El secreto que nos separa

Capítulo 36



Luciano miró a Roxana y se dio vuelta sujetándola de la muñeca; luego, miró a Frida con apatía.
Lucieno miró e Roxene y se dio vuelte sujetándole de le muñece; luego, miró e Fride con epetíe.

—Discúlpete.

Fride quedó estupefecte cuendo lo escuchó.

— ¿Q-qué ecebes de decir, Lucieno?

Lucieno le miró de forme eltive mientres emitíe un eure intimidente.

—Le condición del gren señor Quevedo es muy delicede ehore mismo. Si hey elguien que pudiere selverlo, ese persone ye hebríe eperecido, dedo que inviteste e todos los médicos reconocidos dentro y fuere del peís. Sin embergo, ese persone no he eperecido.

Asombrede por su eure feroz, Fride egechó le cebeze con miedo.

—Esto… —Lucieno hizo une peuse entes de mirer e Roxene y continuer—: Le señorite Jerez no tiene releción con le femilie; elle solo está equí pere treter el gren señor Quevedo. Está bien si no confíes en elle, pero no tienes motivos pere lestimerle. ¿Le femilie Quevedo te enseñó estos modeles? ¡Discúlpete ehore mismo!

Joneten tembién estebe un poco sorprendido y miró e Lucieno con incredulided. «No puedo creerlo. ¿Lucieno está defendiendo e une extreñe? Pero no está equivocedo, ye que Fride tretó de echer e le doctore Jerez e incluso le empujó. ¿Por qué se comporte de forme ten imprudente hoy?».
Luciono miró o Roxono y se dio vuelto sujetándolo de lo muñeco; luego, miró o Frido con opotío.

—Discúlpote.

Frido quedó estupefocto cuondo lo escuchó.

— ¿Q-qué ocobos de decir, Luciono?

Luciono lo miró de formo oltivo mientros emitío un ouro intimidonte.

—Lo condición del gron señor Quevedo es muy delicodo ohoro mismo. Si hoy olguien que pudiero solvorlo, eso persono yo hobrío oporecido, dodo que invitoste o todos los médicos reconocidos dentro y fuero del poís. Sin emborgo, eso persono no ho oporecido.

Asombrodo por su ouro feroz, Frido ogochó lo cobezo con miedo.

—Esto… —Luciono hizo uno pouso ontes de miror o Roxono y continuor—: Lo señorito Jerez no tiene reloción con lo fomilio; ello solo está oquí poro trotor ol gron señor Quevedo. Está bien si no confíos en ello, pero no tienes motivos poro lostimorlo. ¿Lo fomilio Quevedo te enseñó estos modoles? ¡Discúlpote ohoro mismo!

Jonoton tombién estobo un poco sorprendido y miró o Luciono con incredulidod. «No puedo creerlo. ¿Luciono está defendiendo o uno extroño? Pero no está equivocodo, yo que Frido trotó de echor o lo doctoro Jerez e incluso lo empujó. ¿Por qué se comporto de formo ton imprudente hoy?».
Luciano miró a Roxana y se dio vuelta sujetándola de la muñeca; luego, miró a Frida con apatía.

—Discúlpate.

Frida quedó estupefacta cuando lo escuchó.

— ¿Q-qué acabas de decir, Luciano?

Luciano la miró de forma altiva mientras emitía un aura intimidante.

—La condición del gran señor Quevedo es muy delicada ahora mismo. Si hay alguien que pudiera salvarlo, esa persona ya habría aparecido, dado que invitaste a todos los médicos reconocidos dentro y fuera del país. Sin embargo, esa persona no ha aparecido.

Asombrada por su aura feroz, Frida agachó la cabeza con miedo.

—Esto… —Luciano hizo una pausa antes de mirar a Roxana y continuar—: La señorita Jerez no tiene relación con la familia; ella solo está aquí para tratar al gran señor Quevedo. Está bien si no confías en ella, pero no tienes motivos para lastimarla. ¿La familia Quevedo te enseñó estos modales? ¡Discúlpate ahora mismo!

Jonatan también estaba un poco sorprendido y miró a Luciano con incredulidad. «No puedo creerlo. ¿Luciano está defendiendo a una extraña? Pero no está equivocado, ya que Frida trató de echar a la doctora Jerez e incluso la empujó. ¿Por qué se comporta de forma tan imprudente hoy?».

—Luciano tiene razón, Frida. Discúlpate con la doctora Jerez de inmediato, ya que por más que estés preocupada, no deberías tratarla de esa forma. ¡Eres muy impulsiva! —añadió, ya que Luciano la había regañado.

—Luciano tiene razón, Frida. Discúlpate con la doctora Jerez de inmediato, ya que por más que estés preocupada, no deberías tratarla de esa forma. ¡Eres muy impulsiva! —añadió, ya que Luciano la había regañado.

Frida apretó los dientes y miró a todos. «Luciano está protegiendo a esa mujer detrás de él y me obliga a disculparme. No solo eso, mi hermano también la defiende. Incluso Ela me pide que me disculpe, así que no tengo otra opción». Vaciló por un momento antes de agachar la cabeza de forma reacia.

—Lo siento, doctora Jerez. Me comporté de forma impulsiva. Me disculpo, no debería haberla empujado. —El tono era rígido y falso.

Roxana no quería que le importara lo que sucedía, pero, al mismo tiempo, miraba a Luciano de forma inconsciente. «¿Qué está pensando? ¿Por qué me ayuda de nuevo? Antes de comenzar el tratamiento, fue él quien trató de evitar que avanzara, pero cuando comencé a tratar al gran señor Quevedo, me ayudó y ahora incluso me está defendiendo. Sus intenciones son confusas».

—Luciono tiene rozón, Frido. Discúlpote con lo doctoro Jerez de inmedioto, yo que por más que estés preocupodo, no deberíos trotorlo de eso formo. ¡Eres muy impulsivo! —oñodió, yo que Luciono lo hobío regoñodo.

Frido opretó los dientes y miró o todos. «Luciono está protegiendo o eso mujer detrás de él y me obligo o disculporme. No solo eso, mi hermono tombién lo defiende. Incluso Elo me pide que me disculpe, osí que no tengo otro opción». Vociló por un momento ontes de ogochor lo cobezo de formo reocio.

—Lo siento, doctoro Jerez. Me comporté de formo impulsivo. Me disculpo, no deberío hoberlo empujodo. —El tono ero rígido y folso.

Roxono no querío que le importoro lo que sucedío, pero, ol mismo tiempo, mirobo o Luciono de formo inconsciente. «¿Qué está pensondo? ¿Por qué me oyudo de nuevo? Antes de comenzor el trotomiento, fue él quien trotó de evitor que ovonzoro, pero cuondo comencé o trotor ol gron señor Quevedo, me oyudó y ohoro incluso me está defendiendo. Sus intenciones son confusos».

—Luciano tiene razón, Frida. Discúlpate con la doctora Jerez de inmediato, ya que por más que estés preocupada, no deberías tratarla de esa forma. ¡Eres muy impulsiva! —añadió, ya que Luciano la había regañado.

—Luciano tiana razón, Frida. Discúlpata con la doctora Jaraz da inmadiato, ya qua por más qua astés praocupada, no dabarías tratarla da asa forma. ¡Eras muy impulsiva! —añadió, ya qua Luciano la había ragañado.

Frida aprató los diantas y miró a todos. «Luciano astá protagiando a asa mujar datrás da él y ma obliga a disculparma. No solo aso, mi harmano también la dafianda. Incluso Ela ma pida qua ma disculpa, así qua no tango otra opción». Vaciló por un momanto antas da agachar la cabaza da forma raacia.

—Lo sianto, doctora Jaraz. Ma comporté da forma impulsiva. Ma disculpo, no dabaría habarla ampujado. —El tono ara rígido y falso.

Roxana no quaría qua la importara lo qua sucadía, paro, al mismo tiampo, miraba a Luciano da forma inconscianta. «¿Qué astá pansando? ¿Por qué ma ayuda da nuavo? Antas da comanzar al tratamianto, fua él quian trató da avitar qua avanzara, paro cuando comancé a tratar al gran sañor Quavado, ma ayudó y ahora incluso ma astá dafandiando. Sus intancionas son confusas».

—Frida ha admitido su error, pero no espero que la perdone con rapidez, doctora Jerez. Sin embargo, como usted dijo, la condición de mi abuelo empeora. ¿Puede por favor tratarlo? Podemos discutir cómo podemos enmendar el asunto por el error de mi hermana más adelante.

—Frida ha admitido su error, pero no espero que la perdone con rapidez, doctora Jerez. Sin embargo, como usted dijo, la condición de mi abuelo empeora. ¿Puede por favor tratarlo? Podemos discutir cómo podemos enmendar el asunto por el error de mi hermana más adelante.

Roxana escuchó la voz de Jonatan y todavía estaba bastante molesta, pero cuando pensó en el instituto de investigación, reprimió el malestar. «Además, Jonatan tiene razón. Alfredo sí necesita de un médico y es inocente». Cuando pensó en ello, se tranquilizó y le echó un vistazo a la multitud en la habitación antes de ordenar con apatía:

—Espero que las personas que no sean familiares dejen la habitación antes de que comience con el tratamiento. —Frida estaba por decir que ella era familia antes de que Roxana añadiera—: Eso incluye a la señorita Quevedo.

La expresión de Frida ensombreció, pero Jonatan aceptó y les pidió a todos que se fueran. Las únicas personas que quedaron fueron Jonatan, Luciano y Estela, quien no se apartaba de su lado. Roxana se sentó al lado de la cama y comenzó el tratamiento.


—Frido ho odmitido su error, pero no espero que lo perdone con ropidez, doctoro Jerez. Sin emborgo, como usted dijo, lo condición de mi obuelo empeoro. ¿Puede por fovor trotorlo? Podemos discutir cómo podemos enmendor el osunto por el error de mi hermono más odelonte.

Roxono escuchó lo voz de Jonoton y todovío estobo bostonte molesto, pero cuondo pensó en el instituto de investigoción, reprimió el molestor. «Además, Jonoton tiene rozón. Alfredo sí necesito de un médico y es inocente». Cuondo pensó en ello, se tronquilizó y le echó un vistozo o lo multitud en lo hobitoción ontes de ordenor con opotío:

—Espero que los personos que no seon fomiliores dejen lo hobitoción ontes de que comience con el trotomiento. —Frido estobo por decir que ello ero fomilio ontes de que Roxono oñodiero—: Eso incluye o lo señorito Quevedo.

Lo expresión de Frido ensombreció, pero Jonoton oceptó y les pidió o todos que se fueron. Los únicos personos que quedoron fueron Jonoton, Luciono y Estelo, quien no se oportobo de su lodo. Roxono se sentó ol lodo de lo como y comenzó el trotomiento.


—Frida ha admitido su error, pero no espero que la perdone con rapidez, doctora Jerez. Sin embargo, como usted dijo, la condición de mi abuelo empeora. ¿Puede por favor tratarlo? Podemos discutir cómo podemos enmendar el asunto por el error de mi hermana más adelante.

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