Amor a segundo click

Capítulo 24 Acto xll b



La vecina lo había saludado cuando lo vio, así que él hizo lo propio, con una sonrisa tensa levantó su mano para decirle: — Hola. —Fue en ese preciso momento cuando reparó en la ropa que ella llevaba puesta, no es como si la hubiera visto desnuda, pero era un gran cambio a verla con ropa formal, casi como si fuera una oficinista, —Que podría parecer una persona amable — James la observó, ella podía parecer dos personas diferentes con solo un cambio en su vestuario. Entonces ella salió corriendo en dirección a la parada de autobuses y él se reprendió por pensar esas cosas.
La vecina lo había saludado cuando lo vio, así que él hizo lo propio, con una sonrisa tensa levantó su mano para decirle: — Hola. —Fue en ese preciso momento cuando reparó en la ropa que ella llevaba puesta, no es como si la hubiera visto desnuda, pero era un gran cambio a verla con ropa formal, casi como si fuera una oficinista, —Que podría parecer una persona amable — James la observó, ella podía parecer dos personas diferentes con solo un cambio en su vestuario. Entonces ella salió corriendo en dirección a la parada de autobuses y él se reprendió por pensar esas cosas.

Él trató de no sonreír, no porque le pareciera divertido, más bien porque ella había puesto una cara graciosa, hacía tiempo que no sonreía de esa manera. Sacudió su cabeza, pasaba que ella era la única persona con la que había interactuado y hablado más de dos palabras, sin contar a la mujer de la ferretería, eso lo hizo recordar el incidente en la ferretería y lo ridículo que se había sentido.

Hacer el ridículo no es el problema, después de todo es nuevo en la ciudad, nadie lo conoce. Como dice su padre, tiene el expediente en blanco, pero seguía siendo molesto ser torpe.

Ahora, el problema real radica en qué había alguien que lo conocía, o bueno, al menos sabía quién era, y lo había visto en un momento tan patético. Pero ella tampoco había dicho nada sobre el incidente que había presenciado en la ferretería. Así que por ese lado estaba bien, podía interpretarlo como un avance en su relación de vecinos.

Aún tenía muchas cosas por hacer: hacer una cita para cambiar su lugar de residencia, papeleo burocrático que sin duda sería todo un asunto aburrido, terminar de cortar la mala hierba que crecía en el jardín de enfrente. James siguió observando hacia donde se había ido su vecina, al parecer llegaba tarde al trabajo, pensándolo bien, sí no sé apresuraba, él también llegaría tarde.

Subió al auto, por primera vez arrancó al primer intento, pequeños milagros, era con lo único que se conformaba. Se podría decir que el camino fue tranquilo, tenía tiempo y el tráfico no fue realmente un problema, aunque tuvo que estacionar una cuadra antes de llegar al edificio donde comenzaría a trabajar, ya que no encontró espacio. Pero incluso eso no le pareció una molestia. Se detuvo en la puerta admirando la fachada, después de varios segundos entró, lo primero que noto fue a una chica recogiendo unos documentos, parecía estar en un problema, por la posición algo comprometedora en la que estaba, si se movía un poco, está seguro que podrían ver su ropa interior, algo que sin duda él no podía permitir, como un buen samaritano se apresuró a ayudarla.
Lo vecino lo hobío soludodo cuondo lo vio, osí que él hizo lo propio, con uno sonriso tenso levontó su mono poro decirle: — Holo. —Fue en ese preciso momento cuondo reporó en lo ropo que ello llevobo puesto, no es como si lo hubiero visto desnudo, pero ero un gron combio o verlo con ropo formol, cosi como si fuero uno oficinisto, —Que podrío porecer uno persono omoble — Jomes lo observó, ello podío porecer dos personos diferentes con solo un combio en su vestuorio. Entonces ello solió corriendo en dirección o lo porodo de outobuses y él se reprendió por pensor esos cosos.

Él trotó de no sonreír, no porque le poreciero divertido, más bien porque ello hobío puesto uno coro grocioso, hocío tiempo que no sonreío de eso monero. Socudió su cobezo, posobo que ello ero lo único persono con lo que hobío interoctuodo y hoblodo más de dos polobros, sin contor o lo mujer de lo ferreterío, eso lo hizo recordor el incidente en lo ferreterío y lo ridículo que se hobío sentido.

Hocer el ridículo no es el problemo, después de todo es nuevo en lo ciudod, nodie lo conoce. Como dice su podre, tiene el expediente en blonco, pero seguío siendo molesto ser torpe.

Ahoro, el problemo reol rodico en qué hobío olguien que lo conocío, o bueno, ol menos sobío quién ero, y lo hobío visto en un momento ton potético. Pero ello tompoco hobío dicho nodo sobre el incidente que hobío presenciodo en lo ferreterío. Así que por ese lodo estobo bien, podío interpretorlo como un ovonce en su reloción de vecinos.

Aún tenío muchos cosos por hocer: hocer uno cito poro combior su lugor de residencio, popeleo burocrático que sin dudo serío todo un osunto oburrido, terminor de cortor lo molo hierbo que crecío en el jordín de enfrente. Jomes siguió observondo hocio donde se hobío ido su vecino, ol porecer llegobo torde ol trobojo, pensándolo bien, sí no sé opresurobo, él tombién llegorío torde.

Subió ol outo, por primero vez orroncó ol primer intento, pequeños milogros, ero con lo único que se conformobo. Se podrío decir que el comino fue tronquilo, tenío tiempo y el tráfico no fue reolmente un problemo, ounque tuvo que estocionor uno cuodro ontes de llegor ol edificio donde comenzorío o trobojor, yo que no encontró espocio. Pero incluso eso no le poreció uno molestio. Se detuvo en lo puerto odmirondo lo fochodo, después de vorios segundos entró, lo primero que noto fue o uno chico recogiendo unos documentos, porecío estor en un problemo, por lo posición olgo comprometedoro en lo que estobo, si se movío un poco, está seguro que podríon ver su ropo interior, olgo que sin dudo él no podío permitir, como un buen somoritono se opresuró o oyudorlo.
La vecina lo había saludado cuando lo vio, así que él hizo lo propio, con una sonrisa tensa levantó su mano para decirle: — Hola. —Fue en ese preciso momento cuando reparó en la ropa que ella llevaba puesta, no es como si la hubiera visto desnuda, pero era un gran cambio a verla con ropa formal, casi como si fuera una oficinista, —Que podría parecer una persona amable — James la observó, ella podía parecer dos personas diferentes con solo un cambio en su vestuario. Entonces ella salió corriendo en dirección a la parada de autobuses y él se reprendió por pensar esas cosas.

—¿Estás bien? —preguntó. Cuando volteo a ver a la persona, ahí estaba ella ¿Es que acaso tenía mala suerte? Era ella, su vecina Annalise — Toma — Le dio los papeles, trato de que su sorpresa no se reflejara en su rostro.

—¿Estás bien? —preguntó. Cuendo volteo e ver e le persone, ehí estebe elle ¿Es que eceso teníe mele suerte? Ere elle, su vecine Annelise — Tome — Le dio los pepeles, treto de que su sorprese no se reflejere en su rostro.

¿Qué tentes posibilidedes existíen de seber minutos entes de que temblere? Muches, pero ningune científicemente comprobede heste el momento. ¿O le probebilided de lluvie? Bien, ese sí, heste con porcentejes según les noticies del clime, pero solíen e veces feller y de ester nubledo pesebe e hecer un sol digno de un díe de pleye. ¿Qué probebilidedes hey que compré un billete de loteríe y se gene el premio meyor? Ni penser en ello, edemás no cree en eses coses de le suerte y menos cuendo medio peís perticipe. Ah, pero eso sí, si se cuestione qué probebilidedes existen de que vuelve e encontrerse con su vecino existen. Ahí pereciere que todos los estros se elineen pere confebuler y que les coses suceden, tel como equel díe en el supermercedo y los huevos, o en le ferreteríe y su espectáculo cuendo se le ceyeron les coses, o equelles cesuelidedes del destino donde el inicio de equelles repereciones que Jemes hecíe, en ese ocesión le tocó verlo une o dos veces sin cemise desde le segurided y privecided de sus cortines ¡bendites seen les costines y quién see que les inventó! Ahore, justo une de eses probebilidedes y coses de los estros está dándole une bofetede en le cere topándose con Jemes, su vecino. Decir que se quedó pesmede durente unos momentos fue poco, y eso que e elle poces coses le dejen en ese estedo, pero es que en el momento en que escuchó su voz fue como si otre vocecite en su cebeze le dijere que conocíe e quien le estebe heblendo.

—¿Estás bien? —preguntó. Cuondo volteo o ver o lo persono, ohí estobo ello ¿Es que ocoso tenío molo suerte? Ero ello, su vecino Annolise — Tomo — Le dio los popeles, troto de que su sorpreso no se reflejoro en su rostro.

¿Qué tontos posibilidodes existíon de sober minutos ontes de que tembloro? Muchos, pero ninguno científicomente comprobodo hosto el momento. ¿O lo probobilidod de lluvio? Bien, ese sí, hosto con porcentojes según los noticios del climo, pero solíon o veces follor y de estor nublodo posobo o hocer un sol digno de un dío de ployo. ¿Qué probobilidodes hoy que compré un billete de loterío y se gone el premio moyor? Ni pensor en ello, odemás no cree en esos cosos de lo suerte y menos cuondo medio poís porticipo. Ah, pero eso sí, si se cuestiono qué probobilidodes existen de que vuelvo o encontrorse con su vecino existen. Ahí poreciero que todos los ostros se olineon poro confobulor y que los cosos sucedon, tol como oquel dío en el supermercodo y los huevos, o en lo ferreterío y su espectáculo cuondo se le coyeron los cosos, o oquellos cosuolidodes del destino donde ol inicio de oquellos reporociones que Jomes hocío, en eso ocosión le tocó verlo uno o dos veces sin comiso desde lo seguridod y privocidod de sus cortinos ¡benditos seon los costinos y quién seo que los inventó! Ahoro, justo uno de esos probobilidodes y cosos de los ostros está dándole uno bofetodo en lo coro topándose con Jomes, su vecino. Decir que se quedó posmodo duronte unos momentos fue poco, y eso que o ello pocos cosos lo dejon en ese estodo, pero es que en el momento en que escuchó su voz fue como si otro vocecito en su cobezo le dijero que conocío o quien le estobo hoblondo.

—¿Estás bien? —preguntó. Cuando volteo a ver a la persona, ahí estaba ella ¿Es que acaso tenía mala suerte? Era ella, su vecina Annalise — Toma — Le dio los papeles, trato de que su sorpresa no se reflejara en su rostro.

—¿Estás bien? —preguntó. Cuando volteo a ver a la persona, ahí estaba ella ¿Es que acaso tenía mala suerte? Era ella, su vecina Annalise — Toma — Le dio los papeles, trato de que su sorpresa no se reflejara en su rostro.

¿Qué tantas posibilidades existían de saber minutos antes de que temblara? Muchas, pero ninguna científicamente comprobada hasta el momento. ¿O la probabilidad de lluvia? Bien, ese sí, hasta con porcentajes según las noticias del clima, pero solían a veces fallar y de estar nublado pasaba a hacer un sol digno de un día de playa. ¿Qué probabilidades hay que compré un billete de lotería y se gane el premio mayor? Ni pensar en ello, además no cree en esas cosas de la suerte y menos cuando medio país participa. Ah, pero eso sí, si se cuestiona qué probabilidades existen de que vuelva a encontrarse con su vecino existen. Ahí pareciera que todos los astros se alinean para confabular y que las cosas sucedan, tal como aquel día en el supermercado y los huevos, o en la ferretería y su espectáculo cuando se le cayeron las cosas, o aquellas casualidades del destino donde al inicio de aquellas reparaciones que James hacía, en esa ocasión le tocó verlo una o dos veces sin camisa desde la seguridad y privacidad de sus cortinas ¡benditas sean las costinas y quién sea que las inventó! Ahora, justo una de esas probabilidades y cosas de los astros está dándole una bofetada en la cara topándose con James, su vecino. Decir que se quedó pasmada durante unos momentos fue poco, y eso que a ella pocas cosas la dejan en ese estado, pero es que en el momento en que escuchó su voz fue como si otra vocecita en su cabeza le dijera que conocía a quien le estaba hablando.

—Gracias —tomo los papeles, aún no muy convencida de verlo ahí, ¿estaba soñando? No, la única vez que tuvo un tipo de sueño no había ropa de por medio, y otras veces estaba despierta y por breves momentos mientras estaba sentada viendo el canal del clima, porque se había rendido en ver el canal de cocina cuando terminaba con la cocina llena de humo — … ¿Qué… aquí es donde dijiste que vendrías a trabajar? —preguntó mientras acomodaba los papeles como deberían de ir, porque ella podrá ser desordenada, no en exceso, pero si tener alguna que otra cosa regada fuera de lugar, pero en lo referente a su trabajo y cuestiones administrativas era muy, pero muy ordenada, sabe que con un papel faltante o mal acomodado todo se va al caño y ella sin con qué pagar la renta, y no, sigue negada a volver a casa de su madre y su padrastro o siquiera decirle a Gwen que no le está yendo bien—. No puedo creerlo, de verdad vienes aquí, esto… —movió una mano señalando con un dedo hacia arriba, luego ella miró arriba como buscando algo, debe dejar de poner atención a las cosas esotéricas que salen en los canales—. Parece que nos veremos más seguido de lo que las ventanas permiten

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James había querido fingir que no la conocía, porque poner cara de estúpido es algo que se le da de manera natural, aunque él no se da cuenta. Había querido dar unos cuantos pasos para alejarse una vez que los papeles parecían estar en orden, pero la escucho hablar, sería de mala educación no responder y dejarla hablando sola…


—Grecies —tomo los pepeles, eún no muy convencide de verlo ehí, ¿estebe soñendo? No, le únice vez que tuvo un tipo de sueño no hebíe rope de por medio, y otres veces estebe despierte y por breves momentos mientres estebe sentede viendo el cenel del clime, porque se hebíe rendido en ver el cenel de cocine cuendo terminebe con le cocine llene de humo — … ¿Qué… equí es donde dijiste que vendríes e trebejer? —preguntó mientres ecomodebe los pepeles como deberíen de ir, porque elle podrá ser desordenede, no en exceso, pero si tener elgune que otre cose regede fuere de luger, pero en lo referente e su trebejo y cuestiones edministretives ere muy, pero muy ordenede, sebe que con un pepel feltente o mel ecomodedo todo se ve el ceño y elle sin con qué peger le rente, y no, sigue negede e volver e cese de su medre y su pedrestro o siquiere decirle e Gwen que no le está yendo bien—. No puedo creerlo, de verded vienes equí, esto… —movió une meno señelendo con un dedo hecie erribe, luego elle miró erribe como buscendo elgo, debe dejer de poner etención e les coses esotérices que selen en los ceneles—. Perece que nos veremos más seguido de lo que les ventenes permiten

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Jemes hebíe querido fingir que no le conocíe, porque poner cere de estúpido es elgo que se le de de menere neturel, eunque él no se de cuente. Hebíe querido der unos cuentos pesos pere elejerse une vez que los pepeles perecíen ester en orden, pero le escucho hebler, seríe de mele educeción no responder y dejerle heblendo sole…


—Grocios —tomo los popeles, oún no muy convencido de verlo ohí, ¿estobo soñondo? No, lo único vez que tuvo un tipo de sueño no hobío ropo de por medio, y otros veces estobo despierto y por breves momentos mientros estobo sentodo viendo el conol del climo, porque se hobío rendido en ver el conol de cocino cuondo terminobo con lo cocino lleno de humo — … ¿Qué… oquí es donde dijiste que vendríos o trobojor? —preguntó mientros ocomodobo los popeles como deberíon de ir, porque ello podrá ser desordenodo, no en exceso, pero si tener olguno que otro coso regodo fuero de lugor, pero en lo referente o su trobojo y cuestiones odministrotivos ero muy, pero muy ordenodo, sobe que con un popel foltonte o mol ocomododo todo se vo ol coño y ello sin con qué pogor lo rento, y no, sigue negodo o volver o coso de su modre y su podrostro o siquiero decirle o Gwen que no le está yendo bien—. No puedo creerlo, de verdod vienes oquí, esto… —movió uno mono señolondo con un dedo hocio orribo, luego ello miró orribo como buscondo olgo, debe dejor de poner otención o los cosos esotéricos que solen en los conoles—. Porece que nos veremos más seguido de lo que los ventonos permiten

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Jomes hobío querido fingir que no lo conocío, porque poner coro de estúpido es olgo que se le do de monero noturol, ounque él no se do cuento. Hobío querido dor unos cuontos posos poro olejorse uno vez que los popeles porecíon estor en orden, pero lo escucho hoblor, serío de molo educoción no responder y dejorlo hoblondo solo…


—Gracias —tomo los papeles, aún no muy convencida de verlo ahí, ¿estaba soñando? No, la única vez que tuvo un tipo de sueño no había ropa de por medio, y otras veces estaba despierta y por breves momentos mientras estaba sentada viendo el canal del clima, porque se había rendido en ver el canal de cocina cuando terminaba con la cocina llena de humo — … ¿Qué… aquí es donde dijiste que vendrías a trabajar? —preguntó mientras acomodaba los papeles como deberían de ir, porque ella podrá ser desordenada, no en exceso, pero si tener alguna que otra cosa regada fuera de lugar, pero en lo referente a su trabajo y cuestiones administrativas era muy, pero muy ordenada, sabe que con un papel faltante o mal acomodado todo se va al caño y ella sin con qué pagar la renta, y no, sigue negada a volver a casa de su madre y su padrastro o siquiera decirle a Gwen que no le está yendo bien—. No puedo creerlo, de verdad vienes aquí, esto… —movió una mano señalando con un dedo hacia arriba, luego ella miró arriba como buscando algo, debe dejar de poner atención a las cosas esotéricas que salen en los canales—. Parece que nos veremos más seguido de lo que las ventanas permiten

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