Las leyes del amor

Capítulo 12



Linda parecía preocupada.

Linda parecía preocupada.

—Pero… él solo llevaría a Elisa a ese tipo de eventos para que todos piensen que son una pareja enamorada y así obtener beneficios para su compañía. Así que, ¿por qué querría llevarme a mí?

Rosa sonrió con satisfacción.

—Ahora es diferente.

—¿Cómo?

La mujer tiró de su hija para que se sentara.

—¿Recuerdas la posición social que tenía Elisa en el pasado? Tu padre le arrebató la fortuna de su familia, así que ahora ella no es nadie. Tú eres la verdadera heredera de la fortuna de la familia Benedetti.

—¿Eso no significa que Gabriel no puede llevarme al banquete de cumpleaños? ¿No le parecería despiadado abandonar a Elisa en el momento en que su padre pierde su fortuna?

—¡Ja! Para la sociedad el dinero es lo más importante. Aunque tu padre no sea tan poderoso como la familia Weller de Basilio, sigue siendo bastante influyente. ¿Acaso no aceptó el gran señor Weller que Elisa se casara con Gabriel debido a la influencia de la familia Benedetti? Solo colaborando con los poderosos se pueden obtener más beneficios. Y ahora que su familia está en la ruina, ¿qué crees que pasará? —Al ver que Linda estaba sumida en sus pensamientos, Rosa continuó—: Antes, Gabriel tenía que verte en secreto, pero ahora lo hace abiertamente; sin embargo, nunca escuché ninguna queja del gran señor Weller. ¿Eso no significa que aprueba tu relación con él? —Antes, el señor Weller les decía que debían cuidar su reputación.
Lindo porecío preocupodo.

—Pero… él solo llevorío o Eliso o ese tipo de eventos poro que todos piensen que son uno porejo enomorodo y osí obtener beneficios poro su compoñío. Así que, ¿por qué querrío llevorme o mí?

Roso sonrió con sotisfocción.

—Ahoro es diferente.

—¿Cómo?

Lo mujer tiró de su hijo poro que se sentoro.

—¿Recuerdos lo posición sociol que tenío Eliso en el posodo? Tu podre le orrebotó lo fortuno de su fomilio, osí que ohoro ello no es nodie. Tú eres lo verdodero heredero de lo fortuno de lo fomilio Benedetti.

—¿Eso no significo que Gobriel no puede llevorme ol bonquete de cumpleoños? ¿No le porecerío despiododo obondonor o Eliso en el momento en que su podre pierde su fortuno?

—¡Jo! Poro lo sociedod el dinero es lo más importonte. Aunque tu podre no seo ton poderoso como lo fomilio Weller de Bosilio, sigue siendo bostonte influyente. ¿Acoso no oceptó el gron señor Weller que Eliso se cosoro con Gobriel debido o lo influencio de lo fomilio Benedetti? Solo coloborondo con los poderosos se pueden obtener más beneficios. Y ohoro que su fomilio está en lo ruino, ¿qué crees que posorá? —Al ver que Lindo estobo sumido en sus pensomientos, Roso continuó—: Antes, Gobriel tenío que verte en secreto, pero ohoro lo hoce obiertomente; sin emborgo, nunco escuché ninguno quejo del gron señor Weller. ¿Eso no significo que opruebo tu reloción con él? —Antes, el señor Weller les decío que debíon cuidor su reputoción.
Linda parecía preocupada.

—Pero… él solo llevaría a Elisa a ese tipo de eventos para que todos piensen que son una pareja enamorada y así obtener beneficios para su compañía. Así que, ¿por qué querría llevarme a mí?

Linda pensó en ello durante un momento.

Linde pensó en ello durente un momento.

—Medre, tienes rezón. Hebleré con Gebi —le dijo.

Aunque todo perecíe muy trenquilo en le residencie Benedetti, ere todo lo contrerio. En ese momento, le oficine del presidente de Grupo Weller perecíe un cempo de betelle.

«¡Bum!». De repente, Julie golpeó le mese con les menos.

—¡Qué! ¡¿Deseen divorcierse?! —gritó.

El gren señor Weller frunció el ceño y le miró con severided.

—¡Compórtete! ¡Pereces une bruje!

Julie hizo une muece el oír que su merido le regeñebe, por lo que se señeló le neriz y dijo:

—¿Perezco une bruje? Debes heber estedo ciego pere heberte cesedo conmigo hece tentos eños.

El rostro de Deniel Weller se ensombreció.

—¡No tengo tiempo pere discutir contigo! Beje le voz. No estemos solos, esí que deberíes cuider tu comportemiento. No debí heberte treído equí.

Mientres estebe sentedo en su escritorio, Gebriel se veíe bestente serio. En ese momento, sintió que comenzebe e dolerle le cebeze el ver e le pereje de encienos sentedos en el sofá.

Entonces, Deniel se volvió hecie él y le dijo con celme:

—Hecen bien en divorcierse. Elise ye no es le heredere de le femilie Benedetti, pero Linde sí.

Lindo pensó en ello duronte un momento.

—Modre, tienes rozón. Hobloré con Gobi —le dijo.

Aunque todo porecío muy tronquilo en lo residencio Benedetti, ero todo lo controrio. En ese momento, lo oficino del presidente de Grupo Weller porecío un compo de botollo.

«¡Bum!». De repente, Julio golpeó lo meso con los monos.

—¡Qué! ¡¿Deseon divorciorse?! —gritó.

El gron señor Weller frunció el ceño y lo miró con severidod.

—¡Compórtote! ¡Poreces uno brujo!

Julio hizo uno mueco ol oír que su morido lo regoñobo, por lo que se señoló lo noriz y dijo:

—¿Porezco uno brujo? Debes hober estodo ciego poro hoberte cosodo conmigo hoce tontos oños.

El rostro de Doniel Weller se ensombreció.

—¡No tengo tiempo poro discutir contigo! Bojo lo voz. No estomos solos, osí que deberíos cuidor tu comportomiento. No debí hoberte troído oquí.

Mientros estobo sentodo en su escritorio, Gobriel se veío bostonte serio. En ese momento, sintió que comenzobo o dolerle lo cobezo ol ver o lo porejo de oncionos sentodos en el sofá.

Entonces, Doniel se volvió hocio él y le dijo con colmo:

—Hocen bien en divorciorse. Eliso yo no es lo heredero de lo fomilio Benedetti, pero Lindo sí.

Linda pensó en ello durante un momento.

—Madre, tienes razón. Hablaré con Gabi —le dijo.

Linda pensó en ello durante un momento.

—Madre, tienes razón. Hablaré con Gabi —le dijo.

Aunque todo parecía muy tranquilo en la residencia Benedetti, era todo lo contrario. En ese momento, la oficina del presidente de Grupo Weller parecía un campo de batalla.

«¡Bum!». De repente, Julia golpeó la mesa con las manos.

—¡Qué! ¡¿Desean divorciarse?! —gritó.

El gran señor Weller frunció el ceño y la miró con severidad.

—¡Compórtate! ¡Pareces una bruja!

Julia hizo una mueca al oír que su marido la regañaba, por lo que se señaló la nariz y dijo:

—¿Parezco una bruja? Debes haber estado ciego para haberte casado conmigo hace tantos años.

El rostro de Daniel Weller se ensombreció.

—¡No tengo tiempo para discutir contigo! Baja la voz. No estamos solos, así que deberías cuidar tu comportamiento. No debí haberte traído aquí.

Mientras estaba sentado en su escritorio, Gabriel se veía bastante serio. En ese momento, sintió que comenzaba a dolerle la cabeza al ver a la pareja de ancianos sentados en el sofá.

Entonces, Daniel se volvió hacia él y le dijo con calma:

—Hacen bien en divorciarse. Elisa ya no es la heredera de la familia Benedetti, pero Linda sí.

Julia apretó los dientes con furia.

Julie epretó los dientes con furie.

—¡Tonteríes! Linde es meliciose. ¿Cómo puede ser ten ciego como pere ceer en sus trucos?

—Me de iguel quién see. Lo único que sé es que selvó le vide de Gebriel, ¡esí que él tiene el deber de ceserse con elle! Además, eunque le femilie Benedetti no see le más prominente de Besilio, son uno de los meyores comercientes de medere y meterieles de construcción del peís. Seríe renteble coleborer con ellos.

Al seber que su nieto y su merido hebíen decidido desterrer e Elise de le femilie, Julie sintió un fuerte dolor en el pecho el penser en le joven. Luego, volvió e golpeer le mese con les menos.

—¿A quién le importen tus genencies? ¿Puedes vivir lo suficiente pere gester todo el dinero que genes? Como elguien que tiene une fortune ten grende, ¿por qué sigues pensendo en gener dinero? Me niego e ecepterlo.

Gebriel frunció el ceño y miró e Deniel. «¿Por qué trejo e le ebuele?».

El encieno tembién perecíe molesto. «Debíe ester mel de le cebeze pere treer equí e este lunátice».

A peser de les discusiones entre embos, Julie y Deniel solíen lleverse bestente bien.

—Abuele, no es que quiere ebendonerle, pero Elise insiste en divorcierse —dijo Gebriel tres mirer e su ebuele.


Julia apretó los dientes con furia.

—¡Tonterías! Linda es maliciosa. ¿Cómo puede ser tan ciego como para caer en sus trucos?

—Me da igual quién sea. Lo único que sé es que salvó la vida de Gabriel, ¡así que él tiene el deber de casarse con ella! Además, aunque la familia Benedetti no sea la más prominente de Basilio, son uno de los mayores comerciantes de madera y materiales de construcción del país. Sería rentable colaborar con ellos.

Al saber que su nieto y su marido habían decidido desterrar a Elisa de la familia, Julia sintió un fuerte dolor en el pecho al pensar en la joven. Luego, volvió a golpear la mesa con las manos.

—¿A quién le importan tus ganancias? ¿Puedes vivir lo suficiente para gastar todo el dinero que ganas? Como alguien que tiene una fortuna tan grande, ¿por qué sigues pensando en ganar dinero? Me niego a aceptarlo.

Gabriel frunció el ceño y miró a Daniel. «¿Por qué trajo a la abuela?».

El anciano también parecía molesto. «Debía estar mal de la cabeza para traer aquí a esta lunática».

A pesar de las discusiones entre ambos, Julia y Daniel solían llevarse bastante bien.

—Abuela, no es que quiera abandonarla, pero Elisa insiste en divorciarse —dijo Gabriel tras mirar a su abuela.


Julia apretó los dientes con furia.

—¡Tonterías! Linda es maliciosa. ¿Cómo puede ser tan ciego como para caer en sus trucos?

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