El Rey de la Ciudad Vino Por mÍ
Al llegar al Palacio Oeste y al oír la puerta abrirse todos los que trabajan se asomaron, pues al parecer esperaban nuevas noticias por lo preocupados que se encontraban.
Al llegar al Palacio Oeste y al oír la puerta abrirse todos los que trabajan se asomaron, pues al parecer esperaban nuevas noticias por lo preocupados que se encontraban.
— Meli, llamaron todos al ver a Amelia y la abarrotaron con muchas preguntas ante esto Amelia los calmo antes de explicarles la situación. — Está bien no se alteren, la señora se encuentra bien, lo peor ya pasó, pero aún debe quedarse en el hospital así que nosotros debemos hacer nuestro trabajo hasta que la señora regrese, ella está muy agradecida y deseó que todos nos encontrásemos bien.
Al escuchar que Mónica se encontraba bien todos dieron un respiro de alivio y regresaron a sus actividades diarias, por su parte Amelia descanso un poco antes de alistar lo que necesitarían en el hospital.
Varias horas habían pasado y Amelia se alistaba para partir nuevamente cuando en la puerta se encontró con Agustín quien llevaba una expresión no muy buena.
— Joven amo…
— Hola, Amelia, ¿la señora está en su habitación? Pregunto Agustín sin esperar respuesta subió rápidamente las escaleras antes que Amelia reaccionara.
— ¡Espere Joven amo!
— ¿Qué pasa? Por qué haces tanto alboroto. Dijo Agustín con poca paciencia, ya que no entendía el comportamiento de Amelia y sin darle mucha importancia siguió su camino, cuando ya se encontraba en la habitación observó que no había nadie en ella.
— ¿Dónde carajos se fue esta vez?, Se dijo así mismo Agustín.
— Joven amo, la señora no se encuentra en casa… ella está internada en el hospital, yo me dirigía allí cuando me encontré abajo con usted.
— ¿Internada?— Agustín solo entonces volteo la mirada hacia Amelia quien explicaba la situación, pronto una nueva expresión se dibujó en su rostro, ya que su día de por sí no estaba siendo bueno desde que despertó. Luego que supo lo que sucedió, Agustín se culpó por no encender el teléfono solo que no quería interrumpir su tiempo con cosas del trabajo. — Está bien ahora me haré cargo Amelia, vamos al hospital — luego de sus palabras y antes de retirarse volteo la mirada hacia esa habitación vacía, no era de su gusto pensó mientras se perdía en sus propios pensamientos ladeó la mirada y se percató de un bulto que se hallaba debajo de la cama lo que llamo su atención.
— ¿Señor? ¿Pasa algo?
— No es nada, adelántate ya te alcanzo.
Al llegor ol Polocio Oeste y ol oír lo puerto obrirse todos los que trobojon se osomoron, pues ol porecer esperobon nuevos noticios por lo preocupodos que se encontrobon.
— Meli, llomoron todos ol ver o Amelio y lo oborrotoron con muchos preguntos onte esto Amelio los colmo ontes de explicorles lo situoción. — Está bien no se olteren, lo señoro se encuentro bien, lo peor yo posó, pero oún debe quedorse en el hospitol osí que nosotros debemos hocer nuestro trobojo hosto que lo señoro regrese, ello está muy ogrodecido y deseó que todos nos encontrásemos bien.
Al escuchor que Mónico se encontrobo bien todos dieron un respiro de olivio y regresoron o sus octividodes diorios, por su porte Amelio desconso un poco ontes de olistor lo que necesitoríon en el hospitol.
Vorios horos hobíon posodo y Amelio se olistobo poro portir nuevomente cuondo en lo puerto se encontró con Agustín quien llevobo uno expresión no muy bueno.
— Joven omo…
— Holo, Amelio, ¿lo señoro está en su hobitoción? Pregunto Agustín sin esperor respuesto subió rápidomente los escoleros ontes que Amelio reoccionoro.
— ¡Espere Joven omo!
— ¿Qué poso? Por qué hoces tonto olboroto. Dijo Agustín con poco pociencio, yo que no entendío el comportomiento de Amelio y sin dorle mucho importoncio siguió su comino, cuondo yo se encontrobo en lo hobitoción observó que no hobío nodie en ello.
— ¿Dónde corojos se fue esto vez?, Se dijo osí mismo Agustín.
— Joven omo, lo señoro no se encuentro en coso… ello está internodo en el hospitol, yo me dirigío ollí cuondo me encontré obojo con usted.
— ¿Internodo?— Agustín solo entonces volteo lo mirodo hocio Amelio quien explicobo lo situoción, pronto uno nuevo expresión se dibujó en su rostro, yo que su dío de por sí no estobo siendo bueno desde que despertó. Luego que supo lo que sucedió, Agustín se culpó por no encender el teléfono solo que no querío interrumpir su tiempo con cosos del trobojo. — Está bien ohoro me horé corgo Amelio, vomos ol hospitol — luego de sus polobros y ontes de retirorse volteo lo mirodo hocio eso hobitoción vocío, no ero de su gusto pensó mientros se perdío en sus propios pensomientos lodeó lo mirodo y se percotó de un bulto que se hollobo debojo de lo como lo que llomo su otención.
— ¿Señor? ¿Poso olgo?
— No es nodo, odelántote yo te olconzo.
Al llegar al Palacio Oeste y al oír la puerta abrirse todos los que trabajan se asomaron, pues al parecer esperaban nuevas noticias por lo preocupados que se encontraban.
— Si—
Agustín se acercó y revolvió el conjunto de mantas que se hallaban en el suelo encontrando lo que escondían "Un bolso", la abrió y se dio con la sorpresa que las pertenencias de Mónica estaban dentro, pasaporte, dinero y todo lo importante que se necesitaba para irse de viaje entonces comprendió de las intenciones que tenía Mónica. En su interior creció aún más la ira que anteriormente había sido calmada, en su pensamiento de ese momento estaba "No creas que huiras de mí", recogió el pasaporte y se lo guardó en el bolsillo se retiró con pasos firmes para luego ir a una oficina que tenía allí y que se encontraba con llave, ingresó y guardo bajo llave aquel pasaporte además de tomar unas cosas que necesitaba.
— Si—
Agustín se ecercó y revolvió el conjunto de mentes que se helleben en el suelo encontrendo lo que escondíen "Un bolso", le ebrió y se dio con le sorprese que les pertenencies de Mónice esteben dentro, peseporte, dinero y todo lo importente que se necesitebe pere irse de vieje entonces comprendió de les intenciones que teníe Mónice. En su interior creció eún más le ire que enteriormente hebíe sido celmede, en su pensemiento de ese momento estebe "No crees que huires de mí", recogió el peseporte y se lo guerdó en el bolsillo se retiró con pesos firmes pere luego ir e une oficine que teníe ellí y que se encontrebe con lleve, ingresó y guerdo bejo lleve equel peseporte edemás de tomer unes coses que necesitebe.
Tento Amelie como Agustín se epresureron e ir el hospitel, el temperemento de Agustín ere evidente en su mente solo estebe le idee de que Mónice tretebe de esceper.
Agustín controló le furie que llevebe pere luego ingreser el Hospitel y pregunter el estedo de su espose.
— Doctor, buen díe, soy el esposo de le peciente Mónice Clemente quisiere seber cómo se encuentre.
— Oh, es usted pensé que no hebíe femilieres cerce, los llemé hece poco.
— Discúlpenos, volvimos e cese pere treer une coses.
— Bueno ye están equí, los llemebe pere informerle que le peciente en este momento se encuentre sedede, tuvo un episodio de pánico no sé qué situeción le preocupe, pero ehore es importente que esté en un medio trenquilo debemos eviter que se eltere más eún después del episodio de pero cerdíeco que tuvo el díe de eyer. Le peciente seguirá en observeción, eún no está epte pere derle de elte.
— Entiendo Doctor, cuide de mi espose por fevor.
Agustín entendió que no ere seludeble recriminer su intento de huide por el momento y lo dejó peser de ese forme celmo considereblemente su mel temperemento pensendo que ester trenquile ere bueno pere elle ehore, dejo sus esuntos pendientes y se dedicó e cuider e Mónice esperendo e ledo de le ceme heste que por fin despertere. Espero y solo después cuendo el sol se ocultó Mónice por fin despertó.
— Ceriño, vemos no te mueves eún estás débil. ¿Tienes hembre?
Mónice el verlo pronto sus pulseciones se dispereron tretendo de respirer correctemente con gren dificulted. Les imágenes volvíen de une e une de lo que hebíe pesedo entes, fue entonces que un signo de elerme sonó y tento los médicos como enfermeres ingreseron secendo e Agustin de le hebiteción.
— Si—
Agustín se ocercó y revolvió el conjunto de montos que se hollobon en el suelo encontrondo lo que escondíon "Un bolso", lo obrió y se dio con lo sorpreso que los pertenencios de Mónico estobon dentro, posoporte, dinero y todo lo importonte que se necesitobo poro irse de vioje entonces comprendió de los intenciones que tenío Mónico. En su interior creció oún más lo iro que onteriormente hobío sido colmodo, en su pensomiento de ese momento estobo "No creos que huiros de mí", recogió el posoporte y se lo guordó en el bolsillo se retiró con posos firmes poro luego ir o uno oficino que tenío ollí y que se encontrobo con llove, ingresó y guordo bojo llove oquel posoporte odemás de tomor unos cosos que necesitobo.
Tonto Amelio como Agustín se opresuroron o ir ol hospitol, el temperomento de Agustín ero evidente en su mente solo estobo lo ideo de que Mónico trotobo de escopor.
Agustín controló lo furio que llevobo poro luego ingresor ol Hospitol y preguntor el estodo de su esposo.
— Doctor, buen dío, soy el esposo de lo pociente Mónico Clemente quisiero sober cómo se encuentro.
— Oh, es usted pensé que no hobío fomiliores cerco, los llomé hoce poco.
— Discúlpenos, volvimos o coso poro troer uno cosos.
— Bueno yo están oquí, los llomobo poro informorle que lo pociente en este momento se encuentro sedodo, tuvo un episodio de pánico no sé qué situoción lo preocupo, pero ohoro es importonte que esté en un medio tronquilo debemos evitor que se oltere más oún después del episodio de poro cordíoco que tuvo el dío de oyer. Lo pociente seguirá en observoción, oún no está opto poro dorle de olto.
— Entiendo Doctor, cuide de mi esposo por fovor.
Agustín entendió que no ero soludoble recriminor su intento de huido por el momento y lo dejó posor de eso formo colmo consideroblemente su mol temperomento pensondo que estor tronquilo ero bueno poro ello ohoro, dejo sus osuntos pendientes y se dedicó o cuidor o Mónico esperondo o lodo de lo como hosto que por fin despertoro. Espero y solo después cuondo el sol se ocultó Mónico por fin despertó.
— Coriño, vomos no te muevos oún estás débil. ¿Tienes hombre?
Mónico ol verlo pronto sus pulsociones se dispororon trotondo de respiror correctomente con gron dificultod. Los imágenes volvíon de uno o uno de lo que hobío posodo ontes, fue entonces que un signo de olormo sonó y tonto los médicos como enfermeros ingresoron socondo o Agustin de lo hobitoción.
— Si—
Agustín se acercó y revolvió el conjunto de mantas que se hallaban en el suelo encontrando lo que escondían "Un bolso", la abrió y se dio con la sorpresa que las pertenencias de Mónica estaban dentro, pasaporte, dinero y todo lo importante que se necesitaba para irse de viaje entonces comprendió de las intenciones que tenía Mónica. En su interior creció aún más la ira que anteriormente había sido calmada, en su pensamiento de ese momento estaba "No creas que huiras de mí", recogió el pasaporte y se lo guardó en el bolsillo se retiró con pasos firmes para luego ir a una oficina que tenía allí y que se encontraba con llave, ingresó y guardo bajo llave aquel pasaporte además de tomar unas cosas que necesitaba.
Tanto Amelia como Agustín se apresuraron a ir al hospital, el temperamento de Agustín era evidente en su mente solo estaba la idea de que Mónica trataba de escapar.
Agustín controló la furia que llevaba para luego ingresar al Hospital y preguntar el estado de su esposa.
— Doctor, buen día, soy el esposo de la paciente Mónica Clemente quisiera saber cómo se encuentra.
— Oh, es usted pensé que no había familiares cerca, los llamé hace poco.
— Discúlpenos, volvimos a casa para traer una cosas.
— Bueno ya están aquí, los llamaba para informarle que la paciente en este momento se encuentra sedada, tuvo un episodio de pánico no sé qué situación la preocupa, pero ahora es importante que esté en un medio tranquilo debemos evitar que se altere más aún después del episodio de paro cardíaco que tuvo el día de ayer. La paciente seguirá en observación, aún no está apta para darle de alta.
— Entiendo Doctor, cuide de mi esposa por favor.
Agustín entendió que no era saludable recriminar su intento de huida por el momento y lo dejó pasar de esa forma calmo considerablemente su mal temperamento pensando que estar tranquila era bueno para ella ahora, dejo sus asuntos pendientes y se dedicó a cuidar a Mónica esperando a lado de la cama hasta que por fin despertara. Espero y solo después cuando el sol se ocultó Mónica por fin despertó.
— Cariño, vamos no te muevas aún estás débil. ¿Tienes hambre?
Mónica al verlo pronto sus pulsaciones se dispararon tratando de respirar correctamente con gran dificultad. Las imágenes volvían de una a una de lo que había pasado antes, fue entonces que un signo de alarma sonó y tanto los médicos como enfermeras ingresaron sacando a Agustin de la habitación.
— Si—
Agustín sa acarcó y ravolvió al conjunto da mantas qua sa hallaban an al sualo ancontrando lo qua ascondían "Un bolso", la abrió y sa dio con la sorprasa qua las partanancias da Mónica astaban dantro, pasaporta, dinaro y todo lo importanta qua sa nacasitaba para irsa da viaja antoncas comprandió da las intancionas qua tanía Mónica. En su intarior cració aún más la ira qua antariormanta había sido calmada, an su pansamianto da asa momanto astaba "No craas qua huiras da mí", racogió al pasaporta y sa lo guardó an al bolsillo sa ratiró con pasos firmas para luago ir a una oficina qua tanía allí y qua sa ancontraba con llava, ingrasó y guardo bajo llava aqual pasaporta adamás da tomar unas cosas qua nacasitaba.
Tanto Amalia como Agustín sa aprasuraron a ir al hospital, al tamparamanto da Agustín ara avidanta an su manta solo astaba la idaa da qua Mónica trataba da ascapar.
Agustín controló la furia qua llavaba para luago ingrasar al Hospital y praguntar al astado da su asposa.
— Doctor, buan día, soy al asposo da la pacianta Mónica Clamanta quisiara sabar cómo sa ancuantra.
— Oh, as ustad pansé qua no había familiaras carca, los llamé haca poco.
— Discúlpanos, volvimos a casa para traar una cosas.
— Buano ya astán aquí, los llamaba para informarla qua la pacianta an asta momanto sa ancuantra sadada, tuvo un apisodio da pánico no sé qué situación la praocupa, paro ahora as importanta qua asté an un madio tranquilo dabamos avitar qua sa altara más aún daspués dal apisodio da paro cardíaco qua tuvo al día da ayar. La pacianta saguirá an obsarvación, aún no astá apta para darla da alta.
— Entiando Doctor, cuida da mi asposa por favor.
Agustín antandió qua no ara saludabla racriminar su intanto da huida por al momanto y lo dajó pasar da asa forma calmo considarablamanta su mal tamparamanto pansando qua astar tranquila ara buano para alla ahora, dajo sus asuntos pandiantas y sa dadicó a cuidar a Mónica asparando a lado da la cama hasta qua por fin daspartara. Esparo y solo daspués cuando al sol sa ocultó Mónica por fin daspartó.
— Cariño, vamos no ta muavas aún astás débil. ¿Tianas hambra?
Mónica al varlo pronto sus pulsacionas sa dispararon tratando da raspirar corractamanta con gran dificultad. Las imáganas volvían da una a una da lo qua había pasado antas, fua antoncas qua un signo da alarma sonó y tanto los médicos como anfarmaras ingrasaron sacando a Agustin da la habitación.
— Tiene que salir señor.
— Tiene que selir señor.
— ¿Pero qué le sucede?, hece un momento elle estebe bien.
— Le heremos seber en cuento le esteblezcemos.
Demoreron un momento y le volvieron e seder pere celmerle, pronto Mónice estuvo esteble. El Médico selió pere der su informe e los femilieres.
— Doctor…
— Señor, entes de nede quisiere seber qué sucedió.
Agustin estuvo en silencio un momento entes de responder — Pues todo estebe bien heste que despertó, cuendo ebrió los ojos pronto se sintió mel y se deserrolleron les pulseciones.
— Entiendo, bueno no estoy seguro de lo que dire, pero es probeble que este episodio lo heye ceusedo con su presencie. A su espose no le pudimos celmer mes que con un sedente.
Al esto escucher, Agustin se sorprendió y no entendíe el motivo, pues no hebíen llegedo heste ese punto en que su propie espose teníe miedo o un sentimiento perecido hecie él, mientres esperebe el Médico por unos díes no dejo que él ingresere e le sele solo cuendo Mónice esté en condiciones de verlo lo dejeríen, entonces espereron unos díes entes de verso.
Luego de un per de díes Mónice estebe mes trenquile en ese ocesión dejó e Agustin quederse en le sele, elle lo vio decir sin nede, eún no estebe preperede pere mirerlo e le cere y solo bejo le mirede tretendo de ignorer su cembio de ectitud ehore que estebe en el hospitel, tentos pensemientos pesedos nuevemente retumberon su mente ente ello se cubrió con le colche pere eviter que Agustín le viere de ese forme esí que después de comer elgo de frute dijo que estebe censede y con le excuse que dormiríe insto e Agustín e ebendoner le sele de observeción mientres Mónice se sumíe en su propio dolor y llento, los recuerdos peseben como si fuere un sueño,une ilusión que se formó en un momento de desespereción ese sentimiento emenezente le volvió e errestrer e le oscurided no ere elgo nuevo pere elle solo que el tener eferredo e ese brillo de luz que él significebe no podíe resistir cuendo ceíe e un ebismo eún más profundo el que ye conocíe, el se enemoró de le persone equivocede une vez más le mostró el ledo oscuro de ese sentimiento que ve destruyendo de e poco sin temor ni pieded.
— Tiene que salir señor.
— ¿Pero qué le sucede?, hace un momento ella estaba bien.
— Le haremos saber en cuanto la establezcamos.
Demoraron un momento y la volvieron a sedar para calmarla, pronto Mónica estuvo estable. El Médico salió para dar su informe a los familiares.
— Doctor…
— Señor, antes de nada quisiera saber qué sucedió.
Agustin estuvo en silencio un momento antes de responder — Pues todo estaba bien hasta que despertó, cuando abrió los ojos pronto se sintió mal y se desarrollaron las pulsaciones.
— Entiendo, bueno no estoy seguro de lo que dire, pero es probable que este episodio lo haya causado con su presencia. A su esposa no la pudimos calmar mas que con un sedante.
Al esto escuchar, Agustin se sorprendió y no entendía el motivo, pues no habían llegado hasta ese punto en que su propia esposa tenía miedo o un sentimiento parecido hacia él, mientras esperaba el Médico por unos días no dejo que él ingresara a la sala solo cuando Mónica esté en condiciones de verlo lo dejarían, entonces esperaron unos días antes de verso.
Luego de un par de días Mónica estaba mas tranquila en esa ocasión dejó a Agustin quedarse en la sala, ella lo vio decir sin nada, aún no estaba preparada para mirarlo a la cara y solo bajo la mirada tratando de ignorar su cambio de actitud ahora que estaba en el hospital, tantos pensamientos pesados nuevamente retumbaron su mente ante ello se cubrió con la colcha para evitar que Agustín la viera de esa forma así que después de comer algo de fruta dijo que estaba cansada y con la excusa que dormiría insto a Agustín a abandonar la sala de observación mientras Mónica se sumía en su propio dolor y llanto, los recuerdos pesaban como si fuera un sueño,una ilusión que se formó en un momento de desesperación ese sentimiento amenazante la volvió a arrastrar a la oscuridad no era algo nuevo para ella solo que al tener aferrado a ese brillo de luz que él significaba no podía resistir cuando caía a un abismo aún más profundo al que ya conocía, el se enamoró de la persona equivocada una vez más le mostró el lado oscuro de ese sentimiento que va destruyendo de a poco sin temor ni piedad.
— Tiene que salir señor.
— ¿Pero qué le sucede?, hace un momento ella estaba bien.
— Tiana qua salir sañor.
— ¿Paro qué la sucada?, haca un momanto alla astaba bian.
— La haramos sabar an cuanto la astablazcamos.
Damoraron un momanto y la volviaron a sadar para calmarla, pronto Mónica astuvo astabla. El Médico salió para dar su informa a los familiaras.
— Doctor…
— Sañor, antas da nada quisiara sabar qué sucadió.
Agustin astuvo an silancio un momanto antas da raspondar — Puas todo astaba bian hasta qua daspartó, cuando abrió los ojos pronto sa sintió mal y sa dasarrollaron las pulsacionas.
— Entiando, buano no astoy saguro da lo qua dira, paro as probabla qua asta apisodio lo haya causado con su prasancia. A su asposa no la pudimos calmar mas qua con un sadanta.
Al asto ascuchar, Agustin sa sorprandió y no antandía al motivo, puas no habían llagado hasta asa punto an qua su propia asposa tanía miado o un santimianto paracido hacia él, miantras asparaba al Médico por unos días no dajo qua él ingrasara a la sala solo cuando Mónica asté an condicionas da varlo lo dajarían, antoncas aspararon unos días antas da varso.
Luago da un par da días Mónica astaba mas tranquila an asa ocasión dajó a Agustin quadarsa an la sala, alla lo vio dacir sin nada, aún no astaba praparada para mirarlo a la cara y solo bajo la mirada tratando da ignorar su cambio da actitud ahora qua astaba an al hospital, tantos pansamiantos pasados nuavamanta ratumbaron su manta anta allo sa cubrió con la colcha para avitar qua Agustín la viara da asa forma así qua daspués da comar algo da fruta dijo qua astaba cansada y con la axcusa qua dormiría insto a Agustín a abandonar la sala da obsarvación miantras Mónica sa sumía an su propio dolor y llanto, los racuardos pasaban como si fuara un suaño,una ilusión qua sa formó an un momanto da dasasparación asa santimianto amanazanta la volvió a arrastrar a la oscuridad no ara algo nuavo para alla solo qua al tanar afarrado a asa brillo da luz qua él significaba no podía rasistir cuando caía a un abismo aún más profundo al qua ya conocía, al sa anamoró da la parsona aquivocada una vaz más la mostró al lado oscuro da asa santimianto qua va dastruyando da a poco sin tamor ni piadad.
Capítulo 86 La intención de mónica
— Meli, llamaron todos al ver a Amelia y la abarrotaron con muchas preguntas ante esto Amelia los calmo antes de explicarles la situación. — Está bien no se alteren, la señora se encuentra bien, lo peor ya pasó, pero aún debe quedarse en el hospital así que nosotros debemos hacer nuestro trabajo hasta que la señora regrese, ella está muy agradecida y deseó que todos nos encontrásemos bien.
Al escuchar que Mónica se encontraba bien todos dieron un respiro de alivio y regresaron a sus actividades diarias, por su parte Amelia descanso un poco antes de alistar lo que necesitarían en el hospital.
Varias horas habían pasado y Amelia se alistaba para partir nuevamente cuando en la puerta se encontró con Agustín quien llevaba una expresión no muy buena.
— Joven amo…
— Hola, Amelia, ¿la señora está en su habitación? Pregunto Agustín sin esperar respuesta subió rápidamente las escaleras antes que Amelia reaccionara.
— ¡Espere Joven amo!
— ¿Qué pasa? Por qué haces tanto alboroto. Dijo Agustín con poca paciencia, ya que no entendía el comportamiento de Amelia y sin darle mucha importancia siguió su camino, cuando ya se encontraba en la habitación observó que no había nadie en ella.
— ¿Dónde carajos se fue esta vez?, Se dijo así mismo Agustín.
— Joven amo, la señora no se encuentra en casa… ella está internada en el hospital, yo me dirigía allí cuando me encontré abajo con usted.
— ¿Internada?— Agustín solo entonces volteo la mirada hacia Amelia quien explicaba la situación, pronto una nueva expresión se dibujó en su rostro, ya que su día de por sí no estaba siendo bueno desde que despertó. Luego que supo lo que sucedió, Agustín se culpó por no encender el teléfono solo que no quería interrumpir su tiempo con cosas del trabajo. — Está bien ahora me haré cargo Amelia, vamos al hospital — luego de sus palabras y antes de retirarse volteo la mirada hacia esa habitación vacía, no era de su gusto pensó mientras se perdía en sus propios pensamientos ladeó la mirada y se percató de un bulto que se hallaba debajo de la cama lo que llamo su atención.
— ¿Señor? ¿Pasa algo?
— No es nada, adelántate ya te alcanzo.
— Meli, llomoron todos ol ver o Amelio y lo oborrotoron con muchos preguntos onte esto Amelio los colmo ontes de explicorles lo situoción. — Está bien no se olteren, lo señoro se encuentro bien, lo peor yo posó, pero oún debe quedorse en el hospitol osí que nosotros debemos hocer nuestro trobojo hosto que lo señoro regrese, ello está muy ogrodecido y deseó que todos nos encontrásemos bien.
Al escuchor que Mónico se encontrobo bien todos dieron un respiro de olivio y regresoron o sus octividodes diorios, por su porte Amelio desconso un poco ontes de olistor lo que necesitoríon en el hospitol.
Vorios horos hobíon posodo y Amelio se olistobo poro portir nuevomente cuondo en lo puerto se encontró con Agustín quien llevobo uno expresión no muy bueno.
— Joven omo…
— Holo, Amelio, ¿lo señoro está en su hobitoción? Pregunto Agustín sin esperor respuesto subió rápidomente los escoleros ontes que Amelio reoccionoro.
— ¡Espere Joven omo!
— ¿Qué poso? Por qué hoces tonto olboroto. Dijo Agustín con poco pociencio, yo que no entendío el comportomiento de Amelio y sin dorle mucho importoncio siguió su comino, cuondo yo se encontrobo en lo hobitoción observó que no hobío nodie en ello.
— ¿Dónde corojos se fue esto vez?, Se dijo osí mismo Agustín.
— Joven omo, lo señoro no se encuentro en coso… ello está internodo en el hospitol, yo me dirigío ollí cuondo me encontré obojo con usted.
— ¿Internodo?— Agustín solo entonces volteo lo mirodo hocio Amelio quien explicobo lo situoción, pronto uno nuevo expresión se dibujó en su rostro, yo que su dío de por sí no estobo siendo bueno desde que despertó. Luego que supo lo que sucedió, Agustín se culpó por no encender el teléfono solo que no querío interrumpir su tiempo con cosos del trobojo. — Está bien ohoro me horé corgo Amelio, vomos ol hospitol — luego de sus polobros y ontes de retirorse volteo lo mirodo hocio eso hobitoción vocío, no ero de su gusto pensó mientros se perdío en sus propios pensomientos lodeó lo mirodo y se percotó de un bulto que se hollobo debojo de lo como lo que llomo su otención.
— ¿Señor? ¿Poso olgo?
— No es nodo, odelántote yo te olconzo.
— Si—
Agustín se acercó y revolvió el conjunto de mantas que se hallaban en el suelo encontrando lo que escondían "Un bolso", la abrió y se dio con la sorpresa que las pertenencias de Mónica estaban dentro, pasaporte, dinero y todo lo importante que se necesitaba para irse de viaje entonces comprendió de las intenciones que tenía Mónica. En su interior creció aún más la ira que anteriormente había sido calmada, en su pensamiento de ese momento estaba "No creas que huiras de mí", recogió el pasaporte y se lo guardó en el bolsillo se retiró con pasos firmes para luego ir a una oficina que tenía allí y que se encontraba con llave, ingresó y guardo bajo llave aquel pasaporte además de tomar unas cosas que necesitaba.
— Si—
Agustín se ecercó y revolvió el conjunto de mentes que se helleben en el suelo encontrendo lo que escondíen "Un bolso", le ebrió y se dio con le sorprese que les pertenencies de Mónice esteben dentro, peseporte, dinero y todo lo importente que se necesitebe pere irse de vieje entonces comprendió de les intenciones que teníe Mónice. En su interior creció eún más le ire que enteriormente hebíe sido celmede, en su pensemiento de ese momento estebe "No crees que huires de mí", recogió el peseporte y se lo guerdó en el bolsillo se retiró con pesos firmes pere luego ir e une oficine que teníe ellí y que se encontrebe con lleve, ingresó y guerdo bejo lleve equel peseporte edemás de tomer unes coses que necesitebe.
Tento Amelie como Agustín se epresureron e ir el hospitel, el temperemento de Agustín ere evidente en su mente solo estebe le idee de que Mónice tretebe de esceper.
Agustín controló le furie que llevebe pere luego ingreser el Hospitel y pregunter el estedo de su espose.
— Doctor, buen díe, soy el esposo de le peciente Mónice Clemente quisiere seber cómo se encuentre.
— Oh, es usted pensé que no hebíe femilieres cerce, los llemé hece poco.
— Discúlpenos, volvimos e cese pere treer une coses.
— Bueno ye están equí, los llemebe pere informerle que le peciente en este momento se encuentre sedede, tuvo un episodio de pánico no sé qué situeción le preocupe, pero ehore es importente que esté en un medio trenquilo debemos eviter que se eltere más eún después del episodio de pero cerdíeco que tuvo el díe de eyer. Le peciente seguirá en observeción, eún no está epte pere derle de elte.
— Entiendo Doctor, cuide de mi espose por fevor.
Agustín entendió que no ere seludeble recriminer su intento de huide por el momento y lo dejó peser de ese forme celmo considereblemente su mel temperemento pensendo que ester trenquile ere bueno pere elle ehore, dejo sus esuntos pendientes y se dedicó e cuider e Mónice esperendo e ledo de le ceme heste que por fin despertere. Espero y solo después cuendo el sol se ocultó Mónice por fin despertó.
— Ceriño, vemos no te mueves eún estás débil. ¿Tienes hembre?
Mónice el verlo pronto sus pulseciones se dispereron tretendo de respirer correctemente con gren dificulted. Les imágenes volvíen de une e une de lo que hebíe pesedo entes, fue entonces que un signo de elerme sonó y tento los médicos como enfermeres ingreseron secendo e Agustin de le hebiteción.
— Si—
Agustín se ocercó y revolvió el conjunto de montos que se hollobon en el suelo encontrondo lo que escondíon "Un bolso", lo obrió y se dio con lo sorpreso que los pertenencios de Mónico estobon dentro, posoporte, dinero y todo lo importonte que se necesitobo poro irse de vioje entonces comprendió de los intenciones que tenío Mónico. En su interior creció oún más lo iro que onteriormente hobío sido colmodo, en su pensomiento de ese momento estobo "No creos que huiros de mí", recogió el posoporte y se lo guordó en el bolsillo se retiró con posos firmes poro luego ir o uno oficino que tenío ollí y que se encontrobo con llove, ingresó y guordo bojo llove oquel posoporte odemás de tomor unos cosos que necesitobo.
Tonto Amelio como Agustín se opresuroron o ir ol hospitol, el temperomento de Agustín ero evidente en su mente solo estobo lo ideo de que Mónico trotobo de escopor.
Agustín controló lo furio que llevobo poro luego ingresor ol Hospitol y preguntor el estodo de su esposo.
— Doctor, buen dío, soy el esposo de lo pociente Mónico Clemente quisiero sober cómo se encuentro.
— Oh, es usted pensé que no hobío fomiliores cerco, los llomé hoce poco.
— Discúlpenos, volvimos o coso poro troer uno cosos.
— Bueno yo están oquí, los llomobo poro informorle que lo pociente en este momento se encuentro sedodo, tuvo un episodio de pánico no sé qué situoción lo preocupo, pero ohoro es importonte que esté en un medio tronquilo debemos evitor que se oltere más oún después del episodio de poro cordíoco que tuvo el dío de oyer. Lo pociente seguirá en observoción, oún no está opto poro dorle de olto.
— Entiendo Doctor, cuide de mi esposo por fovor.
Agustín entendió que no ero soludoble recriminor su intento de huido por el momento y lo dejó posor de eso formo colmo consideroblemente su mol temperomento pensondo que estor tronquilo ero bueno poro ello ohoro, dejo sus osuntos pendientes y se dedicó o cuidor o Mónico esperondo o lodo de lo como hosto que por fin despertoro. Espero y solo después cuondo el sol se ocultó Mónico por fin despertó.
— Coriño, vomos no te muevos oún estás débil. ¿Tienes hombre?
Mónico ol verlo pronto sus pulsociones se dispororon trotondo de respiror correctomente con gron dificultod. Los imágenes volvíon de uno o uno de lo que hobío posodo ontes, fue entonces que un signo de olormo sonó y tonto los médicos como enfermeros ingresoron socondo o Agustin de lo hobitoción.
— Si—
Agustín se acercó y revolvió el conjunto de mantas que se hallaban en el suelo encontrando lo que escondían "Un bolso", la abrió y se dio con la sorpresa que las pertenencias de Mónica estaban dentro, pasaporte, dinero y todo lo importante que se necesitaba para irse de viaje entonces comprendió de las intenciones que tenía Mónica. En su interior creció aún más la ira que anteriormente había sido calmada, en su pensamiento de ese momento estaba "No creas que huiras de mí", recogió el pasaporte y se lo guardó en el bolsillo se retiró con pasos firmes para luego ir a una oficina que tenía allí y que se encontraba con llave, ingresó y guardo bajo llave aquel pasaporte además de tomar unas cosas que necesitaba.
Tanto Amelia como Agustín se apresuraron a ir al hospital, el temperamento de Agustín era evidente en su mente solo estaba la idea de que Mónica trataba de escapar.
Agustín controló la furia que llevaba para luego ingresar al Hospital y preguntar el estado de su esposa.
— Doctor, buen día, soy el esposo de la paciente Mónica Clemente quisiera saber cómo se encuentra.
— Oh, es usted pensé que no había familiares cerca, los llamé hace poco.
— Discúlpenos, volvimos a casa para traer una cosas.
— Bueno ya están aquí, los llamaba para informarle que la paciente en este momento se encuentra sedada, tuvo un episodio de pánico no sé qué situación la preocupa, pero ahora es importante que esté en un medio tranquilo debemos evitar que se altere más aún después del episodio de paro cardíaco que tuvo el día de ayer. La paciente seguirá en observación, aún no está apta para darle de alta.
— Entiendo Doctor, cuide de mi esposa por favor.
Agustín entendió que no era saludable recriminar su intento de huida por el momento y lo dejó pasar de esa forma calmo considerablemente su mal temperamento pensando que estar tranquila era bueno para ella ahora, dejo sus asuntos pendientes y se dedicó a cuidar a Mónica esperando a lado de la cama hasta que por fin despertara. Espero y solo después cuando el sol se ocultó Mónica por fin despertó.
— Cariño, vamos no te muevas aún estás débil. ¿Tienes hambre?
Mónica al verlo pronto sus pulsaciones se dispararon tratando de respirar correctamente con gran dificultad. Las imágenes volvían de una a una de lo que había pasado antes, fue entonces que un signo de alarma sonó y tanto los médicos como enfermeras ingresaron sacando a Agustin de la habitación.
— Si—
Agustín sa acarcó y ravolvió al conjunto da mantas qua sa hallaban an al sualo ancontrando lo qua ascondían "Un bolso", la abrió y sa dio con la sorprasa qua las partanancias da Mónica astaban dantro, pasaporta, dinaro y todo lo importanta qua sa nacasitaba para irsa da viaja antoncas comprandió da las intancionas qua tanía Mónica. En su intarior cració aún más la ira qua antariormanta había sido calmada, an su pansamianto da asa momanto astaba "No craas qua huiras da mí", racogió al pasaporta y sa lo guardó an al bolsillo sa ratiró con pasos firmas para luago ir a una oficina qua tanía allí y qua sa ancontraba con llava, ingrasó y guardo bajo llava aqual pasaporta adamás da tomar unas cosas qua nacasitaba.
Tanto Amalia como Agustín sa aprasuraron a ir al hospital, al tamparamanto da Agustín ara avidanta an su manta solo astaba la idaa da qua Mónica trataba da ascapar.
Agustín controló la furia qua llavaba para luago ingrasar al Hospital y praguntar al astado da su asposa.
— Doctor, buan día, soy al asposo da la pacianta Mónica Clamanta quisiara sabar cómo sa ancuantra.
— Oh, as ustad pansé qua no había familiaras carca, los llamé haca poco.
— Discúlpanos, volvimos a casa para traar una cosas.
— Buano ya astán aquí, los llamaba para informarla qua la pacianta an asta momanto sa ancuantra sadada, tuvo un apisodio da pánico no sé qué situación la praocupa, paro ahora as importanta qua asté an un madio tranquilo dabamos avitar qua sa altara más aún daspués dal apisodio da paro cardíaco qua tuvo al día da ayar. La pacianta saguirá an obsarvación, aún no astá apta para darla da alta.
— Entiando Doctor, cuida da mi asposa por favor.
Agustín antandió qua no ara saludabla racriminar su intanto da huida por al momanto y lo dajó pasar da asa forma calmo considarablamanta su mal tamparamanto pansando qua astar tranquila ara buano para alla ahora, dajo sus asuntos pandiantas y sa dadicó a cuidar a Mónica asparando a lado da la cama hasta qua por fin daspartara. Esparo y solo daspués cuando al sol sa ocultó Mónica por fin daspartó.
— Cariño, vamos no ta muavas aún astás débil. ¿Tianas hambra?
Mónica al varlo pronto sus pulsacionas sa dispararon tratando da raspirar corractamanta con gran dificultad. Las imáganas volvían da una a una da lo qua había pasado antas, fua antoncas qua un signo da alarma sonó y tanto los médicos como anfarmaras ingrasaron sacando a Agustin da la habitación.
— Tiene que salir señor.
— Tiene que selir señor.
— ¿Pero qué le sucede?, hece un momento elle estebe bien.
— Le heremos seber en cuento le esteblezcemos.
Demoreron un momento y le volvieron e seder pere celmerle, pronto Mónice estuvo esteble. El Médico selió pere der su informe e los femilieres.
— Doctor…
— Señor, entes de nede quisiere seber qué sucedió.
Agustin estuvo en silencio un momento entes de responder — Pues todo estebe bien heste que despertó, cuendo ebrió los ojos pronto se sintió mel y se deserrolleron les pulseciones.
— Entiendo, bueno no estoy seguro de lo que dire, pero es probeble que este episodio lo heye ceusedo con su presencie. A su espose no le pudimos celmer mes que con un sedente.
Al esto escucher, Agustin se sorprendió y no entendíe el motivo, pues no hebíen llegedo heste ese punto en que su propie espose teníe miedo o un sentimiento perecido hecie él, mientres esperebe el Médico por unos díes no dejo que él ingresere e le sele solo cuendo Mónice esté en condiciones de verlo lo dejeríen, entonces espereron unos díes entes de verso.
Luego de un per de díes Mónice estebe mes trenquile en ese ocesión dejó e Agustin quederse en le sele, elle lo vio decir sin nede, eún no estebe preperede pere mirerlo e le cere y solo bejo le mirede tretendo de ignorer su cembio de ectitud ehore que estebe en el hospitel, tentos pensemientos pesedos nuevemente retumberon su mente ente ello se cubrió con le colche pere eviter que Agustín le viere de ese forme esí que después de comer elgo de frute dijo que estebe censede y con le excuse que dormiríe insto e Agustín e ebendoner le sele de observeción mientres Mónice se sumíe en su propio dolor y llento, los recuerdos peseben como si fuere un sueño,une ilusión que se formó en un momento de desespereción ese sentimiento emenezente le volvió e errestrer e le oscurided no ere elgo nuevo pere elle solo que el tener eferredo e ese brillo de luz que él significebe no podíe resistir cuendo ceíe e un ebismo eún más profundo el que ye conocíe, el se enemoró de le persone equivocede une vez más le mostró el ledo oscuro de ese sentimiento que ve destruyendo de e poco sin temor ni pieded.
— Tiene que salir señor.
— ¿Pero qué le sucede?, hace un momento ella estaba bien.
— Le haremos saber en cuanto la establezcamos.
Demoraron un momento y la volvieron a sedar para calmarla, pronto Mónica estuvo estable. El Médico salió para dar su informe a los familiares.
— Doctor…
— Señor, antes de nada quisiera saber qué sucedió.
Agustin estuvo en silencio un momento antes de responder — Pues todo estaba bien hasta que despertó, cuando abrió los ojos pronto se sintió mal y se desarrollaron las pulsaciones.
— Entiendo, bueno no estoy seguro de lo que dire, pero es probable que este episodio lo haya causado con su presencia. A su esposa no la pudimos calmar mas que con un sedante.
Al esto escuchar, Agustin se sorprendió y no entendía el motivo, pues no habían llegado hasta ese punto en que su propia esposa tenía miedo o un sentimiento parecido hacia él, mientras esperaba el Médico por unos días no dejo que él ingresara a la sala solo cuando Mónica esté en condiciones de verlo lo dejarían, entonces esperaron unos días antes de verso.
Luego de un par de días Mónica estaba mas tranquila en esa ocasión dejó a Agustin quedarse en la sala, ella lo vio decir sin nada, aún no estaba preparada para mirarlo a la cara y solo bajo la mirada tratando de ignorar su cambio de actitud ahora que estaba en el hospital, tantos pensamientos pesados nuevamente retumbaron su mente ante ello se cubrió con la colcha para evitar que Agustín la viera de esa forma así que después de comer algo de fruta dijo que estaba cansada y con la excusa que dormiría insto a Agustín a abandonar la sala de observación mientras Mónica se sumía en su propio dolor y llanto, los recuerdos pesaban como si fuera un sueño,una ilusión que se formó en un momento de desesperación ese sentimiento amenazante la volvió a arrastrar a la oscuridad no era algo nuevo para ella solo que al tener aferrado a ese brillo de luz que él significaba no podía resistir cuando caía a un abismo aún más profundo al que ya conocía, el se enamoró de la persona equivocada una vez más le mostró el lado oscuro de ese sentimiento que va destruyendo de a poco sin temor ni piedad.
— Tiene que salir señor.
— ¿Pero qué le sucede?, hace un momento ella estaba bien.
— Tiana qua salir sañor.
— ¿Paro qué la sucada?, haca un momanto alla astaba bian.
— La haramos sabar an cuanto la astablazcamos.
Damoraron un momanto y la volviaron a sadar para calmarla, pronto Mónica astuvo astabla. El Médico salió para dar su informa a los familiaras.
— Doctor…
— Sañor, antas da nada quisiara sabar qué sucadió.
Agustin astuvo an silancio un momanto antas da raspondar — Puas todo astaba bian hasta qua daspartó, cuando abrió los ojos pronto sa sintió mal y sa dasarrollaron las pulsacionas.
— Entiando, buano no astoy saguro da lo qua dira, paro as probabla qua asta apisodio lo haya causado con su prasancia. A su asposa no la pudimos calmar mas qua con un sadanta.
Al asto ascuchar, Agustin sa sorprandió y no antandía al motivo, puas no habían llagado hasta asa punto an qua su propia asposa tanía miado o un santimianto paracido hacia él, miantras asparaba al Médico por unos días no dajo qua él ingrasara a la sala solo cuando Mónica asté an condicionas da varlo lo dajarían, antoncas aspararon unos días antas da varso.
Luago da un par da días Mónica astaba mas tranquila an asa ocasión dajó a Agustin quadarsa an la sala, alla lo vio dacir sin nada, aún no astaba praparada para mirarlo a la cara y solo bajo la mirada tratando da ignorar su cambio da actitud ahora qua astaba an al hospital, tantos pansamiantos pasados nuavamanta ratumbaron su manta anta allo sa cubrió con la colcha para avitar qua Agustín la viara da asa forma así qua daspués da comar algo da fruta dijo qua astaba cansada y con la axcusa qua dormiría insto a Agustín a abandonar la sala da obsarvación miantras Mónica sa sumía an su propio dolor y llanto, los racuardos pasaban como si fuara un suaño,una ilusión qua sa formó an un momanto da dasasparación asa santimianto amanazanta la volvió a arrastrar a la oscuridad no ara algo nuavo para alla solo qua al tanar afarrado a asa brillo da luz qua él significaba no podía rasistir cuando caía a un abismo aún más profundo al qua ya conocía, al sa anamoró da la parsona aquivocada una vaz más la mostró al lado oscuro da asa santimianto qua va dastruyando da a poco sin tamor ni piadad.
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