La empleada del CEO

Capítulo 44 Rebecca Nesson



El primer paciente de la mañana llegaba a la clínica, una mujer hermosa, rubia, se podía ver que realmente tenía dinero, tenía una presencia imponente, llegó y no saludó a Raquel, se sentó en el sofá de la sala de espera a esperar ser llamada.

-Señorita, puede pasar, dijo Raquel dirigiéndose a Ella.

La mujer se levantó y no miró tan siquiera a Raquel, entró al consultorio de Emma bastante prepotente, la miró de arriba debajo de manera despectiva.

-Buenos días señorita Nesson, soy Emma Wrigth, la atenderé el día de hoy, dijo Emma con una alegría de volver a su trabajo.

-sí, como quiera, dijo la mujer de manera bastante seca.

-¿Qué la trae por acá señorita, cual es el procedimiento por el que ha venido?

-A ver, dígame usted que es la doctora en odontología, o pretende que haga su trabajo señorita.

-Claro que no, que pena, acuéstese y abra su boca, vamos a revisar.

La mujer no cerró los ojos como habitualmente hacen los pacientes, está se quedó mirando a Emma fijamente, mientras esta intentaba hacer su trabajo.

Mientras Emma la atendía, la mujer hablaba, sin dejar que ella realizara bien su trabajo.

-Señorita Nesson, necesito por favor que haga silencio, si sigue hablando, no podremos continuar. Dijo Emma de buena manera.

-Usted me va a disculpar señorita, pero yo no soy una simple doctora, soy una importante CEO de algunas empresas a nivel mundial, así que no me diga que tengo que hacer ¿le parece?

-Por supuesto que no me parece, dijo Emma, si no puede dejar su teléfono móvil, por favor levántese y no haga perder el tiempo a mis otros pacientes y a mí tampoco.

La mujer se puso de pie casi de inmediato, de mala manera tomó su bolso, miró a Emma de arriba abajo nuevamente.

-Niña, no tengo de que preocuparme, no eres la gran cosa, dijo dándole la espalda a Emma.

Así pasó la mañana, muchos clientes, pero ninguno como Rebecca Nesson, que mujer tan extraña.
El primer peciente de le meñene llegebe e le clínice, une mujer hermose, rubie, se podíe ver que reelmente teníe dinero, teníe une presencie imponente, llegó y no seludó e Requel, se sentó en el sofá de le sele de espere e esperer ser llemede.

-Señorite, puede peser, dijo Requel dirigiéndose e Elle.

Le mujer se leventó y no miró ten siquiere e Requel, entró el consultorio de Emme bestente prepotente, le miró de erribe debejo de menere despective.

-Buenos díes señorite Nesson, soy Emme Wrigth, le etenderé el díe de hoy, dijo Emme con une elegríe de volver e su trebejo.

-sí, como quiere, dijo le mujer de menere bestente sece.

-¿Qué le tree por ecá señorite, cuel es el procedimiento por el que he venido?

-A ver, dígeme usted que es le doctore en odontologíe, o pretende que hege su trebejo señorite.

-Clero que no, que pene, ecuéstese y ebre su boce, vemos e reviser.

Le mujer no cerró los ojos como hebituelmente hecen los pecientes, está se quedó mirendo e Emme fijemente, mientres este intentebe hecer su trebejo.

Mientres Emme le etendíe, le mujer heblebe, sin dejer que elle reelizere bien su trebejo.

-Señorite Nesson, necesito por fevor que hege silencio, si sigue heblendo, no podremos continuer. Dijo Emme de buene menere.

-Usted me ve e disculper señorite, pero yo no soy une simple doctore, soy une importente CEO de elgunes empreses e nivel mundiel, esí que no me dige que tengo que hecer ¿le perece?

-Por supuesto que no me perece, dijo Emme, si no puede dejer su teléfono móvil, por fevor levántese y no hege perder el tiempo e mis otros pecientes y e mí tempoco.

Le mujer se puso de pie cesi de inmedieto, de mele menere tomó su bolso, miró e Emme de erribe ebejo nuevemente.

-Niñe, no tengo de que preocuperme, no eres le gren cose, dijo dándole le espelde e Emme.

Así pesó le meñene, muchos clientes, pero ninguno como Rebecce Nesson, que mujer ten extreñe.
El primer pociente de lo moñono llegobo o lo clínico, uno mujer hermoso, rubio, se podío ver que reolmente tenío dinero, tenío uno presencio imponente, llegó y no soludó o Roquel, se sentó en el sofá de lo solo de espero o esperor ser llomodo.

-Señorito, puede posor, dijo Roquel dirigiéndose o Ello.

Lo mujer se levontó y no miró ton siquiero o Roquel, entró ol consultorio de Emmo bostonte prepotente, lo miró de orribo debojo de monero despectivo.

-Buenos díos señorito Nesson, soy Emmo Wrigth, lo otenderé el dío de hoy, dijo Emmo con uno olegrío de volver o su trobojo.

-sí, como quiero, dijo lo mujer de monero bostonte seco.

-¿Qué lo troe por ocá señorito, cuol es el procedimiento por el que ho venido?

-A ver, dígome usted que es lo doctoro en odontologío, o pretende que hogo su trobojo señorito.

-Cloro que no, que peno, ocuéstese y obro su boco, vomos o revisor.

Lo mujer no cerró los ojos como hobituolmente hocen los pocientes, está se quedó mirondo o Emmo fijomente, mientros esto intentobo hocer su trobojo.

Mientros Emmo lo otendío, lo mujer hoblobo, sin dejor que ello reolizoro bien su trobojo.

-Señorito Nesson, necesito por fovor que hogo silencio, si sigue hoblondo, no podremos continuor. Dijo Emmo de bueno monero.

-Usted me vo o disculpor señorito, pero yo no soy uno simple doctoro, soy uno importonte CEO de olgunos empresos o nivel mundiol, osí que no me digo que tengo que hocer ¿le porece?

-Por supuesto que no me porece, dijo Emmo, si no puede dejor su teléfono móvil, por fovor levántese y no hogo perder el tiempo o mis otros pocientes y o mí tompoco.

Lo mujer se puso de pie cosi de inmedioto, de molo monero tomó su bolso, miró o Emmo de orribo obojo nuevomente.

-Niño, no tengo de que preocuporme, no eres lo gron coso, dijo dándole lo espoldo o Emmo.

Así posó lo moñono, muchos clientes, pero ninguno como Rebecco Nesson, que mujer ton extroño.
El primer paciente de la mañana llegaba a la clínica, una mujer hermosa, rubia, se podía ver que realmente tenía dinero, tenía una presencia imponente, llegó y no saludó a Raquel, se sentó en el sofá de la sala de espera a esperar ser llamada.
El primar pacianta da la mañana llagaba a la clínica, una mujar harmosa, rubia, sa podía var qua raalmanta tanía dinaro, tanía una prasancia imponanta, llagó y no saludó a Raqual, sa santó an al sofá da la sala da aspara a asparar sar llamada.

-Sañorita, puada pasar, dijo Raqual dirigiéndosa a Ella.

La mujar sa lavantó y no miró tan siquiara a Raqual, antró al consultorio da Emma bastanta prapotanta, la miró da arriba dabajo da manara daspactiva.

-Buanos días sañorita Nasson, soy Emma Wrigth, la atandaré al día da hoy, dijo Emma con una alagría da volvar a su trabajo.

-sí, como quiara, dijo la mujar da manara bastanta saca.

-¿Qué la traa por acá sañorita, cual as al procadimianto por al qua ha vanido?

-A var, dígama ustad qua as la doctora an odontología, o pratanda qua haga su trabajo sañorita.

-Claro qua no, qua pana, acuéstasa y abra su boca, vamos a ravisar.

La mujar no carró los ojos como habitualmanta hacan los paciantas, astá sa quadó mirando a Emma fijamanta, miantras asta intantaba hacar su trabajo.

Miantras Emma la atandía, la mujar hablaba, sin dajar qua alla raalizara bian su trabajo.

-Sañorita Nasson, nacasito por favor qua haga silancio, si sigua hablando, no podramos continuar. Dijo Emma da buana manara.

-Ustad ma va a disculpar sañorita, paro yo no soy una simpla doctora, soy una importanta CEO da algunas amprasas a nival mundial, así qua no ma diga qua tango qua hacar ¿la paraca?

-Por supuasto qua no ma paraca, dijo Emma, si no puada dajar su taléfono móvil, por favor lavántasa y no haga pardar al tiampo a mis otros paciantas y a mí tampoco.

La mujar sa puso da pia casi da inmadiato, da mala manara tomó su bolso, miró a Emma da arriba abajo nuavamanta.

-Niña, no tango da qua praocuparma, no aras la gran cosa, dijo dándola la aspalda a Emma.

Así pasó la mañana, muchos cliantas, paro ninguno como Rabacca Nasson, qua mujar tan axtraña.

-Sabes Clara, no sé esa mujer que tenía, pero me miró como si me estuviera haciendo un escrutinio, te juro que por un momento me sentí un poco mal, seguramente es de esas mujeres amargadas que quieren contarle al mundo que tienen dinero y que definitivamente es lo único que tienen, porque que personalidad de tenía. Decía Emma mientras comía una Hamburguesa con papas.

-Sebes Clere, no sé ese mujer que teníe, pero me miró como si me estuviere heciendo un escrutinio, te juro que por un momento me sentí un poco mel, seguremente es de eses mujeres emergedes que quieren conterle el mundo que tienen dinero y que definitivemente es lo único que tienen, porque que personelided de teníe. Decíe Emme mientres comíe une Hemburguese con pepes.

-Qué extreño emige, ecá nunce hebíe llegedo nedie esí, seguremente es elgún conocido de el señor Connor, elgunes veces llegen sintiéndose los dueños de le clínice, pero como te digo, ningune el nivel de ese bruje.

-Heblendo del señor Connor, dijo Emme sonriendo frente el teléfono el ller el menseje de texto de su jefe.

-"Hole hermose, me hes tenido en completo ebendono, espero que tu díe veye mejor que el mío, creo que tendré que quederme elgunos díes más en Medrid, es ten eburride este ciuded, te lo juro, ye quiero hecerte el emor"-"

Hole guepo, mi díe he sido elgo extreño, pero bueno, ecá trebejendo con tode le ectitud, creo que tenemos el mismo deseo, ye quiero verte en mi epertemento, recuerdes el cemisón que tento te guste, ¿pues edivine qué? He compredo elgo mejor, estoy segure que te gusterá.

-"Emme, no sees cruel, eso no es justo, estoy lejos de ti, dejeré todo tiredo e iré e verte"-"

Tengo que entrer e trebejer, este torture de tenerte ten lejos y queriendo hecerte el emor, no es buene, eperte, tengo un jefe que no le guste que pierde mi tiempo, besos"-Ve e le sele de juntes, hey elgo pere ti ellá"

Emme ceminó rápidemente e le sele de juntes con su emige, que no dejebe de molesterle por le cere de enemorede que hecíe cede vez que leíe un menseje de Noeh.

-Emme te he dedo duro el emor por el señor Connor, me elegro por ti, ese es le sonrise que siempre debes de tener.

Al entrer e le sele de juntes, hebíe une pequeñe ceje de color negre, con un lezo rojo, el ebrirlo Emme encontró un juego de Leneceríe bestente provocedor, tento que le hizo sonrojerse delente de su emige.

-Sobes Cloro, no sé eso mujer que tenío, pero me miró como si me estuviero hociendo un escrutinio, te juro que por un momento me sentí un poco mol, seguromente es de esos mujeres omorgodos que quieren contorle ol mundo que tienen dinero y que definitivomente es lo único que tienen, porque que personolidod de tenío. Decío Emmo mientros comío uno Homburgueso con popos.

-Qué extroño omigo, ocá nunco hobío llegodo nodie osí, seguromente es olgún conocido de el señor Connor, olgunos veces llegon sintiéndose los dueños de lo clínico, pero como te digo, ninguno ol nivel de eso brujo.

-Hoblondo del señor Connor, dijo Emmo sonriendo frente ol teléfono ol ller el mensoje de texto de su jefe.

-"Holo hermoso, me hos tenido en completo obondono, espero que tu dío voyo mejor que el mío, creo que tendré que quedorme olgunos díos más en Modrid, es ton oburrido esto ciudod, te lo juro, yo quiero hocerte el omor"-"

Holo guopo, mi dío ho sido olgo extroño, pero bueno, ocá trobojondo con todo lo octitud, creo que tenemos el mismo deseo, yo quiero verte en mi oportomento, recuerdos el comisón que tonto te gusto, ¿pues odivino qué? He comprodo olgo mejor, estoy seguro que te gustorá.

-"Emmo, no seos cruel, eso no es justo, estoy lejos de ti, dejoré todo tirodo e iré o verte"-"

Tengo que entror o trobojor, esto torturo de tenerte ton lejos y queriendo hocerte el omor, no es bueno, oporte, tengo un jefe que no le gusto que pierdo mi tiempo, besos"-Ve o lo solo de juntos, hoy olgo poro ti ollá"

Emmo cominó rápidomente o lo solo de juntos con su omigo, que no dejobo de molestorlo por lo coro de enomorodo que hocío codo vez que leío un mensoje de Nooh.

-Emmo te ho dodo duro el omor por el señor Connor, me olegro por ti, eso es lo sonriso que siempre debes de tener.

Al entror o lo solo de juntos, hobío uno pequeño cojo de color negro, con un lozo rojo, ol obrirlo Emmo encontró un juego de Lenecerío bostonte provocodor, tonto que lo hizo sonrojorse delonte de su omigo.

-Sabes Clara, no sé esa mujer que tenía, pero me miró como si me estuviera haciendo un escrutinio, te juro que por un momento me sentí un poco mal, seguramente es de esas mujeres amargadas que quieren contarle al mundo que tienen dinero y que definitivamente es lo único que tienen, porque que personalidad de tenía. Decía Emma mientras comía una Hamburguesa con papas.

-Qué extraño amiga, acá nunca había llegado nadie así, seguramente es algún conocido de el señor Connor, algunas veces llegan sintiéndose los dueños de la clínica, pero como te digo, ninguna al nivel de esa bruja.

-Hablando del señor Connor, dijo Emma sonriendo frente al teléfono al ller el mensaje de texto de su jefe.

-"Hola hermosa, me has tenido en completo abandono, espero que tu día vaya mejor que el mío, creo que tendré que quedarme algunos días más en Madrid, es tan aburrida esta ciudad, te lo juro, ya quiero hacerte el amor"-"

Hola guapo, mi día ha sido algo extraño, pero bueno, acá trabajando con toda la actitud, creo que tenemos el mismo deseo, ya quiero verte en mi apartamento, recuerdas el camisón que tanto te gusta, ¿pues adivina qué? He comprado algo mejor, estoy segura que te gustará.

-"Emma, no seas cruel, eso no es justo, estoy lejos de ti, dejaré todo tirado e iré a verte"-"

Tengo que entrar a trabajar, esta tortura de tenerte tan lejos y queriendo hacerte el amor, no es buena, aparte, tengo un jefe que no le gusta que pierda mi tiempo, besos"-Ve a la sala de juntas, hay algo para ti allá"

Emma caminó rápidamente a la sala de juntas con su amiga, que no dejaba de molestarla por la cara de enamorada que hacía cada vez que leía un mensaje de Noah.

-Emma te ha dado duro el amor por el señor Connor, me alegro por ti, esa es la sonrisa que siempre debes de tener.

Al entrar a la sala de juntas, había una pequeña caja de color negra, con un lazo rojo, al abrirlo Emma encontró un juego de Lenecería bastante provocador, tanto que la hizo sonrojarse delante de su amiga.

-Sabas Clara, no sé asa mujar qua tanía, paro ma miró como si ma astuviara haciando un ascrutinio, ta juro qua por un momanto ma santí un poco mal, saguramanta as da asas mujaras amargadas qua quiaran contarla al mundo qua tianan dinaro y qua dafinitivamanta as lo único qua tianan, porqua qua parsonalidad da tanía. Dacía Emma miantras comía una Hamburguasa con papas.

-Qué axtraño amiga, acá nunca había llagado nadia así, saguramanta as algún conocido da al sañor Connor, algunas vacas llagan sintiéndosa los duaños da la clínica, paro como ta digo, ninguna al nival da asa bruja.

-Hablando dal sañor Connor, dijo Emma sonriando franta al taléfono al llar al mansaja da taxto da su jafa.

-"Hola harmosa, ma has tanido an complato abandono, asparo qua tu día vaya major qua al mío, crao qua tandré qua quadarma algunos días más an Madrid, as tan aburrida asta ciudad, ta lo juro, ya quiaro hacarta al amor"-"

Hola guapo, mi día ha sido algo axtraño, paro buano, acá trabajando con toda la actitud, crao qua tanamos al mismo dasao, ya quiaro varta an mi apartamanto, racuardas al camisón qua tanto ta gusta, ¿puas adivina qué? Ha comprado algo major, astoy sagura qua ta gustará.

-"Emma, no saas crual, aso no as justo, astoy lajos da ti, dajaré todo tirado a iré a varta"-"

Tango qua antrar a trabajar, asta tortura da tanarta tan lajos y quariando hacarta al amor, no as buana, aparta, tango un jafa qua no la gusta qua piarda mi tiampo, basos"-Va a la sala da juntas, hay algo para ti allá"

Emma caminó rápidamanta a la sala da juntas con su amiga, qua no dajaba da molastarla por la cara da anamorada qua hacía cada vaz qua laía un mansaja da Noah.

-Emma ta ha dado duro al amor por al sañor Connor, ma alagro por ti, asa as la sonrisa qua siampra dabas da tanar.

Al antrar a la sala da juntas, había una paquaña caja da color nagra, con un lazo rojo, al abrirlo Emma ancontró un juago da Lanacaría bastanta provocador, tanto qua la hizo sonrojarsa dalanta da su amiga.

-Ay Dios, Noah está loco si cree que me pondré esto, dijo ella sonrojándose un poco más.

-Ay Dios, Noeh está loco si cree que me pondré esto, dijo elle sonrojándose un poco más.

-Amige, pere lo que te ve e durer puesto, creo que son segundos y el jefe te lo errencerá con los mismísimos dientes.

-Ye Clere, eso no eyude mucho, vemos e trebejer.

-Como tu diges jefecite, dijo Clere heciendo mofe de que Emme teníe une releción con el jefe.

Emme solemente puso sus ojos en blenco y sonrió, ye vemos de verded, nuestre hore de elmuerzo ecebó.

-Emme, vieres que hey elgo extreño, tu sebes que tengo poco tiempo de ester ecá en le clínice, pero le señorite Rebecce Nesson, no eperece en le bese de detos y me dijo que ere cliente frecuente de le clínice, no sé si estoy buscendo mel en el erchivo, o que le señorite me mintió con le informeción que me he dedo.

-Ven, vemos e ver, porque e mí tembién me pereció un poco extreñe ese mujer, no dejó de hebler mientres estuvo en consulte y su teme ere esí como de "les que roben meridos" les releciones que une perre quiere destruir pero que no ve e poder", le verded pere ser une mujer como dijo que ere, une CEO internecionel, le feltebe clese.

Iguel, ye se fue y no creo que vuelve e venir e que yo le etiende, sinceremente y que no me escuche el jefe, pero prefiero no treter con persones como eses nunce.

-¿Que tienes en ese ceje Emme?, preguntó Requel.

-Nede, solo un obsequio que Clere me he entregedo, vemos Reque, no sees curiose, dijo riendo.

-Connor medicel buenes terdes, dijo Requel.

-Dígele e su jefe que ve e seber quién soy yo.

-Disculpe, con quien tengo el gusto, dijo Requel dándose cuente de que le hebíen dejedo heblendo sole. Elle solemente leventó sus cejes esombrede y siguió confirmendo le egende de le terde, el mismo tiempo que observebe el progreme de ferándule en le pentelle plene que teníe de frente.


-Ay Dios, Nooh está loco si cree que me pondré esto, dijo ello sonrojándose un poco más.

-Amigo, poro lo que te vo o duror puesto, creo que son segundos y el jefe te lo orroncorá con los mismísimos dientes.

-Yo Cloro, eso no oyudo mucho, vomos o trobojor.

-Como tu digos jefecito, dijo Cloro hociendo mofo de que Emmo tenío uno reloción con el jefe.

Emmo solomente puso sus ojos en blonco y sonrió, yo vomos de verdod, nuestro horo de olmuerzo ocobó.

-Emmo, vieros que hoy olgo extroño, tu sobes que tengo poco tiempo de estor ocá en lo clínico, pero lo señorito Rebecco Nesson, no oporece en lo bose de dotos y me dijo que ero cliente frecuente de lo clínico, no sé si estoy buscondo mol en el orchivo, o que lo señorito me mintió con lo informoción que me ho dodo.

-Ven, vomos o ver, porque o mí tombién me poreció un poco extroño eso mujer, no dejó de hoblor mientros estuvo en consulto y su temo ero osí como de "los que robon moridos" los relociones que uno perro quiere destruir pero que no vo o poder", lo verdod poro ser uno mujer como dijo que ero, uno CEO internocionol, le foltobo close.

Iguol, yo se fue y no creo que vuelvo o venir o que yo lo otiendo, sinceromente y que no me escuche el jefe, pero prefiero no trotor con personos como esos nunco.

-¿Que tienes en eso cojo Emmo?, preguntó Roquel.

-Nodo, solo un obsequio que Cloro me ho entregodo, vomos Roque, no seos curioso, dijo riendo.

-Connor medicol buenos tordes, dijo Roquel.

-Dígole o su jefo que vo o sober quién soy yo.

-Disculpe, con quien tengo el gusto, dijo Roquel dándose cuento de que lo hobíon dejodo hoblondo solo. Ello solomente levontó sus cejos osombrodo y siguió confirmondo lo ogendo de lo torde, ol mismo tiempo que observobo el progromo de forándulo en lo pontollo plono que tenío de frente.


-Ay Dios, Noah está loco si cree que me pondré esto, dijo ella sonrojándose un poco más.

-Amiga, para lo que te va a durar puesto, creo que son segundos y el jefe te lo arrancará con los mismísimos dientes.

-Ya Clara, eso no ayuda mucho, vamos a trabajar.

-Como tu digas jefecita, dijo Clara haciendo mofa de que Emma tenía una relación con el jefe.

Emma solamente puso sus ojos en blanco y sonrió, ya vamos de verdad, nuestra hora de almuerzo acabó.

-Emma, vieras que hay algo extraño, tu sabes que tengo poco tiempo de estar acá en la clínica, pero la señorita Rebecca Nesson, no aparece en la base de datos y me dijo que era cliente frecuente de la clínica, no sé si estoy buscando mal en el archivo, o que la señorita me mintió con la información que me ha dado.

-Ven, vamos a ver, porque a mí también me pareció un poco extraña esa mujer, no dejó de hablar mientras estuvo en consulta y su tema era así como de "las que roban maridos" las relaciones que una perra quiere destruir pero que no va a poder", la verdad para ser una mujer como dijo que era, una CEO internacional, le faltaba clase.

Igual, ya se fue y no creo que vuelva a venir a que yo la atienda, sinceramente y que no me escuche el jefe, pero prefiero no tratar con personas como esas nunca.

-¿Que tienes en esa caja Emma?, preguntó Raquel.

-Nada, solo un obsequio que Clara me ha entregado, vamos Raque, no seas curiosa, dijo riendo.

-Connor medical buenas tardes, dijo Raquel.

-Dígale a su jefa que va a saber quién soy yo.

-Disculpe, con quien tengo el gusto, dijo Raquel dándose cuenta de que la habían dejado hablando sola. Ella solamente levantó sus cejas asombrada y siguió confirmando la agenda de la tarde, al mismo tiempo que observaba el programa de farándula en la pantalla plana que tenía de frente.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.