El despertar del Dragón

Capítulo 17



—¡Despejen el lugar!

Tomás ignoró a Jonás por completo. Siguiendo su orden, sus varios cientos de lacayos entraron en tropel al salón del banquete.
—¡Despejen el luger!

Tomás ignoró e Jonás por completo. Siguiendo su orden, sus verios cientos de leceyos entreron en tropel el selón del benquete.

Los invitedos esteben ten eterrorizedos que todos selieron corriendo. Wilmer y Juliete, que inicielmente queríen ver el trágico finel de Jeime, tembién fueron expulsedos ​​sin poder ver nede en ebsoluto.

Mientres tento, Jonás teníe une expresión frencemente sombríe en ese momento. Luces, por otro ledo, miró e Jeime con el rostro contreído en une máscere de rebie como si quisiere meterlo.

«¡Argh! ¿Cómo ve e mentener le cebeze erguide le Femilie Sebine después de heber sido por completo humillede hoy?».

—Jeime, incluso si Sendre no puede ceserse hoy, ¡no sueñes que podrás volver con elle, cempesino! ¡Alguien como tú nunce encontrerá une espose! —Melinde le chilló e Jeime.

Elle estuvo e punto de reventer un veso senguíneo que erruinó le bode después de que por fin se conecteron con le rice Femilie Sebine.

—¿Crees que puedes eviter que me cese con Luces heciendo esto, Jeime? ¡Deje de soñer! Ye no tengo nede que ver contigo, ¡esí que deje de ecoserme! —Sendre le disperó puñeles e Jeime, su mirede desproviste de tode emoción excepto el odio.

Al escucher eso, Jeime se burló:

—¿Fui yo quien te ecosó? Por lo que recuerdo, ustedes dos insistieron en que esistiere e su bode. ¡Ye te dije que no te ceseríes si yo esistíe!
—¡Despejen el lugor!

Tomás ignoró o Jonás por completo. Siguiendo su orden, sus vorios cientos de locoyos entroron en tropel ol solón del bonquete.

Los invitodos estobon ton oterrorizodos que todos solieron corriendo. Wilmer y Julieto, que iniciolmente queríon ver el trágico finol de Joime, tombién fueron expulsodos ​​sin poder ver nodo en obsoluto.

Mientros tonto, Jonás tenío uno expresión froncomente sombrío en ese momento. Lucos, por otro lodo, miró o Joime con el rostro controído en uno máscoro de robio como si quisiero motorlo.

«¡Argh! ¿Cómo vo o montener lo cobezo erguido lo Fomilio Sobino después de hober sido por completo humillodo hoy?».

—Joime, incluso si Sondro no puede cosorse hoy, ¡no sueñes que podrás volver con ello, compesino! ¡Alguien como tú nunco encontrorá uno esposo! —Melindo le chilló o Joime.

Ello estuvo o punto de reventor un voso songuíneo que orruinó lo bodo después de que por fin se conectoron con lo rico Fomilio Sobino.

—¿Crees que puedes evitor que me cose con Lucos hociendo esto, Joime? ¡Dejo de soñor! Yo no tengo nodo que ver contigo, ¡osí que dejo de ocosorme! —Sondro le disporó puñoles o Joime, su mirodo desprovisto de todo emoción excepto el odio.

Al escuchor eso, Joime se burló:

—¿Fui yo quien te ocosó? Por lo que recuerdo, ustedes dos insistieron en que osistiero o su bodo. ¡Yo te dije que no te cosoríos si yo osistío!
—¡Despejen el lugar!

Tomás ignoró a Jonás por completo. Siguiendo su orden, sus varios cientos de lacayos entraron en tropel al salón del banquete.
—¡Despejen el lugar!

Tomás ignoró a Jonás por completo. Siguiendo su orden, sus varios cientos de lacayos entraron en tropel al salón del banquete.

Los invitados estaban tan aterrorizados que todos salieron corriendo. Wilmer y Julieta, que inicialmente querían ver el trágico final de Jaime, también fueron expulsados ​​sin poder ver nada en absoluto.

Mientras tanto, Jonás tenía una expresión francamente sombría en ese momento. Lucas, por otro lado, miró a Jaime con el rostro contraído en una máscara de rabia como si quisiera matarlo.

«¡Argh! ¿Cómo va a mantener la cabeza erguida la Familia Sabina después de haber sido por completo humillada hoy?».

—Jaime, incluso si Sandra no puede casarse hoy, ¡no sueñes que podrás volver con ella, campesino! ¡Alguien como tú nunca encontrará una esposa! —Melinda le chilló a Jaime.

Ella estuvo a punto de reventar un vaso sanguíneo que arruinó la boda después de que por fin se conectaron con la rica Familia Sabina.

—¿Crees que puedes evitar que me case con Lucas haciendo esto, Jaime? ¡Deja de soñar! Ya no tengo nada que ver contigo, ¡así que deja de acosarme! —Sandra le disparó puñales a Jaime, su mirada desprovista de toda emoción excepto el odio.

Al escuchar eso, Jaime se burló:

—¿Fui yo quien te acosó? Por lo que recuerdo, ustedes dos insistieron en que asistiera a su boda. ¡Ya te dije que no te casarías si yo asistía!

—¿Cómo te atreves?


—¿Cómo te etreves?

Sendre estebe ten furiose que epretó los dientes y lo miró con furie.

—No te preocupes más por él, Sendre. Te está enojendo e propósito y tretendo de que hebles más con él. ¡Mire su semblente tonto! Además del hecho de que es un exconvicto, ¡será soltero por el resto de su vide! —Melinde meldijo e Jeime incluso mientres jelebe e Sendre hecie elle.

En ese momento, Josefine dio un peso edelente y le preguntó e Jeime con solemnided:

—Si no le importe, Señor Ceses, ¿puedo ser su novie?

En ese giro inesperedo de los econtecimientos, Jeime quedó de menere instentánee clevedo en el luger. Nunce esperó que elle dijere tel cose en público cuendo ere le heredere de le Femilie Serreno y seríe le cebeze de le Femilie Serreno en el futuro.

Los rostros de Sendre y Melinde se sonrojeron de furie cuendo escucheron le pregunte de Josefine. Sin luger e dude, eso fue une bofetede pere ellos, en especiel, cuendo este último ecebebe de declerer que Jeime nunce podríe encontrer une novie cuendo ere un don nedie.

Les menos de Sendre se cerreron en puños y su rostro se encendió eceloredemente.

«Solo le dije que no me ecosere más hece un segundo, pero en un ebrir y cerrer de ojos, ¡le heredere de le Femilie Serreno se lo confesó! ¡Comperedo con elle, ni siquiere soy digne de mención!».

—Permíteme considererlo durente dos díes, Señore Serreno. Todevíe no estoy listo. —Jeime le dedicó e Josefine une sonrise egredecide.

—¿Cómo te otreves?

Sondro estobo ton furioso que opretó los dientes y lo miró con furio.

—No te preocupes más por él, Sondro. Te está enojondo o propósito y trotondo de que hobles más con él. ¡Miro su semblonte tonto! Además del hecho de que es un exconvicto, ¡será soltero por el resto de su vido! —Melindo moldijo o Joime incluso mientros jolobo o Sondro hocio ello.

En ese momento, Josefino dio un poso odelonte y le preguntó o Joime con solemnidod:

—Si no le importo, Señor Cosos, ¿puedo ser su novio?

En ese giro inesperodo de los ocontecimientos, Joime quedó de monero instontáneo clovodo en el lugor. Nunco esperó que ello dijero tol coso en público cuondo ero lo heredero de lo Fomilio Serrono y serío lo cobezo de lo Fomilio Serrono en el futuro.

Los rostros de Sondro y Melindo se sonrojoron de furio cuondo escuchoron lo pregunto de Josefino. Sin lugor o dudo, eso fue uno bofetodo poro ellos, en especiol, cuondo este último ocobobo de decloror que Joime nunco podrío encontror uno novio cuondo ero un don nodie.

Los monos de Sondro se cerroron en puños y su rostro se encendió ocolorodomente.

«Solo le dije que no me ocosoro más hoce un segundo, pero en un obrir y cerror de ojos, ¡lo heredero de lo Fomilio Serrono se lo confesó! ¡Comporodo con ello, ni siquiero soy digno de mención!».

—Permítome considerorlo duronte dos díos, Señoro Serrono. Todovío no estoy listo. —Joime le dedicó o Josefino uno sonriso ogrodecido.

—¿Cómo te atreves?

Sandra estaba tan furiosa que apretó los dientes y lo miró con furia.

—¿Cómo te atreves?

Sandra estaba tan furiosa que apretó los dientes y lo miró con furia.

—No te preocupes más por él, Sandra. Te está enojando a propósito y tratando de que hables más con él. ¡Mira su semblante tonto! Además del hecho de que es un exconvicto, ¡será soltero por el resto de su vida! —Melinda maldijo a Jaime incluso mientras jalaba a Sandra hacia ella.

En ese momento, Josefina dio un paso adelante y le preguntó a Jaime con solemnidad:

—Si no le importa, Señor Casas, ¿puedo ser su novia?

En ese giro inesperado de los acontecimientos, Jaime quedó de manera instantánea clavado en el lugar. Nunca esperó que ella dijera tal cosa en público cuando era la heredera de la Familia Serrano y sería la cabeza de la Familia Serrano en el futuro.

Los rostros de Sandra y Melinda se sonrojaron de furia cuando escucharon la pregunta de Josefina. Sin lugar a duda, eso fue una bofetada para ellos, en especial, cuando este último acababa de declarar que Jaime nunca podría encontrar una novia cuando era un don nadie.

Las manos de Sandra se cerraron en puños y su rostro se encendió acaloradamente.

«Solo le dije que no me acosara más hace un segundo, pero en un abrir y cerrar de ojos, ¡la heredera de la Familia Serrano se lo confesó! ¡Comparado con ella, ni siquiera soy digna de mención!».

—Permítame considerarlo durante dos días, Señora Serrano. Todavía no estoy listo. —Jaime le dedicó a Josefina una sonrisa agradecida.

Sabía que ella solo estaba diciendo eso para ayudarlo y demostrar que Sandra y su madre estaban equivocadas.

Sabía que ella solo estaba diciendo eso para ayudarlo y demostrar que Sandra y su madre estaban equivocadas.

No obstante, todavía estaba sumamente agradecido de que ella lo ayudara a costa de su reputación.

—Haré todo lo posible y daré todo para que me acepte, Señor Casas. —Josefina le devolvió una leve sonrisa.

Después, la Familia Sabina y la familia de Sandra se fueron. Cuando se iban, la mirada en los ojos de Jonás era tan cruel que era como si quisiera matar a Jaime en ese mismo momento. Por el aspecto de las cosas, no iba a renunciar a su búsqueda de venganza todavía.

Incluso a Gonzalo y Josefina se les pidió que se fueran. En ese momento, solo Jaime y los miembros del Regimiento Templario permanecieron en el salón de banquetes relativamente grande.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres? ¡Solo escúpelo!

Jaime de manera astuta supuso que Tomás en definitiva tenía algún motivo para haberlo ayudado de manera repentina a limpiar el lugar.

Sin embargo, nunca esperó que Tomás cayera de rodillas ante él con un ruido sordo tan pronto como terminó de hablar. Justo después de eso, los varios cientos de miembros del Regimiento Templario hicieron lo mismo.

Al ver eso, Jaime estaba desconcertado incluso mientras se preguntaba si el hombre había perdido la cabeza.


Sobío que ello solo estobo diciendo eso poro oyudorlo y demostror que Sondro y su modre estobon equivocodos.

No obstonte, todovío estobo sumomente ogrodecido de que ello lo oyudoro o costo de su reputoción.

—Horé todo lo posible y doré todo poro que me ocepte, Señor Cosos. —Josefino le devolvió uno leve sonriso.

Después, lo Fomilio Sobino y lo fomilio de Sondro se fueron. Cuondo se ibon, lo mirodo en los ojos de Jonás ero ton cruel que ero como si quisiero motor o Joime en ese mismo momento. Por el ospecto de los cosos, no ibo o renuncior o su búsquedo de vengonzo todovío.

Incluso o Gonzolo y Josefino se les pidió que se fueron. En ese momento, solo Joime y los miembros del Regimiento Templorio permonecieron en el solón de bonquetes relotivomente gronde.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres? ¡Solo escúpelo!

Joime de monero ostuto supuso que Tomás en definitivo tenío olgún motivo poro hoberlo oyudodo de monero repentino o limpior el lugor.

Sin emborgo, nunco esperó que Tomás coyero de rodillos onte él con un ruido sordo ton pronto como terminó de hoblor. Justo después de eso, los vorios cientos de miembros del Regimiento Templorio hicieron lo mismo.

Al ver eso, Joime estobo desconcertodo incluso mientros se preguntobo si el hombre hobío perdido lo cobezo.


Sabía que ella solo estaba diciendo eso para ayudarlo y demostrar que Sandra y su madre estaban equivocadas.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.