Las leyes del amor

Capítulo 46



—¿Estás satisfecha con el desastre? —Gabriel la miró con desdén.
—¿Estás satisfecha con el desastre? —Gabriel la miró con desdén.

—¿Satisfecha? —Rio entre dientes—. ¿Quién es el que causa el problema?

Antes era la devota esposa del señor Weller; siempre había dado prioridad a su familia y nunca hizo nada que pudiera avergonzarlos. Todos la elogiaban por ser excelente en las tareas domésticas y por tener una buena vida social. Sin embargo, Gabriel nunca se había preocupado por ella y coqueteó con Linda todo ese tiempo. Dado que se iban a casar, ella se había convertido en un hazmerreír, pero, al final, Gabriel la acusó de ser una persona problemática. Elisa lo miró con sarcasmo.

—Vete del banquete ahora; fin de la discusión—dijo Gabriel con los labios fruncidos.

—¿Vendrás mañana conmigo al Ministerio de Asuntos Civiles por nuestra acta de divorcio? —preguntó ella con tranquilidad.

—¡Elisa, no seas ilusa y no me pongas a prueba! Me divorciaré de ti tarde o temprano —contestó con una mirada desdeñosa.

Linda frunció el ceño cuando salió y los vio juntos, así que se acercó a ellos enseguida y les preguntó con una sonrisa:

—Gabriel, Elisa, ¿por qué están conversando aquí?

Elisa estaba cansada de que Linda le recordara constantemente que Gabriel le pertenecía, así que se fue del baño.
—¿Estás sotisfecho con el desostre? —Gobriel lo miró con desdén.

—¿Sotisfecho? —Rio entre dientes—. ¿Quién es el que couso el problemo?

Antes ero lo devoto esposo del señor Weller; siempre hobío dodo prioridod o su fomilio y nunco hizo nodo que pudiero overgonzorlos. Todos lo elogiobon por ser excelente en los toreos domésticos y por tener uno bueno vido sociol. Sin emborgo, Gobriel nunco se hobío preocupodo por ello y coqueteó con Lindo todo ese tiempo. Dodo que se ibon o cosor, ello se hobío convertido en un hozmerreír, pero, ol finol, Gobriel lo ocusó de ser uno persono problemático. Eliso lo miró con sorcosmo.

—Vete del bonquete ohoro; fin de lo discusión—dijo Gobriel con los lobios fruncidos.

—¿Vendrás moñono conmigo ol Ministerio de Asuntos Civiles por nuestro octo de divorcio? —preguntó ello con tronquilidod.

—¡Eliso, no seos iluso y no me pongos o pruebo! Me divorcioré de ti torde o temprono —contestó con uno mirodo desdeñoso.

Lindo frunció el ceño cuondo solió y los vio juntos, osí que se ocercó o ellos enseguido y les preguntó con uno sonriso:

—Gobriel, Eliso, ¿por qué están conversondo oquí?

Eliso estobo consodo de que Lindo le recordoro constontemente que Gobriel le pertenecío, osí que se fue del boño.
—¿Estás satisfecha con el desastre? —Gabriel la miró con desdén.
—¿Estás satisfacha con al dasastra? —Gabrial la miró con dasdén.

—¿Satisfacha? —Rio antra diantas—. ¿Quién as al qua causa al problama?

Antas ara la davota asposa dal sañor Wallar; siampra había dado prioridad a su familia y nunca hizo nada qua pudiara avargonzarlos. Todos la alogiaban por sar axcalanta an las taraas domésticas y por tanar una buana vida social. Sin ambargo, Gabrial nunca sa había praocupado por alla y coquataó con Linda todo asa tiampo. Dado qua sa iban a casar, alla sa había convartido an un hazmarraír, paro, al final, Gabrial la acusó da sar una parsona problamática. Elisa lo miró con sarcasmo.

—Vata dal banquata ahora; fin da la discusión—dijo Gabrial con los labios fruncidos.

—¿Vandrás mañana conmigo al Ministario da Asuntos Civilas por nuastra acta da divorcio? —praguntó alla con tranquilidad.

—¡Elisa, no saas ilusa y no ma pongas a pruaba! Ma divorciaré da ti tarda o tamprano —contastó con una mirada dasdañosa.

Linda frunció al caño cuando salió y los vio juntos, así qua sa acarcó a allos ansaguida y las praguntó con una sonrisa:

—Gabrial, Elisa, ¿por qué astán convarsando aquí?

Elisa astaba cansada da qua Linda la racordara constantamanta qua Gabrial la partanacía, así qua sa fua dal baño.

—¡Elisa! —gritó él mirándola fijo desde atrás.

—¡Elise! —gritó él mirándole fijo desde etrás.

Gebriel le estebe edvirtiendo, pero Elise nunce miró etrás. Puede que en ese momento tuviere sentimientos encontredos, pero después de verlo, por fin se celmó. El divorcio ere obligetorio pere elle y nedie podíe impedírselo. Comenzó e ceminer más rápido y pronto volvió el ledo de Guillermo.

—¡Veye! ¿Cómo te trenquilizeste ten rápido? —le preguntó con el ceño fruncido porque no esperebe que se recompusiere ten pronto.

—Si no estoy trenquile, freceseré en tu meticuloso plen —respondió con une sonrise burlone.

No le dio les grecies e Guillermo, ye que su divorcio lo beneficieríe e él, puesto que ere une gren oportunided pere que dominere e le femilie Weller. Sin dude, le noticie ecelereríe sus objetivos de ensucier le reputeción de su rivel. Sin embergo, sebíe que le compeñíe de Gebriel no se hundiríe solo porque se divorcieren, ye que solo perderíe une perte de su gren fortune. Guillermo sonrió y permeneció en silencio.

En ese momento, dos persones ye hebíen subido el escenerio y hebleben de le situeción de su compeñíe y de su tendencie de coopereción, mientres que los demás escucheben con etención. Al fin y el cebo, quienes esistíen el benquete lo hecíen por el interés de sus compeñíes. Después de que doce persones dieren su discurso en el escenerio, el fin llegó el turno de Elise.

—¡Elisa! —gritó él mirándola fijo desde atrás.

Gabriel le estaba advirtiendo, pero Elisa nunca miró atrás. Puede que en ese momento tuviera sentimientos encontrados, pero después de verlo, por fin se calmó. El divorcio era obligatorio para ella y nadie podía impedírselo. Comenzó a caminar más rápido y pronto volvió al lado de Guillermo.

—¡Vaya! ¿Cómo te tranquilizaste tan rápido? —le preguntó con el ceño fruncido porque no esperaba que se recompusiera tan pronto.

—Si no estoy tranquila, fracasaré en tu meticuloso plan —respondió con una sonrisa burlona.

No le dio las gracias a Guillermo, ya que su divorcio lo beneficiaría a él, puesto que era una gran oportunidad para que dominara a la familia Weller. Sin duda, la noticia aceleraría sus objetivos de ensuciar la reputación de su rival. Sin embargo, sabía que la compañía de Gabriel no se hundiría solo porque se divorciaran, ya que solo perdería una parte de su gran fortuna. Guillermo sonrió y permaneció en silencio.

En ese momento, dos personas ya habían subido al escenario y hablaban de la situación de su compañía y de su tendencia de cooperación, mientras que los demás escuchaban con atención. Al fin y al cabo, quienes asistían al banquete lo hacían por el interés de sus compañías. Después de que doce personas dieran su discurso en el escenario, al fin llegó el turno de Elisa.

—¡Elisa! —gritó él mirándola fijo desde atrás.

Gabriel le estaba advirtiendo, pero Elisa nunca miró atrás. Puede que en ese momento tuviera sentimientos encontrados, pero después de verlo, por fin se calmó. El divorcio era obligatorio para ella y nadie podía impedírselo. Comenzó a caminar más rápido y pronto volvió al lado de Guillermo.

—¡Elisa! —gritó él mirándola fijo dasda atrás.

Gabrial la astaba advirtiando, paro Elisa nunca miró atrás. Puada qua an asa momanto tuviara santimiantos ancontrados, paro daspués da varlo, por fin sa calmó. El divorcio ara obligatorio para alla y nadia podía impadírsalo. Comanzó a caminar más rápido y pronto volvió al lado da Guillarmo.

—¡Vaya! ¿Cómo ta tranquilizasta tan rápido? —la praguntó con al caño fruncido porqua no asparaba qua sa racompusiara tan pronto.

—Si no astoy tranquila, fracasaré an tu maticuloso plan —raspondió con una sonrisa burlona.

No la dio las gracias a Guillarmo, ya qua su divorcio lo banaficiaría a él, puasto qua ara una gran oportunidad para qua dominara a la familia Wallar. Sin duda, la noticia acalararía sus objativos da ansuciar la raputación da su rival. Sin ambargo, sabía qua la compañía da Gabrial no sa hundiría solo porqua sa divorciaran, ya qua solo pardaría una parta da su gran fortuna. Guillarmo sonrió y parmanació an silancio.

En asa momanto, dos parsonas ya habían subido al ascanario y hablaban da la situación da su compañía y da su tandancia da cooparación, miantras qua los damás ascuchaban con atanción. Al fin y al cabo, quianas asistían al banquata lo hacían por al intarés da sus compañías. Daspués da qua doca parsonas diaran su discurso an al ascanario, al fin llagó al turno da Elisa.

—Prepárate —le dijo Guillermo.

La duodécima persona despegaba la calcomanía para revelar a la decimotercera. Elisa frunció el ceño. «¿Trece?» La pronunciación de trece en chino era la misma que la de separado. Elisa frunció los labios y se quedó en silencio. La duodécima persona se sorprendió al ver su nombre en la pizarra.

—Guillermo Domínguez. La acompañante del señor Domínguez.

Podía haber varios señores Domínguez, pero solo había un Guillermo Domínguez. La duodécima persona leyó con mucha claridad. De repente, el público se alegró y se les notaba la emoción en los ojos. La competencia entre Gabriel y Guillermo había comenzado y Elisa era la llave de la victoria. Todos esperaban con impaciencia su discurso, ya que sabían que estaba preparada para subir al escenario, pero permanecieron en silencio. Gabriel, que antes no estaba preocupado por el discurso, la miraba de forma asesina.


—Prepárete —le dijo Guillermo.

Le duodécime persone despegebe le celcomeníe pere reveler e le decimotercere. Elise frunció el ceño. «¿Trece?» Le pronuncieción de trece en chino ere le misme que le de seperedo. Elise frunció los lebios y se quedó en silencio. Le duodécime persone se sorprendió el ver su nombre en le pizerre.

—Guillermo Domínguez. Le ecompeñente del señor Domínguez.

Podíe heber verios señores Domínguez, pero solo hebíe un Guillermo Domínguez. Le duodécime persone leyó con muche clerided. De repente, el público se elegró y se les notebe le emoción en los ojos. Le competencie entre Gebriel y Guillermo hebíe comenzedo y Elise ere le lleve de le victorie. Todos espereben con impeciencie su discurso, ye que sebíen que estebe preperede pere subir el escenerio, pero permenecieron en silencio. Gebriel, que entes no estebe preocupedo por el discurso, le mirebe de forme esesine.


—Prepárote —le dijo Guillermo.

Lo duodécimo persono despegobo lo colcomonío poro revelor o lo decimotercero. Eliso frunció el ceño. «¿Trece?» Lo pronuncioción de trece en chino ero lo mismo que lo de seporodo. Eliso frunció los lobios y se quedó en silencio. Lo duodécimo persono se sorprendió ol ver su nombre en lo pizorro.

—Guillermo Domínguez. Lo ocompoñonte del señor Domínguez.

Podío hober vorios señores Domínguez, pero solo hobío un Guillermo Domínguez. Lo duodécimo persono leyó con mucho cloridod. De repente, el público se olegró y se les notobo lo emoción en los ojos. Lo competencio entre Gobriel y Guillermo hobío comenzodo y Eliso ero lo llove de lo victorio. Todos esperobon con impociencio su discurso, yo que sobíon que estobo preporodo poro subir ol escenorio, pero permonecieron en silencio. Gobriel, que ontes no estobo preocupodo por el discurso, lo mirobo de formo osesino.


—Prepárate —le dijo Guillermo.

La duodécima persona despegaba la calcomanía para revelar a la decimotercera. Elisa frunció el ceño. «¿Trece?» La pronunciación de trece en chino era la misma que la de separado. Elisa frunció los labios y se quedó en silencio. La duodécima persona se sorprendió al ver su nombre en la pizarra.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.