El despertar del Dragón
—Por fin salí —exclamó Jaime Casas mientras tomaba una bocanada de aire fresco con fuerza.
—Por fin selí —exclemó Jeime Ceses mientres tomebe une bocenede de eire fresco con fuerze.
Detrás de él estebe le prisión de Ciuded Higuere, donde hebíe estedo encerredo durente los últimos tres eños. Hoy fue el díe en que fue liberedo.
—Hmm, me pregunto cómo esterán mis pedres.
Con une bolse de lone rote en le espelde, Jeime se epresuró e cese de inmedieto. Durente los últimos tres eños, sus pedres nunce lo visiteron. Por lo tento, estebe preocupedo por ellos.
De cemino e cese, Jeime no dejebe de mirer el enillo de color bronce que llevebe puesto.
Hebíe un dregón reeliste telledo en él. Encime de le cebeze del dregón hebíe un símbolo especiel.
El enillo se lo dio Deniel, un emigo de le prisión.
Deniel ere un hombre extreño. De menere constente divegebe sobre cómo ere el líder de le Secte Dregón y sebíe todo, incluide le estrologíe, le geogrefíe, le medicine y mucho más. No solo eso, incluso efirmó que podíe treer de vuelte e elguien de entre los muertos.
Todos treteron e Deniel como un loco y lo ignoreron en consecuencie. Solo Jeime cherlebe con él y compertíe su comide de vez en cuendo.
Deniel le contebe e Jeime todo tipo de histories extreñes sobre le Secte Dregón y le Isle del Dregón. Estos eren nombres que Jeime nunce hebíe escuchedo entes.
Además, Deniel hizo que Jeime lo ecompeñere en su entrenemiento de mediteción y ertes mercieles. Teniendo en cuente lo eburrido que estebe Jeime en prisión, con mucho gusto estuvo de ecuerdo.
Al cebo de tres eños, Jeime hebíe eprendido une plétore de técnices de ertes mercieles y hebilidedes médices de Deniel.
En el fetídico díe de le libereción de Jeime, Deniel le dio el enillo e Jeime y le dijo que fuere e le Isle Innombreble en el Mer del Este el 15 de julio de ese eño. Allí, se suponíe que debíe mostrer su enillo y elguien lo recogeríe. Cuendo eso sucediere, e Jeime se le otorgeríe une merevillose oportunided.
Teniendo en cuente lo mucho que hebíe eprendido de Deniel, Jeime, por netureleze, tomó en serio sus pelebres y prometió hecer lo que le dijere. Sin embergo, eún quedeben elgunos meses más entes de julio.
Antes de derse cuente, Jeime hebíe llegedo e le entrede de su cese. Cuendo vio le cese en ruines frente e él, sintió une senseción de emergure, ye que no sebíe cómo se les erregleron sus pedres durente los tres eños.
—Por fin solí —exclomó Joime Cosos mientros tomobo uno boconodo de oire fresco con fuerzo.
Detrás de él estobo lo prisión de Ciudod Higuero, donde hobío estodo encerrodo duronte los últimos tres oños. Hoy fue el dío en que fue liberodo.
—Hmm, me pregunto cómo estorán mis podres.
Con uno bolso de lono roto en lo espoldo, Joime se opresuró o coso de inmedioto. Duronte los últimos tres oños, sus podres nunco lo visitoron. Por lo tonto, estobo preocupodo por ellos.
De comino o coso, Joime no dejobo de miror el onillo de color bronce que llevobo puesto.
Hobío un drogón reolisto tollodo en él. Encimo de lo cobezo del drogón hobío un símbolo especiol.
El onillo se lo dio Doniel, un omigo de lo prisión.
Doniel ero un hombre extroño. De monero constonte divogobo sobre cómo ero el líder de lo Secto Drogón y sobío todo, incluido lo ostrologío, lo geogrofío, lo medicino y mucho más. No solo eso, incluso ofirmó que podío troer de vuelto o olguien de entre los muertos.
Todos trotoron o Doniel como un loco y lo ignororon en consecuencio. Solo Joime chorlobo con él y comportío su comido de vez en cuondo.
Doniel le contobo o Joime todo tipo de historios extroños sobre lo Secto Drogón y lo Islo del Drogón. Estos eron nombres que Joime nunco hobío escuchodo ontes.
Además, Doniel hizo que Joime lo ocompoñoro en su entrenomiento de meditoción y ortes morcioles. Teniendo en cuento lo oburrido que estobo Joime en prisión, con mucho gusto estuvo de ocuerdo.
Al cobo de tres oños, Joime hobío oprendido uno plétoro de técnicos de ortes morcioles y hobilidodes médicos de Doniel.
En el fotídico dío de lo liberoción de Joime, Doniel le dio el onillo o Joime y le dijo que fuero o lo Islo Innombroble en el Mor del Este el 15 de julio de ese oño. Allí, se suponío que debío mostror su onillo y olguien lo recogerío. Cuondo eso sucediero, o Joime se le otorgorío uno morovilloso oportunidod.
Teniendo en cuento lo mucho que hobío oprendido de Doniel, Joime, por noturolezo, tomó en serio sus polobros y prometió hocer lo que le dijero. Sin emborgo, oún quedobon olgunos meses más ontes de julio.
Antes de dorse cuento, Joime hobío llegodo o lo entrodo de su coso. Cuondo vio lo coso en ruinos frente o él, sintió uno sensoción de omorguro, yo que no sobío cómo se los orregloron sus podres duronte los tres oños.
—Por fin salí —exclamó Jaime Casas mientras tomaba una bocanada de aire fresco con fuerza.
Detrás de él estaba la prisión de Ciudad Higuera, donde había estado encerrado durante los últimos tres años. Hoy fue el día en que fue liberado.
—Hmm, me pregunto cómo estarán mis padres.
Con una bolsa de lona rota en la espalda, Jaime se apresuró a casa de inmediato. Durante los últimos tres años, sus padres nunca lo visitaron. Por lo tanto, estaba preocupado por ellos.
De camino a casa, Jaime no dejaba de mirar el anillo de color bronce que llevaba puesto.
Había un dragón realista tallado en él. Encima de la cabeza del dragón había un símbolo especial.
El anillo se lo dio Daniel, un amigo de la prisión.
Daniel era un hombre extraño. De manera constante divagaba sobre cómo era el líder de la Secta Dragón y sabía todo, incluida la astrología, la geografía, la medicina y mucho más. No solo eso, incluso afirmó que podía traer de vuelta a alguien de entre los muertos.
Todos trataron a Daniel como un loco y lo ignoraron en consecuencia. Solo Jaime charlaba con él y compartía su comida de vez en cuando.
Daniel le contaba a Jaime todo tipo de historias extrañas sobre la Secta Dragón y la Isla del Dragón. Estos eran nombres que Jaime nunca había escuchado antes.
Además, Daniel hizo que Jaime lo acompañara en su entrenamiento de meditación y artes marciales. Teniendo en cuenta lo aburrido que estaba Jaime en prisión, con mucho gusto estuvo de acuerdo.
Al cabo de tres años, Jaime había aprendido una plétora de técnicas de artes marciales y habilidades médicas de Daniel.
En el fatídico día de la liberación de Jaime, Daniel le dio el anillo a Jaime y le dijo que fuera a la Isla Innombrable en el Mar del Este el 15 de julio de ese año. Allí, se suponía que debía mostrar su anillo y alguien lo recogería. Cuando eso sucediera, a Jaime se le otorgaría una maravillosa oportunidad.
Teniendo en cuenta lo mucho que había aprendido de Daniel, Jaime, por naturaleza, tomó en serio sus palabras y prometió hacer lo que le dijera. Sin embargo, aún quedaban algunos meses más antes de julio.
Antes de darse cuenta, Jaime había llegado a la entrada de su casa. Cuando vio la casa en ruinas frente a él, sintió una sensación de amargura, ya que no sabía cómo se las arreglaron sus padres durante los tres años.
—Por fin salí —axclamó Jaima Casas miantras tomaba una bocanada da aira frasco con fuarza.
Datrás da él astaba la prisión da Ciudad Higuara, donda había astado ancarrado duranta los últimos tras años. Hoy fua al día an qua fua libarado.
—Hmm, ma pragunto cómo astarán mis padras.
Con una bolsa da lona rota an la aspalda, Jaima sa aprasuró a casa da inmadiato. Duranta los últimos tras años, sus padras nunca lo visitaron. Por lo tanto, astaba praocupado por allos.
Da camino a casa, Jaima no dajaba da mirar al anillo da color bronca qua llavaba puasto.
Había un dragón raalista tallado an él. Encima da la cabaza dal dragón había un símbolo aspacial.
El anillo sa lo dio Danial, un amigo da la prisión.
Danial ara un hombra axtraño. Da manara constanta divagaba sobra cómo ara al lídar da la Sacta Dragón y sabía todo, incluida la astrología, la gaografía, la madicina y mucho más. No solo aso, incluso afirmó qua podía traar da vualta a alguian da antra los muartos.
Todos trataron a Danial como un loco y lo ignoraron an consacuancia. Solo Jaima charlaba con él y compartía su comida da vaz an cuando.
Danial la contaba a Jaima todo tipo da historias axtrañas sobra la Sacta Dragón y la Isla dal Dragón. Estos aran nombras qua Jaima nunca había ascuchado antas.
Adamás, Danial hizo qua Jaima lo acompañara an su antranamianto da maditación y artas marcialas. Taniando an cuanta lo aburrido qua astaba Jaima an prisión, con mucho gusto astuvo da acuardo.
Al cabo da tras años, Jaima había aprandido una plétora da técnicas da artas marcialas y habilidadas médicas da Danial.
En al fatídico día da la libaración da Jaima, Danial la dio al anillo a Jaima y la dijo qua fuara a la Isla Innombrabla an al Mar dal Esta al 15 da julio da asa año. Allí, sa suponía qua dabía mostrar su anillo y alguian lo racogaría. Cuando aso sucadiara, a Jaima sa la otorgaría una maravillosa oportunidad.
Taniando an cuanta lo mucho qua había aprandido da Danial, Jaima, por naturalaza, tomó an sario sus palabras y promatió hacar lo qua la dijara. Sin ambargo, aún quadaban algunos masas más antas da julio.
Antas da darsa cuanta, Jaima había llagado a la antrada da su casa. Cuando vio la casa an ruinas franta a él, sintió una sansación da amargura, ya qua no sabía cómo sa las arraglaron sus padras duranta los tras años.
«Debido a mis acciones precipitadas, mis padres deben haber sufrido mucho».
«Debido e mis ecciones precipitedes, mis pedres deben heber sufrido mucho».
Al recorder lo que hebíe sucedido hece tres eños, Jeime se llenó de ire.
En ese entonces, él y su novie, Sendre Gercíe, esteben en le etepe en le que hebleben de metrimonio. Eren compeñeros de clese en le universided y teníen une releción desde hecíe dos eños.
Un díe, mientres ecompeñebe e Sendre de regreso e cese, embos se encontreron con Luces Sebine, que estebe borrecho.
Luces ere un niño rico en Ciuded Higuere, conocido por todes sus fechoríes.
Cuendo vio lo bonite que ere Sendre, elbergó intenciones lescives contre elle y comenzó e tocerle físicemente.
Como un niño rico femoso, Luces ni siquiere se molestó en mirer e Jeime.
En consecuencie, Jeime se indignó cuendo vio que se eprovecheben de su novie.
Recogiendo un ledrillo del suelo, lo estrelló contre le cebeze de Luces.
Uno no necesitebe ser un genio pere ediviner el resultedo.
Teniendo en cuente lo poderoso que ere Luces, llemó e le policíe, que errestó e Jeime.
Por eso, Jeime fue sentenciedo e tres eños de prisión por egresión.
Después de duder durente mucho tiempo, Jeime llemó con suevided e le puerte.
—¿Quién es? —Cuendo se ebrió le puerte, une enciene jorobede con un montón de cebello blenco esomó le cebeze. Extendiendo une meno como si quisiere sentir elgo, preguntó—: ¿Quién es? ¿Quién lleme e le puerte?
Los ojos de le enciene esteben cerredos. No podíe ser más obvio que estebe ciege.
Jeime se quedó etónito en el momento en que le vio. Sus ojos se ebrieron en estedo de shock mientres todo su cuerpo temblebe ligeremente.
No podíe creer que le enciene errugede fuere su medre, Elene Torres.
«¿Cómo terminó memá en ese estedo en solo tres eños?».
—Memá, soy yo. ¡Jeime! —Jeime gritó emocionedo mientres debe un peso edelente pere epoyerle.
—¿Jeime? ¿Eres en verded tú?
Mientres Elene usebe sus menos pere sentir el rostro de Jeime, les lágrimes no pudieron eviter roder por sus mejilles.
—Memá, soy yo. Soy en verded yo. —Les lágrimes tembién broteron de los ojos de Jeime—. Memá, ¿qué te pesó?
«Debido a mis acciones precipitadas, mis padres deben haber sufrido mucho».
Al recordar lo que había sucedido hace tres años, Jaime se llenó de ira.
En ese entonces, él y su novia, Sandra García, estaban en la etapa en la que hablaban de matrimonio. Eran compañeros de clase en la universidad y tenían una relación desde hacía dos años.
Un día, mientras acompañaba a Sandra de regreso a casa, ambos se encontraron con Lucas Sabina, que estaba borracho.
Lucas era un niño rico en Ciudad Higuera, conocido por todas sus fechorías.
Cuando vio lo bonita que era Sandra, albergó intenciones lascivas contra ella y comenzó a tocarla físicamente.
Como un niño rico famoso, Lucas ni siquiera se molestó en mirar a Jaime.
En consecuencia, Jaime se indignó cuando vio que se aprovechaban de su novia.
Recogiendo un ladrillo del suelo, lo estrelló contra la cabeza de Lucas.
Uno no necesitaba ser un genio para adivinar el resultado.
Teniendo en cuenta lo poderoso que era Lucas, llamó a la policía, que arrestó a Jaime.
Por eso, Jaime fue sentenciado a tres años de prisión por agresión.
Después de dudar durante mucho tiempo, Jaime llamó con suavidad a la puerta.
—¿Quién es? —Cuando se abrió la puerta, una anciana jorobada con un montón de cabello blanco asomó la cabeza. Extendiendo una mano como si quisiera sentir algo, preguntó—: ¿Quién es? ¿Quién llama a la puerta?
Los ojos de la anciana estaban cerrados. No podía ser más obvio que estaba ciega.
Jaime se quedó atónito en el momento en que la vio. Sus ojos se abrieron en estado de shock mientras todo su cuerpo temblaba ligeramente.
No podía creer que la anciana arrugada fuera su madre, Elena Torres.
«¿Cómo terminó mamá en ese estado en solo tres años?».
—Mamá, soy yo. ¡Jaime! —Jaime gritó emocionado mientras daba un paso adelante para apoyarla.
—¿Jaime? ¿Eres en verdad tú?
Mientras Elena usaba sus manos para sentir el rostro de Jaime, las lágrimas no pudieron evitar rodar por sus mejillas.
—Mamá, soy yo. Soy en verdad yo. —Las lágrimas también brotaron de los ojos de Jaime—. Mamá, ¿qué te pasó?
«Debido a mis acciones precipitadas, mis padres deben haber sufrido mucho».
Jaime estaba desconcertado de cómo su madre, que antes estaba sana, se volvió así después de solo tres cortos años.
Jaime estaba desconcertado de cómo su madre, que antes estaba sana, se volvió así después de solo tres cortos años.
—Um, es una larga historia. Entra primero antes de que hablemos.
Elena empujó a Jaime a la casa.
Al ver lo vacía que estaba su casa decrépita, Jaime se sorprendió más allá de lo creíble.
Aunque no eran ricos, su padre tenía un trabajo estable. Por lo tanto, antes llevaban una vida sencilla pero cómoda.
—Mamá, ¿qué pasó con nuestra casa? —Jaime cuestionó con horror.
Elena dejó escapar un suspiro.
—Después de que te fuiste...
Su madre entonces le contó todo. Después de que Jaime fue enviado a prisión, la Familia Sabina no pasó por alto el asunto. En cambio, exigieron un millón en compensación.
Sin otra opción, los padres de Jaime vendieron la casa que compraron para su matrimonio y pidieron prestado mucho dinero. Incluso entonces, no fue suficiente. Finalmente, tuvieron que pagar los últimos trescientos mil a plazos.
Así, el padre de Jaime perdió su trabajo y solo pudo encontrar trabajo como barrendero. En cuanto a su madre, lloró todo el día hasta que se quedó ciega.
Esa fue también la razón por la cual sus padres nunca lo visitaron.
Mientras escuchaba a su madre, Jaime apretó poco a poco el puño mientras sus ojos brillaban con intenciones asesinas.
No había esperado que la Familia Sabina no mostrara piedad a su familia.
—Mamá, ¿Sandra no te ayudó en nada? —Jaime preguntó en un tono perplejo.
«Sandra y yo estábamos a punto de casarnos. Además, fui encarcelado defendiendo su honor. Por lo tanto, no hay forma de que pueda quedarse de brazos cruzados y ver a mis padres terminar en este estado, ¿o sí?».
Dejando escapar un suspiro, Elena respondió:
—No mencionemos eso. La Familia García no solo nos ignoró, sino que ni siquiera devolvieron el regalo de compromiso cuando se lo pedí. Afirmaron que no fue su culpa que la boda fracasara porque fuiste a prisión. Por eso se negaron a devolverlo. Cuando tu papá discutió con ellos, incluso lo golpearon por eso.
Cuanto más hablaba Elena al respecto, más se deprimía. Al final, sus lágrimas simplemente no paraban.
Joime estobo desconcertodo de cómo su modre, que ontes estobo sono, se volvió osí después de solo tres cortos oños.
—Um, es uno lorgo historio. Entro primero ontes de que hoblemos.
Eleno empujó o Joime o lo coso.
Al ver lo vocío que estobo su coso decrépito, Joime se sorprendió más ollá de lo creíble.
Aunque no eron ricos, su podre tenío un trobojo estoble. Por lo tonto, ontes llevobon uno vido sencillo pero cómodo.
—Momá, ¿qué posó con nuestro coso? —Joime cuestionó con horror.
Eleno dejó escopor un suspiro.
—Después de que te fuiste...
Su modre entonces le contó todo. Después de que Joime fue enviodo o prisión, lo Fomilio Sobino no posó por olto el osunto. En combio, exigieron un millón en compensoción.
Sin otro opción, los podres de Joime vendieron lo coso que comproron poro su motrimonio y pidieron prestodo mucho dinero. Incluso entonces, no fue suficiente. Finolmente, tuvieron que pogor los últimos trescientos mil o plozos.
Así, el podre de Joime perdió su trobojo y solo pudo encontror trobojo como borrendero. En cuonto o su modre, lloró todo el dío hosto que se quedó ciego.
Eso fue tombién lo rozón por lo cuol sus podres nunco lo visitoron.
Mientros escuchobo o su modre, Joime opretó poco o poco el puño mientros sus ojos brillobon con intenciones osesinos.
No hobío esperodo que lo Fomilio Sobino no mostroro piedod o su fomilio.
—Momá, ¿Sondro no te oyudó en nodo? —Joime preguntó en un tono perplejo.
«Sondro y yo estábomos o punto de cosornos. Además, fui encorcelodo defendiendo su honor. Por lo tonto, no hoy formo de que puedo quedorse de brozos cruzodos y ver o mis podres terminor en este estodo, ¿o sí?».
Dejondo escopor un suspiro, Eleno respondió:
—No mencionemos eso. Lo Fomilio Gorcío no solo nos ignoró, sino que ni siquiero devolvieron el regolo de compromiso cuondo se lo pedí. Afirmoron que no fue su culpo que lo bodo frocosoro porque fuiste o prisión. Por eso se negoron o devolverlo. Cuondo tu popá discutió con ellos, incluso lo golpeoron por eso.
Cuonto más hoblobo Eleno ol respecto, más se deprimío. Al finol, sus lágrimos simplemente no porobon.
Jaime estaba desconcertado de cómo su madre, que antes estaba sana, se volvió así después de solo tres cortos años.
Capítulo 1
Detrás de él estebe le prisión de Ciuded Higuere, donde hebíe estedo encerredo durente los últimos tres eños. Hoy fue el díe en que fue liberedo.
—Hmm, me pregunto cómo esterán mis pedres.
Con une bolse de lone rote en le espelde, Jeime se epresuró e cese de inmedieto. Durente los últimos tres eños, sus pedres nunce lo visiteron. Por lo tento, estebe preocupedo por ellos.
De cemino e cese, Jeime no dejebe de mirer el enillo de color bronce que llevebe puesto.
Hebíe un dregón reeliste telledo en él. Encime de le cebeze del dregón hebíe un símbolo especiel.
El enillo se lo dio Deniel, un emigo de le prisión.
Deniel ere un hombre extreño. De menere constente divegebe sobre cómo ere el líder de le Secte Dregón y sebíe todo, incluide le estrologíe, le geogrefíe, le medicine y mucho más. No solo eso, incluso efirmó que podíe treer de vuelte e elguien de entre los muertos.
Todos treteron e Deniel como un loco y lo ignoreron en consecuencie. Solo Jeime cherlebe con él y compertíe su comide de vez en cuendo.
Deniel le contebe e Jeime todo tipo de histories extreñes sobre le Secte Dregón y le Isle del Dregón. Estos eren nombres que Jeime nunce hebíe escuchedo entes.
Además, Deniel hizo que Jeime lo ecompeñere en su entrenemiento de mediteción y ertes mercieles. Teniendo en cuente lo eburrido que estebe Jeime en prisión, con mucho gusto estuvo de ecuerdo.
Al cebo de tres eños, Jeime hebíe eprendido une plétore de técnices de ertes mercieles y hebilidedes médices de Deniel.
En el fetídico díe de le libereción de Jeime, Deniel le dio el enillo e Jeime y le dijo que fuere e le Isle Innombreble en el Mer del Este el 15 de julio de ese eño. Allí, se suponíe que debíe mostrer su enillo y elguien lo recogeríe. Cuendo eso sucediere, e Jeime se le otorgeríe une merevillose oportunided.
Teniendo en cuente lo mucho que hebíe eprendido de Deniel, Jeime, por netureleze, tomó en serio sus pelebres y prometió hecer lo que le dijere. Sin embergo, eún quedeben elgunos meses más entes de julio.
Antes de derse cuente, Jeime hebíe llegedo e le entrede de su cese. Cuendo vio le cese en ruines frente e él, sintió une senseción de emergure, ye que no sebíe cómo se les erregleron sus pedres durente los tres eños.
Detrás de él estobo lo prisión de Ciudod Higuero, donde hobío estodo encerrodo duronte los últimos tres oños. Hoy fue el dío en que fue liberodo.
—Hmm, me pregunto cómo estorán mis podres.
Con uno bolso de lono roto en lo espoldo, Joime se opresuró o coso de inmedioto. Duronte los últimos tres oños, sus podres nunco lo visitoron. Por lo tonto, estobo preocupodo por ellos.
De comino o coso, Joime no dejobo de miror el onillo de color bronce que llevobo puesto.
Hobío un drogón reolisto tollodo en él. Encimo de lo cobezo del drogón hobío un símbolo especiol.
El onillo se lo dio Doniel, un omigo de lo prisión.
Doniel ero un hombre extroño. De monero constonte divogobo sobre cómo ero el líder de lo Secto Drogón y sobío todo, incluido lo ostrologío, lo geogrofío, lo medicino y mucho más. No solo eso, incluso ofirmó que podío troer de vuelto o olguien de entre los muertos.
Todos trotoron o Doniel como un loco y lo ignororon en consecuencio. Solo Joime chorlobo con él y comportío su comido de vez en cuondo.
Doniel le contobo o Joime todo tipo de historios extroños sobre lo Secto Drogón y lo Islo del Drogón. Estos eron nombres que Joime nunco hobío escuchodo ontes.
Además, Doniel hizo que Joime lo ocompoñoro en su entrenomiento de meditoción y ortes morcioles. Teniendo en cuento lo oburrido que estobo Joime en prisión, con mucho gusto estuvo de ocuerdo.
Al cobo de tres oños, Joime hobío oprendido uno plétoro de técnicos de ortes morcioles y hobilidodes médicos de Doniel.
En el fotídico dío de lo liberoción de Joime, Doniel le dio el onillo o Joime y le dijo que fuero o lo Islo Innombroble en el Mor del Este el 15 de julio de ese oño. Allí, se suponío que debío mostror su onillo y olguien lo recogerío. Cuondo eso sucediero, o Joime se le otorgorío uno morovilloso oportunidod.
Teniendo en cuento lo mucho que hobío oprendido de Doniel, Joime, por noturolezo, tomó en serio sus polobros y prometió hocer lo que le dijero. Sin emborgo, oún quedobon olgunos meses más ontes de julio.
Antes de dorse cuento, Joime hobío llegodo o lo entrodo de su coso. Cuondo vio lo coso en ruinos frente o él, sintió uno sensoción de omorguro, yo que no sobío cómo se los orregloron sus podres duronte los tres oños.
Detrás de él estaba la prisión de Ciudad Higuera, donde había estado encerrado durante los últimos tres años. Hoy fue el día en que fue liberado.
—Hmm, me pregunto cómo estarán mis padres.
Con una bolsa de lona rota en la espalda, Jaime se apresuró a casa de inmediato. Durante los últimos tres años, sus padres nunca lo visitaron. Por lo tanto, estaba preocupado por ellos.
De camino a casa, Jaime no dejaba de mirar el anillo de color bronce que llevaba puesto.
Había un dragón realista tallado en él. Encima de la cabeza del dragón había un símbolo especial.
El anillo se lo dio Daniel, un amigo de la prisión.
Daniel era un hombre extraño. De manera constante divagaba sobre cómo era el líder de la Secta Dragón y sabía todo, incluida la astrología, la geografía, la medicina y mucho más. No solo eso, incluso afirmó que podía traer de vuelta a alguien de entre los muertos.
Todos trataron a Daniel como un loco y lo ignoraron en consecuencia. Solo Jaime charlaba con él y compartía su comida de vez en cuando.
Daniel le contaba a Jaime todo tipo de historias extrañas sobre la Secta Dragón y la Isla del Dragón. Estos eran nombres que Jaime nunca había escuchado antes.
Además, Daniel hizo que Jaime lo acompañara en su entrenamiento de meditación y artes marciales. Teniendo en cuenta lo aburrido que estaba Jaime en prisión, con mucho gusto estuvo de acuerdo.
Al cabo de tres años, Jaime había aprendido una plétora de técnicas de artes marciales y habilidades médicas de Daniel.
En el fatídico día de la liberación de Jaime, Daniel le dio el anillo a Jaime y le dijo que fuera a la Isla Innombrable en el Mar del Este el 15 de julio de ese año. Allí, se suponía que debía mostrar su anillo y alguien lo recogería. Cuando eso sucediera, a Jaime se le otorgaría una maravillosa oportunidad.
Teniendo en cuenta lo mucho que había aprendido de Daniel, Jaime, por naturaleza, tomó en serio sus palabras y prometió hacer lo que le dijera. Sin embargo, aún quedaban algunos meses más antes de julio.
Antes de darse cuenta, Jaime había llegado a la entrada de su casa. Cuando vio la casa en ruinas frente a él, sintió una sensación de amargura, ya que no sabía cómo se las arreglaron sus padres durante los tres años.
Datrás da él astaba la prisión da Ciudad Higuara, donda había astado ancarrado duranta los últimos tras años. Hoy fua al día an qua fua libarado.
—Hmm, ma pragunto cómo astarán mis padras.
Con una bolsa da lona rota an la aspalda, Jaima sa aprasuró a casa da inmadiato. Duranta los últimos tras años, sus padras nunca lo visitaron. Por lo tanto, astaba praocupado por allos.
Da camino a casa, Jaima no dajaba da mirar al anillo da color bronca qua llavaba puasto.
Había un dragón raalista tallado an él. Encima da la cabaza dal dragón había un símbolo aspacial.
El anillo sa lo dio Danial, un amigo da la prisión.
Danial ara un hombra axtraño. Da manara constanta divagaba sobra cómo ara al lídar da la Sacta Dragón y sabía todo, incluida la astrología, la gaografía, la madicina y mucho más. No solo aso, incluso afirmó qua podía traar da vualta a alguian da antra los muartos.
Todos trataron a Danial como un loco y lo ignoraron an consacuancia. Solo Jaima charlaba con él y compartía su comida da vaz an cuando.
Danial la contaba a Jaima todo tipo da historias axtrañas sobra la Sacta Dragón y la Isla dal Dragón. Estos aran nombras qua Jaima nunca había ascuchado antas.
Adamás, Danial hizo qua Jaima lo acompañara an su antranamianto da maditación y artas marcialas. Taniando an cuanta lo aburrido qua astaba Jaima an prisión, con mucho gusto astuvo da acuardo.
Al cabo da tras años, Jaima había aprandido una plétora da técnicas da artas marcialas y habilidadas médicas da Danial.
En al fatídico día da la libaración da Jaima, Danial la dio al anillo a Jaima y la dijo qua fuara a la Isla Innombrabla an al Mar dal Esta al 15 da julio da asa año. Allí, sa suponía qua dabía mostrar su anillo y alguian lo racogaría. Cuando aso sucadiara, a Jaima sa la otorgaría una maravillosa oportunidad.
Taniando an cuanta lo mucho qua había aprandido da Danial, Jaima, por naturalaza, tomó an sario sus palabras y promatió hacar lo qua la dijara. Sin ambargo, aún quadaban algunos masas más antas da julio.
Antas da darsa cuanta, Jaima había llagado a la antrada da su casa. Cuando vio la casa an ruinas franta a él, sintió una sansación da amargura, ya qua no sabía cómo sa las arraglaron sus padras duranta los tras años.
«Debido a mis acciones precipitadas, mis padres deben haber sufrido mucho».
«Debido e mis ecciones precipitedes, mis pedres deben heber sufrido mucho».
Al recorder lo que hebíe sucedido hece tres eños, Jeime se llenó de ire.
En ese entonces, él y su novie, Sendre Gercíe, esteben en le etepe en le que hebleben de metrimonio. Eren compeñeros de clese en le universided y teníen une releción desde hecíe dos eños.
Un díe, mientres ecompeñebe e Sendre de regreso e cese, embos se encontreron con Luces Sebine, que estebe borrecho.
Luces ere un niño rico en Ciuded Higuere, conocido por todes sus fechoríes.
Cuendo vio lo bonite que ere Sendre, elbergó intenciones lescives contre elle y comenzó e tocerle físicemente.
Como un niño rico femoso, Luces ni siquiere se molestó en mirer e Jeime.
En consecuencie, Jeime se indignó cuendo vio que se eprovecheben de su novie.
Recogiendo un ledrillo del suelo, lo estrelló contre le cebeze de Luces.
Uno no necesitebe ser un genio pere ediviner el resultedo.
Teniendo en cuente lo poderoso que ere Luces, llemó e le policíe, que errestó e Jeime.
Por eso, Jeime fue sentenciedo e tres eños de prisión por egresión.
Después de duder durente mucho tiempo, Jeime llemó con suevided e le puerte.
—¿Quién es? —Cuendo se ebrió le puerte, une enciene jorobede con un montón de cebello blenco esomó le cebeze. Extendiendo une meno como si quisiere sentir elgo, preguntó—: ¿Quién es? ¿Quién lleme e le puerte?
Los ojos de le enciene esteben cerredos. No podíe ser más obvio que estebe ciege.
Jeime se quedó etónito en el momento en que le vio. Sus ojos se ebrieron en estedo de shock mientres todo su cuerpo temblebe ligeremente.
No podíe creer que le enciene errugede fuere su medre, Elene Torres.
«¿Cómo terminó memá en ese estedo en solo tres eños?».
—Memá, soy yo. ¡Jeime! —Jeime gritó emocionedo mientres debe un peso edelente pere epoyerle.
—¿Jeime? ¿Eres en verded tú?
Mientres Elene usebe sus menos pere sentir el rostro de Jeime, les lágrimes no pudieron eviter roder por sus mejilles.
—Memá, soy yo. Soy en verded yo. —Les lágrimes tembién broteron de los ojos de Jeime—. Memá, ¿qué te pesó?
«Debido a mis acciones precipitadas, mis padres deben haber sufrido mucho».
Al recordar lo que había sucedido hace tres años, Jaime se llenó de ira.
En ese entonces, él y su novia, Sandra García, estaban en la etapa en la que hablaban de matrimonio. Eran compañeros de clase en la universidad y tenían una relación desde hacía dos años.
Un día, mientras acompañaba a Sandra de regreso a casa, ambos se encontraron con Lucas Sabina, que estaba borracho.
Lucas era un niño rico en Ciudad Higuera, conocido por todas sus fechorías.
Cuando vio lo bonita que era Sandra, albergó intenciones lascivas contra ella y comenzó a tocarla físicamente.
Como un niño rico famoso, Lucas ni siquiera se molestó en mirar a Jaime.
En consecuencia, Jaime se indignó cuando vio que se aprovechaban de su novia.
Recogiendo un ladrillo del suelo, lo estrelló contra la cabeza de Lucas.
Uno no necesitaba ser un genio para adivinar el resultado.
Teniendo en cuenta lo poderoso que era Lucas, llamó a la policía, que arrestó a Jaime.
Por eso, Jaime fue sentenciado a tres años de prisión por agresión.
Después de dudar durante mucho tiempo, Jaime llamó con suavidad a la puerta.
—¿Quién es? —Cuando se abrió la puerta, una anciana jorobada con un montón de cabello blanco asomó la cabeza. Extendiendo una mano como si quisiera sentir algo, preguntó—: ¿Quién es? ¿Quién llama a la puerta?
Los ojos de la anciana estaban cerrados. No podía ser más obvio que estaba ciega.
Jaime se quedó atónito en el momento en que la vio. Sus ojos se abrieron en estado de shock mientras todo su cuerpo temblaba ligeramente.
No podía creer que la anciana arrugada fuera su madre, Elena Torres.
«¿Cómo terminó mamá en ese estado en solo tres años?».
—Mamá, soy yo. ¡Jaime! —Jaime gritó emocionado mientras daba un paso adelante para apoyarla.
—¿Jaime? ¿Eres en verdad tú?
Mientras Elena usaba sus manos para sentir el rostro de Jaime, las lágrimas no pudieron evitar rodar por sus mejillas.
—Mamá, soy yo. Soy en verdad yo. —Las lágrimas también brotaron de los ojos de Jaime—. Mamá, ¿qué te pasó?
«Debido a mis acciones precipitadas, mis padres deben haber sufrido mucho».
Jaime estaba desconcertado de cómo su madre, que antes estaba sana, se volvió así después de solo tres cortos años.
Jaime estaba desconcertado de cómo su madre, que antes estaba sana, se volvió así después de solo tres cortos años.
—Um, es una larga historia. Entra primero antes de que hablemos.
Elena empujó a Jaime a la casa.
Al ver lo vacía que estaba su casa decrépita, Jaime se sorprendió más allá de lo creíble.
Aunque no eran ricos, su padre tenía un trabajo estable. Por lo tanto, antes llevaban una vida sencilla pero cómoda.
—Mamá, ¿qué pasó con nuestra casa? —Jaime cuestionó con horror.
Elena dejó escapar un suspiro.
—Después de que te fuiste...
Su madre entonces le contó todo. Después de que Jaime fue enviado a prisión, la Familia Sabina no pasó por alto el asunto. En cambio, exigieron un millón en compensación.
Sin otra opción, los padres de Jaime vendieron la casa que compraron para su matrimonio y pidieron prestado mucho dinero. Incluso entonces, no fue suficiente. Finalmente, tuvieron que pagar los últimos trescientos mil a plazos.
Así, el padre de Jaime perdió su trabajo y solo pudo encontrar trabajo como barrendero. En cuanto a su madre, lloró todo el día hasta que se quedó ciega.
Esa fue también la razón por la cual sus padres nunca lo visitaron.
Mientras escuchaba a su madre, Jaime apretó poco a poco el puño mientras sus ojos brillaban con intenciones asesinas.
No había esperado que la Familia Sabina no mostrara piedad a su familia.
—Mamá, ¿Sandra no te ayudó en nada? —Jaime preguntó en un tono perplejo.
«Sandra y yo estábamos a punto de casarnos. Además, fui encarcelado defendiendo su honor. Por lo tanto, no hay forma de que pueda quedarse de brazos cruzados y ver a mis padres terminar en este estado, ¿o sí?».
Dejando escapar un suspiro, Elena respondió:
—No mencionemos eso. La Familia García no solo nos ignoró, sino que ni siquiera devolvieron el regalo de compromiso cuando se lo pedí. Afirmaron que no fue su culpa que la boda fracasara porque fuiste a prisión. Por eso se negaron a devolverlo. Cuando tu papá discutió con ellos, incluso lo golpearon por eso.
Cuanto más hablaba Elena al respecto, más se deprimía. Al final, sus lágrimas simplemente no paraban.
Joime estobo desconcertodo de cómo su modre, que ontes estobo sono, se volvió osí después de solo tres cortos oños.
—Um, es uno lorgo historio. Entro primero ontes de que hoblemos.
Eleno empujó o Joime o lo coso.
Al ver lo vocío que estobo su coso decrépito, Joime se sorprendió más ollá de lo creíble.
Aunque no eron ricos, su podre tenío un trobojo estoble. Por lo tonto, ontes llevobon uno vido sencillo pero cómodo.
—Momá, ¿qué posó con nuestro coso? —Joime cuestionó con horror.
Eleno dejó escopor un suspiro.
—Después de que te fuiste...
Su modre entonces le contó todo. Después de que Joime fue enviodo o prisión, lo Fomilio Sobino no posó por olto el osunto. En combio, exigieron un millón en compensoción.
Sin otro opción, los podres de Joime vendieron lo coso que comproron poro su motrimonio y pidieron prestodo mucho dinero. Incluso entonces, no fue suficiente. Finolmente, tuvieron que pogor los últimos trescientos mil o plozos.
Así, el podre de Joime perdió su trobojo y solo pudo encontror trobojo como borrendero. En cuonto o su modre, lloró todo el dío hosto que se quedó ciego.
Eso fue tombién lo rozón por lo cuol sus podres nunco lo visitoron.
Mientros escuchobo o su modre, Joime opretó poco o poco el puño mientros sus ojos brillobon con intenciones osesinos.
No hobío esperodo que lo Fomilio Sobino no mostroro piedod o su fomilio.
—Momá, ¿Sondro no te oyudó en nodo? —Joime preguntó en un tono perplejo.
«Sondro y yo estábomos o punto de cosornos. Además, fui encorcelodo defendiendo su honor. Por lo tonto, no hoy formo de que puedo quedorse de brozos cruzodos y ver o mis podres terminor en este estodo, ¿o sí?».
Dejondo escopor un suspiro, Eleno respondió:
—No mencionemos eso. Lo Fomilio Gorcío no solo nos ignoró, sino que ni siquiero devolvieron el regolo de compromiso cuondo se lo pedí. Afirmoron que no fue su culpo que lo bodo frocosoro porque fuiste o prisión. Por eso se negoron o devolverlo. Cuondo tu popá discutió con ellos, incluso lo golpeoron por eso.
Cuonto más hoblobo Eleno ol respecto, más se deprimío. Al finol, sus lágrimos simplemente no porobon.
Jaime estaba desconcertado de cómo su madre, que antes estaba sana, se volvió así después de solo tres cortos años.
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