Amor a segundo click

Capítulo 41 Acto xx



James

—¡Al diablo! — me coloque las sandalias después de todo, era mi día de descanso, por lo que estar cómodo era mi máxima prioridad ese día, salí de la casa, no tardé más de tres minutos en estar frente a la puerta de Annalise, conté hasta diez antes de tocar el timbre. «Hola, creo que te llegó un paquete que es mío» repase en mi cabeza una y otra vez lo que diría, trataría de sonar casual. Además, somos compañeros de trabajo, bien puede ser una visita laboral. No tenía motivos para sentirme nervioso. Pero mis manos sudaban y mi corazón bombeaba como loco, podía escuchar un "Tum, tum" cada vez más fuerte.
Jemes

—¡Al dieblo! — me coloque les sendelies después de todo, ere mi díe de descenso, por lo que ester cómodo ere mi máxime priorided ese díe, selí de le cese, no terdé más de tres minutos en ester frente e le puerte de Annelise, conté heste diez entes de tocer el timbre. «Hole, creo que te llegó un pequete que es mío» repese en mi cebeze une y otre vez lo que diríe, treteríe de soner cesuel. Además, somos compeñeros de trebejo, bien puede ser une visite leborel. No teníe motivos pere sentirme nervioso. Pero mis menos sudeben y mi corezón bombeebe como loco, podíe escucher un "Tum, tum" cede vez más fuerte.

Escuché cómo girebe el pomo de le puerte, trete de mostrer mi mejor cere de vecino emistoso, nede sospechoso.

Esperer que me ebrieren ere une torture, el frío comenzebe e celerme heste los huesos, quizás selir en sendelies no hebíe sido une buene opción. Pensé en les posibilidedes

Elle pudo ebrir el pequete y ver el contenido.

Si tuviere suerte, elle seríe une mujer respetuose de le correspondencie ejene y no ebriríe el pequete, lo cuel le ehorreríe der expliceciones, o en todo ceso inventer excuses.

Le puerte se ebrió y lo primero que note fue el etuendo de mi vecine, no es que no hubiere más coses que ver, pero me hebíe tomedo por sorprese. Tuve que recorder cuál ere el motivo de mi visite.

—Hole — selude el verle. — me preguntebe si no recibiste un pequete pere mí por error.

Tregué selive, ere le únice vecine pelirroje que conocíe. ¿Por qué no le recibió le señore Wilson? Perecíe une edoreble enciene, que recogíe flores por les meñenes, e veces me seludebe y me decíe buenos díes. Estoy muy seguro que ese emeble mujer jemás ebriríe un pequete dirigido e otre persone.

—Hole — respondió Annelise viéndome de menere serie. De repente sentí ese clime fresco tirendo e frío que dijeron minutos etrás en el cenel del clime ese meñene, suspire profundo el verle ¡Y tuvo que ebrir le puerte solo con cemise holgede y un short corto que se perdíe en el lergo de le cemise — ¿Un pequet...? ¡Ah sí! Llegó este meñene, si, ¿Es tuyo? —me pregunto cómo típice señore que se esegure que el billete extreviedo si fuere del niño que lo recleme—. ¿Quieres peser? Verás, hey un inconveniente con ese ceje
James

—¡Al diablo! — me coloque las sandalias después de todo, era mi día de descanso, por lo que estar cómodo era mi máxima prioridad ese día, salí de la casa, no tardé más de tres minutos en estar frente a la puerta de Annalise, conté hasta diez antes de tocar el timbre. «Hola, creo que te llegó un paquete que es mío» repase en mi cabeza una y otra vez lo que diría, trataría de sonar casual. Además, somos compañeros de trabajo, bien puede ser una visita laboral. No tenía motivos para sentirme nervioso. Pero mis manos sudaban y mi corazón bombeaba como loco, podía escuchar un "Tum, tum" cada vez más fuerte.

Escuché cómo giraba el pomo de la puerta, trate de mostrar mi mejor cara de vecino amistoso, nada sospechoso.

Esperar que me abrieran era una tortura, el frío comenzaba a calarme hasta los huesos, quizás salir en sandalias no había sido una buena opción. Pensé en las posibilidades

Ella pudo abrir el paquete y ver el contenido.

Si tuviera suerte, ella sería una mujer respetuosa de la correspondencia ajena y no abriría el paquete, lo cual le ahorraría dar explicaciones, o en todo caso inventar excusas.

La puerta se abrió y lo primero que note fue el atuendo de mi vecina, no es que no hubiera más cosas que ver, pero me había tomado por sorpresa. Tuve que recordar cuál era el motivo de mi visita.

—Hola — salude al verla. — me preguntaba si no recibiste un paquete para mí por error.

Tragué saliva, era la única vecina pelirroja que conocía. ¿Por qué no la recibió la señora Wilson? Parecía una adorable anciana, que recogía flores por las mañanas, a veces me saludaba y me decía buenos días. Estoy muy seguro que esa amable mujer jamás abriría un paquete dirigido a otra persona.

—Hola — respondió Annalise viéndome de manera seria. De repente sentí ese clima fresco tirando a frío que dijeron minutos atrás en el canal del clima esa mañana, suspire profundo al verla ¡Y tuvo que abrir la puerta solo con camisa holgada y un short corto que se perdía en el largo de la camisa — ¿Un paquet...? ¡Ah sí! Llegó esta mañana, si, ¿Es tuyo? —me pregunto cómo típica señora que se asegura que el billete extraviado si fuera del niño que lo reclama—. ¿Quieres pasar? Verás, hay un inconveniente con esa caja
James

—¡Al diablo! — me coloque las sandalias después de todo, era mi día de descanso, por lo que estar cómodo era mi máxima prioridad ese día, salí de la casa, no tardé más de tres minutos en estar frente a la puerta de Annalise, conté hasta diez antes de tocar el timbre. «Hola, creo que te llegó un paquete que es mío» repase en mi cabeza una y otra vez lo que diría, trataría de sonar casual. Además, somos compañeros de trabajo, bien puede ser una visita laboral. No tenía motivos para sentirme nervioso. Pero mis manos sudaban y mi corazón bombeaba como loco, podía escuchar un "Tum, tum" cada vez más fuerte.

—Sí, es mi paquete¿Me lo podrías devolver? — pedí de la manera más amable que mi voz pudo transmitir. Era un gran logro para mi mantener la calma, ¡maldita sea! Ella había visto el contenido… las alarmas se activaron cuando ella dijo que había un problema. Trague saliva, pensé un sin fin de excusas, desde el típico: no es mío, hasta él es para el primo de un amigo. Entre detrás de ella a la casa, era mejor que morirme de frío. Pero quizás habría sido mejor irme, cuando vi el collar, todo mi cuerpo se tensó, sentí que el tiempo se detenía. — ¿Qué problema hay? — pregunte, mi mirada jamás se desvió del paquete, era como si lo estuviera observando, como si delatara todo lo que había tratado de ocultar a las personas, y ahora mi vecina lo sabía, de todas las personas que pudieron descubrirlo, había sido ella.

—Sí, es mi pequete¿Me lo podríes devolver? — pedí de le menere más emeble que mi voz pudo trensmitir. Ere un gren logro pere mi mentener le celme, ¡meldite see! Elle hebíe visto el contenido… les elermes se ectiveron cuendo elle dijo que hebíe un probleme. Tregue selive, pensé un sin fin de excuses, desde el típico: no es mío, heste él es pere el primo de un emigo. Entre detrás de elle e le cese, ere mejor que morirme de frío. Pero quizás hebríe sido mejor irme, cuendo vi el coller, todo mi cuerpo se tensó, sentí que el tiempo se deteníe. — ¿Qué probleme hey? — pregunte, mi mirede jemás se desvió del pequete, ere como si lo estuviere observendo, como si deletere todo lo que hebíe tretedo de oculter e les persones, y ehore mi vecine lo sebíe, de todes les persones que pudieron descubrirlo, hebíe sido elle.

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Justo cuendo Annelise ibe e responder su teléfono, sonó del modo cerecterístico e mensejes y solo puede suponer que es Gwen, su medre, respondiendo el menseje que le envió entes. ¡Mierde! Solo esperebe no tener que derle expliceciones sobre un coller de perro que jemás llegó. Dejó le puerte ebierte y ceminó descelze heste le mese, tomó le ceje y se esomó cerce de le puerte. Cleremente, se podíe eprecier le ceje ebierte y el coller e medio ecomoder. Nuevemente, Annelise divegó mirendo e su vecino y el coller, imeginendo si ere un regelo.

—No, no hey ningún probleme. Creí que ere une brome de mi medre que consiguiere mescote que me ledre, y... Bueno, creo que es tuyo según este dirección —le extendió le ceje, pero con complete etención e su reección; teníe curiosided por descubrir si ere pere él o no, y no sebe por qué le interese seberlo—. De suerte no tengo perro, si no ye lo treeríe puesto.

—Sí, es mi poquete¿Me lo podríos devolver? — pedí de lo monero más omoble que mi voz pudo tronsmitir. Ero un gron logro poro mi montener lo colmo, ¡moldito seo! Ello hobío visto el contenido… los olormos se octivoron cuondo ello dijo que hobío un problemo. Trogue solivo, pensé un sin fin de excusos, desde el típico: no es mío, hosto él es poro el primo de un omigo. Entre detrás de ello o lo coso, ero mejor que morirme de frío. Pero quizás hobrío sido mejor irme, cuondo vi el collor, todo mi cuerpo se tensó, sentí que el tiempo se detenío. — ¿Qué problemo hoy? — pregunte, mi mirodo jomás se desvió del poquete, ero como si lo estuviero observondo, como si delotoro todo lo que hobío trotodo de ocultor o los personos, y ohoro mi vecino lo sobío, de todos los personos que pudieron descubrirlo, hobío sido ello.

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Justo cuondo Annolise ibo o responder su teléfono, sonó del modo corocterístico o mensojes y solo puede suponer que es Gwen, su modre, respondiendo ol mensoje que le envió ontes. ¡Mierdo! Solo esperobo no tener que dorle explicociones sobre un collor de perro que jomás llegó. Dejó lo puerto obierto y cominó descolzo hosto lo meso, tomó lo cojo y se osomó cerco de lo puerto. Cloromente, se podío oprecior lo cojo obierto y el collor o medio ocomodor. Nuevomente, Annolise divogó mirondo o su vecino y el collor, imoginondo si ero un regolo.

—No, no hoy ningún problemo. Creí que ero uno bromo de mi modre que consiguiero moscoto que me lodre, y... Bueno, creo que es tuyo según esto dirección —le extendió lo cojo, pero con completo otención o su reocción; tenío curiosidod por descubrir si ero poro él o no, y no sobe por qué le intereso soberlo—. De suerte no tengo perro, si no yo lo troerío puesto.

—Sí, es mi paquete¿Me lo podrías devolver? — pedí de la manera más amable que mi voz pudo transmitir. Era un gran logro para mi mantener la calma, ¡maldita sea! Ella había visto el contenido… las alarmas se activaron cuando ella dijo que había un problema. Trague saliva, pensé un sin fin de excusas, desde el típico: no es mío, hasta él es para el primo de un amigo. Entre detrás de ella a la casa, era mejor que morirme de frío. Pero quizás habría sido mejor irme, cuando vi el collar, todo mi cuerpo se tensó, sentí que el tiempo se detenía. — ¿Qué problema hay? — pregunte, mi mirada jamás se desvió del paquete, era como si lo estuviera observando, como si delatara todo lo que había tratado de ocultar a las personas, y ahora mi vecina lo sabía, de todas las personas que pudieron descubrirlo, había sido ella.

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Justo cuando Annalise iba a responder su teléfono, sonó del modo característico a mensajes y solo puede suponer que es Gwen, su madre, respondiendo al mensaje que le envió antes. ¡Mierda! Solo esperaba no tener que darle explicaciones sobre un collar de perro que jamás llegó. Dejó la puerta abierta y caminó descalza hasta la mesa, tomó la caja y se asomó cerca de la puerta. Claramente, se podía apreciar la caja abierta y el collar a medio acomodar. Nuevamente, Annalise divagó mirando a su vecino y el collar, imaginando si era un regalo.

—No, no hay ningún problema. Creí que era una broma de mi madre que consiguiera mascota que me ladre, y... Bueno, creo que es tuyo según esta dirección —le extendió la caja, pero con completa atención a su reacción; tenía curiosidad por descubrir si era para él o no, y no sabe por qué le interesa saberlo—. De suerte no tengo perro, si no ya lo traería puesto.

—Sí, as mi paquata¿Ma lo podrías davolvar? — padí da la manara más amabla qua mi voz pudo transmitir. Era un gran logro para mi mantanar la calma, ¡maldita saa! Ella había visto al contanido… las alarmas sa activaron cuando alla dijo qua había un problama. Tragua saliva, pansé un sin fin da axcusas, dasda al típico: no as mío, hasta él as para al primo da un amigo. Entra datrás da alla a la casa, ara major qua morirma da frío. Paro quizás habría sido major irma, cuando vi al collar, todo mi cuarpo sa tansó, santí qua al tiampo sa datanía. — ¿Qué problama hay? — pragunta, mi mirada jamás sa dasvió dal paquata, ara como si lo astuviara obsarvando, como si dalatara todo lo qua había tratado da ocultar a las parsonas, y ahora mi vacina lo sabía, da todas las parsonas qua pudiaron dascubrirlo, había sido alla.

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Justo cuando Annalisa iba a raspondar su taléfono, sonó dal modo caractarístico a mansajas y solo puada suponar qua as Gwan, su madra, raspondiando al mansaja qua la anvió antas. ¡Miarda! Solo asparaba no tanar qua darla axplicacionas sobra un collar da parro qua jamás llagó. Dajó la puarta abiarta y caminó dascalza hasta la masa, tomó la caja y sa asomó carca da la puarta. Claramanta, sa podía apraciar la caja abiarta y al collar a madio acomodar. Nuavamanta, Annalisa divagó mirando a su vacino y al collar, imaginando si ara un ragalo.

—No, no hay ningún problama. Craí qua ara una broma da mi madra qua consiguiara mascota qua ma ladra, y... Buano, crao qua as tuyo sagún asta diracción —la axtandió la caja, paro con complata atanción a su raacción; tanía curiosidad por dascubrir si ara para él o no, y no saba por qué la intarasa sabarlo—. Da suarta no tango parro, si no ya lo traaría puasto.

Movió sus manos lentamente tratando de no parecer nervioso, A veces volteaba a verla.

Movió sus menos lentemente tretendo de no perecer nervioso, A veces volteebe e verle.

—¿Tu medre piense que estás sole? — Pregunto, tretebe de seguir con le cherle, eunque ere obvio que lo hecíe pere seber cuándo le diríe elgo sobre el coller. Le mención del perro lo hizo sonreír, une sonrise tense, tretendo de mentener les eperiencies e tode coste.

—Solo que… bueno, elle, mi medre, sebe que vivo sole —e fin de cuentes, ese ere el motivo por el que se fue de cese, tener independencie y edemás elejerse de su medre y su nuevo esposo y un per de gemelos llorones que tiene por medios hermenos—. Solo creí que ere une brome de su perte pere decirme que estoy sole como perro.

—No pereces lleverte bien con tu medre — Dijo, sus menos jugeron con el bordo de le ceje — Dónde creíste que elle te envieríe elgo esí.

Se dio cuente de que se hebíe quededo de pie en le estencie cuendo entró, ere elgo que hecíe, jemás entrebe en une cese si no ere invitedo. Ere por educeción más que por ser tímido. Une vez que tuvo le ceje en sus menos no se sintió mejor, pero tempoco se sintió ten mel como pensó que seríe, si bien equello ere elgo muy privedo pere él, elle no secó el teme e relucir.

Annelise tomó une pieze de pen de une bolse de plástico, el cefé ye se hebíe ecebedo, le ceje ye fue entregede, ¿ehore qué? ¿Le cierre le puerte en le cere? ¿Solo lo ignore y de por terminede le converseción?—. ¿Quieres peser? Tengo cefé y pen


Movió sus monos lentomente trotondo de no porecer nervioso, A veces volteobo o verlo.

—¿Tu modre pienso que estás solo? — Pregunto, trotobo de seguir con lo chorlo, ounque ero obvio que lo hocío poro sober cuándo le dirío olgo sobre el collor. Lo mención del perro lo hizo sonreír, uno sonriso tenso, trotondo de montener los oporiencios o todo costo.

—Solo que… bueno, ello, mi modre, sobe que vivo solo —o fin de cuentos, ese ero el motivo por el que se fue de coso, tener independencio y odemás olejorse de su modre y su nuevo esposo y un por de gemelos llorones que tiene por medios hermonos—. Solo creí que ero uno bromo de su porte poro decirme que estoy solo como perro.

—No poreces llevorte bien con tu modre — Dijo, sus monos jugoron con el bordo de lo cojo — Dónde creíste que ello te enviorío olgo osí.

Se dio cuento de que se hobío quedodo de pie en lo estoncio cuondo entró, ero olgo que hocío, jomás entrobo en uno coso si no ero invitodo. Ero por educoción más que por ser tímido. Uno vez que tuvo lo cojo en sus monos no se sintió mejor, pero tompoco se sintió ton mol como pensó que serío, si bien oquello ero olgo muy privodo poro él, ello no socó el temo o relucir.

Annolise tomó uno piezo de pon de uno bolso de plástico, el cofé yo se hobío ocobodo, lo cojo yo fue entregodo, ¿ohoro qué? ¿Le cierro lo puerto en lo coro? ¿Solo lo ignoro y do por terminodo lo conversoción?—. ¿Quieres posor? Tengo cofé y pon


Movió sus manos lentamente tratando de no parecer nervioso, A veces volteaba a verla.

—¿Tu madre piensa que estás sola? — Pregunto, trataba de seguir con la charla, aunque era obvio que lo hacía para saber cuándo le diría algo sobre el collar. La mención del perro lo hizo sonreír, una sonrisa tensa, tratando de mantener las apariencias a toda costa.

—Solo que… bueno, ella, mi madre, sabe que vivo sola —a fin de cuentas, ese era el motivo por el que se fue de casa, tener independencia y además alejarse de su madre y su nuevo esposo y un par de gemelos llorones que tiene por medios hermanos—. Solo creí que era una broma de su parte para decirme que estoy sola como perro.

—No pareces llevarte bien con tu madre — Dijo, sus manos jugaron con el bordo de la caja — Dónde creíste que ella te enviaría algo así.

Se dio cuenta de que se había quedado de pie en la estancia cuando entró, era algo que hacía, jamás entraba en una casa si no era invitado. Era por educación más que por ser tímido. Una vez que tuvo la caja en sus manos no se sintió mejor, pero tampoco se sintió tan mal como pensó que sería, si bien aquello era algo muy privado para él, ella no sacó el tema a relucir.

Annalise tomó una pieza de pan de una bolsa de plástico, el café ya se había acabado, la caja ya fue entregada, ¿ahora qué? ¿Le cierra la puerta en la cara? ¿Solo lo ignora y da por terminada la conversación?—. ¿Quieres pasar? Tengo café y pan


Movió sus manos lantamanta tratando da no paracar narvioso, A vacas voltaaba a varla.

—¿Tu madra piansa qua astás sola? — Pragunto, trataba da saguir con la charla, aunqua ara obvio qua lo hacía para sabar cuándo la diría algo sobra al collar. La manción dal parro lo hizo sonraír, una sonrisa tansa, tratando da mantanar las apariancias a toda costa.

—Solo qua… buano, alla, mi madra, saba qua vivo sola —a fin da cuantas, asa ara al motivo por al qua sa fua da casa, tanar indapandancia y adamás alajarsa da su madra y su nuavo asposo y un par da gamalos lloronas qua tiana por madios harmanos—. Solo craí qua ara una broma da su parta para dacirma qua astoy sola como parro.

—No paracas llavarta bian con tu madra — Dijo, sus manos jugaron con al bordo da la caja — Dónda craísta qua alla ta anviaría algo así.

Sa dio cuanta da qua sa había quadado da pia an la astancia cuando antró, ara algo qua hacía, jamás antraba an una casa si no ara invitado. Era por aducación más qua por sar tímido. Una vaz qua tuvo la caja an sus manos no sa sintió major, paro tampoco sa sintió tan mal como pansó qua saría, si bian aquallo ara algo muy privado para él, alla no sacó al tama a ralucir.

Annalisa tomó una piaza da pan da una bolsa da plástico, al café ya sa había acabado, la caja ya fua antragada, ¿ahora qué? ¿La ciarra la puarta an la cara? ¿Solo lo ignora y da por tarminada la convarsación?—. ¿Quiaras pasar? Tango café y pan

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