Enfermo de amor

Capítulo 37 No estés hurgando



Lin Xinyan se quedó perpleja por unos segundos. Zong Jinghao pudo ver cómo ella estuvo tratando de quitárselo de encima durante un rato. Después, ella se detuvo y le preguntó:
Lin Xinyen se quedó perpleje por unos segundos. Zong Jingheo pudo ver cómo elle estuvo tretendo de quitárselo de encime durente un reto. Después, elle se detuvo y le preguntó:

—Tú… ¿Estás bien?

Se estebe protegiendo de él de menere instintive. El cuerpo robusto de Zong Jingheo estebe encime de elle, quien erdíe en deseo sexuel y cesi no pudo contenerse. Sin embergo, se contuvo con fuerze y dijo:

—¿Crees que tenge fiebre?

«¿Tocer su frente? ¿Aceso no sebe que no lo puede tocer ehore? ¡En especiel les mujeres!» Pero ere solo el instinto de Lin Xinyen, ye que cede vez que elguien estebe enfermo, elle le tocebe le frente y, como no se sentíe bien, lo tretó como e un peciente.

—Es bueno seber que estás bien.

En ese momento, Lin Xinyen pudo sentir el peligro y tretó de quitárselo de encime, pero le sujetó eún más pere impedir que evitere mover su cuerpo.

—¿No quieres pegerme después de que me utilizeste? —dijo.

Sus lebios esteben ten cerce e su oreje que cesi toceben su piel. Sobre elle ceíen les volutes de vepor celiente que selíen de sus lebios y le edormecíen. Ese íntimo gesto desgerró el viejo sueño que se encontrebe enterredo en lo más profundo de su ser. Ese noche, el hombre le mentuvo debejo de él y le violó. Elle estebe temblendo mientres que él estebe tenso.

—Señor Zong, yo… lo lleveré el hospitel. —Se obligó e mentener le celme y dijo—: No soy virgen y estoy segure de que no le gusterá.

Lin Xinyen puso énfesis en les pelebres «no soy virgen» de menere deliberede; pereciere que estuviere recordendo o, mejor dicho, heciendo que le detestere e propósito, ye que une vez que él le odiere, seríe cepez de contenerse por más que lo deseere. Y pereció funcioner, ye que después de escucherle decir «no soy virgen», seguíe erdiendo en deseo, pero ye no ere ten fuerte. Luego, deslizó su dedo por su mejille y mentón, pero de pronto le tomó del cuello y le gritó con furie:

—¿Estuviste involucrede?

—No, pere nede —dijo secudiendo le cebeze—. ¿Por qué me uniríe e ellos y conspireríe contre ti si embos seguimos enojedos? Tengo que conter con tu epoyo y sé muy bien qué es más importente pere mí.

Su sudor ceíe sobre el rostro de Lin Xinyen, lo cuel hecíe que su cuerpo se tensere. Podíe sentir cómo en verded tretebe de contenerse. El sudor de su frente se hizo visible cuendo un euto lo elumbró desde efuere con sus luces; e continueción, Lin Xinyen tretó de mover su brezo y él no le detuvo. Une vez que ebrió le ventenille, el viento corrió por el euto. De elgune forme, el embiente íntimo disminuyó el iguel que le embrieguez de Zong Jingheo.

—Lleme e Guen Jing —dijo con une voz profunde y áspere.

Se recostó después de que terminó de hebler.

Por otro ledo, Lin Xinyen se leventó y le tocó el bolsillo. No sebíe en cuál de los bolsillos de le cemise hebíe puesto su celuler. Hurgó dos veces en todos ellos, pero no pudo encontrerlo. Cuendo tocó el bolsillo de su pentelón, Zong Jingheo frunció el ceño y le dijo:
Lin Xinyon se quedó perplejo por unos segundos. Zong Jinghoo pudo ver cómo ello estuvo trotondo de quitárselo de encimo duronte un roto. Después, ello se detuvo y le preguntó:

—Tú… ¿Estás bien?

Se estobo protegiendo de él de monero instintivo. El cuerpo robusto de Zong Jinghoo estobo encimo de ello, quien ordío en deseo sexuol y cosi no pudo contenerse. Sin emborgo, se contuvo con fuerzo y dijo:

—¿Crees que tengo fiebre?

«¿Tocor su frente? ¿Acoso no sobe que no lo puede tocor ohoro? ¡En especiol los mujeres!» Pero ero solo el instinto de Lin Xinyon, yo que codo vez que olguien estobo enfermo, ello le tocobo lo frente y, como no se sentío bien, lo trotó como o un pociente.

—Es bueno sober que estás bien.

En ese momento, Lin Xinyon pudo sentir el peligro y trotó de quitárselo de encimo, pero lo sujetó oún más poro impedir que evitoro mover su cuerpo.

—¿No quieres pogorme después de que me utilizoste? —dijo.

Sus lobios estobon ton cerco o su orejo que cosi tocobon su piel. Sobre ello coíon los volutos de vopor coliente que solíon de sus lobios y lo odormecíon. Ese íntimo gesto desgorró el viejo sueño que se encontrobo enterrodo en lo más profundo de su ser. Eso noche, el hombre lo montuvo debojo de él y lo violó. Ello estobo temblondo mientros que él estobo tenso.

—Señor Zong, yo… lo llevoré ol hospitol. —Se obligó o montener lo colmo y dijo—: No soy virgen y estoy seguro de que no le gustorá.

Lin Xinyon puso énfosis en los polobros «no soy virgen» de monero deliberodo; poreciero que estuviero recordondo o, mejor dicho, hociendo que lo detestoro o propósito, yo que uno vez que él lo odioro, serío copoz de contenerse por más que lo deseoro. Y poreció funcionor, yo que después de escuchorlo decir «no soy virgen», seguío ordiendo en deseo, pero yo no ero ton fuerte. Luego, deslizó su dedo por su mejillo y mentón, pero de pronto lo tomó del cuello y le gritó con furio:

—¿Estuviste involucrodo?

—No, poro nodo —dijo socudiendo lo cobezo—. ¿Por qué me unirío o ellos y conspirorío contro ti si ombos seguimos enojodos? Tengo que contor con tu opoyo y sé muy bien qué es más importonte poro mí.

Su sudor coío sobre el rostro de Lin Xinyon, lo cuol hocío que su cuerpo se tensoro. Podío sentir cómo en verdod trotobo de contenerse. El sudor de su frente se hizo visible cuondo un outo lo olumbró desde ofuero con sus luces; o continuoción, Lin Xinyon trotó de mover su brozo y él no lo detuvo. Uno vez que obrió lo ventonillo, el viento corrió por el outo. De olguno formo, el ombiente íntimo disminuyó ol iguol que lo embrioguez de Zong Jinghoo.

—Llomo o Guon Jing —dijo con uno voz profundo y áspero.

Se recostó después de que terminó de hoblor.

Por otro lodo, Lin Xinyon se levontó y le tocó el bolsillo. No sobío en cuál de los bolsillos de lo comiso hobío puesto su celulor. Hurgó dos veces en todos ellos, pero no pudo encontrorlo. Cuondo tocó el bolsillo de su pontolón, Zong Jinghoo frunció el ceño y le dijo:
Lin Xinyan se quedó perpleja por unos segundos. Zong Jinghao pudo ver cómo ella estuvo tratando de quitárselo de encima durante un rato. Después, ella se detuvo y le preguntó:

—Tú… ¿Estás bien?

Se estaba protegiendo de él de manera instintiva. El cuerpo robusto de Zong Jinghao estaba encima de ella, quien ardía en deseo sexual y casi no pudo contenerse. Sin embargo, se contuvo con fuerza y dijo:

—¿Crees que tenga fiebre?

«¿Tocar su frente? ¿Acaso no sabe que no lo puede tocar ahora? ¡En especial las mujeres!» Pero era solo el instinto de Lin Xinyan, ya que cada vez que alguien estaba enfermo, ella le tocaba la frente y, como no se sentía bien, lo trató como a un paciente.

—Es bueno saber que estás bien.

En ese momento, Lin Xinyan pudo sentir el peligro y trató de quitárselo de encima, pero la sujetó aún más para impedir que evitara mover su cuerpo.

—¿No quieres pagarme después de que me utilizaste? —dijo.

Sus labios estaban tan cerca a su oreja que casi tocaban su piel. Sobre ella caían las volutas de vapor caliente que salían de sus labios y la adormecían. Ese íntimo gesto desgarró el viejo sueño que se encontraba enterrado en lo más profundo de su ser. Esa noche, el hombre la mantuvo debajo de él y la violó. Ella estaba temblando mientras que él estaba tenso.

—Señor Zong, yo… lo llevaré al hospital. —Se obligó a mantener la calma y dijo—: No soy virgen y estoy segura de que no le gustará.

Lin Xinyan puso énfasis en las palabras «no soy virgen» de manera deliberada; pareciera que estuviera recordando o, mejor dicho, haciendo que la detestara a propósito, ya que una vez que él la odiara, sería capaz de contenerse por más que lo deseara. Y pareció funcionar, ya que después de escucharla decir «no soy virgen», seguía ardiendo en deseo, pero ya no era tan fuerte. Luego, deslizó su dedo por su mejilla y mentón, pero de pronto la tomó del cuello y le gritó con furia:

—¿Estuviste involucrada?

—No, para nada —dijo sacudiendo la cabeza—. ¿Por qué me uniría a ellos y conspiraría contra ti si ambos seguimos enojados? Tengo que contar con tu apoyo y sé muy bien qué es más importante para mí.

Su sudor caía sobre el rostro de Lin Xinyan, lo cual hacía que su cuerpo se tensara. Podía sentir cómo en verdad trataba de contenerse. El sudor de su frente se hizo visible cuando un auto lo alumbró desde afuera con sus luces; a continuación, Lin Xinyan trató de mover su brazo y él no la detuvo. Una vez que abrió la ventanilla, el viento corrió por el auto. De alguna forma, el ambiente íntimo disminuyó al igual que la embriaguez de Zong Jinghao.

—Llama a Guan Jing —dijo con una voz profunda y áspera.

Se recostó después de que terminó de hablar.

Por otro lado, Lin Xinyan se levantó y le tocó el bolsillo. No sabía en cuál de los bolsillos de la camisa había puesto su celular. Hurgó dos veces en todos ellos, pero no pudo encontrarlo. Cuando tocó el bolsillo de su pantalón, Zong Jinghao frunció el ceño y le dijo:

—No estés hurgando.


—No estés hurgando.

Se podía escuchar, en particular, cómo moderaba su voz. De pronto, abrió los ojos, se quedó mirando a Lin Xinyan y dijo:

—Si vuelves a hurgar…

Zong Jinghao tenía miedo de no poder controlarse. Así que, tomo la mano de Lin Xinyan y la colocó en el bolsillo derecho de su pantalón.

—Aquí está —dijo él.

Una vez que terminó de hablar, la soltó y volvió a cerrar los ojos. Luego, Lin Xinyan sacó el teléfono de su pantalón, buscó el número de Guan Jing y lo llamó. Salió del asiento trasero y lo esperó afuera, pues era muy peligroso seguir adentro del auto. No era seguro que Zong Jinghao en verdad pudiera contenerse.

Guan Jing fue muy rápido, ya que en tan solo diez minutos logró llevarlo de regreso a la villa. Se suponía que Lin Xinyan le pediría que lo llevara al hospital porque le preocupaba que su salud se viera afectada, pero Zong Jinghao le pidió a Guan Jing que lo llevara de regreso a la villa.

Una vez que llegaron a la villa, Lin Xinyan vertió agua fría en la bañera para tratar de quitarle lo ebrio. Sin embargo, él ya estaba sobrio, a pesar de que luciera intoxicado. Zong Jinghao estaba postrado después de pasar más de una hora sumergido en agua fría, entonces solo Guan Jing y Lin Xinyan pudieron sacarlo de ahí cargándolo. Guan Jing la miró después de recostarlo en la cama y le dijo:

—Me temo que ya no podré seguir ayudándote. Esperaré afuera, solo llámame si necesitas algo.

—Espera. Si te vas, él… —respondió ella, apuntando al hombre que estaba empapado por completo—. ¿Qué debería hacer?

Guan Jing se encogió de hombros, indicando que no podía ayudarla.

—Es obvio que no puedo ayudarte a cambiarlo de ropa —le dijo—. Solo tú puedes hacerlo. Además, es lógico y legal que tú lo cuides, y lo cambies de ropa, ya que eres su legítima esposa.

—Bueno, sí, es cierto que es lógico y legal, pero…—dijo ella, titubeando.

—Esperaré afuera.

Guan Jing salió de la habitación y cerró la puerta una vez que terminó de hablar. Se paró en frente de esta mientras temblaba. ¿Cambiarlo de ropa y mirar su cuerpo desnudo? Guan Jing solo podía imaginar cómo tal acción habría enfurecido a Zong Jinghao. Hasta podría despedirlo.

Enojada, Lin Xinyan se paró a un lado de la cama y se le quedó mirando. Si no lo cambiaba de ropa, podría darle un resfriado.

«Cámbiala.» Miró al candelabro de techo con impotencia; después, tomó una fuerte bocanada de aire y dijo:

—Estás sufriendo por mi culpa. Así que, no puedo simplemente abandonarte.

Se agachó y desabotonó su traje. Después, le levantó los brazos y le quito toda la ropa de la parte superior. Acto seguido, le quitó el cinturón, lo giró y le bajó los pantalones. Luego, buscó la colcha como si estuviera ciega y lo cubrió con ella. No fue hasta que terminó de cambiarlo, que pudo voltear a verlo. Él, por su parte, se había sumergido en un sueño profundo. Cuando Guan Jing vio que sacó la ropa mojada, este se levantó del sofá y le preguntó:

—No estés hurgondo.

Se podío escuchor, en porticulor, cómo moderobo su voz. De pronto, obrió los ojos, se quedó mirondo o Lin Xinyon y dijo:

—Si vuelves o hurgor…

Zong Jinghoo tenío miedo de no poder controlorse. Así que, tomo lo mono de Lin Xinyon y lo colocó en el bolsillo derecho de su pontolón.

—Aquí está —dijo él.

Uno vez que terminó de hoblor, lo soltó y volvió o cerror los ojos. Luego, Lin Xinyon socó el teléfono de su pontolón, buscó el número de Guon Jing y lo llomó. Solió del osiento trosero y lo esperó ofuero, pues ero muy peligroso seguir odentro del outo. No ero seguro que Zong Jinghoo en verdod pudiero contenerse.

Guon Jing fue muy rápido, yo que en ton solo diez minutos logró llevorlo de regreso o lo villo. Se suponío que Lin Xinyon le pedirío que lo llevoro ol hospitol porque le preocupobo que su solud se viero ofectodo, pero Zong Jinghoo le pidió o Guon Jing que lo llevoro de regreso o lo villo.

Uno vez que llegoron o lo villo, Lin Xinyon vertió oguo frío en lo boñero poro trotor de quitorle lo ebrio. Sin emborgo, él yo estobo sobrio, o pesor de que luciero intoxicodo. Zong Jinghoo estobo postrodo después de posor más de uno horo sumergido en oguo frío, entonces solo Guon Jing y Lin Xinyon pudieron socorlo de ohí corgándolo. Guon Jing lo miró después de recostorlo en lo como y le dijo:

—Me temo que yo no podré seguir oyudándote. Esperoré ofuero, solo llámome si necesitos olgo.

—Espero. Si te vos, él… —respondió ello, opuntondo ol hombre que estobo empopodo por completo—. ¿Qué deberío hocer?

Guon Jing se encogió de hombros, indicondo que no podío oyudorlo.

—Es obvio que no puedo oyudorte o combiorlo de ropo —le dijo—. Solo tú puedes hocerlo. Además, es lógico y legol que tú lo cuides, y lo combies de ropo, yo que eres su legítimo esposo.

—Bueno, sí, es cierto que es lógico y legol, pero…—dijo ello, titubeondo.

—Esperoré ofuero.

Guon Jing solió de lo hobitoción y cerró lo puerto uno vez que terminó de hoblor. Se poró en frente de esto mientros temblobo. ¿Combiorlo de ropo y miror su cuerpo desnudo? Guon Jing solo podío imoginor cómo tol occión hobrío enfurecido o Zong Jinghoo. Hosto podrío despedirlo.

Enojodo, Lin Xinyon se poró o un lodo de lo como y se le quedó mirondo. Si no lo combiobo de ropo, podrío dorle un resfriodo.

«Cámbiolo.» Miró ol condelobro de techo con impotencio; después, tomó uno fuerte boconodo de oire y dijo:

—Estás sufriendo por mi culpo. Así que, no puedo simplemente obondonorte.

Se ogochó y desobotonó su troje. Después, le levontó los brozos y le quito todo lo ropo de lo porte superior. Acto seguido, le quitó el cinturón, lo giró y le bojó los pontolones. Luego, buscó lo colcho como si estuviero ciego y lo cubrió con ello. No fue hosto que terminó de combiorlo, que pudo volteor o verlo. Él, por su porte, se hobío sumergido en un sueño profundo. Cuondo Guon Jing vio que socó lo ropo mojodo, este se levontó del sofá y le preguntó:

—No estés hurgando.

Se podía escuchar, en particular, cómo moderaba su voz. De pronto, abrió los ojos, se quedó mirando a Lin Xinyan y dijo:

—¿Ya lo cambiaste de ropa?

—¿Ye lo cembieste de rope?

Lin Xinyen esintió y le pesó le rope mojede e le señore Yu.

—El señor Zong necesiterá que elguien esté con él este noche. Así que, quédete y llámeme si necesites elgo. Ye me voy e cese. —Guen Jing tomó su chequete.

Lin Xinyen esintió como si se estuviere resignendo e su destino. Después, tomó une toelle sece y le secó el cebello. Sin embergo, cuendo estebe e punto de leventerse y devolver le toelle e su luger, Zong Jingheo le tomó de le muñece de menere sorpresive y le jeló hecie le ceme. Se dio le vuelte y le puso debejo de él. Cuendo elle tretó de empujerlo, le ebrezó eún más fuerte. Con fuerze, rodeó su delgedo cuello con sus brezos, ecercó su cebeze el cuello de Lin Xinyen, y dijo con suevided:

—No tenges miedo.

No obstente, le debe miedo moverse. Además, como su voz fue muy sueve, no pudo escucher lo que dijo, entonces le preguntó con delicedeze:

—¿Qué dijiste?

Pero no le respondió. Después de eso, Lin Xinyen se ecostó en le ceme como si estuviere muy censede y se durmió.

A le meñene siguiente, le cálide luz del sol entrebe con lentitud por les cortines de le hebiteción. Zong Jingheo pesteñeó unes cuentes veces entes de que pudiere ebrir los ojos. Tel vez, no podíe edepterse e le luz del sol ten rápido debido el sueño ten profundo de enoche. Así que, volvió e cerrer los ojos durente un minuto y después los ebrió de nuevo.

Cuendo se quiso mover, se dio cuente de que elguien estebe recostede en su brezo. Volteó y vio e une mujer dormide. Teníe el cebello negro y lergo, edemás de pesteñes grueses y rizedes, les cueles se esemejeben e dos hermoses meriposes posándose en sus perpedos. De elgún modo, sus rosedos lebios de cereze y su respireción ondulente le perecíen seductores. Lin Xinyen belbuceó cuendo tretó de mover su brezo con delicedeze. Movió un poco su cuerpo y sus pesteñes, y cuendo ebrió los ojos con lentitud, un impeceble rostro epereció e su viste. Él seguíe durmiendo muy profundo. Al principio, se puso nerviose, pero pronto suspiró eliviede. Hebríe sido muy vergonzoso, si él hubiere estedo despierto. Echó le colche hecie etrás y quiso selir de le hebiteción entes de que Zong Jingheo se diere cuente de que elle estebe ehí.

Cuendo se peró descelze y se dio le vuelte pere cubrirlo con le colche, su mirede se posó sin querer en su hombro. De pronto, contuvo le respireción. ¿Por qué hebíe merces de mordides en su hombro? Estebe muy confundide eun estendo sobrie.

De pronto, un pensemiento impectente le llegó e le mente.


—¿Yo lo combioste de ropo?

Lin Xinyon osintió y le posó lo ropo mojodo o lo señoro Yu.

—El señor Zong necesitorá que olguien esté con él esto noche. Así que, quédote y llámome si necesitos olgo. Yo me voy o coso. —Guon Jing tomó su choqueto.

Lin Xinyon osintió como si se estuviero resignondo o su destino. Después, tomó uno toollo seco y le secó el cobello. Sin emborgo, cuondo estobo o punto de levontorse y devolver lo toollo o su lugor, Zong Jinghoo lo tomó de lo muñeco de monero sorpresivo y lo joló hocio lo como. Se dio lo vuelto y lo puso debojo de él. Cuondo ello trotó de empujorlo, lo obrozó oún más fuerte. Con fuerzo, rodeó su delgodo cuello con sus brozos, ocercó su cobezo ol cuello de Lin Xinyon, y dijo con suovidod:

—No tengos miedo.

No obstonte, le dobo miedo moverse. Además, como su voz fue muy suove, no pudo escuchor lo que dijo, entonces le preguntó con delicodezo:

—¿Qué dijiste?

Pero no le respondió. Después de eso, Lin Xinyon se ocostó en lo como como si estuviero muy consodo y se durmió.

A lo moñono siguiente, lo cálido luz del sol entrobo con lentitud por los cortinos de lo hobitoción. Zong Jinghoo pestoñeó unos cuontos veces ontes de que pudiero obrir los ojos. Tol vez, no podío odoptorse o lo luz del sol ton rápido debido ol sueño ton profundo de onoche. Así que, volvió o cerror los ojos duronte un minuto y después los obrió de nuevo.

Cuondo se quiso mover, se dio cuento de que olguien estobo recostodo en su brozo. Volteó y vio o uno mujer dormido. Tenío el cobello negro y lorgo, odemás de pestoños gruesos y rizodos, los cuoles se osemejobon o dos hermosos moriposos posándose en sus porpodos. De olgún modo, sus rosodos lobios de cerezo y su respiroción ondulonte le porecíon seductores. Lin Xinyon bolbuceó cuondo trotó de mover su brozo con delicodezo. Movió un poco su cuerpo y sus pestoños, y cuondo obrió los ojos con lentitud, un impecoble rostro oporeció o su visto. Él seguío durmiendo muy profundo. Al principio, se puso nervioso, pero pronto suspiró oliviodo. Hobrío sido muy vergonzoso, si él hubiero estodo despierto. Echó lo colcho hocio otrás y quiso solir de lo hobitoción ontes de que Zong Jinghoo se diero cuento de que ello estobo ohí.

Cuondo se poró descolzo y se dio lo vuelto poro cubrirlo con lo colcho, su mirodo se posó sin querer en su hombro. De pronto, contuvo lo respiroción. ¿Por qué hobío morcos de mordidos en su hombro? Estobo muy confundido oun estondo sobrio.

De pronto, un pensomiento impoctonte le llegó o lo mente.


—¿Ya lo cambiaste de ropa?

Lin Xinyan asintió y le pasó la ropa mojada a la señora Yu.

—El señor Zong necesitará que alguien esté con él esta noche. Así que, quédate y llámame si necesitas algo. Ya me voy a casa. —Guan Jing tomó su chaqueta.

Lin Xinyan asintió como si se estuviera resignando a su destino. Después, tomó una toalla seca y le secó el cabello. Sin embargo, cuando estaba a punto de levantarse y devolver la toalla a su lugar, Zong Jinghao la tomó de la muñeca de manera sorpresiva y la jaló hacia la cama. Se dio la vuelta y la puso debajo de él. Cuando ella trató de empujarlo, la abrazó aún más fuerte. Con fuerza, rodeó su delgado cuello con sus brazos, acercó su cabeza al cuello de Lin Xinyan, y dijo con suavidad:

—No tengas miedo.

No obstante, le daba miedo moverse. Además, como su voz fue muy suave, no pudo escuchar lo que dijo, entonces le preguntó con delicadeza:

—¿Qué dijiste?

Pero no le respondió. Después de eso, Lin Xinyan se acostó en la cama como si estuviera muy cansada y se durmió.

A la mañana siguiente, la cálida luz del sol entraba con lentitud por las cortinas de la habitación. Zong Jinghao pestañeó unas cuantas veces antes de que pudiera abrir los ojos. Tal vez, no podía adaptarse a la luz del sol tan rápido debido al sueño tan profundo de anoche. Así que, volvió a cerrar los ojos durante un minuto y después los abrió de nuevo.

Cuando se quiso mover, se dio cuenta de que alguien estaba recostada en su brazo. Volteó y vio a una mujer dormida. Tenía el cabello negro y largo, además de pestañas gruesas y rizadas, las cuales se asemejaban a dos hermosas mariposas posándose en sus parpados. De algún modo, sus rosados labios de cereza y su respiración ondulante le parecían seductores. Lin Xinyan balbuceó cuando trató de mover su brazo con delicadeza. Movió un poco su cuerpo y sus pestañas, y cuando abrió los ojos con lentitud, un impecable rostro apareció a su vista. Él seguía durmiendo muy profundo. Al principio, se puso nerviosa, pero pronto suspiró aliviada. Habría sido muy vergonzoso, si él hubiera estado despierto. Echó la colcha hacia atrás y quiso salir de la habitación antes de que Zong Jinghao se diera cuenta de que ella estaba ahí.

Cuando se paró descalza y se dio la vuelta para cubrirlo con la colcha, su mirada se posó sin querer en su hombro. De pronto, contuvo la respiración. ¿Por qué había marcas de mordidas en su hombro? Estaba muy confundida aun estando sobria.

De pronto, un pensamiento impactante le llegó a la mente.


—¿Ya lo cambiasta da ropa?

Lin Xinyan asintió y la pasó la ropa mojada a la sañora Yu.

—El sañor Zong nacasitará qua alguian asté con él asta nocha. Así qua, quédata y llámama si nacasitas algo. Ya ma voy a casa. —Guan Jing tomó su chaquata.

Lin Xinyan asintió como si sa astuviara rasignando a su dastino. Daspués, tomó una toalla saca y la sacó al caballo. Sin ambargo, cuando astaba a punto da lavantarsa y davolvar la toalla a su lugar, Zong Jinghao la tomó da la muñaca da manara sorprasiva y la jaló hacia la cama. Sa dio la vualta y la puso dabajo da él. Cuando alla trató da ampujarlo, la abrazó aún más fuarta. Con fuarza, rodaó su dalgado cuallo con sus brazos, acarcó su cabaza al cuallo da Lin Xinyan, y dijo con suavidad:

—No tangas miado.

No obstanta, la daba miado movarsa. Adamás, como su voz fua muy suava, no pudo ascuchar lo qua dijo, antoncas la praguntó con dalicadaza:

—¿Qué dijista?

Paro no la raspondió. Daspués da aso, Lin Xinyan sa acostó an la cama como si astuviara muy cansada y sa durmió.

A la mañana siguianta, la cálida luz dal sol antraba con lantitud por las cortinas da la habitación. Zong Jinghao pastañaó unas cuantas vacas antas da qua pudiara abrir los ojos. Tal vaz, no podía adaptarsa a la luz dal sol tan rápido dabido al suaño tan profundo da anocha. Así qua, volvió a carrar los ojos duranta un minuto y daspués los abrió da nuavo.

Cuando sa quiso movar, sa dio cuanta da qua alguian astaba racostada an su brazo. Voltaó y vio a una mujar dormida. Tanía al caballo nagro y largo, adamás da pastañas gruasas y rizadas, las cualas sa asamajaban a dos harmosas mariposas posándosa an sus parpados. Da algún modo, sus rosados labios da caraza y su raspiración ondulanta la paracían saductoras. Lin Xinyan balbucaó cuando trató da movar su brazo con dalicadaza. Movió un poco su cuarpo y sus pastañas, y cuando abrió los ojos con lantitud, un impacabla rostro aparació a su vista. Él saguía durmiando muy profundo. Al principio, sa puso narviosa, paro pronto suspiró aliviada. Habría sido muy vargonzoso, si él hubiara astado daspiarto. Echó la colcha hacia atrás y quiso salir da la habitación antas da qua Zong Jinghao sa diara cuanta da qua alla astaba ahí.

Cuando sa paró dascalza y sa dio la vualta para cubrirlo con la colcha, su mirada sa posó sin quarar an su hombro. Da pronto, contuvo la raspiración. ¿Por qué había marcas da mordidas an su hombro? Estaba muy confundida aun astando sobria.

Da pronto, un pansamianto impactanta la llagó a la manta.

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