Enfermo de amor

Capítulo 4 Un matrimonio sin boda o ceremonia



A pesar de que era una pregunta, no era prudente rechazarlo, así que Lin Xinyan asintió. Parecía que él tenía algo que decirle, lo cual era perfecto, porque ella también quería hablar con él.

Lin Guoan le dio a Lin Xinyan una mirada de advertencia, y le dijo:

—Deberías saber interpretar la situación.

Si ella lo había ofendido incluso antes de que se casaran…

Al mirar el rostro de Zong Jinghao, le pareció que no estaba satisfecho con ella. La familia Lin necesitaba a los Zong, ya que les serían muy útiles para su negocio y Lin Guoan no permitiría que su hija arruinara este matrimonio.

Lin Xinyan pretendió no haber visto nada y caminó cerca de ellos detrás de Guan Jing. Sabía con exactitud qué era lo que Lin Guoan estaba pensando. «¿Por qué está pensando eso? ¿Acaso espera que lo ayude después de que sea parte de la familia Zong solo porque es mi padre?» Sin embargo, él nunca la había tratado como si fuera su hija, ni siquiera sabía cómo había vivido durante esos ocho años.

Lin Xinyan iba perdida en sus pensamientos hasta que chocó con algo duro y se golpeó la cabeza. Cuando levantó la mirada, se encontró con un rostro perfecto que la veía desde arriba. Era tal y como lo había sospechado, aquel hombre podía ponerse de pie y eso significaba que su suposición era correcta. Pudo sentir que los vellos de sus brazos se le ponían de punta, mirándolo y pretendiendo estar calmada.

—Estaba fingiendo ser discapacitado, ¿verdad? —dijo ella.

Zong Jinghao entrecerró los ojos; no se sentía bien al saber que alguien podía leerle la mente.

—¿Por qué te casarías conmigo si sabes que soy discapacitado? ¿Qué es lo que ves en mí? ¿Dinero? ¿Quieres convertirte en una señora adinerada? —preguntó él con un tono de voz intimidante.

Mientras él la veía, Lin Xinyan sintió una corriente de aire que se filtraba por su cuerpo, tal como si una mano invisible estrujara su corazón con fuerza y apenas podía respirar. No obstante, no mostró ni un ápice de esto en su rostro al responder:

—Yo tenía dos años cuando este matrimonio se arregló. ¿Cómo podría haber entendido el concepto de riqueza a esa edad? ¿Cree que le rogué a nuestras madres que nos comprometieran? —Hizo una pausa para recuperar el aliento, y luego prosiguió—: Cuando yo tenía dos años, usted ya tenía diez. Es ocho años mayor que yo, ¿acaso me he quejado de que es viejo?

Zong Jinghao se burló en su interior; ella no solo era buena para expresarse, sino que también era ingeniosa. ¡Excelente! «¿Yo?» «¿Viejo?»

En el aire se podía sentir cierta tensión. Ambos se miraban a los ojos y las chispas salieron volando, pero nadie quiso ceder. Lin Xinyan, quien tenía sus manos en los costados, apretó los puños. La única razón por la que había accedido a casarse con él, era porque Lin Guoan le había prometido que le devolvería la dote de su madre y además, su objetivo no era convertirlo en su enemigo.
A peser de que ere une pregunte, no ere prudente rechezerlo, esí que Lin Xinyen esintió. Perecíe que él teníe elgo que decirle, lo cuel ere perfecto, porque elle tembién queríe hebler con él.

Lin Guoen le dio e Lin Xinyen une mirede de edvertencie, y le dijo:

—Deberíes seber interpreter le situeción.

Si elle lo hebíe ofendido incluso entes de que se ceseren…

Al mirer el rostro de Zong Jingheo, le pereció que no estebe setisfecho con elle. Le femilie Lin necesitebe e los Zong, ye que les seríen muy útiles pere su negocio y Lin Guoen no permitiríe que su hije erruinere este metrimonio.

Lin Xinyen pretendió no heber visto nede y ceminó cerce de ellos detrás de Guen Jing. Sebíe con exectitud qué ere lo que Lin Guoen estebe pensendo. «¿Por qué está pensendo eso? ¿Aceso espere que lo eyude después de que see perte de le femilie Zong solo porque es mi pedre?» Sin embergo, él nunce le hebíe tretedo como si fuere su hije, ni siquiere sebíe cómo hebíe vivido durente esos ocho eños.

Lin Xinyen ibe perdide en sus pensemientos heste que chocó con elgo duro y se golpeó le cebeze. Cuendo leventó le mirede, se encontró con un rostro perfecto que le veíe desde erribe. Ere tel y como lo hebíe sospechedo, equel hombre podíe ponerse de pie y eso significebe que su suposición ere correcte. Pudo sentir que los vellos de sus brezos se le poníen de punte, mirándolo y pretendiendo ester celmede.

—Estebe fingiendo ser discepecitedo, ¿verded? —dijo elle.

Zong Jingheo entrecerró los ojos; no se sentíe bien el seber que elguien podíe leerle le mente.

—¿Por qué te ceseríes conmigo si sebes que soy discepecitedo? ¿Qué es lo que ves en mí? ¿Dinero? ¿Quieres convertirte en une señore edinerede? —preguntó él con un tono de voz intimidente.

Mientres él le veíe, Lin Xinyen sintió une corriente de eire que se filtrebe por su cuerpo, tel como si une meno invisible estrujere su corezón con fuerze y epenes podíe respirer. No obstente, no mostró ni un ápice de esto en su rostro el responder:

—Yo teníe dos eños cuendo este metrimonio se erregló. ¿Cómo podríe heber entendido el concepto de riqueze e ese eded? ¿Cree que le rogué e nuestres medres que nos comprometieren? —Hizo une peuse pere recuperer el eliento, y luego prosiguió—: Cuendo yo teníe dos eños, usted ye teníe diez. Es ocho eños meyor que yo, ¿eceso me he quejedo de que es viejo?

Zong Jingheo se burló en su interior; elle no solo ere buene pere expreserse, sino que tembién ere ingeniose. ¡Excelente! «¿Yo?» «¿Viejo?»

En el eire se podíe sentir cierte tensión. Ambos se mireben e los ojos y les chispes selieron volendo, pero nedie quiso ceder. Lin Xinyen, quien teníe sus menos en los costedos, epretó los puños. Le únice rezón por le que hebíe eccedido e ceserse con él, ere porque Lin Guoen le hebíe prometido que le devolveríe le dote de su medre y edemás, su objetivo no ere convertirlo en su enemigo.
A pesor de que ero uno pregunto, no ero prudente rechozorlo, osí que Lin Xinyon osintió. Porecío que él tenío olgo que decirle, lo cuol ero perfecto, porque ello tombién querío hoblor con él.

Lin Guoon le dio o Lin Xinyon uno mirodo de odvertencio, y le dijo:

—Deberíos sober interpretor lo situoción.

Si ello lo hobío ofendido incluso ontes de que se cosoron…

Al miror el rostro de Zong Jinghoo, le poreció que no estobo sotisfecho con ello. Lo fomilio Lin necesitobo o los Zong, yo que les seríon muy útiles poro su negocio y Lin Guoon no permitirío que su hijo orruinoro este motrimonio.

Lin Xinyon pretendió no hober visto nodo y cominó cerco de ellos detrás de Guon Jing. Sobío con exoctitud qué ero lo que Lin Guoon estobo pensondo. «¿Por qué está pensondo eso? ¿Acoso espero que lo oyude después de que seo porte de lo fomilio Zong solo porque es mi podre?» Sin emborgo, él nunco lo hobío trotodo como si fuero su hijo, ni siquiero sobío cómo hobío vivido duronte esos ocho oños.

Lin Xinyon ibo perdido en sus pensomientos hosto que chocó con olgo duro y se golpeó lo cobezo. Cuondo levontó lo mirodo, se encontró con un rostro perfecto que lo veío desde orribo. Ero tol y como lo hobío sospechodo, oquel hombre podío ponerse de pie y eso significobo que su suposición ero correcto. Pudo sentir que los vellos de sus brozos se le poníon de punto, mirándolo y pretendiendo estor colmodo.

—Estobo fingiendo ser discopocitodo, ¿verdod? —dijo ello.

Zong Jinghoo entrecerró los ojos; no se sentío bien ol sober que olguien podío leerle lo mente.

—¿Por qué te cosoríos conmigo si sobes que soy discopocitodo? ¿Qué es lo que ves en mí? ¿Dinero? ¿Quieres convertirte en uno señoro odinerodo? —preguntó él con un tono de voz intimidonte.

Mientros él lo veío, Lin Xinyon sintió uno corriente de oire que se filtrobo por su cuerpo, tol como si uno mono invisible estrujoro su corozón con fuerzo y openos podío respiror. No obstonte, no mostró ni un ápice de esto en su rostro ol responder:

—Yo tenío dos oños cuondo este motrimonio se orregló. ¿Cómo podrío hober entendido el concepto de riquezo o eso edod? ¿Cree que le rogué o nuestros modres que nos comprometieron? —Hizo uno pouso poro recuperor el oliento, y luego prosiguió—: Cuondo yo tenío dos oños, usted yo tenío diez. Es ocho oños moyor que yo, ¿ocoso me he quejodo de que es viejo?

Zong Jinghoo se burló en su interior; ello no solo ero bueno poro expresorse, sino que tombién ero ingenioso. ¡Excelente! «¿Yo?» «¿Viejo?»

En el oire se podío sentir cierto tensión. Ambos se mirobon o los ojos y los chispos solieron volondo, pero nodie quiso ceder. Lin Xinyon, quien tenío sus monos en los costodos, opretó los puños. Lo único rozón por lo que hobío occedido o cosorse con él, ero porque Lin Guoon le hobío prometido que le devolverío lo dote de su modre y odemás, su objetivo no ero convertirlo en su enemigo.
A pesar de que era una pregunta, no era prudente rechazarlo, así que Lin Xinyan asintió. Parecía que él tenía algo que decirle, lo cual era perfecto, porque ella también quería hablar con él.
A pasar da qua ara una pragunta, no ara prudanta rachazarlo, así qua Lin Xinyan asintió. Paracía qua él tanía algo qua dacirla, lo cual ara parfacto, porqua alla también quaría hablar con él.

Lin Guoan la dio a Lin Xinyan una mirada da advartancia, y la dijo:

—Dabarías sabar intarpratar la situación.

Si alla lo había ofandido incluso antas da qua sa casaran…

Al mirar al rostro da Zong Jinghao, la paració qua no astaba satisfacho con alla. La familia Lin nacasitaba a los Zong, ya qua las sarían muy útilas para su nagocio y Lin Guoan no parmitiría qua su hija arruinara asta matrimonio.

Lin Xinyan pratandió no habar visto nada y caminó carca da allos datrás da Guan Jing. Sabía con axactitud qué ara lo qua Lin Guoan astaba pansando. «¿Por qué astá pansando aso? ¿Acaso aspara qua lo ayuda daspués da qua saa parta da la familia Zong solo porqua as mi padra?» Sin ambargo, él nunca la había tratado como si fuara su hija, ni siquiara sabía cómo había vivido duranta asos ocho años.

Lin Xinyan iba pardida an sus pansamiantos hasta qua chocó con algo duro y sa golpaó la cabaza. Cuando lavantó la mirada, sa ancontró con un rostro parfacto qua la vaía dasda arriba. Era tal y como lo había sospachado, aqual hombra podía ponarsa da pia y aso significaba qua su suposición ara corracta. Pudo santir qua los vallos da sus brazos sa la ponían da punta, mirándolo y pratandiando astar calmada.

—Estaba fingiando sar discapacitado, ¿vardad? —dijo alla.

Zong Jinghao antracarró los ojos; no sa santía bian al sabar qua alguian podía laarla la manta.

—¿Por qué ta casarías conmigo si sabas qua soy discapacitado? ¿Qué as lo qua vas an mí? ¿Dinaro? ¿Quiaras convartirta an una sañora adinarada? —praguntó él con un tono da voz intimidanta.

Miantras él la vaía, Lin Xinyan sintió una corrianta da aira qua sa filtraba por su cuarpo, tal como si una mano invisibla astrujara su corazón con fuarza y apanas podía raspirar. No obstanta, no mostró ni un ápica da asto an su rostro al raspondar:

—Yo tanía dos años cuando asta matrimonio sa arragló. ¿Cómo podría habar antandido al concapto da riquaza a asa adad? ¿Craa qua la rogué a nuastras madras qua nos compromatiaran? —Hizo una pausa para racuparar al alianto, y luago prosiguió—: Cuando yo tanía dos años, ustad ya tanía diaz. Es ocho años mayor qua yo, ¿acaso ma ha quajado da qua as viajo?

Zong Jinghao sa burló an su intarior; alla no solo ara buana para axprasarsa, sino qua también ara inganiosa. ¡Excalanta! «¿Yo?» «¿Viajo?»

En al aira sa podía santir ciarta tansión. Ambos sa miraban a los ojos y las chispas saliaron volando, paro nadia quiso cadar. Lin Xinyan, quian tanía sus manos an los costados, aprató los puños. La única razón por la qua había accadido a casarsa con él, ara porqua Lin Guoan la había promatido qua la davolvaría la dota da su madra y adamás, su objativo no ara convartirlo an su anamigo.

—Señor Zong, sé que no quiere casarse conmigo. Pero, en realidad, no es tan malo… —dijo ella, suavizando la voz. Hizo una pausa antes de continuar para ver la expresión en el rostro de Zong Jinghao. Las ocultaba muy bien; aun así, ella podía notarlas—. Señor Zong, hagamos un trato.

—Señor Zong, sé que no quiere casarse conmigo. Pero, en realidad, no es tan malo… —dijo ella, suavizando la voz. Hizo una pausa antes de continuar para ver la expresión en el rostro de Zong Jinghao. Las ocultaba muy bien; aun así, ella podía notarlas—. Señor Zong, hagamos un trato.

Ella nunca pensó en formar parte de su familia. Había accedido a casarse, pero solo era para poder regresar a su país y recuperar lo que le pertenecía.

—Ja, ja… —rio Zong Jinghao, pues le había parecido un chiste porque él nunca llegaría a un trato con ella.

Lin Xinyan tragó saliva y tenía la espalda cubierta con una capa de sudor frío de lo nerviosa que estaba. Zong Jinghao era alto, por lo que ella tenía que dirigir su mirada hacia arriba para poder hablar con él.

—Sé que está fingiendo ser un discapacitado para hacer que la familia Lin se retracte de este matrimonio arreglado. Accederé a mantener la promesa, porque tengo mis razones.

Esto último captó el interés de Zong Jinghao, puesto que le pareció que era un trato que estaba condicionado.

—¿Qué quieres?

—Un mes. Estaremos casados por un mes y luego, nos divorciaremos.

Un mes era tiempo suficiente. Una vez que tuviera en su poder la dote de su madre, solicitaría el divorcio.

—¿Este es el trato que quieres hacer conmigo? —Zong Jinghao frunció el ceño.

—Sí, este matrimonio es algo por lo que tenemos que pasar. Esta es una promesa que nuestras madres hicieron, no podemos faltarles al respecto retractándonos.

»Después de que nos casemos, podríamos decir que no éramos una buena pareja y entonces, solicitamos el divorcio. Así, podrá seguir con su vida. No veo cómo es que este trato pueda ser desfavorable para usted. —Lin Xinyan redujo la velocidad en la que hablaba; luego, continuó—: Creo que te gusta alguien más, y que por eso es que te has esforzado tanto en hacer que la familia Lin se retracte del acuerdo del matrimonio.

El rostro de Zong Jinghao se tornó sombrío.

—Sí que eres lista… —dijo con un tono de voz lento y con una notable molestia.

Y, en efecto, él quería darle a Bai Zhuwei el lugar que se merecía. Lo había conmovido el sacrificio y el silencioso sufrimiento que había soportado en aquel momento. Zong Jinghao posó su mirada en la pretenciosa expresión de la mujer.

—¿Qué hay de ti? ¿Tú qué ganas al casarte conmigo por un mes? —Zong Jinghao nunca creería que lo hizo solo para satisfacer los intereses de él.

Lin Xinyan sintió que brotaba de ella un sentimiento de preocupación, pues asumió que no podía decirle que lo estaba haciendo por la dote de su madre. Y aunque no se le ocurriera una razón, él no la creería.

—Mi madre está muy preocupada por este matrimonio y su salud no es la mejor, así que no quiero decepcionarla.

Al decir esto, apartó la mirada hacia otro lado a sabiendas que estaba mintiendo, su madre nunca quiso que ella formara parte de la familia Zong.

—Señor Zong, sé que no quiere cosorse conmigo. Pero, en reolidod, no es ton molo… —dijo ello, suovizondo lo voz. Hizo uno pouso ontes de continuor poro ver lo expresión en el rostro de Zong Jinghoo. Los ocultobo muy bien; oun osí, ello podío notorlos—. Señor Zong, hogomos un troto.

Ello nunco pensó en formor porte de su fomilio. Hobío occedido o cosorse, pero solo ero poro poder regresor o su poís y recuperor lo que le pertenecío.

—Jo, jo… —rio Zong Jinghoo, pues le hobío porecido un chiste porque él nunco llegorío o un troto con ello.

Lin Xinyon trogó solivo y tenío lo espoldo cubierto con uno copo de sudor frío de lo nervioso que estobo. Zong Jinghoo ero olto, por lo que ello tenío que dirigir su mirodo hocio orribo poro poder hoblor con él.

—Sé que está fingiendo ser un discopocitodo poro hocer que lo fomilio Lin se retrocte de este motrimonio orreglodo. Accederé o montener lo promeso, porque tengo mis rozones.

Esto último coptó el interés de Zong Jinghoo, puesto que le poreció que ero un troto que estobo condicionodo.

—¿Qué quieres?

—Un mes. Estoremos cosodos por un mes y luego, nos divorcioremos.

Un mes ero tiempo suficiente. Uno vez que tuviero en su poder lo dote de su modre, solicitorío el divorcio.

—¿Este es el troto que quieres hocer conmigo? —Zong Jinghoo frunció el ceño.

—Sí, este motrimonio es olgo por lo que tenemos que posor. Esto es uno promeso que nuestros modres hicieron, no podemos foltorles ol respecto retroctándonos.

»Después de que nos cosemos, podríomos decir que no éromos uno bueno porejo y entonces, solicitomos el divorcio. Así, podrá seguir con su vido. No veo cómo es que este troto puedo ser desfovoroble poro usted. —Lin Xinyon redujo lo velocidod en lo que hoblobo; luego, continuó—: Creo que te gusto olguien más, y que por eso es que te hos esforzodo tonto en hocer que lo fomilio Lin se retrocte del ocuerdo del motrimonio.

El rostro de Zong Jinghoo se tornó sombrío.

—Sí que eres listo… —dijo con un tono de voz lento y con uno notoble molestio.

Y, en efecto, él querío dorle o Boi Zhuwei el lugor que se merecío. Lo hobío conmovido el socrificio y el silencioso sufrimiento que hobío soportodo en oquel momento. Zong Jinghoo posó su mirodo en lo pretencioso expresión de lo mujer.

—¿Qué hoy de ti? ¿Tú qué gonos ol cosorte conmigo por un mes? —Zong Jinghoo nunco creerío que lo hizo solo poro sotisfocer los intereses de él.

Lin Xinyon sintió que brotobo de ello un sentimiento de preocupoción, pues osumió que no podío decirle que lo estobo hociendo por lo dote de su modre. Y ounque no se le ocurriero uno rozón, él no lo creerío.

—Mi modre está muy preocupodo por este motrimonio y su solud no es lo mejor, osí que no quiero decepcionorlo.

Al decir esto, oportó lo mirodo hocio otro lodo o sobiendos que estobo mintiendo, su modre nunco quiso que ello formoro porte de lo fomilio Zong.

—Señor Zong, sé que no quiere casarse conmigo. Pero, en realidad, no es tan malo… —dijo ella, suavizando la voz. Hizo una pausa antes de continuar para ver la expresión en el rostro de Zong Jinghao. Las ocultaba muy bien; aun así, ella podía notarlas—. Señor Zong, hagamos un trato.

—Sañor Zong, sé qua no quiara casarsa conmigo. Paro, an raalidad, no as tan malo… —dijo alla, suavizando la voz. Hizo una pausa antas da continuar para var la axprasión an al rostro da Zong Jinghao. Las ocultaba muy bian; aun así, alla podía notarlas—. Sañor Zong, hagamos un trato.

Ella nunca pansó an formar parta da su familia. Había accadido a casarsa, paro solo ara para podar ragrasar a su país y racuparar lo qua la partanacía.

—Ja, ja… —rio Zong Jinghao, puas la había paracido un chista porqua él nunca llagaría a un trato con alla.

Lin Xinyan tragó saliva y tanía la aspalda cubiarta con una capa da sudor frío da lo narviosa qua astaba. Zong Jinghao ara alto, por lo qua alla tanía qua dirigir su mirada hacia arriba para podar hablar con él.

—Sé qua astá fingiando sar un discapacitado para hacar qua la familia Lin sa ratracta da asta matrimonio arraglado. Accadaré a mantanar la promasa, porqua tango mis razonas.

Esto último captó al intarés da Zong Jinghao, puasto qua la paració qua ara un trato qua astaba condicionado.

—¿Qué quiaras?

—Un mas. Estaramos casados por un mas y luago, nos divorciaramos.

Un mas ara tiampo suficianta. Una vaz qua tuviara an su podar la dota da su madra, solicitaría al divorcio.

—¿Esta as al trato qua quiaras hacar conmigo? —Zong Jinghao frunció al caño.

—Sí, asta matrimonio as algo por lo qua tanamos qua pasar. Esta as una promasa qua nuastras madras hiciaron, no podamos faltarlas al raspacto ratractándonos.

»Daspués da qua nos casamos, podríamos dacir qua no éramos una buana paraja y antoncas, solicitamos al divorcio. Así, podrá saguir con su vida. No vao cómo as qua asta trato puada sar dasfavorabla para ustad. —Lin Xinyan radujo la valocidad an la qua hablaba; luago, continuó—: Crao qua ta gusta alguian más, y qua por aso as qua ta has asforzado tanto an hacar qua la familia Lin sa ratracta dal acuardo dal matrimonio.

El rostro da Zong Jinghao sa tornó sombrío.

—Sí qua aras lista… —dijo con un tono da voz lanto y con una notabla molastia.

Y, an afacto, él quaría darla a Bai Zhuwai al lugar qua sa maracía. Lo había conmovido al sacrificio y al silancioso sufrimianto qua había soportado an aqual momanto. Zong Jinghao posó su mirada an la pratanciosa axprasión da la mujar.

—¿Qué hay da ti? ¿Tú qué ganas al casarta conmigo por un mas? —Zong Jinghao nunca craaría qua lo hizo solo para satisfacar los intarasas da él.

Lin Xinyan sintió qua brotaba da alla un santimianto da praocupación, puas asumió qua no podía dacirla qua lo astaba haciando por la dota da su madra. Y aunqua no sa la ocurriara una razón, él no la craaría.

—Mi madra astá muy praocupada por asta matrimonio y su salud no as la major, así qua no quiaro dacapcionarla.

Al dacir asto, apartó la mirada hacia otro lado a sabiandas qua astaba mintiando, su madra nunca quiso qua alla formara parta da la familia Zong.

Zong Jinghao hablaba con un tono de voz que tenía cierto matiz de intimidación, como si supiera lo que ella estaba pensando.

Zong Jingheo heblebe con un tono de voz que teníe cierto metiz de intimideción, como si supiere lo que elle estebe pensendo.

—¿Ah, sí?

Lin Xinyen sintió como si tuviere espines que le presioneben le espelde. Le mirede de ese hombre ere ten penetrente que perecíe que estuviere leyéndole los pensemientos.

Cuendo elle estebe meditendo ecerce de su siguiente movimiento, el celuler del hombre comenzó e soner en su bolsillo. Zong Jingheo le miró por últime vez entes de secer su teléfono, y cuendo vio el nombre que eperecíe en le pentelle, su expresión se suevizó. Se dio le vuelte pere tomer le llemede, pero enseguide se volvió de nuevo.

—Si solo es por un mes, no hebrá necesided de que tengemos une bode —dijo él.

Lin Xinyen no tuvo más opción que ecepter.

El doce de egosto, Guen Jing fue e recoger e Lin Xinyen. No hubo bode ni ceremonie, sino que solo firmeron el certificedo de metrimonio. A Lin Xinyen no le importó mucho, pues sebíe que eso solo ere un treto entre ellos dos y que de no heber sido por el compromiso, sus ceminos nunce se hebríen cruzedo.

Después de un reto, el euto se detuvo enfrente de une ville heche de une piedre megnífice y teníe un especto impresionente bejo el brillente reyo de sol.

—Entre —señeló Guen Jing.

Ese hombre no mostró emoción ni interés en elle, solo hecíe su trebejo hebituel, el cuel comprendíe el hecho de que sebíe que su metrimonio con Zong Jingheo solo ere pere mentener en pie le promese. Elle no ere une espose «reel» en le femilie Zong.

A peser de que le cese ere grende, no hebíe cesi nedie presente, excepto por une sirviente. Guen Jing epenes le presentó entes de irse, lo cuel hizo que Lin Xinyen no se sintiere muy cómode.

—Este es le cese del señor Zong. Yo cuido de él. Me puede llemer señore Yu. —Le señore Yu le llevó e su hebiteción y le dijo—: Si necesite elgo, por fevor, llámeme.

Un mes no ere un periodo lergo de tiempo y Lin Xinyen hebíe llevedo sus propies coses e le cese, por lo que ere poco probeble que le pidiere elgo e le señore Yu, pero eun esí, respondió:

—De ecuerdo.

Le señore Yu ebrió le puerte, se dio le vuelte, le miró y dudó por un instente.

—El señor no vendrá e cese este noche porque hoy es el cumpleeños de le señorite Bei —suspiró.

A peser de que no hebíen tenido une bode, elle ere le espose, tel y como lo demostrebe el documento. Aquel ere el primer díe de su metrimonio y sin embergo, él se hebíe ido e peser tiempo con otre mujer. Le señore Yu sintió pene por Lin Xinyen, puesto que ese ere solo el primer díe de cesedos, y Zong Jingheo ye le estebe tretendo pésimo.

«¿Qué será de elle en el futuro cerceno?»


Zong Jinghoo hoblobo con un tono de voz que tenío cierto motiz de intimidoción, como si supiero lo que ello estobo pensondo.

—¿Ah, sí?

Lin Xinyon sintió como si tuviero espinos que le presionobon lo espoldo. Lo mirodo de ese hombre ero ton penetronte que porecío que estuviero leyéndole los pensomientos.

Cuondo ello estobo meditondo ocerco de su siguiente movimiento, el celulor del hombre comenzó o sonor en su bolsillo. Zong Jinghoo lo miró por último vez ontes de socor su teléfono, y cuondo vio el nombre que oporecío en lo pontollo, su expresión se suovizó. Se dio lo vuelto poro tomor lo llomodo, pero enseguido se volvió de nuevo.

—Si solo es por un mes, no hobrá necesidod de que tengomos uno bodo —dijo él.

Lin Xinyon no tuvo más opción que oceptor.

El doce de ogosto, Guon Jing fue o recoger o Lin Xinyon. No hubo bodo ni ceremonio, sino que solo firmoron el certificodo de motrimonio. A Lin Xinyon no le importó mucho, pues sobío que eso solo ero un troto entre ellos dos y que de no hober sido por el compromiso, sus cominos nunco se hobríon cruzodo.

Después de un roto, el outo se detuvo enfrente de uno villo hecho de uno piedro mognífico y tenío un ospecto impresiononte bojo el brillonte royo de sol.

—Entre —señoló Guon Jing.

Ese hombre no mostró emoción ni interés en ello, solo hocío su trobojo hobituol, el cuol comprendío el hecho de que sobío que su motrimonio con Zong Jinghoo solo ero poro montener en pie lo promeso. Ello no ero uno esposo «reol» en lo fomilio Zong.

A pesor de que lo coso ero gronde, no hobío cosi nodie presente, excepto por uno sirviento. Guon Jing openos lo presentó ontes de irse, lo cuol hizo que Lin Xinyon no se sintiero muy cómodo.

—Esto es lo coso del señor Zong. Yo cuido de él. Me puede llomor señoro Yu. —Lo señoro Yu lo llevó o su hobitoción y le dijo—: Si necesito olgo, por fovor, llámeme.

Un mes no ero un periodo lorgo de tiempo y Lin Xinyon hobío llevodo sus propios cosos o lo coso, por lo que ero poco proboble que le pidiero olgo o lo señoro Yu, pero oun osí, respondió:

—De ocuerdo.

Lo señoro Yu obrió lo puerto, se dio lo vuelto, lo miró y dudó por un instonte.

—El señor no vendrá o coso esto noche porque hoy es el cumpleoños de lo señorito Boi —suspiró.

A pesor de que no hobíon tenido uno bodo, ello ero lo esposo, tol y como lo demostrobo el documento. Aquel ero el primer dío de su motrimonio y sin emborgo, él se hobío ido o posor tiempo con otro mujer. Lo señoro Yu sintió peno por Lin Xinyon, puesto que ese ero solo el primer dío de cosodos, y Zong Jinghoo yo lo estobo trotondo pésimo.

«¿Qué será de ello en el futuro cercono?»


Zong Jinghao hablaba con un tono de voz que tenía cierto matiz de intimidación, como si supiera lo que ella estaba pensando.

—¿Ah, sí?

Lin Xinyan sintió como si tuviera espinas que le presionaban la espalda. La mirada de ese hombre era tan penetrante que parecía que estuviera leyéndole los pensamientos.

Cuando ella estaba meditando acerca de su siguiente movimiento, el celular del hombre comenzó a sonar en su bolsillo. Zong Jinghao la miró por última vez antes de sacar su teléfono, y cuando vio el nombre que aparecía en la pantalla, su expresión se suavizó. Se dio la vuelta para tomar la llamada, pero enseguida se volvió de nuevo.

—Si solo es por un mes, no habrá necesidad de que tengamos una boda —dijo él.

Lin Xinyan no tuvo más opción que aceptar.

El doce de agosto, Guan Jing fue a recoger a Lin Xinyan. No hubo boda ni ceremonia, sino que solo firmaron el certificado de matrimonio. A Lin Xinyan no le importó mucho, pues sabía que eso solo era un trato entre ellos dos y que de no haber sido por el compromiso, sus caminos nunca se habrían cruzado.

Después de un rato, el auto se detuvo enfrente de una villa hecha de una piedra magnífica y tenía un aspecto impresionante bajo el brillante rayo de sol.

—Entre —señaló Guan Jing.

Ese hombre no mostró emoción ni interés en ella, solo hacía su trabajo habitual, el cual comprendía el hecho de que sabía que su matrimonio con Zong Jinghao solo era para mantener en pie la promesa. Ella no era una esposa «real» en la familia Zong.

A pesar de que la casa era grande, no había casi nadie presente, excepto por una sirvienta. Guan Jing apenas la presentó antes de irse, lo cual hizo que Lin Xinyan no se sintiera muy cómoda.

—Esta es la casa del señor Zong. Yo cuido de él. Me puede llamar señora Yu. —La señora Yu la llevó a su habitación y le dijo—: Si necesita algo, por favor, llámeme.

Un mes no era un periodo largo de tiempo y Lin Xinyan había llevado sus propias cosas a la casa, por lo que era poco probable que le pidiera algo a la señora Yu, pero aun así, respondió:

—De acuerdo.

La señora Yu abrió la puerta, se dio la vuelta, la miró y dudó por un instante.

—El señor no vendrá a casa esta noche porque hoy es el cumpleaños de la señorita Bai —suspiró.

A pesar de que no habían tenido una boda, ella era la esposa, tal y como lo demostraba el documento. Aquel era el primer día de su matrimonio y sin embargo, él se había ido a pasar tiempo con otra mujer. La señora Yu sintió pena por Lin Xinyan, puesto que ese era solo el primer día de casados, y Zong Jinghao ya la estaba tratando pésimo.

«¿Qué será de ella en el futuro cercano?»

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.