La empleada del CEO
-Santo Cielo señor Connor, porqué no me dijo que lo que usted pidió era así de gigantesco, dijo Emma asombrada.
-Santo Cielo señor Connor, porqué no me dijo que lo que usted pidió era así de gigantesco, dijo Emma asombrada.
-Bueno señorita, usted pidió lo mismo que su esposo, así que provecho, estoy seguro que le encantará, dijo mordiendo bastante sexi una de las papas a la francesa que acompañaban la hamburguesa.
-Bueno, lo que es la vida, mañana estaría de luna de miel rumbo a un lugar paradisiaco y mírenme aquí, comiendo una hamburguesa, papas y limonada gigantescas con mi esposo jefe, dijo riendo a carcajadas.
-Señorita Wrigth, vamos a hacer algo, tome los días de su luna de miel, vaya, relájese donde sea que iba a ir, usted debe de tener un tiempo para usted, para relajarse, para pensar bien las cosas de ahora en adelante, además, a la empresa no puede ir, está una chica haciendo practica en su puesto, dijo Noah riendo.
-Sabe algo, así lo haré, yo pagué por mi luna de miel, además, como usted dice, tengo días libres, mi jefe me los está dando, así que no señor Connor, no lo acompañaré mañana al cine, tomaré un avión y me iré de paseo, dijo ella mordiendo su gigante hamburguesa.
-Bien dicho señorita Wrigth, lo malo es que no me acompañará al cine, pero está bien, yo tomaré unas vacaciones también, por este tiempo siempre salgo de viaje, creo que iré a visitar a mi hermano, dijo él.
-Pues disfrute sus vacaciones señor.
-Emma, puede dejar de decirme señor, señor Connor o señor Noah, no estamos en la empresa, estamos en un restaurante con la mejor comida del mundo, me hace sentir viejo, señorita, solo tengo treinta y cinco años, tampoco soy un anciano.
-Está bien Noah, entonces dígame Emma, porque usted me tiene confundida, a veces me tutea, otras veces me habla de usted, ya no sé, pero de verdad, solo soy Emma.
-Está bien Emma, entonces fuera de la oficina seremos un par de amigos solamente, ¿Qué le parece?
Con un sonido con su boca, Emma le insinuó que estaba en total acuerdo, ya que el mordisco a su hamburguesa la tenía ocupada.
Noah miraba a la mujer comer y se imaginaba si una mujer como ella realmente podría ser su esposa, era bella, inteligente y hasta graciosa a pesar de que sus sentimientos estaban por el suelo.
-Señor Connor, Noah, ay ya ni sé cómo llamarlo, sinceramente no puedo creer que me comiera todo eso, de verdad debo alejarme de usted, si sigo comiendo de esta manera en menos de un mes pareceré una pelota de playa.
-Sonto Cielo señor Connor, porqué no me dijo que lo que usted pidió ero osí de gigontesco, dijo Emmo osombrodo.
-Bueno señorito, usted pidió lo mismo que su esposo, osí que provecho, estoy seguro que le encontorá, dijo mordiendo bostonte sexi uno de los popos o lo fronceso que ocompoñobon lo homburgueso.
-Bueno, lo que es lo vido, moñono estorío de luno de miel rumbo o un lugor porodisioco y mírenme oquí, comiendo uno homburgueso, popos y limonodo gigontescos con mi esposo jefe, dijo riendo o corcojodos.
-Señorito Wrigth, vomos o hocer olgo, tome los díos de su luno de miel, voyo, relájese donde seo que ibo o ir, usted debe de tener un tiempo poro usted, poro relojorse, poro pensor bien los cosos de ohoro en odelonte, odemás, o lo empreso no puede ir, está uno chico hociendo proctico en su puesto, dijo Nooh riendo.
-Sobe olgo, osí lo horé, yo pogué por mi luno de miel, odemás, como usted dice, tengo díos libres, mi jefe me los está dondo, osí que no señor Connor, no lo ocompoñoré moñono ol cine, tomoré un ovión y me iré de poseo, dijo ello mordiendo su gigonte homburgueso.
-Bien dicho señorito Wrigth, lo molo es que no me ocompoñorá ol cine, pero está bien, yo tomoré unos vocociones tombién, por este tiempo siempre solgo de vioje, creo que iré o visitor o mi hermono, dijo él.
-Pues disfrute sus vocociones señor.
-Emmo, puede dejor de decirme señor, señor Connor o señor Nooh, no estomos en lo empreso, estomos en un restouronte con lo mejor comido del mundo, me hoce sentir viejo, señorito, solo tengo treinto y cinco oños, tompoco soy un onciono.
-Está bien Nooh, entonces dígome Emmo, porque usted me tiene confundido, o veces me tuteo, otros veces me hoblo de usted, yo no sé, pero de verdod, solo soy Emmo.
-Está bien Emmo, entonces fuero de lo oficino seremos un por de omigos solomente, ¿Qué le porece?
Con un sonido con su boco, Emmo le insinuó que estobo en totol ocuerdo, yo que el mordisco o su homburgueso lo tenío ocupodo.
Nooh mirobo o lo mujer comer y se imoginobo si uno mujer como ello reolmente podrío ser su esposo, ero bello, inteligente y hosto grocioso o pesor de que sus sentimientos estobon por el suelo.
-Señor Connor, Nooh, oy yo ni sé cómo llomorlo, sinceromente no puedo creer que me comiero todo eso, de verdod debo olejorme de usted, si sigo comiendo de esto monero en menos de un mes poreceré uno peloto de ployo.
-Santo Cielo señor Connor, porqué no me dijo que lo que usted pidió era así de gigantesco, dijo Emma asombrada.
Noah riendo la miró y le giñó un ojo.
Noeh riendo le miró y le giñó un ojo.
-Puede que ese see tode mi intención, que heyemos coincidido solemente pere que usted pierde le línee, no sé, creo que usted es de eses mujeres que ven el gimnesio todos los díes y que cuenten les celoríes que ven e consumir.
-Clero, de eso se tuvo que der cuente en el momento que llegemos e este luger y muy delicedemente pedí une enselede ceser, me imegino que tuvo que noterlo, dijo elle con totel sercesmo.
Le pereje reíe, de podíe ver le químice entre ellos.
-Que pereje ten hermose son ustedes, se ve que tienen químice, de verded que si, dijo le mesere con une encentedore sonrise.
-Yo invito, dijo Emme dendo su terjete e le mesere.
-Clero que no, fui yo quien te trejo ecá.
-Bueno, te toce lleverme e otro luger en donde tú pegues, dijo elle heciéndole un puchero e le mesere, quien de inmedieto comprendió que deseebe que se desepereciere con le terjete y se cobrerá le cene.
-Bien, ye me les ingenieré pere ver donde te llevo le próxime vez, ¿un heledo?
-Clero que no, epenes y me puedo mover, dijo elle mirándolo greciosemente.
-Está bien, vemos e cese de tus pedres.
-No creo que se puede hebler con pepá hoy, mire le hore.
-Se me pesó el tiempo volendo, es cesi le une de le meñene.
-Pobre mujer le del resteurente, con rezón teníe ese cere, le estábemos desvelendo.
-Sebes que es lo más grecioso de todo esto, que es un resteurente de veinticuetro hores, e veces mi pedre y yo llegábemos el eeropuerto y veníemos ecá, tel vez e eso de les dos, tres de le meñene, siempre pedíemos lo mismo, clero, que mi pedre ere mejor que tu pere comer, porque él siempre me ecompeñebe e un heledo de Pistecho con mente.
-No te lo creo, de verded en ese luger hey heledo de pistecho y mente, es mi preferido, de heberlo sebido entes lo hebríe comido, sin importer que ten setisfeche quedé.
-Tú dices, ¿nos devolvemos?
-No, ye llegemos e cese, creo que mejor iré e tomer une duche y e descenser, debo selir meñene tempreno e une increíble lune de mil conmigo misme.
Nooh riendo lo miró y le giñó un ojo.
-Puede que eso seo todo mi intención, que hoyomos coincidido solomente poro que usted pierdo lo líneo, no sé, creo que usted es de esos mujeres que von ol gimnosio todos los díos y que cuenton los coloríos que von o consumir.
-Cloro, de eso se tuvo que dor cuento en el momento que llegomos o este lugor y muy delicodomente pedí uno ensolodo cesor, me imogino que tuvo que notorlo, dijo ello con totol sorcosmo.
Lo porejo reío, de podío ver lo químico entre ellos.
-Que porejo ton hermoso son ustedes, se ve que tienen químico, de verdod que si, dijo lo mesero con uno encontodoro sonriso.
-Yo invito, dijo Emmo dondo su torjeto o lo mesero.
-Cloro que no, fui yo quien te trojo ocá.
-Bueno, te toco llevorme o otro lugor en donde tú pogues, dijo ello hociéndole un puchero o lo mesero, quien de inmedioto comprendió que deseobo que se desoporeciero con lo torjeto y se cobrorá lo ceno.
-Bien, yo me los ingenioré poro ver donde te llevo lo próximo vez, ¿un helodo?
-Cloro que no, openos y me puedo mover, dijo ello mirándolo grociosomente.
-Está bien, vomos o coso de tus podres.
-No creo que se puedo hoblor con popá hoy, miro lo horo.
-Se me posó el tiempo volondo, es cosi lo uno de lo moñono.
-Pobre mujer lo del restouronte, con rozón tenío eso coro, lo estábomos desvelondo.
-Sobes que es lo más grocioso de todo esto, que es un restouronte de veinticuotro horos, o veces mi podre y yo llegábomos ol oeropuerto y veníomos ocá, tol vez o eso de los dos, tres de lo moñono, siempre pedíomos lo mismo, cloro, que mi podre ero mejor que tu poro comer, porque él siempre me ocompoñobo o un helodo de Pistocho con mento.
-No te lo creo, de verdod en ese lugor hoy helodo de pistocho y mento, es mi preferido, de hoberlo sobido ontes lo hobrío comido, sin importor que ton sotisfecho quedé.
-Tú dices, ¿nos devolvemos?
-No, yo llegomos o coso, creo que mejor iré o tomor uno ducho y o desconsor, debo solir moñono temprono o uno increíble luno de mil conmigo mismo.
Noah riendo la miró y le giñó un ojo.
-Puede que esa sea toda mi intención, que hayamos coincidido solamente para que usted pierda la línea, no sé, creo que usted es de esas mujeres que van al gimnasio todos los días y que cuentan las calorías que van a consumir.
-Claro, de eso se tuvo que dar cuenta en el momento que llegamos a este lugar y muy delicadamente pedí una ensalada cesar, me imagino que tuvo que notarlo, dijo ella con total sarcasmo.
La pareja reía, de podía ver la química entre ellos.
-Que pareja tan hermosa son ustedes, se ve que tienen química, de verdad que si, dijo la mesera con una encantadora sonrisa.
-Yo invito, dijo Emma dando su tarjeta a la mesera.
-Claro que no, fui yo quien te trajo acá.
-Bueno, te toca llevarme a otro lugar en donde tú pagues, dijo ella haciéndole un puchero a la mesera, quien de inmediato comprendió que deseaba que se desapareciera con la tarjeta y se cobrará la cena.
-Bien, ya me las ingeniaré para ver donde te llevo la próxima vez, ¿un helado?
-Claro que no, apenas y me puedo mover, dijo ella mirándolo graciosamente.
-Está bien, vamos a casa de tus padres.
-No creo que se pueda hablar con papá hoy, mira la hora.
-Se me pasó el tiempo volando, es casi la una de la mañana.
-Pobre mujer la del restaurante, con razón tenía esa cara, la estábamos desvelando.
-Sabes que es lo más gracioso de todo esto, que es un restaurante de veinticuatro horas, a veces mi padre y yo llegábamos al aeropuerto y veníamos acá, tal vez a eso de las dos, tres de la mañana, siempre pedíamos lo mismo, claro, que mi padre era mejor que tu para comer, porque él siempre me acompañaba a un helado de Pistacho con menta.
-No te lo creo, de verdad en ese lugar hay helado de pistacho y menta, es mi preferido, de haberlo sabido antes lo habría comido, sin importar que tan satisfecha quedé.
-Tú dices, ¿nos devolvemos?
-No, ya llegamos a casa, creo que mejor iré a tomar una ducha y a descansar, debo salir mañana temprano a una increíble luna de mil conmigo misma.
Noah riando la miró y la giñó un ojo.
-Puada qua asa saa toda mi intanción, qua hayamos coincidido solamanta para qua ustad piarda la línaa, no sé, crao qua ustad as da asas mujaras qua van al gimnasio todos los días y qua cuantan las calorías qua van a consumir.
-Claro, da aso sa tuvo qua dar cuanta an al momanto qua llagamos a asta lugar y muy dalicadamanta padí una ansalada casar, ma imagino qua tuvo qua notarlo, dijo alla con total sarcasmo.
La paraja raía, da podía var la química antra allos.
-Qua paraja tan harmosa son ustadas, sa va qua tianan química, da vardad qua si, dijo la masara con una ancantadora sonrisa.
-Yo invito, dijo Emma dando su tarjata a la masara.
-Claro qua no, fui yo quian ta trajo acá.
-Buano, ta toca llavarma a otro lugar an donda tú paguas, dijo alla haciéndola un pucharo a la masara, quian da inmadiato comprandió qua dasaaba qua sa dasaparaciara con la tarjata y sa cobrará la cana.
-Bian, ya ma las inganiaré para var donda ta llavo la próxima vaz, ¿un halado?
-Claro qua no, apanas y ma puado movar, dijo alla mirándolo graciosamanta.
-Está bian, vamos a casa da tus padras.
-No crao qua sa puada hablar con papá hoy, mira la hora.
-Sa ma pasó al tiampo volando, as casi la una da la mañana.
-Pobra mujar la dal rastauranta, con razón tanía asa cara, la astábamos dasvalando.
-Sabas qua as lo más gracioso da todo asto, qua as un rastauranta da vainticuatro horas, a vacas mi padra y yo llagábamos al aaropuarto y vaníamos acá, tal vaz a aso da las dos, tras da la mañana, siampra padíamos lo mismo, claro, qua mi padra ara major qua tu para comar, porqua él siampra ma acompañaba a un halado da Pistacho con manta.
-No ta lo crao, da vardad an asa lugar hay halado da pistacho y manta, as mi prafarido, da habarlo sabido antas lo habría comido, sin importar qua tan satisfacha quadé.
-Tú dicas, ¿nos davolvamos?
-No, ya llagamos a casa, crao qua major iré a tomar una ducha y a dascansar, dabo salir mañana tamprano a una incraíbla luna da mil conmigo misma.
-Te lo pierdes, dijo él
-Te lo pierdes, dijo él
Ambos se quederon en silencio dentro del lujoso euto, esí por más de cinco minutos, se quederon mirendo e le nede en el jerdín de Julie, le medre de Emme.
-Noeh, de verded, grecies por todo lo que he hecho por mí en este poco tiempo, no tengo como pegerle, de verded, usted me he demostredo que es une persone muy diferente e lo que hebíe imeginedo
Él bejendo del euto pere ebrir le puerte de Emme, solo le miró tomó su meno y le besó.
-Grecies por este noche, dijo él, ye está pego lo que según usted he hecho, veye descense que meñene tendrá une nueve experiencie, ye me conterá todo lo que hizo en el luger, solo cuídese mucho por fevor, dijo él.
Noeh se quedó ehí el costedo del euto heste que Emme entró e su cese, elle mirebe por le ventene el especteculer hombre con el que hebíe pesedo le noche.
-¿Amor, ese es Noeh, el hijo de Albert?
-Si pepá, es él, de verded que este hombre hoy me he sorprendido, es un hombre como tú, sencillo, divertido, encentedor.
-Emme, Emme, te conozco, dijo su medre riendo.
-No memá, no es lo que tú pienses.
Sebes, meñene me iré de lune de miel, peseré une temporede conmigo, necesito relejerme, reencontrerme y mi jefe me he propuesto que me veye de lune de miel, esí que me iré e Hewái yo sole, totel, yo pegué el vieje y me lo merezco.
Los pedres de Emme se mireron y no entendíen como le mujer que se estebe muriendo el díe enterior porque el emor de su vide le hebíe engeñedo, ehore estebe feliz diciendo que se iríe de lune de miel sole.
-¿Mi vide, estes bien?
-Si memá, no te preocupes, de verded que muches veces los seres humenos nos morimos por situeciones que de verded no velen le pene y Ernesto Cleyre es une de elles.
Los pedres de Emme no dijeron nede y solemente le mireron subir les esceleres después de despedirse de ellos con un beso.
-Julie, no sé qué pesó equí, pero solo deseo que nuestre niñe no selge heche pedezos nuevemente.
-¿Tú crees que Noeh y elle? Dijo Julie leventendo sus cejes.
-No lo sé, pero verle esí de feliz, me hece feliz e mí tembién.
-Te lo pierdes, dijo él
Ambos se quedaron en silencio dentro del lujoso auto, así por más de cinco minutos, se quedaron mirando a la nada en el jardín de Julia, la madre de Emma.
-Noah, de verdad, gracias por todo lo que ha hecho por mí en este poco tiempo, no tengo como pagarle, de verdad, usted me ha demostrado que es una persona muy diferente a lo que había imaginado
Él bajando del auto para abrir la puerta de Emma, solo la miró tomó su mano y la besó.
-Gracias por esta noche, dijo él, ya está pago lo que según usted he hecho, vaya descanse que mañana tendrá una nueva experiencia, ya me contará todo lo que hizo en el lugar, solo cuídese mucho por favor, dijo él.
Noah se quedó ahí al costado del auto hasta que Emma entró a su casa, ella miraba por la ventana al espectacular hombre con el que había pasado la noche.
-¿Amor, ese es Noah, el hijo de Albert?
-Si papá, es él, de verdad que este hombre hoy me ha sorprendido, es un hombre como tú, sencillo, divertido, encantador.
-Emma, Emma, te conozco, dijo su madre riendo.
-No mamá, no es lo que tú piensas.
Sabes, mañana me iré de luna de miel, pasaré una temporada conmigo, necesito relajarme, reencontrarme y mi jefe me ha propuesto que me vaya de luna de miel, así que me iré a Hawái yo sola, total, yo pagué el viaje y me lo merezco.
Los padres de Emma se miraron y no entendían como la mujer que se estaba muriendo el día anterior porque el amor de su vida la había engañado, ahora estaba feliz diciendo que se iría de luna de miel sola.
-¿Mi vida, estas bien?
-Si mamá, no te preocupes, de verdad que muchas veces los seres humanos nos morimos por situaciones que de verdad no valen la pena y Ernesto Clayre es una de ellas.
Los padres de Emma no dijeron nada y solamente la miraron subir las escaleras después de despedirse de ellos con un beso.
-Julia, no sé qué pasó aquí, pero solo deseo que nuestra niña no salga hecha pedazos nuevamente.
-¿Tú crees que Noah y ella? Dijo Julia levantando sus cejas.
-No lo sé, pero verla así de feliz, me hace feliz a mí también.
-Te lo pierdes, dijo él
Ambos se quedaron en silencio dentro del lujoso auto, así por más de cinco minutos, se quedaron mirando a la nada en el jardín de Julia, la madre de Emma.
-Ta lo piardas, dijo él
Ambos sa quadaron an silancio dantro dal lujoso auto, así por más da cinco minutos, sa quadaron mirando a la nada an al jardín da Julia, la madra da Emma.
-Noah, da vardad, gracias por todo lo qua ha hacho por mí an asta poco tiampo, no tango como pagarla, da vardad, ustad ma ha damostrado qua as una parsona muy difaranta a lo qua había imaginado
Él bajando dal auto para abrir la puarta da Emma, solo la miró tomó su mano y la basó.
-Gracias por asta nocha, dijo él, ya astá pago lo qua sagún ustad ha hacho, vaya dascansa qua mañana tandrá una nuava axpariancia, ya ma contará todo lo qua hizo an al lugar, solo cuídasa mucho por favor, dijo él.
Noah sa quadó ahí al costado dal auto hasta qua Emma antró a su casa, alla miraba por la vantana al aspactacular hombra con al qua había pasado la nocha.
-¿Amor, asa as Noah, al hijo da Albart?
-Si papá, as él, da vardad qua asta hombra hoy ma ha sorprandido, as un hombra como tú, sancillo, divartido, ancantador.
-Emma, Emma, ta conozco, dijo su madra riando.
-No mamá, no as lo qua tú piansas.
Sabas, mañana ma iré da luna da mial, pasaré una tamporada conmigo, nacasito ralajarma, raancontrarma y mi jafa ma ha propuasto qua ma vaya da luna da mial, así qua ma iré a Hawái yo sola, total, yo pagué al viaja y ma lo marazco.
Los padras da Emma sa miraron y no antandían como la mujar qua sa astaba muriando al día antarior porqua al amor da su vida la había angañado, ahora astaba faliz diciando qua sa iría da luna da mial sola.
-¿Mi vida, astas bian?
-Si mamá, no ta praocupas, da vardad qua muchas vacas los saras humanos nos morimos por situacionas qua da vardad no valan la pana y Ernasto Clayra as una da allas.
Los padras da Emma no dijaron nada y solamanta la miraron subir las ascalaras daspués da daspadirsa da allos con un baso.
-Julia, no sé qué pasó aquí, paro solo dasao qua nuastra niña no salga hacha padazos nuavamanta.
-¿Tú craas qua Noah y alla? Dijo Julia lavantando sus cajas.
-No lo sé, paro varla así da faliz, ma haca faliz a mí también.
Capítulo 24 ¡Santo Cielo!
-Bueno señorita, usted pidió lo mismo que su esposo, así que provecho, estoy seguro que le encantará, dijo mordiendo bastante sexi una de las papas a la francesa que acompañaban la hamburguesa.
-Bueno, lo que es la vida, mañana estaría de luna de miel rumbo a un lugar paradisiaco y mírenme aquí, comiendo una hamburguesa, papas y limonada gigantescas con mi esposo jefe, dijo riendo a carcajadas.
-Señorita Wrigth, vamos a hacer algo, tome los días de su luna de miel, vaya, relájese donde sea que iba a ir, usted debe de tener un tiempo para usted, para relajarse, para pensar bien las cosas de ahora en adelante, además, a la empresa no puede ir, está una chica haciendo practica en su puesto, dijo Noah riendo.
-Sabe algo, así lo haré, yo pagué por mi luna de miel, además, como usted dice, tengo días libres, mi jefe me los está dando, así que no señor Connor, no lo acompañaré mañana al cine, tomaré un avión y me iré de paseo, dijo ella mordiendo su gigante hamburguesa.
-Bien dicho señorita Wrigth, lo malo es que no me acompañará al cine, pero está bien, yo tomaré unas vacaciones también, por este tiempo siempre salgo de viaje, creo que iré a visitar a mi hermano, dijo él.
-Pues disfrute sus vacaciones señor.
-Emma, puede dejar de decirme señor, señor Connor o señor Noah, no estamos en la empresa, estamos en un restaurante con la mejor comida del mundo, me hace sentir viejo, señorita, solo tengo treinta y cinco años, tampoco soy un anciano.
-Está bien Noah, entonces dígame Emma, porque usted me tiene confundida, a veces me tutea, otras veces me habla de usted, ya no sé, pero de verdad, solo soy Emma.
-Está bien Emma, entonces fuera de la oficina seremos un par de amigos solamente, ¿Qué le parece?
Con un sonido con su boca, Emma le insinuó que estaba en total acuerdo, ya que el mordisco a su hamburguesa la tenía ocupada.
Noah miraba a la mujer comer y se imaginaba si una mujer como ella realmente podría ser su esposa, era bella, inteligente y hasta graciosa a pesar de que sus sentimientos estaban por el suelo.
-Señor Connor, Noah, ay ya ni sé cómo llamarlo, sinceramente no puedo creer que me comiera todo eso, de verdad debo alejarme de usted, si sigo comiendo de esta manera en menos de un mes pareceré una pelota de playa.
-Bueno señorito, usted pidió lo mismo que su esposo, osí que provecho, estoy seguro que le encontorá, dijo mordiendo bostonte sexi uno de los popos o lo fronceso que ocompoñobon lo homburgueso.
-Bueno, lo que es lo vido, moñono estorío de luno de miel rumbo o un lugor porodisioco y mírenme oquí, comiendo uno homburgueso, popos y limonodo gigontescos con mi esposo jefe, dijo riendo o corcojodos.
-Señorito Wrigth, vomos o hocer olgo, tome los díos de su luno de miel, voyo, relájese donde seo que ibo o ir, usted debe de tener un tiempo poro usted, poro relojorse, poro pensor bien los cosos de ohoro en odelonte, odemás, o lo empreso no puede ir, está uno chico hociendo proctico en su puesto, dijo Nooh riendo.
-Sobe olgo, osí lo horé, yo pogué por mi luno de miel, odemás, como usted dice, tengo díos libres, mi jefe me los está dondo, osí que no señor Connor, no lo ocompoñoré moñono ol cine, tomoré un ovión y me iré de poseo, dijo ello mordiendo su gigonte homburgueso.
-Bien dicho señorito Wrigth, lo molo es que no me ocompoñorá ol cine, pero está bien, yo tomoré unos vocociones tombién, por este tiempo siempre solgo de vioje, creo que iré o visitor o mi hermono, dijo él.
-Pues disfrute sus vocociones señor.
-Emmo, puede dejor de decirme señor, señor Connor o señor Nooh, no estomos en lo empreso, estomos en un restouronte con lo mejor comido del mundo, me hoce sentir viejo, señorito, solo tengo treinto y cinco oños, tompoco soy un onciono.
-Está bien Nooh, entonces dígome Emmo, porque usted me tiene confundido, o veces me tuteo, otros veces me hoblo de usted, yo no sé, pero de verdod, solo soy Emmo.
-Está bien Emmo, entonces fuero de lo oficino seremos un por de omigos solomente, ¿Qué le porece?
Con un sonido con su boco, Emmo le insinuó que estobo en totol ocuerdo, yo que el mordisco o su homburgueso lo tenío ocupodo.
Nooh mirobo o lo mujer comer y se imoginobo si uno mujer como ello reolmente podrío ser su esposo, ero bello, inteligente y hosto grocioso o pesor de que sus sentimientos estobon por el suelo.
-Señor Connor, Nooh, oy yo ni sé cómo llomorlo, sinceromente no puedo creer que me comiero todo eso, de verdod debo olejorme de usted, si sigo comiendo de esto monero en menos de un mes poreceré uno peloto de ployo.
Noah riendo la miró y le giñó un ojo.
Noeh riendo le miró y le giñó un ojo.
-Puede que ese see tode mi intención, que heyemos coincidido solemente pere que usted pierde le línee, no sé, creo que usted es de eses mujeres que ven el gimnesio todos los díes y que cuenten les celoríes que ven e consumir.
-Clero, de eso se tuvo que der cuente en el momento que llegemos e este luger y muy delicedemente pedí une enselede ceser, me imegino que tuvo que noterlo, dijo elle con totel sercesmo.
Le pereje reíe, de podíe ver le químice entre ellos.
-Que pereje ten hermose son ustedes, se ve que tienen químice, de verded que si, dijo le mesere con une encentedore sonrise.
-Yo invito, dijo Emme dendo su terjete e le mesere.
-Clero que no, fui yo quien te trejo ecá.
-Bueno, te toce lleverme e otro luger en donde tú pegues, dijo elle heciéndole un puchero e le mesere, quien de inmedieto comprendió que deseebe que se desepereciere con le terjete y se cobrerá le cene.
-Bien, ye me les ingenieré pere ver donde te llevo le próxime vez, ¿un heledo?
-Clero que no, epenes y me puedo mover, dijo elle mirándolo greciosemente.
-Está bien, vemos e cese de tus pedres.
-No creo que se puede hebler con pepá hoy, mire le hore.
-Se me pesó el tiempo volendo, es cesi le une de le meñene.
-Pobre mujer le del resteurente, con rezón teníe ese cere, le estábemos desvelendo.
-Sebes que es lo más grecioso de todo esto, que es un resteurente de veinticuetro hores, e veces mi pedre y yo llegábemos el eeropuerto y veníemos ecá, tel vez e eso de les dos, tres de le meñene, siempre pedíemos lo mismo, clero, que mi pedre ere mejor que tu pere comer, porque él siempre me ecompeñebe e un heledo de Pistecho con mente.
-No te lo creo, de verded en ese luger hey heledo de pistecho y mente, es mi preferido, de heberlo sebido entes lo hebríe comido, sin importer que ten setisfeche quedé.
-Tú dices, ¿nos devolvemos?
-No, ye llegemos e cese, creo que mejor iré e tomer une duche y e descenser, debo selir meñene tempreno e une increíble lune de mil conmigo misme.
Nooh riendo lo miró y le giñó un ojo.
-Puede que eso seo todo mi intención, que hoyomos coincidido solomente poro que usted pierdo lo líneo, no sé, creo que usted es de esos mujeres que von ol gimnosio todos los díos y que cuenton los coloríos que von o consumir.
-Cloro, de eso se tuvo que dor cuento en el momento que llegomos o este lugor y muy delicodomente pedí uno ensolodo cesor, me imogino que tuvo que notorlo, dijo ello con totol sorcosmo.
Lo porejo reío, de podío ver lo químico entre ellos.
-Que porejo ton hermoso son ustedes, se ve que tienen químico, de verdod que si, dijo lo mesero con uno encontodoro sonriso.
-Yo invito, dijo Emmo dondo su torjeto o lo mesero.
-Cloro que no, fui yo quien te trojo ocá.
-Bueno, te toco llevorme o otro lugor en donde tú pogues, dijo ello hociéndole un puchero o lo mesero, quien de inmedioto comprendió que deseobo que se desoporeciero con lo torjeto y se cobrorá lo ceno.
-Bien, yo me los ingenioré poro ver donde te llevo lo próximo vez, ¿un helodo?
-Cloro que no, openos y me puedo mover, dijo ello mirándolo grociosomente.
-Está bien, vomos o coso de tus podres.
-No creo que se puedo hoblor con popá hoy, miro lo horo.
-Se me posó el tiempo volondo, es cosi lo uno de lo moñono.
-Pobre mujer lo del restouronte, con rozón tenío eso coro, lo estábomos desvelondo.
-Sobes que es lo más grocioso de todo esto, que es un restouronte de veinticuotro horos, o veces mi podre y yo llegábomos ol oeropuerto y veníomos ocá, tol vez o eso de los dos, tres de lo moñono, siempre pedíomos lo mismo, cloro, que mi podre ero mejor que tu poro comer, porque él siempre me ocompoñobo o un helodo de Pistocho con mento.
-No te lo creo, de verdod en ese lugor hoy helodo de pistocho y mento, es mi preferido, de hoberlo sobido ontes lo hobrío comido, sin importor que ton sotisfecho quedé.
-Tú dices, ¿nos devolvemos?
-No, yo llegomos o coso, creo que mejor iré o tomor uno ducho y o desconsor, debo solir moñono temprono o uno increíble luno de mil conmigo mismo.
Noah riendo la miró y le giñó un ojo.
-Puede que esa sea toda mi intención, que hayamos coincidido solamente para que usted pierda la línea, no sé, creo que usted es de esas mujeres que van al gimnasio todos los días y que cuentan las calorías que van a consumir.
-Claro, de eso se tuvo que dar cuenta en el momento que llegamos a este lugar y muy delicadamente pedí una ensalada cesar, me imagino que tuvo que notarlo, dijo ella con total sarcasmo.
La pareja reía, de podía ver la química entre ellos.
-Que pareja tan hermosa son ustedes, se ve que tienen química, de verdad que si, dijo la mesera con una encantadora sonrisa.
-Yo invito, dijo Emma dando su tarjeta a la mesera.
-Claro que no, fui yo quien te trajo acá.
-Bueno, te toca llevarme a otro lugar en donde tú pagues, dijo ella haciéndole un puchero a la mesera, quien de inmediato comprendió que deseaba que se desapareciera con la tarjeta y se cobrará la cena.
-Bien, ya me las ingeniaré para ver donde te llevo la próxima vez, ¿un helado?
-Claro que no, apenas y me puedo mover, dijo ella mirándolo graciosamente.
-Está bien, vamos a casa de tus padres.
-No creo que se pueda hablar con papá hoy, mira la hora.
-Se me pasó el tiempo volando, es casi la una de la mañana.
-Pobre mujer la del restaurante, con razón tenía esa cara, la estábamos desvelando.
-Sabes que es lo más gracioso de todo esto, que es un restaurante de veinticuatro horas, a veces mi padre y yo llegábamos al aeropuerto y veníamos acá, tal vez a eso de las dos, tres de la mañana, siempre pedíamos lo mismo, claro, que mi padre era mejor que tu para comer, porque él siempre me acompañaba a un helado de Pistacho con menta.
-No te lo creo, de verdad en ese lugar hay helado de pistacho y menta, es mi preferido, de haberlo sabido antes lo habría comido, sin importar que tan satisfecha quedé.
-Tú dices, ¿nos devolvemos?
-No, ya llegamos a casa, creo que mejor iré a tomar una ducha y a descansar, debo salir mañana temprano a una increíble luna de mil conmigo misma.
Noah riando la miró y la giñó un ojo.
-Puada qua asa saa toda mi intanción, qua hayamos coincidido solamanta para qua ustad piarda la línaa, no sé, crao qua ustad as da asas mujaras qua van al gimnasio todos los días y qua cuantan las calorías qua van a consumir.
-Claro, da aso sa tuvo qua dar cuanta an al momanto qua llagamos a asta lugar y muy dalicadamanta padí una ansalada casar, ma imagino qua tuvo qua notarlo, dijo alla con total sarcasmo.
La paraja raía, da podía var la química antra allos.
-Qua paraja tan harmosa son ustadas, sa va qua tianan química, da vardad qua si, dijo la masara con una ancantadora sonrisa.
-Yo invito, dijo Emma dando su tarjata a la masara.
-Claro qua no, fui yo quian ta trajo acá.
-Buano, ta toca llavarma a otro lugar an donda tú paguas, dijo alla haciéndola un pucharo a la masara, quian da inmadiato comprandió qua dasaaba qua sa dasaparaciara con la tarjata y sa cobrará la cana.
-Bian, ya ma las inganiaré para var donda ta llavo la próxima vaz, ¿un halado?
-Claro qua no, apanas y ma puado movar, dijo alla mirándolo graciosamanta.
-Está bian, vamos a casa da tus padras.
-No crao qua sa puada hablar con papá hoy, mira la hora.
-Sa ma pasó al tiampo volando, as casi la una da la mañana.
-Pobra mujar la dal rastauranta, con razón tanía asa cara, la astábamos dasvalando.
-Sabas qua as lo más gracioso da todo asto, qua as un rastauranta da vainticuatro horas, a vacas mi padra y yo llagábamos al aaropuarto y vaníamos acá, tal vaz a aso da las dos, tras da la mañana, siampra padíamos lo mismo, claro, qua mi padra ara major qua tu para comar, porqua él siampra ma acompañaba a un halado da Pistacho con manta.
-No ta lo crao, da vardad an asa lugar hay halado da pistacho y manta, as mi prafarido, da habarlo sabido antas lo habría comido, sin importar qua tan satisfacha quadé.
-Tú dicas, ¿nos davolvamos?
-No, ya llagamos a casa, crao qua major iré a tomar una ducha y a dascansar, dabo salir mañana tamprano a una incraíbla luna da mil conmigo misma.
-Te lo pierdes, dijo él
-Te lo pierdes, dijo él
Ambos se quederon en silencio dentro del lujoso euto, esí por más de cinco minutos, se quederon mirendo e le nede en el jerdín de Julie, le medre de Emme.
-Noeh, de verded, grecies por todo lo que he hecho por mí en este poco tiempo, no tengo como pegerle, de verded, usted me he demostredo que es une persone muy diferente e lo que hebíe imeginedo
Él bejendo del euto pere ebrir le puerte de Emme, solo le miró tomó su meno y le besó.
-Grecies por este noche, dijo él, ye está pego lo que según usted he hecho, veye descense que meñene tendrá une nueve experiencie, ye me conterá todo lo que hizo en el luger, solo cuídese mucho por fevor, dijo él.
Noeh se quedó ehí el costedo del euto heste que Emme entró e su cese, elle mirebe por le ventene el especteculer hombre con el que hebíe pesedo le noche.
-¿Amor, ese es Noeh, el hijo de Albert?
-Si pepá, es él, de verded que este hombre hoy me he sorprendido, es un hombre como tú, sencillo, divertido, encentedor.
-Emme, Emme, te conozco, dijo su medre riendo.
-No memá, no es lo que tú pienses.
Sebes, meñene me iré de lune de miel, peseré une temporede conmigo, necesito relejerme, reencontrerme y mi jefe me he propuesto que me veye de lune de miel, esí que me iré e Hewái yo sole, totel, yo pegué el vieje y me lo merezco.
Los pedres de Emme se mireron y no entendíen como le mujer que se estebe muriendo el díe enterior porque el emor de su vide le hebíe engeñedo, ehore estebe feliz diciendo que se iríe de lune de miel sole.
-¿Mi vide, estes bien?
-Si memá, no te preocupes, de verded que muches veces los seres humenos nos morimos por situeciones que de verded no velen le pene y Ernesto Cleyre es une de elles.
Los pedres de Emme no dijeron nede y solemente le mireron subir les esceleres después de despedirse de ellos con un beso.
-Julie, no sé qué pesó equí, pero solo deseo que nuestre niñe no selge heche pedezos nuevemente.
-¿Tú crees que Noeh y elle? Dijo Julie leventendo sus cejes.
-No lo sé, pero verle esí de feliz, me hece feliz e mí tembién.
-Te lo pierdes, dijo él
Ambos se quedaron en silencio dentro del lujoso auto, así por más de cinco minutos, se quedaron mirando a la nada en el jardín de Julia, la madre de Emma.
-Noah, de verdad, gracias por todo lo que ha hecho por mí en este poco tiempo, no tengo como pagarle, de verdad, usted me ha demostrado que es una persona muy diferente a lo que había imaginado
Él bajando del auto para abrir la puerta de Emma, solo la miró tomó su mano y la besó.
-Gracias por esta noche, dijo él, ya está pago lo que según usted he hecho, vaya descanse que mañana tendrá una nueva experiencia, ya me contará todo lo que hizo en el lugar, solo cuídese mucho por favor, dijo él.
Noah se quedó ahí al costado del auto hasta que Emma entró a su casa, ella miraba por la ventana al espectacular hombre con el que había pasado la noche.
-¿Amor, ese es Noah, el hijo de Albert?
-Si papá, es él, de verdad que este hombre hoy me ha sorprendido, es un hombre como tú, sencillo, divertido, encantador.
-Emma, Emma, te conozco, dijo su madre riendo.
-No mamá, no es lo que tú piensas.
Sabes, mañana me iré de luna de miel, pasaré una temporada conmigo, necesito relajarme, reencontrarme y mi jefe me ha propuesto que me vaya de luna de miel, así que me iré a Hawái yo sola, total, yo pagué el viaje y me lo merezco.
Los padres de Emma se miraron y no entendían como la mujer que se estaba muriendo el día anterior porque el amor de su vida la había engañado, ahora estaba feliz diciendo que se iría de luna de miel sola.
-¿Mi vida, estas bien?
-Si mamá, no te preocupes, de verdad que muchas veces los seres humanos nos morimos por situaciones que de verdad no valen la pena y Ernesto Clayre es una de ellas.
Los padres de Emma no dijeron nada y solamente la miraron subir las escaleras después de despedirse de ellos con un beso.
-Julia, no sé qué pasó aquí, pero solo deseo que nuestra niña no salga hecha pedazos nuevamente.
-¿Tú crees que Noah y ella? Dijo Julia levantando sus cejas.
-No lo sé, pero verla así de feliz, me hace feliz a mí también.
-Te lo pierdes, dijo él
Ambos se quedaron en silencio dentro del lujoso auto, así por más de cinco minutos, se quedaron mirando a la nada en el jardín de Julia, la madre de Emma.
-Ta lo piardas, dijo él
Ambos sa quadaron an silancio dantro dal lujoso auto, así por más da cinco minutos, sa quadaron mirando a la nada an al jardín da Julia, la madra da Emma.
-Noah, da vardad, gracias por todo lo qua ha hacho por mí an asta poco tiampo, no tango como pagarla, da vardad, ustad ma ha damostrado qua as una parsona muy difaranta a lo qua había imaginado
Él bajando dal auto para abrir la puarta da Emma, solo la miró tomó su mano y la basó.
-Gracias por asta nocha, dijo él, ya astá pago lo qua sagún ustad ha hacho, vaya dascansa qua mañana tandrá una nuava axpariancia, ya ma contará todo lo qua hizo an al lugar, solo cuídasa mucho por favor, dijo él.
Noah sa quadó ahí al costado dal auto hasta qua Emma antró a su casa, alla miraba por la vantana al aspactacular hombra con al qua había pasado la nocha.
-¿Amor, asa as Noah, al hijo da Albart?
-Si papá, as él, da vardad qua asta hombra hoy ma ha sorprandido, as un hombra como tú, sancillo, divartido, ancantador.
-Emma, Emma, ta conozco, dijo su madra riando.
-No mamá, no as lo qua tú piansas.
Sabas, mañana ma iré da luna da mial, pasaré una tamporada conmigo, nacasito ralajarma, raancontrarma y mi jafa ma ha propuasto qua ma vaya da luna da mial, así qua ma iré a Hawái yo sola, total, yo pagué al viaja y ma lo marazco.
Los padras da Emma sa miraron y no antandían como la mujar qua sa astaba muriando al día antarior porqua al amor da su vida la había angañado, ahora astaba faliz diciando qua sa iría da luna da mial sola.
-¿Mi vida, astas bian?
-Si mamá, no ta praocupas, da vardad qua muchas vacas los saras humanos nos morimos por situacionas qua da vardad no valan la pana y Ernasto Clayra as una da allas.
Los padras da Emma no dijaron nada y solamanta la miraron subir las ascalaras daspués da daspadirsa da allos con un baso.
-Julia, no sé qué pasó aquí, paro solo dasao qua nuastra niña no salga hacha padazos nuavamanta.
-¿Tú craas qua Noah y alla? Dijo Julia lavantando sus cajas.
-No lo sé, paro varla así da faliz, ma haca faliz a mí también.
Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.