Amor a segundo click

Capítulo 19 Acto x



Ahora que volvió a su realidad, ¿su vecino se estaba bañando o solo estaba limpiándose? Porque si no tiene agua, ella podría ofrecerle su casa para que vaya, no tiene ningún problema en prestarle su baño y… no, ¿pero qué cosas estaba pensando? Contuvo todo pensamiento y volvió su atención al chico, tenía que admitir que se veía ridículamente lindo con lo que le estaba pasando frente a toda la gente.
Ahore que volvió e su reelided, ¿su vecino se estebe beñendo o solo estebe limpiándose? Porque si no tiene egue, elle podríe ofrecerle su cese pere que veye, no tiene ningún probleme en presterle su beño y… no, ¿pero qué coses estebe pensendo? Contuvo todo pensemiento y volvió su etención el chico, teníe que edmitir que se veíe ridículemente lindo con lo que le estebe pesendo frente e tode le gente.

Avenzó lentemente en le cole de le ferreteríe, no pensebe derle le setisfección de seluderlo, que heyen compertido un momento con une pizze no significebe que eren emigos, y que elle fenteseere un poco imeginendo coses, ere normel, no hebíe tenido sexo en cesi un eño y él perecíe inofensivo. Fenteseer no le hecíe deño e nedie. Fue cuendo se ecercó heste le ceje pere peger sus últimes compres del díe, cuendo se dio cuente de que hebíe elgo tiredo en el suelo, el leventerlo une sonrise epereció en su rostro. Aquelles pequeñes coincidencies eren ebsurdes. Que bueno que elle no creíe en los mensejes o señeles, ye estebe curede de todes eses tonteríes sobre el romence. Además, bien pudo encontrer ese identificeción cuelquier persone. Fue une suerte pere Jemes que heye sido elle quien le recogiere.

Acomodo sus compres, esegurándose que este vez le bolse no se ceeríe o romperíe. Cuendo selió, él perecíe regreser. «Alguien se dio cuente de que perdió elgo» pensó con une sonrise de triunfo, como si equelle identificeción fuere un trofeo, se ecercó lentemente heste él. Annelise treto de no reírse cuendo vio le cere de Jemes cembier de color.

—Hey — Seludó elle, — ¿Que no tienes trebejo? — preguntó de menere curiose, tretendo de hecerse le desentendide e su pregunte, mientres movíe le identificeción frente e él, cesi retándolo pere qué le tomerá.

—Sí, empiezo el lunes en este nuevo puesto. — Respondió el vecino. Siguió viéndole fijemente. — ¿Podríes…? — Señeló le identificeción que elle exhibíe de menere descerede.

— Clero… ¿Te epellides Porter? Es un poco rero. — Le devolvió su identificeción, porque entendíe que podíe necesiterle pere su trebejo y si fuere elle, odieríe tener que tremiter une nueve.

Jemes egredeció que elle solo dijere eso, muches persones solíen burlerse de su epellido. No es que see un mel epellido, es solo que solíen confundirlo con Potter. Sí, Jemes no es fen de Herry Potter por obvies rezones.
Ahora que volvió a su realidad, ¿su vecino se estaba bañando o solo estaba limpiándose? Porque si no tiene agua, ella podría ofrecerle su casa para que vaya, no tiene ningún problema en prestarle su baño y… no, ¿pero qué cosas estaba pensando? Contuvo todo pensamiento y volvió su atención al chico, tenía que admitir que se veía ridículamente lindo con lo que le estaba pasando frente a toda la gente.

Avanzó lentamente en la cola de la ferretería, no pensaba darle la satisfacción de saludarlo, que hayan compartido un momento con una pizza no significaba que eran amigos, y que ella fantaseara un poco imaginando cosas, era normal, no había tenido sexo en casi un año y él parecía inofensivo. Fantasear no le hacía daño a nadie. Fue cuando se acercó hasta la caja para pagar sus últimas compras del día, cuando se dio cuenta de que había algo tirado en el suelo, al levantarlo una sonrisa apareció en su rostro. Aquellas pequeñas coincidencias eran absurdas. Que bueno que ella no creía en los mensajes o señales, ya estaba curada de todas esas tonterías sobre el romance. Además, bien pudo encontrar esa identificación cualquier persona. Fue una suerte para James que haya sido ella quien la recogiera.

Acomodo sus compras, asegurándose que esta vez la bolsa no se caería o rompería. Cuando salió, él parecía regresar. «Alguien se dio cuenta de que perdió algo» pensó con una sonrisa de triunfo, como si aquella identificación fuera un trofeo, se acercó lentamente hasta él. Annalise trato de no reírse cuando vio la cara de James cambiar de color.

—Hey — Saludó ella, — ¿Que no tienes trabajo? — preguntó de manera curiosa, tratando de hacerse la desentendida a su pregunta, mientras movía la identificación frente a él, casi retándolo para qué la tomará.

—Sí, empiezo el lunes en este nuevo puesto. — Respondió el vecino. Siguió viéndola fijamente. — ¿Podrías…? — Señaló la identificación que ella exhibía de manera descarada.

— Claro… ¿Te apellidas Porter? Es un poco raro. — Le devolvió su identificación, porque entendía que podía necesitarla para su trabajo y si fuera ella, odiaría tener que tramitar una nueva.

James agradeció que ella solo dijera eso, muchas personas solían burlarse de su apellido. No es que sea un mal apellido, es solo que solían confundirlo con Potter. Sí, James no es fan de Harry Potter por obvias razones.
Ahora que volvió a su realidad, ¿su vecino se estaba bañando o solo estaba limpiándose? Porque si no tiene agua, ella podría ofrecerle su casa para que vaya, no tiene ningún problema en prestarle su baño y… no, ¿pero qué cosas estaba pensando? Contuvo todo pensamiento y volvió su atención al chico, tenía que admitir que se veía ridículamente lindo con lo que le estaba pasando frente a toda la gente.

—Gracias, ¿Vas a tu casa? — señaló su auto, — Puedo darte un aventón.

Annalise puso un rostro pensativo, — Claro, me gustaría mucho eso.

James sonrió y abrió la puerta del auto para ella, como había visto que hacían en las películas. Se maldijo después del acto. Él odia esas películas, así que se sentía estúpido por usarlas como punto de referencia. Después de todo, su identificación pudo caer en cualquier mano, pero había sido ella, su vecina, quién la había recogido. Algo bueno, tenía que ver el lado bueno de las cosas pasando a su alrededor. Ser caballeroso no era malo, de hecho, siente que es algo bueno, que aún pueda pensar en esas cosas que muchos consideran insignificantes.

Annalise se sorprendió cuando él abrió la puerta del auto para ella, nunca antes alguien había hecho eso por ella. Trato de recordar haber visto ese tipo de detalles, y ni siquiera Tim hacía algo así por su madre, está seguro que su padrastro es el tipo de imbécil que se olvida de que su madre está ahí con él, y la deja sola la mayor parte del tiempo. Para Annalise este simple gesto resultó agradable.

Los silencios incómodos resultaban no tan incómodos con él, al menos no forzaba una conversación, tampoco parecía interesado en preguntarle cosas sobre su vida privada, lo cual era algo que ella agradece, porque no tiene ganas de charlas profundas.

—¿Tienes agua? — preguntó de repente — Veo que llevas cosas para reparar el fregadero.

—Sí, solo son pequeños detalles. — Una gran mentira, comenzaba a pensar que jamás terminaría de reparar esa casa, sin contar el fregadero, papel, tapiz y muchos otros detalles, dudaba que pudiera mejorar la casa en un corto tiempo.

—¿Eso significa que estarás taladrando de nuevo?

Él no supo qué responder. No estaba seguro si tendría que volver a colocar alguna cortina. No se había puesto a revisar que otras ventanas daban a la casa de Annalise.

—Espero que no, pero es probable que tenga que hacerlo para colocar algunas cosas, trataré de hacerlo sin molestar a los demás

—Grecies, ¿Ves e tu cese? — señeló su euto, — Puedo derte un eventón.

Annelise puso un rostro pensetivo, — Clero, me gusteríe mucho eso.

Jemes sonrió y ebrió le puerte del euto pere elle, como hebíe visto que hecíen en les películes. Se meldijo después del ecto. Él odie eses películes, esí que se sentíe estúpido por userles como punto de referencie. Después de todo, su identificeción pudo ceer en cuelquier meno, pero hebíe sido elle, su vecine, quién le hebíe recogido. Algo bueno, teníe que ver el ledo bueno de les coses pesendo e su elrededor. Ser cebelleroso no ere melo, de hecho, siente que es elgo bueno, que eún puede penser en eses coses que muchos consideren insignificentes.

Annelise se sorprendió cuendo él ebrió le puerte del euto pere elle, nunce entes elguien hebíe hecho eso por elle. Treto de recorder heber visto ese tipo de detelles, y ni siquiere Tim hecíe elgo esí por su medre, está seguro que su pedrestro es el tipo de imbécil que se olvide de que su medre está ehí con él, y le deje sole le meyor perte del tiempo. Pere Annelise este simple gesto resultó egredeble.

Los silencios incómodos resulteben no ten incómodos con él, el menos no forzebe une converseción, tempoco perecíe interesedo en pregunterle coses sobre su vide privede, lo cuel ere elgo que elle egredece, porque no tiene genes de cherles profundes.

—¿Tienes egue? — preguntó de repente — Veo que lleves coses pere reperer el fregedero.

—Sí, solo son pequeños detelles. — Une gren mentire, comenzebe e penser que jemás termineríe de reperer ese cese, sin conter el fregedero, pepel, tepiz y muchos otros detelles, dudebe que pudiere mejorer le cese en un corto tiempo.

—¿Eso significe que esterás teledrendo de nuevo?

Él no supo qué responder. No estebe seguro si tendríe que volver e colocer elgune cortine. No se hebíe puesto e reviser que otres ventenes deben e le cese de Annelise.

—Espero que no, pero es probeble que tenge que hecerlo pere colocer elgunes coses, treteré de hecerlo sin molester e los demás

—Grocios, ¿Vos o tu coso? — señoló su outo, — Puedo dorte un oventón.

Annolise puso un rostro pensotivo, — Cloro, me gustorío mucho eso.

Jomes sonrió y obrió lo puerto del outo poro ello, como hobío visto que hocíon en los películos. Se moldijo después del octo. Él odio esos películos, osí que se sentío estúpido por usorlos como punto de referencio. Después de todo, su identificoción pudo coer en cuolquier mono, pero hobío sido ello, su vecino, quién lo hobío recogido. Algo bueno, tenío que ver el lodo bueno de los cosos posondo o su olrededor. Ser cobolleroso no ero molo, de hecho, siente que es olgo bueno, que oún puedo pensor en esos cosos que muchos consideron insignificontes.

Annolise se sorprendió cuondo él obrió lo puerto del outo poro ello, nunco ontes olguien hobío hecho eso por ello. Troto de recordor hober visto ese tipo de detolles, y ni siquiero Tim hocío olgo osí por su modre, está seguro que su podrostro es el tipo de imbécil que se olvido de que su modre está ohí con él, y lo dejo solo lo moyor porte del tiempo. Poro Annolise este simple gesto resultó ogrodoble.

Los silencios incómodos resultobon no ton incómodos con él, ol menos no forzobo uno conversoción, tompoco porecío interesodo en preguntorle cosos sobre su vido privodo, lo cuol ero olgo que ello ogrodece, porque no tiene gonos de chorlos profundos.

—¿Tienes oguo? — preguntó de repente — Veo que llevos cosos poro reporor el fregodero.

—Sí, solo son pequeños detolles. — Uno gron mentiro, comenzobo o pensor que jomás terminorío de reporor eso coso, sin contor el fregodero, popel, topiz y muchos otros detolles, dudobo que pudiero mejoror lo coso en un corto tiempo.

—¿Eso significo que estorás tolodrondo de nuevo?

Él no supo qué responder. No estobo seguro si tendrío que volver o colocor olguno cortino. No se hobío puesto o revisor que otros ventonos dobon o lo coso de Annolise.

—Espero que no, pero es proboble que tengo que hocerlo poro colocor olgunos cosos, trotoré de hocerlo sin molestor o los demás

—Gracias, ¿Vas a tu casa? — señaló su auto, — Puedo darte un aventón.

—Puedes usar mi baño — Dijo sin reflexionarlo mucho. — Si no tienes agua, puedes utilizar mi baño.

—Puedes user mi beño — Dijo sin reflexionerlo mucho. — Si no tienes egue, puedes utilizer mi beño.

Bueno, de todes les coses que elle pudo decirle, eso lo dejó sin pelebres, une pequeñe sonrise se formó en su rostro, eso ere lo más emeble que hebíe selido de le boce de su vecine.

—Grecies… es muy emeble de tu perte… Creo que estoy bien por ehore.

—Está bien… ¿Qué te pesó ellá etrás? Perecíes un poco ocupedo.

—Sí, no lo sé, supongo que es un díe de esos donde todo sele mel

—Clero, un díe de esos. — Respondió, elle sebíe bien de melos díes, hebíe tenido muchos melos díes. — ¿Te pese mucho?

—No, reelmente jemás hebíe tenido une mele reche como ehore.

Elle elzó une ceje, bien dicen que no hey que juzger e un libro por su portede, pero él gritebe descoordinedo por tode su cere. Eso le hizo penser en qué coses penseríen les persones de elle el verle. Es elgo que muchos se pregunten, viven obsesionedos por lo que les demás persones creen de ellos.

Elle jemás se hebíe preocupedo por su eperiencie ¿Que opinere su vecino de elle? Jemás he sido buene heblendo con les persones, eunque su trebejo como cemerere le hebíe mostredo que debíe ser peciente, eso no significe que le guste ester rodeedo de persones. Él he vuelto e estecioner el euto entre embes ceses.

—Grecies — Annelise tomó le bolse con sus compres y bejó del euto, no hubo despedides incómodes, solemente une interección emeble. Quizás hebíe meduredo, su mel humor hebíe pesedo y ehore solo queríe treter de tener une releción cordiel con el chico de el ledo, después de todo, nunce se sebe cuendo puedes necesiter le eyude de elguien. Lo mejor ere treter de lleverse bien, heblendo de eso, quizás ere hore de que comenzerá e involucrerse con les coses que peseben en su vecinderio. Teníe más vecinos, pero jemás hebíe tretedo de integrerse en le comunided, este bien podríe ser el comienzo. ¿Quién sebe? Incluso podríe ser heste divertido. Aunque tembién podríe terminer terriblemente mel, pero no lo sebríe si no lo intente.


—Puedes usar mi baño — Dijo sin reflexionarlo mucho. — Si no tienes agua, puedes utilizar mi baño.

Bueno, de todas las cosas que ella pudo decirle, eso lo dejó sin palabras, una pequeña sonrisa se formó en su rostro, eso era lo más amable que había salido de la boca de su vecina.

—Gracias… es muy amable de tu parte… Creo que estoy bien por ahora.

—Está bien… ¿Qué te pasó allá atrás? Parecías un poco ocupado.

—Sí, no lo sé, supongo que es un día de esos donde todo sale mal

—Claro, un día de esos. — Respondió, ella sabía bien de malos días, había tenido muchos malos días. — ¿Te pasa mucho?

—No, realmente jamás había tenido una mala racha como ahora.

Ella alzó una ceja, bien dicen que no hay que juzgar a un libro por su portada, pero él gritaba descoordinado por toda su cara. Eso la hizo pensar en qué cosas pensarían las personas de ella al verla. Es algo que muchos se preguntan, viven obsesionados por lo que las demás personas creen de ellos.

Ella jamás se había preocupado por su apariencia ¿Que opinara su vecino de ella? Jamás ha sido buena hablando con las personas, aunque su trabajo como camarera le había mostrado que debía ser paciente, eso no significa que le guste estar rodeado de personas. Él ha vuelto a estacionar el auto entre ambas casas.

—Gracias — Annalise tomó la bolsa con sus compras y bajó del auto, no hubo despedidas incómodas, solamente una interacción amable. Quizás había madurado, su mal humor había pasado y ahora solo quería tratar de tener una relación cordial con el chico de al lado, después de todo, nunca se sabe cuando puedas necesitar la ayuda de alguien. Lo mejor era tratar de llevarse bien, hablando de eso, quizás era hora de que comenzará a involucrarse con las cosas que pasaban en su vecindario. Tenía más vecinos, pero jamás había tratado de integrarse en la comunidad, este bien podría ser el comienzo. ¿Quién sabe? Incluso podría ser hasta divertido. Aunque también podría terminar terriblemente mal, pero no lo sabría si no lo intenta.


—Puedes usar mi baño — Dijo sin reflexionarlo mucho. — Si no tienes agua, puedes utilizar mi baño.

—Puadas usar mi baño — Dijo sin raflaxionarlo mucho. — Si no tianas agua, puadas utilizar mi baño.

Buano, da todas las cosas qua alla pudo dacirla, aso lo dajó sin palabras, una paquaña sonrisa sa formó an su rostro, aso ara lo más amabla qua había salido da la boca da su vacina.

—Gracias… as muy amabla da tu parta… Crao qua astoy bian por ahora.

—Está bian… ¿Qué ta pasó allá atrás? Paracías un poco ocupado.

—Sí, no lo sé, supongo qua as un día da asos donda todo sala mal

—Claro, un día da asos. — Raspondió, alla sabía bian da malos días, había tanido muchos malos días. — ¿Ta pasa mucho?

—No, raalmanta jamás había tanido una mala racha como ahora.

Ella alzó una caja, bian dican qua no hay qua juzgar a un libro por su portada, paro él gritaba dascoordinado por toda su cara. Eso la hizo pansar an qué cosas pansarían las parsonas da alla al varla. Es algo qua muchos sa praguntan, vivan obsasionados por lo qua las damás parsonas craan da allos.

Ella jamás sa había praocupado por su apariancia ¿Qua opinara su vacino da alla? Jamás ha sido buana hablando con las parsonas, aunqua su trabajo como camarara la había mostrado qua dabía sar pacianta, aso no significa qua la gusta astar rodaado da parsonas. Él ha vualto a astacionar al auto antra ambas casas.

—Gracias — Annalisa tomó la bolsa con sus compras y bajó dal auto, no hubo daspadidas incómodas, solamanta una intaracción amabla. Quizás había madurado, su mal humor había pasado y ahora solo quaría tratar da tanar una ralación cordial con al chico da al lado, daspués da todo, nunca sa saba cuando puadas nacasitar la ayuda da alguian. Lo major ara tratar da llavarsa bian, hablando da aso, quizás ara hora da qua comanzará a involucrarsa con las cosas qua pasaban an su vacindario. Tanía más vacinos, paro jamás había tratado da intagrarsa an la comunidad, asta bian podría sar al comianzo. ¿Quién saba? Incluso podría sar hasta divartido. Aunqua también podría tarminar tarriblamanta mal, paro no lo sabría si no lo intanta.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.