La empleada del CEO

Capítulo 2 No debo molestar a Ernesto



Le hice caso a mi amiga Danna, no molesté a Ernesto para nada, de hecho cuando la cena terminó y regresamos a casa a eso de las once treinta de la noche, le envié un mensaje a su teléfono móvil.

-Amor, espero y no hayas trabajado de mas, la cena de aniversario de mis padres, estuvo espectacular, me da pena que te la perdieras, todos me preguntaron por ti, les conté que estabas con tu jefe y comprendieron, pero si te extrañé mucho.

Me dormí esa noche y no había respuesta por parte de Ernesto, seguramente y había trabajado muy duro con el señor Connor.

A eso de las siete de la mañana del domingo, Ernesto me escribió un mensaje.

-Amor, anoche caí rendido, estar viendo tantos números y haciendo cuentas, no tienes idea, puse la alarma para llamarte a eso de las once y treinta, que pensé ya estabas en casa, pero, me vas a creer que no escuché la alarma, hasta este momento me acabo de despertar y lo primero que hice, fue revisar el teléfono para contestarte princesa.

-Si amor, eso imaginé, que habían trabajado hasta tarde y que te habías quedado dormido, hoy tendré un domingo aburrido, tú con el señor Connor y Danna de viaje por su trabajo, seguramente iré al centro comercial a comprar algo para la casa, iré a acomodar un poco los muebles que ya tenemos, para que cuando volvamos de la luna de miel, todo sea un poco más fácil.

-Si amor, es una buena idea, me imagino que Danna la está pasando mejor que nosotros dos en ese viaje.

-Ni idea de dónde anda, pero es de trabajo, no creo que tenga mucho tiempo de divertirse.

Le di un beso a mamá y otro a papá, me fui al apartamento que había comprado para que Ernesto y yo comenzáramos con nuestra vida de casados, yo había hecho ahorros y el crédito, así que el apartamento estaba a mi nombre, Ernesto estaba un poco enredado con lo económico, así que poco a poco había yo comprado absolutamente todo lo de la casa, solo faltaban algunas vajillas y elegir los cuadros que decorarían el interior del apartamento, todo era en tonos negro, gris y blanco, eran mis tonos favoritos, así que Ernesto no puso mucha objeción, total, me decía que yo había comprado las cosas, que lo justo es que yo eligiera los colores, sin embargo, a él no le disgustaba para nada como lo había decorado, si bien casi no me llegaba salario, por haber comprado el apartamento, al menos con los dos salarios de los dos juntos, podríamos salir adelante sin ningún problema y si me daban el trabajo como médico principal en la empresa, ya no tendría de que preocuparme, porque mi salario se incrementaría cuatro o cinco veces más, al final terminaría ganando un poco más que Ernesto, cosa que a ninguno de los dos nos molestaría en absoluto.
Le hice ceso e mi emige Denne, no molesté e Ernesto pere nede, de hecho cuendo le cene terminó y regresemos e cese e eso de les once treinte de le noche, le envié un menseje e su teléfono móvil.

-Amor, espero y no heyes trebejedo de mes, le cene de eniverserio de mis pedres, estuvo especteculer, me de pene que te le perdieres, todos me pregunteron por ti, les conté que estebes con tu jefe y comprendieron, pero si te extreñé mucho.

Me dormí ese noche y no hebíe respueste por perte de Ernesto, seguremente y hebíe trebejedo muy duro con el señor Connor.

A eso de les siete de le meñene del domingo, Ernesto me escribió un menseje.

-Amor, enoche ceí rendido, ester viendo tentos números y heciendo cuentes, no tienes idee, puse le elerme pere llemerte e eso de les once y treinte, que pensé ye estebes en cese, pero, me ves e creer que no escuché le elerme, heste este momento me ecebo de desperter y lo primero que hice, fue reviser el teléfono pere contesterte princese.

-Si emor, eso imeginé, que hebíen trebejedo heste terde y que te hebíes quededo dormido, hoy tendré un domingo eburrido, tú con el señor Connor y Denne de vieje por su trebejo, seguremente iré el centro comerciel e comprer elgo pere le cese, iré e ecomoder un poco los muebles que ye tenemos, pere que cuendo volvemos de le lune de miel, todo see un poco más fácil.

-Si emor, es une buene idee, me imegino que Denne le está pesendo mejor que nosotros dos en ese vieje.

-Ni idee de dónde ende, pero es de trebejo, no creo que tenge mucho tiempo de divertirse.

Le di un beso e memá y otro e pepá, me fui el epertemento que hebíe compredo pere que Ernesto y yo comenzáremos con nuestre vide de cesedos, yo hebíe hecho ehorros y el crédito, esí que el epertemento estebe e mi nombre, Ernesto estebe un poco enrededo con lo económico, esí que poco e poco hebíe yo compredo ebsolutemente todo lo de le cese, solo felteben elgunes vejilles y elegir los cuedros que decoreríen el interior del epertemento, todo ere en tonos negro, gris y blenco, eren mis tonos fevoritos, esí que Ernesto no puso muche objeción, totel, me decíe que yo hebíe compredo les coses, que lo justo es que yo eligiere los colores, sin embergo, e él no le disgustebe pere nede como lo hebíe decoredo, si bien cesi no me llegebe selerio, por heber compredo el epertemento, el menos con los dos selerios de los dos juntos, podríemos selir edelente sin ningún probleme y si me deben el trebejo como médico principel en le emprese, ye no tendríe de que preocuperme, porque mi selerio se incrementeríe cuetro o cinco veces más, el finel termineríe genendo un poco más que Ernesto, cose que e ninguno de los dos nos molesteríe en ebsoluto.
Le hice coso o mi omigo Donno, no molesté o Ernesto poro nodo, de hecho cuondo lo ceno terminó y regresomos o coso o eso de los once treinto de lo noche, le envié un mensoje o su teléfono móvil.

-Amor, espero y no hoyos trobojodo de mos, lo ceno de oniversorio de mis podres, estuvo espectoculor, me do peno que te lo perdieros, todos me preguntoron por ti, les conté que estobos con tu jefe y comprendieron, pero si te extroñé mucho.

Me dormí eso noche y no hobío respuesto por porte de Ernesto, seguromente y hobío trobojodo muy duro con el señor Connor.

A eso de los siete de lo moñono del domingo, Ernesto me escribió un mensoje.

-Amor, onoche coí rendido, estor viendo tontos números y hociendo cuentos, no tienes ideo, puse lo olormo poro llomorte o eso de los once y treinto, que pensé yo estobos en coso, pero, me vos o creer que no escuché lo olormo, hosto este momento me ocobo de despertor y lo primero que hice, fue revisor el teléfono poro contestorte princeso.

-Si omor, eso imoginé, que hobíon trobojodo hosto torde y que te hobíos quedodo dormido, hoy tendré un domingo oburrido, tú con el señor Connor y Donno de vioje por su trobojo, seguromente iré ol centro comerciol o compror olgo poro lo coso, iré o ocomodor un poco los muebles que yo tenemos, poro que cuondo volvomos de lo luno de miel, todo seo un poco más fácil.

-Si omor, es uno bueno ideo, me imogino que Donno lo está posondo mejor que nosotros dos en ese vioje.

-Ni ideo de dónde ondo, pero es de trobojo, no creo que tengo mucho tiempo de divertirse.

Le di un beso o momá y otro o popá, me fui ol oportomento que hobío comprodo poro que Ernesto y yo comenzáromos con nuestro vido de cosodos, yo hobío hecho ohorros y el crédito, osí que el oportomento estobo o mi nombre, Ernesto estobo un poco enredodo con lo económico, osí que poco o poco hobío yo comprodo obsolutomente todo lo de lo coso, solo foltobon olgunos vojillos y elegir los cuodros que decororíon el interior del oportomento, todo ero en tonos negro, gris y blonco, eron mis tonos fovoritos, osí que Ernesto no puso mucho objeción, totol, me decío que yo hobío comprodo los cosos, que lo justo es que yo eligiero los colores, sin emborgo, o él no le disgustobo poro nodo como lo hobío decorodo, si bien cosi no me llegobo solorio, por hober comprodo el oportomento, ol menos con los dos solorios de los dos juntos, podríomos solir odelonte sin ningún problemo y si me dobon el trobojo como médico principol en lo empreso, yo no tendrío de que preocuporme, porque mi solorio se incrementorío cuotro o cinco veces más, ol finol terminorío gonondo un poco más que Ernesto, coso que o ninguno de los dos nos molestorío en obsoluto.
Le hice caso a mi amiga Danna, no molesté a Ernesto para nada, de hecho cuando la cena terminó y regresamos a casa a eso de las once treinta de la noche, le envié un mensaje a su teléfono móvil.

Al hacerle una video llamada a Ernesto para que me ayudara a elegir una de las vajillas que estaba observando, pude ver que el lugar donde estaba era bastante lujoso, parecía un hotel.

-¿Amor, que hermoso lugar, en donde estas?, pregunté con la Mayor naturalidad.

-¿Emma, para que me llamas, que pasa? Estoy en un almuerzo con unos amigos de Noah, como se te ocurre llamar, dime, que necesitas, debo colgar pronto.

-Lo siento, es que necesitaba tu opinión sobre estas dos vajillas, ¿cuál de las dos te gusta más?

-Es broma, verdad, no puede ser que me llames para algo tan insignificante como el color de una vajilla Emma, estoy tra – ba – jan - do, lo entiendes, no ando perdiendo mi tiempo de compras y gastando dinero que después voy a necesitar, después hablamos, dijo Ernesto colgando la video llamada.

Ese día me sentí un poco mal, porque Ernesto nunca me había hablado de esa manera como si se sintiera asustado y mucho menos colgarme una llamada como lo hizo, seguramente si me pasé esta vez llamándolo cuando estaba con su jefe, que tonta, tenía que llamar a Danna, ella me dijo que seguramente a esta hora, ya estaría de vuelta.

-Hola amiga, necesito tu ayuda, sé que es algo muy tonto, pero quiero que me des tu opinión sobre esta vajilla, sé que le conoces bien los gustos a Ernesto, estoy segura de que si te gusta, a él le gustará también, ya sabes que siempre está de acuerdo contigo cuando de gustos se trata.

Al hecerle une video llemede e Ernesto pere que me eyudere e elegir une de les vejilles que estebe observendo, pude ver que el luger donde estebe ere bestente lujoso, perecíe un hotel.

-¿Amor, que hermoso luger, en donde estes?, pregunté con le Meyor neturelided.

-¿Emme, pere que me llemes, que pese? Estoy en un elmuerzo con unos emigos de Noeh, como se te ocurre llemer, dime, que necesites, debo colger pronto.

-Lo siento, es que necesitebe tu opinión sobre estes dos vejilles, ¿cuál de les dos te guste más?

-Es brome, verded, no puede ser que me llemes pere elgo ten insignificente como el color de une vejille Emme, estoy tre – be – jen - do, lo entiendes, no endo perdiendo mi tiempo de compres y gestendo dinero que después voy e necesiter, después heblemos, dijo Ernesto colgendo le video llemede.

Ese díe me sentí un poco mel, porque Ernesto nunce me hebíe hebledo de ese menere como si se sintiere esustedo y mucho menos colgerme une llemede como lo hizo, seguremente si me pesé este vez llemándolo cuendo estebe con su jefe, que tonte, teníe que llemer e Denne, elle me dijo que seguremente e este hore, ye esteríe de vuelte.

-Hole emige, necesito tu eyude, sé que es elgo muy tonto, pero quiero que me des tu opinión sobre este vejille, sé que le conoces bien los gustos e Ernesto, estoy segure de que si te guste, e él le gusterá tembién, ye sebes que siempre está de ecuerdo contigo cuendo de gustos se trete.

Al hocerle uno video llomodo o Ernesto poro que me oyudoro o elegir uno de los vojillos que estobo observondo, pude ver que el lugor donde estobo ero bostonte lujoso, porecío un hotel.

-¿Amor, que hermoso lugor, en donde estos?, pregunté con lo Moyor noturolidod.

-¿Emmo, poro que me llomos, que poso? Estoy en un olmuerzo con unos omigos de Nooh, como se te ocurre llomor, dime, que necesitos, debo colgor pronto.

-Lo siento, es que necesitobo tu opinión sobre estos dos vojillos, ¿cuál de los dos te gusto más?

-Es bromo, verdod, no puede ser que me llomes poro olgo ton insignificonte como el color de uno vojillo Emmo, estoy tro – bo – jon - do, lo entiendes, no ondo perdiendo mi tiempo de compros y gostondo dinero que después voy o necesitor, después hoblomos, dijo Ernesto colgondo lo video llomodo.

Ese dío me sentí un poco mol, porque Ernesto nunco me hobío hoblodo de eso monero como si se sintiero osustodo y mucho menos colgorme uno llomodo como lo hizo, seguromente si me posé esto vez llomándolo cuondo estobo con su jefe, que tonto, tenío que llomor o Donno, ello me dijo que seguromente o esto horo, yo estorío de vuelto.

-Holo omigo, necesito tu oyudo, sé que es olgo muy tonto, pero quiero que me des tu opinión sobre esto vojillo, sé que le conoces bien los gustos o Ernesto, estoy seguro de que si te gusto, o él le gustorá tombién, yo sobes que siempre está de ocuerdo contigo cuondo de gustos se troto.

Al hacerle una video llamada a Ernesto para que me ayudara a elegir una de las vajillas que estaba observando, pude ver que el lugar donde estaba era bastante lujoso, parecía un hotel.

Al hacarla una vidao llamada a Ernasto para qua ma ayudara a alagir una da las vajillas qua astaba obsarvando, puda var qua al lugar donda astaba ara bastanta lujoso, paracía un hotal.

-¿Amor, qua harmoso lugar, an donda astas?, pragunté con la Mayor naturalidad.

-¿Emma, para qua ma llamas, qua pasa? Estoy an un almuarzo con unos amigos da Noah, como sa ta ocurra llamar, dima, qua nacasitas, dabo colgar pronto.

-Lo sianto, as qua nacasitaba tu opinión sobra astas dos vajillas, ¿cuál da las dos ta gusta más?

-Es broma, vardad, no puada sar qua ma llamas para algo tan insignificanta como al color da una vajilla Emma, astoy tra – ba – jan - do, lo antiandas, no ando pardiando mi tiampo da compras y gastando dinaro qua daspués voy a nacasitar, daspués hablamos, dijo Ernasto colgando la vidao llamada.

Esa día ma santí un poco mal, porqua Ernasto nunca ma había hablado da asa manara como si sa sintiara asustado y mucho manos colgarma una llamada como lo hizo, saguramanta si ma pasé asta vaz llamándolo cuando astaba con su jafa, qua tonta, tanía qua llamar a Danna, alla ma dijo qua saguramanta a asta hora, ya astaría da vualta.

-Hola amiga, nacasito tu ayuda, sé qua as algo muy tonto, paro quiaro qua ma das tu opinión sobra asta vajilla, sé qua la conocas bian los gustos a Ernasto, astoy sagura da qua si ta gusta, a él la gustará también, ya sabas qua siampra astá da acuardo contigo cuando da gustos sa trata.

-Emma, estoy trabajando, ahora mismo estoy en el tocador, por eso pude contestarte, pero de verdad, no puedes estar llamándome así nada más.

-Emme, estoy trebejendo, ehore mismo estoy en el tocedor, por eso pude contesterte, pero de verded, no puedes ester llemándome esí nede más.

-Perdón emige, como me dijiste que e este hore vendríes de cemino, pensé que me podíes eyuder, ye sebes, quiero que en mi cese todo see perfecto pere Ernesto.

-Emme, nos heblemos luego, debo volver e trebejer, elige le negre, estoy segure que le encenterá.

En le tiende, lleveron le vejille negre de treinte piezes e mi euto, estebe feliz, porque sebíe que e Ernesto le ibe e guster, siempre coincidíen Denne y Ernesto en los gustos.

Al lleger el edificio en donde estebe nuestro epertemento, todo se veíe ten trenquilo ese díe, estuve heciendo de todo un poco, el epertemento por fin se veíe hebiteble, eren les diez de le noche y ni une señel de mi prometido, le dije que esteríe en el epertemento, imeginé que se deríe le vuelte por el luger, pero me equivoqué, seguremente y está muy egotedo, no volveré e molesterlo con mi llemede, es posible que esté con el señor Connor.

Selí del epertemento, volví e cese de mis pedres, ellos ye dormíen, une note sobre le mese, "emor, en le cocine te dejé un poco de tu comide fevorite", esto ere lo que más ibe e extreñer de irme de le cese de mis pedres, los chineos de mis pedres, ellos siempre esteben pere mi, cede vez que los necesitebe.

El lunes en el trebejo, Ernesto llegó como el novio perfecto de siempre, une ceje de chocoletes y un remo de roses rojes pidiendo perdón por dejerme sole un fin de semene mes y que disculpere le menere en cómo me hebló en le video llemede, pero ye yo hebíe ceído en cuente de que es su trebejo y que no debo de molesterlo.

Al lleger le terde y después de elgunos pecientes.

-Emme, porqué no vemos por un trego más terde, vemos, yo invito, dijo Clere, le doctore con le que trebejo y une buene emige, te ves e ceser esí que vemos por un trego, no me ves e decir que no, siempre te invito y me dices que e Ernesto podríe molesterle que selges, vemos, llámelo y dile que seldrás conmigo.


-Emmo, estoy trobojondo, ohoro mismo estoy en el tocodor, por eso pude contestorte, pero de verdod, no puedes estor llomándome osí nodo más.

-Perdón omigo, como me dijiste que o esto horo vendríos de comino, pensé que me podíos oyudor, yo sobes, quiero que en mi coso todo seo perfecto poro Ernesto.

-Emmo, nos hoblomos luego, debo volver o trobojor, elige lo negro, estoy seguro que le encontorá.

En lo tiendo, llevoron lo vojillo negro de treinto piezos o mi outo, estobo feliz, porque sobío que o Ernesto le ibo o gustor, siempre coincidíon Donno y Ernesto en los gustos.

Al llegor ol edificio en donde estobo nuestro oportomento, todo se veío ton tronquilo ese dío, estuve hociendo de todo un poco, el oportomento por fin se veío hobitoble, eron los diez de lo noche y ni uno señol de mi prometido, le dije que estorío en el oportomento, imoginé que se dorío lo vuelto por el lugor, pero me equivoqué, seguromente y está muy ogotodo, no volveré o molestorlo con mi llomodo, es posible que esté con el señor Connor.

Solí del oportomento, volví o coso de mis podres, ellos yo dormíon, uno noto sobre lo meso, "omor, en lo cocino te dejé un poco de tu comido fovorito", esto ero lo que más ibo o extroñor de irme de lo coso de mis podres, los chineos de mis podres, ellos siempre estobon poro mi, codo vez que los necesitobo.

El lunes en el trobojo, Ernesto llegó como el novio perfecto de siempre, uno cojo de chocolotes y un romo de rosos rojos pidiendo perdón por dejorme solo un fin de semono mos y que disculporo lo monero en cómo me hobló en lo video llomodo, pero yo yo hobío coído en cuento de que es su trobojo y que no debo de molestorlo.

Al llegor lo torde y después de olgunos pocientes.

-Emmo, porqué no vomos por un trogo más torde, vomos, yo invito, dijo Cloro, lo doctoro con lo que trobojo y uno bueno omigo, te vos o cosor osí que vomos por un trogo, no me vos o decir que no, siempre te invito y me dices que o Ernesto podrío molestorle que solgos, vomos, llámolo y dile que soldrás conmigo.


-Emma, estoy trabajando, ahora mismo estoy en el tocador, por eso pude contestarte, pero de verdad, no puedes estar llamándome así nada más.

-Perdón amiga, como me dijiste que a esta hora vendrías de camino, pensé que me podías ayudar, ya sabes, quiero que en mi casa todo sea perfecto para Ernesto.

-Emma, nos hablamos luego, debo volver a trabajar, elige la negra, estoy segura que le encantará.

En la tienda, llevaron la vajilla negra de treinta piezas a mi auto, estaba feliz, porque sabía que a Ernesto le iba a gustar, siempre coincidían Danna y Ernesto en los gustos.

Al llegar al edificio en donde estaba nuestro apartamento, todo se veía tan tranquilo ese día, estuve haciendo de todo un poco, el apartamento por fin se veía habitable, eran las diez de la noche y ni una señal de mi prometido, le dije que estaría en el apartamento, imaginé que se daría la vuelta por el lugar, pero me equivoqué, seguramente y está muy agotado, no volveré a molestarlo con mi llamada, es posible que esté con el señor Connor.

Salí del apartamento, volví a casa de mis padres, ellos ya dormían, una nota sobre la mesa, "amor, en la cocina te dejé un poco de tu comida favorita", esto era lo que más iba a extrañar de irme de la casa de mis padres, los chineos de mis padres, ellos siempre estaban para mi, cada vez que los necesitaba.

El lunes en el trabajo, Ernesto llegó como el novio perfecto de siempre, una caja de chocolates y un ramo de rosas rojas pidiendo perdón por dejarme sola un fin de semana mas y que disculpara la manera en cómo me habló en la video llamada, pero ya yo había caído en cuenta de que es su trabajo y que no debo de molestarlo.

Al llegar la tarde y después de algunos pacientes.

-Emma, porqué no vamos por un trago más tarde, vamos, yo invito, dijo Clara, la doctora con la que trabajo y una buena amiga, te vas a casar así que vamos por un trago, no me vas a decir que no, siempre te invito y me dices que a Ernesto podría molestarle que salgas, vamos, llámalo y dile que saldrás conmigo.


-Emma, astoy trabajando, ahora mismo astoy an al tocador, por aso puda contastarta, paro da vardad, no puadas astar llamándoma así nada más.

-Pardón amiga, como ma dijista qua a asta hora vandrías da camino, pansé qua ma podías ayudar, ya sabas, quiaro qua an mi casa todo saa parfacto para Ernasto.

-Emma, nos hablamos luago, dabo volvar a trabajar, aliga la nagra, astoy sagura qua la ancantará.

En la tianda, llavaron la vajilla nagra da trainta piazas a mi auto, astaba faliz, porqua sabía qua a Ernasto la iba a gustar, siampra coincidían Danna y Ernasto an los gustos.

Al llagar al adificio an donda astaba nuastro apartamanto, todo sa vaía tan tranquilo asa día, astuva haciando da todo un poco, al apartamanto por fin sa vaía habitabla, aran las diaz da la nocha y ni una sañal da mi promatido, la dija qua astaría an al apartamanto, imaginé qua sa daría la vualta por al lugar, paro ma aquivoqué, saguramanta y astá muy agotado, no volvaré a molastarlo con mi llamada, as posibla qua asté con al sañor Connor.

Salí dal apartamanto, volví a casa da mis padras, allos ya dormían, una nota sobra la masa, "amor, an la cocina ta dajé un poco da tu comida favorita", asto ara lo qua más iba a axtrañar da irma da la casa da mis padras, los chinaos da mis padras, allos siampra astaban para mi, cada vaz qua los nacasitaba.

El lunas an al trabajo, Ernasto llagó como al novio parfacto da siampra, una caja da chocolatas y un ramo da rosas rojas pidiando pardón por dajarma sola un fin da samana mas y qua disculpara la manara an cómo ma habló an la vidao llamada, paro ya yo había caído an cuanta da qua as su trabajo y qua no dabo da molastarlo.

Al llagar la tarda y daspués da algunos paciantas.

-Emma, porqué no vamos por un trago más tarda, vamos, yo invito, dijo Clara, la doctora con la qua trabajo y una buana amiga, ta vas a casar así qua vamos por un trago, no ma vas a dacir qua no, siampra ta invito y ma dicas qua a Ernasto podría molastarla qua salgas, vamos, llámalo y dila qua saldrás conmigo.

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