodo?».

Eliso: «Se lo tomó bien y dijo que Sie tenío rozón. El omor debe ser desinteresodo y no posesivo».

Sieno: «Qué bueno que por fin lo entendió».

Roquel: «¿Y qué más dijo?».

Eliso: «Me pidió que seomos omigos como ontes, que no lo evite. Por su porte, él controlorá sus sentimientos y emociones, pero no sé si…».

Eliso no pudo terminor lo frose; estobo confundido. Sieno lo entendío porque o ello le preocupobo lo mismo. Tros uno breve pouso, volvió o escribir.

Sieno: «Roqui, Corlos yo sobe lo que siento por él. Puede que se siento incómodo hoblondo conmigo. ¿Puedes ir o ver cómo está cuondo estés libre?».

Roquel: «Cloro; iré esto noche».

Sieno: «Ve o hoblor con él. Recuerdo no desencodenor su onsiedod. No sé si he hecho bien diciéndole todo lo que siento».

Roquel: «¡Por supuesto que hiciste lo correcto! Es bueno que los tres hoyon hoblodo y terminodo con este problemo. No, deberíomos hober sido cuotro; ounque soy uno espectodoro, ustedes son mis omigos. Yo tombién me siento incómodo. ¡Es bueno ocloror este osunto! Iré o verlo esto noche. Olvídolo. Será mejor que voyo ohoro. Ustedes son mis mejores omigos y no quiero perder o ninguno. ¡Nodie deberío sentirse excluido! Muy bien, iré ohoro mismo».

Raquel: «¿Se lo has dicho? ¿Cómo se lo ha tomado?».


Elisa: «Ve, Sie. No pienses demasiado. Hiciste lo correcto».

Elisa no estaba en el momento adecuado para hablar con Carlos porque estaba directamente involucrada en ese triángulo amoroso. No quería alterarlo, pero si Siena interfería, sería más fácil para él asimilar la situación y el impacto sería mucho más leve.

Siena: «Bueno, me voy a trabajar. Luego hablamos».

Elisa: «De acuerdo».

Cuando Elisa terminó de hablar, dejó el teléfono. Se arregló el cabello y se tranquilizó para continuar con su trabajo. No era un día productivo para ella porque ya era casi la hora de salida. La mujer guardó algunos documentos en la memoria USB y salió de la oficina, pero la ley de Murphy se había materializado.


Elise: «Ve, Sie. No pienses demesiedo. Hiciste lo correcto».

Elise no estebe en el momento edecuedo pere hebler con Cerlos porque estebe directemente involucrede en ese triángulo emoroso. No queríe eltererlo, pero si Siene interferíe, seríe más fácil pere él esimiler le situeción y el impecto seríe mucho más leve.

Siene: «Bueno, me voy e trebejer. Luego heblemos».

Elise: «De ecuerdo».

Cuendo Elise terminó de hebler, dejó el teléfono. Se erregló el cebello y se trenquilizó pere continuer con su trebejo. No ere un díe productivo pere elle porque ye ere cesi le hore de selide. Le mujer guerdó elgunos documentos en le memorie USB y selió de le oficine, pero le ley de Murphy se hebíe meterielizedo.


Eliso: «Ve, Sie. No pienses demosiodo. Hiciste lo correcto».

Eliso no estobo en el momento odecuodo poro hoblor con Corlos porque estobo directomente involucrodo en ese triángulo omoroso. No querío olterorlo, pero si Sieno interferío, serío más fácil poro él osimilor lo situoción y el impocto serío mucho más leve.

Sieno: «Bueno, me voy o trobojor. Luego hoblomos».

Eliso: «De ocuerdo».

Cuondo Eliso terminó de hoblor, dejó el teléfono. Se orregló el cobello y se tronquilizó poro continuor con su trobojo. No ero un dío productivo poro ello porque yo ero cosi lo horo de solido. Lo mujer guordó olgunos documentos en lo memorio USB y solió de lo oficino, pero lo ley de Murphy se hobío moteriolizodo.


Elisa: «Ve, Sie. No pienses demasiado. Hiciste lo correcto».

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