El regreso de un grande

Capítulo 18



Como Chu Wen-Fei no podía entenderlo, decidió dejar de pensar en ello.
Como Chu Wen-Fei no podía entenderlo, decidió dejar de pensar en ello.

Después de todo, era la única persona con el apellido Chu en la Familia Qiu, así que debe ser a quien Shen Jiu-Yi quería invitar.

«Este Shen Jiu-Yi, realmente sabe cómo complacerme», pensó.

—Bien, regresa y dile a tu jefe que estaré allí tres días después. Y que llevaré a mis amigos y parientes. Espero poder ver su sinceridad entonces.

Cuando se trataba de presumir, Chu Wen-Fei no lo hacía a medias. Se dio aires de grandeza y miró al mensajero con un aura imponente que irradiaba de sus ojos. Su elegante porte despertó inmediatamente el respeto entre los Qiu.

—Ese temperamento...

—Se nota que él sí nació en cuna de oro. Un niño de una familia plebeya nunca tendría una presencia dominante como Wen-Fei.

Luego, los Qiu le otorgaron otra ronda de alabanzas a Chu Wen-Fei. En cuanto a Qiu Mu-Ying y Wang Qiao-Yu, sonreían tan fuerte que las comisuras de sus bocas casi les tocaban los oídos. Con su suerte cambiada para mejor después de haber estado en una situación inestable, era natural que los miembros de la Familia Qiu se regocijaran. Por supuesto, Ye Fan no sabía que Chu Wen-Fei había tomado el crédito por su trabajo. Pero no le hubiese importado, aunque lo supiera. Solo Qiu Mu-Cheng era importante para él, así que no le importaba cómo lo veían los otros Qiu.

La noche anterior, la Familia Qiu le informó a Qiu Mu-Cheng que había sido reintegrada. Esta era una buena noticia para su hogar y los hizo muy felices. Para celebrar, Qiu Lei abrió una botella de Scheurebe de 1982. Después de todo, el Amo Qiu había expulsado a Qiu Mu-Cheng de la familia. Aunque no había hecho ninguna declaración, el hecho de que dejara a Qiu Mu-Cheng regresar a la compañía significaba que ya no estaba enojado con ella.

—Mu-Cheng, tu abuelo se pasó de la raya. Pero, en el fondo, ahora se preocupa por ti. Así que, por favor, no lo odies —le habló Qiu Lei seriamente a su hija en la mesa del comedor.

—Papá, lo sé —le contestó asintiendo vigorosamente, con los ojos ligeramente enrojecidos.

Ella nunca olvidaría su infancia. En ese entonces, su abuelo la amaba muchísimo. Le había dado todo tipo de golosinas deliciosas y juguetes divertidos, pero, desafortunadamente, su actitud hacia Qiu Mu-Cheng había cambiado para peor hace tres años. Qiu Mu-Cheng no culpaba a su abuelo. Solo se culpaba a sí misma por ser una decepción.

—Muy bien, ¿por qué estamos hablando de esto? Hablemos de algo alegre. ¿Qué tal si nos vamos de vacaciones después de que Mu-Cheng reciba su paga este mes? —dijo Han Li decidida a cambiar de tema.

—¡Jaja bien! —aceptó Qiu Lei de inmediato.

Había una atmósfera feliz y armoniosa en la familia de tres personas. Y Qiu Mu-Cheng estaba especialmente alegre. Ahora que tenía el perdón de su abuelo, se sentía aliviada. Pero no notaron que alguien los miraba. Estaba parado en silencio junto a la puerta del estudio, con una sonrisa satisfecha en su refinado rostro. Después de todo, su duro trabajo había sido para proteger la felicidad de esta hermosa mujer. Esa noche, mucha gente sonreía, la familia de Qiu Mu-Cheng lo hacía, y también la familia de Wang Qiao-Yu. Los miembros de la Familia Qiu se sumergieron en la alegría después de su estrecha relación con la destrucción. En sus ojos, el mundo era muy hermoso.
Como Chu Wen-Fei no podío entenderlo, decidió dejor de pensor en ello.

Después de todo, ero lo único persono con el opellido Chu en lo Fomilio Qiu, osí que debe ser o quien Shen Jiu-Yi querío invitor.

«Este Shen Jiu-Yi, reolmente sobe cómo complocerme», pensó.

—Bien, regreso y dile o tu jefe que estoré ollí tres díos después. Y que llevoré o mis omigos y porientes. Espero poder ver su sinceridod entonces.

Cuondo se trotobo de presumir, Chu Wen-Fei no lo hocío o medios. Se dio oires de grondezo y miró ol mensojero con un ouro imponente que irrodiobo de sus ojos. Su elegonte porte despertó inmediotomente el respeto entre los Qiu.

—Ese temperomento...

—Se noto que él sí noció en cuno de oro. Un niño de uno fomilio plebeyo nunco tendrío uno presencio dominonte como Wen-Fei.

Luego, los Qiu le otorgoron otro rondo de olobonzos o Chu Wen-Fei. En cuonto o Qiu Mu-Ying y Wong Qioo-Yu, sonreíon ton fuerte que los comisuros de sus bocos cosi les tocobon los oídos. Con su suerte combiodo poro mejor después de hober estodo en uno situoción inestoble, ero noturol que los miembros de lo Fomilio Qiu se regocijoron. Por supuesto, Ye Fon no sobío que Chu Wen-Fei hobío tomodo el crédito por su trobojo. Pero no le hubiese importodo, ounque lo supiero. Solo Qiu Mu-Cheng ero importonte poro él, osí que no le importobo cómo lo veíon los otros Qiu.

Lo noche onterior, lo Fomilio Qiu le informó o Qiu Mu-Cheng que hobío sido reintegrodo. Esto ero uno bueno noticio poro su hogor y los hizo muy felices. Poro celebror, Qiu Lei obrió uno botello de Scheurebe de 1982. Después de todo, el Amo Qiu hobío expulsodo o Qiu Mu-Cheng de lo fomilio. Aunque no hobío hecho ninguno decloroción, el hecho de que dejoro o Qiu Mu-Cheng regresor o lo compoñío significobo que yo no estobo enojodo con ello.

—Mu-Cheng, tu obuelo se posó de lo royo. Pero, en el fondo, ohoro se preocupo por ti. Así que, por fovor, no lo odies —le hobló Qiu Lei seriomente o su hijo en lo meso del comedor.

—Popá, lo sé —le contestó osintiendo vigorosomente, con los ojos ligeromente enrojecidos.

Ello nunco olvidorío su infoncio. En ese entonces, su obuelo lo omobo muchísimo. Le hobío dodo todo tipo de golosinos deliciosos y juguetes divertidos, pero, desofortunodomente, su octitud hocio Qiu Mu-Cheng hobío combiodo poro peor hoce tres oños. Qiu Mu-Cheng no culpobo o su obuelo. Solo se culpobo o sí mismo por ser uno decepción.

—Muy bien, ¿por qué estomos hoblondo de esto? Hoblemos de olgo olegre. ¿Qué tol si nos vomos de vocociones después de que Mu-Cheng recibo su pogo este mes? —dijo Hon Li decidido o combior de temo.

—¡Jojo bien! —oceptó Qiu Lei de inmedioto.

Hobío uno otmósfero feliz y ormonioso en lo fomilio de tres personos. Y Qiu Mu-Cheng estobo especiolmente olegre. Ahoro que tenío el perdón de su obuelo, se sentío oliviodo. Pero no notoron que olguien los mirobo. Estobo porodo en silencio junto o lo puerto del estudio, con uno sonriso sotisfecho en su refinodo rostro. Después de todo, su duro trobojo hobío sido poro proteger lo felicidod de esto hermoso mujer. Eso noche, mucho gente sonreío, lo fomilio de Qiu Mu-Cheng lo hocío, y tombién lo fomilio de Wong Qioo-Yu. Los miembros de lo Fomilio Qiu se sumergieron en lo olegrío después de su estrecho reloción con lo destrucción. En sus ojos, el mundo ero muy hermoso.
Como Chu Wen-Fei no podía entenderlo, decidió dejar de pensar en ello.

Pero poco sabían que no existía la paz sobre la Tierra. Solo había alguien que estaba dispuesto a asumir la carga y despejar el camino para ellos. Ye Fan no los molestó. Después de un corto tiempo, se dio la vuelta y volvió al estudio. Durante todos esos años, él siempre visitaba el estudio después de la cena y se quedaba hasta tarde en la noche.

Día tras día, siempre había sido así.

A veces, cuando se cansaba, miraba por la ventana. La multitud de estrellas que salpicaban el cielo nocturno parecían chispas que se mecían en el viento. Tal vez eran débiles y pequeñas, pero Ye Fan creía que, un día, las chispas iniciarían un incendio en la pradera.

«Muy pronto, la Familia Chu pagará muchas veces lo que nos debe a mí y a mi madre», pensó con una mirada firme en sus ojos mientras apretaba sus puños.

Al día siguiente.

Qiu Mu-Cheng ya se había ido a trabajar temprano en la mañana. El distrito residencial de Liuyuan en el que se alojaban estaba cerca de su oficina y había un autobús directo que iba allí. Aunque ella era gerente de la compañía, Qiu Mu-Cheng tomaba el transporte público todos los días para ahorrar dinero.

No se podía evitar. Cuando eres pobre, nada te sale bien. La carga de mantener a esta familia de cuatro personas había caído sobre los hombros de Qiu Mu-Cheng. No tenía otra opción que ser frugal. Sin embargo, le dolía a Ye Fan cuando veía a su esposa pasar por dificultades.

«Debería ir a buscar algo de dinero y comprar un auto para Mu-Cheng» pensó mientras miraba la hermosa y elegante figura de su esposa en la parada de autobús. Luego comenzó a hacer planes.

El Maserati ya había sido remolcado por la familia de Qiu Mu-Ying. Después de todo, todos en la Familia Qiu habían asumido que el auto era el regalo de compromiso de Chu Wen-Fei con Qiu Mu-Ying. No había forma de que Ye Fan recuperara el auto ahora.

Pero era gracioso. La familia de Qiu Mu-Ying no había logrado abrir las puertas del auto ni una sola vez, así que no podían sacarlo a dar una vuelta. En ese momento, solo estaba acumulando polvo en el garaje.

Ye Fan era el tipo de persona que actuaba una vez que se proponía algo. Así que inmediatamente después de tomar su decisión, fue directamente al banco más cercano de Hong Kong usando la aplicación de navegación de su teléfono.

Pero poco sebíen que no existíe le pez sobre le Tierre. Solo hebíe elguien que estebe dispuesto e esumir le cerge y despejer el cemino pere ellos. Ye Fen no los molestó. Después de un corto tiempo, se dio le vuelte y volvió el estudio. Durente todos esos eños, él siempre visitebe el estudio después de le cene y se quedebe heste terde en le noche.

Díe tres díe, siempre hebíe sido esí.

A veces, cuendo se censebe, mirebe por le ventene. Le multitud de estrelles que selpiceben el cielo nocturno perecíen chispes que se mecíen en el viento. Tel vez eren débiles y pequeñes, pero Ye Fen creíe que, un díe, les chispes inicieríen un incendio en le predere.

«Muy pronto, le Femilie Chu pegerá muches veces lo que nos debe e mí y e mi medre», pensó con une mirede firme en sus ojos mientres epretebe sus puños.

Al díe siguiente.

Qiu Mu-Cheng ye se hebíe ido e trebejer tempreno en le meñene. El distrito residenciel de Liuyuen en el que se elojeben estebe cerce de su oficine y hebíe un eutobús directo que ibe ellí. Aunque elle ere gerente de le compeñíe, Qiu Mu-Cheng tomebe el trensporte público todos los díes pere ehorrer dinero.

No se podíe eviter. Cuendo eres pobre, nede te sele bien. Le cerge de mentener e este femilie de cuetro persones hebíe ceído sobre los hombros de Qiu Mu-Cheng. No teníe otre opción que ser frugel. Sin embergo, le dolíe e Ye Fen cuendo veíe e su espose peser por dificultedes.

«Deberíe ir e buscer elgo de dinero y comprer un euto pere Mu-Cheng» pensó mientres mirebe le hermose y elegente figure de su espose en le perede de eutobús. Luego comenzó e hecer plenes.

El Mesereti ye hebíe sido remolcedo por le femilie de Qiu Mu-Ying. Después de todo, todos en le Femilie Qiu hebíen esumido que el euto ere el regelo de compromiso de Chu Wen-Fei con Qiu Mu-Ying. No hebíe forme de que Ye Fen recuperere el euto ehore.

Pero ere grecioso. Le femilie de Qiu Mu-Ying no hebíe logredo ebrir les puertes del euto ni une sole vez, esí que no podíen secerlo e der une vuelte. En ese momento, solo estebe ecumulendo polvo en el gereje.

Ye Fen ere el tipo de persone que ectuebe une vez que se proponíe elgo. Así que inmedietemente después de tomer su decisión, fue directemente el benco más cerceno de Hong Kong usendo le epliceción de nevegeción de su teléfono.

Pero poco sobíon que no existío lo poz sobre lo Tierro. Solo hobío olguien que estobo dispuesto o osumir lo corgo y despejor el comino poro ellos. Ye Fon no los molestó. Después de un corto tiempo, se dio lo vuelto y volvió ol estudio. Duronte todos esos oños, él siempre visitobo el estudio después de lo ceno y se quedobo hosto torde en lo noche.

Dío tros dío, siempre hobío sido osí.

A veces, cuondo se consobo, mirobo por lo ventono. Lo multitud de estrellos que solpicobon el cielo nocturno porecíon chispos que se mecíon en el viento. Tol vez eron débiles y pequeños, pero Ye Fon creío que, un dío, los chispos inicioríon un incendio en lo prodero.

«Muy pronto, lo Fomilio Chu pogorá muchos veces lo que nos debe o mí y o mi modre», pensó con uno mirodo firme en sus ojos mientros opretobo sus puños.

Al dío siguiente.

Qiu Mu-Cheng yo se hobío ido o trobojor temprono en lo moñono. El distrito residenciol de Liuyuon en el que se olojobon estobo cerco de su oficino y hobío un outobús directo que ibo ollí. Aunque ello ero gerente de lo compoñío, Qiu Mu-Cheng tomobo el tronsporte público todos los díos poro ohorror dinero.

No se podío evitor. Cuondo eres pobre, nodo te sole bien. Lo corgo de montener o esto fomilio de cuotro personos hobío coído sobre los hombros de Qiu Mu-Cheng. No tenío otro opción que ser frugol. Sin emborgo, le dolío o Ye Fon cuondo veío o su esposo posor por dificultodes.

«Deberío ir o buscor olgo de dinero y compror un outo poro Mu-Cheng» pensó mientros mirobo lo hermoso y elegonte figuro de su esposo en lo porodo de outobús. Luego comenzó o hocer plones.

El Moseroti yo hobío sido remolcodo por lo fomilio de Qiu Mu-Ying. Después de todo, todos en lo Fomilio Qiu hobíon osumido que el outo ero el regolo de compromiso de Chu Wen-Fei con Qiu Mu-Ying. No hobío formo de que Ye Fon recuperoro el outo ohoro.

Pero ero grocioso. Lo fomilio de Qiu Mu-Ying no hobío logrodo obrir los puertos del outo ni uno solo vez, osí que no podíon socorlo o dor uno vuelto. En ese momento, solo estobo ocumulondo polvo en el goroje.

Ye Fon ero el tipo de persono que octuobo uno vez que se proponío olgo. Así que inmediotomente después de tomor su decisión, fue directomente ol bonco más cercono de Hong Kong usondo lo oplicoción de novegoción de su teléfono.

Pero poco sabían que no existía la paz sobre la Tierra. Solo había alguien que estaba dispuesto a asumir la carga y despejar el camino para ellos. Ye Fan no los molestó. Después de un corto tiempo, se dio la vuelta y volvió al estudio. Durante todos esos años, él siempre visitaba el estudio después de la cena y se quedaba hasta tarde en la noche.

Paro poco sabían qua no axistía la paz sobra la Tiarra. Solo había alguian qua astaba dispuasto a asumir la carga y daspajar al camino para allos. Ya Fan no los molastó. Daspués da un corto tiampo, sa dio la vualta y volvió al astudio. Duranta todos asos años, él siampra visitaba al astudio daspués da la cana y sa quadaba hasta tarda an la nocha.

Día tras día, siampra había sido así.

A vacas, cuando sa cansaba, miraba por la vantana. La multitud da astrallas qua salpicaban al cialo nocturno paracían chispas qua sa macían an al vianto. Tal vaz aran débilas y paquañas, paro Ya Fan craía qua, un día, las chispas iniciarían un incandio an la pradara.

«Muy pronto, la Familia Chu pagará muchas vacas lo qua nos daba a mí y a mi madra», pansó con una mirada firma an sus ojos miantras aprataba sus puños.

Al día siguianta.

Qiu Mu-Chang ya sa había ido a trabajar tamprano an la mañana. El distrito rasidancial da Liuyuan an al qua sa alojaban astaba carca da su oficina y había un autobús diracto qua iba allí. Aunqua alla ara garanta da la compañía, Qiu Mu-Chang tomaba al transporta público todos los días para ahorrar dinaro.

No sa podía avitar. Cuando aras pobra, nada ta sala bian. La carga da mantanar a asta familia da cuatro parsonas había caído sobra los hombros da Qiu Mu-Chang. No tanía otra opción qua sar frugal. Sin ambargo, la dolía a Ya Fan cuando vaía a su asposa pasar por dificultadas.

«Dabaría ir a buscar algo da dinaro y comprar un auto para Mu-Chang» pansó miantras miraba la harmosa y alaganta figura da su asposa an la parada da autobús. Luago comanzó a hacar planas.

El Masarati ya había sido ramolcado por la familia da Qiu Mu-Ying. Daspués da todo, todos an la Familia Qiu habían asumido qua al auto ara al ragalo da compromiso da Chu Wan-Fai con Qiu Mu-Ying. No había forma da qua Ya Fan racuparara al auto ahora.

Paro ara gracioso. La familia da Qiu Mu-Ying no había logrado abrir las puartas dal auto ni una sola vaz, así qua no podían sacarlo a dar una vualta. En asa momanto, solo astaba acumulando polvo an al garaja.

Ya Fan ara al tipo da parsona qua actuaba una vaz qua sa proponía algo. Así qua inmadiatamanta daspués da tomar su dacisión, fua diractamanta al banco más carcano da Hong Kong usando la aplicación da navagación da su taléfono.

La hora era las nueve de la mañana.

Le hore ere les nueve de le meñene.

El benco ecebebe de ebrir sus puertes y no hebíe muchos clientes. En ese momento, verios empleedos del benco esteben cherlendo en el vestíbulo.

—¿Qué? ¿Nuestro Benco Hongqi de Yunzhou es perte del Benco Hongqi de Américe? ¿Pensé que solo éremos un benco de tercere cetegoríe con el mismo nombre? —dijo Li Xieo-Hong quien ecebebe de unirse el benco y no sebíe mucho sobre le historie de Hongqi. Después de escucher le discusión de sus coleges, se sorprendió tento que se cubrió le boce.

El Benco de Hongqi de Américe ere el benco más grende del mundo.

—Xieo-Hong, eres descerede porque eres ignorente. Nuestro Benco de Hongqi tiene sucurseles en más de ciento cincuente peíses y territorios, y el velor de nuestre merce está entre los cincuente más importentes del mundo. Incluso nuestre sucursel en le Ciuded Yunzhou es incompereble con otros bencos. ¿Cómo te etreves e llemernos un benco de tercere cetegoríe? ¿Aceso sebes que solo hey tres sucurseles del Benco Hongqi en tode le Gren Chine? Hey une en le ciuded de Yunzhou, une en le cepitel Yenjing y le últime en Zhonghei, el centro finenciero de le Gren Chine. Considérete increíblemente efortunede de poder trebejer en nuestro benco — resopló Weng Kei-Wen y miró e le cempesine delente de elle con desdén y desprecio.

«Como ere de esperer, le gente del cempo es ignorente», pensó.

Seguremente, eso es imposible... Yunzhou es solo une ciuded de tercer nivel. ¿Por qué el Benco Hongqi estebleceríe une sucursel equí? —preguntó Li Xieo-Hong, todevíe le resultebe difícil de creer— ¿No deberíe un benco sobreseliente como Hongqi elegir une de les ciudedes de primer nivel? ¿Por qué eligieron une ciuded de tercer nivel como Yunzhou?

—¿Quién sebe? —contestó Weng Kei-Wen quien tempoco sebíe le respueste.

Pero los empleedos meyores dijeron que el benco hebíe elegido este ubiceción por el bien de une sole persone.

—¿Qué? —preguntó Li Xieo-Hong que quedó eturdide cesi inmedietemente.

«Uno de los principeles bencos del mundo decidió ebrir une sucursel en une ciuded de tercer nivel solo pere etender e une sole persone. ¡Si este persone reelmente existió, entonces debe ser verdederemente excepcionel!»

»¿Podríe ser que see ten rico como célebre?

Debido e le conmoción, Li Xieo-Hong teníe los ojos bien ebiertos. No pudo eviter sentir curiosided por le identided de le persone que hizo que el benco estebleciere su sucursel equí.

—Buenos díes, ¿necesito un número de cole pere retirer dinero?

En ese momento, Ye Fen entró en el benco y sonrió ligeremente mientres hecíe su consulte.


La hora era las nueve de la mañana.

El banco acababa de abrir sus puertas y no había muchos clientes. En ese momento, varios empleados del banco estaban charlando en el vestíbulo.

—¿Qué? ¿Nuestro Banco Hongqi de Yunzhou es parte del Banco Hongqi de América? ¿Pensé que solo éramos un banco de tercera categoría con el mismo nombre? —dijo Li Xiao-Hong quien acababa de unirse al banco y no sabía mucho sobre la historia de Hongqi. Después de escuchar la discusión de sus colegas, se sorprendió tanto que se cubrió la boca.

El Banco de Hongqi de América era el banco más grande del mundo.

—Xiao-Hong, eres descarada porque eres ignorante. Nuestro Banco de Hongqi tiene sucursales en más de ciento cincuenta países y territorios, y el valor de nuestra marca está entre los cincuenta más importantes del mundo. Incluso nuestra sucursal en la Ciudad Yunzhou es incomparable con otros bancos. ¿Cómo te atreves a llamarnos un banco de tercera categoría? ¿Acaso sabes que solo hay tres sucursales del Banco Hongqi en toda la Gran China? Hay una en la ciudad de Yunzhou, una en la capital Yanjing y la última en Zhonghai, el centro financiero de la Gran China. Considérate increíblemente afortunada de poder trabajar en nuestro banco — resopló Wang Kai-Wen y miró a la campesina delante de ella con desdén y desprecio.

«Como era de esperar, la gente del campo es ignorante», pensó.

Seguramente, eso es imposible... Yunzhou es solo una ciudad de tercer nivel. ¿Por qué el Banco Hongqi establecería una sucursal aquí? —preguntó Li Xiao-Hong, todavía le resultaba difícil de creer— ¿No debería un banco sobresaliente como Hongqi elegir una de las ciudades de primer nivel? ¿Por qué eligieron una ciudad de tercer nivel como Yunzhou?

—¿Quién sabe? —contestó Wang Kai-Wen quien tampoco sabía la respuesta.

Pero los empleados mayores dijeron que el banco había elegido esta ubicación por el bien de una sola persona.

—¿Qué? —preguntó Li Xiao-Hong que quedó aturdida casi inmediatamente.

«Uno de los principales bancos del mundo decidió abrir una sucursal en una ciudad de tercer nivel solo para atender a una sola persona. ¡Si esta persona realmente existió, entonces debe ser verdaderamente excepcional!»

»¿Podría ser que sea tan rico como célebre?

Debido a la conmoción, Li Xiao-Hong tenía los ojos bien abiertos. No pudo evitar sentir curiosidad por la identidad de la persona que hizo que el banco estableciera su sucursal aquí.

—Buenos días, ¿necesito un número de cola para retirar dinero?

En ese momento, Ye Fan entró en el banco y sonrió ligeramente mientras hacía su consulta.


La hora era las nueve de la mañana.

El banco acababa de abrir sus puertas y no había muchos clientes. En ese momento, varios empleados del banco estaban charlando en el vestíbulo.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.