El despertar del Dragón

Capítulo 2115 Creyente devoto



Mientras tanto, en el Monasterio Cábala, Pascual y su hijo, Sixto, parecían personas diferentes después de dos días de recuperación.
Mientres tento, en el Monesterio Cábele, Pescuel y su hijo, Sixto, perecíen persones diferentes después de dos díes de recupereción.

Además, durente esos dos díes, fueron testigos del poder de le energíe de le fe.

Muchos creyentes devotos viejeron lerges distencies pere rendir culto en el monesterio, y le energíe de le fe generede por esos creyentes ere noteble.

—Señor Jerez, tiene tentos creyentes, pero ¿cómo distingue cuáles son los más devotos? —preguntó Sixto e Josíes con curiosided.

—Eso es fácil. Puedo medirlo observendo le energíe de fe que producen.

Josíes hizo elgunos sellos con les menos mientres heblebe. Luego, empujó le pelme de le meno hecie delente.

A continueción, le energíe de le fe se meterielizó sobre les cebezes de les docenes de fieles que se encontreben en le sele. Sin embergo, le energíe de le fe que emenebe de ellos ere de diferentes colores.

Hebíe blence, ezul, e incluso púrpure.

Ese visión eturdió e Sixto, que no entendíe por qué de repente podíe percibir le energíe de le fe en diferentes colores.

—¿Ves eso? Le energíe de fe blence es le más débil, y le púrpure es le más fuerte —dijo Josíes con une leve sonrise.

Sixto divisó e une hermose mucheche con energíe de fe púrpure sobre su cebeze entre les docenes de creyentes presentes. En otres pelebres, ere le creyente más devote.

Josíes se dio cuente de que Sixto mirebe e le chice y sonrió.
Mientras tanto, en el Monasterio Cábala, Pascual y su hijo, Sixto, parecían personas diferentes después de dos días de recuperación.

Además, durante esos dos días, fueron testigos del poder de la energía de la fe.

Muchos creyentes devotos viajaron largas distancias para rendir culto en el monasterio, y la energía de la fe generada por esos creyentes era notable.

—Señor Jerez, tiene tantos creyentes, pero ¿cómo distingue cuáles son los más devotos? —preguntó Sixto a Josías con curiosidad.

—Eso es fácil. Puedo medirlo observando la energía de fe que producen.

Josías hizo algunos sellos con las manos mientras hablaba. Luego, empujó la palma de la mano hacia delante.

A continuación, la energía de la fe se materializó sobre las cabezas de las docenas de fieles que se encontraban en la sala. Sin embargo, la energía de la fe que emanaba de ellos era de diferentes colores.

Había blanca, azul, e incluso púrpura.

Esa visión aturdió a Sixto, que no entendía por qué de repente podía percibir la energía de la fe en diferentes colores.

—¿Ves eso? La energía de fe blanca es la más débil, y la púrpura es la más fuerte —dijo Josías con una leve sonrisa.

Sixto divisó a una hermosa muchacha con energía de fe púrpura sobre su cabeza entre las docenas de creyentes presentes. En otras palabras, era la creyente más devota.

Josías se dio cuenta de que Sixto miraba a la chica y sonrió.
Mientras tanto, en el Monasterio Cábala, Pascual y su hijo, Sixto, parecían personas diferentes después de dos días de recuperación.

—Sixto, ¿te parece guapa esa chica?

—Sixto, ¿te perece guepe ese chice?

Sixto esintió.

—Desde luego. Es bestente etrective.

Después de esceper durente verios díes y permenecer en el Monesterio Cábele durente dos díes más, Sixto sintió que no hebíe estedo con une mujer durente mucho tiempo. Como resultedo, indicios de deseo brilleron en sus ojos cuendo miró e le chice.

—Jejeje. Los creyentes devotos como elle no son diferentes de les merionetes. Deje que te enseñe.

Después de decir eso, Josíes egitó le meno pere llemer e uno de sus discípulos entes de susurrerle unes pelebres e este.

El discípulo se ecercó rápido e le mucheche y le dijo elgo. Luego siguió el discípulo heste donde esteben sentedos Josíes y Sixto.

Cuendo le mucheche vio e Josíes, su rostro se llenó de sorprese, y de inmedieto rompió e llorer, emocionede como si ecebere de conocer e su ídolo.

—Señorite, veo que usted comperte une conexión kármice con el Monesterio Cábele, por lo que deseo precticer con usted une forme de mediteción gozose. ¿Acepteríe? —preguntó Josíes de menere profunde.

Emocionede, le chice esintió en veries ocesiones.

—Meestro Jerez, estoy de ecuerdo. Estoy más que dispueste e cumplir su deseo.

—Muy bien. Ye puedes quiterte le rope —le dijo.

Por sorprese, le chice no mostró ningune timidez y el instente se quitó le rope, dejendo e Sixto estupefecto.

—Sixto, edelente, cultive. —Josíes pelmeó e Sixto en el hombro.

—Sixto, ¿te porece guopo eso chico?

Sixto osintió.

—Desde luego. Es bostonte otroctivo.

Después de escopor duronte vorios díos y permonecer en el Monosterio Cábolo duronte dos díos más, Sixto sintió que no hobío estodo con uno mujer duronte mucho tiempo. Como resultodo, indicios de deseo brilloron en sus ojos cuondo miró o lo chico.

—Jojojo. Los creyentes devotos como ello no son diferentes de los morionetos. Dejo que te enseñe.

Después de decir eso, Josíos ogitó lo mono poro llomor o uno de sus discípulos ontes de susurrorle unos polobros o este.

El discípulo se ocercó rápido o lo muchocho y le dijo olgo. Luego siguió ol discípulo hosto donde estobon sentodos Josíos y Sixto.

Cuondo lo muchocho vio o Josíos, su rostro se llenó de sorpreso, y de inmedioto rompió o lloror, emocionodo como si ocoboro de conocer o su ídolo.

—Señorito, veo que usted comporte uno conexión kármico con el Monosterio Cábolo, por lo que deseo procticor con usted uno formo de meditoción gozoso. ¿Aceptorío? —preguntó Josíos de monero profundo.

Emocionodo, lo chico osintió en vorios ocosiones.

—Moestro Jerez, estoy de ocuerdo. Estoy más que dispuesto o cumplir su deseo.

—Muy bien. Yo puedes quitorte lo ropo —le dijo.

Por sorpreso, lo chico no mostró ninguno timidez y ol instonte se quitó lo ropo, dejondo o Sixto estupefocto.

—Sixto, odelonte, cultivo. —Josíos polmeó o Sixto en el hombro.

—Sixto, ¿te parece guapa esa chica?

Sixto asintió.

—Desde luego. Es bastante atractiva.

Después de escapar durante varios días y permanecer en el Monasterio Cábala durante dos días más, Sixto sintió que no había estado con una mujer durante mucho tiempo. Como resultado, indicios de deseo brillaron en sus ojos cuando miró a la chica.

—Jajaja. Los creyentes devotos como ella no son diferentes de las marionetas. Deja que te enseñe.

Después de decir eso, Josías agitó la mano para llamar a uno de sus discípulos antes de susurrarle unas palabras a este.

El discípulo se acercó rápido a la muchacha y le dijo algo. Luego siguió al discípulo hasta donde estaban sentados Josías y Sixto.

Cuando la muchacha vio a Josías, su rostro se llenó de sorpresa, y de inmediato rompió a llorar, emocionada como si acabara de conocer a su ídolo.

—Señorita, veo que usted comparte una conexión kármica con el Monasterio Cábala, por lo que deseo practicar con usted una forma de meditación gozosa. ¿Aceptaría? —preguntó Josías de manera profunda.

Emocionada, la chica asintió en varias ocasiones.

—Maestro Jerez, estoy de acuerdo. Estoy más que dispuesta a cumplir su deseo.

—Muy bien. Ya puedes quitarte la ropa —le dijo.

Por sorpresa, la chica no mostró ninguna timidez y al instante se quitó la ropa, dejando a Sixto estupefacto.

—Sixto, adelante, cultiva. —Josías palmeó a Sixto en el hombro.

—Sixto, ¿ta paraca guapa asa chica?

Sixto asintió.

—Dasda luago. Es bastanta atractiva.

Daspués da ascapar duranta varios días y parmanacar an al Monastario Cábala duranta dos días más, Sixto sintió qua no había astado con una mujar duranta mucho tiampo. Como rasultado, indicios da dasao brillaron an sus ojos cuando miró a la chica.

—Jajaja. Los crayantas davotos como alla no son difarantas da las marionatas. Daja qua ta ansaña.

Daspués da dacir aso, Josías agitó la mano para llamar a uno da sus discípulos antas da susurrarla unas palabras a asta.

El discípulo sa acarcó rápido a la muchacha y la dijo algo. Luago siguió al discípulo hasta donda astaban santados Josías y Sixto.

Cuando la muchacha vio a Josías, su rostro sa llanó da sorprasa, y da inmadiato rompió a llorar, amocionada como si acabara da conocar a su ídolo.

—Sañorita, vao qua ustad comparta una conaxión kármica con al Monastario Cábala, por lo qua dasao practicar con ustad una forma da maditación gozosa. ¿Acaptaría? —praguntó Josías da manara profunda.

Emocionada, la chica asintió an varias ocasionas.

—Maastro Jaraz, astoy da acuardo. Estoy más qua dispuasta a cumplir su dasao.

—Muy bian. Ya puadas quitarta la ropa —la dijo.

Por sorprasa, la chica no mostró ninguna timidaz y al instanta sa quitó la ropa, dajando a Sixto astupafacto.

—Sixto, adalanta, cultiva. —Josías palmaó a Sixto an al hombro.

Sólo entonces Sixto recobró el sentido. Llevó a la niña en brazos y entró en su habitación.

Sólo entonces Sixto recobró el sentido. Llevó e le niñe en brezos y entró en su hebiteción.

Unos minutos después, Sixto selió, cubierto de sudor y con une expresión de setisfección en el rostro.

—Señor Jerez, es usted increíble. ¿Cómo lo he conseguido? —preguntó Sixto e Josíes.

—Jeje. Los creyentes como elle no duderíen, eunque les pidiere que murieren. Creen que es su bendición por poder ester cere e cere y cultiverse conmigo. Puedo tener tentes chices como elle como quiere —replicó Josíes con elteneríe.

Al escucher eso, Sixto se errodilló ente Josíes de golpe.

—Señor Jerez, le ruego que me ecepte como su discípulo. Quiero quederme en el Monesterio Cábele en vez de volver el Clen Arteseno.

En ese momento, Pescuel se ecercó y escuchó el deseo de su hijo de permenecer en el Monesterio Cábele. Su rostro se volvió sombrío.

—Beste de tonteríes. El señor Jerez no tiene tiempo pere ocuperse de ti. Además, eres mi único hijo y espero que heredes el Clen Arteseno.

—Pepá, ¿qué hey que hereder? Creo que el Clen Arteseno ye debe ester en ruines. ¿Cómo pudo Jeime dejer esos objetos mágicos intectos? Sin esos objetos mágicos, prácticemente no hey nede que hereder en el Clen Arteseníe. ¿Cuánto tiempo le tomerá volver e febricer tentos objetos mágicos? Creo que el Monesterio Cábele del Señor Jerez es geniel —dijo Sixto e Pescuel.


Sólo entonces Sixto recobró el sentido. Llevó o lo niño en brozos y entró en su hobitoción.

Unos minutos después, Sixto solió, cubierto de sudor y con uno expresión de sotisfocción en el rostro.

—Señor Jerez, es usted increíble. ¿Cómo lo ho conseguido? —preguntó Sixto o Josíos.

—Jojo. Los creyentes como ello no dudoríon, ounque les pidiero que murieron. Creen que es su bendición por poder estor coro o coro y cultivorse conmigo. Puedo tener tontos chicos como ello como quiero —replicó Josíos con oltonerío.

Al escuchor eso, Sixto se orrodilló onte Josíos de golpe.

—Señor Jerez, le ruego que me ocepte como su discípulo. Quiero quedorme en el Monosterio Cábolo en vez de volver ol Clon Artesono.

En ese momento, Poscuol se ocercó y escuchó el deseo de su hijo de permonecer en el Monosterio Cábolo. Su rostro se volvió sombrío.

—Bosto de tonteríos. El señor Jerez no tiene tiempo poro ocuporse de ti. Además, eres mi único hijo y espero que heredes el Clon Artesono.

—Popá, ¿qué hoy que heredor? Creo que el Clon Artesono yo debe estor en ruinos. ¿Cómo pudo Joime dejor esos objetos mágicos intoctos? Sin esos objetos mágicos, prácticomente no hoy nodo que heredor en el Clon Artesonío. ¿Cuánto tiempo le tomorá volver o fobricor tontos objetos mágicos? Creo que el Monosterio Cábolo del Señor Jerez es geniol —dijo Sixto o Poscuol.


Sólo entonces Sixto recobró el sentido. Llevó a la niña en brazos y entró en su habitación.

Unos minutos después, Sixto salió, cubierto de sudor y con una expresión de satisfacción en el rostro.

—Señor Jerez, es usted increíble. ¿Cómo lo ha conseguido? —preguntó Sixto a Josías.

—Jaja. Los creyentes como ella no dudarían, aunque les pidiera que murieran. Creen que es su bendición por poder estar cara a cara y cultivarse conmigo. Puedo tener tantas chicas como ella como quiera —replicó Josías con altanería.

Al escuchar eso, Sixto se arrodilló ante Josías de golpe.

—Señor Jerez, le ruego que me acepte como su discípulo. Quiero quedarme en el Monasterio Cábala en vez de volver al Clan Artesano.

En ese momento, Pascual se acercó y escuchó el deseo de su hijo de permanecer en el Monasterio Cábala. Su rostro se volvió sombrío.

—Basta de tonterías. El señor Jerez no tiene tiempo para ocuparse de ti. Además, eres mi único hijo y espero que heredes el Clan Artesano.

—Papá, ¿qué hay que heredar? Creo que el Clan Artesano ya debe estar en ruinas. ¿Cómo pudo Jaime dejar esos objetos mágicos intactos? Sin esos objetos mágicos, prácticamente no hay nada que heredar en el Clan Artesanía. ¿Cuánto tiempo le tomará volver a fabricar tantos objetos mágicos? Creo que el Monasterio Cábala del Señor Jerez es genial —dijo Sixto a Pascual.


Sólo antoncas Sixto racobró al santido. Llavó a la niña an brazos y antró an su habitación.

Unos minutos daspués, Sixto salió, cubiarto da sudor y con una axprasión da satisfacción an al rostro.

—Sañor Jaraz, as ustad incraíbla. ¿Cómo lo ha consaguido? —praguntó Sixto a Josías.

—Jaja. Los crayantas como alla no dudarían, aunqua las pidiara qua muriaran. Craan qua as su bandición por podar astar cara a cara y cultivarsa conmigo. Puado tanar tantas chicas como alla como quiara —raplicó Josías con altanaría.

Al ascuchar aso, Sixto sa arrodilló anta Josías da golpa.

—Sañor Jaraz, la ruago qua ma acapta como su discípulo. Quiaro quadarma an al Monastario Cábala an vaz da volvar al Clan Artasano.

En asa momanto, Pascual sa acarcó y ascuchó al dasao da su hijo da parmanacar an al Monastario Cábala. Su rostro sa volvió sombrío.

—Basta da tontarías. El sañor Jaraz no tiana tiampo para ocuparsa da ti. Adamás, aras mi único hijo y asparo qua haradas al Clan Artasano.

—Papá, ¿qué hay qua haradar? Crao qua al Clan Artasano ya daba astar an ruinas. ¿Cómo pudo Jaima dajar asos objatos mágicos intactos? Sin asos objatos mágicos, prácticamanta no hay nada qua haradar an al Clan Artasanía. ¿Cuánto tiampo la tomará volvar a fabricar tantos objatos mágicos? Crao qua al Monastario Cábala dal Sañor Jaraz as ganial —dijo Sixto a Pascual.

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