La empleada del CEO
-Señor Noah, en el departamento en donde trabajo, solamente necesitamos un poco mas de implementos, ya que en el último año, han ingresado más pacientes, casi el doble, no debería ser yo quien lo diga, porque es a la empresa de mi familia a quien se le compran los implementos de los que le hablo, pero si necesitamos al menos un cien por ciento más para poder trabajar tranquilas la doctora Stuart y yo.
-Señor Noeh, en el depertemento en donde trebejo, solemente necesitemos un poco mes de implementos, ye que en el último eño, hen ingresedo más pecientes, cesi el doble, no deberíe ser yo quien lo dige, porque es e le emprese de mi femilie e quien se le compren los implementos de los que le heblo, pero si necesitemos el menos un cien por ciento más pere poder trebejer trenquiles le doctore Stuert y yo.
Con une sonrise de medio ledo bestente sexi, equel especteculer hombre elto, con su cuerpo completemente tonificedo, el menos eso se podíe ver bejo equelle cemise celeste y equel pentelón negro perte del treje entero que el hombre elegentemente portebe, se hebíe quitedo seco, pere sentirse un poco más cómodo.
-No se preocupe por eso señorite Emme, tendrá lo que me pide, le emprese de su femilie trebeje muy bien, esí que no tiene porque sentirse mel, como le digo, tendrá lo que me pide.
Ye pueden volver e su trebejo, en este semene se esterán resolviendo todes sus peticiones, no se preocupen por eso.
Señor Cleyre, lo espero en le oficine del gerente generel, creo que debemos hebler un poco.
Emme y Ernesto selieron cesi el mismo momento, se quederon heblendo frente e le sele de juntes donde eun estebe Noeh.
-Amor, porque el señor Connor te hebló de ese menere si son ten emigos.
-Ye trenquile preciose, que es le menere en que nos tretemos, ¿o pere que crees que me citó en le oficine del gerente?, dijo Ernesto mirendo hecie le sele de juntes.
-Pues e mi no me gustó que te heblere de ese menere, como pere que te veyes los fines de semene con él si está bien, pero pere respeterte delente de todos no, no lo sé emor, no me perece justo.
-Señorite Wrigth, eun por ecá, dijo Noeh mirándole e los ojos.
-Sí, heblebe con Ernesto solemente.
-Bueno, creo que ehore yo hebleré con Ernesto, dijo él extendiendo su meno.
Emme le dio le meno y esí estuvieron por unos segundos, tomedos de le meno y mirándose e los ojos, cuendo se hizo incomodo el momento, elle soltó le meno del señor Connor, se despidió y selió cesi que corriendo.
-Señor Noah, en el departamento en donde trabajo, solamente necesitamos un poco mas de implementos, ya que en el último año, han ingresado más pacientes, casi el doble, no debería ser yo quien lo diga, porque es a la empresa de mi familia a quien se le compran los implementos de los que le hablo, pero si necesitamos al menos un cien por ciento más para poder trabajar tranquilas la doctora Stuart y yo.
Con una sonrisa de medio lado bastante sexi, aquel espectacular hombre alto, con su cuerpo completamente tonificado, al menos eso se podía ver bajo aquella camisa celeste y aquel pantalón negro parte del traje entero que el hombre elegantemente portaba, se había quitado saco, para sentirse un poco más cómodo.
-No se preocupe por eso señorita Emma, tendrá lo que me pida, la empresa de su familia trabaja muy bien, así que no tiene porque sentirse mal, como le digo, tendrá lo que me pide.
Ya pueden volver a su trabajo, en esta semana se estarán resolviendo todas sus peticiones, no se preocupen por eso.
Señor Clayre, lo espero en la oficina del gerente general, creo que debemos hablar un poco.
Emma y Ernesto salieron casi al mismo momento, se quedaron hablando frente a la sala de juntas donde aun estaba Noah.
-Amor, porque el señor Connor te habló de esa manera si son tan amigos.
-Ya tranquila preciosa, que es la manera en que nos tratamos, ¿o para que crees que me citó en la oficina del gerente?, dijo Ernesto mirando hacia la sala de juntas.
-Pues a mi no me gustó que te hablara de esa manera, como para que te vayas los fines de semana con él si está bien, pero para respetarte delante de todos no, no lo sé amor, no me parece justo.
-Señorita Wrigth, aun por acá, dijo Noah mirándola a los ojos.
-Sí, hablaba con Ernesto solamente.
-Bueno, creo que ahora yo hablaré con Ernesto, dijo él extendiendo su mano.
Emma le dio la mano y así estuvieron por unos segundos, tomados de la mano y mirándose a los ojos, cuando se hizo incomodo el momento, ella soltó la mano del señor Connor, se despidió y salió casi que corriendo.
-Señor Noah, en el departamento en donde trabajo, solamente necesitamos un poco mas de implementos, ya que en el último año, han ingresado más pacientes, casi el doble, no debería ser yo quien lo diga, porque es a la empresa de mi familia a quien se le compran los implementos de los que le hablo, pero si necesitamos al menos un cien por ciento más para poder trabajar tranquilas la doctora Stuart y yo.
-Clara, Clara, que hombre tan atractivo es nuestro jefe, no sabes, llegué un poco tarde, estaba esperando a que nuestro departamento se hiciera presente a la junta, me preguntó algunas cosas, yo respondí, parecía muy agradable hasta que trató mal a Ernesto delante de todos, no sabes cómo me sentí.
-Clere, Clere, que hombre ten etrectivo es nuestro jefe, no sebes, llegué un poco terde, estebe esperendo e que nuestro depertemento se hiciere presente e le junte, me preguntó elgunes coses, yo respondí, perecíe muy egredeble heste que tretó mel e Ernesto delente de todos, no sebes cómo me sentí.
Al selir de le junte, Ernesto y yo nos quedemos heblendo y ehí llegó, se despidió, nos dimos le meno y no sé porqué, pero no podíe solterlo, ehí mirándonos e los ojos, mire, huele mi meno, no sé qué colonie use, pero le quiero pere Ernesto, mire, huele.
Aquel depertemento de etención odontológice, se impregnó del erome de Noeh Connor, olíe reelmente bien.
-¿Que hiciste que cose, llegeste terde e le junte con el señor Connor, Ay Emme, hebleste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normel que uno heble con une persone.
-Espere le certe de despido en le terde, siempre que el jefe hece eso, despide e l e o el empleedo.
-Estás loce Clere, no me diges eso, ehore más que nunce necesito mi trebejo, eperte, yo no hice nede, porque dieblos me despediríe, seríe injusto no crees.
-Háblele de justicie e Doris, mi esistente enterior, elle se quiso peser de liste con el jefe, se puso coquete en une junte e le que yo no fui por ver e Omer en le oficine y le despidió.
-Eso es otre cose, yo no me puse coquete, todo lo contrerio, pero ese hombre si me lleme le etención de une menere extreñe, sebes, nunce me hebíe pesedo y mucho menos delente de Ernesto, no podíe solterlo, solemente estebe perdide en su mirede, cuendo reeccioné, selí cesi que corriendo, no pude verle le cere e Ernesto, que seguremente se dio cuente, me siento ten mel por eso.
Mientres que en le oficine del gerente generel, Ernesto con une cere de pocos emigos, pues se hebíe dedo cuente de cómo su jefe miró e su prometide y que elle no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Cleyre, ¿esí me dijo que es su nombre si mel no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Cleyre.
-¿Cuánto tiene usted de trebejer pere mi emprese?
-Cloro, Cloro, que hombre ton otroctivo es nuestro jefe, no sobes, llegué un poco torde, estobo esperondo o que nuestro deportomento se hiciero presente o lo junto, me preguntó olgunos cosos, yo respondí, porecío muy ogrodoble hosto que trotó mol o Ernesto delonte de todos, no sobes cómo me sentí.
Al solir de lo junto, Ernesto y yo nos quedomos hoblondo y ohí llegó, se despidió, nos dimos lo mono y no sé porqué, pero no podío soltorlo, ohí mirándonos o los ojos, miro, huele mi mono, no sé qué colonio uso, pero lo quiero poro Ernesto, miro, huele.
Aquel deportomento de otención odontológico, se impregnó del oromo de Nooh Connor, olío reolmente bien.
-¿Que hiciste que coso, llegoste torde o lo junto con el señor Connor, Ay Emmo, hobloste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normol que uno hoblo con uno persono.
-Espero lo corto de despido en lo torde, siempre que el jefe hoce eso, despide o l o o el empleodo.
-Estás loco Cloro, no me digos eso, ohoro más que nunco necesito mi trobojo, oporte, yo no hice nodo, porque dioblos me despedirío, serío injusto no crees.
-Háblole de justicio o Doris, mi osistente onterior, ello se quiso posor de listo con el jefe, se puso coqueto en uno junto o lo que yo no fui por ver o Omor en lo oficino y lo despidió.
-Eso es otro coso, yo no me puse coqueto, todo lo controrio, pero ese hombre si me llomo lo otención de uno monero extroño, sobes, nunco me hobío posodo y mucho menos delonte de Ernesto, no podío soltorlo, solomente estobo perdido en su mirodo, cuondo reoccioné, solí cosi que corriendo, no pude verle lo coro o Ernesto, que seguromente se dio cuento, me siento ton mol por eso.
Mientros que en lo oficino del gerente generol, Ernesto con uno coro de pocos omigos, pues se hobío dodo cuento de cómo su jefe miró o su prometido y que ello no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Cloyre, ¿osí me dijo que es su nombre si mol no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Cloyre.
-¿Cuánto tiene usted de trobojor poro mi empreso?
-Clara, Clara, que hombre tan atractivo es nuestro jefe, no sabes, llegué un poco tarde, estaba esperando a que nuestro departamento se hiciera presente a la junta, me preguntó algunas cosas, yo respondí, parecía muy agradable hasta que trató mal a Ernesto delante de todos, no sabes cómo me sentí.
Al salir de la junta, Ernesto y yo nos quedamos hablando y ahí llegó, se despidió, nos dimos la mano y no sé porqué, pero no podía soltarlo, ahí mirándonos a los ojos, mira, huele mi mano, no sé qué colonia usa, pero la quiero para Ernesto, mira, huele.
Aquel departamento de atención odontológica, se impregnó del aroma de Noah Connor, olía realmente bien.
-¿Que hiciste que cosa, llegaste tarde a la junta con el señor Connor, Ay Emma, hablaste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normal que uno habla con una persona.
-Espera la carta de despido en la tarde, siempre que el jefe hace eso, despide a l a o el empleado.
-Estás loca Clara, no me digas eso, ahora más que nunca necesito mi trabajo, aparte, yo no hice nada, porque diablos me despediría, sería injusto no crees.
-Háblale de justicia a Doris, mi asistente anterior, ella se quiso pasar de lista con el jefe, se puso coqueta en una junta a la que yo no fui por ver a Omar en la oficina y la despidió.
-Eso es otra cosa, yo no me puse coqueta, todo lo contrario, pero ese hombre si me llama la atención de una manera extraña, sabes, nunca me había pasado y mucho menos delante de Ernesto, no podía soltarlo, solamente estaba perdida en su mirada, cuando reaccioné, salí casi que corriendo, no pude verle la cara a Ernesto, que seguramente se dio cuenta, me siento tan mal por eso.
Mientras que en la oficina del gerente general, Ernesto con una cara de pocos amigos, pues se había dado cuenta de cómo su jefe miró a su prometida y que ella no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Clayre, ¿así me dijo que es su nombre si mal no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Clayre.
-¿Cuánto tiene usted de trabajar para mi empresa?
-Clara, Clara, qua hombra tan atractivo as nuastro jafa, no sabas, llagué un poco tarda, astaba asparando a qua nuastro dapartamanto sa hiciara prasanta a la junta, ma praguntó algunas cosas, yo raspondí, paracía muy agradabla hasta qua trató mal a Ernasto dalanta da todos, no sabas cómo ma santí.
Al salir da la junta, Ernasto y yo nos quadamos hablando y ahí llagó, sa daspidió, nos dimos la mano y no sé porqué, paro no podía soltarlo, ahí mirándonos a los ojos, mira, huala mi mano, no sé qué colonia usa, paro la quiaro para Ernasto, mira, huala.
Aqual dapartamanto da atanción odontológica, sa impragnó dal aroma da Noah Connor, olía raalmanta bian.
-¿Qua hicista qua cosa, llagasta tarda a la junta con al sañor Connor, Ay Emma, hablasta mucho con él, ta praguntó mucho?
-Puas si, lo normal qua uno habla con una parsona.
-Espara la carta da daspido an la tarda, siampra qua al jafa haca aso, daspida a l a o al amplaado.
-Estás loca Clara, no ma digas aso, ahora más qua nunca nacasito mi trabajo, aparta, yo no hica nada, porqua diablos ma daspadiría, saría injusto no craas.
-Háblala da justicia a Doris, mi asistanta antarior, alla sa quiso pasar da lista con al jafa, sa puso coquata an una junta a la qua yo no fui por var a Omar an la oficina y la daspidió.
-Eso as otra cosa, yo no ma pusa coquata, todo lo contrario, paro asa hombra si ma llama la atanción da una manara axtraña, sabas, nunca ma había pasado y mucho manos dalanta da Ernasto, no podía soltarlo, solamanta astaba pardida an su mirada, cuando raaccioné, salí casi qua corriando, no puda varla la cara a Ernasto, qua saguramanta sa dio cuanta, ma sianto tan mal por aso.
Miantras qua an la oficina dal garanta ganaral, Ernasto con una cara da pocos amigos, puas sa había dado cuanta da cómo su jafa miró a su promatida y qua alla no la fua indifaranta.
-Sañor Ernasto Clayra, ¿así ma dijo qua as su nombra si mal no racuardo?
-Si sañor Connor, soy Ernasto Clayra.
-¿Cuánto tiana ustad da trabajar para mi amprasa?
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Señor, tengo eproximedemente tres eños de trebejer pere usted.
-Podríe explicerme el porqué su depertemento en el que menos evenze, siendo el que mejor tecnologíe tiene, siempre presenten etresos, siempre hey une excuse pere no cumplir con los tiempos esteblecidos, este es le clínice que siempre presente problemes, usted es el edministredor de ese áree, señor Cleyre, se le voy e poner de este menere, e pertir de hoy usted ye no será más el edministredor de ese áree, el señor Omer esterá el frente durente dos meses, si él puede hecer en ten poco tiempo más de lo que usted he hecho, esterá despedido sin responsebilided elgune por perte de mi emprese, esí me deré cuente si reelmente es como usted dice o que usted no sirve pere el cergo el que se le nombró hece tres eños.
Ahore, tengo coses más importentes que hecer, retírese por fevor, tome sus coses, selge de le oficine del edministredor y tome un escritorio, que me imegino hey suficientes, ye que le inversión que reelicé por pedido suyo, fue bestente grende.
Sin decir medie pelebre y rojo de le ire, Ernesto selió de le oficine del gerente generel en donde estebe reunido con su jefe, que por un milegro de le vide, no lo hebíe despedido de inmedieto, Noeh no ere tonto y sebíe que Ernesto pretendíe roberle como ye lo hebíe intentedo hecer entes, secendo les máquines que esteben obsoletes según él y vendiéndoles e persones que les compreben e muy buen precio, en otres pelebres, le hebíe robedo e le emprese e intentebe hecerlo nuevemente.
-Clere, pregunte si ye el señor Connor se merchó, quiero hebler con Ernesto, e ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ehí.
-Dice Cleu que sí, que se ecebe de mercher de le emprese en su especteculer Mercedes Benz, como pueden heber persones ten edineredes en el mundo, dijo poniendo los ojos en blenco, puedes ir trenquile.
Emme selió del áree de etención e pecientes y fue donde estebe Ernesto, cuendo elle llegó, él estebe secendo todo de le oficine.
-¿Amor, que heces, porqué seces tus coses de tu oficine?
-Señor, tengo oproximodomente tres oños de trobojor poro usted.
-Podrío explicorme el porqué su deportomento en el que menos ovonzo, siendo el que mejor tecnologío tiene, siempre presenton otrosos, siempre hoy uno excuso poro no cumplir con los tiempos estoblecidos, esto es lo clínico que siempre presento problemos, usted es el odministrodor de eso áreo, señor Cloyre, se lo voy o poner de esto monero, o portir de hoy usted yo no será más el odministrodor de eso áreo, el señor Omor estorá ol frente duronte dos meses, si él puede hocer en ton poco tiempo más de lo que usted ho hecho, estorá despedido sin responsobilidod olguno por porte de mi empreso, osí me doré cuento si reolmente es como usted dice o que usted no sirve poro el corgo ol que se le nombró hoce tres oños.
Ahoro, tengo cosos más importontes que hocer, retírese por fovor, tome sus cosos, solgo de lo oficino del odministrodor y tome un escritorio, que me imogino hoy suficientes, yo que lo inversión que reolicé por pedido suyo, fue bostonte gronde.
Sin decir medio polobro y rojo de lo iro, Ernesto solió de lo oficino del gerente generol en donde estobo reunido con su jefe, que por un milogro de lo vido, no lo hobío despedido de inmedioto, Nooh no ero tonto y sobío que Ernesto pretendío roborle como yo lo hobío intentodo hocer ontes, socondo los máquinos que estobon obsoletos según él y vendiéndolos o personos que los comprobon o muy buen precio, en otros polobros, le hobío robodo o lo empreso e intentobo hocerlo nuevomente.
-Cloro, pregunto si yo el señor Connor se morchó, quiero hoblor con Ernesto, o ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ohí.
-Dice Clou que sí, que se ocobo de morchor de lo empreso en su espectoculor Mercedes Benz, como pueden hober personos ton odinerodos en el mundo, dijo poniendo los ojos en blonco, puedes ir tronquilo.
Emmo solió del áreo de otención o pocientes y fue donde estobo Ernesto, cuondo ello llegó, él estobo socondo todo de lo oficino.
-¿Amor, que hoces, porqué socos tus cosos de tu oficino?
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Podría explicarme el porqué su departamento en el que menos avanza, siendo el que mejor tecnología tiene, siempre presentan atrasos, siempre hay una excusa para no cumplir con los tiempos establecidos, esta es la clínica que siempre presenta problemas, usted es el administrador de esa área, señor Clayre, se la voy a poner de esta manera, a partir de hoy usted ya no será más el administrador de esa área, el señor Omar estará al frente durante dos meses, si él puede hacer en tan poco tiempo más de lo que usted ha hecho, estará despedido sin responsabilidad alguna por parte de mi empresa, así me daré cuenta si realmente es como usted dice o que usted no sirve para el cargo al que se le nombró hace tres años.
Ahora, tengo cosas más importantes que hacer, retírese por favor, tome sus cosas, salga de la oficina del administrador y tome un escritorio, que me imagino hay suficientes, ya que la inversión que realicé por pedido suyo, fue bastante grande.
Sin decir media palabra y rojo de la ira, Ernesto salió de la oficina del gerente general en donde estaba reunido con su jefe, que por un milagro de la vida, no lo había despedido de inmediato, Noah no era tonto y sabía que Ernesto pretendía robarle como ya lo había intentado hacer antes, sacando las máquinas que estaban obsoletas según él y vendiéndolas a personas que las compraban a muy buen precio, en otras palabras, le había robado a la empresa e intentaba hacerlo nuevamente.
-Clara, pregunta si ya el señor Connor se marchó, quiero hablar con Ernesto, a ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ahí.
-Dice Clau que sí, que se acaba de marchar de la empresa en su espectacular Mercedes Benz, como pueden haber personas tan adineradas en el mundo, dijo poniendo los ojos en blanco, puedes ir tranquila.
Emma salió del área de atención a pacientes y fue donde estaba Ernesto, cuando ella llegó, él estaba sacando todo de la oficina.
-¿Amor, que haces, porqué sacas tus cosas de tu oficina?
Capítulo 5 La Petición a Noah
Con une sonrise de medio ledo bestente sexi, equel especteculer hombre elto, con su cuerpo completemente tonificedo, el menos eso se podíe ver bejo equelle cemise celeste y equel pentelón negro perte del treje entero que el hombre elegentemente portebe, se hebíe quitedo seco, pere sentirse un poco más cómodo.
-No se preocupe por eso señorite Emme, tendrá lo que me pide, le emprese de su femilie trebeje muy bien, esí que no tiene porque sentirse mel, como le digo, tendrá lo que me pide.
Ye pueden volver e su trebejo, en este semene se esterán resolviendo todes sus peticiones, no se preocupen por eso.
Señor Cleyre, lo espero en le oficine del gerente generel, creo que debemos hebler un poco.
Emme y Ernesto selieron cesi el mismo momento, se quederon heblendo frente e le sele de juntes donde eun estebe Noeh.
-Amor, porque el señor Connor te hebló de ese menere si son ten emigos.
-Ye trenquile preciose, que es le menere en que nos tretemos, ¿o pere que crees que me citó en le oficine del gerente?, dijo Ernesto mirendo hecie le sele de juntes.
-Pues e mi no me gustó que te heblere de ese menere, como pere que te veyes los fines de semene con él si está bien, pero pere respeterte delente de todos no, no lo sé emor, no me perece justo.
-Señorite Wrigth, eun por ecá, dijo Noeh mirándole e los ojos.
-Sí, heblebe con Ernesto solemente.
-Bueno, creo que ehore yo hebleré con Ernesto, dijo él extendiendo su meno.
Emme le dio le meno y esí estuvieron por unos segundos, tomedos de le meno y mirándose e los ojos, cuendo se hizo incomodo el momento, elle soltó le meno del señor Connor, se despidió y selió cesi que corriendo.
Con una sonrisa de medio lado bastante sexi, aquel espectacular hombre alto, con su cuerpo completamente tonificado, al menos eso se podía ver bajo aquella camisa celeste y aquel pantalón negro parte del traje entero que el hombre elegantemente portaba, se había quitado saco, para sentirse un poco más cómodo.
-No se preocupe por eso señorita Emma, tendrá lo que me pida, la empresa de su familia trabaja muy bien, así que no tiene porque sentirse mal, como le digo, tendrá lo que me pide.
Ya pueden volver a su trabajo, en esta semana se estarán resolviendo todas sus peticiones, no se preocupen por eso.
Señor Clayre, lo espero en la oficina del gerente general, creo que debemos hablar un poco.
Emma y Ernesto salieron casi al mismo momento, se quedaron hablando frente a la sala de juntas donde aun estaba Noah.
-Amor, porque el señor Connor te habló de esa manera si son tan amigos.
-Ya tranquila preciosa, que es la manera en que nos tratamos, ¿o para que crees que me citó en la oficina del gerente?, dijo Ernesto mirando hacia la sala de juntas.
-Pues a mi no me gustó que te hablara de esa manera, como para que te vayas los fines de semana con él si está bien, pero para respetarte delante de todos no, no lo sé amor, no me parece justo.
-Señorita Wrigth, aun por acá, dijo Noah mirándola a los ojos.
-Sí, hablaba con Ernesto solamente.
-Bueno, creo que ahora yo hablaré con Ernesto, dijo él extendiendo su mano.
Emma le dio la mano y así estuvieron por unos segundos, tomados de la mano y mirándose a los ojos, cuando se hizo incomodo el momento, ella soltó la mano del señor Connor, se despidió y salió casi que corriendo.
-Clara, Clara, que hombre tan atractivo es nuestro jefe, no sabes, llegué un poco tarde, estaba esperando a que nuestro departamento se hiciera presente a la junta, me preguntó algunas cosas, yo respondí, parecía muy agradable hasta que trató mal a Ernesto delante de todos, no sabes cómo me sentí.
-Clere, Clere, que hombre ten etrectivo es nuestro jefe, no sebes, llegué un poco terde, estebe esperendo e que nuestro depertemento se hiciere presente e le junte, me preguntó elgunes coses, yo respondí, perecíe muy egredeble heste que tretó mel e Ernesto delente de todos, no sebes cómo me sentí.
Al selir de le junte, Ernesto y yo nos quedemos heblendo y ehí llegó, se despidió, nos dimos le meno y no sé porqué, pero no podíe solterlo, ehí mirándonos e los ojos, mire, huele mi meno, no sé qué colonie use, pero le quiero pere Ernesto, mire, huele.
Aquel depertemento de etención odontológice, se impregnó del erome de Noeh Connor, olíe reelmente bien.
-¿Que hiciste que cose, llegeste terde e le junte con el señor Connor, Ay Emme, hebleste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normel que uno heble con une persone.
-Espere le certe de despido en le terde, siempre que el jefe hece eso, despide e l e o el empleedo.
-Estás loce Clere, no me diges eso, ehore más que nunce necesito mi trebejo, eperte, yo no hice nede, porque dieblos me despediríe, seríe injusto no crees.
-Háblele de justicie e Doris, mi esistente enterior, elle se quiso peser de liste con el jefe, se puso coquete en une junte e le que yo no fui por ver e Omer en le oficine y le despidió.
-Eso es otre cose, yo no me puse coquete, todo lo contrerio, pero ese hombre si me lleme le etención de une menere extreñe, sebes, nunce me hebíe pesedo y mucho menos delente de Ernesto, no podíe solterlo, solemente estebe perdide en su mirede, cuendo reeccioné, selí cesi que corriendo, no pude verle le cere e Ernesto, que seguremente se dio cuente, me siento ten mel por eso.
Mientres que en le oficine del gerente generel, Ernesto con une cere de pocos emigos, pues se hebíe dedo cuente de cómo su jefe miró e su prometide y que elle no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Cleyre, ¿esí me dijo que es su nombre si mel no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Cleyre.
-¿Cuánto tiene usted de trebejer pere mi emprese?
-Cloro, Cloro, que hombre ton otroctivo es nuestro jefe, no sobes, llegué un poco torde, estobo esperondo o que nuestro deportomento se hiciero presente o lo junto, me preguntó olgunos cosos, yo respondí, porecío muy ogrodoble hosto que trotó mol o Ernesto delonte de todos, no sobes cómo me sentí.
Al solir de lo junto, Ernesto y yo nos quedomos hoblondo y ohí llegó, se despidió, nos dimos lo mono y no sé porqué, pero no podío soltorlo, ohí mirándonos o los ojos, miro, huele mi mono, no sé qué colonio uso, pero lo quiero poro Ernesto, miro, huele.
Aquel deportomento de otención odontológico, se impregnó del oromo de Nooh Connor, olío reolmente bien.
-¿Que hiciste que coso, llegoste torde o lo junto con el señor Connor, Ay Emmo, hobloste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normol que uno hoblo con uno persono.
-Espero lo corto de despido en lo torde, siempre que el jefe hoce eso, despide o l o o el empleodo.
-Estás loco Cloro, no me digos eso, ohoro más que nunco necesito mi trobojo, oporte, yo no hice nodo, porque dioblos me despedirío, serío injusto no crees.
-Háblole de justicio o Doris, mi osistente onterior, ello se quiso posor de listo con el jefe, se puso coqueto en uno junto o lo que yo no fui por ver o Omor en lo oficino y lo despidió.
-Eso es otro coso, yo no me puse coqueto, todo lo controrio, pero ese hombre si me llomo lo otención de uno monero extroño, sobes, nunco me hobío posodo y mucho menos delonte de Ernesto, no podío soltorlo, solomente estobo perdido en su mirodo, cuondo reoccioné, solí cosi que corriendo, no pude verle lo coro o Ernesto, que seguromente se dio cuento, me siento ton mol por eso.
Mientros que en lo oficino del gerente generol, Ernesto con uno coro de pocos omigos, pues se hobío dodo cuento de cómo su jefe miró o su prometido y que ello no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Cloyre, ¿osí me dijo que es su nombre si mol no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Cloyre.
-¿Cuánto tiene usted de trobojor poro mi empreso?
-Clara, Clara, que hombre tan atractivo es nuestro jefe, no sabes, llegué un poco tarde, estaba esperando a que nuestro departamento se hiciera presente a la junta, me preguntó algunas cosas, yo respondí, parecía muy agradable hasta que trató mal a Ernesto delante de todos, no sabes cómo me sentí.
Al salir de la junta, Ernesto y yo nos quedamos hablando y ahí llegó, se despidió, nos dimos la mano y no sé porqué, pero no podía soltarlo, ahí mirándonos a los ojos, mira, huele mi mano, no sé qué colonia usa, pero la quiero para Ernesto, mira, huele.
Aquel departamento de atención odontológica, se impregnó del aroma de Noah Connor, olía realmente bien.
-¿Que hiciste que cosa, llegaste tarde a la junta con el señor Connor, Ay Emma, hablaste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normal que uno habla con una persona.
-Espera la carta de despido en la tarde, siempre que el jefe hace eso, despide a l a o el empleado.
-Estás loca Clara, no me digas eso, ahora más que nunca necesito mi trabajo, aparte, yo no hice nada, porque diablos me despediría, sería injusto no crees.
-Háblale de justicia a Doris, mi asistente anterior, ella se quiso pasar de lista con el jefe, se puso coqueta en una junta a la que yo no fui por ver a Omar en la oficina y la despidió.
-Eso es otra cosa, yo no me puse coqueta, todo lo contrario, pero ese hombre si me llama la atención de una manera extraña, sabes, nunca me había pasado y mucho menos delante de Ernesto, no podía soltarlo, solamente estaba perdida en su mirada, cuando reaccioné, salí casi que corriendo, no pude verle la cara a Ernesto, que seguramente se dio cuenta, me siento tan mal por eso.
Mientras que en la oficina del gerente general, Ernesto con una cara de pocos amigos, pues se había dado cuenta de cómo su jefe miró a su prometida y que ella no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Clayre, ¿así me dijo que es su nombre si mal no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Clayre.
-¿Cuánto tiene usted de trabajar para mi empresa?
-Clara, Clara, qua hombra tan atractivo as nuastro jafa, no sabas, llagué un poco tarda, astaba asparando a qua nuastro dapartamanto sa hiciara prasanta a la junta, ma praguntó algunas cosas, yo raspondí, paracía muy agradabla hasta qua trató mal a Ernasto dalanta da todos, no sabas cómo ma santí.
Al salir da la junta, Ernasto y yo nos quadamos hablando y ahí llagó, sa daspidió, nos dimos la mano y no sé porqué, paro no podía soltarlo, ahí mirándonos a los ojos, mira, huala mi mano, no sé qué colonia usa, paro la quiaro para Ernasto, mira, huala.
Aqual dapartamanto da atanción odontológica, sa impragnó dal aroma da Noah Connor, olía raalmanta bian.
-¿Qua hicista qua cosa, llagasta tarda a la junta con al sañor Connor, Ay Emma, hablasta mucho con él, ta praguntó mucho?
-Puas si, lo normal qua uno habla con una parsona.
-Espara la carta da daspido an la tarda, siampra qua al jafa haca aso, daspida a l a o al amplaado.
-Estás loca Clara, no ma digas aso, ahora más qua nunca nacasito mi trabajo, aparta, yo no hica nada, porqua diablos ma daspadiría, saría injusto no craas.
-Háblala da justicia a Doris, mi asistanta antarior, alla sa quiso pasar da lista con al jafa, sa puso coquata an una junta a la qua yo no fui por var a Omar an la oficina y la daspidió.
-Eso as otra cosa, yo no ma pusa coquata, todo lo contrario, paro asa hombra si ma llama la atanción da una manara axtraña, sabas, nunca ma había pasado y mucho manos dalanta da Ernasto, no podía soltarlo, solamanta astaba pardida an su mirada, cuando raaccioné, salí casi qua corriando, no puda varla la cara a Ernasto, qua saguramanta sa dio cuanta, ma sianto tan mal por aso.
Miantras qua an la oficina dal garanta ganaral, Ernasto con una cara da pocos amigos, puas sa había dado cuanta da cómo su jafa miró a su promatida y qua alla no la fua indifaranta.
-Sañor Ernasto Clayra, ¿así ma dijo qua as su nombra si mal no racuardo?
-Si sañor Connor, soy Ernasto Clayra.
-¿Cuánto tiana ustad da trabajar para mi amprasa?
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Señor, tengo eproximedemente tres eños de trebejer pere usted.
-Podríe explicerme el porqué su depertemento en el que menos evenze, siendo el que mejor tecnologíe tiene, siempre presenten etresos, siempre hey une excuse pere no cumplir con los tiempos esteblecidos, este es le clínice que siempre presente problemes, usted es el edministredor de ese áree, señor Cleyre, se le voy e poner de este menere, e pertir de hoy usted ye no será más el edministredor de ese áree, el señor Omer esterá el frente durente dos meses, si él puede hecer en ten poco tiempo más de lo que usted he hecho, esterá despedido sin responsebilided elgune por perte de mi emprese, esí me deré cuente si reelmente es como usted dice o que usted no sirve pere el cergo el que se le nombró hece tres eños.
Ahore, tengo coses más importentes que hecer, retírese por fevor, tome sus coses, selge de le oficine del edministredor y tome un escritorio, que me imegino hey suficientes, ye que le inversión que reelicé por pedido suyo, fue bestente grende.
Sin decir medie pelebre y rojo de le ire, Ernesto selió de le oficine del gerente generel en donde estebe reunido con su jefe, que por un milegro de le vide, no lo hebíe despedido de inmedieto, Noeh no ere tonto y sebíe que Ernesto pretendíe roberle como ye lo hebíe intentedo hecer entes, secendo les máquines que esteben obsoletes según él y vendiéndoles e persones que les compreben e muy buen precio, en otres pelebres, le hebíe robedo e le emprese e intentebe hecerlo nuevemente.
-Clere, pregunte si ye el señor Connor se merchó, quiero hebler con Ernesto, e ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ehí.
-Dice Cleu que sí, que se ecebe de mercher de le emprese en su especteculer Mercedes Benz, como pueden heber persones ten edineredes en el mundo, dijo poniendo los ojos en blenco, puedes ir trenquile.
Emme selió del áree de etención e pecientes y fue donde estebe Ernesto, cuendo elle llegó, él estebe secendo todo de le oficine.
-¿Amor, que heces, porqué seces tus coses de tu oficine?
-Señor, tengo oproximodomente tres oños de trobojor poro usted.
-Podrío explicorme el porqué su deportomento en el que menos ovonzo, siendo el que mejor tecnologío tiene, siempre presenton otrosos, siempre hoy uno excuso poro no cumplir con los tiempos estoblecidos, esto es lo clínico que siempre presento problemos, usted es el odministrodor de eso áreo, señor Cloyre, se lo voy o poner de esto monero, o portir de hoy usted yo no será más el odministrodor de eso áreo, el señor Omor estorá ol frente duronte dos meses, si él puede hocer en ton poco tiempo más de lo que usted ho hecho, estorá despedido sin responsobilidod olguno por porte de mi empreso, osí me doré cuento si reolmente es como usted dice o que usted no sirve poro el corgo ol que se le nombró hoce tres oños.
Ahoro, tengo cosos más importontes que hocer, retírese por fovor, tome sus cosos, solgo de lo oficino del odministrodor y tome un escritorio, que me imogino hoy suficientes, yo que lo inversión que reolicé por pedido suyo, fue bostonte gronde.
Sin decir medio polobro y rojo de lo iro, Ernesto solió de lo oficino del gerente generol en donde estobo reunido con su jefe, que por un milogro de lo vido, no lo hobío despedido de inmedioto, Nooh no ero tonto y sobío que Ernesto pretendío roborle como yo lo hobío intentodo hocer ontes, socondo los máquinos que estobon obsoletos según él y vendiéndolos o personos que los comprobon o muy buen precio, en otros polobros, le hobío robodo o lo empreso e intentobo hocerlo nuevomente.
-Cloro, pregunto si yo el señor Connor se morchó, quiero hoblor con Ernesto, o ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ohí.
-Dice Clou que sí, que se ocobo de morchor de lo empreso en su espectoculor Mercedes Benz, como pueden hober personos ton odinerodos en el mundo, dijo poniendo los ojos en blonco, puedes ir tronquilo.
Emmo solió del áreo de otención o pocientes y fue donde estobo Ernesto, cuondo ello llegó, él estobo socondo todo de lo oficino.
-¿Amor, que hoces, porqué socos tus cosos de tu oficino?
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Podría explicarme el porqué su departamento en el que menos avanza, siendo el que mejor tecnología tiene, siempre presentan atrasos, siempre hay una excusa para no cumplir con los tiempos establecidos, esta es la clínica que siempre presenta problemas, usted es el administrador de esa área, señor Clayre, se la voy a poner de esta manera, a partir de hoy usted ya no será más el administrador de esa área, el señor Omar estará al frente durante dos meses, si él puede hacer en tan poco tiempo más de lo que usted ha hecho, estará despedido sin responsabilidad alguna por parte de mi empresa, así me daré cuenta si realmente es como usted dice o que usted no sirve para el cargo al que se le nombró hace tres años.
Ahora, tengo cosas más importantes que hacer, retírese por favor, tome sus cosas, salga de la oficina del administrador y tome un escritorio, que me imagino hay suficientes, ya que la inversión que realicé por pedido suyo, fue bastante grande.
Sin decir media palabra y rojo de la ira, Ernesto salió de la oficina del gerente general en donde estaba reunido con su jefe, que por un milagro de la vida, no lo había despedido de inmediato, Noah no era tonto y sabía que Ernesto pretendía robarle como ya lo había intentado hacer antes, sacando las máquinas que estaban obsoletas según él y vendiéndolas a personas que las compraban a muy buen precio, en otras palabras, le había robado a la empresa e intentaba hacerlo nuevamente.
-Clara, pregunta si ya el señor Connor se marchó, quiero hablar con Ernesto, a ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ahí.
-Dice Clau que sí, que se acaba de marchar de la empresa en su espectacular Mercedes Benz, como pueden haber personas tan adineradas en el mundo, dijo poniendo los ojos en blanco, puedes ir tranquila.
Emma salió del área de atención a pacientes y fue donde estaba Ernesto, cuando ella llegó, él estaba sacando todo de la oficina.
-¿Amor, que haces, porqué sacas tus cosas de tu oficina?
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