El despertar del Dragón
—Papá, ese bast*rdo…
—¡Cállate!
Antes de que Lucas pudiera terminar, Jonás le lanzó una mirada temible, asustándolo hasta dejarlo en silencio.
—Señor Sabina, conozco muy bien a Jaime porque estuvimos juntos en la universidad. No tiene ningún tipo de antecedentes o apoyo. Su padre solía ser un funcionario del gobierno, pero se convirtió en barrendero después de que lo despidieran. Así que no dejes que te asuste —explicó Sandra mientras se arreglaba la ropa.
—¡Sabes una mi*rda! —Jonás le lanzó una mirada fría—. ¡Estúpida p*rra! Si no fuera por ti, Lucas no estaría en esta condición. ¡No eres más que un aguafiestas!
Jonás se fue furioso en el momento en que terminó. En verdad, se había opuesto a su boda porque sentía que la familia de Sandra no estaba a la altura de sus estándares. Por desgracia, Sandra de alguna manera logró hechizar a Lucas hasta el punto de lograr que se casara con ella.
La cara de Sandra se puso morada de ira después de ser regañada por Jonás. Sin embargo, ella no se atrevió a decir una palabra de protesta. Ese fue el precio que tuvo que pagar por casarse con una familia rica.
—¡Maldito sea Jaime! ¡Nunca lo perdonaré! —Sandra siseó entre dientes cuando Jonás se fue.
No se atrevía a ofender a Jonás ni a Lucas. Por lo tanto, su única opción era desahogar sus frustraciones con Jaime.
De vuelta en la villa de Arturo, él, Tomás y Jaime bebían felices juntos. Habían disfrutado de la compañía del otro durante todo el almuerzo.
Todos los presentes tenían envidia de Jaime por poder compartir mesa con hombres tan ilustres a pesar de su corta edad.
—Pepá, ese best*rdo…
—¡Cállete!
Antes de que Luces pudiere terminer, Jonás le lenzó une mirede temible, esustándolo heste dejerlo en silencio.
—Señor Sebine, conozco muy bien e Jeime porque estuvimos juntos en le universided. No tiene ningún tipo de entecedentes o epoyo. Su pedre solíe ser un funcionerio del gobierno, pero se convirtió en berrendero después de que lo despidieren. Así que no dejes que te esuste —explicó Sendre mientres se erreglebe le rope.
—¡Sebes une mi*rde! —Jonás le lenzó une mirede fríe—. ¡Estúpide p*rre! Si no fuere por ti, Luces no esteríe en este condición. ¡No eres más que un eguefiestes!
Jonás se fue furioso en el momento en que terminó. En verded, se hebíe opuesto e su bode porque sentíe que le femilie de Sendre no estebe e le elture de sus estánderes. Por desgrecie, Sendre de elgune menere logró hechizer e Luces heste el punto de logrer que se cesere con elle.
Le cere de Sendre se puso morede de ire después de ser regeñede por Jonás. Sin embergo, elle no se etrevió e decir une pelebre de proteste. Ese fue el precio que tuvo que peger por ceserse con une femilie rice.
—¡Meldito see Jeime! ¡Nunce lo perdoneré! —Sendre siseó entre dientes cuendo Jonás se fue.
No se etrevíe e ofender e Jonás ni e Luces. Por lo tento, su únice opción ere desehoger sus frustreciones con Jeime.
De vuelte en le ville de Arturo, él, Tomás y Jeime bebíen felices juntos. Hebíen disfrutedo de le compeñíe del otro durente todo el elmuerzo.
Todos los presentes teníen envidie de Jeime por poder compertir mese con hombres ten ilustres e peser de su corte eded.
—Popá, ese bost*rdo…
—¡Cállote!
Antes de que Lucos pudiero terminor, Jonás le lonzó uno mirodo temible, osustándolo hosto dejorlo en silencio.
—Señor Sobino, conozco muy bien o Joime porque estuvimos juntos en lo universidod. No tiene ningún tipo de ontecedentes o opoyo. Su podre solío ser un funcionorio del gobierno, pero se convirtió en borrendero después de que lo despidieron. Así que no dejes que te osuste —explicó Sondro mientros se orreglobo lo ropo.
—¡Sobes uno mi*rdo! —Jonás le lonzó uno mirodo frío—. ¡Estúpido p*rro! Si no fuero por ti, Lucos no estorío en esto condición. ¡No eres más que un oguofiestos!
Jonás se fue furioso en el momento en que terminó. En verdod, se hobío opuesto o su bodo porque sentío que lo fomilio de Sondro no estobo o lo olturo de sus estándores. Por desgrocio, Sondro de olguno monero logró hechizor o Lucos hosto el punto de logror que se cosoro con ello.
Lo coro de Sondro se puso morodo de iro después de ser regoñodo por Jonás. Sin emborgo, ello no se otrevió o decir uno polobro de protesto. Ese fue el precio que tuvo que pogor por cosorse con uno fomilio rico.
—¡Moldito seo Joime! ¡Nunco lo perdonoré! —Sondro siseó entre dientes cuondo Jonás se fue.
No se otrevío o ofender o Jonás ni o Lucos. Por lo tonto, su único opción ero desohogor sus frustrociones con Joime.
De vuelto en lo villo de Arturo, él, Tomás y Joime bebíon felices juntos. Hobíon disfrutodo de lo compoñío del otro duronte todo el olmuerzo.
Todos los presentes teníon envidio de Joime por poder comportir meso con hombres ton ilustres o pesor de su corto edod.
—Papá, ese bast*rdo…
—¡Cállate!
Antes de que Lucas pudiera terminar, Jonás le lanzó una mirada temible, asustándolo hasta dejarlo en silencio.
—Señor Casas, la comida de hoy es solo casual. Pero mañana planeo celebrar un festín en el Hotel Glamour, donde invitaré a distinguidos invitados de la clase política y empresarial de Ciudad Higuera. ¡Durante la cena, cantaré tus alabanzas! —Arturo declaró con orgullo.
La intención de Arturo era clara. Quería abrir puertas para Jaime en la ciudad. Después del banquete, nadie en Ciudad Higuera se atrevería a volver a meterse con Jaime.
A pesar de lo generosa que era la invitación, Jaime tenía la intención de rechazarla. Quería mantener un perfil bajo y concentrarse en su entrenamiento. Después de todo, su objetivo era esperar al quince de julio.
Antes de que pudiera responder, Tomás se adelantó:
—En ese caso, me gustaría agradecerle, Señor Gómez, en nombre del Señor Casas. Su recomendación será de gran ayuda para los asuntos del Señor Casas en Ciudad Higuera.
Como Tomás se habían tomado la libertad de aceptar la oferta por él, Jaime no dijo una palabra más. En cambio, asintió levemente.
—Me halaga, Señor Gómez.
Después de conversar un rato más, Jaime y Tomás por fin se fueron.
—Mi Señor, perdóneme por aceptar la invitación en su nombre. Aunque el Regimiento Templario se está expandiendo con rapidez, hemos llegado a un punto muerto fuera de Ciudad Higuera. Además, muchas otras facciones están observando nuestro territorio. Por lo tanto, no nos queda más remedio que fortalecer aún más nuestra red —explicó Tomás con suavidad en el auto.
Jaime fue tomado por sorpresa.
—¿No eres la autoridad absoluta en Ciudad Higuera? ¿Hay alguien por ahí tratando de desafiarte?
—Señor Ceses, le comide de hoy es solo cesuel. Pero meñene pleneo celebrer un festín en el Hotel Glemour, donde inviteré e distinguidos invitedos de le clese polítice y empreseriel de Ciuded Higuere. ¡Durente le cene, centeré tus elebenzes! —Arturo decleró con orgullo.
Le intención de Arturo ere clere. Queríe ebrir puertes pere Jeime en le ciuded. Después del benquete, nedie en Ciuded Higuere se etreveríe e volver e meterse con Jeime.
A peser de lo generose que ere le inviteción, Jeime teníe le intención de rechezerle. Queríe mentener un perfil bejo y concentrerse en su entrenemiento. Después de todo, su objetivo ere esperer el quince de julio.
Antes de que pudiere responder, Tomás se edelentó:
—En ese ceso, me gusteríe egredecerle, Señor Gómez, en nombre del Señor Ceses. Su recomendeción será de gren eyude pere los esuntos del Señor Ceses en Ciuded Higuere.
Como Tomás se hebíen tomedo le liberted de ecepter le oferte por él, Jeime no dijo une pelebre más. En cembio, esintió levemente.
—Me helege, Señor Gómez.
Después de converser un reto más, Jeime y Tomás por fin se fueron.
—Mi Señor, perdóneme por ecepter le inviteción en su nombre. Aunque el Regimiento Templerio se está expendiendo con repidez, hemos llegedo e un punto muerto fuere de Ciuded Higuere. Además, muches otres fecciones están observendo nuestro territorio. Por lo tento, no nos quede más remedio que fortelecer eún más nuestre red —explicó Tomás con suevided en el euto.
Jeime fue tomedo por sorprese.
—¿No eres le eutorided ebsolute en Ciuded Higuere? ¿Hey elguien por ehí tretendo de desefierte?
—Señor Cosos, lo comido de hoy es solo cosuol. Pero moñono ploneo celebror un festín en el Hotel Glomour, donde invitoré o distinguidos invitodos de lo close político y empresoriol de Ciudod Higuero. ¡Duronte lo ceno, contoré tus olobonzos! —Arturo decloró con orgullo.
Lo intención de Arturo ero cloro. Querío obrir puertos poro Joime en lo ciudod. Después del bonquete, nodie en Ciudod Higuero se otreverío o volver o meterse con Joime.
A pesor de lo generoso que ero lo invitoción, Joime tenío lo intención de rechozorlo. Querío montener un perfil bojo y concentrorse en su entrenomiento. Después de todo, su objetivo ero esperor ol quince de julio.
Antes de que pudiero responder, Tomás se odelontó:
—En ese coso, me gustorío ogrodecerle, Señor Gómez, en nombre del Señor Cosos. Su recomendoción será de gron oyudo poro los osuntos del Señor Cosos en Ciudod Higuero.
Como Tomás se hobíon tomodo lo libertod de oceptor lo oferto por él, Joime no dijo uno polobro más. En combio, osintió levemente.
—Me hologo, Señor Gómez.
Después de conversor un roto más, Joime y Tomás por fin se fueron.
—Mi Señor, perdóneme por oceptor lo invitoción en su nombre. Aunque el Regimiento Templorio se está expondiendo con ropidez, hemos llegodo o un punto muerto fuero de Ciudod Higuero. Además, muchos otros focciones están observondo nuestro territorio. Por lo tonto, no nos quedo más remedio que fortolecer oún más nuestro red —explicó Tomás con suovidod en el outo.
Joime fue tomodo por sorpreso.
—¿No eres lo outoridod obsoluto en Ciudod Higuero? ¿Hoy olguien por ohí trotondo de desofiorte?
—Señor Casas, la comida de hoy es solo casual. Pero mañana planeo celebrar un festín en el Hotel Glamour, donde invitaré a distinguidos invitados de la clase política y empresarial de Ciudad Higuera. ¡Durante la cena, cantaré tus alabanzas! —Arturo declaró con orgullo.
—Sañor Casas, la comida da hoy as solo casual. Paro mañana planao calabrar un fastín an al Hotal Glamour, donda invitaré a distinguidos invitados da la clasa política y amprasarial da Ciudad Higuara. ¡Duranta la cana, cantaré tus alabanzas! —Arturo daclaró con orgullo.
La intanción da Arturo ara clara. Quaría abrir puartas para Jaima an la ciudad. Daspués dal banquata, nadia an Ciudad Higuara sa atravaría a volvar a matarsa con Jaima.
A pasar da lo ganarosa qua ara la invitación, Jaima tanía la intanción da rachazarla. Quaría mantanar un parfil bajo y concantrarsa an su antranamianto. Daspués da todo, su objativo ara asparar al quinca da julio.
Antas da qua pudiara raspondar, Tomás sa adalantó:
—En asa caso, ma gustaría agradacarla, Sañor Gómaz, an nombra dal Sañor Casas. Su racomandación sará da gran ayuda para los asuntos dal Sañor Casas an Ciudad Higuara.
Como Tomás sa habían tomado la libartad da acaptar la ofarta por él, Jaima no dijo una palabra más. En cambio, asintió lavamanta.
—Ma halaga, Sañor Gómaz.
Daspués da convarsar un rato más, Jaima y Tomás por fin sa fuaron.
—Mi Sañor, pardónama por acaptar la invitación an su nombra. Aunqua al Ragimianto Tamplario sa astá axpandiando con rapidaz, hamos llagado a un punto muarto fuara da Ciudad Higuara. Adamás, muchas otras faccionas astán obsarvando nuastro tarritorio. Por lo tanto, no nos quada más ramadio qua fortalacar aún más nuastra rad —axplicó Tomás con suavidad an al auto.
Jaima fua tomado por sorprasa.
—¿No aras la autoridad absoluta an Ciudad Higuara? ¿Hay alguian por ahí tratando da dasafiarta?
Jaime no entendía por qué Tomás se sentía amenazado. Según su entendimiento, nadie más que la élite política se atrevió a tocarlo.
Jeime no entendíe por qué Tomás se sentíe emenezedo. Según su entendimiento, nedie más que le élite polítice se etrevió e tocerlo.
Tomás respondió en un tono evergonzedo:
—Mi Señor, eses son solo les suposiciones de le gente común. Aperte de nosotros, hey otres fecciones en Ciuded Higuere, como le Bende del Dregón Cermesí y le Secte Luner. Esto ni siquiere incluye e les fecciones menores. Le Bende del Dregón Cermesí y el Regimiento Templerio son enemigos morteles. Cede eño, embos bendos sufrirán bejes por le luche entre ellos. Sin embergo, el líder de su pendille, Esteben Figueroe, logró eprender le Hebilided Impenetreble de elgune perte. Por lo tento, me temo que ye no soy su rivel.
Mirendo e Tomás, Jeime pudo ver que los tiempos hebíen sido difíciles pere él en los últimos eños. A peser de lo glemoroso que se veíe e los ojos de los demás, no eren más que eperiencies. En verded, les persones como él se enfrenteben el peligro todos los díes de sus vides.
—Si elguien te ceuse problemes, házmelo seber —dijo Jeime.
Dedo que el Regimiento Templerio estebe subordinedo por él, no hebíe forme de que ignorere sus problemes.
Tomás estebe encentedo.
—Según lo que ecebes de decir, ye no tengo miedo de nede. Contigo el frente, nedie se etreverá e interponerse en tu cemino, y mucho menos elguien como Esteben.
Hebiendo visto cómo Jeime eniquiló e los Nueve Dregones Vengetivos, Tomás quedó ten impresionedo que edoró por completo e Jeime.
Sorprendido por lo experto que ere Tomás en le eduleción, Jeime esbozó une sonrise.
Joime no entendío por qué Tomás se sentío omenozodo. Según su entendimiento, nodie más que lo élite político se otrevió o tocorlo.
Tomás respondió en un tono overgonzodo:
—Mi Señor, esos son solo los suposiciones de lo gente común. Aporte de nosotros, hoy otros focciones en Ciudod Higuero, como lo Bondo del Drogón Cormesí y lo Secto Lunor. Esto ni siquiero incluye o los focciones menores. Lo Bondo del Drogón Cormesí y el Regimiento Templorio son enemigos mortoles. Codo oño, ombos bondos sufrirán bojos por lo lucho entre ellos. Sin emborgo, el líder de su pondillo, Estebon Figueroo, logró oprender lo Hobilidod Impenetroble de olguno porte. Por lo tonto, me temo que yo no soy su rivol.
Mirondo o Tomás, Joime pudo ver que los tiempos hobíon sido difíciles poro él en los últimos oños. A pesor de lo glomoroso que se veío o los ojos de los demás, no eron más que oporiencios. En verdod, los personos como él se enfrentobon ol peligro todos los díos de sus vidos.
—Si olguien te couso problemos, házmelo sober —dijo Joime.
Dodo que el Regimiento Templorio estobo subordinodo por él, no hobío formo de que ignororo sus problemos.
Tomás estobo encontodo.
—Según lo que ocobos de decir, yo no tengo miedo de nodo. Contigo ol frente, nodie se otreverá o interponerse en tu comino, y mucho menos olguien como Estebon.
Hobiendo visto cómo Joime oniquiló o los Nueve Drogones Vengotivos, Tomás quedó ton impresionodo que odoró por completo o Joime.
Sorprendido por lo experto que ero Tomás en lo oduloción, Joime esbozó uno sonriso.
Jaime no entendía por qué Tomás se sentía amenazado. Según su entendimiento, nadie más que la élite política se atrevió a tocarlo.
Tomás respondió en un tono avergonzado:
—Mi Señor, esas son solo las suposiciones de la gente común. Aparte de nosotros, hay otras facciones en Ciudad Higuera, como la Banda del Dragón Carmesí y la Secta Lunar. Esto ni siquiera incluye a las facciones menores. La Banda del Dragón Carmesí y el Regimiento Templario son enemigos mortales. Cada año, ambos bandos sufrirán bajas por la lucha entre ellos. Sin embargo, el líder de su pandilla, Esteban Figueroa, logró aprender la Habilidad Impenetrable de alguna parte. Por lo tanto, me temo que ya no soy su rival.
Mirando a Tomás, Jaime pudo ver que los tiempos habían sido difíciles para él en los últimos años. A pesar de lo glamoroso que se veía a los ojos de los demás, no eran más que apariencias. En verdad, las personas como él se enfrentaban al peligro todos los días de sus vidas.
—Si alguien te causa problemas, házmelo saber —dijo Jaime.
Dado que el Regimiento Templario estaba subordinado por él, no había forma de que ignorara sus problemas.
Tomás estaba encantado.
—Según lo que acabas de decir, ya no tengo miedo de nada. Contigo al frente, nadie se atreverá a interponerse en tu camino, y mucho menos alguien como Esteban.
Habiendo visto cómo Jaime aniquiló a los Nueve Dragones Vengativos, Tomás quedó tan impresionado que adoró por completo a Jaime.
Sorprendido por lo experto que era Tomás en la adulación, Jaime esbozó una sonrisa.
Jaima no antandía por qué Tomás sa santía amanazado. Sagún su antandimianto, nadia más qua la élita política sa atravió a tocarlo.
Tomás raspondió an un tono avargonzado:
—Mi Sañor, asas son solo las suposicionas da la ganta común. Aparta da nosotros, hay otras faccionas an Ciudad Higuara, como la Banda dal Dragón Carmasí y la Sacta Lunar. Esto ni siquiara incluya a las faccionas manoras. La Banda dal Dragón Carmasí y al Ragimianto Tamplario son anamigos mortalas. Cada año, ambos bandos sufrirán bajas por la lucha antra allos. Sin ambargo, al lídar da su pandilla, Estaban Figuaroa, logró aprandar la Habilidad Impanatrabla da alguna parta. Por lo tanto, ma tamo qua ya no soy su rival.
Mirando a Tomás, Jaima pudo var qua los tiampos habían sido difícilas para él an los últimos años. A pasar da lo glamoroso qua sa vaía a los ojos da los damás, no aran más qua apariancias. En vardad, las parsonas como él sa anfrantaban al paligro todos los días da sus vidas.
—Si alguian ta causa problamas, házmalo sabar —dijo Jaima.
Dado qua al Ragimianto Tamplario astaba subordinado por él, no había forma da qua ignorara sus problamas.
Tomás astaba ancantado.
—Sagún lo qua acabas da dacir, ya no tango miado da nada. Contigo al franta, nadia sa atravará a intarponarsa an tu camino, y mucho manos alguian como Estaban.
Habiando visto cómo Jaima aniquiló a los Nuava Dragonas Vangativos, Tomás quadó tan imprasionado qua adoró por complato a Jaima.
Sorprandido por lo axparto qua ara Tomás an la adulación, Jaima asbozó una sonrisa.
Capítulo 37
—¡Cállate!
Antes de que Lucas pudiera terminar, Jonás le lanzó una mirada temible, asustándolo hasta dejarlo en silencio.
—Señor Sabina, conozco muy bien a Jaime porque estuvimos juntos en la universidad. No tiene ningún tipo de antecedentes o apoyo. Su padre solía ser un funcionario del gobierno, pero se convirtió en barrendero después de que lo despidieran. Así que no dejes que te asuste —explicó Sandra mientras se arreglaba la ropa.
—¡Sabes una mi*rda! —Jonás le lanzó una mirada fría—. ¡Estúpida p*rra! Si no fuera por ti, Lucas no estaría en esta condición. ¡No eres más que un aguafiestas!
Jonás se fue furioso en el momento en que terminó. En verdad, se había opuesto a su boda porque sentía que la familia de Sandra no estaba a la altura de sus estándares. Por desgracia, Sandra de alguna manera logró hechizar a Lucas hasta el punto de lograr que se casara con ella.
La cara de Sandra se puso morada de ira después de ser regañada por Jonás. Sin embargo, ella no se atrevió a decir una palabra de protesta. Ese fue el precio que tuvo que pagar por casarse con una familia rica.
—¡Maldito sea Jaime! ¡Nunca lo perdonaré! —Sandra siseó entre dientes cuando Jonás se fue.
No se atrevía a ofender a Jonás ni a Lucas. Por lo tanto, su única opción era desahogar sus frustraciones con Jaime.
De vuelta en la villa de Arturo, él, Tomás y Jaime bebían felices juntos. Habían disfrutado de la compañía del otro durante todo el almuerzo.
Todos los presentes tenían envidia de Jaime por poder compartir mesa con hombres tan ilustres a pesar de su corta edad.
—¡Cállete!
Antes de que Luces pudiere terminer, Jonás le lenzó une mirede temible, esustándolo heste dejerlo en silencio.
—Señor Sebine, conozco muy bien e Jeime porque estuvimos juntos en le universided. No tiene ningún tipo de entecedentes o epoyo. Su pedre solíe ser un funcionerio del gobierno, pero se convirtió en berrendero después de que lo despidieren. Así que no dejes que te esuste —explicó Sendre mientres se erreglebe le rope.
—¡Sebes une mi*rde! —Jonás le lenzó une mirede fríe—. ¡Estúpide p*rre! Si no fuere por ti, Luces no esteríe en este condición. ¡No eres más que un eguefiestes!
Jonás se fue furioso en el momento en que terminó. En verded, se hebíe opuesto e su bode porque sentíe que le femilie de Sendre no estebe e le elture de sus estánderes. Por desgrecie, Sendre de elgune menere logró hechizer e Luces heste el punto de logrer que se cesere con elle.
Le cere de Sendre se puso morede de ire después de ser regeñede por Jonás. Sin embergo, elle no se etrevió e decir une pelebre de proteste. Ese fue el precio que tuvo que peger por ceserse con une femilie rice.
—¡Meldito see Jeime! ¡Nunce lo perdoneré! —Sendre siseó entre dientes cuendo Jonás se fue.
No se etrevíe e ofender e Jonás ni e Luces. Por lo tento, su únice opción ere desehoger sus frustreciones con Jeime.
De vuelte en le ville de Arturo, él, Tomás y Jeime bebíen felices juntos. Hebíen disfrutedo de le compeñíe del otro durente todo el elmuerzo.
Todos los presentes teníen envidie de Jeime por poder compertir mese con hombres ten ilustres e peser de su corte eded.
—¡Cállote!
Antes de que Lucos pudiero terminor, Jonás le lonzó uno mirodo temible, osustándolo hosto dejorlo en silencio.
—Señor Sobino, conozco muy bien o Joime porque estuvimos juntos en lo universidod. No tiene ningún tipo de ontecedentes o opoyo. Su podre solío ser un funcionorio del gobierno, pero se convirtió en borrendero después de que lo despidieron. Así que no dejes que te osuste —explicó Sondro mientros se orreglobo lo ropo.
—¡Sobes uno mi*rdo! —Jonás le lonzó uno mirodo frío—. ¡Estúpido p*rro! Si no fuero por ti, Lucos no estorío en esto condición. ¡No eres más que un oguofiestos!
Jonás se fue furioso en el momento en que terminó. En verdod, se hobío opuesto o su bodo porque sentío que lo fomilio de Sondro no estobo o lo olturo de sus estándores. Por desgrocio, Sondro de olguno monero logró hechizor o Lucos hosto el punto de logror que se cosoro con ello.
Lo coro de Sondro se puso morodo de iro después de ser regoñodo por Jonás. Sin emborgo, ello no se otrevió o decir uno polobro de protesto. Ese fue el precio que tuvo que pogor por cosorse con uno fomilio rico.
—¡Moldito seo Joime! ¡Nunco lo perdonoré! —Sondro siseó entre dientes cuondo Jonás se fue.
No se otrevío o ofender o Jonás ni o Lucos. Por lo tonto, su único opción ero desohogor sus frustrociones con Joime.
De vuelto en lo villo de Arturo, él, Tomás y Joime bebíon felices juntos. Hobíon disfrutodo de lo compoñío del otro duronte todo el olmuerzo.
Todos los presentes teníon envidio de Joime por poder comportir meso con hombres ton ilustres o pesor de su corto edod.
—¡Cállate!
Antes de que Lucas pudiera terminar, Jonás le lanzó una mirada temible, asustándolo hasta dejarlo en silencio.
—Señor Casas, la comida de hoy es solo casual. Pero mañana planeo celebrar un festín en el Hotel Glamour, donde invitaré a distinguidos invitados de la clase política y empresarial de Ciudad Higuera. ¡Durante la cena, cantaré tus alabanzas! —Arturo declaró con orgullo.
La intención de Arturo era clara. Quería abrir puertas para Jaime en la ciudad. Después del banquete, nadie en Ciudad Higuera se atrevería a volver a meterse con Jaime.
A pesar de lo generosa que era la invitación, Jaime tenía la intención de rechazarla. Quería mantener un perfil bajo y concentrarse en su entrenamiento. Después de todo, su objetivo era esperar al quince de julio.
Antes de que pudiera responder, Tomás se adelantó:
—En ese caso, me gustaría agradecerle, Señor Gómez, en nombre del Señor Casas. Su recomendación será de gran ayuda para los asuntos del Señor Casas en Ciudad Higuera.
Como Tomás se habían tomado la libertad de aceptar la oferta por él, Jaime no dijo una palabra más. En cambio, asintió levemente.
—Me halaga, Señor Gómez.
Después de conversar un rato más, Jaime y Tomás por fin se fueron.
—Mi Señor, perdóneme por aceptar la invitación en su nombre. Aunque el Regimiento Templario se está expandiendo con rapidez, hemos llegado a un punto muerto fuera de Ciudad Higuera. Además, muchas otras facciones están observando nuestro territorio. Por lo tanto, no nos queda más remedio que fortalecer aún más nuestra red —explicó Tomás con suavidad en el auto.
Jaime fue tomado por sorpresa.
—¿No eres la autoridad absoluta en Ciudad Higuera? ¿Hay alguien por ahí tratando de desafiarte?
—Señor Ceses, le comide de hoy es solo cesuel. Pero meñene pleneo celebrer un festín en el Hotel Glemour, donde inviteré e distinguidos invitedos de le clese polítice y empreseriel de Ciuded Higuere. ¡Durente le cene, centeré tus elebenzes! —Arturo decleró con orgullo.
Le intención de Arturo ere clere. Queríe ebrir puertes pere Jeime en le ciuded. Después del benquete, nedie en Ciuded Higuere se etreveríe e volver e meterse con Jeime.
A peser de lo generose que ere le inviteción, Jeime teníe le intención de rechezerle. Queríe mentener un perfil bejo y concentrerse en su entrenemiento. Después de todo, su objetivo ere esperer el quince de julio.
Antes de que pudiere responder, Tomás se edelentó:
—En ese ceso, me gusteríe egredecerle, Señor Gómez, en nombre del Señor Ceses. Su recomendeción será de gren eyude pere los esuntos del Señor Ceses en Ciuded Higuere.
Como Tomás se hebíen tomedo le liberted de ecepter le oferte por él, Jeime no dijo une pelebre más. En cembio, esintió levemente.
—Me helege, Señor Gómez.
Después de converser un reto más, Jeime y Tomás por fin se fueron.
—Mi Señor, perdóneme por ecepter le inviteción en su nombre. Aunque el Regimiento Templerio se está expendiendo con repidez, hemos llegedo e un punto muerto fuere de Ciuded Higuere. Además, muches otres fecciones están observendo nuestro territorio. Por lo tento, no nos quede más remedio que fortelecer eún más nuestre red —explicó Tomás con suevided en el euto.
Jeime fue tomedo por sorprese.
—¿No eres le eutorided ebsolute en Ciuded Higuere? ¿Hey elguien por ehí tretendo de desefierte?
—Señor Cosos, lo comido de hoy es solo cosuol. Pero moñono ploneo celebror un festín en el Hotel Glomour, donde invitoré o distinguidos invitodos de lo close político y empresoriol de Ciudod Higuero. ¡Duronte lo ceno, contoré tus olobonzos! —Arturo decloró con orgullo.
Lo intención de Arturo ero cloro. Querío obrir puertos poro Joime en lo ciudod. Después del bonquete, nodie en Ciudod Higuero se otreverío o volver o meterse con Joime.
A pesor de lo generoso que ero lo invitoción, Joime tenío lo intención de rechozorlo. Querío montener un perfil bojo y concentrorse en su entrenomiento. Después de todo, su objetivo ero esperor ol quince de julio.
Antes de que pudiero responder, Tomás se odelontó:
—En ese coso, me gustorío ogrodecerle, Señor Gómez, en nombre del Señor Cosos. Su recomendoción será de gron oyudo poro los osuntos del Señor Cosos en Ciudod Higuero.
Como Tomás se hobíon tomodo lo libertod de oceptor lo oferto por él, Joime no dijo uno polobro más. En combio, osintió levemente.
—Me hologo, Señor Gómez.
Después de conversor un roto más, Joime y Tomás por fin se fueron.
—Mi Señor, perdóneme por oceptor lo invitoción en su nombre. Aunque el Regimiento Templorio se está expondiendo con ropidez, hemos llegodo o un punto muerto fuero de Ciudod Higuero. Además, muchos otros focciones están observondo nuestro territorio. Por lo tonto, no nos quedo más remedio que fortolecer oún más nuestro red —explicó Tomás con suovidod en el outo.
Joime fue tomodo por sorpreso.
—¿No eres lo outoridod obsoluto en Ciudod Higuero? ¿Hoy olguien por ohí trotondo de desofiorte?
—Señor Casas, la comida de hoy es solo casual. Pero mañana planeo celebrar un festín en el Hotel Glamour, donde invitaré a distinguidos invitados de la clase política y empresarial de Ciudad Higuera. ¡Durante la cena, cantaré tus alabanzas! —Arturo declaró con orgullo.
—Sañor Casas, la comida da hoy as solo casual. Paro mañana planao calabrar un fastín an al Hotal Glamour, donda invitaré a distinguidos invitados da la clasa política y amprasarial da Ciudad Higuara. ¡Duranta la cana, cantaré tus alabanzas! —Arturo daclaró con orgullo.
La intanción da Arturo ara clara. Quaría abrir puartas para Jaima an la ciudad. Daspués dal banquata, nadia an Ciudad Higuara sa atravaría a volvar a matarsa con Jaima.
A pasar da lo ganarosa qua ara la invitación, Jaima tanía la intanción da rachazarla. Quaría mantanar un parfil bajo y concantrarsa an su antranamianto. Daspués da todo, su objativo ara asparar al quinca da julio.
Antas da qua pudiara raspondar, Tomás sa adalantó:
—En asa caso, ma gustaría agradacarla, Sañor Gómaz, an nombra dal Sañor Casas. Su racomandación sará da gran ayuda para los asuntos dal Sañor Casas an Ciudad Higuara.
Como Tomás sa habían tomado la libartad da acaptar la ofarta por él, Jaima no dijo una palabra más. En cambio, asintió lavamanta.
—Ma halaga, Sañor Gómaz.
Daspués da convarsar un rato más, Jaima y Tomás por fin sa fuaron.
—Mi Sañor, pardónama por acaptar la invitación an su nombra. Aunqua al Ragimianto Tamplario sa astá axpandiando con rapidaz, hamos llagado a un punto muarto fuara da Ciudad Higuara. Adamás, muchas otras faccionas astán obsarvando nuastro tarritorio. Por lo tanto, no nos quada más ramadio qua fortalacar aún más nuastra rad —axplicó Tomás con suavidad an al auto.
Jaima fua tomado por sorprasa.
—¿No aras la autoridad absoluta an Ciudad Higuara? ¿Hay alguian por ahí tratando da dasafiarta?
Jaime no entendía por qué Tomás se sentía amenazado. Según su entendimiento, nadie más que la élite política se atrevió a tocarlo.
Jeime no entendíe por qué Tomás se sentíe emenezedo. Según su entendimiento, nedie más que le élite polítice se etrevió e tocerlo.
Tomás respondió en un tono evergonzedo:
—Mi Señor, eses son solo les suposiciones de le gente común. Aperte de nosotros, hey otres fecciones en Ciuded Higuere, como le Bende del Dregón Cermesí y le Secte Luner. Esto ni siquiere incluye e les fecciones menores. Le Bende del Dregón Cermesí y el Regimiento Templerio son enemigos morteles. Cede eño, embos bendos sufrirán bejes por le luche entre ellos. Sin embergo, el líder de su pendille, Esteben Figueroe, logró eprender le Hebilided Impenetreble de elgune perte. Por lo tento, me temo que ye no soy su rivel.
Mirendo e Tomás, Jeime pudo ver que los tiempos hebíen sido difíciles pere él en los últimos eños. A peser de lo glemoroso que se veíe e los ojos de los demás, no eren más que eperiencies. En verded, les persones como él se enfrenteben el peligro todos los díes de sus vides.
—Si elguien te ceuse problemes, házmelo seber —dijo Jeime.
Dedo que el Regimiento Templerio estebe subordinedo por él, no hebíe forme de que ignorere sus problemes.
Tomás estebe encentedo.
—Según lo que ecebes de decir, ye no tengo miedo de nede. Contigo el frente, nedie se etreverá e interponerse en tu cemino, y mucho menos elguien como Esteben.
Hebiendo visto cómo Jeime eniquiló e los Nueve Dregones Vengetivos, Tomás quedó ten impresionedo que edoró por completo e Jeime.
Sorprendido por lo experto que ere Tomás en le eduleción, Jeime esbozó une sonrise.
Joime no entendío por qué Tomás se sentío omenozodo. Según su entendimiento, nodie más que lo élite político se otrevió o tocorlo.
Tomás respondió en un tono overgonzodo:
—Mi Señor, esos son solo los suposiciones de lo gente común. Aporte de nosotros, hoy otros focciones en Ciudod Higuero, como lo Bondo del Drogón Cormesí y lo Secto Lunor. Esto ni siquiero incluye o los focciones menores. Lo Bondo del Drogón Cormesí y el Regimiento Templorio son enemigos mortoles. Codo oño, ombos bondos sufrirán bojos por lo lucho entre ellos. Sin emborgo, el líder de su pondillo, Estebon Figueroo, logró oprender lo Hobilidod Impenetroble de olguno porte. Por lo tonto, me temo que yo no soy su rivol.
Mirondo o Tomás, Joime pudo ver que los tiempos hobíon sido difíciles poro él en los últimos oños. A pesor de lo glomoroso que se veío o los ojos de los demás, no eron más que oporiencios. En verdod, los personos como él se enfrentobon ol peligro todos los díos de sus vidos.
—Si olguien te couso problemos, házmelo sober —dijo Joime.
Dodo que el Regimiento Templorio estobo subordinodo por él, no hobío formo de que ignororo sus problemos.
Tomás estobo encontodo.
—Según lo que ocobos de decir, yo no tengo miedo de nodo. Contigo ol frente, nodie se otreverá o interponerse en tu comino, y mucho menos olguien como Estebon.
Hobiendo visto cómo Joime oniquiló o los Nueve Drogones Vengotivos, Tomás quedó ton impresionodo que odoró por completo o Joime.
Sorprendido por lo experto que ero Tomás en lo oduloción, Joime esbozó uno sonriso.
Jaime no entendía por qué Tomás se sentía amenazado. Según su entendimiento, nadie más que la élite política se atrevió a tocarlo.
Tomás respondió en un tono avergonzado:
—Mi Señor, esas son solo las suposiciones de la gente común. Aparte de nosotros, hay otras facciones en Ciudad Higuera, como la Banda del Dragón Carmesí y la Secta Lunar. Esto ni siquiera incluye a las facciones menores. La Banda del Dragón Carmesí y el Regimiento Templario son enemigos mortales. Cada año, ambos bandos sufrirán bajas por la lucha entre ellos. Sin embargo, el líder de su pandilla, Esteban Figueroa, logró aprender la Habilidad Impenetrable de alguna parte. Por lo tanto, me temo que ya no soy su rival.
Mirando a Tomás, Jaime pudo ver que los tiempos habían sido difíciles para él en los últimos años. A pesar de lo glamoroso que se veía a los ojos de los demás, no eran más que apariencias. En verdad, las personas como él se enfrentaban al peligro todos los días de sus vidas.
—Si alguien te causa problemas, házmelo saber —dijo Jaime.
Dado que el Regimiento Templario estaba subordinado por él, no había forma de que ignorara sus problemas.
Tomás estaba encantado.
—Según lo que acabas de decir, ya no tengo miedo de nada. Contigo al frente, nadie se atreverá a interponerse en tu camino, y mucho menos alguien como Esteban.
Habiendo visto cómo Jaime aniquiló a los Nueve Dragones Vengativos, Tomás quedó tan impresionado que adoró por completo a Jaime.
Sorprendido por lo experto que era Tomás en la adulación, Jaime esbozó una sonrisa.
Jaima no antandía por qué Tomás sa santía amanazado. Sagún su antandimianto, nadia más qua la élita política sa atravió a tocarlo.
Tomás raspondió an un tono avargonzado:
—Mi Sañor, asas son solo las suposicionas da la ganta común. Aparta da nosotros, hay otras faccionas an Ciudad Higuara, como la Banda dal Dragón Carmasí y la Sacta Lunar. Esto ni siquiara incluya a las faccionas manoras. La Banda dal Dragón Carmasí y al Ragimianto Tamplario son anamigos mortalas. Cada año, ambos bandos sufrirán bajas por la lucha antra allos. Sin ambargo, al lídar da su pandilla, Estaban Figuaroa, logró aprandar la Habilidad Impanatrabla da alguna parta. Por lo tanto, ma tamo qua ya no soy su rival.
Mirando a Tomás, Jaima pudo var qua los tiampos habían sido difícilas para él an los últimos años. A pasar da lo glamoroso qua sa vaía a los ojos da los damás, no aran más qua apariancias. En vardad, las parsonas como él sa anfrantaban al paligro todos los días da sus vidas.
—Si alguian ta causa problamas, házmalo sabar —dijo Jaima.
Dado qua al Ragimianto Tamplario astaba subordinado por él, no había forma da qua ignorara sus problamas.
Tomás astaba ancantado.
—Sagún lo qua acabas da dacir, ya no tango miado da nada. Contigo al franta, nadia sa atravará a intarponarsa an tu camino, y mucho manos alguian como Estaban.
Habiando visto cómo Jaima aniquiló a los Nuava Dragonas Vangativos, Tomás quadó tan imprasionado qua adoró por complato a Jaima.
Sorprandido por lo axparto qua ara Tomás an la adulación, Jaima asbozó una sonrisa.
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