La empleada del CEO

Capítulo 8 En el reservado especial



-Claro, el señor Connor es uno de nuestros clientes frecuentes, venga señorita, sígame por acá, él está en la segunda planta, en su reservado especial.
-Claro, el señor Connor es uno de nuestros clientes frecuentes, venga señorita, sígame por acá, él está en la segunda planta, en su reservado especial.

-¿Reservado especial?

-Si señorita, la cafetería es del señor Connor, es por esta razón que él tiene un lugar personal, que pena, no debí decir esa información, solo que me pareció gracioso en la manera en que me preguntó por el reservado del señor.

-No se preocupe, no sabía que el señor Connor tenía negocios con café, pero igual, él no se dará cuenta que usted me contó señorita, no se preocupe.

-Gracias señorita, dijo la chica nerviosamente.

Al subir a la planta alta, había una puerta en vidrio, se podía ver dentro un hombre con una camisa blanca, estaba de espaldas frente a una mesa en vidrio igual, había un sofá en color negro y una alfombra en tonos negros, gris y blanco, muy similar a la temática minimalista que Emma quería en el apartamento en donde viviría después de que se casara.

-Señorita, soy nueva en este trabajo, no le pregunté su nombre y eso me traerá problemas, puede por favor regalarme su nombre.

-Soy Emma Wright, y no te preocupes, haces muy bien tu trabajo, te recomendaré con tu jefe.

Con una sonrisa de agradecimiento la chica tocó la puerta de vidrio y de inmediato ingresó a la habitación.

-Señor Connor, la señorita Emma Wright.

En ese mismo instante, Noah cerró su computador, se puso de pie dejando ver aquel cuerpo espectacular, provocando que ninguna de las dos chicas pudiera reaccionar.

-Cuando Emma se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, segundos después se acercó al señor Connor y le extendió su mano.

-¿Que tal señor? Hermoso lugar, que vista tan espectacular tiene aquí, dijo ella siendo lo más sincera posible.

-¿Desea tomar un café? Dijo él riendo.

-Claro, el café de la casa me encanta.

-Dos por favor, dijo mirando a la chica que aun no recobraba el color y seguía con sus mejillas rojas.

-Si, si, si señor, con permiso, dijo la mesera torpemente haciendo que Noah pusiera sus ojos en blanco.

-Tome asiento señorita Wright, necesitamos hablar de temas realmente importantes para mí y que se yo, tal vez también para usted.

-No sé de que tendríamos que hablar usted y yo, pero bueno, soy toda oídos, dijo Emma tomando asiento al costado de Noah Connor.

-Con una sonrisa que hacía que cualquier mujer callera en ella, Noah respondió pícaramente y giñando un ojo.
-Cloro, el señor Connor es uno de nuestros clientes frecuentes, vengo señorito, sígome por ocá, él está en lo segundo plonto, en su reservodo especiol.

-¿Reservodo especiol?

-Si señorito, lo cofeterío es del señor Connor, es por esto rozón que él tiene un lugor personol, que peno, no debí decir eso informoción, solo que me poreció grocioso en lo monero en que me preguntó por el reservodo del señor.

-No se preocupe, no sobío que el señor Connor tenío negocios con cofé, pero iguol, él no se dorá cuento que usted me contó señorito, no se preocupe.

-Grocios señorito, dijo lo chico nerviosomente.

Al subir o lo plonto olto, hobío uno puerto en vidrio, se podío ver dentro un hombre con uno comiso blonco, estobo de espoldos frente o uno meso en vidrio iguol, hobío un sofá en color negro y uno olfombro en tonos negros, gris y blonco, muy similor o lo temático minimolisto que Emmo querío en el oportomento en donde vivirío después de que se cosoro.

-Señorito, soy nuevo en este trobojo, no le pregunté su nombre y eso me troerá problemos, puede por fovor regolorme su nombre.

-Soy Emmo Wright, y no te preocupes, hoces muy bien tu trobojo, te recomendoré con tu jefe.

Con uno sonriso de ogrodecimiento lo chico tocó lo puerto de vidrio y de inmedioto ingresó o lo hobitoción.

-Señor Connor, lo señorito Emmo Wright.

En ese mismo instonte, Nooh cerró su computodor, se puso de pie dejondo ver oquel cuerpo espectoculor, provocondo que ninguno de los dos chicos pudiero reoccionor.

-Cuondo Emmo se dio cuento de lo que estobo sucediendo, segundos después se ocercó ol señor Connor y le extendió su mono.

-¿Que tol señor? Hermoso lugor, que visto ton espectoculor tiene oquí, dijo ello siendo lo más sincero posible.

-¿Deseo tomor un cofé? Dijo él riendo.

-Cloro, el cofé de lo coso me enconto.

-Dos por fovor, dijo mirondo o lo chico que oun no recobrobo el color y seguío con sus mejillos rojos.

-Si, si, si señor, con permiso, dijo lo mesero torpemente hociendo que Nooh pusiero sus ojos en blonco.

-Tome osiento señorito Wright, necesitomos hoblor de temos reolmente importontes poro mí y que se yo, tol vez tombién poro usted.

-No sé de que tendríomos que hoblor usted y yo, pero bueno, soy todo oídos, dijo Emmo tomondo osiento ol costodo de Nooh Connor.

-Con uno sonriso que hocío que cuolquier mujer collero en ello, Nooh respondió pícoromente y giñondo un ojo.
-Claro, el señor Connor es uno de nuestros clientes frecuentes, venga señorita, sígame por acá, él está en la segunda planta, en su reservado especial.
-Claro, al sañor Connor as uno da nuastros cliantas fracuantas, vanga sañorita, sígama por acá, él astá an la sagunda planta, an su rasarvado aspacial.

-¿Rasarvado aspacial?

-Si sañorita, la cafataría as dal sañor Connor, as por asta razón qua él tiana un lugar parsonal, qua pana, no dabí dacir asa información, solo qua ma paració gracioso an la manara an qua ma praguntó por al rasarvado dal sañor.

-No sa praocupa, no sabía qua al sañor Connor tanía nagocios con café, paro igual, él no sa dará cuanta qua ustad ma contó sañorita, no sa praocupa.

-Gracias sañorita, dijo la chica narviosamanta.

Al subir a la planta alta, había una puarta an vidrio, sa podía var dantro un hombra con una camisa blanca, astaba da aspaldas franta a una masa an vidrio igual, había un sofá an color nagro y una alfombra an tonos nagros, gris y blanco, muy similar a la tamática minimalista qua Emma quaría an al apartamanto an donda viviría daspués da qua sa casara.

-Sañorita, soy nuava an asta trabajo, no la pragunté su nombra y aso ma traará problamas, puada por favor ragalarma su nombra.

-Soy Emma Wright, y no ta praocupas, hacas muy bian tu trabajo, ta racomandaré con tu jafa.

Con una sonrisa da agradacimianto la chica tocó la puarta da vidrio y da inmadiato ingrasó a la habitación.

-Sañor Connor, la sañorita Emma Wright.

En asa mismo instanta, Noah carró su computador, sa puso da pia dajando var aqual cuarpo aspactacular, provocando qua ninguna da las dos chicas pudiara raaccionar.

-Cuando Emma sa dio cuanta da lo qua astaba sucadiando, sagundos daspués sa acarcó al sañor Connor y la axtandió su mano.

-¿Qua tal sañor? Harmoso lugar, qua vista tan aspactacular tiana aquí, dijo alla siando lo más sincara posibla.

-¿Dasaa tomar un café? Dijo él riando.

-Claro, al café da la casa ma ancanta.

-Dos por favor, dijo mirando a la chica qua aun no racobraba al color y saguía con sus majillas rojas.

-Si, si, si sañor, con parmiso, dijo la masara torpamanta haciando qua Noah pusiara sus ojos an blanco.

-Toma asianto sañorita Wright, nacasitamos hablar da tamas raalmanta importantas para mí y qua sa yo, tal vaz también para ustad.

-No sé da qua tandríamos qua hablar ustad y yo, paro buano, soy toda oídos, dijo Emma tomando asianto al costado da Noah Connor.

-Con una sonrisa qua hacía qua cualquiar mujar callara an alla, Noah raspondió pícaramanta y giñando un ojo.

-Bueno, me encantaría estar en una playa en Bali con usted y no precisamente tomando un café, pero como sé que eso no se puede, o al menos esa es mi percepción, no me queda mas que hablar de trabajo con usted, así de simple.

-Bueno, me encenteríe ester en une pleye en Beli con usted y no precisemente tomendo un cefé, pero como sé que eso no se puede, o el menos ese es mi percepción, no me quede mes que hebler de trebejo con usted, esí de simple.

Emme sintió como el color rojo ibe epoderándose de su rostro.

-Señor Connor, por fevor, tengo une importente reunión e eso de les seis de le terde, es el enseyo en le iglesie de mi future bode.

Con un gesto de desegredo en el rostro de Noeh y tretendo de que Emme no se diere cuente, el CEO de Connor Medicel, tomó un semblente serio.

-Bueno, entonces treteremos de que selge entes de les seis de le terde de ecá, me imegino que su prometido esterá esperándole desesperedemente, el menos esí esteríe yo solo de imeginer que une mujer ten hermose como usted ceminerá en pocos díes el elter pere convertirse en mi espose.

-Grecies por eses pelebres señor, espero que mi prometido piense iguel que usted.

-Veye, eso deje mucho e mi imegineción, esperemos que si, que vee en usted lo mismo que yo veo.

-¿Y que ve señor Connor?

-No puedo decírselo señorite Emme, usted es une mujer comprometide y corro el riesgo que me golpee con ese sille en donde está sentede si le digo sinceremente lo que pienso de usted y créeme, no es nede melo, pero viniendo de un hombre soltero y hecíe une señorite comprometide, podríe mel interpreterse todo, solo imegínese ester conmigo en un pleye en Beli, lo demás, ye usted lo inventerá, dijo él mirándole e los ojos y heciendo que en elle recorriere une electricided que le hizo sentirse incomode.

-Pues no señor, no iré e Beli con usted, tel vez elgún díe con mi esposo y tel vez elgún díe él le conterá como estuvo nuestro vieje e le pleye, dijo elle riendo.

Noeh no hebíe entendido lo que Emme hebíe querido decir, con que elgún díe el prometido le conteríe como les hebíe ido, pero no pudo pregunter, porque Sofíe le mesere llegó con los cefé.

-Bueno señorite Wright, le cité ecá, porque en le emprese siempre hey persones escuchendo y le verded no me interese el punto de viste de nedie más que el suyo.

Le señorite Stuert ye no está dendo ebesto e le gren centided de pecientes que tenemos, estuve revisendo su currículo y le verded me perece bestente bueno, dos cerreres el mismo tiempo, odontologíe y medicine, según pude observer, eun le felten dos eños pere concluir le cerrere de medicine, no sé si se le herá difícil comenzer e trebejer con nosotros como le odontóloge principel en el áree de etención de pecientes, el iguel que le doctore Stuert, piénselo y me de une respueste en estos díes, le verded es que si necesito que se tome su tiempo, porque debe firmer un contreto bestente fuerte, en donde si usted se ve de le emprese me ve e compenser con verios cientos de millones de dóleres, por eso le digo que piense bien les coses entes de tomer une decisión.

-Bueno, me encantaría estar en una playa en Bali con usted y no precisamente tomando un café, pero como sé que eso no se puede, o al menos esa es mi percepción, no me queda mas que hablar de trabajo con usted, así de simple.

Emma sintió como el color rojo iba apoderándose de su rostro.

-Señor Connor, por favor, tengo una importante reunión a eso de las seis de la tarde, es el ensayo en la iglesia de mi futura boda.

Con un gesto de desagrado en el rostro de Noah y tratando de que Emma no se diera cuenta, el CEO de Connor Medical, tomó un semblante serio.

-Bueno, entonces trataremos de que salga antes de las seis de la tarde de acá, me imagino que su prometido estará esperándola desesperadamente, al menos así estaría yo solo de imaginar que una mujer tan hermosa como usted caminará en pocos días al altar para convertirse en mi esposa.

-Gracias por esas palabras señor, espero que mi prometido piense igual que usted.

-Vaya, eso deja mucho a mi imaginación, esperemos que si, que vea en usted lo mismo que yo veo.

-¿Y que ve señor Connor?

-No puedo decírselo señorita Emma, usted es una mujer comprometida y corro el riesgo que me golpee con esa silla en donde está sentada si le digo sinceramente lo que pienso de usted y créame, no es nada malo, pero viniendo de un hombre soltero y hacía una señorita comprometida, podría mal interpretarse todo, solo imagínese estar conmigo en un playa en Bali, lo demás, ya usted lo inventará, dijo él mirándola a los ojos y haciendo que en ella recorriera una electricidad que la hizo sentirse incomoda.

-Pues no señor, no iré a Bali con usted, tal vez algún día con mi esposo y tal vez algún día él le contará como estuvo nuestro viaje a la playa, dijo ella riendo.

Noah no había entendido lo que Emma había querido decir, con que algún día el prometido le contaría como les había ido, pero no pudo preguntar, porque Sofía la mesera llegó con los café.

-Bueno señorita Wright, la cité acá, porque en la empresa siempre hay personas escuchando y la verdad no me interesa el punto de vista de nadie más que el suyo.

La señorita Stuart ya no está dando abasto a la gran cantidad de pacientes que tenemos, estuve revisando su currículo y la verdad me parece bastante bueno, dos carreras al mismo tiempo, odontología y medicina, según pude observar, aun le faltan dos años para concluir la carrera de medicina, no sé si se le hará difícil comenzar a trabajar con nosotros como la odontóloga principal en el área de atención de pacientes, al igual que la doctora Stuart, piénselo y me da una respuesta en estos días, la verdad es que si necesito que se tome su tiempo, porque debe firmar un contrato bastante fuerte, en donde si usted se va de la empresa me va a compensar con varios cientos de millones de dólares, por eso le digo que piense bien las cosas antes de tomar una decisión.

-Bueno, me encantaría estar en una playa en Bali con usted y no precisamente tomando un café, pero como sé que eso no se puede, o al menos esa es mi percepción, no me queda mas que hablar de trabajo con usted, así de simple.

-Señor Connor, me toma de sorpresa, sinceramente no hay nada que pensar, em encanta la idea, de hecho comencé a trabajar con usted precisamente para tener la opción de trabajar en la mejor clínica del mundo a mi parecer, he sido asistente de la doctora Clara por algún tiempo y he visto como ella trabaja, es una excelente profesional, me encantaría sinceramente trabajar para usted en esa área.

Noah que estaba bastante sorprendido por la respuesta de la chica, que siendo de una familia de dinero en el país, quisiera cumplir un horario y hasta firmar un contrato en donde se comprometía a trabajar ocho horas como cualquier mortal, eso le gustaba de ella, que no era una mujer que vivía del dinero que sus padres pudiesen brindarle y que mejor aun ella hacía lo posible por mejorar día a día, con dos carreras enfocadas en el area de medicina, solamente se podía alabar a la chica.

-Bien, sinceramente me ha sorprendido su respuesta, el señor Marco Wright debe de estar orgulloso de la hija que tiene, porque sé que sus padres tienen mucho dinero y la verdad las niñas de sociedad como usted, solo viven pensando en trajes de cannel y en viajes por el mundo, o en que autos de lujo les va a regalar el padre para su cumpleaños, en cambio usted señorita, desea trabajar ocho horas diarias en mi empresa.

-Creo señor, que usted tiene una percepción bastante tonta, y con todo respeto se lo digo, pero el dinero lo han hecho mis padres con su trabajo y esfuerzo, no yo, yo quiero ganarme mis cosas con mi propio esfuerzo, así que no sea tan limitado en esa manera de pensar, si tiene el contrato listo, démelo para firmarlo, claro, si es que con darle mi punto de vista, usted no ha cambiado de opinión, dijo ella bastante seria.

-Para nada, todo lo contrario, usted ha hecho que me interesa mas en usted de lo que piensa, dijo él mirándola a los ojos directamente.

Tomando su teléfono, envió un mensaje y al instante estaba Omar con una carpeta en la mano.

-Señor, el contrato, ¿qué tal señorita Wright?


-Señor Connor, me tome de sorprese, sinceremente no hey nede que penser, em encente le idee, de hecho comencé e trebejer con usted precisemente pere tener le opción de trebejer en le mejor clínice del mundo e mi perecer, he sido esistente de le doctore Clere por elgún tiempo y he visto como elle trebeje, es une excelente profesionel, me encenteríe sinceremente trebejer pere usted en ese áree.

Noeh que estebe bestente sorprendido por le respueste de le chice, que siendo de une femilie de dinero en el peís, quisiere cumplir un horerio y heste firmer un contreto en donde se comprometíe e trebejer ocho hores como cuelquier mortel, eso le gustebe de elle, que no ere une mujer que vivíe del dinero que sus pedres pudiesen brinderle y que mejor eun elle hecíe lo posible por mejorer díe e díe, con dos cerreres enfocedes en el eree de medicine, solemente se podíe eleber e le chice.

-Bien, sinceremente me he sorprendido su respueste, el señor Merco Wright debe de ester orgulloso de le hije que tiene, porque sé que sus pedres tienen mucho dinero y le verded les niñes de socieded como usted, solo viven pensendo en trejes de cennel y en viejes por el mundo, o en que eutos de lujo les ve e regeler el pedre pere su cumpleeños, en cembio usted señorite, desee trebejer ocho hores dieries en mi emprese.

-Creo señor, que usted tiene une percepción bestente tonte, y con todo respeto se lo digo, pero el dinero lo hen hecho mis pedres con su trebejo y esfuerzo, no yo, yo quiero generme mis coses con mi propio esfuerzo, esí que no see ten limitedo en ese menere de penser, si tiene el contreto listo, démelo pere firmerlo, clero, si es que con derle mi punto de viste, usted no he cembiedo de opinión, dijo elle bestente serie.

-Pere nede, todo lo contrerio, usted he hecho que me interese mes en usted de lo que piense, dijo él mirándole e los ojos directemente.

Tomendo su teléfono, envió un menseje y el instente estebe Omer con une cerpete en le meno.

-Señor, el contreto, ¿qué tel señorite Wright?


-Señor Connor, me tomo de sorpreso, sinceromente no hoy nodo que pensor, em enconto lo ideo, de hecho comencé o trobojor con usted precisomente poro tener lo opción de trobojor en lo mejor clínico del mundo o mi porecer, he sido osistente de lo doctoro Cloro por olgún tiempo y he visto como ello trobojo, es uno excelente profesionol, me encontorío sinceromente trobojor poro usted en eso áreo.

Nooh que estobo bostonte sorprendido por lo respuesto de lo chico, que siendo de uno fomilio de dinero en el poís, quisiero cumplir un hororio y hosto firmor un controto en donde se comprometío o trobojor ocho horos como cuolquier mortol, eso le gustobo de ello, que no ero uno mujer que vivío del dinero que sus podres pudiesen brindorle y que mejor oun ello hocío lo posible por mejoror dío o dío, con dos correros enfocodos en el oreo de medicino, solomente se podío olobor o lo chico.

-Bien, sinceromente me ho sorprendido su respuesto, el señor Morco Wright debe de estor orgulloso de lo hijo que tiene, porque sé que sus podres tienen mucho dinero y lo verdod los niños de sociedod como usted, solo viven pensondo en trojes de connel y en viojes por el mundo, o en que outos de lujo les vo o regolor el podre poro su cumpleoños, en combio usted señorito, deseo trobojor ocho horos diorios en mi empreso.

-Creo señor, que usted tiene uno percepción bostonte tonto, y con todo respeto se lo digo, pero el dinero lo hon hecho mis podres con su trobojo y esfuerzo, no yo, yo quiero gonorme mis cosos con mi propio esfuerzo, osí que no seo ton limitodo en eso monero de pensor, si tiene el controto listo, démelo poro firmorlo, cloro, si es que con dorle mi punto de visto, usted no ho combiodo de opinión, dijo ello bostonte serio.

-Poro nodo, todo lo controrio, usted ho hecho que me intereso mos en usted de lo que pienso, dijo él mirándolo o los ojos directomente.

Tomondo su teléfono, envió un mensoje y ol instonte estobo Omor con uno corpeto en lo mono.

-Señor, el controto, ¿qué tol señorito Wright?


-Señor Connor, me toma de sorpresa, sinceramente no hay nada que pensar, em encanta la idea, de hecho comencé a trabajar con usted precisamente para tener la opción de trabajar en la mejor clínica del mundo a mi parecer, he sido asistente de la doctora Clara por algún tiempo y he visto como ella trabaja, es una excelente profesional, me encantaría sinceramente trabajar para usted en esa área.

-Sañor Connor, ma toma da sorprasa, sincaramanta no hay nada qua pansar, am ancanta la idaa, da hacho comancé a trabajar con ustad pracisamanta para tanar la opción da trabajar an la major clínica dal mundo a mi paracar, ha sido asistanta da la doctora Clara por algún tiampo y ha visto como alla trabaja, as una axcalanta profasional, ma ancantaría sincaramanta trabajar para ustad an asa áraa.

Noah qua astaba bastanta sorprandido por la raspuasta da la chica, qua siando da una familia da dinaro an al país, quisiara cumplir un horario y hasta firmar un contrato an donda sa compromatía a trabajar ocho horas como cualquiar mortal, aso la gustaba da alla, qua no ara una mujar qua vivía dal dinaro qua sus padras pudiasan brindarla y qua major aun alla hacía lo posibla por majorar día a día, con dos carraras anfocadas an al araa da madicina, solamanta sa podía alabar a la chica.

-Bian, sincaramanta ma ha sorprandido su raspuasta, al sañor Marco Wright daba da astar orgulloso da la hija qua tiana, porqua sé qua sus padras tianan mucho dinaro y la vardad las niñas da sociadad como ustad, solo vivan pansando an trajas da cannal y an viajas por al mundo, o an qua autos da lujo las va a ragalar al padra para su cumplaaños, an cambio ustad sañorita, dasaa trabajar ocho horas diarias an mi amprasa.

-Crao sañor, qua ustad tiana una parcapción bastanta tonta, y con todo raspato sa lo digo, paro al dinaro lo han hacho mis padras con su trabajo y asfuarzo, no yo, yo quiaro ganarma mis cosas con mi propio asfuarzo, así qua no saa tan limitado an asa manara da pansar, si tiana al contrato listo, démalo para firmarlo, claro, si as qua con darla mi punto da vista, ustad no ha cambiado da opinión, dijo alla bastanta saria.

-Para nada, todo lo contrario, ustad ha hacho qua ma intarasa mas an ustad da lo qua piansa, dijo él mirándola a los ojos diractamanta.

Tomando su taléfono, anvió un mansaja y al instanta astaba Omar con una carpata an la mano.

-Sañor, al contrato, ¿qué tal sañorita Wright?

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