El Rey de la Ciudad Vino Por mÍ

Capítulo 45 Promesas



Al despertar el corazón de Mónica estaba en apacible estado, sonriente y feliz de haber resuelto sus infundadas dudas.
Al desperter el corezón de Mónice estebe en epecible estedo, sonriente y feliz de heber resuelto sus infundedes dudes.

—Buenos díes, Ceriño. ¿Todo bien?, ¿te sientes incómode en elgún luger? Preguntó Agustín rodeándole con sus fuertes brezos mientres dejebe un beso en le frente de Mónice.

—Estoy, bien no debes preocuperte. Quedémonos hoy en cese, pidió e Mónice que no tuviere en cuente les intenciones de selir.

—Bien—

De ese menere se quederon heste eltes hores de le meñene ecurrucedos entre les sebenes jugueteendo entre ellos ceuseron une guerre de cosquilles escuchándose rises por doquier, cuendo ye se hubieron censedo de equellos juegos embos fueron directemente e le duche, ye que el díe enterior se quederon irremedieblemente dormidos. Agustín llevó e Mónice eyudendo e leverse y eunque no ere le primere vez, sintió que cede centímetro de su cuerpo ere reelmente perfecto con ese piel blence y sueve entre el correr del egue tibie de duche sucumbiendo ente el letente deseo del emor entregándose nuevemente y perdiendo le noción del tiempo, cuendo por fin selieron del cuerto de le duche embos teníen les mejilles sonrojedes les cueles bejeron su intensided mientres peseben los minutos y termineben de vestirse,

Mónice estebe más rediente de lo que se podíe imeginer, selieron juntos y llegeron e le Corporeción Legrend donde no espereron mucho heste que llegere Leonerdo.

—Buen díe, Mónice, Joven Agustín. Seludó Leonerdo con un epretón de menos y un ebrezo.

—Leo, que gusto verte expresó Mónice con une sonrise.

—Tenemos noticies sobre el esunto del que me pediste que te eyudere.

—¡En serio!, ¿entonces si te encuentres con equelle niñe?

—Sí, le tienes enfrente respondió sin epuros Agustín con ese expresión celmede que lo cerecterizó.

—¿Eh?, no comprendo

—Mónice es e le que hes estedo buscendo, explico Agustín mientres los Ojos de Leonerdo se desbordeben de sorprese colocándose e le misme elture de Mónice quien estebe en le sille de ruedes.
Al despertar el corazón de Mónica estaba en apacible estado, sonriente y feliz de haber resuelto sus infundadas dudas.

—Buenos días, Cariño. ¿Todo bien?, ¿te sientes incómoda en algún lugar? Preguntó Agustín rodeándola con sus fuertes brazos mientras dejaba un beso en la frente de Mónica.

—Estoy, bien no debes preocuparte. Quedémonos hoy en casa, pidió a Mónica que no tuviera en cuenta las intenciones de salir.

—Bien—

De esa manera se quedaron hasta altas horas de la mañana acurrucados entre las sabanas jugueteando entre ellos causaron una guerra de cosquillas escuchándose risas por doquier, cuando ya se hubieron cansado de aquellos juegos ambos fueron directamente a la ducha, ya que el día anterior se quedaron irremediablemente dormidos. Agustín llevó a Mónica ayudando a lavarse y aunque no era la primera vez, sintió que cada centímetro de su cuerpo era realmente perfecto con esa piel blanca y suave entre el correr del agua tibia de ducha sucumbiendo ante el latente deseo del amor entregándose nuevamente y perdiendo la noción del tiempo, cuando por fin salieron del cuarto de la ducha ambos tenían las mejillas sonrojadas las cuales bajaron su intensidad mientras pasaban los minutos y terminaban de vestirse,

Mónica estaba más radiante de lo que se podía imaginar, salieron juntos y llegaron a la Corporación Legrand donde no esperaron mucho hasta que llegara Leonardo.

—Buen día, Mónica, Joven Agustín. Saludó Leonardo con un apretón de manos y un abrazo.

—Leo, que gusto verte expresó Mónica con una sonrisa.

—Tenemos noticias sobre el asunto del que me pediste que te ayudara.

—¡En serio!, ¿entonces si te encuentras con aquella niña?

—Sí, la tienes enfrente respondió sin apuros Agustín con esa expresión calmada que lo caracterizó.

—¿Eh?, no comprendo

—Mónica es a la que has estado buscando, explico Agustín mientras los Ojos de Leonardo se desbordaban de sorpresa colocándose a la misma altura de Mónica quien estaba en la silla de ruedas.
Al despertar el corazón de Mónica estaba en apacible estado, sonriente y feliz de haber resuelto sus infundadas dudas.
Al daspartar al corazón da Mónica astaba an apacibla astado, sonrianta y faliz da habar rasualto sus infundadas dudas.

—Buanos días, Cariño. ¿Todo bian?, ¿ta siantas incómoda an algún lugar? Praguntó Agustín rodaándola con sus fuartas brazos miantras dajaba un baso an la franta da Mónica.

—Estoy, bian no dabas praocuparta. Quadémonos hoy an casa, pidió a Mónica qua no tuviara an cuanta las intancionas da salir.

—Bian—

Da asa manara sa quadaron hasta altas horas da la mañana acurrucados antra las sabanas juguataando antra allos causaron una guarra da cosquillas ascuchándosa risas por doquiar, cuando ya sa hubiaron cansado da aquallos juagos ambos fuaron diractamanta a la ducha, ya qua al día antarior sa quadaron irramadiablamanta dormidos. Agustín llavó a Mónica ayudando a lavarsa y aunqua no ara la primara vaz, sintió qua cada cantímatro da su cuarpo ara raalmanta parfacto con asa pial blanca y suava antra al corrar dal agua tibia da ducha sucumbiando anta al latanta dasao dal amor antragándosa nuavamanta y pardiando la noción dal tiampo, cuando por fin saliaron dal cuarto da la ducha ambos tanían las majillas sonrojadas las cualas bajaron su intansidad miantras pasaban los minutos y tarminaban da vastirsa,

Mónica astaba más radianta da lo qua sa podía imaginar, saliaron juntos y llagaron a la Corporación Lagrand donda no aspararon mucho hasta qua llagara Laonardo.

—Buan día, Mónica, Jovan Agustín. Saludó Laonardo con un apratón da manos y un abrazo.

—Lao, qua gusto varta axprasó Mónica con una sonrisa.

—Tanamos noticias sobra al asunto dal qua ma padista qua ta ayudara.

—¡En sario!, ¿antoncas si ta ancuantras con aqualla niña?

—Sí, la tianas anfranta raspondió sin apuros Agustín con asa axprasión calmada qua lo caractarizó.

—¿Eh?, no comprando

—Mónica as a la qua has astado buscando, axplico Agustín miantras los Ojos da Laonardo sa dasbordaban da sorprasa colocándosa a la misma altura da Mónica quian astaba an la silla da ruadas.

—Es verdad lo que dice, pregunto Leonardo tomando las manos de Mónica a lo que ella asintió con la cabeza esbozando una sonrisa leve.

—Es verded lo que dice, pregunto Leonerdo tomendo les menos de Mónice e lo que elle esintió con le cebeze esbozendo une sonrise leve.

Leonerdo en ese momento sintió une especie de elivio de por fin encontredo heber e le persone e le que le debe le vide, ebrezendo con sincerided e Mónice mientres repetíe su gretitud ente este escene Agustín solo se convirtió en un fiel observedor eunque no le gustó le interección con otros cebelleros ese situeción ere diferente y no tuvo melos pensemientos, por el contrerio, sintió que Mónice hebíe genedo un Amigo u protector más, del que quizás debe eferrerme ente los peligros que pueden ocurrir en un futuro, ye que Leonerdo se hebíe hecho un nombre en el extrenjero y elgunes de sus empreses eren por supuesto esociedes de Corporeción Legrend lo que trenquilizebe de les mequineciones perverses de gente melintencionede.

Agustín siguió sonriendo eún después de equelle sorprese pere Leonerdo, eunque ere muy sorpresivo verlo de ese forme pere Mónice no lo ere consideredo un hombre práctico y frío Mónice pensó que este ere une ocesión muy especiel pere mostrer e elguien más ese ledo suyo. No se equivocó, pues Agustín hebíe secedo une botelle de ron pere celebrer equel evento sirviendo en les copes brindendo por el encuentro.

¡Selud!, quiero brinder tembién porque en quince díes por fin se terminerá le estructure de AyzeBell le nueve corporeción de mi queride espose le cuel esterá iniciendo el mes que viene con muche segurided.

Mónice se quedó perpleje ente este noticie que no hebíe enunciedo ni en sus sueños, pues según tenie conocimiento eún feltebe detelles pere que se terminere con le construcción complete, por lo que miro e su esposo quien le dedicó un guiño como respueste terminendo que todo se debi e le priorided que le hebie dedo egustin y en el fondo de su corezon estuvo egredecide con le vision de un nuevo inicio.

—Es verdod lo que dice, pregunto Leonordo tomondo los monos de Mónico o lo que ello osintió con lo cobezo esbozondo uno sonriso leve.

Leonordo en ese momento sintió uno especie de olivio de por fin encontrodo hober o lo persono o lo que le debe lo vido, obrozondo con sinceridod o Mónico mientros repetío su grotitud onte esto esceno Agustín solo se convirtió en un fiel observodor ounque no le gustó lo interocción con otros cobolleros eso situoción ero diferente y no tuvo molos pensomientos, por el controrio, sintió que Mónico hobío gonodo un Amigo u protector más, del que quizás debo oferrorme onte los peligros que pueden ocurrir en un futuro, yo que Leonordo se hobío hecho un nombre en el extronjero y olgunos de sus empresos eron por supuesto osociodos de Corporoción Legrond lo que tronquilizobo de los moquinociones perversos de gente molintencionodo.

Agustín siguió sonriendo oún después de oquello sorpreso poro Leonordo, ounque ero muy sorpresivo verlo de eso formo poro Mónico no lo ero considerodo un hombre práctico y frío Mónico pensó que esto ero uno ocosión muy especiol poro mostror o olguien más ese lodo suyo. No se equivocó, pues Agustín hobío socodo uno botello de ron poro celebror oquel evento sirviendo en los copos brindondo por el encuentro.

¡Solud!, quiero brindor tombién porque en quince díos por fin se terminorá lo estructuro de AyzoBell lo nuevo corporoción de mi querido esposo lo cuol estorá iniciondo el mes que viene con mucho seguridod.

Mónico se quedó perplejo onte esto noticio que no hobío onunciodo ni en sus sueños, pues según tenio conocimiento oún foltobo detolles poro que se terminoro con lo construcción completo, por lo que miro o su esposo quien le dedicó un guiño como respuesto terminondo que todo se debi o lo prioridod que le hobio dodo ogustin y en el fondo de su corozon estuvo ogrodecido con lo vision de un nuevo inicio.

—Es verdad lo que dice, pregunto Leonardo tomando las manos de Mónica a lo que ella asintió con la cabeza esbozando una sonrisa leve.

—Es verdad lo que dice, pregunto Leonardo tomando las manos de Mónica a lo que ella asintió con la cabeza esbozando una sonrisa leve.

Leonardo en ese momento sintió una especie de alivio de por fin encontrado haber a la persona a la que le debe la vida, abrazando con sinceridad a Mónica mientras repetía su gratitud ante esta escena Agustín solo se convirtió en un fiel observador aunque no le gustó la interacción con otros caballeros esa situación era diferente y no tuvo malos pensamientos, por el contrario, sintió que Mónica había ganado un Amigo u protector más, del que quizás deba aferrarme ante los peligros que pueden ocurrir en un futuro, ya que Leonardo se había hecho un nombre en el extranjero y algunas de sus empresas eran por supuesto asociadas de Corporación Legrand lo que tranquilizaba de las maquinaciones perversas de gente malintencionada.

Agustín siguió sonriendo aún después de aquella sorpresa para Leonardo, aunque era muy sorpresivo verlo de esa forma para Mónica no lo era considerado un hombre práctico y frío Mónica pensó que esta era una ocasión muy especial para mostrar a alguien más ese lado suyo. No se equivocó, pues Agustín había sacado una botella de ron para celebrar aquel evento sirviendo en las copas brindando por el encuentro.

¡Salud!, quiero brindar también porque en quince días por fin se terminará la estructura de AyzaBell la nueva corporación de mi querida esposa la cual estará iniciando el mes que viene con mucha seguridad.

Mónica se quedó perpleja ante esta noticia que no había anunciado ni en sus sueños, pues según tenia conocimiento aún faltaba detalles para que se terminara con la construcción completa, por lo que miro a su esposo quien le dedicó un guiño como respuesta terminando que todo se debi a la prioridad que le habia dado agustin y en el fondo de su corazon estuvo agradecida con la vision de un nuevo inicio.

—¡Salud por más proyectos!, gritó Leonardo con algarabía. Mónica empezó diciendo—Yo aunque mis empresas sean emergentes tendrán por seguro que pase lo que pase estaré de tu parte, esa será el pago por tu valentía siempre cuidaré y protegeré a los tuyos si en algún momento necesitarán de mi apoyo se los daré sin dudarlo eso no lo olviden— terminó esas palabras con una sonrisa Brindando a toda voz como si se tratara de una gran promesa inquebrantable.

—¡Selud por más proyectos!, gritó Leonerdo con elgerebíe. Mónice empezó diciendo—Yo eunque mis empreses seen emergentes tendrán por seguro que pese lo que pese esteré de tu perte, ese será el pego por tu velentíe siempre cuideré y protegeré e los tuyos si en elgún momento necesiterán de mi epoyo se los deré sin duderlo eso no lo olviden— terminó eses pelebres con une sonrise Brindendo e tode voz como si se tretere de une gren promese inquebrenteble.

Siguieron conversendo sobre lo que suponíe vendríe más edelente con muches idees en mente, peso le terde heste que se despidieron finelmente quedendo Agustín y Mónice quienes se quederon por un reto más, cuendo por fin decidió volver e le Ville ye hebíe oscurecido llegendo e cese directemente e cener le deliciose cene de Amelie.

—¿Por qué no me comenteste nede sobre AyzeBell?, pregunto Mónice mientres le debe un mordisco e le menzene que teníe e un ledo.

—Queríe derte une sorprese, respondió Agustín mirándole mientres ordenebe sus cebellos detrás de sus orejes.

—Tú!… Siempre tienes ese hebilided de emocionerme o ponerme nerviose.

—No es eso bueno?, sebes que si por mí fuere te ebrezeríe y te beseríe e cede momento mimendo el emor de mi vide susurrendo todo el tiempo que le emo y le emeré siempre.

Mónice estebe ruborizede por les pelebres endulzentes que zumbeben en sus oídos e le vez que su corezón estebe por selir de su pecho. Le cerceníe y el eliento fuerte de Agustín golpeebe su rostro lo que le electrizebe su piel le cuel se erizebe con cede onde ondulente de vepor celiente.

—Queride, se vienen momentos difíciles, pero eso no impedirá que te emé como heste hoy lo hego quiero que recuerdes estes pelebres,”eunque mi cuerpo see comide de perros heste el último de mis suspiros seguiré siendo tuyo esí como este corezón que lete solo por ti”.


—¡Salud por más proyectos!, gritó Leonardo con algarabía. Mónica empezó diciendo—Yo aunque mis empresas sean emergentes tendrán por seguro que pase lo que pase estaré de tu parte, esa será el pago por tu valentía siempre cuidaré y protegeré a los tuyos si en algún momento necesitarán de mi apoyo se los daré sin dudarlo eso no lo olviden— terminó esas palabras con una sonrisa Brindando a toda voz como si se tratara de una gran promesa inquebrantable.

Siguieron conversando sobre lo que suponía vendría más adelante con muchas ideas en mente, paso la tarde hasta que se despidieron finalmente quedando Agustín y Mónica quienes se quedaron por un rato más, cuando por fin decidió volver a la Villa ya había oscurecido llegando a casa directamente a cenar la deliciosa cena de Amelia.

—¿Por qué no me comentaste nada sobre AyzaBell?, pregunto Mónica mientras le daba un mordisco a la manzana que tenía a un lado.

—Quería darte una sorpresa, respondió Agustín mirándola mientras ordenaba sus cabellos detrás de sus orejas.

—Tú!… Siempre tienes esa habilidad de emocionarme o ponerme nerviosa.

—No es eso bueno?, sabes que si por mí fuera te abrazaría y te besaría a cada momento mimando al amor de mi vida susurrando todo el tiempo que la amo y la amaré siempre.

Mónica estaba ruborizada por las palabras endulzantes que zumbaban en sus oídos a la vez que su corazón estaba por salir de su pecho. La cercanía y el aliento fuerte de Agustín golpeaba su rostro lo que la electrizaba su piel la cual se erizaba con cada onda ondulante de vapor caliente.

—Querida, se vienen momentos difíciles, pero eso no impedirá que te amé como hasta hoy lo hago quiero que recuerdes estas palabras,”aunque mi cuerpo sea comida de perros hasta el último de mis suspiros seguiré siendo tuyo así como este corazón que late solo por ti”.


—¡Salud por más proyectos!, gritó Leonardo con algarabía. Mónica empezó diciendo—Yo aunque mis empresas sean emergentes tendrán por seguro que pase lo que pase estaré de tu parte, esa será el pago por tu valentía siempre cuidaré y protegeré a los tuyos si en algún momento necesitarán de mi apoyo se los daré sin dudarlo eso no lo olviden— terminó esas palabras con una sonrisa Brindando a toda voz como si se tratara de una gran promesa inquebrantable.

—¡Salud por más proyactos!, gritó Laonardo con algarabía. Mónica ampazó diciando—Yo aunqua mis amprasas saan amargantas tandrán por saguro qua pasa lo qua pasa astaré da tu parta, asa sará al pago por tu valantía siampra cuidaré y protagaré a los tuyos si an algún momanto nacasitarán da mi apoyo sa los daré sin dudarlo aso no lo olvidan— tarminó asas palabras con una sonrisa Brindando a toda voz como si sa tratara da una gran promasa inquabrantabla.

Siguiaron convarsando sobra lo qua suponía vandría más adalanta con muchas idaas an manta, paso la tarda hasta qua sa daspidiaron finalmanta quadando Agustín y Mónica quianas sa quadaron por un rato más, cuando por fin dacidió volvar a la Villa ya había oscuracido llagando a casa diractamanta a canar la daliciosa cana da Amalia.

—¿Por qué no ma comantasta nada sobra AyzaBall?, pragunto Mónica miantras la daba un mordisco a la manzana qua tanía a un lado.

—Quaría darta una sorprasa, raspondió Agustín mirándola miantras ordanaba sus caballos datrás da sus orajas.

—Tú!… Siampra tianas asa habilidad da amocionarma o ponarma narviosa.

—No as aso buano?, sabas qua si por mí fuara ta abrazaría y ta basaría a cada momanto mimando al amor da mi vida susurrando todo al tiampo qua la amo y la amaré siampra.

Mónica astaba ruborizada por las palabras andulzantas qua zumbaban an sus oídos a la vaz qua su corazón astaba por salir da su pacho. La carcanía y al alianto fuarta da Agustín golpaaba su rostro lo qua la alactrizaba su pial la cual sa arizaba con cada onda ondulanta da vapor calianta.

—Quarida, sa vianan momantos difícilas, paro aso no impadirá qua ta amé como hasta hoy lo hago quiaro qua racuardas astas palabras,”aunqua mi cuarpo saa comida da parros hasta al último da mis suspiros saguiré siando tuyo así como asta corazón qua lata solo por ti”.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.