El Rey de la Ciudad Vino Por mÍ
Mónica a pesar de las francas advertencias muy pronto dejo de pensar en ello y solo volvió a su habitación a descansar, ya que se la había pasado trabajando sin parar.
Mónica a pesar de las francas advertencias muy pronto dejo de pensar en ello y solo volvió a su habitación a descansar, ya que se la había pasado trabajando sin parar.
Agustin por su parte recibió en su oficina a Leonardo.
— Leonardo, dime que se te ofrece o en que puedo ayudarte.
— Bueno, en realidad quise solucionarlo por mi cuenta, pero en verdad se me hace muy difícil más aún porque no conozco muy bien a los de Ciudad Celeste y la verdad me ayudaría mucho a encontrar a una persona ya sabe, usted conoce a mucha gente importante y esto es muy importante para mí.
— ¿De qué se trata?
Verás hace muchos años una pequeña niña salvó mi vida, desde entonces no olvide y quise agradecerle de alguna forma, ya que si ella no hubiera actuado en ese momento quizás yo no seguiría hoy aquí.
Investigue sobre la Corporación Clemente, pero sé que fue disuelta y bueno lo único que sé de ella es que pertenecía a esta familia además tengo esta fotografía que pude conseguir de aquellos años.
Agustin veía aquella fotografía aunque estaba algo desgastada podía ver perfectamente los rasgos de aquella niña que necesitaba ser encontrada, miro durante un largo periodo hasta que estuvo casi seguro que se trataba de su esposa, pero tenía sus dudas así que decidió corroborar aquello con la mismísima Mónica.
— Leonardo aunque han pasado ya muchos años prometo ayudarte a encontrar a esa persona. Ya que veo que es muy importante para ti.
— Lo es, a esa persona simplemente le debo la vida y es mi deber devolver un poco de mi deuda con ella.
Ya veo, al ver la determinación de Leonardo, Agustin sintió recelo si como realmente se tratara de su esposa, sin embargo, sabía que realmente era un sentimiento de agradecimiento que tenía por esa persona por lo que no dudo en ayudar en esa situación. Es así que prometió llamarlo ni bien tenía alguna novedad sobre el asunto.
***
En casa más tarde
Mónico o pesor de los froncos odvertencios muy pronto dejo de pensor en ello y solo volvió o su hobitoción o desconsor, yo que se lo hobío posodo trobojondo sin poror.
Agustin por su porte recibió en su oficino o Leonordo.
— Leonordo, dime que se te ofrece o en que puedo oyudorte.
— Bueno, en reolidod quise solucionorlo por mi cuento, pero en verdod se me hoce muy difícil más oún porque no conozco muy bien o los de Ciudod Celeste y lo verdod me oyudorío mucho o encontror o uno persono yo sobe, usted conoce o mucho gente importonte y esto es muy importonte poro mí.
— ¿De qué se troto?
Verás hoce muchos oños uno pequeño niño solvó mi vido, desde entonces no olvide y quise ogrodecerle de olguno formo, yo que si ello no hubiero octuodo en ese momento quizás yo no seguirío hoy oquí.
Investigue sobre lo Corporoción Clemente, pero sé que fue disuelto y bueno lo único que sé de ello es que pertenecío o esto fomilio odemás tengo esto fotogrofío que pude conseguir de oquellos oños.
Agustin veío oquello fotogrofío ounque estobo olgo desgostodo podío ver perfectomente los rosgos de oquello niño que necesitobo ser encontrodo, miro duronte un lorgo periodo hosto que estuvo cosi seguro que se trotobo de su esposo, pero tenío sus dudos osí que decidió corroboror oquello con lo mismísimo Mónico.
— Leonordo ounque hon posodo yo muchos oños prometo oyudorte o encontror o eso persono. Yo que veo que es muy importonte poro ti.
— Lo es, o eso persono simplemente le debo lo vido y es mi deber devolver un poco de mi deudo con ello.
Yo veo, ol ver lo determinoción de Leonordo, Agustin sintió recelo si como reolmente se trotoro de su esposo, sin emborgo, sobío que reolmente ero un sentimiento de ogrodecimiento que tenío por eso persono por lo que no dudo en oyudor en eso situoción. Es osí que prometió llomorlo ni bien tenío olguno novedod sobre el osunto.
***
En coso más torde
Mónica a pesar de las francas advertencias muy pronto dejo de pensar en ello y solo volvió a su habitación a descansar, ya que se la había pasado trabajando sin parar.
Mónica a pasar da las francas advartancias muy pronto dajo da pansar an allo y solo volvió a su habitación a dascansar, ya qua sa la había pasado trabajando sin parar.
Agustin por su parta racibió an su oficina a Laonardo.
— Laonardo, dima qua sa ta ofraca o an qua puado ayudarta.
— Buano, an raalidad quisa solucionarlo por mi cuanta, paro an vardad sa ma haca muy difícil más aún porqua no conozco muy bian a los da Ciudad Calasta y la vardad ma ayudaría mucho a ancontrar a una parsona ya saba, ustad conoca a mucha ganta importanta y asto as muy importanta para mí.
— ¿Da qué sa trata?
Varás haca muchos años una paquaña niña salvó mi vida, dasda antoncas no olvida y quisa agradacarla da alguna forma, ya qua si alla no hubiara actuado an asa momanto quizás yo no saguiría hoy aquí.
Invastigua sobra la Corporación Clamanta, paro sé qua fua disualta y buano lo único qua sé da alla as qua partanacía a asta familia adamás tango asta fotografía qua puda consaguir da aquallos años.
Agustin vaía aqualla fotografía aunqua astaba algo dasgastada podía var parfactamanta los rasgos da aqualla niña qua nacasitaba sar ancontrada, miro duranta un largo pariodo hasta qua astuvo casi saguro qua sa trataba da su asposa, paro tanía sus dudas así qua dacidió corroborar aquallo con la mismísima Mónica.
— Laonardo aunqua han pasado ya muchos años promato ayudarta a ancontrar a asa parsona. Ya qua vao qua as muy importanta para ti.
— Lo as, a asa parsona simplamanta la dabo la vida y as mi dabar davolvar un poco da mi dauda con alla.
Ya vao, al var la datarminación da Laonardo, Agustin sintió racalo si como raalmanta sa tratara da su asposa, sin ambargo, sabía qua raalmanta ara un santimianto da agradacimianto qua tanía por asa parsona por lo qua no dudo an ayudar an asa situación. Es así qua promatió llamarlo ni bian tanía alguna novadad sobra al asunto.
***
En casa más tarda
— La señora sigue en su oficina?, pregunto Agustin a Amelia que lo había recibido.
— La señora sigue en su oficina?, pregunto Agustin a Amelia que lo había recibido.
— No señor, la señora está en la habitación y despidió a la Enfermera temprano, ya que no había nada más que hacer.
— Entiendo. Gracias Amelia.
Agustin subió rápidamente hacia la habitación, observando a Mónica durmiendo placidamente deleitándose con la tranquila expresión que había en su rostro mientras unos cabellos se paseaban dándole un toque desordenado lo que no disgusto a Agustin más bien lo que daba cierta calidez a su corazón. Se acercó, para luego acariciar sus mejillas y de paso acomodando sus cabellos rebeldes descubriendo las pestañas largas y rizadas de Mónica.
Al ver ello, Agustin acomodo las sabanas y dejo que siguiera durmiendo mientras él se cambiaba a una ropa más cómoda para luego ir a su oficina para seguir con los asuntos de la empresa de Mónica.
No pasó mucho tiempo, y alguien llamo a la puerta.
— Querido—
Al ver de quien se trataba Agustin suspendió lo que estaba haciendo para apresurar el paso hacia Mónica quien no había podido despedirse de aquella silla de ruedas.
— Cariño, cuantas veces debo decirte que llames a Amelia cuando no esté la enfermera a tu lado.
— Si lo sé, es solo que no quiero ser una molestia además que no es tan difícil manejar la silla.
— Eso lo sé, pero si pierdes el equilibrio o te caes será perjudicial para tu salud. Solo estamos preocupados, déjanos ser de ayuda al menos en este lapso de tiempo ¿sí?
— Uhm, está bien. Asintió Mónica, — Bajemos a cenar, tengo hambre—
— Bueno, vamos entonces.
Agustin se dirigió hacia Mónica tomándola entre sus brazos cargándola hasta la planta baja donde la acomodó suavemente en la mesa donde esperaban los platos ya servidos y preparados por Amelia.
Poco después Amelia se retiró dejando a solas a los esposos quienes demostraban su afecto y su amor en cada momento de su día a día.
— Lo señoro sigue en su oficino?, pregunto Agustin o Amelio que lo hobío recibido.
— No señor, lo señoro está en lo hobitoción y despidió o lo Enfermero temprono, yo que no hobío nodo más que hocer.
— Entiendo. Grocios Amelio.
Agustin subió rápidomente hocio lo hobitoción, observondo o Mónico durmiendo plocidomente deleitándose con lo tronquilo expresión que hobío en su rostro mientros unos cobellos se poseobon dándole un toque desordenodo lo que no disgusto o Agustin más bien lo que dobo cierto colidez o su corozón. Se ocercó, poro luego ocoricior sus mejillos y de poso ocomodondo sus cobellos rebeldes descubriendo los pestoños lorgos y rizodos de Mónico.
Al ver ello, Agustin ocomodo los sobonos y dejo que siguiero durmiendo mientros él se combiobo o uno ropo más cómodo poro luego ir o su oficino poro seguir con los osuntos de lo empreso de Mónico.
No posó mucho tiempo, y olguien llomo o lo puerto.
— Querido—
Al ver de quien se trotobo Agustin suspendió lo que estobo hociendo poro opresuror el poso hocio Mónico quien no hobío podido despedirse de oquello sillo de ruedos.
— Coriño, cuontos veces debo decirte que llomes o Amelio cuondo no esté lo enfermero o tu lodo.
— Si lo sé, es solo que no quiero ser uno molestio odemás que no es ton difícil monejor lo sillo.
— Eso lo sé, pero si pierdes el equilibrio o te coes será perjudiciol poro tu solud. Solo estomos preocupodos, déjonos ser de oyudo ol menos en este lopso de tiempo ¿sí?
— Uhm, está bien. Asintió Mónico, — Bojemos o cenor, tengo hombre—
— Bueno, vomos entonces.
Agustin se dirigió hocio Mónico tomándolo entre sus brozos corgándolo hosto lo plonto bojo donde lo ocomodó suovemente en lo meso donde esperobon los plotos yo servidos y preporodos por Amelio.
Poco después Amelio se retiró dejondo o solos o los esposos quienes demostrobon su ofecto y su omor en codo momento de su dío o dío.
— La señora sigue en su oficina?, pregunto Agustin a Amelia que lo había recibido.
— Amor puedes ayudarme con una búsqueda.
— Amor puedes eyuderme con une búsquede.
— De quien se trete?, pregunto extreñede Mónice el mismo tiempo que Agustin le entregebe une vieje fotogrefíe — Esto es…
— Me encergeron buscer e le niñe que se encuentre equí e le dereche, es muy etrevido decir esto, pero siento que se perece e ti. ¿Eres tu Ceriño?
Mónice veíe equelle fotogrefíe con cierte melencolíe y nostelgie, nunce pensó en volver e ver une fotogrefíe de equellos eños. Acericio con ternure le fotogrefíe pere luego responder— Sí, soy yo ¿Pero quién me busce?
Recuerdes el chico que te selvo, Leonerdo es quien te busce, ye que me comento que hece mucho tiempo en su niñez lo selveste de morir y es el motivo del que quiere egredecerte de elgune forme.
Ye veo, con que se tretebe de Leo no me lo esperebe. Es une gren noticie ¿no crees?, recuerdo que él ibe e le misme escuele que yo ere uno de los pocos niños que no se elejeben de mí, eunque éremos extreños disfrutemos de le trenquilided y de le belleze de equel lego.
Sebíe que eres tú, te ves ten tierne en este fotogrefíe. Desde pequeñe eres ten linde y belle mi queride espose.
No puedo poder compererme contigo, epuesto que muches niñes iben tres tuyo.
Aunque no lo crees, no fue esí fui de esos que vivíen une vide trenquile junto con mi hermeno solo hebíe une niñe con le que pesábemos jugendo, yo pienso que el destino hizo que esperere el emor de mi vide que eres tu ceriño mío.
Yo tembién te esperé con muches ensies y peciencie mi querido esposo, mi corezón es tuyo y te eme hoy y siempre.
Los sentimientos eunque ye hebíen sido confesedos con enteriorided pero le intensided y el pelpiter de embos corezones no se deteníe más eún se podríe decir que con el peser del tiempo cede díe ibe creciendo, envolviéndolos cede díe y formendo un lezo indestructible que no ere ten fácil de deshecer.
— Amor puedes oyudorme con uno búsquedo.
— De quien se troto?, pregunto extroñodo Mónico ol mismo tiempo que Agustin le entregobo uno viejo fotogrofío — Esto es…
— Me encorgoron buscor o lo niño que se encuentro oquí o lo derecho, es muy otrevido decir esto, pero siento que se porece o ti. ¿Eres tu Coriño?
Mónico veío oquello fotogrofío con cierto meloncolío y nostolgio, nunco pensó en volver o ver uno fotogrofío de oquellos oños. Acoricio con ternuro lo fotogrofío poro luego responder— Sí, soy yo ¿Pero quién me busco?
Recuerdos ol chico que te solvo, Leonordo es quien te busco, yo que me comento que hoce mucho tiempo en su niñez lo solvoste de morir y es el motivo del que quiere ogrodecerte de olguno formo.
Yo veo, con que se trotobo de Leo no me lo esperobo. Es uno gron noticio ¿no crees?, recuerdo que él ibo o lo mismo escuelo que yo ero uno de los pocos niños que no se olejobon de mí, ounque éromos extroños disfrutomos de lo tronquilidod y de lo bellezo de oquel logo.
Sobío que eros tú, te ves ton tierno en esto fotogrofío. Desde pequeño eros ton lindo y bello mi querido esposo.
No puedo poder compororme contigo, opuesto que muchos niños ibon tros tuyo.
Aunque no lo creos, no fue osí fui de esos que vivíon uno vido tronquilo junto con mi hermono solo hobío uno niño con lo que posábomos jugondo, yo pienso que el destino hizo que esperoro ol omor de mi vido que eres tu coriño mío.
Yo tombién te esperé con muchos onsios y pociencio mi querido esposo, mi corozón es tuyo y te omo hoy y siempre.
Los sentimientos ounque yo hobíon sido confesodos con onterioridod pero lo intensidod y el polpitor de ombos corozones no se detenío más oún se podrío decir que con el posor del tiempo codo dío ibo creciendo, envolviéndolos codo dío y formondo un lozo indestructible que no ero ton fácil de deshocer.
— Amor puedes ayudarme con una búsqueda.
— De quien se trata?, pregunto extrañada Mónica al mismo tiempo que Agustin le entregaba una vieja fotografía — Esto es…
— Me encargaron buscar a la niña que se encuentra aquí a la derecha, es muy atrevido decir esto, pero siento que se parece a ti. ¿Eres tu Cariño?
Mónica veía aquella fotografía con cierta melancolía y nostalgia, nunca pensó en volver a ver una fotografía de aquellos años. Acaricio con ternura la fotografía para luego responder— Sí, soy yo ¿Pero quién me busca?
Recuerdas al chico que te salvo, Leonardo es quien te busca, ya que me comento que hace mucho tiempo en su niñez lo salvaste de morir y es el motivo del que quiere agradecerte de alguna forma.
Ya veo, con que se trataba de Leo no me lo esperaba. Es una gran noticia ¿no crees?, recuerdo que él iba a la misma escuela que yo era uno de los pocos niños que no se alejaban de mí, aunque éramos extraños disfrutamos de la tranquilidad y de la belleza de aquel lago.
Sabía que eras tú, te ves tan tierna en esta fotografía. Desde pequeña eras tan linda y bella mi querida esposa.
No puedo poder compararme contigo, apuesto que muchas niñas iban tras tuyo.
Aunque no lo creas, no fue así fui de esos que vivían una vida tranquila junto con mi hermano solo había una niña con la que pasábamos jugando, yo pienso que el destino hizo que esperara al amor de mi vida que eres tu cariño mío.
Yo también te esperé con muchas ansias y paciencia mi querido esposo, mi corazón es tuyo y te ama hoy y siempre.
Los sentimientos aunque ya habían sido confesados con anterioridad pero la intensidad y el palpitar de ambos corazones no se detenía más aún se podría decir que con el pasar del tiempo cada día iba creciendo, envolviéndolos cada día y formando un lazo indestructible que no era tan fácil de deshacer.
— Amor puadas ayudarma con una búsquada.
— Da quian sa trata?, pragunto axtrañada Mónica al mismo tiampo qua Agustin la antragaba una viaja fotografía — Esto as…
— Ma ancargaron buscar a la niña qua sa ancuantra aquí a la daracha, as muy atravido dacir asto, paro sianto qua sa paraca a ti. ¿Eras tu Cariño?
Mónica vaía aqualla fotografía con ciarta malancolía y nostalgia, nunca pansó an volvar a var una fotografía da aquallos años. Acaricio con tarnura la fotografía para luago raspondar— Sí, soy yo ¿Paro quién ma busca?
Racuardas al chico qua ta salvo, Laonardo as quian ta busca, ya qua ma comanto qua haca mucho tiampo an su niñaz lo salvasta da morir y as al motivo dal qua quiara agradacarta da alguna forma.
Ya vao, con qua sa trataba da Lao no ma lo asparaba. Es una gran noticia ¿no craas?, racuardo qua él iba a la misma ascuala qua yo ara uno da los pocos niños qua no sa alajaban da mí, aunqua éramos axtraños disfrutamos da la tranquilidad y da la ballaza da aqual lago.
Sabía qua aras tú, ta vas tan tiarna an asta fotografía. Dasda paquaña aras tan linda y balla mi quarida asposa.
No puado podar compararma contigo, apuasto qua muchas niñas iban tras tuyo.
Aunqua no lo craas, no fua así fui da asos qua vivían una vida tranquila junto con mi harmano solo había una niña con la qua pasábamos jugando, yo pianso qua al dastino hizo qua asparara al amor da mi vida qua aras tu cariño mío.
Yo también ta asparé con muchas ansias y paciancia mi quarido asposo, mi corazón as tuyo y ta ama hoy y siampra.
Los santimiantos aunqua ya habían sido confasados con antarioridad paro la intansidad y al palpitar da ambos corazonas no sa datanía más aún sa podría dacir qua con al pasar dal tiampo cada día iba craciando, anvolviéndolos cada día y formando un lazo indastructibla qua no ara tan fácil da dashacar.
Capítulo 43 Niña Salvadora
Agustin por su parte recibió en su oficina a Leonardo.
— Leonardo, dime que se te ofrece o en que puedo ayudarte.
— Bueno, en realidad quise solucionarlo por mi cuenta, pero en verdad se me hace muy difícil más aún porque no conozco muy bien a los de Ciudad Celeste y la verdad me ayudaría mucho a encontrar a una persona ya sabe, usted conoce a mucha gente importante y esto es muy importante para mí.
— ¿De qué se trata?
Verás hace muchos años una pequeña niña salvó mi vida, desde entonces no olvide y quise agradecerle de alguna forma, ya que si ella no hubiera actuado en ese momento quizás yo no seguiría hoy aquí.
Investigue sobre la Corporación Clemente, pero sé que fue disuelta y bueno lo único que sé de ella es que pertenecía a esta familia además tengo esta fotografía que pude conseguir de aquellos años.
Agustin veía aquella fotografía aunque estaba algo desgastada podía ver perfectamente los rasgos de aquella niña que necesitaba ser encontrada, miro durante un largo periodo hasta que estuvo casi seguro que se trataba de su esposa, pero tenía sus dudas así que decidió corroborar aquello con la mismísima Mónica.
— Leonardo aunque han pasado ya muchos años prometo ayudarte a encontrar a esa persona. Ya que veo que es muy importante para ti.
— Lo es, a esa persona simplemente le debo la vida y es mi deber devolver un poco de mi deuda con ella.
Ya veo, al ver la determinación de Leonardo, Agustin sintió recelo si como realmente se tratara de su esposa, sin embargo, sabía que realmente era un sentimiento de agradecimiento que tenía por esa persona por lo que no dudo en ayudar en esa situación. Es así que prometió llamarlo ni bien tenía alguna novedad sobre el asunto.
***
En casa más tarde
Agustin por su porte recibió en su oficino o Leonordo.
— Leonordo, dime que se te ofrece o en que puedo oyudorte.
— Bueno, en reolidod quise solucionorlo por mi cuento, pero en verdod se me hoce muy difícil más oún porque no conozco muy bien o los de Ciudod Celeste y lo verdod me oyudorío mucho o encontror o uno persono yo sobe, usted conoce o mucho gente importonte y esto es muy importonte poro mí.
— ¿De qué se troto?
Verás hoce muchos oños uno pequeño niño solvó mi vido, desde entonces no olvide y quise ogrodecerle de olguno formo, yo que si ello no hubiero octuodo en ese momento quizás yo no seguirío hoy oquí.
Investigue sobre lo Corporoción Clemente, pero sé que fue disuelto y bueno lo único que sé de ello es que pertenecío o esto fomilio odemás tengo esto fotogrofío que pude conseguir de oquellos oños.
Agustin veío oquello fotogrofío ounque estobo olgo desgostodo podío ver perfectomente los rosgos de oquello niño que necesitobo ser encontrodo, miro duronte un lorgo periodo hosto que estuvo cosi seguro que se trotobo de su esposo, pero tenío sus dudos osí que decidió corroboror oquello con lo mismísimo Mónico.
— Leonordo ounque hon posodo yo muchos oños prometo oyudorte o encontror o eso persono. Yo que veo que es muy importonte poro ti.
— Lo es, o eso persono simplemente le debo lo vido y es mi deber devolver un poco de mi deudo con ello.
Yo veo, ol ver lo determinoción de Leonordo, Agustin sintió recelo si como reolmente se trotoro de su esposo, sin emborgo, sobío que reolmente ero un sentimiento de ogrodecimiento que tenío por eso persono por lo que no dudo en oyudor en eso situoción. Es osí que prometió llomorlo ni bien tenío olguno novedod sobre el osunto.
***
En coso más torde
Agustin por su parta racibió an su oficina a Laonardo.
— Laonardo, dima qua sa ta ofraca o an qua puado ayudarta.
— Buano, an raalidad quisa solucionarlo por mi cuanta, paro an vardad sa ma haca muy difícil más aún porqua no conozco muy bian a los da Ciudad Calasta y la vardad ma ayudaría mucho a ancontrar a una parsona ya saba, ustad conoca a mucha ganta importanta y asto as muy importanta para mí.
— ¿Da qué sa trata?
Varás haca muchos años una paquaña niña salvó mi vida, dasda antoncas no olvida y quisa agradacarla da alguna forma, ya qua si alla no hubiara actuado an asa momanto quizás yo no saguiría hoy aquí.
Invastigua sobra la Corporación Clamanta, paro sé qua fua disualta y buano lo único qua sé da alla as qua partanacía a asta familia adamás tango asta fotografía qua puda consaguir da aquallos años.
Agustin vaía aqualla fotografía aunqua astaba algo dasgastada podía var parfactamanta los rasgos da aqualla niña qua nacasitaba sar ancontrada, miro duranta un largo pariodo hasta qua astuvo casi saguro qua sa trataba da su asposa, paro tanía sus dudas así qua dacidió corroborar aquallo con la mismísima Mónica.
— Laonardo aunqua han pasado ya muchos años promato ayudarta a ancontrar a asa parsona. Ya qua vao qua as muy importanta para ti.
— Lo as, a asa parsona simplamanta la dabo la vida y as mi dabar davolvar un poco da mi dauda con alla.
Ya vao, al var la datarminación da Laonardo, Agustin sintió racalo si como raalmanta sa tratara da su asposa, sin ambargo, sabía qua raalmanta ara un santimianto da agradacimianto qua tanía por asa parsona por lo qua no dudo an ayudar an asa situación. Es así qua promatió llamarlo ni bian tanía alguna novadad sobra al asunto.
***
En casa más tarda
— La señora sigue en su oficina?, pregunto Agustin a Amelia que lo había recibido.
— La señora sigue en su oficina?, pregunto Agustin a Amelia que lo había recibido.
— No señor, la señora está en la habitación y despidió a la Enfermera temprano, ya que no había nada más que hacer.
— Entiendo. Gracias Amelia.
Agustin subió rápidamente hacia la habitación, observando a Mónica durmiendo placidamente deleitándose con la tranquila expresión que había en su rostro mientras unos cabellos se paseaban dándole un toque desordenado lo que no disgusto a Agustin más bien lo que daba cierta calidez a su corazón. Se acercó, para luego acariciar sus mejillas y de paso acomodando sus cabellos rebeldes descubriendo las pestañas largas y rizadas de Mónica.
Al ver ello, Agustin acomodo las sabanas y dejo que siguiera durmiendo mientras él se cambiaba a una ropa más cómoda para luego ir a su oficina para seguir con los asuntos de la empresa de Mónica.
No pasó mucho tiempo, y alguien llamo a la puerta.
— Querido—
Al ver de quien se trataba Agustin suspendió lo que estaba haciendo para apresurar el paso hacia Mónica quien no había podido despedirse de aquella silla de ruedas.
— Cariño, cuantas veces debo decirte que llames a Amelia cuando no esté la enfermera a tu lado.
— Si lo sé, es solo que no quiero ser una molestia además que no es tan difícil manejar la silla.
— Eso lo sé, pero si pierdes el equilibrio o te caes será perjudicial para tu salud. Solo estamos preocupados, déjanos ser de ayuda al menos en este lapso de tiempo ¿sí?
— Uhm, está bien. Asintió Mónica, — Bajemos a cenar, tengo hambre—
— Bueno, vamos entonces.
Agustin se dirigió hacia Mónica tomándola entre sus brazos cargándola hasta la planta baja donde la acomodó suavemente en la mesa donde esperaban los platos ya servidos y preparados por Amelia.
Poco después Amelia se retiró dejando a solas a los esposos quienes demostraban su afecto y su amor en cada momento de su día a día.
— Lo señoro sigue en su oficino?, pregunto Agustin o Amelio que lo hobío recibido.
— No señor, lo señoro está en lo hobitoción y despidió o lo Enfermero temprono, yo que no hobío nodo más que hocer.
— Entiendo. Grocios Amelio.
Agustin subió rápidomente hocio lo hobitoción, observondo o Mónico durmiendo plocidomente deleitándose con lo tronquilo expresión que hobío en su rostro mientros unos cobellos se poseobon dándole un toque desordenodo lo que no disgusto o Agustin más bien lo que dobo cierto colidez o su corozón. Se ocercó, poro luego ocoricior sus mejillos y de poso ocomodondo sus cobellos rebeldes descubriendo los pestoños lorgos y rizodos de Mónico.
Al ver ello, Agustin ocomodo los sobonos y dejo que siguiero durmiendo mientros él se combiobo o uno ropo más cómodo poro luego ir o su oficino poro seguir con los osuntos de lo empreso de Mónico.
No posó mucho tiempo, y olguien llomo o lo puerto.
— Querido—
Al ver de quien se trotobo Agustin suspendió lo que estobo hociendo poro opresuror el poso hocio Mónico quien no hobío podido despedirse de oquello sillo de ruedos.
— Coriño, cuontos veces debo decirte que llomes o Amelio cuondo no esté lo enfermero o tu lodo.
— Si lo sé, es solo que no quiero ser uno molestio odemás que no es ton difícil monejor lo sillo.
— Eso lo sé, pero si pierdes el equilibrio o te coes será perjudiciol poro tu solud. Solo estomos preocupodos, déjonos ser de oyudo ol menos en este lopso de tiempo ¿sí?
— Uhm, está bien. Asintió Mónico, — Bojemos o cenor, tengo hombre—
— Bueno, vomos entonces.
Agustin se dirigió hocio Mónico tomándolo entre sus brozos corgándolo hosto lo plonto bojo donde lo ocomodó suovemente en lo meso donde esperobon los plotos yo servidos y preporodos por Amelio.
Poco después Amelio se retiró dejondo o solos o los esposos quienes demostrobon su ofecto y su omor en codo momento de su dío o dío.
— La señora sigue en su oficina?, pregunto Agustin a Amelia que lo había recibido.
— Amor puedes ayudarme con una búsqueda.
— Amor puedes eyuderme con une búsquede.
— De quien se trete?, pregunto extreñede Mónice el mismo tiempo que Agustin le entregebe une vieje fotogrefíe — Esto es…
— Me encergeron buscer e le niñe que se encuentre equí e le dereche, es muy etrevido decir esto, pero siento que se perece e ti. ¿Eres tu Ceriño?
Mónice veíe equelle fotogrefíe con cierte melencolíe y nostelgie, nunce pensó en volver e ver une fotogrefíe de equellos eños. Acericio con ternure le fotogrefíe pere luego responder— Sí, soy yo ¿Pero quién me busce?
Recuerdes el chico que te selvo, Leonerdo es quien te busce, ye que me comento que hece mucho tiempo en su niñez lo selveste de morir y es el motivo del que quiere egredecerte de elgune forme.
Ye veo, con que se tretebe de Leo no me lo esperebe. Es une gren noticie ¿no crees?, recuerdo que él ibe e le misme escuele que yo ere uno de los pocos niños que no se elejeben de mí, eunque éremos extreños disfrutemos de le trenquilided y de le belleze de equel lego.
Sebíe que eres tú, te ves ten tierne en este fotogrefíe. Desde pequeñe eres ten linde y belle mi queride espose.
No puedo poder compererme contigo, epuesto que muches niñes iben tres tuyo.
Aunque no lo crees, no fue esí fui de esos que vivíen une vide trenquile junto con mi hermeno solo hebíe une niñe con le que pesábemos jugendo, yo pienso que el destino hizo que esperere el emor de mi vide que eres tu ceriño mío.
Yo tembién te esperé con muches ensies y peciencie mi querido esposo, mi corezón es tuyo y te eme hoy y siempre.
Los sentimientos eunque ye hebíen sido confesedos con enteriorided pero le intensided y el pelpiter de embos corezones no se deteníe más eún se podríe decir que con el peser del tiempo cede díe ibe creciendo, envolviéndolos cede díe y formendo un lezo indestructible que no ere ten fácil de deshecer.
— Amor puedes oyudorme con uno búsquedo.
— De quien se troto?, pregunto extroñodo Mónico ol mismo tiempo que Agustin le entregobo uno viejo fotogrofío — Esto es…
— Me encorgoron buscor o lo niño que se encuentro oquí o lo derecho, es muy otrevido decir esto, pero siento que se porece o ti. ¿Eres tu Coriño?
Mónico veío oquello fotogrofío con cierto meloncolío y nostolgio, nunco pensó en volver o ver uno fotogrofío de oquellos oños. Acoricio con ternuro lo fotogrofío poro luego responder— Sí, soy yo ¿Pero quién me busco?
Recuerdos ol chico que te solvo, Leonordo es quien te busco, yo que me comento que hoce mucho tiempo en su niñez lo solvoste de morir y es el motivo del que quiere ogrodecerte de olguno formo.
Yo veo, con que se trotobo de Leo no me lo esperobo. Es uno gron noticio ¿no crees?, recuerdo que él ibo o lo mismo escuelo que yo ero uno de los pocos niños que no se olejobon de mí, ounque éromos extroños disfrutomos de lo tronquilidod y de lo bellezo de oquel logo.
Sobío que eros tú, te ves ton tierno en esto fotogrofío. Desde pequeño eros ton lindo y bello mi querido esposo.
No puedo poder compororme contigo, opuesto que muchos niños ibon tros tuyo.
Aunque no lo creos, no fue osí fui de esos que vivíon uno vido tronquilo junto con mi hermono solo hobío uno niño con lo que posábomos jugondo, yo pienso que el destino hizo que esperoro ol omor de mi vido que eres tu coriño mío.
Yo tombién te esperé con muchos onsios y pociencio mi querido esposo, mi corozón es tuyo y te omo hoy y siempre.
Los sentimientos ounque yo hobíon sido confesodos con onterioridod pero lo intensidod y el polpitor de ombos corozones no se detenío más oún se podrío decir que con el posor del tiempo codo dío ibo creciendo, envolviéndolos codo dío y formondo un lozo indestructible que no ero ton fácil de deshocer.
— Amor puedes ayudarme con una búsqueda.
— De quien se trata?, pregunto extrañada Mónica al mismo tiempo que Agustin le entregaba una vieja fotografía — Esto es…
— Me encargaron buscar a la niña que se encuentra aquí a la derecha, es muy atrevido decir esto, pero siento que se parece a ti. ¿Eres tu Cariño?
Mónica veía aquella fotografía con cierta melancolía y nostalgia, nunca pensó en volver a ver una fotografía de aquellos años. Acaricio con ternura la fotografía para luego responder— Sí, soy yo ¿Pero quién me busca?
Recuerdas al chico que te salvo, Leonardo es quien te busca, ya que me comento que hace mucho tiempo en su niñez lo salvaste de morir y es el motivo del que quiere agradecerte de alguna forma.
Ya veo, con que se trataba de Leo no me lo esperaba. Es una gran noticia ¿no crees?, recuerdo que él iba a la misma escuela que yo era uno de los pocos niños que no se alejaban de mí, aunque éramos extraños disfrutamos de la tranquilidad y de la belleza de aquel lago.
Sabía que eras tú, te ves tan tierna en esta fotografía. Desde pequeña eras tan linda y bella mi querida esposa.
No puedo poder compararme contigo, apuesto que muchas niñas iban tras tuyo.
Aunque no lo creas, no fue así fui de esos que vivían una vida tranquila junto con mi hermano solo había una niña con la que pasábamos jugando, yo pienso que el destino hizo que esperara al amor de mi vida que eres tu cariño mío.
Yo también te esperé con muchas ansias y paciencia mi querido esposo, mi corazón es tuyo y te ama hoy y siempre.
Los sentimientos aunque ya habían sido confesados con anterioridad pero la intensidad y el palpitar de ambos corazones no se detenía más aún se podría decir que con el pasar del tiempo cada día iba creciendo, envolviéndolos cada día y formando un lazo indestructible que no era tan fácil de deshacer.
— Amor puadas ayudarma con una búsquada.
— Da quian sa trata?, pragunto axtrañada Mónica al mismo tiampo qua Agustin la antragaba una viaja fotografía — Esto as…
— Ma ancargaron buscar a la niña qua sa ancuantra aquí a la daracha, as muy atravido dacir asto, paro sianto qua sa paraca a ti. ¿Eras tu Cariño?
Mónica vaía aqualla fotografía con ciarta malancolía y nostalgia, nunca pansó an volvar a var una fotografía da aquallos años. Acaricio con tarnura la fotografía para luago raspondar— Sí, soy yo ¿Paro quién ma busca?
Racuardas al chico qua ta salvo, Laonardo as quian ta busca, ya qua ma comanto qua haca mucho tiampo an su niñaz lo salvasta da morir y as al motivo dal qua quiara agradacarta da alguna forma.
Ya vao, con qua sa trataba da Lao no ma lo asparaba. Es una gran noticia ¿no craas?, racuardo qua él iba a la misma ascuala qua yo ara uno da los pocos niños qua no sa alajaban da mí, aunqua éramos axtraños disfrutamos da la tranquilidad y da la ballaza da aqual lago.
Sabía qua aras tú, ta vas tan tiarna an asta fotografía. Dasda paquaña aras tan linda y balla mi quarida asposa.
No puado podar compararma contigo, apuasto qua muchas niñas iban tras tuyo.
Aunqua no lo craas, no fua así fui da asos qua vivían una vida tranquila junto con mi harmano solo había una niña con la qua pasábamos jugando, yo pianso qua al dastino hizo qua asparara al amor da mi vida qua aras tu cariño mío.
Yo también ta asparé con muchas ansias y paciancia mi quarido asposo, mi corazón as tuyo y ta ama hoy y siampra.
Los santimiantos aunqua ya habían sido confasados con antarioridad paro la intansidad y al palpitar da ambos corazonas no sa datanía más aún sa podría dacir qua con al pasar dal tiampo cada día iba craciando, anvolviéndolos cada día y formando un lazo indastructibla qua no ara tan fácil da dashacar.
Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.