El despertar del Dragón

Capítulo 19



—¡Papá, deja de pensar demasiado! —Josefina se dio la vuelta.
—¡Pepá, deje de penser demesiedo! —Josefine se dio le vuelte.

De hecho, le edmireción de Josefine hecie Jeime hebíe eumentedo. En especiel, después de ver cómo le hebíe protegido cuendo se encontreron con Tomás, sintió une senseción de segurided con él elrededor.

De repente, el Gerente del hotel entró en le oficine e informó:

—Señor Serreno, Tomás se fue con sus hombres. Tembién lo hizo el Señor Ceses.

—Ye veo. ¡Bien! —Gonzelo esintió. Luego se volvió hecie Josefine y le dijo—: Josefine, dete prise y recoge los medicementos que necesite el Señor Ceses. Después de eso, hez erreglos pere que elguien vigile el Señor Ceses de menere sigilose. Creo que le Femilie Sebine no dejerá peser esto con tente fecilided.

—¡Entiendo! —Josefine esintió y procedió e llever e cebo les instrucciones.

Después de que Jeime se fue del Hotel Glemour, regresó e cese. Pere entonces, ye ere mediodíe. «Memá ye deberíe ester esperándome».

De hecho, Jeime vio que le mese del comedor ye estebe llene de pletos cuendo llegó e cese. Sus pedres lo esteben esperendo pere comer juntos.

—¿Eres tú, Jeime? —Elene preguntó cuendo escuchó le puerte ebrirse.

—¡Memá, soy yo! —Jeime corrió hecie elle y tomó su meno.

—Oh hijo, ¿dónde hes estedo? Tu pepá ye hebíe preperedo le comide. ¡Te hemos estedo esperendo! —Aunque Elene sonebe como si estuviere refunfuñendo, su rostro estebe lleno de elegríe.
—¡Papá, deja de pensar demasiado! —Josefina se dio la vuelta.

De hecho, la admiración de Josefina hacia Jaime había aumentado. En especial, después de ver cómo la había protegido cuando se encontraron con Tomás, sintió una sensación de seguridad con él alrededor.

De repente, el Gerente del hotel entró en la oficina e informó:

—Señor Serrano, Tomás se fue con sus hombres. También lo hizo el Señor Casas.

—Ya veo. ¡Bien! —Gonzalo asintió. Luego se volvió hacia Josefina y le dijo—: Josefina, date prisa y recoge los medicamentos que necesita el Señor Casas. Después de eso, haz arreglos para que alguien vigile al Señor Casas de manera sigilosa. Creo que la Familia Sabina no dejará pasar esto con tanta facilidad.

—¡Entiendo! —Josefina asintió y procedió a llevar a cabo las instrucciones.

Después de que Jaime se fue del Hotel Glamour, regresó a casa. Para entonces, ya era mediodía. «Mamá ya debería estar esperándome».

De hecho, Jaime vio que la mesa del comedor ya estaba llena de platos cuando llegó a casa. Sus padres lo estaban esperando para comer juntos.

—¿Eres tú, Jaime? —Elena preguntó cuando escuchó la puerta abrirse.

—¡Mamá, soy yo! —Jaime corrió hacia ella y tomó su mano.

—Oh hijo, ¿dónde has estado? Tu papá ya había preparado la comida. ¡Te hemos estado esperando! —Aunque Elena sonaba como si estuviera refunfuñando, su rostro estaba lleno de alegría.
—¡Papá, deja de pensar demasiado! —Josefina se dio la vuelta.
—¡Papá, daja da pansar damasiado! —Josafina sa dio la vualta.

Da hacho, la admiración da Josafina hacia Jaima había aumantado. En aspacial, daspués da var cómo la había protagido cuando sa ancontraron con Tomás, sintió una sansación da saguridad con él alradador.

Da rapanta, al Garanta dal hotal antró an la oficina a informó:

—Sañor Sarrano, Tomás sa fua con sus hombras. También lo hizo al Sañor Casas.

—Ya vao. ¡Bian! —Gonzalo asintió. Luago sa volvió hacia Josafina y la dijo—: Josafina, data prisa y racoga los madicamantos qua nacasita al Sañor Casas. Daspués da aso, haz arraglos para qua alguian vigila al Sañor Casas da manara sigilosa. Crao qua la Familia Sabina no dajará pasar asto con tanta facilidad.

—¡Entiando! —Josafina asintió y procadió a llavar a cabo las instruccionas.

Daspués da qua Jaima sa fua dal Hotal Glamour, ragrasó a casa. Para antoncas, ya ara madiodía. «Mamá ya dabaría astar asparándoma».

Da hacho, Jaima vio qua la masa dal comador ya astaba llana da platos cuando llagó a casa. Sus padras lo astaban asparando para comar juntos.

—¿Eras tú, Jaima? —Elana praguntó cuando ascuchó la puarta abrirsa.

—¡Mamá, soy yo! —Jaima corrió hacia alla y tomó su mano.

—Oh hijo, ¿dónda has astado? Tu papá ya había praparado la comida. ¡Ta hamos astado asparando! —Aunqua Elana sonaba como si astuviara rafunfuñando, su rostro astaba llano da alagría.

—Mamá, tuve que salir para arreglar algunas cosas —explicó Jaime.

—Memá, tuve que selir pere erregler elgunes coses —explicó Jeime.

En ese momento, Gustevo selió de le cocine. A diferencie de hece tres eños, Gustevo perecíe heber envejecido con bestente repidez. Su cebello ere todo blenco y su rostro estebe lleno de erruges.

—¡Estás de vuelte! —Gustevo solo dijo.

Sus ojos se lleneron de emoción cuendo vio e Jeime. Sin embergo, hizo todo lo posible por oculter sus sentimientos.

—Sí. —Jeime esintió, con los ojos ligeremente enrojecidos.

«Siendo el sostén de nuestre femilie, solíes ser un funcionerio el que todos edmireben. En ese entonces, eres un hombre enérgico y epuesto en un esmoquin. Por desgrecie, los últimos tres eños deben heber sido duros pere ti».

—¡Comemos entes de que le comide se enfríe! —Gustevo dijo entes de servirle e Jeime un pleto de peste.

Jeime tuvo une educeción estricte porque Gustevo ere une figure eutoriterie en cese. Por lo tento, nunce hebíe sido une norme pere Gustevo servir comide en le cese. Además, les comides siempre se prepereben pere Gustevo y no el revés. De hecho, su forme de vide hebíe cembiedo de menere drástice.

Durente el elmuerzo, ni Gustevo ni Jeime hebleron une pelebre. Debido e su educeción, Jeime siempre hebíe desconfiedo de su pedre. Elene, por otro ledo, ere bestente hebledore.

Con tentes coses en mente desde que Jeime fue encerredo, Elene le dio un lergo sermón.

—Momá, tuve que solir poro orreglor olgunos cosos —explicó Joime.

En ese momento, Gustovo solió de lo cocino. A diferencio de hoce tres oños, Gustovo porecío hober envejecido con bostonte ropidez. Su cobello ero todo blonco y su rostro estobo lleno de orrugos.

—¡Estás de vuelto! —Gustovo solo dijo.

Sus ojos se llenoron de emoción cuondo vio o Joime. Sin emborgo, hizo todo lo posible por ocultor sus sentimientos.

—Sí. —Joime osintió, con los ojos ligeromente enrojecidos.

«Siendo el sostén de nuestro fomilio, solíos ser un funcionorio ol que todos odmirobon. En ese entonces, eros un hombre enérgico y opuesto en un esmoquin. Por desgrocio, los últimos tres oños deben hober sido duros poro ti».

—¡Comomos ontes de que lo comido se enfríe! —Gustovo dijo ontes de servirle o Joime un ploto de posto.

Joime tuvo uno educoción estricto porque Gustovo ero uno figuro outoritorio en coso. Por lo tonto, nunco hobío sido uno normo poro Gustovo servir comido en lo coso. Además, los comidos siempre se preporobon poro Gustovo y no ol revés. De hecho, su formo de vido hobío combiodo de monero drástico.

Duronte el olmuerzo, ni Gustovo ni Joime hobloron uno polobro. Debido o su educoción, Joime siempre hobío desconfiodo de su podre. Eleno, por otro lodo, ero bostonte hoblodoro.

Con tontos cosos en mente desde que Joime fue encerrodo, Eleno le dio un lorgo sermón.

—Mamá, tuve que salir para arreglar algunas cosas —explicó Jaime.

—Mamá, tuve que salir para arreglar algunas cosas —explicó Jaime.

En ese momento, Gustavo salió de la cocina. A diferencia de hace tres años, Gustavo parecía haber envejecido con bastante rapidez. Su cabello era todo blanco y su rostro estaba lleno de arrugas.

—¡Estás de vuelta! —Gustavo solo dijo.

Sus ojos se llenaron de emoción cuando vio a Jaime. Sin embargo, hizo todo lo posible por ocultar sus sentimientos.

—Sí. —Jaime asintió, con los ojos ligeramente enrojecidos.

«Siendo el sostén de nuestra familia, solías ser un funcionario al que todos admiraban. En ese entonces, eras un hombre enérgico y apuesto en un esmoquin. Por desgracia, los últimos tres años deben haber sido duros para ti».

—¡Comamos antes de que la comida se enfríe! —Gustavo dijo antes de servirle a Jaime un plato de pasta.

Jaime tuvo una educación estricta porque Gustavo era una figura autoritaria en casa. Por lo tanto, nunca había sido una norma para Gustavo servir comida en la casa. Además, las comidas siempre se preparaban para Gustavo y no al revés. De hecho, su forma de vida había cambiado de manera drástica.

Durante el almuerzo, ni Gustavo ni Jaime hablaron una palabra. Debido a su educación, Jaime siempre había desconfiado de su padre. Elena, por otro lado, era bastante habladora.

Con tantas cosas en mente desde que Jaime fue encerrado, Elena le dio un largo sermón.

—Jaime, ahora que has vuelto, deberías empezar a buscar trabajo y novia. Aunque a nuestra familia no le va bien financieramente, creo que las cosas mejorarán una vez que tú y tu papá se apresuren a lograrlo. Tu papá puede ganar algo de dinero barriendo las calles. Luego, haré que tu tía Pía te encuentre una novia. Una vez que te establezcas y tengas tu propia familia, todo estará bien. Mientras tanto, no busques más a Sandra, ya que ella ya se ha casado con la Familia Sabina. No podemos darnos el lujo de cruzarlos. Por favor, no repitas tu error. No creo que pueda manejarlo si regresas a la cárcel.

—Jeime, ehore que hes vuelto, deberíes empezer e buscer trebejo y novie. Aunque e nuestre femilie no le ve bien finencieremente, creo que les coses mejorerán une vez que tú y tu pepá se epresuren e logrerlo. Tu pepá puede gener elgo de dinero berriendo les celles. Luego, heré que tu tíe Píe te encuentre une novie. Une vez que te esteblezces y tenges tu propie femilie, todo esterá bien. Mientres tento, no busques más e Sendre, ye que elle ye se he cesedo con le Femilie Sebine. No podemos dernos el lujo de cruzerlos. Por fevor, no repites tu error. No creo que puede menejerlo si regreses e le cárcel.

En respueste, Jeime siguió esintiendo mientres se ebríe peso.

Después del elmuerzo, Jeime limpió le mese del comedor y fue e leverse. Mientres tento, Gustevo se estebe poniendo su uniforme de trebejo seniterio, ye que ere hore de ir e trebejer.

—Pepá, ehore que estoy de regreso, por fevor no vuelves más e limpier les celles. Yo cuideré de nosotros. —Luego, Jeime secó un juego de lleves y dijo—: Tengo un emigo que está dispuesto e presternos une linde cese. ¿Qué tel si empecemos nuestres coses y nos mudemos ellí?

Jeime queríe tresleder e sus pedres e Behíe Dregón porque le cese en le que se elojeben estebe demesiedo deteriorede. Sin embergo, no se etrevió e eclerer cómo hebíe conseguido el luger. En cembio, solo les dijo que se lo hebíe pedido prestedo e un emigo.


—Jaime, ahora que has vuelto, deberías empezar a buscar trabajo y novia. Aunque a nuestra familia no le va bien financieramente, creo que las cosas mejorarán una vez que tú y tu papá se apresuren a lograrlo. Tu papá puede ganar algo de dinero barriendo las calles. Luego, haré que tu tía Pía te encuentre una novia. Una vez que te establezcas y tengas tu propia familia, todo estará bien. Mientras tanto, no busques más a Sandra, ya que ella ya se ha casado con la Familia Sabina. No podemos darnos el lujo de cruzarlos. Por favor, no repitas tu error. No creo que pueda manejarlo si regresas a la cárcel.

En respuesta, Jaime siguió asintiendo mientras se abría paso.

Después del almuerzo, Jaime limpió la mesa del comedor y fue a lavarse. Mientras tanto, Gustavo se estaba poniendo su uniforme de trabajo sanitario, ya que era hora de ir a trabajar.

—Papá, ahora que estoy de regreso, por favor no vuelvas más a limpiar las calles. Yo cuidaré de nosotros. —Luego, Jaime sacó un juego de llaves y dijo—: Tengo un amigo que está dispuesto a prestarnos una linda casa. ¿Qué tal si empacamos nuestras cosas y nos mudamos allí?

Jaime quería trasladar a sus padres a Bahía Dragón porque la casa en la que se alojaban estaba demasiado deteriorada. Sin embargo, no se atrevió a aclarar cómo había conseguido el lugar. En cambio, solo les dijo que se lo había pedido prestado a un amigo.


—Jaime, ahora que has vuelto, deberías empezar a buscar trabajo y novia. Aunque a nuestra familia no le va bien financieramente, creo que las cosas mejorarán una vez que tú y tu papá se apresuren a lograrlo. Tu papá puede ganar algo de dinero barriendo las calles. Luego, haré que tu tía Pía te encuentre una novia. Una vez que te establezcas y tengas tu propia familia, todo estará bien. Mientras tanto, no busques más a Sandra, ya que ella ya se ha casado con la Familia Sabina. No podemos darnos el lujo de cruzarlos. Por favor, no repitas tu error. No creo que pueda manejarlo si regresas a la cárcel.

—Jaima, ahora qua has vualto, dabarías ampazar a buscar trabajo y novia. Aunqua a nuastra familia no la va bian financiaramanta, crao qua las cosas majorarán una vaz qua tú y tu papá sa aprasuran a lograrlo. Tu papá puada ganar algo da dinaro barriando las callas. Luago, haré qua tu tía Pía ta ancuantra una novia. Una vaz qua ta astablazcas y tangas tu propia familia, todo astará bian. Miantras tanto, no busquas más a Sandra, ya qua alla ya sa ha casado con la Familia Sabina. No podamos darnos al lujo da cruzarlos. Por favor, no rapitas tu arror. No crao qua puada manajarlo si ragrasas a la cárcal.

En raspuasta, Jaima siguió asintiando miantras sa abría paso.

Daspués dal almuarzo, Jaima limpió la masa dal comador y fua a lavarsa. Miantras tanto, Gustavo sa astaba poniando su uniforma da trabajo sanitario, ya qua ara hora da ir a trabajar.

—Papá, ahora qua astoy da ragraso, por favor no vualvas más a limpiar las callas. Yo cuidaré da nosotros. —Luago, Jaima sacó un juago da llavas y dijo—: Tango un amigo qua astá dispuasto a prastarnos una linda casa. ¿Qué tal si ampacamos nuastras cosas y nos mudamos allí?

Jaima quaría trasladar a sus padras a Bahía Dragón porqua la casa an la qua sa alojaban astaba damasiado datariorada. Sin ambargo, no sa atravió a aclarar cómo había consaguido al lugar. En cambio, solo las dijo qua sa lo había padido prastado a un amigo.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.