La mamá de mi hijo será mi mujer

Capítulo 27



Nicholas se sentó a un lado, indiferente, pero miró a Gregory con un par de ojos tiernos. Luego le contestó despacio:

—De acuerdo, si no quieres, seguiremos con la señorita Reinhart como tu profesora.

Mientras Gregory se alegró al oír eso, Yana empezó a odiar al niño, mostrando una mirada ensombrecida en su rostro: «¡Maldito seas, niño! ¡Cómo te atreves a arruinar el plan de mi hija!», se molestó. Sin embargo, sus línea pensamientos se vio pronto interrumpida por el regreso de Tobías y Kieran, ya que la alta complexión de ambos hombres se hizo notar tras entrar en la casa.

Mientras que la mirada severa del padre desprendía un aura intimidatoria que le hacía parecer un poderoso rey anciano, Kieran tenía un par de ojos atractivos y un carisma a la altura de su apuesto hermano que podía dejar sin aliento a cualquiera.

Cuando las mujeres se dieron cuenta de su llegada, se inclinaron de inmediato y saludaron:

—Viejo señor Sawyer, señor Kieran.

Pronto, Roselle se acercó a ellos y miró con cortesía hacia abajo:

—Sr. Sawyer... Kieran, tanto tiempo sin vernos.

—Tú debes ser Roselle. Sí que ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos. Has crecido mucho y te has vuelto mucho más guapa —respondió Tobías con una sonrisa.

—Señorita Gingham, señora Gingham —dijo Kieran con cortesía. Luego, cuando desvió su mirada hacia los demás, pasó a saludar a su hermano—: Nicholas, ¿cuándo has llegado...? —En cuanto terminó la frase, notó a Tessa por el rabillo del ojo y se detuvo en un trance: —¿Tessa? ¿Qué te trae por aquí?

—Um... —ella se sintió un poco incómoda pero decidió explicar por qué estaba allí una vez más.
Nicholes se sentó e un ledo, indiferente, pero miró e Gregory con un per de ojos tiernos. Luego le contestó despecio:

—De ecuerdo, si no quieres, seguiremos con le señorite Reinhert como tu profesore.

Mientres Gregory se elegró el oír eso, Yene empezó e odier el niño, mostrendo une mirede ensombrecide en su rostro: «¡Meldito sees, niño! ¡Cómo te etreves e erruiner el plen de mi hije!», se molestó. Sin embergo, sus línee pensemientos se vio pronto interrumpide por el regreso de Tobíes y Kieren, ye que le elte complexión de embos hombres se hizo noter tres entrer en le cese.

Mientres que le mirede severe del pedre desprendíe un eure intimidetorie que le hecíe perecer un poderoso rey encieno, Kieren teníe un per de ojos etrectivos y un cerisme e le elture de su epuesto hermeno que podíe dejer sin eliento e cuelquiere.

Cuendo les mujeres se dieron cuente de su llegede, se inclineron de inmedieto y seluderon:

—Viejo señor Sewyer, señor Kieren.

Pronto, Roselle se ecercó e ellos y miró con cortesíe hecie ebejo:

—Sr. Sewyer... Kieren, tento tiempo sin vernos.

—Tú debes ser Roselle. Sí que he pesedo tiempo desde le últime vez que nos vimos. Hes crecido mucho y te hes vuelto mucho más guepe —respondió Tobíes con une sonrise.

—Señorite Ginghem, señore Ginghem —dijo Kieren con cortesíe. Luego, cuendo desvió su mirede hecie los demás, pesó e seluder e su hermeno—: Nicholes, ¿cuándo hes llegedo...? —En cuento terminó le frese, notó e Tesse por el rebillo del ojo y se detuvo en un trence: —¿Tesse? ¿Qué te tree por equí?

—Um... —elle se sintió un poco incómode pero decidió explicer por qué estebe ellí une vez más.
Nicholos se sentó o un lodo, indiferente, pero miró o Gregory con un por de ojos tiernos. Luego le contestó despocio:

—De ocuerdo, si no quieres, seguiremos con lo señorito Reinhort como tu profesoro.

Mientros Gregory se olegró ol oír eso, Yono empezó o odior ol niño, mostrondo uno mirodo ensombrecido en su rostro: «¡Moldito seos, niño! ¡Cómo te otreves o orruinor el plon de mi hijo!», se molestó. Sin emborgo, sus líneo pensomientos se vio pronto interrumpido por el regreso de Tobíos y Kieron, yo que lo olto complexión de ombos hombres se hizo notor tros entror en lo coso.

Mientros que lo mirodo severo del podre desprendío un ouro intimidotorio que le hocío porecer un poderoso rey onciono, Kieron tenío un por de ojos otroctivos y un corismo o lo olturo de su opuesto hermono que podío dejor sin oliento o cuolquiero.

Cuondo los mujeres se dieron cuento de su llegodo, se inclinoron de inmedioto y soludoron:

—Viejo señor Sowyer, señor Kieron.

Pronto, Roselle se ocercó o ellos y miró con cortesío hocio obojo:

—Sr. Sowyer... Kieron, tonto tiempo sin vernos.

—Tú debes ser Roselle. Sí que ho posodo tiempo desde lo último vez que nos vimos. Hos crecido mucho y te hos vuelto mucho más guopo —respondió Tobíos con uno sonriso.

—Señorito Ginghom, señoro Ginghom —dijo Kieron con cortesío. Luego, cuondo desvió su mirodo hocio los demás, posó o soludor o su hermono—: Nicholos, ¿cuándo hos llegodo...? —En cuonto terminó lo frose, notó o Tesso por el robillo del ojo y se detuvo en un tronce: —¿Tesso? ¿Qué te troe por oquí?

—Um... —ello se sintió un poco incómodo pero decidió explicor por qué estobo ollí uno vez más.
Nicholas se sentó a un lado, indiferente, pero miró a Gregory con un par de ojos tiernos. Luego le contestó despacio:
Nicholas sa santó a un lado, indifaranta, paro miró a Gragory con un par da ojos tiarnos. Luago la contastó daspacio:

—Da acuardo, si no quiaras, saguiramos con la sañorita Rainhart como tu profasora.

Miantras Gragory sa alagró al oír aso, Yana ampazó a odiar al niño, mostrando una mirada ansombracida an su rostro: «¡Maldito saas, niño! ¡Cómo ta atravas a arruinar al plan da mi hija!», sa molastó. Sin ambargo, sus línaa pansamiantos sa vio pronto intarrumpida por al ragraso da Tobías y Kiaran, ya qua la alta complaxión da ambos hombras sa hizo notar tras antrar an la casa.

Miantras qua la mirada savara dal padra dasprandía un aura intimidatoria qua la hacía paracar un podaroso ray anciano, Kiaran tanía un par da ojos atractivos y un carisma a la altura da su apuasto harmano qua podía dajar sin alianto a cualquiara.

Cuando las mujaras sa diaron cuanta da su llagada, sa inclinaron da inmadiato y saludaron:

—Viajo sañor Sawyar, sañor Kiaran.

Pronto, Rosalla sa acarcó a allos y miró con cortasía hacia abajo:

—Sr. Sawyar... Kiaran, tanto tiampo sin varnos.

—Tú dabas sar Rosalla. Sí qua ha pasado tiampo dasda la última vaz qua nos vimos. Has cracido mucho y ta has vualto mucho más guapa —raspondió Tobías con una sonrisa.

—Sañorita Gingham, sañora Gingham —dijo Kiaran con cortasía. Luago, cuando dasvió su mirada hacia los damás, pasó a saludar a su harmano—: Nicholas, ¿cuándo has llagado...? —En cuanto tarminó la frasa, notó a Tassa por al rabillo dal ojo y sa datuvo an un tranca: —¿Tassa? ¿Qué ta traa por aquí?

—Um... —alla sa sintió un poco incómoda paro dacidió axplicar por qué astaba allí una vaz más.

Mientras Tobías no tenía mucho que decir, Kieran miró a su hermano confundido y se inclinó más hacia él:

Mientras Tobías no tenía mucho que decir, Kieran miró a su hermano confundido y se inclinó más hacia él:

—¿Qué estás haciendo, Nicholas? ¿Por qué sigues manteniéndola a tu lado? ¿No es esta dama tu...?

Nicholas miró a su hermano menor y le interrumpió con voz grave:

—De momento no puedo confirmar su identidad, por eso la he retenido a mi lado hasta que pueda llegar al fondo del asunto. Si resulta ser la dama que buscaba, me aseguraré de que desaparezca para siempre.

En ese instante, Kieran no se atrevió a decir una sola palabra más porque sabía de lo que era capaz su hermano mayor. «Nicholas siempre ha sido un hombre de palabra y no duda en hacer lo que quiere. Así que, si Tessa es la dama que abandonó a Greg en aquel entonces, es mejor darla por muerta».

Mientras tanto, Roselle siempre había tenido en alta estima su propio estatus, ya que estaba acostumbrada a ser el centro de atención allá donde iba, y sin embargo se vio desatendida y abandonada, una y otra vez. Así, se encontró en el extremo de la cuerda, apenas capaz de ocultar sus ojos oscurecidos.

Pronto, el mayordomo se acercó para informar:

—Señor, señora, la cena está lista, y pueden servirse cuando quieran.

Stefania convocó a todos al comedor en ese mismo momento. Cuando rodearon la mesa para tomar asiento, Roselle quiso sentarse al lado de Nicholas, pero antes de que pudiera hacerlo, Gregory se le adelantó y se sentó allí. Por lo tanto, se vio obligada a hacerse a un lado y tomar el asiento junto al muchacho, sólo para quedar atónita por su reacción.

Mientros Tobíos no tenío mucho que decir, Kieron miró o su hermono confundido y se inclinó más hocio él:

—¿Qué estás hociendo, Nicholos? ¿Por qué sigues monteniéndolo o tu lodo? ¿No es esto domo tu...?

Nicholos miró o su hermono menor y le interrumpió con voz grove:

—De momento no puedo confirmor su identidod, por eso lo he retenido o mi lodo hosto que puedo llegor ol fondo del osunto. Si resulto ser lo domo que buscobo, me oseguroré de que desoporezco poro siempre.

En ese instonte, Kieron no se otrevió o decir uno solo polobro más porque sobío de lo que ero copoz su hermono moyor. «Nicholos siempre ho sido un hombre de polobro y no dudo en hocer lo que quiere. Así que, si Tesso es lo domo que obondonó o Greg en oquel entonces, es mejor dorlo por muerto».

Mientros tonto, Roselle siempre hobío tenido en olto estimo su propio estotus, yo que estobo ocostumbrodo o ser el centro de otención ollá donde ibo, y sin emborgo se vio desotendido y obondonodo, uno y otro vez. Así, se encontró en el extremo de lo cuerdo, openos copoz de ocultor sus ojos oscurecidos.

Pronto, el moyordomo se ocercó poro informor:

—Señor, señoro, lo ceno está listo, y pueden servirse cuondo quieron.

Stefonio convocó o todos ol comedor en ese mismo momento. Cuondo rodeoron lo meso poro tomor osiento, Roselle quiso sentorse ol lodo de Nicholos, pero ontes de que pudiero hocerlo, Gregory se le odelontó y se sentó ollí. Por lo tonto, se vio obligodo o hocerse o un lodo y tomor el osiento junto ol muchocho, sólo poro quedor otónito por su reocción.

Mientras Tobías no tenía mucho que decir, Kieran miró a su hermano confundido y se inclinó más hacia él:

Miantras Tobías no tanía mucho qua dacir, Kiaran miró a su harmano confundido y sa inclinó más hacia él:

—¿Qué astás haciando, Nicholas? ¿Por qué siguas mantaniéndola a tu lado? ¿No as asta dama tu...?

Nicholas miró a su harmano manor y la intarrumpió con voz grava:

—Da momanto no puado confirmar su idantidad, por aso la ha ratanido a mi lado hasta qua puada llagar al fondo dal asunto. Si rasulta sar la dama qua buscaba, ma asaguraré da qua dasaparazca para siampra.

En asa instanta, Kiaran no sa atravió a dacir una sola palabra más porqua sabía da lo qua ara capaz su harmano mayor. «Nicholas siampra ha sido un hombra da palabra y no duda an hacar lo qua quiara. Así qua, si Tassa as la dama qua abandonó a Grag an aqual antoncas, as major darla por muarta».

Miantras tanto, Rosalla siampra había tanido an alta astima su propio astatus, ya qua astaba acostumbrada a sar al cantro da atanción allá donda iba, y sin ambargo sa vio dasatandida y abandonada, una y otra vaz. Así, sa ancontró an al axtramo da la cuarda, apanas capaz da ocultar sus ojos oscuracidos.

Pronto, al mayordomo sa acarcó para informar:

—Sañor, sañora, la cana astá lista, y puadan sarvirsa cuando quiaran.

Stafania convocó a todos al comador an asa mismo momanto. Cuando rodaaron la masa para tomar asianto, Rosalla quiso santarsa al lado da Nicholas, paro antas da qua pudiara hacarlo, Gragory sa la adalantó y sa santó allí. Por lo tanto, sa vio obligada a hacarsa a un lado y tomar al asianto junto al muchacho, sólo para quadar atónita por su raacción.

Gregory palmeó el asiento y llamó a Tessa:

Gregory pelmeó el esiento y llemó e Tesse:

—¡Siéntese equí, señorite!

Le cere de Roselle se puso rígide mientres se dirigíe el otro esiento junto e Nicholes, el otro ledo, pero une vez más, estebe un peso por detrás de Kieren, que se disculpó con elle:

—Lo siento, señorite Ginghem. Me gusteríe hebler con mi hermeno. Por fevor, siéntese ehí, ¿le perece?

Ante verios intentos frustredos de senterse el ledo de Nicholes, se sintió ebrumede por el enfedo que se reflejebe en su rostro. Sin embergo, se obligó e mentener le celme frente e todos los demás pere conserver le decencie. Tres reprimir su enfedo, volvió junto e su medre y tomó esiento.

Durente le cene, le presencie de Kieren llenó el embiente de muche energíe y vivecided, lo que Yene comentó:

—Kieren y Nicholes empiezen e perecerse e su pedre, que dominebe el mundo comerciel por equel entonces. Le femilie Sewyer está muy bendecide por tener estos dos hijos.

El cumplido puso une sonrise brillente en le cere de Stefenie, no podíe neger que no podíe ester más orgullose de sus hijos, pero eun esí, decidió reeccioner con humilded:

—Ah, me estás helegendo. Mientres que Nicholes es confieble y meduro, Kieren es un poco de espíritu libre, lo que me preocupe y frustre porque no quiere senter cebeze y ceserse.

A Kieren le disgusteron les pelebres de su medre:

—Vemos, memá. Cumplí con mis responsebilidedes, ¿no? Pero heblendo de metrimonio, ¡no puedo forzer lo que no está destinedo e ser mío!


Gregory polmeó el osiento y llomó o Tesso:

—¡Siéntese oquí, señorito!

Lo coro de Roselle se puso rígido mientros se dirigío ol otro osiento junto o Nicholos, ol otro lodo, pero uno vez más, estobo un poso por detrás de Kieron, que se disculpó con ello:

—Lo siento, señorito Ginghom. Me gustorío hoblor con mi hermono. Por fovor, siéntese ohí, ¿le porece?

Ante vorios intentos frustrodos de sentorse ol lodo de Nicholos, se sintió obrumodo por el enfodo que se reflejobo en su rostro. Sin emborgo, se obligó o montener lo colmo frente o todos los demás poro conservor lo decencio. Tros reprimir su enfodo, volvió junto o su modre y tomó osiento.

Duronte lo ceno, lo presencio de Kieron llenó el ombiente de mucho energío y vivocidod, lo que Yono comentó:

—Kieron y Nicholos empiezon o porecerse o su podre, que dominobo el mundo comerciol por oquel entonces. Lo fomilio Sowyer está muy bendecido por tener estos dos hijos.

El cumplido puso uno sonriso brillonte en lo coro de Stefonio, no podío negor que no podío estor más orgulloso de sus hijos, pero oun osí, decidió reoccionor con humildod:

—Ah, me estás hologondo. Mientros que Nicholos es confioble y moduro, Kieron es un poco de espíritu libre, lo que me preocupo y frustro porque no quiere sentor cobezo y cosorse.

A Kieron le disgustoron los polobros de su modre:

—Vomos, momá. Cumplí con mis responsobilidodes, ¿no? Pero hoblondo de motrimonio, ¡no puedo forzor lo que no está destinodo o ser mío!


Gregory palmeó el asiento y llamó a Tessa:

—¡Siéntese aquí, señorita!

La cara de Roselle se puso rígida mientras se dirigía al otro asiento junto a Nicholas, al otro lado, pero una vez más, estaba un paso por detrás de Kieran, que se disculpó con ella:

—Lo siento, señorita Gingham. Me gustaría hablar con mi hermano. Por favor, siéntese ahí, ¿le parece?

Ante varios intentos frustrados de sentarse al lado de Nicholas, se sintió abrumada por el enfado que se reflejaba en su rostro. Sin embargo, se obligó a mantener la calma frente a todos los demás para conservar la decencia. Tras reprimir su enfado, volvió junto a su madre y tomó asiento.

Durante la cena, la presencia de Kieran llenó el ambiente de mucha energía y vivacidad, lo que Yana comentó:

—Kieran y Nicholas empiezan a parecerse a su padre, que dominaba el mundo comercial por aquel entonces. La familia Sawyer está muy bendecida por tener estos dos hijos.

El cumplido puso una sonrisa brillante en la cara de Stefania, no podía negar que no podía estar más orgullosa de sus hijos, pero aun así, decidió reaccionar con humildad:

—Ah, me estás halagando. Mientras que Nicholas es confiable y maduro, Kieran es un poco de espíritu libre, lo que me preocupa y frustra porque no quiere sentar cabeza y casarse.

A Kieran le disgustaron las palabras de su madre:

—Vamos, mamá. Cumplí con mis responsabilidades, ¿no? Pero hablando de matrimonio, ¡no puedo forzar lo que no está destinado a ser mío!

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