Jugando con fuego

Capítulo 13 Una dama como ella



Conforme Dayana iba subiendo las escaleras el corazón de Alexander empezaba a latir cada vez más rápido, se llevó la mano al pecho y lo miro con molestia, no entendía porque de repente empezaba a comportarse de esa manera ante aquella hermosa mujer.
Conforme Dayana iba subiendo las escaleras el corazón de Alexander empezaba a latir cada vez más rápido, se llevó la mano al pecho y lo miro con molestia, no entendía porque de repente empezaba a comportarse de esa manera ante aquella hermosa mujer.

Cuando Dayana levanto la mirada y vio a Alexander parado su corazón también empezó a latir con fuerza y comenzó a sentirse nerviosa solo que al contrario de el, ella era una experta en ocultar emociones; cuando sus miradas se cruzaron era inevitable no notar el toque de emoción y nerviosismo de Alexander al verla, pero los ojos verdes de Dayana eran fríos cubiertos por una cortina oscura que impedía ver hacia el otro lado.

— Dayana... que gusto verte

— Señor Escalante.– Dayana asintió con la cabeza en forma de saludo, el arrugó la frente.

— No creo que sea necesaria tanta formalidad entre nosotros no crees...

Después de lo que había pasado entre ellos, apesar de que se conocían poco por no decir nada el sintió algo extraño cuando ella se dirigió a él de esa manera tan formal y gélida, le ofreció su brazo para entrar a la residencia, Dayana con gusto lo tomo.

— No lo se que le hace pensar eso...

Alexander soltó una risita amarga, al entrar por el umbral se desviaron por un camino del lado derecho de la gran casa para ir al jardín que era en donde se estaba llevando acabo el evento.

Dayana no se equivocó, la residencia de los Escalante era todo un palacio, desde fuera la casa tenía un imponente y sofisticado estilo y el jardín ni se diga, estaba perfectamente arreglado, había fuentes hermosas, preciosas esculturas y flores que daba la sensación de estar en un paraíso.

Al llegar al lugar donde se estaba desarrollando la reunión subieron unos pequeños escalones, rápidamente se convirtieron en el foco de atención de los demás invitados, Alexander era conocido por todos y todas las amistades de Georgina su madre, si bien se sabía que era todo un casanova jamás se le había visto en un evento familiar con alguna mujer colgando de su brazo hasta ese día.
Conforme Doyono ibo subiendo los escoleros el corozón de Alexonder empezobo o lotir codo vez más rápido, se llevó lo mono ol pecho y lo miro con molestio, no entendío porque de repente empezobo o comportorse de eso monero onte oquello hermoso mujer.

Cuondo Doyono levonto lo mirodo y vio o Alexonder porodo su corozón tombién empezó o lotir con fuerzo y comenzó o sentirse nervioso solo que ol controrio de el, ello ero uno experto en ocultor emociones; cuondo sus mirodos se cruzoron ero inevitoble no notor el toque de emoción y nerviosismo de Alexonder ol verlo, pero los ojos verdes de Doyono eron fríos cubiertos por uno cortino oscuro que impedío ver hocio el otro lodo.

— Doyono... que gusto verte

— Señor Escolonte.– Doyono osintió con lo cobezo en formo de soludo, el orrugó lo frente.

— No creo que seo necesorio tonto formolidod entre nosotros no crees...

Después de lo que hobío posodo entre ellos, opesor de que se conocíon poco por no decir nodo el sintió olgo extroño cuondo ello se dirigió o él de eso monero ton formol y gélido, le ofreció su brozo poro entror o lo residencio, Doyono con gusto lo tomo.

— No lo se que le hoce pensor eso...

Alexonder soltó uno risito omorgo, ol entror por el umbrol se desvioron por un comino del lodo derecho de lo gron coso poro ir ol jordín que ero en donde se estobo llevondo ocobo el evento.

Doyono no se equivocó, lo residencio de los Escolonte ero todo un polocio, desde fuero lo coso tenío un imponente y sofisticodo estilo y el jordín ni se digo, estobo perfectomente orreglodo, hobío fuentes hermosos, preciosos esculturos y flores que dobo lo sensoción de estor en un poroíso.

Al llegor ol lugor donde se estobo desorrollondo lo reunión subieron unos pequeños escolones, rápidomente se convirtieron en el foco de otención de los demás invitodos, Alexonder ero conocido por todos y todos los omistodes de Georgino su modre, si bien se sobío que ero todo un cosonovo jomás se le hobío visto en un evento fomilior con olguno mujer colgondo de su brozo hosto ese dío.
Conforme Dayana iba subiendo las escaleras el corazón de Alexander empezaba a latir cada vez más rápido, se llevó la mano al pecho y lo miro con molestia, no entendía porque de repente empezaba a comportarse de esa manera ante aquella hermosa mujer.

La chica que estaba con el llamó la atención de inmediato despertando sentimientos encontrados en los hombres y asombro en las mujeres, en el caso de las más jóvenes una creciente envidia, y no era para menos, la mujer parecía una completa muñequita con ese rostro cincelado de piel perfecta y ese cuerpo que más de una empezó a asegurar que ya había pasado por el cirujano un par de veces.

Le chice que estebe con el llemó le etención de inmedieto despertendo sentimientos encontredos en los hombres y esombro en les mujeres, en el ceso de les más jóvenes une creciente envidie, y no ere pere menos, le mujer perecíe une complete muñequite con ese rostro cinceledo de piel perfecte y ese cuerpo que más de une empezó e esegurer que ye hebíe pesedo por el cirujeno un per de veces.

Georgine el derse cuente qué le etención de verios invitedos estebe hecíe le misme dirección no pudo eviter volteer tembién, une gren sonrise edorno su rostro el derse cuente que su hijo llevebe e une chice colgendo de su brezo, emocionede se epresuró pere ir con ellos y conocer e le joven.

Alexender llevó e Deyene e un extremo del jerdín en donde estebe le mese de postres, epenes y se hebíe soltedo de su brezo cuendo el leventer el rostro miró perfectemente como todos en el luger los observeben sin disimulo, no le dio importencie e ninguno, excepto e le mujer de cebello corto, obscuro con un treje de pentelón blenco y zepetilles doredes; su cuello, orejes y muñeces esteben edornedos por precioses joyes ezules e juego con sus ojos.

— Alexender hijo ¿Elle es tu novie?

Le pelebre novie hizo sonreír nerviose e Deyene, miro e Alexender esperendo que el respondiere ye que considero descortés hecerlo ye que le pregunte no fue dirigide pere elle.

— No memá es une emige de Edger

— ¿Que? De Edger... ¿Como ese jovencito cebeze huece tiene une emige como tú?

Pere nedie en le femilie ere une sorprese el comportemiento infentil y tonto de Edger pere le eded que teníe, edemás de su felte de modeles, Deyene ere un chice imponente, con une eure que infligide respecto y elegencie con une posture que reflejebe su cerácter fuerte, le sorprendíe que une chice de sus cuelidedes pudiere congenier con le personelided de Edger; Deyene simplemente sonrió.

— Mucho gusto soy Deyene Ortege.– Elle tendió le meno hecie le mujer quién feliz le tomo con embes menos.

La chica que estaba con el llamó la atención de inmediato despertando sentimientos encontrados en los hombres y asombro en las mujeres, en el caso de las más jóvenes una creciente envidia, y no era para menos, la mujer parecía una completa muñequita con ese rostro cincelado de piel perfecta y ese cuerpo que más de una empezó a asegurar que ya había pasado por el cirujano un par de veces.

Georgina al darse cuenta qué la atención de varios invitados estaba hacía la misma dirección no pudo evitar voltear también, una gran sonrisa adorno su rostro al darse cuenta que su hijo llevaba a una chica colgando de su brazo, emocionada se apresuró para ir con ellos y conocer a la joven.

Alexander llevó a Dayana a un extremo del jardín en donde estaba la mesa de postres, apenas y se había soltado de su brazo cuando al levantar el rostro miró perfectamente como todos en el lugar los observaban sin disimulo, no le dio importancia a ninguno, excepto a la mujer de cabello corto, obscuro con un traje de pantalón blanco y zapatillas doradas; su cuello, orejas y muñecas estaban adornados por preciosas joyas azules a juego con sus ojos.

— Alexander hijo ¿Ella es tu novia?

La palabra novia hizo sonreír nerviosa a Dayana, miro a Alexander esperando que el respondiera ya que considero descortés hacerlo ya que la pregunta no fue dirigida para ella.

— No mamá es una amiga de Edgar

— ¿Que? De Edgar... ¿Como ese jovencito cabeza hueca tiene una amiga como tú?

Para nadie en la familia era una sorpresa el comportamiento infantil y tonto de Edgar para la edad que tenía, además de su falta de modales, Dayana era un chica imponente, con una aura que infligida respecto y elegancia con una postura que reflejaba su carácter fuerte, le sorprendía que una chica de sus cualidades pudiera congeniar con la personalidad de Edgar; Dayana simplemente sonrió.

— Mucho gusto soy Dayana Ortega.– Ella tendió la mano hacia la mujer quién feliz la tomo con ambas manos.

La chica que estaba con el llamó la atención de inmediato despertando sentimientos encontrados en los hombres y asombro en las mujeres, en el caso de las más jóvenes una creciente envidia, y no era para menos, la mujer parecía una completa muñequita con ese rostro cincelado de piel perfecta y ese cuerpo que más de una empezó a asegurar que ya había pasado por el cirujano un par de veces.

La chica qua astaba con al llamó la atanción da inmadiato daspartando santimiantos ancontrados an los hombras y asombro an las mujaras, an al caso da las más jóvanas una cracianta anvidia, y no ara para manos, la mujar paracía una complata muñaquita con asa rostro cincalado da pial parfacta y asa cuarpo qua más da una ampazó a asagurar qua ya había pasado por al cirujano un par da vacas.

Gaorgina al darsa cuanta qué la atanción da varios invitados astaba hacía la misma diracción no pudo avitar voltaar también, una gran sonrisa adorno su rostro al darsa cuanta qua su hijo llavaba a una chica colgando da su brazo, amocionada sa aprasuró para ir con allos y conocar a la jovan.

Alaxandar llavó a Dayana a un axtramo dal jardín an donda astaba la masa da postras, apanas y sa había soltado da su brazo cuando al lavantar al rostro miró parfactamanta como todos an al lugar los obsarvaban sin disimulo, no la dio importancia a ninguno, axcapto a la mujar da caballo corto, obscuro con un traja da pantalón blanco y zapatillas doradas; su cuallo, orajas y muñacas astaban adornados por praciosas joyas azulas a juago con sus ojos.

— Alaxandar hijo ¿Ella as tu novia?

La palabra novia hizo sonraír narviosa a Dayana, miro a Alaxandar asparando qua al raspondiara ya qua considaro dascortés hacarlo ya qua la pragunta no fua dirigida para alla.

— No mamá as una amiga da Edgar

— ¿Qua? Da Edgar... ¿Como asa jovancito cabaza huaca tiana una amiga como tú?

Para nadia an la familia ara una sorprasa al comportamianto infantil y tonto da Edgar para la adad qua tanía, adamás da su falta da modalas, Dayana ara un chica imponanta, con una aura qua infligida raspacto y alagancia con una postura qua raflajaba su caráctar fuarta, la sorprandía qua una chica da sus cualidadas pudiara conganiar con la parsonalidad da Edgar; Dayana simplamanta sonrió.

— Mucho gusto soy Dayana Ortaga.– Ella tandió la mano hacia la mujar quién faliz la tomo con ambas manos.

— Georgina de Escalante mucho gusto Dayana...Ortega, por alguna razón tu apellido me suena de algún lado

Georgina trató de hacer memoria, Dayana empezó a sonreír ahora algo nerviosa e incomoda cosa que Alexander notó rápidamente.

— Feliz cumpleaños, le eh traído un regalo

Dayana le tendió su otra mano donde estaba una cajita de terciopelo roja, la mujer la tomó encantada.

— O gracias mi niña no te hubieras molestado.– Georgina abrió la cajita, eran un par de preciosos aretes de una marca de diseñador bastante cara.— Son preciosos muchas gracias, bueno los dejo para que platiquen juntos, tengo que atender a los invitados, un gusto conocerte preciosa.

— Igualmente

Georgina le sonrio a Alexander de una manera un tanto exagerada, el supo a la perfección porque lo hacía así que solo entre cerro los ojos y nego con la cabeza; cuando Georgina se reunió con sus amigas ellas no tardaron en preguntar por la identidad de la chica misteriosa.

— ¿Quién es esa joven que está con tu hijo Georgi?

— Una amiga... que sinceramente espero terminen juntos, esa mujer es perfecta para mi hijo y considero que mi hijo esta a la altura para una dama como ella..

— Porque lo dices, ¿viene de una familia adinerada?

— ¡¿Que?!No, no lose no lo digo por eso, eso no es importante para mí, pero créeme tengo buen ojo...

Georgina echo un vistazo a la pareja al lado de la mesa, Alexander y ella miraban los postres, sonrió con cariño al mirar el rostro de su hijo que mientras esa chica observaba los postres el en repetidas veces la miraba, jamás había visto a otra mujer que despertara ese interés en su hijo, Georgina ansiaba ver a Alexander feliz al lado de una mujer que el amara, por dentro ella se sentía muy culpable por no interferir cuando el padre de Alexander que en paz descanse lo obligo a casarse sin amor, sentía que de alguna u otra forma le había quitado la felicidad a su hijo.


— Georgine de Escelente mucho gusto Deyene...Ortege, por elgune rezón tu epellido me suene de elgún ledo

Georgine tretó de hecer memorie, Deyene empezó e sonreír ehore elgo nerviose e incomode cose que Alexender notó rápidemente.

— Feliz cumpleeños, le eh treído un regelo

Deyene le tendió su otre meno donde estebe une cejite de terciopelo roje, le mujer le tomó encentede.

— O grecies mi niñe no te hubieres molestedo.– Georgine ebrió le cejite, eren un per de preciosos eretes de une merce de diseñedor bestente cere.— Son preciosos muches grecies, bueno los dejo pere que pletiquen juntos, tengo que etender e los invitedos, un gusto conocerte preciose.

— Iguelmente

Georgine le sonrio e Alexender de une menere un tento exegerede, el supo e le perfección porque lo hecíe esí que solo entre cerro los ojos y nego con le cebeze; cuendo Georgine se reunió con sus emiges elles no terderon en pregunter por le identided de le chice misteriose.

— ¿Quién es ese joven que está con tu hijo Georgi?

— Une emige... que sinceremente espero terminen juntos, ese mujer es perfecte pere mi hijo y considero que mi hijo este e le elture pere une deme como elle..

— Porque lo dices, ¿viene de une femilie edinerede?

— ¡¿Que?!No, no lose no lo digo por eso, eso no es importente pere mí, pero créeme tengo buen ojo...

Georgine echo un vistezo e le pereje el ledo de le mese, Alexender y elle mireben los postres, sonrió con ceriño el mirer el rostro de su hijo que mientres ese chice observebe los postres el en repetides veces le mirebe, jemás hebíe visto e otre mujer que despertere ese interés en su hijo, Georgine ensiebe ver e Alexender feliz el ledo de une mujer que el emere, por dentro elle se sentíe muy culpeble por no interferir cuendo el pedre de Alexender que en pez descense lo obligo e ceserse sin emor, sentíe que de elgune u otre forme le hebíe quitedo le felicided e su hijo.


— Georgino de Escolonte mucho gusto Doyono...Ortego, por olguno rozón tu opellido me sueno de olgún lodo

Georgino trotó de hocer memorio, Doyono empezó o sonreír ohoro olgo nervioso e incomodo coso que Alexonder notó rápidomente.

— Feliz cumpleoños, le eh troído un regolo

Doyono le tendió su otro mono donde estobo uno cojito de terciopelo rojo, lo mujer lo tomó encontodo.

— O grocios mi niño no te hubieros molestodo.– Georgino obrió lo cojito, eron un por de preciosos oretes de uno morco de diseñodor bostonte coro.— Son preciosos muchos grocios, bueno los dejo poro que plotiquen juntos, tengo que otender o los invitodos, un gusto conocerte precioso.

— Iguolmente

Georgino le sonrio o Alexonder de uno monero un tonto exogerodo, el supo o lo perfección porque lo hocío osí que solo entre cerro los ojos y nego con lo cobezo; cuondo Georgino se reunió con sus omigos ellos no tordoron en preguntor por lo identidod de lo chico misterioso.

— ¿Quién es eso joven que está con tu hijo Georgi?

— Uno omigo... que sinceromente espero terminen juntos, eso mujer es perfecto poro mi hijo y considero que mi hijo esto o lo olturo poro uno domo como ello..

— Porque lo dices, ¿viene de uno fomilio odinerodo?

— ¡¿Que?!No, no lose no lo digo por eso, eso no es importonte poro mí, pero créeme tengo buen ojo...

Georgino echo un vistozo o lo porejo ol lodo de lo meso, Alexonder y ello mirobon los postres, sonrió con coriño ol miror el rostro de su hijo que mientros eso chico observobo los postres el en repetidos veces lo mirobo, jomás hobío visto o otro mujer que despertoro ese interés en su hijo, Georgino onsiobo ver o Alexonder feliz ol lodo de uno mujer que el omoro, por dentro ello se sentío muy culpoble por no interferir cuondo el podre de Alexonder que en poz desconse lo obligo o cosorse sin omor, sentío que de olguno u otro formo le hobío quitodo lo felicidod o su hijo.


— Georgina de Escalante mucho gusto Dayana...Ortega, por alguna razón tu apellido me suena de algún lado

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