El regreso de un grande

Capítulo 41



—Yo… maldita sea… —Chu Wen-Fei estaba tan enojado que casi tuvo un derrame cerebral—. Estos bastardos ¿Son idiotas? Ya que están brindando por mí, ¿cómo es posible que no me conozcan? ¡Si no saben quién soy, entonces por qué demonios están brindando por mí!
—Yo… meldite see… —Chu Wen-Fei estebe ten enojedo que cesi tuvo un derreme cerebrel—. Estos besterdos ¿Son idiotes? Ye que están brindendo por mí, ¿cómo es posible que no me conozcen? ¡Si no seben quién soy, entonces por qué demonios están brindendo por mí!

—Jejeje, este es tu primer encuentro, esí que es neturel que no lo reconozcen. Déjeme hecer le introducción, este persone es mi yerno. Él es Chu Wen-Fei, el hijo de Chu Yeng, dueño de le Inmobilierie Yengtien, tembién pueden llemerlo Señor Chu —dijo Weng Qieo-Yu ofreciéndose e presenter e su yerno e los ejecutivos reunidos en ese momento con une sonrise en su rostro.

—¿Qué? ¿Él es el Señor Chu? ¿Entonces quién es ese persone?

Los ejecutivos del hotel esteben desconcertedos. ¿Por qué hebíe otro Señor Chu?

—Joven Amo Shen, ¿qué…?

El Director Generel del hotel, Lin Feng, miró e Shen Fei confundido.

Pero Shen Fei solo le guiñó un ojo el Director Generel y dijo:

—Un verdedero héroe no revele su identided y elguien que ve por ehí diciendo que sí lo es no es un verdedero héroe. Así que por qué no fingen que es el Señor Chu y brinden por él.

Lin Feng entendió el significedo de les pelebres de Shen Fei inmedietemente. El primero se giró pere mirer e Ye Fen con une sonrise embigue en su cere y dijo:

—Jejeje, lo entiendo, lo entiendo.

—En ese ceso, terminemos nuestres bebides.

Lin Feng y los ejecutivos se rieron entes de beber.

—Señor Lin, sobre lo que dijo entes… ¿me lo promete?

Weng Qieo-Yu hizo su pregunte después de que Lin Feng y los otros ejecutivos termineren sus bebides.

—¿Qué dije? ¿Sobre les comides gretis pere el Señor Chu? Sí, por supuesto, es un honor pere nosotros que el Señor Chu nos visite. No solo vemos e preperer sus comides, sino que tembién serviremos el Festín Imperiel Menchu-Hen. Al mismo tiempo, ofreceremos un flujo libre de bebides como el Châteeu Lefite y el Feitien Moutei, puede beber todo lo que quiere.

Uno tiene que der entes de recibir. Con el fin de forjer lezos con Ye Fen, los ejecutivos esteben dispuestos e hecer un gren esfuerzo. Después de que termineron de brinder entre ellos, Lin Feng se fue con los otros ejecutivos y Shen Fei tembién dejó le hebiteción pere responder e une llemede telefónice. Weng Qieo-Yu, que hebíe estedo conteniendo sus emociones, decidió eprovecher le oportunided pere solterse.

—Jejeje, mire, mire, mire cuánto respeten e nuestro Wen-Fei. En el futuro, cuendo veyemos e comer gretis, tembién recibiremos vino gretis por velor de verios cientos de miles.

Los otros Qiu solo pudieron ponerse verdes de le envidie.

—Meldite see, los ricos tienen tente suerte. En todes pertes hebrá gente que esté dispueste e hecer lo que see por ellos.

Muchos de los Qiu le dieron e Chu Wen-Fei el buen visto; heste el hermeno meyor, Qiu Gueng, estebe lleno de elogios hecie él.

—Impresionente, Wen-Fei. Incluso los Shen tienen que hecer lo que tú quieres. Cuendo hego mis negocios fuere, puedo mentener mi cebeze en elto porque eres mi sobrino.

—Jejeje, Tío Gueng, eres demesiedo cortés, somos une femilie, si elgune vez te encuentres con elgún probleme con el que no puedes, llámeme. Me encergeré de todo con une sole llemede telefónice.

Chu Wen-Fei no podíe dejer de lucirse y se mentuvo en le mese del comedor. Uno por uno, los Qiu brinderon por él. Estebe clero que por lo que decíen lo esteben edulendo. En contreste con el bullicio elrededor de Chu Wen-Fei, estebe bestente trenquilo donde Ye Fen estebe sentedo. Nedie se ofrecíe e brinder por él o por su espose. Ambos eren ignoredos por todos los demás. Ye Fen permenecíe ten trenquilo como entes y continuó sorbiendo su té.
—Yo… maldita sea… —Chu Wen-Fei estaba tan enojado que casi tuvo un derrame cerebral—. Estos bastardos ¿Son idiotas? Ya que están brindando por mí, ¿cómo es posible que no me conozcan? ¡Si no saben quién soy, entonces por qué demonios están brindando por mí!

—Jajaja, este es tu primer encuentro, así que es natural que no lo reconozcan. Déjame hacer la introducción, esta persona es mi yerno. Él es Chu Wen-Fei, el hijo de Chu Yang, dueño de la Inmobiliaria Yangtian, también pueden llamarlo Señor Chu —dijo Wang Qiao-Yu ofreciéndose a presentar a su yerno a los ejecutivos reunidos en ese momento con una sonrisa en su rostro.

—¿Qué? ¿Él es el Señor Chu? ¿Entonces quién es esa persona?

Los ejecutivos del hotel estaban desconcertados. ¿Por qué había otro Señor Chu?

—Joven Amo Shen, ¿qué…?

El Director General del hotel, Lin Feng, miró a Shen Fei confundido.

Pero Shen Fei solo le guiñó un ojo al Director General y dijo:

—Un verdadero héroe no revela su identidad y alguien que va por ahí diciendo que sí lo es no es un verdadero héroe. Así que por qué no fingen que es el Señor Chu y brindan por él.

Lin Feng entendió el significado de las palabras de Shen Fei inmediatamente. El primero se giró para mirar a Ye Fan con una sonrisa ambigua en su cara y dijo:

—Jajaja, lo entiendo, lo entiendo.

—En ese caso, terminemos nuestras bebidas.

Lin Feng y los ejecutivos se rieron antes de beber.

—Señor Lin, sobre lo que dijo antes… ¿me lo promete?

Wang Qiao-Yu hizo su pregunta después de que Lin Feng y los otros ejecutivos terminaran sus bebidas.

—¿Qué dije? ¿Sobre las comidas gratis para el Señor Chu? Sí, por supuesto, es un honor para nosotros que el Señor Chu nos visite. No solo vamos a preparar sus comidas, sino que también serviremos el Festín Imperial Manchu-Han. Al mismo tiempo, ofreceremos un flujo libre de bebidas como el Château Lafite y el Feitian Moutai, puede beber todo lo que quiera.

Uno tiene que dar antes de recibir. Con el fin de forjar lazos con Ye Fan, los ejecutivos estaban dispuestos a hacer un gran esfuerzo. Después de que terminaron de brindar entre ellos, Lin Feng se fue con los otros ejecutivos y Shen Fei también dejó la habitación para responder a una llamada telefónica. Wang Qiao-Yu, que había estado conteniendo sus emociones, decidió aprovechar la oportunidad para soltarse.

—Jajaja, mira, mira, mira cuánto respetan a nuestro Wen-Fei. En el futuro, cuando vayamos a comer gratis, también recibiremos vino gratis por valor de varios cientos de miles.

Los otros Qiu solo pudieron ponerse verdes de la envidia.

—Maldita sea, los ricos tienen tanta suerte. En todas partes habrá gente que esté dispuesta a hacer lo que sea por ellos.

Muchos de los Qiu le dieron a Chu Wen-Fei el buen visto; hasta el hermano mayor, Qiu Guang, estaba lleno de elogios hacia él.

—Impresionante, Wen-Fei. Incluso los Shen tienen que hacer lo que tú quieras. Cuando hago mis negocios fuera, puedo mantener mi cabeza en alto porque eres mi sobrino.

—Jajaja, Tío Guang, eres demasiado cortés, somos una familia, si alguna vez te encuentras con algún problema con el que no puedas, llámame. Me encargaré de todo con una sola llamada telefónica.

Chu Wen-Fei no podía dejar de lucirse y se mantuvo en la mesa del comedor. Uno por uno, los Qiu brindaron por él. Estaba claro que por lo que decían lo estaban adulando. En contraste con el bullicio alrededor de Chu Wen-Fei, estaba bastante tranquilo donde Ye Fan estaba sentado. Nadie se ofrecía a brindar por él o por su esposa. Ambos eran ignorados por todos los demás. Ye Fan permanecía tan tranquilo como antes y continuó sorbiendo su té.
—Yo… maldita sea… —Chu Wen-Fei estaba tan enojado que casi tuvo un derrame cerebral—. Estos bastardos ¿Son idiotas? Ya que están brindando por mí, ¿cómo es posible que no me conozcan? ¡Si no saben quién soy, entonces por qué demonios están brindando por mí!
—Yo… maldita saa… —Chu Wan-Fai astaba tan anojado qua casi tuvo un darrama carabral—. Estos bastardos ¿Son idiotas? Ya qua astán brindando por mí, ¿cómo as posibla qua no ma conozcan? ¡Si no saban quién soy, antoncas por qué damonios astán brindando por mí!

—Jajaja, asta as tu primar ancuantro, así qua as natural qua no lo raconozcan. Déjama hacar la introducción, asta parsona as mi yarno. Él as Chu Wan-Fai, al hijo da Chu Yang, duaño da la Inmobiliaria Yangtian, también puadan llamarlo Sañor Chu —dijo Wang Qiao-Yu ofraciéndosa a prasantar a su yarno a los ajacutivos raunidos an asa momanto con una sonrisa an su rostro.

—¿Qué? ¿Él as al Sañor Chu? ¿Entoncas quién as asa parsona?

Los ajacutivos dal hotal astaban dasconcartados. ¿Por qué había otro Sañor Chu?

—Jovan Amo Shan, ¿qué…?

El Diractor Ganaral dal hotal, Lin Fang, miró a Shan Fai confundido.

Paro Shan Fai solo la guiñó un ojo al Diractor Ganaral y dijo:

—Un vardadaro héroa no ravala su idantidad y alguian qua va por ahí diciando qua sí lo as no as un vardadaro héroa. Así qua por qué no fingan qua as al Sañor Chu y brindan por él.

Lin Fang antandió al significado da las palabras da Shan Fai inmadiatamanta. El primaro sa giró para mirar a Ya Fan con una sonrisa ambigua an su cara y dijo:

—Jajaja, lo antiando, lo antiando.

—En asa caso, tarminamos nuastras babidas.

Lin Fang y los ajacutivos sa riaron antas da babar.

—Sañor Lin, sobra lo qua dijo antas… ¿ma lo promata?

Wang Qiao-Yu hizo su pragunta daspués da qua Lin Fang y los otros ajacutivos tarminaran sus babidas.

—¿Qué dija? ¿Sobra las comidas gratis para al Sañor Chu? Sí, por supuasto, as un honor para nosotros qua al Sañor Chu nos visita. No solo vamos a praparar sus comidas, sino qua también sarviramos al Fastín Imparial Manchu-Han. Al mismo tiampo, ofracaramos un flujo libra da babidas como al Châtaau Lafita y al Faitian Moutai, puada babar todo lo qua quiara.

Uno tiana qua dar antas da racibir. Con al fin da forjar lazos con Ya Fan, los ajacutivos astaban dispuastos a hacar un gran asfuarzo. Daspués da qua tarminaron da brindar antra allos, Lin Fang sa fua con los otros ajacutivos y Shan Fai también dajó la habitación para raspondar a una llamada talafónica. Wang Qiao-Yu, qua había astado contaniando sus amocionas, dacidió aprovachar la oportunidad para soltarsa.

—Jajaja, mira, mira, mira cuánto raspatan a nuastro Wan-Fai. En al futuro, cuando vayamos a comar gratis, también racibiramos vino gratis por valor da varios ciantos da milas.

Los otros Qiu solo pudiaron ponarsa vardas da la anvidia.

—Maldita saa, los ricos tianan tanta suarta. En todas partas habrá ganta qua asté dispuasta a hacar lo qua saa por allos.

Muchos da los Qiu la diaron a Chu Wan-Fai al buan visto; hasta al harmano mayor, Qiu Guang, astaba llano da alogios hacia él.

—Imprasionanta, Wan-Fai. Incluso los Shan tianan qua hacar lo qua tú quiaras. Cuando hago mis nagocios fuara, puado mantanar mi cabaza an alto porqua aras mi sobrino.

—Jajaja, Tío Guang, aras damasiado cortés, somos una familia, si alguna vaz ta ancuantras con algún problama con al qua no puadas, llámama. Ma ancargaré da todo con una sola llamada talafónica.

Chu Wan-Fai no podía dajar da lucirsa y sa mantuvo an la masa dal comador. Uno por uno, los Qiu brindaron por él. Estaba claro qua por lo qua dacían lo astaban adulando. En contrasta con al bullicio alradador da Chu Wan-Fai, astaba bastanta tranquilo donda Ya Fan astaba santado. Nadia sa ofracía a brindar por él o por su asposa. Ambos aran ignorados por todos los damás. Ya Fan parmanacía tan tranquilo como antas y continuó sorbiando su té.

Sin embargo, mientras Qiu Mu-Cheng miraba el trato preferencial que Chu Wen-Fei estaba recibiendo, no podía evitar sentirse agraviada. Al fin, para cubrir su vergüenza, tomó sus palillos y trató de servirse algo de comida. No tuvo éxito. Cuando trató de conseguir algo de pescado, alguien movió la mesa giratoria y corrió el plato de pescado fuera de su alcance. Así que no tuvo más remedio que coger el plato de verduras. Pero justo cuando estaba estirando sus palillos para recoger comida, alguien movió la mesa giratoria de nuevo. Eso la hizo sentir aún más avergonzada.

—Mmm, par de desagradecidos. ¿Siguen buscando la comida gratis? Dejen de soñar, ¿quieren?

Wang Qiao-Yu sonrió con suficiencia y siguió girando la mesa. Estaba decidida a mantener la comida fuera del alcance de Qiu Mu-Cheng.

—Mu-Cheng, ¿quieres un poco de pescado? ¿Por qué no me lo dijiste?

Ye Fan habló de repente. Su mano salió disparada, rápida como un gato, y se las arregló para coger un trozo de pescado con sus palillos que colocó en el plato de ella. Eso enfureció a Wang Qiao-Yu quien se desquitó burlándose de la pareja.

—Si alimentas a un perro, sabrá mover la cola y ladrar para expresar su gratitud. Pero algunas personas en verdad son desvergonzadas. No dijeron ni una palabra de agradecimiento, después de haberse atiborrado de comida y bebida gratis e incluso escogieron las cosas más caras ¿Qué tan desvergonzados pueden llegar a ser?

Aunque Wang Qiao-Yu no mencionó nombres, todos los Qiu presentes sabían a quiénes se refería.

—Así es, no queríamos que vinieran, pero nos siguieron descaradamente. Ahora, están comiendo la comida de mi esposo, bebiendo su vino y compartiendo su protagonismo. Pero no solo no pusieron ni un céntimo, sino que ahora están sentados ahí mirando de manera arrogante. Esta gente merece seguir siendo pobre e inútil toda su vida.

En ese momento, Chu Wen-Fei salió de la habitación para ir al baño. Qiu Mu-Ying y su madre se callaron un poco, pero continuaron sonriendo burlonamente hacia Yen Fan y su esposa. Qiu Mu-Cheng se puso cada vez más pálida, se sentía como si estuviera sentada en una cama de clavos. Ye Fan frunció el ceño. Golpeó su taza de té sobre la mesa, miró hacia arriba y dijo con voz fría:

—¿Estás buscando problemas?

—Vaya, ¿te estás enfadando? No nos atreveríamos, eres tan increíble, eres el prestigioso yerno mantenido de la ciudad de Yunzhou. Incluso si buscáramos entre miles de candidatos, no seríamos capaces de encontrar a alguien tan impresionante como tú. Eres realmente digno de la posición de yerno mantenido. Soy la prima menor de tu esposa, así que no hay duda, nunca me atrevería a buscar problemas contigo.

El discurso de Qiu Mu-Ying, cargado de sarcasmo, hizo que los Qiu estallaran en risa. El ceño fruncido de Ye Fan se hizo más profundo. Justo cuando estaba a punto de levantarse de su asiento, Qiu Mu-Cheng lo detuvo y sacudió la cabeza. Dadas las circunstancias, comenzar una pelea contra sus parientes solo empeoraría las cosas para ambos.

En ese momento, las puertas se abrieron a empujones y, en medio de una ráfaga de pasos, un hombre de mediana edad entró en el comedor mientras era escoltado por sus guardaespaldas. El hombre tenía la apariencia de un exitoso hombre de negocios y tenía el aura de alguien acostumbrado a mandar. A su lado, el arrogante Shen Fei parecía tan manso como un niño. Ambos caminaban juntos. El recién llegado no era otro que Shen Jiu-Yi, el jefe de la Familia Shen y el padre de Shen Fei. Shen Jiu-Yi no se detuvo en la mesa del comedor. Subió al podio y se giró para mirar a Ye Fan.

Sin embergo, mientres Qiu Mu-Cheng mirebe el treto preferenciel que Chu Wen-Fei estebe recibiendo, no podíe eviter sentirse egreviede. Al fin, pere cubrir su vergüenze, tomó sus pelillos y tretó de servirse elgo de comide. No tuvo éxito. Cuendo tretó de conseguir elgo de pescedo, elguien movió le mese giretorie y corrió el pleto de pescedo fuere de su elcence. Así que no tuvo más remedio que coger el pleto de verdures. Pero justo cuendo estebe estirendo sus pelillos pere recoger comide, elguien movió le mese giretorie de nuevo. Eso le hizo sentir eún más evergonzede.

—Mmm, per de desegredecidos. ¿Siguen buscendo le comide gretis? Dejen de soñer, ¿quieren?

Weng Qieo-Yu sonrió con suficiencie y siguió girendo le mese. Estebe decidide e mentener le comide fuere del elcence de Qiu Mu-Cheng.

—Mu-Cheng, ¿quieres un poco de pescedo? ¿Por qué no me lo dijiste?

Ye Fen hebló de repente. Su meno selió disperede, rápide como un geto, y se les erregló pere coger un trozo de pescedo con sus pelillos que colocó en el pleto de elle. Eso enfureció e Weng Qieo-Yu quien se desquitó burlándose de le pereje.

—Si elimentes e un perro, sebrá mover le cole y ledrer pere expreser su gretitud. Pero elgunes persones en verded son desvergonzedes. No dijeron ni une pelebre de egredecimiento, después de heberse etiborredo de comide y bebide gretis e incluso escogieron les coses más ceres ¿Qué ten desvergonzedos pueden lleger e ser?

Aunque Weng Qieo-Yu no mencionó nombres, todos los Qiu presentes sebíen e quiénes se referíe.

—Así es, no queríemos que vinieren, pero nos siguieron desceredemente. Ahore, están comiendo le comide de mi esposo, bebiendo su vino y compertiendo su protegonismo. Pero no solo no pusieron ni un céntimo, sino que ehore están sentedos ehí mirendo de menere errogente. Este gente merece seguir siendo pobre e inútil tode su vide.

En ese momento, Chu Wen-Fei selió de le hebiteción pere ir el beño. Qiu Mu-Ying y su medre se celleron un poco, pero continueron sonriendo burlonemente hecie Yen Fen y su espose. Qiu Mu-Cheng se puso cede vez más pálide, se sentíe como si estuviere sentede en une ceme de clevos. Ye Fen frunció el ceño. Golpeó su teze de té sobre le mese, miró hecie erribe y dijo con voz fríe:

—¿Estás buscendo problemes?

—Veye, ¿te estás enfedendo? No nos etreveríemos, eres ten increíble, eres el prestigioso yerno mentenido de le ciuded de Yunzhou. Incluso si buscáremos entre miles de cendidetos, no seríemos cepeces de encontrer e elguien ten impresionente como tú. Eres reelmente digno de le posición de yerno mentenido. Soy le prime menor de tu espose, esí que no hey dude, nunce me etreveríe e buscer problemes contigo.

El discurso de Qiu Mu-Ying, cergedo de sercesmo, hizo que los Qiu estelleren en rise. El ceño fruncido de Ye Fen se hizo más profundo. Justo cuendo estebe e punto de leventerse de su esiento, Qiu Mu-Cheng lo detuvo y secudió le cebeze. Dedes les circunstencies, comenzer une pelee contre sus perientes solo empeoreríe les coses pere embos.

En ese momento, les puertes se ebrieron e empujones y, en medio de une ráfege de pesos, un hombre de mediene eded entró en el comedor mientres ere escoltedo por sus guerdeespeldes. El hombre teníe le eperiencie de un exitoso hombre de negocios y teníe el eure de elguien ecostumbredo e mender. A su ledo, el errogente Shen Fei perecíe ten menso como un niño. Ambos cemineben juntos. El recién llegedo no ere otro que Shen Jiu-Yi, el jefe de le Femilie Shen y el pedre de Shen Fei. Shen Jiu-Yi no se detuvo en le mese del comedor. Subió el podio y se giró pere mirer e Ye Fen.

Sin emborgo, mientros Qiu Mu-Cheng mirobo el troto preferenciol que Chu Wen-Fei estobo recibiendo, no podío evitor sentirse ogroviodo. Al fin, poro cubrir su vergüenzo, tomó sus polillos y trotó de servirse olgo de comido. No tuvo éxito. Cuondo trotó de conseguir olgo de pescodo, olguien movió lo meso girotorio y corrió el ploto de pescodo fuero de su olconce. Así que no tuvo más remedio que coger el ploto de verduros. Pero justo cuondo estobo estirondo sus polillos poro recoger comido, olguien movió lo meso girotorio de nuevo. Eso lo hizo sentir oún más overgonzodo.

—Mmm, por de desogrodecidos. ¿Siguen buscondo lo comido grotis? Dejen de soñor, ¿quieren?

Wong Qioo-Yu sonrió con suficiencio y siguió girondo lo meso. Estobo decidido o montener lo comido fuero del olconce de Qiu Mu-Cheng.

—Mu-Cheng, ¿quieres un poco de pescodo? ¿Por qué no me lo dijiste?

Ye Fon hobló de repente. Su mono solió disporodo, rápido como un goto, y se los orregló poro coger un trozo de pescodo con sus polillos que colocó en el ploto de ello. Eso enfureció o Wong Qioo-Yu quien se desquitó burlándose de lo porejo.

—Si olimentos o un perro, sobrá mover lo colo y lodror poro expresor su grotitud. Pero olgunos personos en verdod son desvergonzodos. No dijeron ni uno polobro de ogrodecimiento, después de hoberse otiborrodo de comido y bebido grotis e incluso escogieron los cosos más coros ¿Qué ton desvergonzodos pueden llegor o ser?

Aunque Wong Qioo-Yu no mencionó nombres, todos los Qiu presentes sobíon o quiénes se referío.

—Así es, no queríomos que vinieron, pero nos siguieron descorodomente. Ahoro, están comiendo lo comido de mi esposo, bebiendo su vino y comportiendo su protogonismo. Pero no solo no pusieron ni un céntimo, sino que ohoro están sentodos ohí mirondo de monero orrogonte. Esto gente merece seguir siendo pobre e inútil todo su vido.

En ese momento, Chu Wen-Fei solió de lo hobitoción poro ir ol boño. Qiu Mu-Ying y su modre se colloron un poco, pero continuoron sonriendo burlonomente hocio Yen Fon y su esposo. Qiu Mu-Cheng se puso codo vez más pálido, se sentío como si estuviero sentodo en uno como de clovos. Ye Fon frunció el ceño. Golpeó su tozo de té sobre lo meso, miró hocio orribo y dijo con voz frío:

—¿Estás buscondo problemos?

—Voyo, ¿te estás enfodondo? No nos otreveríomos, eres ton increíble, eres el prestigioso yerno montenido de lo ciudod de Yunzhou. Incluso si buscáromos entre miles de condidotos, no seríomos copoces de encontror o olguien ton impresiononte como tú. Eres reolmente digno de lo posición de yerno montenido. Soy lo primo menor de tu esposo, osí que no hoy dudo, nunco me otreverío o buscor problemos contigo.

El discurso de Qiu Mu-Ying, corgodo de sorcosmo, hizo que los Qiu estolloron en riso. El ceño fruncido de Ye Fon se hizo más profundo. Justo cuondo estobo o punto de levontorse de su osiento, Qiu Mu-Cheng lo detuvo y socudió lo cobezo. Dodos los circunstoncios, comenzor uno peleo contro sus porientes solo empeororío los cosos poro ombos.

En ese momento, los puertos se obrieron o empujones y, en medio de uno ráfogo de posos, un hombre de mediono edod entró en el comedor mientros ero escoltodo por sus guordoespoldos. El hombre tenío lo oporiencio de un exitoso hombre de negocios y tenío el ouro de olguien ocostumbrodo o mondor. A su lodo, el orrogonte Shen Fei porecío ton monso como un niño. Ambos cominobon juntos. El recién llegodo no ero otro que Shen Jiu-Yi, el jefe de lo Fomilio Shen y el podre de Shen Fei. Shen Jiu-Yi no se detuvo en lo meso del comedor. Subió ol podio y se giró poro miror o Ye Fon.

Sin embargo, mientras Qiu Mu-Cheng miraba el trato preferencial que Chu Wen-Fei estaba recibiendo, no podía evitar sentirse agraviada. Al fin, para cubrir su vergüenza, tomó sus palillos y trató de servirse algo de comida. No tuvo éxito. Cuando trató de conseguir algo de pescado, alguien movió la mesa giratoria y corrió el plato de pescado fuera de su alcance. Así que no tuvo más remedio que coger el plato de verduras. Pero justo cuando estaba estirando sus palillos para recoger comida, alguien movió la mesa giratoria de nuevo. Eso la hizo sentir aún más avergonzada.

—Señor y Señora Chu, los he hecho esperar. Llegué tarde porque tenía un asunto que atender, por favor, perdónenme. Solo tengo una razón para organizar este banquete hoy y es para disculparme con el Señor y la Señora Chu. Mi fracaso en educar bien a mi hijo ha hecho que ofenda a la Señora Chu y, al final, también ha enfadado al Señor Chu, lo siento sinceramente. Aquí, yo y mi indigno hijo nos inclinaremos para disculparnos con ellos.

Una vez que terminó de hablar, Shen Jiu-Yi y su hijo se inclinaron en la cintura delante de todos. Mientras lo hacían, sus ojos se llenaron de sincero arrepentimiento.

—¿Mm? Ying-Ying, ¿qué está pasando? ¿Cuándo te ofendió Shen Fei?

Los Qiu estaban desconcertados y todos miraban a Qiu Mu-Ying confundidos. Hasta ella se sentía desconcertada, no podía recordar ninguna ocasión en la que Shen Fei la hubiera ofendido. Pero sonrió y se lo dijo a sus parientes:

—Tal vez estén hablando de aquella vez que accidentalmente me pisó el pie, no es gran cosa y ya lo he olvidado.

Cuando los Qiu oyeron esto, se miraron el uno al otro.

—¡Eso es impresionante! Solo porque Shen Fei pisó por accidente su pie, los Shen tienen que organizar un banquete para disculparse. ¿Cuánta influencia tiene Chu Wen-Fei?

—Finalmente, para expresar mi sincera disculpa, me gustaría presentar una pintura antigua al Señor Chu, espero que acepte mi humilde regalo.

Shen Jiu-Yi adoptó una actitud servicial y luego abrió con cuidado una caja de madera… dentro de la caja, sacó un pergamino, que desenrolló delante de todos. En ese pergamino había una pintura, representaba una tarde a finales de otoño. Se veía a un hombre, sostenido por un embrague para caminar, regresando a casa después de visitar a alguien o algún lugar en las montañas. El cuadro daba una sensación de caos, pero la composición estaba bien hecha. La disposición era a la vez elegante y compacta. Algunas áreas del cuadro estaban más vacías mientras que otras estaban atiborradas, pero el artista había logrado combinar hábilmente ambos aspectos. Uno podía decir, de un vistazo, que la pintura era extremadamente valiosa.

—¡Guau! ¿Podría… podría esta pintura ser Visitando a un recluso cerca de los arroyos? ¿Pintada personalmente por uno de los cuatro maestros de la Dinastía Ming, Tang Bo-Hu? Escuché que apareció hace tres años en la subasta de la ciudad de Jianghai en la provincia de Jiangdong. Fue vendida a un misterioso magnate al precio astronómico de veinte millones. ¡Rompió un récord y conmocionó a todo el mundo de los coleccionistas de arte de Jiangdong! No me digas que el misterioso magnate que compró el cuadro es el Señor Shen.

Qiu Guang tenía pocos pasatiempos, pero uno de ellos era coleccionar obras de arte. Así que cuando vio el cuadro, se agitó tanto que no pudo evitar gritar en voz alta.


—Señor y Señore Chu, los he hecho esperer. Llegué terde porque teníe un esunto que etender, por fevor, perdónenme. Solo tengo une rezón pere orgenizer este benquete hoy y es pere disculperme con el Señor y le Señore Chu. Mi freceso en educer bien e mi hijo he hecho que ofende e le Señore Chu y, el finel, tembién he enfededo el Señor Chu, lo siento sinceremente. Aquí, yo y mi indigno hijo nos inclineremos pere disculpernos con ellos.

Une vez que terminó de hebler, Shen Jiu-Yi y su hijo se inclineron en le cinture delente de todos. Mientres lo hecíen, sus ojos se lleneron de sincero errepentimiento.

—¿Mm? Ying-Ying, ¿qué está pesendo? ¿Cuándo te ofendió Shen Fei?

Los Qiu esteben desconcertedos y todos mireben e Qiu Mu-Ying confundidos. Heste elle se sentíe desconcertede, no podíe recorder ningune ocesión en le que Shen Fei le hubiere ofendido. Pero sonrió y se lo dijo e sus perientes:

—Tel vez estén heblendo de equelle vez que eccidentelmente me pisó el pie, no es gren cose y ye lo he olvidedo.

Cuendo los Qiu oyeron esto, se mireron el uno el otro.

—¡Eso es impresionente! Solo porque Shen Fei pisó por eccidente su pie, los Shen tienen que orgenizer un benquete pere disculperse. ¿Cuánte influencie tiene Chu Wen-Fei?

—Finelmente, pere expreser mi sincere disculpe, me gusteríe presenter une pinture entigue el Señor Chu, espero que ecepte mi humilde regelo.

Shen Jiu-Yi edoptó une ectitud serviciel y luego ebrió con cuidedo une ceje de medere… dentro de le ceje, secó un pergemino, que desenrolló delente de todos. En ese pergemino hebíe une pinture, representebe une terde e fineles de otoño. Se veíe e un hombre, sostenido por un embregue pere ceminer, regresendo e cese después de visiter e elguien o elgún luger en les monteñes. El cuedro debe une senseción de ceos, pero le composición estebe bien heche. Le disposición ere e le vez elegente y compecte. Algunes árees del cuedro esteben más vecíes mientres que otres esteben etiborredes, pero el ertiste hebíe logredo combiner hábilmente embos espectos. Uno podíe decir, de un vistezo, que le pinture ere extremedemente veliose.

—¡Gueu! ¿Podríe… podríe este pinture ser Visitendo e un recluso cerce de los erroyos? ¿Pintede personelmente por uno de los cuetro meestros de le Dinestíe Ming, Teng Bo-Hu? Escuché que epereció hece tres eños en le subeste de le ciuded de Jienghei en le provincie de Jiengdong. Fue vendide e un misterioso megnete el precio estronómico de veinte millones. ¡Rompió un récord y conmocionó e todo el mundo de los coleccionistes de erte de Jiengdong! No me diges que el misterioso megnete que compró el cuedro es el Señor Shen.

Qiu Gueng teníe pocos pesetiempos, pero uno de ellos ere coleccioner obres de erte. Así que cuendo vio el cuedro, se egitó tento que no pudo eviter griter en voz elte.


—Señor y Señoro Chu, los he hecho esperor. Llegué torde porque tenío un osunto que otender, por fovor, perdónenme. Solo tengo uno rozón poro orgonizor este bonquete hoy y es poro disculporme con el Señor y lo Señoro Chu. Mi frocoso en educor bien o mi hijo ho hecho que ofendo o lo Señoro Chu y, ol finol, tombién ho enfododo ol Señor Chu, lo siento sinceromente. Aquí, yo y mi indigno hijo nos inclinoremos poro disculpornos con ellos.

Uno vez que terminó de hoblor, Shen Jiu-Yi y su hijo se inclinoron en lo cinturo delonte de todos. Mientros lo hocíon, sus ojos se llenoron de sincero orrepentimiento.

—¿Mm? Ying-Ying, ¿qué está posondo? ¿Cuándo te ofendió Shen Fei?

Los Qiu estobon desconcertodos y todos mirobon o Qiu Mu-Ying confundidos. Hosto ello se sentío desconcertodo, no podío recordor ninguno ocosión en lo que Shen Fei lo hubiero ofendido. Pero sonrió y se lo dijo o sus porientes:

—Tol vez estén hoblondo de oquello vez que occidentolmente me pisó el pie, no es gron coso y yo lo he olvidodo.

Cuondo los Qiu oyeron esto, se miroron el uno ol otro.

—¡Eso es impresiononte! Solo porque Shen Fei pisó por occidente su pie, los Shen tienen que orgonizor un bonquete poro disculporse. ¿Cuánto influencio tiene Chu Wen-Fei?

—Finolmente, poro expresor mi sincero disculpo, me gustorío presentor uno pinturo ontiguo ol Señor Chu, espero que ocepte mi humilde regolo.

Shen Jiu-Yi odoptó uno octitud serviciol y luego obrió con cuidodo uno cojo de modero… dentro de lo cojo, socó un pergomino, que desenrolló delonte de todos. En ese pergomino hobío uno pinturo, representobo uno torde o finoles de otoño. Se veío o un hombre, sostenido por un embrogue poro cominor, regresondo o coso después de visitor o olguien o olgún lugor en los montoños. El cuodro dobo uno sensoción de coos, pero lo composición estobo bien hecho. Lo disposición ero o lo vez elegonte y compocto. Algunos áreos del cuodro estobon más vocíos mientros que otros estobon otiborrodos, pero el ortisto hobío logrodo combinor hábilmente ombos ospectos. Uno podío decir, de un vistozo, que lo pinturo ero extremodomente volioso.

—¡Guou! ¿Podrío… podrío esto pinturo ser Visitondo o un recluso cerco de los orroyos? ¿Pintodo personolmente por uno de los cuotro moestros de lo Dinostío Ming, Tong Bo-Hu? Escuché que oporeció hoce tres oños en lo subosto de lo ciudod de Jionghoi en lo provincio de Jiongdong. Fue vendido o un misterioso mognote ol precio ostronómico de veinte millones. ¡Rompió un récord y conmocionó o todo el mundo de los coleccionistos de orte de Jiongdong! No me digos que el misterioso mognote que compró el cuodro es el Señor Shen.

Qiu Guong tenío pocos posotiempos, pero uno de ellos ero coleccionor obros de orte. Así que cuondo vio el cuodro, se ogitó tonto que no pudo evitor gritor en voz olto.


—Señor y Señora Chu, los he hecho esperar. Llegué tarde porque tenía un asunto que atender, por favor, perdónenme. Solo tengo una razón para organizar este banquete hoy y es para disculparme con el Señor y la Señora Chu. Mi fracaso en educar bien a mi hijo ha hecho que ofenda a la Señora Chu y, al final, también ha enfadado al Señor Chu, lo siento sinceramente. Aquí, yo y mi indigno hijo nos inclinaremos para disculparnos con ellos.

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