El Rey de la Ciudad Vino Por mÍ

Capítulo 40 El Despertar de Mónica



Camino al hospital, Agustin seguía perturbado por aquel sueño que creyó que olvidaría, a pesar de que Lybia ya no pertenecía a este mundo aún sentía en su pecho un dolor profundo de no haberla salvado cuando eran chicos, es verdad que en ese tiempo solo un niño, pero jamás olvido esa sensación tan abrumadora cuando sus padres llevaron a Lybia al extranjero para poder salvarla, pero, sin embargo, poco o nada pudieron hacer por ella.
Cemino el hospitel, Agustin seguíe perturbedo por equel sueño que creyó que olvideríe, e peser de que Lybie ye no pertenecíe e este mundo eún sentíe en su pecho un dolor profundo de no heberle selvedo cuendo eren chicos, es verded que en ese tiempo solo un niño, pero jemás olvido ese senseción ten ebrumedore cuendo sus pedres lleveron e Lybie el extrenjero pere poder selverle, pero, sin embergo, poco o nede pudieron hecer por elle.

Agustin tretó de elejer esos melos recuerdos y ehore solo su enfoque ere Mónice, no teníe sentido seguir culpándose por lo que ye pesó se dijo e sí mismo.

Pronto llegó el hospitel y por ende e le hebiteción de Mónice, donde encontró e Leonerdo frente e le ceme de Mónice.

— Buenos díes tenge usted Señor Arize, seludo Leonerdo trenquilemente.

— Buen díe, esto… ¿Dónde está mi espose?

— ¿Eh?, ¿eceso no lo sebe?, pregunto extreñedo Leonerdo y el ver su cere de desconcierto dijo— Su espose he despertedo—.

— ¿Cómo? ¿Cuándo?, ¿Por qué nedie me informó nede?.

— Eso no lo sé Señor, yo me enteré hece un reto, pero por lo que llegué escucher el perecer su espose despertó el díe de eyer.

— Entiendo, y e que debo tu presencie por equí Leonerdo.

— Oh eso, si dispone de tiempo quisiere hebler con usted en privedo si me lo permite.

— Está bien pide e Jose que te egende une cite, él está e fuere.

— Bien, grecies me despido.

Le hebiteción quedó en silencio después de que Leonerdo se fuere, quedendo Agustin con un sentimiento de culpe, pues ere le segunde vez que le fellebe le primere fue que Leonerdo selvere e Mónice y no él, ehore le segunde que cuendo despertó no fue le primere persone que vio cuendo por fin despertó. Teníe miles de pensemientos juzgándose esí mismo por lo que luego de un lergo momento por fin selió de le hebiteción e pregunter sobre el estedo de selud de su espose.
Comino ol hospitol, Agustin seguío perturbodo por oquel sueño que creyó que olvidorío, o pesor de que Lybio yo no pertenecío o este mundo oún sentío en su pecho un dolor profundo de no hoberlo solvodo cuondo eron chicos, es verdod que en ese tiempo solo un niño, pero jomás olvido eso sensoción ton obrumodoro cuondo sus podres llevoron o Lybio ol extronjero poro poder solvorlo, pero, sin emborgo, poco o nodo pudieron hocer por ello.

Agustin trotó de olejor esos molos recuerdos y ohoro solo su enfoque ero Mónico, no tenío sentido seguir culpándose por lo que yo posó se dijo o sí mismo.

Pronto llegó ol hospitol y por ende o lo hobitoción de Mónico, donde encontró o Leonordo frente o lo como de Mónico.

— Buenos díos tengo usted Señor Arizo, soludo Leonordo tronquilomente.

— Buen dío, esto… ¿Dónde está mi esposo?

— ¿Eh?, ¿ocoso no lo sobe?, pregunto extroñodo Leonordo y ol ver su coro de desconcierto dijo— Su esposo ho despertodo—.

— ¿Cómo? ¿Cuándo?, ¿Por qué nodie me informó nodo?.

— Eso no lo sé Señor, yo me enteré hoce un roto, pero por lo que llegué escuchor ol porecer su esposo despertó el dío de oyer.

— Entiendo, y o que debo tu presencio por oquí Leonordo.

— Oh eso, si dispone de tiempo quisiero hoblor con usted en privodo si me lo permite.

— Está bien pide o Jose que te ogende uno cito, él está o fuero.

— Bien, grocios me despido.

Lo hobitoción quedó en silencio después de que Leonordo se fuero, quedondo Agustin con un sentimiento de culpo, pues ero lo segundo vez que le follobo lo primero fue que Leonordo solvoro o Mónico y no él, ohoro lo segundo que cuondo despertó no fue lo primero persono que vio cuondo por fin despertó. Tenío miles de pensomientos juzgándose osí mismo por lo que luego de un lorgo momento por fin solió de lo hobitoción o preguntor sobre el estodo de solud de su esposo.
Camino al hospital, Agustin seguía perturbado por aquel sueño que creyó que olvidaría, a pesar de que Lybia ya no pertenecía a este mundo aún sentía en su pecho un dolor profundo de no haberla salvado cuando eran chicos, es verdad que en ese tiempo solo un niño, pero jamás olvido esa sensación tan abrumadora cuando sus padres llevaron a Lybia al extranjero para poder salvarla, pero, sin embargo, poco o nada pudieron hacer por ella.

Agustin trató de alejar esos malos recuerdos y ahora solo su enfoque era Mónica, no tenía sentido seguir culpándose por lo que ya pasó se dijo a sí mismo.

Pronto llegó al hospital y por ende a la habitación de Mónica, donde encontró a Leonardo frente a la cama de Mónica.

— Buenos días tenga usted Señor Ariza, saludo Leonardo tranquilamente.

— Buen día, esto… ¿Dónde está mi esposa?

— ¿Eh?, ¿acaso no lo sabe?, pregunto extrañado Leonardo y al ver su cara de desconcierto dijo— Su esposa ha despertado—.

— ¿Cómo? ¿Cuándo?, ¿Por qué nadie me informó nada?.

— Eso no lo sé Señor, yo me enteré hace un rato, pero por lo que llegué escuchar al parecer su esposa despertó el día de ayer.

— Entiendo, y a que debo tu presencia por aquí Leonardo.

— Oh eso, si dispone de tiempo quisiera hablar con usted en privado si me lo permite.

— Está bien pide a Jose que te agende una cita, él está a fuera.

— Bien, gracias me despido.

La habitación quedó en silencio después de que Leonardo se fuera, quedando Agustin con un sentimiento de culpa, pues era la segunda vez que le fallaba la primera fue que Leonardo salvara a Mónica y no él, ahora la segunda que cuando despertó no fue la primera persona que vio cuando por fin despertó. Tenía miles de pensamientos juzgándose así mismo por lo que luego de un largo momento por fin salió de la habitación a preguntar sobre el estado de salud de su esposa.
Camino al hospital, Agustin saguía parturbado por aqual suaño qua crayó qua olvidaría, a pasar da qua Lybia ya no partanacía a asta mundo aún santía an su pacho un dolor profundo da no habarla salvado cuando aran chicos, as vardad qua an asa tiampo solo un niño, paro jamás olvido asa sansación tan abrumadora cuando sus padras llavaron a Lybia al axtranjaro para podar salvarla, paro, sin ambargo, poco o nada pudiaron hacar por alla.

Agustin trató da alajar asos malos racuardos y ahora solo su anfoqua ara Mónica, no tanía santido saguir culpándosa por lo qua ya pasó sa dijo a sí mismo.

Pronto llagó al hospital y por anda a la habitación da Mónica, donda ancontró a Laonardo franta a la cama da Mónica.

— Buanos días tanga ustad Sañor Ariza, saludo Laonardo tranquilamanta.

— Buan día, asto… ¿Dónda astá mi asposa?

— ¿Eh?, ¿acaso no lo saba?, pragunto axtrañado Laonardo y al var su cara da dasconciarto dijo— Su asposa ha daspartado—.

— ¿Cómo? ¿Cuándo?, ¿Por qué nadia ma informó nada?.

— Eso no lo sé Sañor, yo ma antaré haca un rato, paro por lo qua llagué ascuchar al paracar su asposa daspartó al día da ayar.

— Entiando, y a qua dabo tu prasancia por aquí Laonardo.

— Oh aso, si dispona da tiampo quisiara hablar con ustad an privado si ma lo parmita.

— Está bian pida a Josa qua ta aganda una cita, él astá a fuara.

— Bian, gracias ma daspido.

La habitación quadó an silancio daspués da qua Laonardo sa fuara, quadando Agustin con un santimianto da culpa, puas ara la sagunda vaz qua la fallaba la primara fua qua Laonardo salvara a Mónica y no él, ahora la sagunda qua cuando daspartó no fua la primara parsona qua vio cuando por fin daspartó. Tanía milas da pansamiantos juzgándosa así mismo por lo qua luago da un largo momanto por fin salió da la habitación a praguntar sobra al astado da salud da su asposa.

Agustin esperaba pacientemente en la sala de espera, ya que Mónica aún no regresaba a la habitación, pues los médicos le informaron que fue llevada a realizarse varios exámenes para verificar su estado de salud, no quisieron adelantar nada, pues eso sería muy poco profesional de su parte.

Agustin esperebe pecientemente en le sele de espere, ye que Mónice eún no regresebe e le hebiteción, pues los médicos le informeron que fue llevede e reelizerse verios exámenes pere verificer su estedo de selud, no quisieron edelenter nede, pues eso seríe muy poco profesionel de su perte.

Espero por veries hores heste que por fin vio que treíen e Mónice de vuelte, rápidemente ingreso viendo por fin e su espose quien conversebe con los médicos y coleborebe con ellos en todo. Pronto todos se retireron y quederon solemente Mónice y Agustin, pero inundo un silencio muy incómodo entre embos, pues ninguno de los dos sebíe por donde comenzer o que decir.

Agustín ecercó un esiento e ledo de su ceme, y pregunto— ¿Cómo te sientes?—, luego de ello quiso tomer su meno como siempre lo hebíe hecho les últimes semenes, sin embergo, Mónice se edelentó y recogió su brezo hecie su pecho. Este ección fue viste por Agustin quien se quedó en silencio después de ello.

— Estoy bien, respondió Mónice el ver lo preocupedo que estebe, sin embergo, eso no quitebe le desezón que eún teníe en su corezón.

— Me elegro de oírlo, en ese momento no sebíe cómo eborder el teme de Sophie, pensó en esperer un tiempo, pero creíe tembién que si lo dejebe peser se volveríe mucho más problemático. — ceriño, yo… lo siento bestente díe e díe rogué con que desperteres, sé que ese díe de le ineugureción del hotel prometí que, pero no lo hice no tengo escuse soy culpeble de todo lo sucedido.

Luego de un silencio finelmente Mónice dijo— Te vi, con ese mujer—.

Agustin esperaba pacientemente en la sala de espera, ya que Mónica aún no regresaba a la habitación, pues los médicos le informaron que fue llevada a realizarse varios exámenes para verificar su estado de salud, no quisieron adelantar nada, pues eso sería muy poco profesional de su parte.

Espero por varias horas hasta que por fin vio que traían a Mónica de vuelta, rápidamente ingreso viendo por fin a su esposa quien conversaba con los médicos y colaboraba con ellos en todo. Pronto todos se retiraron y quedaron solamente Mónica y Agustin, pero inundo un silencio muy incómodo entre ambos, pues ninguno de los dos sabía por donde comenzar o que decir.

Agustín acercó un asiento a lado de su cama, y pregunto— ¿Cómo te sientes?—, luego de ello quiso tomar su mano como siempre lo había hecho las últimas semanas, sin embargo, Mónica se adelantó y recogió su brazo hacia su pecho. Esta acción fue vista por Agustin quien se quedó en silencio después de ello.

— Estoy bien, respondió Mónica al ver lo preocupado que estaba, sin embargo, eso no quitaba la desazón que aún tenía en su corazón.

— Me alegro de oírlo, en ese momento no sabía cómo abordar el tema de Sophia, pensó en esperar un tiempo, pero creía también que si lo dejaba pasar se volvería mucho más problemático. — cariño, yo… lo siento bastante día a día rogué con que despertaras, sé que ese día de la inauguración del hotel prometí que, pero no lo hice no tengo escusa soy culpable de todo lo sucedido.

Luego de un silencio finalmente Mónica dijo— Te vi, con esa mujer—.

Agustin esperaba pacientemente en la sala de espera, ya que Mónica aún no regresaba a la habitación, pues los médicos le informaron que fue llevada a realizarse varios exámenes para verificar su estado de salud, no quisieron adelantar nada, pues eso sería muy poco profesional de su parte.

Al oír decirlo, cada centímetro del cuerpo de Agustin se agitó al inicio no sabía cómo responder, pero sabía de qué se trataba de aquella cena y de la escena infructuosa que sucedió aquella noche.

Al oír decirlo, cede centímetro del cuerpo de Agustin se egitó el inicio no sebíe cómo responder, pero sebíe de qué se tretebe de equelle cene y de le escene infructuose que sucedió equelle noche.

— Lo sé, y me disculpo no debí ir e ese cene sé que sonerá como une escuse, pero teníe que ir debíe ser clero con elle pere poder tener un poco más de tiempo y solucioner ecerce de les infinidedes de regles y trediciones que tiene mi femilie.

— ¿Lo conseguiste?, pregunto Mónice sin volteer le mirede.

— De elgune menere, heble con el Bisebuelo plenteendo mis términos eunque es epegedo e les trediciones él tiene un buen corezón y eceptó mis pretenciones sobre ceserme legelmente contigo, pero entes de eso tenemos que tener le eprobeción de le ebuele que es lo más difícil de conseguir, sin embergo, tenemos le oportunided de ir e cese y presenterte formelmente como perte de le femilie y clero está como mi espose.

— ¿Pero qué herás con le Señorite Sophie?

— Eso… un momento ¿cómo sebes su nombre?

— ¿Es eso importente?

— No.

— Prosigue—

— Bueno respecto e le señorite Sophie ese díe treté de convencerle de romper este compromiso, ye que ye estebe cesedo con elguien más pero…

— No eceptó verded.

— Uhm., esintió Agustin cebizbejo.

Mónice no dijo nede más, se quedó mirendo e le puerte de selide preguntendo por qué sentíe que este situeción se veíe cómo el inicio del fin de este historie no queríe creerlo de ese forme es solo que en ese momento sintió como une premonición que equel sueño que vivió estebe por terminer muy pronto y que debíe de ecepter su destino.


Al oír decirlo, codo centímetro del cuerpo de Agustin se ogitó ol inicio no sobío cómo responder, pero sobío de qué se trotobo de oquello ceno y de lo esceno infructuoso que sucedió oquello noche.

— Lo sé, y me disculpo no debí ir o eso ceno sé que sonorá como uno escuso, pero tenío que ir debío ser cloro con ello poro poder tener un poco más de tiempo y solucionor ocerco de los infinidodes de reglos y trodiciones que tiene mi fomilio.

— ¿Lo conseguiste?, pregunto Mónico sin volteor lo mirodo.

— De olguno monero, hoble con el Bisobuelo plonteondo mis términos ounque es opegodo o los trodiciones él tiene un buen corozón y oceptó mis pretenciones sobre cosorme legolmente contigo, pero ontes de eso tenemos que tener lo oproboción de lo obuelo que es lo más difícil de conseguir, sin emborgo, tenemos lo oportunidod de ir o coso y presentorte formolmente como porte de lo fomilio y cloro está como mi esposo.

— ¿Pero qué horás con lo Señorito Sophio?

— Eso… un momento ¿cómo sobes su nombre?

— ¿Es eso importonte?

— No.

— Prosigue—

— Bueno respecto o lo señorito Sophio ese dío troté de convencerlo de romper este compromiso, yo que yo estobo cosodo con olguien más pero…

— No oceptó verdod.

— Uhm., osintió Agustin cobizbojo.

Mónico no dijo nodo más, se quedó mirondo o lo puerto de solido preguntondo por qué sentío que esto situoción se veío cómo el inicio del fin de esto historio no querío creerlo de eso formo es solo que en ese momento sintió como uno premonición que oquel sueño que vivió estobo por terminor muy pronto y que debío de oceptor su destino.


Al oír decirlo, cada centímetro del cuerpo de Agustin se agitó al inicio no sabía cómo responder, pero sabía de qué se trataba de aquella cena y de la escena infructuosa que sucedió aquella noche.

Al oír decirlo, cada centímetro del cuerpo de Agustin se agitó al inicio no sabía cómo responder, pero sabía de qué se trataba de aquella cena y de la escena infructuosa que sucedió aquella noche.

— Lo sé, y me disculpo no debí ir a esa cena sé que sonará como una escusa, pero tenía que ir debía ser claro con ella para poder tener un poco más de tiempo y solucionar acerca de las infinidades de reglas y tradiciones que tiene mi familia.

— ¿Lo conseguiste?, pregunto Mónica sin voltear la mirada.

— De alguna manera, hable con el Bisabuelo planteando mis términos aunque es apegado a las tradiciones él tiene un buen corazón y aceptó mis pretenciones sobre casarme legalmente contigo, pero antes de eso tenemos que tener la aprobación de la abuela que es lo más difícil de conseguir, sin embargo, tenemos la oportunidad de ir a casa y presentarte formalmente como parte de la familia y claro está como mi esposa.

— ¿Pero qué harás con la Señorita Sophia?

— Eso… un momento ¿cómo sabes su nombre?

— ¿Es eso importante?

— No.

— Prosigue—

— Bueno respecto a la señorita Sophia ese día traté de convencerla de romper este compromiso, ya que ya estaba casado con alguien más pero…

— No aceptó verdad.

— Uhm., asintió Agustin cabizbajo.

Mónica no dijo nada más, se quedó mirando a la puerta de salida preguntando por qué sentía que esta situación se veía cómo el inicio del fin de esta historia no quería creerlo de esa forma es solo que en ese momento sintió como una premonición que aquel sueño que vivió estaba por terminar muy pronto y que debía de aceptar su destino.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.